Crucificada

En el año 377 ad una joven bárbara pasa sus últimos minutos en manos de 3 lujuriosos soldados romanos.

Crucificada

(Esta historia esta situada aproximadamente en el año 377 d.C. en la región del Danubio)

Una humareda incesante cubría la aldea esa mañana, entre el olor de la sangre y la madera quemada, los soldados avanzaban. Sus órdenes habían sido claras: los bárbaros del norte debían morir. Pasar por la espada los que encontraran en el poblado, los que encontrasen en los alrededores serían crucificados en fila camino al pueblo.

Llegaron al alba, eran mas de cien, los pobladores, unos 35, no tuvieron oportunidad de defenderse. Entre los gritos de las mujeres y los niños comenzó el ataque. Los legionarios no tenían piedad para estas gentes que invadían las fronteras del Imperio. Aunque en un momento se les permitió emigrar, incluso ser parte del ejército ahora eran no serían tolerados. Humillados y esclavizados, algunos se alzaron contra los romanos. Este ataque era la respuesta.

Ya todo había acabado y casi todos los soldados se habían ido, unos pocos revisaban las chozas . Gritos de miedo y otros de sorpresa se escucharon; de entre los escombros de una casucha encontraron una joven de unos 17 ó 18 años . Era hermosa y bien formada, su larga cabellera rojiza colgaba casi hasta las caderas. Sus ropas, rasgadas y tiznadas de cenizas no podían ocultar su escultural figura, sus pechos blancos y prominentes se veían claramente al igual que su culo, redondeado y firme. Un par de piernas tersas y tonificadas completaban la imagen. Los soldados la sacaron pataleteando, ella desesperada trataba de zafarse ,uno de los soldados se acercó y la abofeteó. Ella medio inconsciente cayó al suelo ante la mirada lujuriosa de los hombres. Uno de ellos le sujetó las manos mientras otro se le tiró encima y empezó a sobarle las tetas obscenamente. Su piel era suave y olorosa, no podía esperar a verla desnuda, la besó a la fuerza al tiempo que desgarraba su ropa, dejándola expuesta ante todos. Sólo llevaba un paño cubriendo su sexo a modo de taparrabo. Ellos se miraron y pensaron en el festín que se darían con ella.

¿Quién es ésta?- preguntó un centurión.

La única que hemos encontrado viva señor.- contestó el que la había desnudado.

Quién diría que los bárbaros tenían mujeres tan hermosas.

¿Qué hacemos con ella?

Nuestras órdenes fueron claras.

¿Tenemos que ejecutarla ahora?

No, diviértanse con ella, luego crucifíquenla.

La chica no comprendía lo que sucedía, no hablaba el idioma de los soldados, pero era claro que lo que fuera no era bueno. Podía ver los cuerpos a su alrededor, ella era la única con vida. Casi desnuda , rodeada de esos soldados que la miraban punzantes, ella esperaba lo peór y eso fue lo que ocurrió .Vió dos hombres acercarse cargando una larga viga de madera, sabía para que era. En ese momento supo cual sería su destino.

Los hombres la pusieron de rodillas y le estiraron los brazos para que cargara el madero el cual ataron con fuerza. Era pesado y al obligarla a ponerse de pie tropezó, uno de ellos le cruzó la espalda con un par de azotes para que se enderezara. Ellos ya disfrutaban de los castigos. Las primeras marcas rojizas marcaban la piel de la joven, que llorosa empezó a avanzar hacia el bosque cercano seguida por tres guardias. Mientras ella caminaba encorvada por el peso del patíbulo los otros soldados maldecían su suerte al no ser los escogidos para llevar a cabo la ejecución.

Ella caminaba vacilante, con su mente buscando comprender el cruel destino que le esperaba. Sus verdugos la seguían disfrutando el vaivén de sus pechos con cada paso, el temblequeo de sus nalgas que el pequeño trapo no podía ocultar, los finos chorros de sudor que ahora manaban de su suave piel. Avanzaron bosque adentro por unos 15 minutos y al encontrar un pequeño claro la hicieron detenerse. Dos de ellos le desataron los brazos y tiraron el tronco en el suelo, mientras ella cabizbaja esperaba indefensa lo que ocurriera. Ellos comenzaron a desnudarse, sus cuerpos eran duros y musculósos, sus pollas ya a medio parar eran enormes, lo serían aún más dentro del sexo de aquella chica.

