Cruising

Mi lugar favorito para pasar un buen rato.

Cruising

De todos los lugares donde he ido de cruising mi favorito es la sauna y el que menos me gusta los servicios de los centros comerciales, aunque hay una gran variedad de lugares donde acude gente (usualmente hombres con variadas inclinaciones sexuales) para aliviarse de manera furtiva y discreta.

Bosques y parques, playas, sexshops, cines...

Omito los locales de ambiente pues creo que entran en otra categoría.

Los lavabos públicos, en mi opinión, no son en absoluto cómodos ni relajados para echar un ratito de sexo. No hay que hacer nada de ruido y hay que estar pendiente de la gente que entra y sale y, en algunos, los seguratas van pasando a comprobar que no haya más de una persona en los cubículos donde se hacen aguas mayores mirando por la separación que suele haber entre la puerta y el suelo.

La única vez que entre con otro ahí fue una de las mamadas más tensas que me han hecho y ni siquiera pude correrme con mi atención puesta más fuera que dentro del wáter. Gente yendo y viniendo, a veces padres con sus hijos...nunca más he aceptado otra invitación a ese lugar. Eso sí, si entro a mear y hay alguien al lado que veo que tiene interés en ver qué me traigo entre manos me produce una erección inmediata y compenso al mirón apartándome un poco del urinario dejando que me la vea en todo su esplendor. Usualmente el otro cree que se la estoy ofreciendo y sin dejar de mirarme entra en un reservado dejando la puerta entreabierta para que yo le siga, cosa que sientiéndolo mucho per él y por muchas ganas que yo tenga que me la chupen nunca hago.

En los bosques, la vegetación oculta lo que pasa detrás de sus arbustos y árboles pero igualmente es un espacio público y no todo el mundo tiene que saber que es una zona de cruising con lo que pueden pasar familias que han ido a dar una vuelta por ahí. Lo bueno que tiene es que las pisadas sobre las ramitas del suelo y las hojas delatan que alguien se acerca y hay que taparse las partes impúdicas que tengas fuera de tu ropa. Aún así, da un poco de corte que vean a dos hombres en ese lugar cerca el uno del otro, que ni tan solo se hablan y están parados como pasmarotes. Eso viene a ser un "ejaculatio interruptus" que a nadie le gusta, así que prefiero no ir por esos sitios.

Los cines son bastante limitados y también muy indiscretos. Hay sesiones tempranas con poca gente en las que como máximo se puede llegar a una mamada sin demasiado movimiento y en absoluto silencio, pero la cosa cambia si es un cine de una sexshop o uno particularmente de cruising, que los hay.

Pero mi lugar favorito es un spa masculino para maduros donde he estado varias veces y siempre me lo he pasado genial. Siempre distinto, pero genial.

Sauna

Supongo que no pasa en las saunas al uso y solamente en este tipo de saunas, pero en esta concretamente, en recepción, aparte de una pulsera elástica con la llave de tu taquilla, unas chanclas de ducha y la consabida toalla, también entregan una pequeña sábana por si has tenido éxito y acabas en uno de los reservados donde hay una litera para jugar, cosa que es bastante normal. En un par de ocasiones me he tenido que esperar junto con mi acompañante de turno sentados en un sofá, los dos con la polla previamente estimulada en la sauna de vapor intentando no ser demasiado descarados y que no se notara mucho, lo que es inútil pues se puede ver que estamos esperando que se abra una de las cabinas para entrar.

Hay gente que lleva la toalla a la cintura y la sábana colgando del hombro, otros la toalla y la sábana colgando del hombro mostrando sus ofertas, pero todos llevan la sábana. Ten en cuenta que por esas literas ya han pasado antes que tú varias personas y si no se es demasiado considerado con el que viene detrás, se pueden encontrar todo tipo de humedades en forma de semen, sudor o cualquier otro zumo corporal. La sábana la entregan doblada y yo hago un rulo con ella dentro del cual pongo la botellita de lubricante y uno o dos condones. Y una vez dentro del reservado pongo la sábana sobre la litera para tumbarme encima. Si es el otro el que se tumba, la pone él.

