Cruising en la playa
Relato anónimo, de cómo me hicieron plantearme mi sexualidad tal y como la conocía, una tarde de julio.
La posteridad no necesita sabre mi nombre, ni mi edad concreta. Solo narro este relato para liberarme, y para haceros partícipes de lo que sin duda fue una de las tardes más mágicas de mi juventud. No ocurrió hace más de tres o cuatro años, cuando tenía poco más de veinte.
Acababa de romper con mi primera pareja. Una chica linda, nada de despampanante pero que me había ayudado a entender muchas cosas sobre mí mismo, en muchos aspectos de la vida, pero un sin miedo a equivocarme puedo afirmar que no era lo que yo necesitabA. Siempre fui guiño cariñoso, y muy sexual, con ganas de explorar mil cosas, y ella era todo lo contrario. Cuando comenzamos nuestra relación, todo había ido de maravilla, pero poco a poco, con el paso de los años y con el transcurso de nuestras experiencias vitales, habíamos ido desarrollando una personalidad muy distinta el uno de otro, y sencillamente habíamos dejado de congeniar. Casi de la noche a la mañana, se acabó. Pero no fue un fracaso para m. Aprendí muchísimo sobre cómo vivir yo solo, y sobre qué quería y qué no para mi vida. Y sobre todo, aquell ruptura abría ante mí un mundo nuevo que explorar, y me lancé sobre él.
Siempre fui hetero, y a día de hoy aún me considero así, al menos la mayor parte del tiempo. Pero en aquellos meses de verano mi sexualidad era un león que se abría paso dentro de mi, y tuvo sus consecuencias en mi vida sexual, y a día de hoy sigue ocurriendo. siempre tuve la capacidad de abrir mi mente a cosas nuevas, y de evitar los prejuicios en mi cabeza, y a pesar de que solo Las mujeres me atraían como tal, siempre me sentí realmente atraído por las pollas. Después de romper con mi ex, soñaba una y otra vez con el movimiento de un buen rabo delante de mi, flácido, duro, baboso, y esos sueños siempre acababan con la polla de turno en mi boca, siendo saboreada, y disfrutando yo como un cerdo. Luego, pensaba en que para ello tendría que estar con un hombre entero y no solo con su polla, y las ganas se me reducían. Pero el pensamiento de la polla en mi boca nunca cesab.
Durante semanas, o puede que meses, aquel sueño se me repetía en la cabeza incluso estando despierto. Intentaba luchar, era cada vez con mesos ganas, e incluso me convencía de que no era nada malo. Simplemente quería disfrutar de mi sexualidad total. Pero siempre que tenía la oportunidad con algún amigo o alguien a quien había conocido alguna noche, mi racionalidad retrógrada me hacía echarme atrás. Hasta que llegó el día indicado.
Mis padres y mi hermano pequeño estaban de vacaciones en nuestra casa de la playa. Yo me había quedado solo en la ciudad, a apenas media hora de la costa. Una costa que estaba, como yo muy bien sabía llena de playas nudistas. Me levanté aquella mañana con una erección tremenda, com no recordaba en mucho tiempo, y me puse a recordar en qué estaba soñando para ello. Recordaba apenas fotogramas del sueño. Una polla enorme en mis labios, entraba poco a poco n mi boca hasta tocarme la gargant. Yo la saboreaba, la mordía suavemente. Agarraba las bolas y las lamía. Pasaba mi lengua por el tronco... no podía con aquel grado de excitación. Me agarré la polla y traté de hacer lo que siempre hacía cuando tenía esos pensamientos. Aliviarme yo solo y esperar que todo pasase. Pero conforme me corrí entendí que aquella vez eso no valdría. Casi de un modo automático, mi cabeza pensó que habría que disfrutar de aquella soledad en el día. De no tener que dar explicaciones a nadie. Casi como un autómata, me preparé para ir a una playa de aquellas nudistas, y al menos, disfrutar de ver pollas en directo. No había nada de malo en ello. Me vestí, cogí una toalla, y una nevera llena de cervezas, arranqué el coche y puse rumbo a una pequeña cala que tenía ya buscada, justo por si algún día me pasaba lo que me estaba pasando aquella mañana.
