Crucero por el mediterraneo con mi hijo

Nunca pensé que ese viaje, soñado por mi, fuese recordado no por los monumentos, sino por los momentos de placer

CRUCERO POR EL MEDITERRANEO CON MI HIJO

Hola a todos. Para empezar este relato, de algo que me sucedió, creo que lo mejor es empezar por la presentación de los que tomamos parte en él. Los actores principales somos dos, mi hijo Jesús, de 18 años, y yo, que me llamo Isabel y tengo 45. Tengo otra hija, Eva, mayor que su hermano, ya que tiene 22 años, pero no toma, en absoluto, parte en esta historia, ya que de hecho, cuando sucedió, ella estaba de viaje en el extranjero gracias a haber sacado unas notas excelentes en la Universidad.

La verdad es que mi hija me dijo que se iba con unas amigas dela Facultad, si bien en el fondo sospecho que se fue con su novio. La verdad es que no me importa una cosa u otra, ya que creo que es lo suficientemente mayor para hacer lo que le venga en gana y no creo que se tenga que ir al extranjero para hacer lo que perfectamente podría hacer aquí.

Vivimos en Barcelona y desde hace tres años estoy soltera…bueno, como supondréis estoy separada, digamos que por motivos de problemas conyugales que no vienen al caso. A pesar de todo, quiero que mis hijos pasen tiempo con el que es su padre, sin contar que él y yo nos llevemos bien o mal (la verdad es que ahora un poco mejor que cuando nos separamos)

Para las vacaciones no tenia nada decidido, pensaba ir con mis hijos a algún sitio, pero como Eva se fue “con sus amigas”, la cosa quedaba en que o me iba sola o con mi hijo Jesús.

Hablé con él a ver que le parecía, y para mi sorpresa dijo que estaría encantado de ir conmigo a donde yo quisiera, que le parecería bien cualquier destino. Digo que me sorprendió un poco, porque con 18 años pensaba que querría irse con sus amigos por ahí de fiesta todo el verano, pero no…hizo feliz a su madre. En cualquier caso hubiese entendido que prefiriese estar con chicas de su edad que conmigo, que si bien creo poder afirmar que no estoy mal para mi edad, las jóvenes tienen algo que nosotras ya no tenemos…Y como digo creo no estar del todo mal, con mi 1,65 no delgada, pero tampoco gorda y sintiéndome muy orgullosa de mis pechos, que son de tamaño digamos que medio-grande (una 90) pero que se mantienen bien firmes. Mi pelo lo suelo llevar por los hombros, es oscuro y muchas veces va recogido en una cola.

Jesús por su parte es un chico normal, más alto que yo, como 7 u8 cmmas, y no se que dirán las chicas, pero yo, como su madre, obviamente lo encuentro muy guapo. Hace deporte con cierta regularidad, por lo que el físico esta acorde a ese esfuerzo. Suele llevar el pelo corto, y como no podía ser menos, también de pelo oscuro

Estuve mirando mucho, en algunas agencias de viajes, por supuesto en Internet, y al final me decidí por un crucero, un capricho que desde hacia mucho tiempo soñaba con hacer, y ahora qua la situación lo permitía, iba a poder hacerlo realidad. Desde hacia mucho soñaba con poder ir a las islas griegas, y había encontrado un crucero que me lo iba a permitir…un par de islas griegas y algo mas. Seria un crucero de 13 días, 13, nada mas y nada menos. Me parecía un sueño hecho realidad, visitando Roma, Nápoles, Myconos, Kusadasi, Atenas, Santorini, Malta y vuelta a Barcelona.

Quería que todo fuese perfecto, así que estuve mucho planificando el viaje…tipo de camarote, que llevar para ponerme, ayudar a Jesús con su armario.

Fueron pasando los días y al final llegó el día de nuestra partida. Cogimos un taxi para ir al puerto de Barcelona y allí, justo delante de un barco que a mi me parecía enorme nos dejó el taxista.

