Cruising

Nada más excitante que hacerlo con desconocidos... Pero a veces las cosas no salen bien.

Aprovechando que era puente y anunciaban buen tiempo, decidí pasar unos días en mi casa de Torrevieja. Es una casa pequeña, pero está bien situada, a las afueras del pueblo. Nada más llegar me conecté a internet para averiguar dónde estaban las zonas de cruising que siempre hay en sitios donde hay turismo. Me alegró ver que no estaba lejos y que, por lo que parecía, estaba, además, bastante concurrida.

Mi idea inicial era esperar a que atardeciera, pero luego pensé que, por probar antes no se perdía nada, así que no era ni mediodía cuando me decidí a ir. Aparqué cerca de la zona, un pinar próximo a la costa y me fui dando un paseo entre los pinos.

En general, había gente muy mayor y que se notaba que eran habituales. No me atraían mucho, así que decidí seguir andando. Por uno de los numerosos senderos me crucé con un hombre de aspecto extranjero. Maduro, con buena tripa, muy alto y de un rubio prácticamente blanco. Iba sin camiseta, luciendo un torso de pelos blancos. Iba con pantalones cortos y no pude evitar fijarme en su paquete.

Cruzamos la mirada y nos sonreímos mientras nos acercábamos más. Al llegar a su altura, sin ningún tipo de reparo se detuvo y me dijo en un español con fuerte acento extranjero "Oye... ¿Quieres mamar?". No perdía el tiempo y yo tampoco, así que le dije que sí. Me indicó que le siguiera y nos perdimos entre los árboles, hasta llegar a una zona más cercana a la playa, en la que el terreno hacía dunas.

Bajamos a una de ellas y quédabamos bastante a cubierto. Miramos un poco alrededor nuestro, por si hubiera moros en la costa, pero estábamos solos.

Sin decir palabra se desabrochó el pantalón y se lo bajó. Un buen bulto se dibujaba en su calzoncillo. Me acerqué a él y sin mediar palabra me agarró de los hombros y me empujó hacia abajo. Tenía prisa y ganas... Así que me dispuse a cumplir con mi deber de putita. Saqué su polla de dentro del calzoncillo. Corta, de unos 15 cm, pero bastante gruesa, con un capullo muy gordo. Tenía vello blanco, tanto en el pubis como en los huevos.

Olía muy bien, con un ligero olor a macho, sin ser desagradable. No perdí ni un minuto, abrí la boca y del tirón me la metí entera en la garganta, hasta el fondo, con mi nariz pegada en su vientre. "¿Tenías prisa, pues te vas a enterar?", pensé para mis adentros. Y así me puse a mamar, sin darle ni un respiro, sacando su polla de mi boca hasta que su capullo rozaba mis labios, para volver a comérmela enterita, hasta el fondo, hasta que se me saltaban las lagrimas. Ahí permanecía uno o dos segundos, con su polla en mi garganta, y volvía a sacármela.

No tardé en notar sus manos en mi cabeza. No le bastaba con eso, quería follarme la boca... Me sujetó fuerte contra él y me empezó a follar la boca muy fuerte. Me hacía daño, pero no podía apartarme, empecé casi a ahogarme porque apenas sacaba su rabo de mi boca, lo retiraba un centímetro y lo volvía a meter con fuerza, dejándome lo justo para respirar. Intenté abrir la boca más para respirar mejor, peor no podía. Su polla entraba y salía de mi garganta. Empezó a gemir y a tener convulsiones. Sin soltarme la cabeza se empezó a correr en mi garganta. Tragué lo que pude, pero me ahogaba con su polla y su semen. Y, pese a correrse, no sacaba su polla de mi boca.

Por fin me permitió retirarme. Con la garganta dolorida, todo el sabor de su semen en mi boca y lágrimas en mis ojos pude por fin respirar libremente. Me recuperé un poco mientras él me decía:

  • Sé que te ha gustado.

  • Sí... Pero eres mu bestia, tío... Se avisa antes, que a lo mejor no me lo quería tragar.

  • Sí te lo querías tragar y ahora quiero tu culo.