Como ya tenía previsto, cuando llegué el sábado y antes de dedicarme a las gestiones que me habían llevado, hice una visita a la sauna en la que usualmente me lo he pasado muy bien, pero no mejor que ese día, aunque lo bueno es que siempre hay sorpresas.

Uno de esos días habría ido también al cine, a ese otro sitio del que a veces hablo en mis relatos, pero lo derruyeron hace un tiempo. Lástima.

Llegar a la puerta de entrada de la sauna ya representa un subidón de libido, pues ya sabes lo que ves a encontrar. Aunque nunca sabes cómo va a acabar.

Después de entregarme la llave, la toalla y la sábana fui a los vestuarios donde había tres personas. Dos vistiéndose y una desnudándose. Los que se visten usualmente no miran a su alrededor, ya han acabado la visita (probablemente con éxito) y salen satisfechos y aliviados. En cambio los que acaban de llegar siempre van echando ojeadas a ver quien llega y así seguirle por dentro si le ha gustado y le ha parecido que pueda haber un posible entendimiento. Al principio me miró de reojo, pero al ver que yo le devolvía la mirada ya me miró directamente, aunque yo en ese momento no tenía intención de enrollarme ya con alguien.

Nunca había estado en sábado y había pensado que seguramente habría más gente que entre semana. No me equivoqué.

Comencé la ronda por las instalaciones y primero pasé por el bar que estaba lleno de hombres con la toalla en la cintura mirando en una pantalla de televisiónun partido de fútbol!

Me pareció algo incongruente que se perdiera el tiempo en un lugar tan cargado de erotismo como ese mirando un partido, pero reflexionando pensé que debían ser habituales de los que tienen un bono y van a pasar la tarde no solamente a ver a quien encuentran sino a disfrutar de la sauna, no como otros, en los que me incluyo, cuyo único propósito es pillar polla o que te la pillen.

En la sala de sofas central también había varias personas igualmente mirando un monitor de televisión anclado en la pared, pero en este caso no era fútbol, era porno heterosexual. Bien, al parecer hay personas que se motivan viendo pollas ensartando coños y culos y luego, cuando se enrollan, se hacen la ilusión de que el culo que se están follando o quien les está comiendo el rabo es una mujer.

Pasé por delante siguiendo mi tour y entré en la sala donde se proyectan películas, estas ya de porno gay, y donde hay un diván en el que caben dos personas holgadamente.

Sobre él había tumbado un mocetón que no tenía la típica imagen de la gente que se suele ver por allí, que acostumbra a ser ya de cincuenta para arriba, con sus barriguitas y algunas calvicies. Éste no debía llegar a los cuarenta y sin ser musculoso tenía una apariencia fibrada y esbelta parecida a la de los actores porno que se suelen ver en clips. Estaba estirado sobre el diván con las piernas abiertas acariciándose una preciosa polla sin llegar a masturbarse, esperando el momento adecuado. No me extrañó que estuviera en ese lugar, era consciente de su atractivo y quería mostrarlo a las personas que miraban desde las ventanillas/mirillas que hay en las paredes y cuyas caras eran iluminadas intermitentemente por la luz de la pantalla.

Cuando me vio entrar, dejó de acariciarse la polla para que yo pudiera admirarla en su esplendor y me miró con una sonrisa que indudablemente equivalía a una invitación.

Y yo habría aceptado esa invitación, no he tenido ni tendré muchas oportunidades de estar con alguien con un cuerpo tan atractivo (según los cánones marcados), pero hacía un cuarto de hora escaso que había llegado y me apetecía disfrutar más del lugar. Pensé en volver más tarde a comprobar si seguía allí, aunque me habría extrañado mucho, pues como digo tenía un cuerpo nada despreciable y había bastante gente buscando.