Bajamos con el equipaje, que en seguida vinieron a recoger, tras solicitarnos los pasajes y nos guiaron a una de las cubiertas del barco, donde se recibe a los nuevos viajeros. Nos indicaron donde estariamos alojados. Como el viaje era mi sueño, pues reservé no una suite, pero si un camarote exterior con un balcón. Al llegar al camarote me quedé un poco sorprendida…era genial, pero la cama, era solo una. Estaba segura de haber pedido dos camas, y así se lo hice saber a la chica encargada del hotel de abordo. Me enseño la solicitud de reserva de la agencia…y no podía nada. Le dije que si nos podía cambiar a otro con dos camas y me dijo que lo lamentaba muchísimo, pero el barco estaba al completo y no sería posible. La verdad es que al final no sabía si el error había sido mío al reservar o de la agencia, pero el hecho es que estaba en un camarote de una sola cama…en fin, con quien dormiría sería con mi hijo y nada malo podía pasar.

Nos trajeron las maletas, ordenamos las cosas y fuimos a dar una vuelta por el barco antes de zarpar. La verdad es que estos nuevos cruceros son una maravilla, una pequeña ciudad flotante con todo lo que quieras y puedas imaginar. Además se daba la circunstancia que en dos días seria mi cumpleaños, por lo que el viaje era un doble regalo…vacaciones y cumpleaños

Estuvimos viendo las piscinas, el casino, el spa (tendría que darme un paseo por el mismo, para un buen masaje).

En fin, salimos de Barcelona rumbo a Civitavecchia, que es puerto de Roma, a donde llegamos después de una travesía de un día. Ese día era mi cumpleaños, y mi sorpresa fue mayúscula cuando al despertarme mi hijo me felicitó y me dio una pequeña caja, diciéndome que era mi regalo.

  • Toma mamá…tu regalo- dijo mi hijo

  • Gracias hijo…la verdad no tenias que haberte gastado nada…gracias- estaba emocionada. Le di un sonoro beso en la mejilla

Al llegar nos recogieron en unos autobuses y nos llevaron a un recorrido súper turístico, como no podía ser menos, en lo que ves lo más importante. La verdad es que era bastante temprano, pero así se aprovechaban bien los días

En Roma caminamos bastante y llegamos cansados al barco. Nos cambiamos y nos fuimos a cenar. De nuevo la iniciativa de mi hijo me dejo estupefacta…al terminar la cena apareció un camarero con una pequeña tarta, de mi sabor favorito y con unas velas con mi numero de años. Me cantaron el cumpleaños feliz y yo roja como una amapola…al final soplé las velas y un gran aplauso resoné por mi cabeza. Junto a la tarta había un pequeño paquete, que al mirarlo, mi hijo, por gestos me dijo que era para mi, y que lo abriese. Eran unos pendientes preciosos, de una joyería de Barcelona que Jesús ya había comprado antes de haber planeado todo, pero con lo del crucero la jugada fue perfecta. Después de terminar la tarta, que por cierto, estaba deliciosa, nos fuimos al camarote.

  • Es, tu otro regalo- dijo Jesús, que ya me dejo sin palabras…tenia un hijo que era un tesoro

  • Pero Jesús…de verdad, creo que te has pasado, no tenias que regalarme nada, tesoro

  • Bueno, eso lo dices tu, creo que la mejor madre del mundo se merece el mejor regalo del mundo, que no se si será, pero desde luego si que lo he hecho con el mayor cariño del mundo

  • Tesoro- le dije mientras le pasaba la mano por la mejilla

  • Vamos…ábrelo a ver si te gusta

  • Voy!- al abrirlo de nuevo me quede muda. Un bikini que había visto en la tienda del barco y que me gustó mucho, era precioso. Era de color morado, pero con una línea que me gustó mucho. No se como se las ingenio mi hijo para saberlo, pero me di cuenta que es muy observador y detallista

  • ¿Te gusta?- dijo con expectación

  • No solo me gusta…me encanta, cielo

  • En serio…claro que si, tesoro, es una maravilla…te habrá costado mucho, no?

