Cruising

Te contoneas de manera autómata, imperceptible, lo poco de hombre que te quedaba desapareció al bajar de tu automóvil; te mueves como una vulgar fulana intentando captar la atención y te das cuenta que el cebo ha dado resultado, empiezan a seguirte.

Llegas al lugar escogido, aparcas el coche y sales a la noche, la oscuridad es tu aliada, . Percibes sombras hambrientas, cazadores deseosas de una buena presa. Notas como se te acelera el pulso, casi puedes escuchar los latidos de tu corazón, el miedo dominado por la excitación. Te mueves con sigilo pero intentando captar la atención de los lobos de la noche. Los deseas, deseas que te posean de forma salvaje, ser usado para darles placer, ese es tu sino, necesitas ser humillado física y verbalmente. Tan sólo la idea de ser deseado te produce un extraño cosquilleo, tienes hambre y necesitas saciarte. Te contoneas de manera autómata, imperceptible, lo poco de hombre que te quedaba desapareció al bajar de tu automóvil; te mueves como una vulgar fulana intentando captar la atención y te das cuenta que el cebo ha dado resultado, empiezan a seguirte. Avanzas hacia un paso subterráneo buscando resguardo, giras la cabeza y confirmas que te siguen. Avanzas hasta el final del paso y te detienes, desabrochas un par de botones de tus vaqueros no más, suficientes para que se perciba ligeramente el finísimo tanga de encaje que llevas puesto, esa es la señal de lo que eres, no quieres equívocos de otras zorras tan salidas como tu. La suerte está echada, no hay vuelta atrás y esperas ansiosa...

Alguien se acerca por detrás, sientes su respiración en tu oído, estas muy excitada, deseas que te posean, que te utilicen como a una hembra, como la perra que eres, estas en celo y necesitas saciarte; te susurra al oído mientras lame lentamente tu cuello, te atrae hacia él y notas su miembro palpitante rozando el fino hilo que separa el tanga de tus nalgas, tu coñito se humedece por momentos, te da la vuelta y por fin puedes verlo entre las sombras cómplices de la noche; percibes su madurez, su experiencia de macho versado, acostumbrado a poseer a mariconas como tú, busca tu boca con su lengua y te abandonas al vicio, te resignas a ser usada ahí mismo en un paseo subterráneo en mitad de la noche, con una mirada sabes lo que quiere y obedeces, dejas caer tus pantalones y quedas expuesta, tu polla enhiesta escapa ahogada por la excitación como si buscara aire donde respirar, sus manos acarician tus nalgas, mientras sus dedos ansiosos se van introduciendo en tu culito, intercambiándose uno a uno hacia tu boca en un maravilloso juego de dominación-.

Lames con ansias los jugos de tu propio vicio, tu mirada ruega que te acepte como suya, te observa y sonríe, se ha percatado de lo que eres y de que ya le perteneces, adivinas lo que quiere con solo una mirada, vuestra complicidad es instantánea, cazador y presa en una magnífica comunión bajo la mirada atenta y cómplice de otros machos tan excitados como tú lo estás, ellos locos por devorarte y tú deseando entregarte al placer, abandonarte, obedecer a tu dueño, a tu amo y señor, que te observa sabedor que a partir de esa noche eres su hembra y le perteneces sin reserva alguna. Te hace un pequeño gesto y te contoneas provocando a las hienas que te observan, pero no se atreven a dar un paso sin la invitación de tu hombre, les vuelves locos, tus nalgas se mueven en un maravilloso juego de seducción, mientras él te ayuda a despojarte de la poca ropa que aún podría confundirte con el hombre que no volverás a ser, te libera y compruebas de forma instantánea tu feminidad desbordada, tus pezones duros y enhiestos que apuntan a la boca de tu macho, que acepta la invitación y sacia su sed, haciéndote sentir una amalgama de sensaciones con cada caricia, mordida o lamida que realiza en su particular juego de dominación y vicio al que te dejas llevar encantada, sintiéndote segura entre sus fuertes brazos y su presencia arrolladora, tiemblas de la excitación sin poder evitarlo, afloja la presión que ejerce sobre ti  y te invita a continuar la hipnótica danza de fuego y sexo, para el deleite de las múltiples miradas puestas y fijas en tus muslos y caderas que se contonean viciosas y provocadoras, les miras mientras te acaricias al ritmo de una danza sin música en una suerte de locura que no puedes evitar ni parar, te entregas sin voluntad a tu propio vicio y placer.