Media hora de trayecto, de nervios, de dolor en mi entrepierna causado por la tremenda eección que llevab, ya no solo por ver alguna polla, sino por la ilusión de poder contemplar a alguna chica espectacular desnuda, y sobre todo por que me vieran a m. Siempre fui un total exibicionista. Llegué al parking de la cala, solitario por ser una mañana de diario. Apenas tres o cuatro coches. Abrí la puerta, nervioso a pensar de no estar haciendo absolutamente nada malo. Cogí mis cosas, y emprendí el descenso a la cala por unas escaleras de piedras casi ocultas entre los matorrales. Supe dónde se encontraba porque había buscado aquella cala mil veces en internet, y me sentía autóctono del lugar. La playa era famosa por ser una de las únicas de mi provincias e carácter nudista en exclusiva, y sobre todo porque mucha gente se adentraba en ella para tener encuentros sexuales esporádicos en una pequeña cala contigua de difícil acceso.
Mientras iba bajando, me concentré en bajar mi erección como fuera. Nos quería desnudarme y que las personas que allí se encontrasen me vieran en apogeo, al menos de primeras. Mis pies se hundieron en la caliente y clara arena, y comencé a andar hacia un hueco que se encontraba relativamente tranquilo. Había no demasiada gente. Apenas veinte personas en una playa de unos trescientos metros. Debido a lo reducido del tamaño precía bastante llena a pesar de que no se encontrase a demasiadas personas allí. No quería levantar la cabeza para no ver a nadie hasta que me encontrase en el lugar en el que había decidido quedarme. Durante unos segundos pesé en darme la vuelta, volver a mi casa, y reventarme a pajas en lugar de quedarme allí, pero ya era tarde, pues sin darme cuenta estaba tendiendo la toalla en el suelo, y quitándome la camiseta. No sabía quién había a mi alrededor, pero justo en el momento en el que fui a quitarme el bañador azul que llevaba, decidí echar un primer vistazo para no arrepentirme después.
El ambiente, al menos en el primer momento, me decepcionó. No alcanzaba a ver toda la playa, pero si bastante bien a las personas que tenía alrededor. Justo a mi derecha había una pareja, mayor que yo, de unos cuarenta y cinco año. El hombre lucía un buen cuerpo para su edad, pero nada fuera de lo común, y tenía un pequeño pene que apenas salía unos centímetros de su pubis, y además estaba oculto detrás de una mata de pelo que no me resultó nada atractiva. La mujer, era simplemente... normal. Culo ancho, sin ser desmesurado, tetas pequeñas con unos pezones demasiado grandes para ellas, algo de celulitis pero que lejos de ser negativo, la hacían algo más atractiva por lo natural que parecía, y un pelo largo y ondulado recogido en un bonito moño en la cabeza. Era bonita, pero nada del otro mundo. algo más allá había un chico poco mayor que yo, al que no alcanzaba bien a verle su polla, pero que al menos estaba seguro de que iba depilado. Guapo, pero leyendo un libro. No parcía interesado en nada más que aquellas páginas que lo tenían absorto. A mi izquierda, solamente había dos grupos. Dos amigas, de unos treinta años. Seguramente en otro momento me habría quedado embobado mirándolas porque eran bastante monas, con dos cuerpos bonitos. Naturale, nada de lujos, pero muy atractivas. Las dos conversaban animadamente, y se les escapaba alguna mirada hacía el último chico que es encontraba en la playa, pegando ya a las rocas que daban acceso a la cala. Lo miré durante un par de segundo, mientras me quitaba el bañador. Aquello se acababa de poner interesante. Era ese el lado al que tndría que mirar. No chicas monas y... un tipo solitario, bastante atlético, con un cuerpo marcado por unos musculos radiantes, con algo de bello tanto en el pecho como en las piernas, y con el pubis que se notaba había sido rasurAldo apenas unos días antes. Y sobre todo, con una polla perfecta. No era demasiado grande, pero estando flácida era realmente apetitosa. gruesa pero no en exceso, colgante de manera casi hipnótica... simplemente daban ganas de mirarla durante horas. Entendí al momento porque a las dos chicas se les escapaban miradas pícaras cada cierto tiempo.
