Crucero con intercambio de parejas (2)

Curiosidad por lo que tienen y hacen los otros, es el primer paso para querer compartirlo.

Hola querido lector/a, hay un relato anterior que te pone en situación para entender mejor esta historieta.

Crucero con intercambio de parejas (2)

La tripulación nos ha preparado una cena de bienvenida, y a continuación hay una gran fiesta para todos los pasajeros.

Marta se viste con un vestido ceñido que le sienta muy bien, que se adapta a sus caderas y deja ver sus largas y bien torneadas piernas.

Al entrar al salón, Belén y Nikko nos hacen señas de que nos han guardado sitio en su mesa, nos dirigimos animados hacia allá pues parece que nuestra estrategia está empezando a funcionar.

Belén esta espléndida. Viste un vestido negro ajustado, con un amplio escote que a duras penas consigue retener sus voluminosas tetas.

Enseguida entramos en una animada conversación. Marta y yo intercambiamos una mirada de complicidad, como diciendo “los tenemos en el bote y tarde o temprano podremos materializar la fantasía que comentábamos por la tarde”.

Bailamos e intercambiamos las parejas. Me siento emocionada como un chaval, pues hacía tiempo que no sentía la sensación de ligar de forma tan descarada y menos teniendo a mi mujer por testigo.

Los cuatro disfrutamos de lo lindo, aunque ellos no se imaginan hacia donde les queremos llevar, me excita mucho pensar que esas tetas serán mías muy pronto. Mi esposa tiene un cuerpo muy atractivo pero tiene las tetas más bien pequeñas, y como siempre uno desea lo que no tiene.

Entre baile y baile, para amenizar la velada nos contamos chistes cada vez más picantes. Sobre todo de parejas de novios y viajes de luna de miel que es lo que tenemos más cercano. El baile ha terminado, pero nosotros tenemos más gana de fiesta y continuamos un rato más. Sumamos también unas cuantas copas más. Finalmente, subimos juntos hacia nuestras habitaciones bastante “tocados”, pero con muchas ganas de seguir.

Cada pareja situada frente a la puerta del camarote respectivo, hacemos una paradita como esperando que suceda “algo”. Nikko dice:

-       “Sabéis aquel que él era muy alto y ella bajita y regordeta…”, “No”, contestamos.

-       “Pasad que os lo cuento”, nos invita Nikko.

Continuamos la velada en su habitación, dando buena cuenta de las bebidas de la nevera y riendo muy alegres… Marta está cómodamente sentada en un sillón grande, con las piernas cruzadas, enseñando ampliamente sus muslos, lo que no pasa desapercibido para Nikko.

Belén, ya está medio tumbada en la cama con sus tetas a punto de salir por el escote. De pronto, Nikko se arranca y le dice:

-       “Anda… haz eso que tanto me gusta”. Belén, hace un ligero gesto de desaprobación, luego un mohín como que se lo está pensando y al final accede a la petición de su pareja.

Los tres la observamos con curiosidad, mientras se pone de pie. Con los pies juntos, levanta los talones poniéndose de puntillas y baja bruscamente. Sus hermosas tetas siguen el movimiento y oscilan acompasadamente en respuesta al brusco movimiento. Nikko dice :

-       “Más, más…otra vez”, con el entusiasmo de un niño pequeño

Belén se anima y repite el movimiento varias veces seguidas. Sus tetas suben y bajan acompasadamente con un movimiento de lo más erótico.

Marta intercambia conmigo una mirada de complicidad, sabe que me gustan mucho unas buenas tetas y ahora tengo la oportunidad de disfrutar de las de Belén.

Ahora lo repite de forma continua y alternando un pie y el otro. Las tetas responden con unos movimientos alternativos de arriba y abajo, para terminar con unos movimientos caóticos y parecen que se han vuelto locas. Finalizada la actuación, silbamos y aplaudimos complacidos de tan buen dominio de sus pechos, y el bonito espectáculo que nos ha regalado.

A mí me ha encantado, mi mujer me ve tremendamente excitado y ya se imagina la buena sesión de sexo que nos espera a continuación. Nos despedimos afectuosamente, dejamos a Belén y Nikko solos  y nos vamos a nuestro camarote.

Sin tomarnos ni un respiro, nos desnudamos rápidamente y empezamos a hacer el amor. Los ruiditos de la noche anterior se repiten, pero no nos importa. A ellos también les pasa.

Parece que hacemos el amor en estéreo, pues cuando paramos un instante, nos llega el eco del otro camarote donde también hacen lo mismo. Poco a poco nos vamos acompasando, unos instantes a follar y a continuación unos instantes para escuchar.

Marta decide echar un poco de picante para animar aún más la situación, ensaya su repertorio de gemidos. Al principio, entrecortados y en voz baja, luego más seguidos y más fuertes.