  • Bah!...no seas como la abuela. Costó lo que costó…y punto, pero te lo mereces, esto y mucho más

  • Bueno, cielo, en cualquier caso muchísimas gracias, ha sido el mejor día de mi vida

  • Jajaja…creo que exageras un poco

  • Bueno, uno de los mejores seguro que si

  • Vale…creo que así lo podemos dejar

  • Voy al baño a ponérmelo…quiero ver como me queda

  • Umm!!!

  • Dime cielo

  • Te podría pedir un favor…bueno, si no quieres lo entiendo, pero

  • Que quieres, amor?

  • Te podría pedir…

  • Dilo, no tengas miedo…

  • Podri…podri…podrías ponerte el bikini aquí?

  • ¡Jesús!

  • Bueno…lo siento, no te molestes…lo siento

  • No, cielo, no es eso…es que no me lo esperaba

  • Bueno…porfa, no te enfades

  • Que no…de verdad…es que no me lo esperaba, solo eso

  • Es que como nunca haces topless ni nada de eso…me preguntaba como serían tus pechos

  • Bueno…es cierto, la verdad es que no lo hago desde hace bastante…tu ni te debes acordar, pero a tu padre no le gustaba y cada vez que lo hacia ponía morros, así que deje de hacerlo.

  • ¿Tu hacías topless? No me lo creo

  • Por que? No crees que tenga buen cuerpo

  • No…que va, al contrario, solo es que no te imagino

  • Por que?

  • Imagino que porque nunca te había visto así, en topless

  • Bueno…si me habías visto, pero posiblemente no te acuerdes

  • Entonces no cuenta…jajaja

  • Desde luego…no se que tenéis los hombres en la cabeza…o en otra zona...solo son tetas.

  • Ya…somos todos iguales, no?- dijo mi hijo con cara de asombro

  • Bueno…no todos, o al menos no en todo, pero en otras cosas si- dije sonriéndole

  • Supongo-dijo mi hijo con cara de inocente. En ese momento no se que me pasó por la cabeza, pero en ese momento dije e hice algo que jamás pensé que fuera capaz de hacer

  • Pero como voy a hacer eso…eres mi hijo, Jesús- dije algo molesta y halagada al tiempo

  • Si no quieres…pero porfa, mami

  • Jesús…es que no está bien, una cosa es que hiciese topless en la playa y otra que te enseñe las tetas aquí, así porque si- le dije sin saber realmente que era lo que quería, ni el ni yo

  • No creo que sea para tanto…y si ya lo has hecho en la playa y otros te han visto…por que no tu hijo?- hizo un razonamiento algo lógico…así que le respondí

  • Bueno…en fin, entonces me quieres ver las tetas…pues mira- me quité la camisa y me solté el sujetador, al tiempo que cogía el bikini y me lo ponía. Al fin y al cabo, eso era lo que me había pedido mi hijo

  • Guau…mami, que pasada

  • El que, hijo?

  • Tus pechos…son preciosos- dijo mi hijo, como hipnotizado por lo que acababa de ver

  • Venga ya…solo son las tetas de una vieja

  • Bueno…no creo que tan vieja, porque se ven muy bien

  • Tu crees?- dije al tiempo que las sacaba de nuevo del bikini, casi sin darme cuenta mientras a mi hijo se le abría la boca de par en par, al tiempo que hacia ese gesto tan clásico de juntar las tetas y elevarlas un poco

  • Que pasada- volvió a decir Jesús. Al final digamos que desperté de mi sueño y me di cuenta de lo que hacía

  • Bueno, hijo, vamos a dormir, que mañana tenemos visita

  • Buenas noches mami

  • Buenas noches, hijo- nos dimos un fraternal beso en la mejilla, me fui al baño a ponerme el pijama…y a dormir