Es un ambiente en el que parece que al respirar entre en la boca un aire cargado de erotismo que llena los pulmones de deseo.

Seguí mi ronda subiendo las escaleras hacia la sala grande dónde se juntan varios en la cama king size que hay en el centro, la big sex room.

Al entrar en esa habitación no se ve nada en absoluto, las pupilas tardan unos momentos en ajustarse a la débil luz pero era evidente que las personas que había dentro ya las tenían ajustadas, pues nada más entrar una certera y bien dirigida mano me agarró la polla por encima de la toalla. Desde que había entrado en la sauna, ya se podía ver que la toalla abultaba un poco a la altura de mi entrepierna y esa indicación de que yo estaba preparado no era ignorada por los más lanzados.

Me libré de aquella mano y a tientas, tocando la pared me alejé un par de pasos hasta que mi mano, en vez de pared, tocó una cadera desprotegida de la toalla habitual. Seguía sin ver nada y como el propietario de la cadera no se movió, la dejé allí unos segundos y pensé por qué no meter mano yo.

Mis dedos pasaron por su ingle izquierda hasta topar con un bosque de vello suave que acaricié con las yemas y luego bajaron hasta hacer contacto con dos huevos que soportaban una polla tan grande que me dio miedo. La agarré tentativamente y mi mano casi no pudo abarcar toda su circunferencia. El otro seguía sin reaccionar y le acaricié un poco aquel salami sin intención en absoluto de metérmelo en la boca. Era tan grande que pensé que debía tener algún tipo de malformación.

De todos modos, antes de decidirme a quedarme con alguien, aún tenía que pasar por la sauna. A veces he entrado en la sauna seca, pero el morbo de la sauna de vapor hace que vaya allí directamente y, habitualmente, después ya no tengo ganas de ir a la seca y eso es lo que pasó el sábado.

Entré en la de vapor que al igual que en la sala de las orgías, no se puede ver nada, en este caso porque el vapor es como una niebla tan densa que si no estás a menos de quince centímetros de algo o alguien, crees que estás solo hasta que empiezas a escuchar ruidos de chupadas y bocas mojadas que han parado prudentemente al abrirse la puerta por si acaso el recién llegado se siente ofendido. No hay que olvidar que es un lugar en el que pueden entrar personas a disfrutar de la sauna únicamente, aunque prácticamente todos los que entramos vamos a lo mismo.

Me senté en el banco cerca de la puerta y poco a poco fui percibiendo movimiento delante de mi. Gente que al pasar se paraban justo enfrente muy cerca y de perfil para mostrar la fruta que tenían y que en caso de querer yo podía alargar la mano para cogerla. De momento no hice nada de eso, aunque ya estaba llegando la hora de decidirme y la suerte decidió por mi.

Entró alguien que se quedó de pie e inmóvil muy cerca de mi a la derecha y así estuvo como un minuto o dos, sin hacer ningún movimiento. Giré un poco la cara para verle y era bastante normal de cuerpo, parecía algo bajito y bajo su toalla no parecía haber ninguna protuberancia. Por supuesto no cometí la indiscreción de levantar la cabeza para mirarle la parte superior de su cuerpo.

En eso que se abrió la puerta y entro otro que se dirigió directamente al que había de pie a mi lado comenzando a darle besos y a cogerse las pollas mutuamente, lo que yo podía ver perfectamente desde mi posición sentado. Los movimientos de sus cuerpos provocaron que me rozara la pierna uno de ellos y ya me decidí.

Puse la palma de mi mano sobre el trasero del que había más cerca y como no se apartó, me levanté y puse la otra mano sobre el trasero del otro. Una mano tanteó mi polla e inmediatamente un susurro me invitó a ir a una cabina. Sin dudar acepté y volví a oir otro susurro: con mi compañero.