Al otro lado del tabique parece que nos han oído bien y no quieren ser menos, así que contestan con sus propios gemidos y grititos de placer acompasándose con nuestro ritmo.

Parece que ya no nos siguen. Nosotros continuamos unos minutos y finalmente llega nuestro deseado orgasmo que acompañamos con una buena parafernalia de gritos y golpes. Hemos quedado exhaustos y el alcohol  termina de hacer su efecto, dejándonos dormidos como troncos.

Ya estamos en la mañana siguiente y hoy toca descanso, piscina, sol y relax. Después del desayuno, Marta y Belén se han ido juntas a comprar algunas cosillas.

Nikko y yo, damos una vuelta por las instalaciones del barco. Al final, terminamos en el bar de la terraza junto a la piscina. Las cruceristas más "blanquitas" aprovechan para tomar el sol cuando menos quema. Como dos machitos entendidos nos ponemos a comentar el cuerpo de todas las mujeres que pasan cerca de nosotros.

Pronto pasamos a elogiar nuestras respectivas mujeres y reírnos de “sus manías comunes”. Con mal disimulado orgullo nos contamos lo buenas que están, sus mejores atributos y algún secretillo, alguno de tipo sexual.

Mis comentarios acerca de los increíbles pechos de Belén parecen satisfacerle y le hacen enorgullecer. Le sigo la corriente, y continúo con mis apreciaciones sobre las tetas de su mujer y lo muy atractivas que resultan para los demás. Sobre las doce llegan ellas y decidimos darnos un baño.

Mientras que nos cambiamos en el camarote, mi mujer comenta lo que han estado hablando durante la mañana.

-       "Me ha dicho que ayer lo pasaron de fábula y que hoy deberíamos repetirlo"; "su marido es de los que disfrutan cuando los demás hombres se fijan en ella, y lo de las tetas fue superior", "me cuenta que echaron un polvo de campeonato", "y que también nos oyeron a nosotros", "a Nikko le encanta que hablen de las tetas de su mujer", me cuenta.

-       "yo le he dicho que a ti te vuelven loco unas buenas tetas, ya que yo las tengo pequeñas" y "que le daba permiso para ponerte cachondo a costa de sus tetas, pues asi luego el sexo era mucho más intenso y divertido".

-       "Eres muy picarona, pero me encanta", le respondo muy animado.

Durante el rato que tomamos el sol, Belén sigue al pie de la letra las recomendaciones de Marta, no pierde ocasión para exhibirse, se manosea las tetas al ponerse crema bronceadora, adopta todas las posturas que resaltan sus pechos o descuidadamente se le cae parcialmente el bikini, todo ello con la mayor naturalidad.

Yo no pierdo detalle y Nikko me observa complacido viendo que las tetas de Belén me tienen encandilado. Después de comer nos retiramos a echar la siesta. Sobre las cinco, Marta y yo decidimos ir a visitar a nuestros vecinos.

Nos reciben encantados. Ella viste una camiseta ajustada y una falda diminuta que enseguida permite verle las nalgas. El solo lleva puestas unos bermudas.

Charlamos y nos bebemos la botella de champan de bienvenida del hotel que tienen en la nevera. Cuando ésta se acaba propongo ir a por la nuestra.

Ya en mi camarote me hago el remolón y doy tiempo al tiempo. Belén al ver que estoy tardando demasiado en volver dice:

-       “Voy a ver por qué no viene. Espero que no se la esté bebiendo solo a nuestra salud”.

A Nikko, la ocasión le viene al pelo para quedarse a solas con Marta que es lo que está deseando desde hace rato.

-       “Mejor será que vaya Belén”, dice con picardía viendo el inminente intercambio y la posibilidad de quedarse a solas con Marta.

Belén se presta voluntaria, y viene con ganas de ponerme al límite estando a solas con ella y con su seductor pecho.  Belén entra  en mi camarote y en broma me recrimina la tardanza, con una mano puesta en la cadera y la otra señalándome.

Tras inventarme una excusa, le confieso que esperaba que viniese ella y así me podría hacer una sesión privada de su “movimiento secreto y espectacular”.

En principio se resiste, pero luego se anima y empieza la sesión. Solo lleva una camiseta ajustada que deja completa libertad a sus tetas y la faldilla que apenas tapa su trasero.

Al ir moviendose la faldilla también sube y baja, enseñándome la parte más oscura que tapan las braguitas. Es una delicia y tengo una buena erección. Cuando ella se da cuenta de mi inevitable reacción también disfruta con la diversión.

Me acerco y le toco las rodillas, Belén se deja hacer y sigue con su danza estimulante. Desplazo el dorso de la mano subiendo por su muslo hasta llegar a las bragas. Belén, se detiene pero no dice nada.

Pongo la mano en la parte interior del muslo y la voy subiendo lentamente hasta que tropiezo con su sexo. Se le escapa un suspiro y separa muy ligeramente las piernas. Aprovecho para acomodar mejor mi mano. Hago una ligera presión hacia arriba, al tiempo que la desplazo de atrás adelante levemente frotando sobre su sexo.