Después de una noche en la que dormí más bien poco, llegamos a Nápoles, el siguiente punto de nuestro crucero. Como en Roma, tras desayunar, nos llevaron a la ciudad. Algunas cosas me gustaron mucho, pero de las cosas que guardo un mal recuerdo es del olor, y es que olía fatal. Bueno, otra vez como en Roma, llegamos a las 7 de tarde para cenar y salir de travesía hasta nuestro siguiente punto, Mykonos, en Grecia, pero como la salida de Barcelona, con un día de travesía completo, para descansar, tomar el sol…

Pero antes teníamos que ir a cenar, luego tomamos una copa en el bar, para relajarnos. La verdad que la copa al final fueron tres, y lo cierto es que yo no es que no beba, pero una o dos como mucho son mi limite, así que esa noche digamos que lo había excedido un poco. Me di cuenta al volver al camarote que estaba un poco mas contenta de lo normal, me reía casi sin motivo…vamos estaba contentilla.

De hecho al llegar al camarote, me desvestí delante de mi hijo sin apenas problemas (bueno, las bragas no me las quite)

  • Buenas noches, Jesús- le dije a mi hijo al tiempo que le daba un beso en la mejilla

-Buenas noches, mami…te puedo pedir un favor…

  • Dime hijo…

  • Me darías un beso…en los labios?

  • Como en los labios…eso no está bien- le dije sonriendo

  • Va, mami, muchos de mis amigos lo hacen con sus madres, me lo han dicho

  • Seguro? No me engañas?

  • No…te lo prometo mamá, es cierto

  • Jajaja…no me lo creo, eso no es normal. A lo mejor alguno si, pero muchos…

  • En serio, mira, Juan, Miguel, Pere…todos me han dicho que lo hacen

  • Y los crees?

  • Por que no iba a hacerlo?

  • Ya, claro

  • Me dejarás?

  • En serio tan importante es un pico?

  • Si…si tú quieres claro

  • Bah!...venga, va, no se como me has convencido- la verdad es que lo dije casi sin pensar, un poco ebria por los cubatas de ron con cola de hacia un rato, pero el caso es que acerqué mi boca a la de mi hijo, junté mis labios con los suyos e  incluso permití que mi lengua se deslizase un poco en la boca de mi hijo. Fue muy rápido, pero intenso. La verdad es que desde que me había separado, mis hijos eran mi vida, y en ese momento, mas concretamente mi hijo.

Si la noche anterior apenas dormí, esa lo hice como una bebé. La verdad es que no pensé en lo que había hecho hasta la mañana siguiente, en que tuve un poco de sentimiento de culpa y remordimiento

Tras arreglarnos un poco y desayunar, planificamos lo que íbamos a hacer durante ese día de travesía. Decidimos que una sesión de masaje en el spa no estaría mal…y fuimos a reservar. Nos ofrecieron una cabina doble, en las  que nos harían el tratamiento al mismo tiempo y de inmediato hice la reserva. Como quedaba todavía un rato para el spa decidimos ir a la piscina, entre otras cosas, a estrenar mi precioso bikini morado. Fuimos al camarote, nos cambiamos y nos acercamos hasta la piscina. Estuvimos allí un buen rato, hasta que se nos hizo la hora de ir al masaje. Fuimos hasta la zona del spa y tras firmar, entramos. Nos dieron una llave de taquilla, un albornoz, toalla y zapatillas a cada uno…y unas bragas de papel. Así que me quité mi ropa, la guardé en la taquilla que correspondía a la llave que me habían dado, me puse la braga de papel, el albornoz y salí a la zona común, donde me encontraría con mi hijo. Una señorita del spa nos guió hasta nuestra cabina. Una vez dentro de la misma, otras dos chicas, que eran las masajistas, nos dijeron que colgásemos los albornoces en unas perchas que para tal propósito estaban (ahí fue cuando me di cuenta que solo llevaba las dichosas braguitas de papel, pero no iba a montar un show,…me despojé del albornoz y lo deposité en la percha). En un principio pensé cubrirme las tetas con las manos…pero lo pensé y creo que habría sido ridículo. Mi hijo miraba de reojo, y creo que hacía esfuerzos para que no se notase que su cosa quería tomar vida propia. Nos dijeron que nos tumbásemos sobre las dos camillas colocadas en paralelo. Lo hicimos, los dos bocabajo y las chicas iniciaron su delicioso masaje. La verdad es que era estar lo más cercano al paraíso que conocía. La masajista era una profesional increíble, sabiendo en todo momento donde colocar sus manos para darme la máxima relajación. Me di cuenta que mi hijo tenía girada su cabeza hacia donde estaba mi camilla. Nos masajearon la espalda, los hombros, las piernas…y luego nos pidieron que nos diésemos la vuelta. Miré a Jesús y sonreí, pero el estaba un poco serio, y creo que el motivo era que su polla estaba, digamos, en estado de semi-erección (no del todo, pero bastante). Se dio la vuelta, y vi como la chica que le daba el masaje sonreía…digamos que picadamente. Seguimos con el masaje…las piernas, los muslos, el abdomen, los brazos…pensé que estaba terminando, pero luego me dio un suave masaje en las tetas, terminando con unas suaves caricias en los pezones. Cuando terminamos el masaje, las chicas nos dijeron que nos dejaban para que nos pudiésemos vestir tranquilamente. Al decirlo se reían por lo bajini.