Intenté relajarme un poco y disfrutar de un día de playa con cierto morbo. Me tumbé, cogí mi libro, me acomodé la polla y las bolas, y comencé a leer tomando el sol. Cada dos o tres minutos, volteaba a mirar a mis vecinos de manera clandestina. La pareja de mi derecha apenas se ovía, pero en dos ocasiones pillé infraganti a la mujer, mirándome disimuladamente. En una de ellas le sonreí, y ante mi sorpresa, me dvolvió la sonrisa y se dio la vuelta, colocando su culo en una perspectiva perfecta para que yo pudiera observarlo. Instintivamente la mujer comenzó a gustarme, y durante todo el día nos robaríamos miradas y sonrisas. Pero nada más.
De manera espectacular para mi orgullo masculino, las dos chicas de la izquierda intercalaban las miradas al chico del fondo con alguna hacía mí. Pero yo n era capaz de devolvérselas, porque ellas me intimidaban mucho más que la mujer de la izquierda. Y en un par de ocasiones, pillé al último mirando hacía mi lugar, y en una de ellas me parecío verlo sonreir justo antes de colocarse la polla bien, enfocándome mí. La horas del día fueron pasando con aquel jugueteo al menos por i parte con todos los que estaban a mi alrededor. Almorcé un bocadillo y un par de cervezas, y aquello me relajó en exceso y llegué a quedarme dormido un buen rato. Al despertarme, la mayor parte de la playa se había ido. Quedaba un grupo en el otro extremo de varias personas, demasiado lejanas para m, y en mi zona las dos chicas, y yo. Maldije el momento de dormirme por haberme privado de observarle la polla un buen rato al moreno, pero me dispuse a levantarme y bañarme y comprobé al hacerlo que sus cosas seguían donde estaban. Intuí que estaría dando un paseo, y finalmente lo ví bajar por las escaleras de acceso a la playa, cargando una pequeña bolsa al hombre, y al bajar la mirada me quedé petrificado.
Su polla se movía de una manera que parecía llamarte a meterla en Tu boca. Iba acercándose a mi y cuando pasó por mi lado comprobé que el tipo era un adonis.una cara de infarto, un cuerpo musculoso pero delgado, una polla mucho más grande de lo que parecía incluso de lejos, y joder, olía genial. Me giré disimula para seguirlo con la mirada y comprobé que las dos chicas estaba lanzando miradas ocultas al igual que yo, y en ese momento una de ella me miró, y sonrió como diciéndome "madre de Dios lo que está pasando". Yo le devolví la sonrisa y me dirigí al agua para ocultar lo que sabía que se vendría en segundo. Se me estaba empalmando por segundos.
Me metí en el agua y traté de relajarme y seguir observando a los tres, y me de repente vi que las dos chicas se levantaban y del mismo modo que yo, fueron al agua directas. No estaba seguro de si para bajar el calentón de ver a aquel pedazo de tío, o simplemente para remojarse un poco. Yo estaba bastante relajado cuando una de ellas se dirigió a mi directamente.
Qué te parece nuestro amigo? - era la chica que antes me había sonreído-. No sé a ti, pero a nosotras nos ha puesto una puta barbaridad. Yo estoy ahora mismo con unas ganitas... por cierto, soy Ángela.
Encantado, yo soy Carlo (nombre falso) -respondí mirádolas a las dos-. Sí, bueno... a mi me gustan las chicas pero la verdad es que el tipo esá bastante bueno. Y tú eres...
Yo yo Andrea -me respondió la otra chicA-.
Pues Carlo, para ser hetero te has quedado mirándole con una cara de lujuria... -me respondió Ángela que parecía la más lanzada de las dos-. Tranquilo, nosotras no juzgamos. De hecho a las dos nos va todo. No nos importa lo que tu quieras hacer con tu pito.
Me reí por respuesta, y me sirvió para soltarme un poco. Estuvimos un buen rato hablando en el agua los tres Aprovechando que el agua estaba de una temperatura perfecta. Ayudaba el hecho de que aquellas cuatro tetas su bamboleatan delante de mi, y el que yo me quedase un par de veces mirando las acabó de convencer de que realmente era al menos en parte hetero. Tuvimos bastante broma con eso, y los tres juntos nos salimos para seguir charlando en la arena. Esto me acecó mas al chico del final, ya que ellas estaban mas cerca de él. Durante al menos una hora seguimos charlando, y ellas aprovecharon que en ese momento estabamos fuera para vengarse y echarle un par de vistazos a i polla, que por aquellos momentos ya no terminaba de bajarse. A eso de las ocho de la tarde, y muy a mi pesar, ellas decidieron que se iban, y en apenas unos minutos, me dejaron de nuevo solo... con el tpío del final. La playa estaba vacía a excepción de u par de personas en el otro extremo y de nosotros, y yo, sin razón alguna, me puse Nervioso. No podía dejar de mirar al otro, y no podía controlar mi polla un parecía lenta per inexorablemente ir poniéndose como ya había estado esa mañana.