Tu macho te observa, le notas orgulloso y excitado, te esboza una sonrisa y toma tu mano, acaricia ligeramente tu rostro y te besa, busca tu lengua con ansias y sus manos se deslizan hacia tus nalgas, las amasa con fuerza, para que todos vean que eres, de quien eres; su lengua serpentea traviesa, notas su hombría palpitante y se te escapa un gemido que no puedes ni quieres evitar, se da cuenta que estas lista, que ha llegado el momento de poseerte de hacerte definitivamente lo que ansias, estas en celo y lo sabe, te va a convertir en su hembra, su puta, su maricona, triunfante te gira y te muestra a las hienas, estas te miran mientras no pueden evitar tocarse, sus falos húmedos, duros, deseosos de poseerte, obran en ti una suerte de milagro embriagador, te sientes hermosa, poderosa y deseada y sabes que ha llegado el momento de ofrecer el espectáculo que esperan y te entregas a tu hombre, para ser usada, marcada y convertida en lo que siempre has querido ser.

Te vuelves hacia tu señor y esperas un gesto, una indicación, él introduce ligeramente un dedo en tu boca, lo lames ansiosa, te mira y va abriendo completamente tu boca, escupe dentro una, dos, tres veces, a continuación con un ligero movimiento en tu cabeza empujando hacia abajo, sabes que has de arrodillarte y lo haces, aflojas su cinturón, desabrochas dos botones de su pantalón y bajas la cremallera; lo que percibes bajo los slips te deja extasiada, el bulto es grande, duro y notas humedad, pasas tu lengua por el exterior, de arriba a abajo, con delicadeza liberas unos huevos grandes, colgando ligeramente y cargados del néctar que estás deseando probar y que te convertirá en breve en la hembra que eres, lames con ganas, saboreas y jugueteas traviesa con ellos, te los introduces en la boca y entras en trance, tus dedos buscan su sexo, su polla; la liberas del slip y se muestra en plenitud para ti, miras a tu macho y él a ti, abres tu boca, inclina ligeramente su cabeza hacia abajo y deja escapar un ligero río de saliva que se introduce en tu boca; tus lengua recoge un ligero hilillo de humedad de su fresón ardiente y lo saboreas hambrienta, tus labios se posan y besan la enorme cabeza de la enorme y calva polla de tu macho, vas lamiendo y salivando, introduciendo poco a poco tu boca hasta el final, aguantas con dificultad, salivas, te dan arcadas pero permaneces impasible, demostrando que tu entrega es total, te liberas y te abandonas, dejando a tu hombre que marque el ritmo y proceda a poseer por primera vez tu boca, follándola sin pausa de forma rítmica, en signo de fuerza, dominación y pertenencia.