Como veo que la cosa va bien, me animo y prácticamente sin que ella pueda responder, le quito las bragas rápidamente, volviendo a poner la mano en el mismo sitio.

Belén se deja caer sobre la cama, dejándome su chochete a mi disposición. Le beso en el vientre y poco a poco más abajo. Mordisqueo en los huesos de la cadera y voy bajando hacia la ingle. Con la barbilla le aprieto ligeramente y ella se estremece.

Con los labios sujeto los primeros pelillos y tiro suavemente. Lo repito cada vez más abajo acercándome a sus labios. Belén se abre de piernas sin pudor y me muestra su bonito chocho. No puedo resistir la tentación y paso la lengua por encima de sus labios.

Se lo empiezo a comer separando los labios con los dedos. Separo la cabeza y contemplo la perlita que espera que la chupe. Me lanzo de nuevo hacia ella y jugueteo con la lengua y mis labios.

Sus flujos se mezclan con mi saliva, el aroma intenso me embriaga, y dejan su chocho húmedo y preparado para que le introduzca mi dedo.

Doy una lamida general mientras ella me sujeta la cabeza como para impedir que me separe. Tras unos instante de reposo. Se incorpora, se pone sus braguitas, me coge de la mano y dice:

-       “Vamos que nos deben estar echando en falta”.

Cojo la botella de champan y nos vamos a su habitación a reunirnos con nuestras parejas, y continuar con la fiesta.

Reunidos los cuatro de nuevo, nos miramos y enseguida comprendemos que algo ha pasado en nuestra ausencia. Abrimos la botella de champan, nos la repartimos e intercambiamos frases cortas.

Marta, mi mujer, se lanza y dice:

-       “Belén,…pero que le has hecho a mi maridito?”, mientras que me pone la mano sobre el pantalón haciendo que mi polla se marque nítidamente.

-       “Vaya con la nena!”, añade, mientras que a Belén le aparece un rubor en la cara sin saber que decir.

-       “Ven cariño…tu mujercita te curará”, dice mientras se arrodilla delante de mí y de un tirón me baja los pantalones.

Mi polla aparece con todo su esplendor, alegre de verse liberada de la opresión y ante la mirada atónita de Belén y Nikko.

-       “Uhmmm que grande está…”, dice Marta mientras baja hasta el fondo el pellejo.

La verdad es que esta como un globo a punto de estallar.”…un poco reseca y muy caliente”, continua diciendo mientras que sube y baja otra vez el pellejo. “…vamos a suavizarla un poco”, dice metiéndosela a continuación en la boca.

Noto como su lengua relame el capullo y como su saliva me la moja totalmente.

-       “Ahora ya está mucho mejor”, dice dándome unos meneos suaves de arriba abajo.

Se la vuelve a meter en la boca y me la chupa durante unos instantes maravillosos. Mientras, observo como Belén y Nikko están los dos juntos recostados sobre un lado de la cama, sin duda disfrutando del espectáculo y esperando las nuevas evoluciones.

A mí también me agrada que nos miren.

-       “Bueno, ahora ya está bien preparada…ven cariño…métemela toda”, dice Marta subiéndose la falda y tumbándose en el otro lado de la cama.

Ya no lleva las bragas y los labios de su chocho los tiene sonrosados y abiertos, lo que me hace pensar que al menos también ha tenido antes un buen calentón con mi vecino. Esto me altera un poco, y en vez de aceptar su invitación, la cojo, la levanto de la cama, le quito la falda y la coloco a cuatro patas encima de la cama.

Me coloco detrás, dirijo la punta de mi polla hacia su chocho y aprieto. Entra con suavidad ya que lo tiene muy húmedo. Uhmmm que gustoooo!

Una vez que la tengo toda dentro, la cojo por las caderas y me separo un poco. La vuelvo a meter a tope y Marta gime de placer. Aaaaahhh!

Nuestros vecinos se han acomodado de manera que ven como mi polla entra y sale con todo detalle. Como veo que les gusta, me prodigo en toda clase de movimientos para que disfruten de todas las posibilidades, a la vez que Marta y yo echamos un buen polvo.

Primero despacito, sacándola solo la mitad; luego más enérgicamente ayudándome con las manos puestas sobre sus caderas; luego con más amplitud hasta que casi se sale y luego hasta el fondo; un poco de costado y luego despacito otra vez.

Nuestro clímax llega mientras me muevo como bailando la lambada contra su culo.

Unas rápidas acometidas y Marta grita de placer.

-       “Así, así…mas..no pares…no pareeess!”

Yo no me puedo contener más y me corro también. Marta se deja caer lentamente sobre la cama boca abajo; la acompaño todavía con la polla dentro y me tumbo sobre ella.

Continuará la historia mientras dure el crucero.