  • Te ha gustado, hijo?

  • Si…ha estado muy bien, estoy completamente relajado- dijo mi hijo

  • Yo no diría tanto…jajaja-le dije, señalando a su morcillota polla

  • Bueno…esto- no sabía por donde salir

  • No tienes nada que explicar…es normal

  • De todas formas…

  • Sssshhhh!- le mandé callar mientras le di un suave beso en los labios

El resto de la tarde fue de lo mas tranquilo…relajados tras el masaje. Luego nos fuimos a arreglar pues esa noche era la de la cena de gala, por lo que me puse un vestido que la verdad no me quedaba del todo mal, mientras mi hijo se tenía que poner un traje y corbata, con lo que lo detestaba. Le dije que le agradecía mucho lo que hacía por mí…y que no sabía como podía pagárselo. El decía que se lo estaba pasando muy bien y que conocía sitios que posiblemente si fuera por el crucero, ni de coña habría ido, suponía que algunos solos de fiesta, y muchos, ni pisarlo. No se por qué pero me puse ropa interior sexi, ya que esa noche desde luego no tenía intenciones de ligar con nadie, pero cuando te pones guapa, va todo el lote.

Fuimos a la mesa, nosotros dos, y pedimos la cena, con un buen vino, ya que una buena cena, bien merece un buen vino, y no muchos de los que dan, que si bien no son malos, tampoco son precisamente grandes reservas. Esa noche pedí un buen vino de Rioja, gran reserva. Cenamos y bebimos y estuvimos un rato en el espectáculo posterior a la cena de gala, incluso bailamos un poco, con gran vergüenza de Jesús, ya que decía que eran bailes de carrozas, con música lenta y tranquila, nada de machacar los tímpanos. Después regresamos al camarote. No estábamos borrachos, pero si algo contentos por la bebida. Cuando entramos en el camarote, casi por instinto, me fui quitando el vestido, mientras Jesús hacía lo propio con su traje. La verdad es que no me acordaba de mi conjunto interior…ese tan sexi, así que conecté con la realidad cuando me fijé en la manera en la que mi hijo me miraba.

  • Que pasa?...ya me habías visto en ropa interior, no?

  • Bueno, si, pero no como esta…te queda genial

  • En serio dices que me queda bien?

  • Mas que bien…guauuu una pasada

  • Si?- y me pongo a moverme como posando ante una cámara inexistente…flexionando las piernas, sacando el culito, el pecho…poniendo mis manos sobre la cabeza, vamos en poses digamos que sensuales. Me bajaba un tirante del sujetador…y sobre todo me reía mucho. Esta noche, sin más me quité el sujetador para ponerme el pijama y meterme en la cama. Cuando lo hice, ya mi hijo estaba en ella. Nos dimos las buenas noches, con un beso, un pico rápido…al que siguió otro, y otro más. La cosa se ponía tensa, pero quedó ahí y en pocos minutos nos quedamos dormidos, o al menos yo si que lo hice.