En un despiste, me quedé embobado mirando aquel enorme truco que tenía el chaval, y este me sorprendió mirándolo fijamente. Ante mi sorpresa, se rio, se giró un poco más hacia mí y se la recolocó. Me la estaba mostrando entera, y mientras se reía, comenzó a acariciarse poco a poc, sin llegar a ponérsela dura. Yo, simplemente no pude controlar la erección y se me puso enorme. El tío me daba igua. No era como con las chicas, a las que les había prestado mi atención y me interesaban... enteras. Solo me interesaba la polla de aque moreno que, muy lentamente, cogió algo de tamaño sin colocarse erecta del todo.
Casi sin aviso, el tipo se levantó, y mirándome fijamente se acercó a m.
-Qué tal Carlo? -se rió ante mi sorpresa por el hecho de que conociese mi nombre-. Tranquilo, te escuché hablar con ellas y oí tu nombre sin querer. Yo soy Lucas, encantado.
Yo estaba realmente nervioso, sobre todo porque se encontraba de pie delante de mi, y su polla estaba apenas a un metro de mi cabeza, y joder, era enorme, limpia, bella, con alguna vena marcada incluso estando flácida. Era perfecta. Yo estaba orgulloso de mi polla pero dios, no tenía nada que ver...
-Ah... hola -resondí tímidament-. Sí... soy Carlo, encantado.
-Puedo sentarme? -preguntó a la vez que lo hacía sin esperar respuesta.
-Sí... claro -respondí de manera casi automática.
-Oye, he visto que bueno... te gustaba mirarme y, oye, sin problema... -Dijo intentando relajarme y hacerme ver que no pasaba nada, que le gustaba-. De vedad, no pasa nada, me gusta que me miren... y más alguien como tú.
-Bueno, sí... me gustan las chicas eh, pero no sé, eres atractivo. Eso es innegable.
Él se rió por lo que dije y me respondió a la vez que volvía a sobarse la polla un poco para colocarla.
-No sé si creerte Carlo... te he visto mirarme todo e día. Y oye, tú también estás muy bien. Y no voy a juzgarte porque te gusten los chicos. A mi me gustan también. Es más, me gustan como tú. Algo más bajitos que yo... manejeros. Me gusta dominar y eso sabes?
Me reí por respuesta y me relajé un poco.
-No, en serio. A mi me gustan las chicas. Nunca he estado con un chico. Vamos, no digo que nunca vaya a pasar, no sé. no tengo prejuicios ni nada por el estilo, pero no creo que vaya a pasar. Eso sí, me gusta lo bonito.
-Y yo soy bonito -respondió-.
-Bueno... sí, claro.
-Entonces déjame proponerte un juego ahora que aquel viejo de final se está yendo -dijo mientras señalaba a un viejo que efectivamente comenzaba a subir la escalera dejándonos solos a los dos en toda la playa-. Yo, sin ninguna pretensión más que dejarte experimentar, me dejo que te acerques a mi y me toques todo lo que quieras, y tú compruebas si de verdad no tienes prejuicio. Yo te doy permiso para hacer absolutamente lo que quieras en mi cuerpo, hasta que yo te pare, y tú simplemente pruebas alguna cosa nueva que te apetezca. Y en cuanto te apetezca parar, paras. Y tan contentos los dos. Yo alegre de serte de ayuda.
-No sé tió..- respondí más nervioso que en toda mi vida-. Es raro. Yo o necesito esto. Creo que me sentiría incómodo y no disfrutaría. No sé si es lo mejor que podemos hacer, y yo solo había venido a tomar el sol y...