Por un lado esperaba que fuéramos los tres y por otro no estaba seguro de que iba a ser esa la invitación y le contesté: con mucho gusto.

Eso era lo que más me apetecía en ese momento y el rato que había pasado ya en ese lugar me había puesto en un estado en el que habría aceptado cualquier proposición, cosa que el que me cogió la polla debió notar y no le pareció nada mal.

Salimos de la sauna los tres y el que había hablado dirigió el camino pasando entre las personas que por allí deambulaban y quienes por su miradas a nuestras toallas sabían adónde íbamos, cosa que a mi me acentuaba más el morbo de aquella situación.

He hecho algunos tríos antes, pero siempre quedando por Internet en el piso de alguien, pero esta era la primera vez que íbamos a entrar tres en una de esas cabinas donde se suele oir lo que pasa, pero no verlo.

Al salir de la sauna pude apreciar sus cuerpos que, para mi sorpresa, eran bastante parecidos. Si me hubieran dicho que eran gemelos lo habría creído. Los dos eran un poco más bajos que yo, rapados, pectorales un poco fofos por la falta de ejercicio y ambos con tatuajes en los brazos simulando brazaletes.

Después de cerrar yo la puerta, ya que entré el último, y colgar la toalla en el perchero y poner la sábana sobre la cama uno de ellos se acercó y directamente me puso la palma de una mano debajo de los huevos mientras al mismo tiempo la otra agarraba mi tiesa polla.

Yo fui directamente a sus pezones que pellizqué suavemente al principio y luego más fuerte, ya que los quejidos de placer que lanzó me indicaban que le gustaba. El otro se unió metiéndome una mano en la raja del culo y la otra en el trasero de su compañero. Así estuvimos unos minutos deliciosos, con las seis manos subiendo y bajando por las zonas más sensibles del cuerpo, aunque ellos bastante más suavemente que yo. Más tarde pensé que mis ganas de sexo habían hecho que me precipitara demasiado.

El segundo cogió la cabeza del otro y la giró para meterle la lengua en la boca mientras ahora me pellizcaba los pezones a mi, ahora me tocaba el culo o unía su mano a la del otro sobando mi polla.

Parecía que se iban a quedar así todo el rato, así que me tocó a mi cambiar de posición. Me senté al borde de la cama reclinándome hacia atrás y uno de ellos me puso las manos sobre las rodillas, me abrió las piernas y metió su polla entre mis ingles frotándola contra mis testículos y la mía. El otro se subió a la cama y se arrodilló a mi lado con la clara intención de que le mamara la polla y eso hice mientras el otro juntaba mi polla con la suya pajeándo las dos al mismo tiempo.

Cuando se cansó de eso llegó lo que yo estaba esperando; se metió mi polla en la boca y la fue mamando suavemente y despacito, lo que contrastaba mucho con las chupadas ansiosas que yo le estaba dando al otro. Mi atención buscando el punto del placer iba de mi boca y mi lengua a mi polla entrando y saliendo de la boca del otro a cámara lenta.

Al cabo de un rato, me bajé de la cama y seguí mamando al que continuaba arrodillado sobre la cama y el que me había estado chupando a mi se puso entre yo y la cama frotando su culo contra mi polla haciendo que esta entrara y saliera entre sus muslos al mismo tiempo que metía una mano por debajo de su compañero y (me dio la impresión) le metía un dedo en el culo. Me encantan los versátiles y aquella pareja iban a todo.

Si tienes un condón te follo. Se lo dije a la oreja.

Sin dudarlo cogió uno de entre sus sábanas y me lo dio. El otro, mientras yo desocupaba mi boca, se pellizcaba un pezón y se la meneaba reclamándo atención.

Aquel culo debía estar muy acostumbrado a recibir visitas, pues entró como si la hubiera metido dentro de un gran coño lubricado, lo que hizo que entre la crema que se había puesto y el lubricante del condón, mi polla no sintiera la más mínima fricción y de no haber sido por los quejidos que lanzaba cada vez que yo embestía hacia delante habría pensado que no estaba dentro, pero lo estaba por su reacción empujando hacia atrás cuando yo iba hacia delante. Mientras, yo no paraba de lamer y chupar la del otro que aún no había cambiado de posición.