La mañana siguiente llegamos a una de las islas griegas que tienen más fama, Mykonos. Como siempre nos dijeron los horarios y salimos. Esta vez lo hicimos por nuestra cuenta, ya que es una isla pequeña y nos queríamos perder solos, no con un montón de gente. La ciudad la visitamos en relativamente poco tiempo, y nos quedaban unas horas para la salida del barco, por lo que se nos planteaba que hacer en ese tiempo

  • ¿Qué hacemos hijo? Te apetece algo en especial?

  • No…lo que tú quieras

  • Se me ocurre que podríamos ir a la playa…está bien el barco, pero aquí podremos sentir la arena, ¿Qué me dices?

  • Ufff.....…es que no me traje el bañador

  • Bueno, yo tampoco, ya lo solucionaremos, vale?

  • Como te apetezca…sabes que este es tu viaje

  • ¡Entonces vamos a la playa!

Nos informamos un poco y lo mejor era ir a una playa cercana con autobuses frecuentes. Compré una toalla para al menos podernos secar si es que nos bañábamos. Tras un trayecto muy corto llegamos a la playa. Quizá llamaba un poco la atención la cantidad de parejas de hombres que había, pero hay que recordar que Mykonos es uno de los sitios turísticos para gays con más fama. Pero no eran, ni mucho menos los únicos usuarios de la playa, porque también había muchas parejas de heterosexuales. Al llegar, como ya sabéis ninguno de los dos tenía bañador, pero eran muchas las parejas que estaban desnudas tomando el sol

  • Bueno…si queremos tomar el sol, nos tendremos que quitar la ropa

  • ¿Quéeeee?...quedarnos en bolas, pensaba que lo decías en broma

  • Bah! No es para tanto, o es que no te atreves?

  • No es eso…es que…

  • Nada, ni es que ni es ca…- dije y me fui quitando la ropa para quedarme en cueros. Mi hijo digamos que no tuvo más remedio que imitarme.

Estuvimos mas de dos horas en esa playa de aguas cristalinas, dorada arena y sol brillante, hasta que calculamos la hora de volver, con un poco de tiempo para comprar alguna cosa de recuerdo y llegar a tiempo al barco, porque éste sale a su hora, estés o no a bordo. Estuvimos un rato en la ciudad, compramos algunas cosas y regresamos el barco antes de la hora límite. Nos cambiamos para ir a cenar, ya sabéis que hay que ir arreglados. Esa noche cenamos bastante bien, ya que en Mykonos apenas nos comimos un poco de fruta, así que estábamos hambrientos. A diferencia de la noche anterior, esta vez no pedimos nada de alcohol…no quería tener que lamentar, por si acaso. Después de la cena vimos el espectáculo de a bordo, y ahí si que nos tomamos una copa. Cuando terminó fuimos a dar un paseo por la cubierta, y nos retiramos al camarote. A pesar del frío que suele hacer en cubierta, esa noche yo estaba especialmente caliente, no sabía cual era el motivo, o mejor dicho, no quería saberlo, porque en el fondo si que lo conocía…haber visto a mi hijo desnudo ya en dos ocasiones. Con la idea de quitarme esas cosas de la cabeza fuimos hasta el camarote, pero era algo superior a mi…la idea seguía y seguía…