-Carlo, no te preocupes-me cortó tajántemente-. Si no te apetece no hay problema. Pero piénsalo de verdad. Tanto tú como yo sabemos que te apetece, y que no solo has venido para tomar el solo como dices. A ti te apetece como mínimo cogermela un rato y ver si eres capaz de ponérmela dura, y sobre todo tienes curiosidad por ver si sigue creciendo cuando se empalme. Pero oye, si no te apetece charlamos de cualquier otra cosa, o me voy a mi sitio, sin ningún problema, de verdad.
acabó de hablar y yo no podía con mi calentó. Tenía la polla como una roca, y me dolía a rabiar. Nopod´ía dejar de mirarle el cuerpo entero. Su cara no me llamaba la atención, pero su puto cuerpo, y sobre todo aquella mgnífica polla, me tenían loco. Casi no Le miraba a los ojos, y en aquel momento dejé de disimular ante la evidencia y me empecé a acariciar el nabo suavemente.
Él se rió y entendió que finalmente había ganado, y sencillamente se tumbó hacia arriba, se colocó las bolas bien, y cerró los ojos. Aquel gesto me daba de alguna manera cierta intimidad, ya que no había nadie en toda la playa que pudiera verme. Ni desde el parking se veía y que quedaba muy arriba y detrás de unos setos bastante crecidos. Estaba solo, y él estaba con los ojos cerrados. Abrió un poco sus piernas, y entrecruzó los brazos tras su cabeza.
-ya sabes, tú haz lo que quieras Carlo.
Aquello fue lo último que me hizo falta para acercarme a él. Mi mano iba casi de manera directa a su polla. Tuve que obligarla a ir más despacio para poder disfrutar el momento. El primer contacto fue mágico, y extraño. No tenía el tacto que esperaba, era mucho mejor. A pesar de haber agarrado mi polla infinidad de veces, aquella era distinta. Suave, delicada por fuera, caliente... y una verdadera roca si apretabas un poco. Por dentro, era e piedra. Y se puso enorme justo al agarrarla. Aquello no era normal. De película porno. Lucas no pudo evitar un pequeño gemido y se acomodó. Y yo comencé a pajear su enorme polla suavemente, tratando de disfrutar y de almacenar cada estimulo en mi cuerpo para el futuro.
Durante un par de minutos lo masturbé, y cuando las ganas no podían ir a más, fui acercando la boca a aquella enormida. Olía a... hombre. Nunca había olido Eso. Me encantaba el olor y el sabor de un coño y d un culo... de chica. Aquello olía diferente. No pude dejar de pasarlo por mi cara, y comencé a dar ligeros besos en la punta. Él seguía gimiendo y yo notaba que mi polla se iba a salir de mi propio cuerpo. No podía soportar no tenerla en la boca, pero quería seguir besándola por fuera. En un segundo, mi cabeza y mi polla se pusieron de acuerdo y me metí la cabeza entera en la boca, o lo intenté. Era imposible, o eso creí. Intenté abrir más mi boca, pero su cabeza parecía tener el tamaño justo para no entrarme. Me peleaba conmigo mismo por no arañarle con los diente, y cómo lo disfrutaba... poco a poco cnseguí abrirme y meter la cabeza entera, y a pesar del dolor de mndíbula, traté de apretarme más hacia él. Lo estaba bañando en saliva casi de manera involuntaria y me encantaba. Comencé a metérmela cada vez más. Notaba esa suavidad y calor por fuera, pero en cuanto apretaba un poco era más dura de lo que se pudiera imaginar.
-Ahora si vas bien tío- respondió a mi mamada él- ahora sí... Dios-.
Aquello me animó y sumado a que me cogió la cabeza con las manos, me ayudó a empezar a meterla mucho más profundamente. Notaba como antes de llegar a la mitad de la polla ya no me entraba más porque me pegaba en la garganta, y tenia la boca totalmente llena. Intentaba meterla más profundo cada vez que la sacaba, pero notaba que se paraba al llegar a mi garganta. Lucas me sujetó la cabeza una de las veces que me echabas hacia atrás hasta casi sacarla, y me dijo que no hacía falta metersela entera, pero aquelló me provocó gana de hacerlo aún más, y la siguiente vez que la metí, noté como la cabeza de aquella enorme polla atravesaba mi garganta haciéndome ver que sí que podía. Había sido como quitar el tapón de mi cuerpo, y ahora notaba simplemente que entraba entera Porque tenia la garganta totalmente abierta. Teníaque tener cuidado al respirar y hacerlo acompasadamente porque la polla se ubicaba por donde tenía que pasar el aire, pero en cuanto cogíel ritmo, era como estar en el cielo. El no dejaba de gemir y me agarraba cada vez más fuerte el pelo, y yo estaba disfrutando más que nunca. Poco a poco noté que su polla palpitaba de vez en cuando, y yo sabía que aquello era signo inequívoco de que se correría pronto. Notaba que había un pasillo en mi cuerpo hecho para que su polla entrara, pero también notaba que si la sacaba y tragaba de forma normal, aquel pasillo se cerraría, y para nada quería eso. Seguí comiéndome aquel enorme rabo y notaba que yo mismo empezaba a tener ganas de correrme por el palpitar de mi polla. Y era solamente del Moro de verme en aquella situación.