Miré su cara y era de cabrón total. Se notaba que le gustaba putear a los pasivos y usarlos. Un escalofrío me recorrió el cuerpo. El tío era muy bruto, joder, no tenía miramientos y ahora quería follarme. Podía hacerme mucho daño. Pero cometí el error de mirar su polla, que seguía tiesa, con una gotita de semen en la punta.

Me acerqué con la lengua fuera y lamí esa gota, lo miré a los ojos y le dije "Vale... Pero como te pases, me voy"

Me desnudé y me puse a cuatro patas, con el culo bien en pompa. Noté su respiración agitada y sus manos en mis caderas. Ni siquiera puso saliva o probó primero con un dedo, noté la punta de su polla en mi ojete y empezó a hacer fuerza.

  • Joder, espera, espera que tengo que dilat.- No tuve tiempo a terminar la frase. Hizo fuerza con su polla y me la intentó meter. Pegué un respingo por el dolor y caí hacia adelante, en la arena.

  • Tío... ¡Que me partes el culo!- Le grité. Pero entonces lo noté encima mío. Se tumbó cual largo era, con todo su peso sobre mí. Debía pesar como 30 kilos más que yo y me aplastó contra la arena. Con una mano me tapó la boca y con sus piernas separó las mías.

Intenté zafarme, pero tenía todo su cuerpo encima mía y me era imposible. Noté cpmo con la mano libre buscaba mi ano. Pensé que me dilataría un poco, pero solo pretendía apuntar su polla. No podía gritar, su mano me tapaba la boca. No quería... Pero una extraña sensación se apoderaba de mí. Me iba a violar, me iba a romper el culo sin querer...

Noté su polla apuntando a mi agujero. Parra minimizar lo inevitable, intenté dilatar y relajar el esfinter. Y empujó... Su polla empezó a entrar en mi culo. Desgarrando mi ano, que dolía como nunca. Y entraba, entraba, rompiendo mi culo... Me la metió entera, de una sola vez, sin lubricar. Y no solo eso, si no que inmediatamente se puso a bombear. Allí, con todo su cuerpo encima del mío, con mi cara contra la arena y mi boca tapada con su manaza, empezó a follarme como si llevara dos horas dilatado.

Gemía y gizaba mientas yo me moría de dolor... Pero junto al dolor había una tremenda sensación de puta, de ser de él, de ser un mariconazo que le da todo a su macho. Y él lo notó, debió notar como en algún momento yo dejaba de resisitirme y empezaba a buscar su polla, intentando levantar mi culo hacia él.

Soltó mi boca y noté su lengua lamiendo mi oreja.

  • ¿Te gusta, puta? ¿Te gusta mi polla, maricón?- Me preguntó

  • Sí... Sí, coño, sí, fóllame, cabrón.

No sé qué pasó con el dolor, solo sé que estaba ahí pero me gustaba, quería más.

  • Más fuerte, más fuerte, rómpeme el culo.- Le rogué, perdiendo totalmente el control

  • Te lo voy a llenar de leche, maricón- Me dijo el entre gemidos.

Aceleró el ritmo, culeaba encima mío con todas sus fuerzas, clavando su polla hasta los huevos. Gimió como un animal mientras se corría en mí. Imaginé sus chorros de leche entrando en mi culo, llenándolo... Y me corrí como una perra, casi gritando de gusto, como en mi vida me había corrido.

Al rato se quitó de encima mío. Yo estaba con la cara llena de arena, mi polla "empanada" por arena y semen. El culo me ardía, me dolía como nunca. Y mis piernas temblaban... Del orgasmo que acaba de tener.

Se acercó a mí y me limpió la arena de la cara

  • Así, muy guapa, muy buena puta- Me dijo - Mañana a la misma hora, aquí.

Me había hecho tragarme su leche, me había follado el culo sin compasión, prácticamente violándome, se había corrido dentro de mí... ¿Y quería repetir mañana?

Miré a su polla flácida. Mi ano se comprimió con una latigazo de dolor. Era un cabrón... Por eso, yo mismo me quedé sorprendido cuanod le dije:

  • Sí, mañana aquí. Y seré otra vez tu puta...