En me camarote me volví a desnudar delante de Jesús, ya que después del spa y de la playa, pues no tenía sentido el cambiarnos separados. El hizo lo propio. Nos cepillamos los dientes y nos metimos en la cama. La sensación era extraña y la tensión grande. Nos fuimos a dar el beso de buenas noches, pero nos quedamos mirándonos fijamente a los ojos. No decíamos nada, pero decíamos mucho. De repente, impulsada por algún tipo de fuerza superior a mí me acerqué un poco más a Jesús y le di un beso. Esta vez no fue un simple beso de madre a hijo, ni siquiera uno de los clásicos picos que ahora están muy de moda. Fue un beso muy poco casto, un beso de los que se dan dos personas que se aman…y no solo como madre e hijo. El, como era de esperar continuó con el beso. Yo estaba muy excitada, sexualmente caliente, y la persona que tenía a mi alcance era mi propio hijo, pero lo deseaba. Estaba segura que él también me deseaba, así, que de momento mandé lejos todos los posibles remordimientos y me puse encima de mi hijo. El dio un pequeño respingo, pero le dije muy dulcemente que estuviera tranquilo. Podía notar perfectamente como su polla estaba en su máximo esplendor. Nos seguimos besando…y poco a poco jesús se iba frotando conmigo, que también ayudaba a sentir el moviendo de nuestros cuerpos. Podía notar como de mi sexo surgía una cantidad de líquido que en mi vida recordaba haber tenido. Tampoco creía haber tenido un calentón como el que sentía en esos momentos…estaba caliente, y deseaba estar caliente, y encima de todo, deseaba estar caliente con mi hijo.

Nos seguimos moviendo, cada vez mas peligrosamente, porque podía notar como la polla de mi hijo había salido de su pequeña prisión. Apenas una fina capa de tejido de mis bragas separaba algo prohibido, pero algo que deseaba hacer. No pensé en remordimientos ni en otras cosas, y di un pequeño tirón hacia abajo a mis bragas. Ya nada se interponía entre el pene erecto de mi hijo y mi húmeda vagina. Mi hijo cogió con una de sus manos su polla y la dirigió a la entrada de mi deseoso sexo. Cuando noté que su polla entraba en mi coño di un pequeño y ahogado grito

  • Ah!!!! Que bueno amor

  • Mami, esto  es un sueño… ¿estoy soñando?- dijo Jesús

  • Si es un sueño, estamos soñando lo mismo amor- le decía entrecortadamente, casi sin poder coger aire para articular las palabras

Me movía salvajemente…gemía como si fuera la primera vez que follaba

  • Ohhh dios mío, Jesús, que rico…que rico amor

  • Si, mami…delicioso- decía mi hijo empapado en sudor

  • Que rico mi amor…que rico. Como me gusta- pensaba terminar la frase de cómo me gusta tener tu polla dentro de mi, pero me cortaba decir esas cosas con mi hijo, con el que estaba follando

  • Mami, no sabes cuanto tiempo llevaba deseando hacer esto

  • ¿Si mi niño?

  • Si…

  • Pues dale a mami lo que tú quieres y mami desea- me sorprendí a mi misma diciendo eso y pasándome la lengua por los labios.

  • Si mami…lo quiero

  • Pues muévete…dale placer a mami

  • Si mami

  • No notas como mami tiene el coño mojadito por su niño

  • Si…noto como me cae liquido en los muslos

  • Eso es mi amor…esa es la excitación que siente mami

  • Yo también estoy excitado, mamá

  • Ya lo noto mi amor…noto como tu polla entra y sale de mi coñito, mi niño

  • Mami…es prefecto, es un sueño

  • Un sueño que me está matando de placer mi amor

  • ¿Te gusta mami?

  • No es que me guste mi amor, me estás haciendo sentir como hace años que no sentía

  • En serio lo dices

  • Joder…claro que en serio

  • Genial…sabes que hace mucho que quería hacerlo contigo

  • Creo que si mi amor…no quería creerlo, pero si que lo sabía

  • A veces…muchas veces soñaba que llegaba este momento

  • Pues ha llegado mi amor

  • Y no sabes como me alegro

  • Yo también me alegro…no sabes cuanto

  • ¿Si?