Cuando pensé que Lucas se iba a correr, agarró mi cabeza y me hizo sacar la polla de mi boca. Ocurrió justo lo que temía. Djé de mamar y mi garganta se cerró. Y noté un dolor enorme en la zona, aunque no me importó en absoluto.
- Guau chaval, qué bien lo has hecho Carlo -me dijo mirándome con la lujuria en los ojos-. Ahora tienes dos opciones. Hacerme acabar así, o dejar que te folle un ratito. Tranquilo, con pausa. Tengo lubricante y antes te lo comería súper rico. No te preocupes.
Aquella no era mi idea inicial, pero estaba tan cachondo que no podía pararme ahora. Era el día de experimentar, y lo iba a hacer hasta el final.
-Está bien -respondí masajeando mi polla y sin dejar de mirar la suya-. Pero tiene que ser con ese lubricante que hablas. Solo he jugado un poco con mis dedos ahí, yo creo que vaya entrar, pero podemos inten...
Se puso repentinamente de rodilla y me agarró con una fuerza que yo no creí posible. Me colocó mirando hacia el mar, boca abajo. Aquello era gracioso, estaba viendo un atardecer perfecto mientras el sol comenzaba a ocultarse, y estaba muy cómodo. De repente, noté como se colocaba detrás de mí, me agarraba las nalgas, y sin yo saber qué iba a hacer, comenzó a comerme el culo como nunca nadie lo había hecho, ni lo ha vuelto a hacer. Sus manos abrían mi culo y su lengua me recorría entero de parte a parte. No sabía sin me ponía más el propio tacto de su lengua, o el sentimiento de indefensión que tenía por sentirme devorado ahí atrás sin yo poder hacer nada. Al principio me notaba muy cerrado pero poco a poco su lengua fue relajando mi ano, y comenzó a acompañar sus besos con algún dedo perdido. Yo estaba en el paraíso. Me daban ganas de echar los brazos atrás y pegarlo lo máximo posible a mi culo. No dejarle ni respirar. Sigió comiendomelo, y en ocasiones subía y me mordía los hombros y el cuello, hasta que en una de esas clavó un dedo en mi culo abierto, y comenzó a lamermela elpalda entera. Yo casi gritaba de placer. Se separó un segundo y yo casi me quejo, cuando descubrí que había ido a por un tubo de lubricant, enorme... todo lo tenía enorme. Se echó una buena dosis en la mano y en mi culo, y volvió a comer mi cuello y a meterme los dedos, con la diferencia de que ahora no entraban un poco y con dificultad. Me costó no correrme cuando dos de sus dedos llegaron a entrar enteros en mi ano, y empezó a masajear donde yo sabía que tenía mi punto P. Me agarró por el cuello y empezó a follarme con esos dos dedos, y mi polla estaba más dura de lo que había estado nunca.
Notaba mi culo muy deslizante, pero a la vez aquellos do grandes dedos me hacían una presión enorme. Nunca había tenido el culo tan lleno. Pensaba que no se podría abrir más porque apenas un milímetro añadido me partiría, a pesar de lo cachondo que estaba. Me los sacó los dos y volvióa echarme lubricante, al igual que en su mano. Y sin venir a cuento, aprovechando que mi culo estaba bastante abierto, me metió tres dedo. Solté un grito ronco y ahogado. A día de hoy no se si de placer o de dolor, pero notaba mi polla a punto de correrse. Movía lentamente esos tres dedos, con más suavidad que antes, y poco a poco me acostumbré a ellos. Y llegó el momento. Me lo sacó y yo notaba mi culo abierto, suave, flojo... se untó la polla entera en lubricante y me dijo.