Hasta ese momento no habíamos hablado casi nada y a mi me apetecía decir y escuchar voces que expresaran lo que estaban sintiendo de manera lo más vulgar posible, así que sacándome la polla de la boca sin dejarla de la mano, le dije a uno que tenía una de las pollas más deliciosas que me había comido y bajando la mano por debajo del cuerpo del que me estaba follando y acariciando sus huevos y su erección dije que esa también me gustaría probarla.

Me aparté y me quité el condón diciéndole que se subiera a la cama como el otro para poder disfrutar de las dos y lo hizo animándome a que se la comiera bien comida. No habría hecho falta que lo dijera, allí estaba yo de pie en el suelo con los dos arrodillados sobre la cama ante mi a una altura perfecta para tener a mano las dos pollas que, curiosamente, también se parecían bastante y con el pubis y los testículos depilados.

Yo disfruté lo mío y ellos lo suyo; se besaban ruidosamente acariciándose los pechos suspirando profundamente como si lo estuvieran pasando de lo más. Yo por mi parte, con una polla en cada mano alternando entre una y otra, chupando aquí y allá, juntándolas golpeando la una contra la otra, metiéndome y chupando los dos glandes a la vez en la boca pillando con la punta de la lengua el líquido preseminal que les salía por la punta

Al cabo de un rato de chupar a dos manos solté sus pollas y me aparte un poco apoyándome contra la pared para verles con más perspectiva y satisfacer mi lado voyeur. Se dieron cuenta de lo que yo quería y arrodillados sobre la cama se abrazaron pasándose las manos por todo el cuerpo moviendo sus caderas de lado a lado frotándose las pollas y mirando como una de mis manos acariciaba mi polla y la otra me pellizcaba los pezones. Fue una escena de lo más morbosa, me puse un poco de crema de la que gentilmente deja la casa sobre una pequeña mesita en previsión de la necesidad de lubricante y pasando la mano por detrás me metí un dedo en el culo y luego dos para abrirlo y dar paso a la otra cosa que me faltaba esa tarde.

Volví a sentarme sobre la cama y levanté las piernas abriéndome todo lo que pude.

Hasta ese momento se habían dicho pocas palabras.

Queréis follarme? Lo dije mirando a los dos.

El que yo me había follado antes respondió primero.

Claro, ya tenía ganas.

Se puso un condón, me agarró de las piernas estirando el culo un poco más hacia fuera del borde de la cama y guiándola con una mano me la metió hasta dentro de una sola embestida pero muy lentamente.

El otro seguía de rodillas manteniendo su palote bien erguido y yo, claro está, seguí chupándole mientras el otro me follaba, aunque demasiado suavemente para lo que yo en ese momento quería.

Sin sacarme la polla de la boca empecé a dar empujones fuertes y rápidos al tiempo que él se movía hacia delante y lo entendió.

Ah, quieres más caña!

Me saqué la polla de la boca y le contesté:

Quiero más polla!

Entonces, como si se hubiera activado un interruptor, los dos empezaron a embestir con rapidez y empujando haciendo mover mi cuerpo como un muñeco; uno por la boca y otro por el culo.

Fui a cogerme la polla, pero el que me estaba follando el culo fue más rápido. La agarró con fuerza y yo, que aún no quería correrme, no pude contenerme y llené su mano y mi vientre de leche.

Ellos pararon educadamente y yo jadeante tardé un poco en recuperar el aliento. Les dije que tenía que irme, que si no les parecía mal que me dieran algún tipo de contacto para otra ocasión, pero me dijeron que nunca lo hacían, así que me despedí esperando que la casualidad hiciera que nos volviéramos a encontrar.