Rápidamente la tendieron boca arriba , de un halón le quitaron el taparrabo. El primero se le tiró encima y comenzó a manosearla, cubría con grandes lenguetazos los suaves pezones, coronas de aquellas perfectas tetas, luego los mordía con fuerza,ella luchaba y gritaba por quitáreselo de encima. El con sus piernas obligó a abrir las de la muchacha que sabía lo que vendría al sentir el tosco miembro buscando la entrada de su virginal coño. Primero entró solo el glande entre los pedidos de ella que no lo hiciera, le inmovilizó los brazos con los suyos y entre una descarada sonrisa la clavó.

Un alarido rompió el silencio del bosque, era ella desvirgada por aquellos matones. El soldado extrajo momentáneamente su miembro y al verlo manchado de sangre supo que la chica era virgen. Con fuerza la volvió a penetrar, ella gemía adolorida sintiéndo aquel instrumento dentro de ella, y cómo la empalaba una y otra vez. En esto los otros dos soldados se masturbaban mirando la escena, esperando ansiosos su turno, las carnes de la chica se veían aún mas provocativas con cada embestida. Tras unos minutos que se hicieron eternos , el hombre se corrió dentro de ella, inundando su sexo de sémen.

No hizo más que éste incorporarse cuando el segundo se abalanzó sobre ella, se sentó en su pecho, coloco su inflamado miembro entre los pechos de la chica y comenzó a frotarlos con fuerza, estaban sudorosos y el pene corría con suavidad, ella trataba de no dejar que aquel mástil de carne le tocara los labios pero era inevitable y terminó tomando la punta en su boca. Ella comenzó a lamer y chupar el miembro, pensando que tal vez si los complacía la dejarían ir. El se dió cuenta de inmediato de el cambio de actitud y poniéndola de rodillas la puso a mamar. Pocos minutos después se vino cubriendo su hermoso rostro de esperma caliente.

No habían los chorros de sémen llegado a los pechos de la chica, cuando el último de los soldados se acercó, la puso de espaldas y la tiró al suelo. Sin pensarlo puso su polla ardiente en la entrada del culo y tomándola por las anchas caderas empujó. Ella dejó soltar otro grito ,sentía que se partía por la mitad ,aquel extraño objeto que la penetraba hurgaba en sus entrañas, sentía que se quemaban sus partes mas delicadas. Naúseas la invadieron al saberse usada por aquellos salvajes. De los tres, ése era el que con más furia la penetraba, ella no pudo resistir más y se desmayó. El soldado continuó sin preocuparse, lo único que importaba era su satisfacción. Tras un buen rato sacó su polla del culo sangrante y eyaculó sobre éste al tiempo que los otros dos soldados preparaban el madero para la joven.

Ellos la miraron sin pena, tendida boca abajo inconsciente, bañada en sémen, humillada .La tomaron por los brazos y la arrastraron hasta ún árbol próximo. Ataron con fuerza los brazos de la muchacha que seguía desmayada. Uno de ellos sacó de un bolso de piel un martillo y tres espigas de hierro, puso la primera en la palma de la mano derecha y golpeó.

La chica sintió un corrientazo que la hizo volver en sí de inmediato, miraba su mano traspasada incrédula, aquello era real. Sus gritos de dolor y suplicando piedad eran ignorados por los soldados que pocos segundos después fijaban su otra mano. De inmediato dos de ellos levantaron a la víctima y la colocaron junto al árbol que sería su última morada. Con un largo pedazo de soga ataron la viga al trono, luego para terminar colocaron sus pies cruzados uno sobre el otro casi debajo de sus caderas y los clavaron al árbol. La posición la obligaba a abrir sus piernas dejándo ver su sexo y su culo chorreando sémen. Ella no gritó más, no tenía fuerzas.

La joven inundada de dolor sólo suplicaba a sus dioses por una muerte rápida. Ellos se marcharon complacidos por haber servido con sus actos a la gloria del Imperio.