-Poco a poco, y si te duele me paras-.
lo primero que noté fue su enorme cabeza en mi ano. Notaba como si... pesase. Empezó a hacer presión, y me sorprendió estar a gusto. Quizás ayudó notarme ardiendo. Necesitaba aquella polla en mi culo. Necesitaba que sus huevos golpeasen los míos al ritmo de su cuerpo. Intenté abrirme lo máximo posible, y en ese momento noté como su cabeza empezaba a abrirm, muchísimo más que sus dedos antes, pero con un tacto mucho más suave. Guau. Aquello era increíble. Me ardía el culo, me dolía. Estaba nervioso. Pero a su vez nunca había estado tan cachondo. Su abeja apenas entraba. Le costaba, e iba muy poco a poco. Y noté un rayo en la zona. La cabeza había entrado entera, pero yo no podía moverme del dolor.
-Dios Lucas, párate ahí por favor -imploré-. Para por Dios, no aguanto.
Me ardía el cuerpo entero. Era demasiado grande, y era mi primera vez. me susurró que era normal y que no pasaba nada, y que pararía hasta que pasase o se saldría. Pero a su vez, empezó a decirme lo bien que estaba yendo, a devorarme el cuello, a acariciar mis nalgas y mi espalda. A restregar su pecho e mi espalda... aquello me volvió loco, y e dejé llevar un minuto. Pasado ese tiempo, le dije...
-Está bien, creo que no me duele-.
No lo dije convencido, pero estaba expectante por ver qué pasaba. Él, suavemente comenzó a introducir algo más, y para mi sorpresa, no me dolió prácticamente nada. Notaba muchísima presión, peo eso solo me daba morbo. Yo estaba bocabajo, y notaba que no dejaba de hundirse en mi. Lo hizo muy despacio. Suave. Fue entrando por a poco. Un par de veces noté dolor, pero él cambiaba el ángulo de entrada y se aliviaba. Cuando noté que me la había metido entera, me sentí lleno por primera vez en mi vIda. Tenía una enorme polla en mi culo, y estaba disfrutando como un cerdo. Comenzó a sacarla y casi le imploro que no lo haga por el placer que había sentido,pero antes de llegar al final la empujó de nuevo adentro. Grité de placer. Nada de dolor. Empezó a bombear, cada vez más fuerte, y yo no sabía si estaba teniendo un orgasmo contínuo o qué demonios era aquello. notaba un estaba en el momento antes del orgasmo todo El tiempo, sobre todo cuando entraba. Aquello era el cielo. Se alió un momentó y me tumbó de lado. Yo temí que aquello me cerrase el culo y hubiera que volver a empezar, pero se recostó detrás de mi y volvió a meterla como si nada.
En esa nueva postura yo poddía ver mi polla, y me encantó lo que vi. Era miúscula a su lado, y estaba casi flacida. Justo detrás vi su polla recentándome a cada vez mayor velocidad, y mi polla, suave y blandita lloraba líquido preseminal como nunca. Aumentó al velocidad y me costó no correrme, y con las mismas echó mano a mi paquete ycomenzó a pajearme al ritmo que me follaba y me mordía el cuello. Aquello fue demasiado para mi, y apenas tres embestidas después de eso, me corrí como nunca me había corrido. Notaba mi ano palpitar e intentar cerrarse alrededor de su polla pero no podía. Estaba siendo el orgasmo más largo de mi vida cuando noté que su polla se movía diferente, memordió y sentí algo mágico. Su semen se derramaba dentro de e mi. Notaba cada gota con presión inundarme. Su polla seguía bombeando, y el hecho de notarme lleno de él me hizo correrme otra vez. Intenté echarme hacia atrás parar metérmelo de nuevo y sentí su pecho en mi espalda y sus enormes bolas pegando en ls mías.
Nos quedamos así un par de minutos. Yo me sentí protegido, algo muy distinto de lo que había esperado notar mi primera vez con un hombre. Lucas sabía como hacerlo. Fue fantástico.
Horas después, por la noche solo en mi cama, reflexioné. Aquello había sido increíble. Aún notaba presión en mi culo que luchaba por cerrarse del todo y volver a su posivión. Me dolía la polla de correrme tan intensamen, pero la cabeza no lo hacía. No sentí preju¡icios. Ni me sentía gay tampoco. Simplemente, había experimentado mi sexualidad, y desde ese día lo haría sin sentirme mal muchas más veces. Ya estaba completo.