Escuchas sus bufidos, le miras y notas su deseo, se contiene, no quiere acabar aún y libera su hombría de tu boca, inhalas el aire con desesperación, estás confusa y excitada, te duelen las piernas de estar arrodillada, pero no te quejas, escuchas como ausente, las voces y bufidos de quienes observan esperando su oportunidad, tu macho te ayuda a incorporarte y vuelve a comerte la boca con desesperación, lame tu cuello, mordisquea el lóbulo de tu oreja, susurra en tu oído lo puta que eres, te vuelves loca, tiemblas y gimes, estas ardiendo, te ha robado la voluntad de parar esa maravillosa locura en la que eres la protagonista, en mitad de la noche, en un paseo subterráneo hediondo, desposeída de toda dignidad, con la ropa esparcida y tan solo vestida con un tanga de encaje que pronto será arrancado por tu macho, dejando expuestas tus nalgas ansiosas de ser separadas e invitando a tu hombre a que finalice con la tarea que os trajo y os unió en la noche-. Estás preparada, te voltea y te apoya contra la pared, te inclinas para facilitarle el trabajo, bajas las nalgas ligeramente buscando la mejor posición, el va corrigiendo e improvisando, todo fluye mecánicamente, se le nota experto, controla la situación, una caricia por aquí, un beso suave, un mordisco aislado, va consiguiendo que te relajes, que la humedad de tu propio vicio vaya dilatando tu sexo, va introduciendo uno, dos, tres dedos en tu boca que luego poco a poco van arrancándote las dudas y el dolor al entrar de manera inexorable en tu aún virgen coñito,  poco a poco el dolor va cesando y notas que el momento ha llegado, se lo haces saber con un gesto, con una mano apoyada en la pared, bajas la otra y separas tus nalgas en señal de aprobación, le miras ansiosa y le pides que te haga mujer.

Su miembro es hermoso, sin vello, grueso y ligeramente curvado, se apoya en tus nalgas y notas ardiente sus huevos, va frotando ligeramente su polla, tu humedad va aumentando cada vez más, te susurra, te insulta,  con cada gemido cachetea sin compasión tus nalgas, se van enrojeciendo, tus gemidos se hacen más fuertes, apoya la cabeza de su polla en la entrada de tu coño y empuja ligeramente, se te escapa un grito de dolor, te pellizca y manosea tu culo con rabia y sigue empujando, el dolor quema sin compasión, se va introduciendo poco a poco en tus entrañas, el dolor va pasando, un último esfuerzo hace que tu macho entre en ti, se mantiene unos segundos que resultan eternos, el dolor da paso a un extraño cosquilleo, te tiemblan las piernas, tu hombre comienza a moverse en un maravilloso vaivén, le ruegas, le gritas, tus nalgas se mueven ya solas buscando y encontrado un placer indescriptible, le pides que no pares, que te de polla, te abandonas, la lujuria te posee, mientras tu macho te castiga, en un mete saca sin parar que te lleva a la locura y al paroxismo más extremo, tiemblas y gritas sin poder contenerte, estas a punto de convertirte en su hembra, él lo sabe y deja escapar parte de su hombría dentro de ti, lo notas caliente deslizándose en tus entrañas, se contiene y como premio te otorga la satisfacción de que elijas donde quieres que derrame el resto de su néctar, con un movimiento le liberas te arrodillas y miras primero a todos tus espectadores, luego a tu hombre, abres ligeramente la boca, sacas la lengua ansiosa y te prestas a ser por fin marcada completamente; tras unos ligeros movimientos que se te hacen eternos y rogarle tu premio, su polla comienza a escupir el blanquecino néctar que recoges ansiosa con tu lengua, salpicándote por toda la cara, su polla palpitante escupiendo chorros de leche, vaciándole las ganas y matándole la vida por unos instantes, al fin lo eres, te ha convertido, y no hay vuelta atrás.

Las hienas te observan, están ansiosas, te desean, se han comportado, esperando pacientemente, les reconoces el esfuerzo y te has quedado con ganas, pero no depende de ti, tu voluntad ya no te pertenece y lo sabes; tu macho está orgulloso, reconoce tu esfuerzo y sabes que has sido una buena puta y quiere ser justo, sabe que necesitas más, mucho más, te esboza un sonrisa y con un ligero gesto invita a tus espectadores a que te devoren, están hambrientos y ansiosos, te van rodeando, y les haces saber que saciarás su hambre como mejor sabes, entregándote a ellos bajo la complicidad de la noche...