La verdad es que disfrutaba de una forma que no me reconocía a mi misma…había perdido todo tipo de pudor, prejuicio o remordimiento, y solo veía placer y sexo, lujuria y desenfreno, olvidándome que quien me estaba follando era mi hijo, y a la vez sabiéndolo y disfrutando. Me sorprendía verme hacer cosas que jamás pensaba, ni de lejos hacer. Una de esas cosas que no pensé hacer, al menos nunca lo había hecho fue ponerme la polla de mi hijo entre mis tetas y hacerle una paja con las mismas. El hecho de recibir la leche de mi hijo sobre mis lolas me llevó a un mundo desconocido de excitación, sobre todo al recogerla entre mis dedos y probarla con la punta de mi lengua. Había puesto una máquina en marcha que ahora era incapaz de parar. Le daba besos a mi hijo, pasándome la lengua por los labios y luego mordiendo literalmente a mi hijo. En estas noto como mi hijo empieza a jugar con mi culito…hasta que llegó a meter un dedo. Di un pequeño respingo

  • ¿Qué haces Jesús?- le dije a mi hijo en tono vicioso

  • ¿Tu que crees?

  • ¿Sabes que nadie ha entrado por ahí?

  • ¿No?

  • Nadie

-¿Y?

  • Pues que quiero que tu seas el primero, mi amor- le dije a mi hijo, sin reconocerme como madre, y si como hembra. Me puse a la altura de la polla de mi hijo y la metí en la boca, pasando mi lengua una y otra vez. Cuando consideré que estaba bien lubricada me puse a cuatro patas.

  • Anda, mi amor…párteme el culo, desvírgame el ano

  • Si mami…no sabes como deseaba este momento…es un sueño…un sueño

  • Así, mi amor…así…un poco más suave…un poco más suave…ohhhh diosss!

  • Mami…esto es el paraíso.

  • Si mi amor…estoy en la gloria- mi hijo empezó a moverse…un poco más rápido…un poco más. Notaba como mis tetas se movían acompasadamente adelante y atrás con sus embestidas. Estaba disfrutando como una colegiala con su primer amor. Esto duró hasta que pude sentir el líquido viscoso de mi hijo inundar mis entrañas. Caímos agotados en la cama…

  • Voy a darme una ducha, hijo

-¿Quieres que te enjabone?- dijo mi hijo con cara de pillo

  • Serás…cabrón- le dije riéndome

  • Será herencia de alguien, ¿no?

  • Ja,ja, ja

Nos fuimos a la ducha y allí, evidentemente me enjabonó y algo más. Nunca había follado en la ducha, pero esa noche era la primera vez de muchas cosas. Hice como en las películas…levanté una pierna mientras mi hijo llevaba su miembro a la entrada de mi vagina. Volvió a llenar, esta vez mi coño, con su leche. Nos terminamos de duchar, nos arreglamos un poco y dormimos abrazados como dos amantes, que en realidad era como nos sentíamos.

A la mañana siguiente fuimos a dar un paseo por Efesos. Casi no tenía ojos para las maravillas que allí había, porque los tenía fijos en mi hijo. Íbamos cogidos de la mano, como enamorados. Por la noche más sexo, nuevas posturas, más placer…mucho placer.

Nuestro siguiente punto de visita fue Atenas. Allí hicimos como la mayoría de los turistas de crucero, es decir, el Partenón, barrio de Plaka, Syntagma y de vuelta al barco. Por la noche, más pasión. Me sentía orgullosa de tener un hijo así.

Por la mañana, tras desayunar fuimos a visitar la isla de Santorini. Tras visitar la ciudad, famosa por las postales de Grecia en la que se ven las casas blancas con cúpulas azules y luego, como hicimos en Mykonos nos fuimos a la playa. Esta vez pregunté y fuimos a una cercana, donde hice topless, bajo la “atenta mirada de mi hijo”.

Nos quedaban tres días de viaje, con la visita de Malta, y dos días de navegación antes de llegar a nuestro destino en Barcelona. Fueron unos días maravillosos, de descubrimiento de muchas cosas, pero la más importante de todas fue el nacimiento del amor de mi hijo por mi…y por supuesto el mío hacia él.