Crucero con intercambio de parejas (1)

Durante el crucero de aniversario puede ser un buen momento para darse algún gustazo extra, no?

¡VAYA CRUCERO!

Para celebrar nuestro quinto aniversario de boda, mi esposa y yo, nos hemos regalado una segunda luna de miel. Haremos un crucero de dos semanas por el Mediterráneo los dos solos.

Coincidimos con otras parejas jóvenes; muchos en su luna de miel. Tras un largo día para acomodarnos en el camarote, y tras darme un buen baño reparador, espero tumbado sobre la cama impaciente a que mi mujer venga a hacerme compañía.

La espero desnudo, con ganas de disfrutar de la tranquilidad de encontrarnos solos. Unos ruidos acompasados me hacen pensar que en la habitación contigua están haciendo el amor. De forma involuntaria, les presto atención y a los pocos minutos me llevo la mano hacia la entrepierna.

Los ruidos solo duran unos minutos, pero lo suficiente para que mi mano juguetee un poco y se me ponga casi dura. Cuando Marta sale del lavabo esta espléndida, con un picardías muy sexy y unas braguitas que trasparentan su vello púbico.

Enseguida nos ponemos a la tarea, disfrutando de todos nuestros juegos.

Cuando me pongo encima y empiezo el mete saca, me doy cuenta que nuestra cama también hace "ruiditos". Pienso en los vecinos. Me agrada la idea de que ellos también puedan seguir nuestro polvo como yo hice con el suyo.

Marta, al no sentir la coacción de nuestros vecinos habituales, se deja llevar por sus pasiones, gime, grita y me pide caricias a sus anchas. Después de un buen rato de juegos y caricias nos corremos los dos escandalosamente.

A la mañana siguiente toca visita por todo el barco. Al salir de nuestra habitación, coincidimos con nuestros vecinos. Los cuatro nos observamos con disimulo y curiosidad. Durante la mañana hemos coincidido varias veces.

Marta, es muy sociable y enseguida ha contactado con ellos. Es una pareja joven, cuatro años de casados. Celebran un éxito profesional de ella.

El, es un joven bien parecido y simpático. Ella tiene una expresión jovial, risueña y atractiva. Tiene una cuidada figura, (se nota que hace deporte). También destacan sus agresivos pechos que se muestran altivos y desafiantes.

Tras la excursión por cubierta, de vuelta al camarote...una excelente comida y tiempo de descanso en la habitación. Mi mujer y yo, sesteamos plácidamente. Tras media hora de reposo, empieza a acariciarme. Ya sé lo que busca y me dejo hacer. Poco a poco, su mano se va acercando hacia mi sexo.

Cuando lo coge, éste ya está casi listo. Lo acaricia y sube y baja la piel con cuidado, sintiendo como va creciendo. Al mismo tiempo va comentando cosas de la mañana. Luego habla de nuestros vecinos, para más tarde añadir:

-       "Te ha gustado Belen, eh?...vaya pechos que tiene...me he dado cuenta que te la mirabas con disimulo...pero con deseo".

Trato de disimular pero el respingo que ha dado mi polla me delata.

-       "No es nada malo..", continua..."ya se que un par de tetas así os gustan a los hombres", dice mientras acelera el movimiento de su mano. Me sorprende su franqueza y asiento con la cabeza, mientras ella sigue con sus caricias.

Cuando ya estoy a punto, se sienta sobre mis muslos, me sujeta la polla en posición totalmente vertical, levanta su cuerpo apoyándolo sobre sus rodillas, y la encara sobre su vagina. Poco a poco se va dejando caer, haciendo que mi polla se vaya introduciendo lentamente. Cuando la tiene dentro empieza a subir y bajar, y mover sus caderas adelante y atrás.

Se balancea y baila sobre mi describiendo círculos. Sabe que me gusta y ella también disfruta de lo lindo. Pasados unos instantes, para y me dice:

-       "Que te parece si nos los ligamos?".

-       "¿Pero que dices?", digo entre incrédulo y sorprendido.

-       "Podríamos hacer una pequeña locura...tu disfrutas de las tetas de Belen, ellos aprenden un poquito y yo...experimento la sensación de seducir a Nikko. ¿que te parece?".

Sin esperar mi respuesta, se pone a cabalgar intensamente sobre mi. Tras unos instantes, se detiene y pregunta:

-       "Te animas...lo hacemos?. Tengo ganas de hacer una locura y disfrutar de nuestro crucero.

-       "Si..si... pero continua", digo yo sin saber muy bien lo que estoy aceptando.

Así lo hace y conseguimos tener un orgasmo adornado con un detalle de picardía nuevo. Una vez recostados unos junto al otro, me susurra al oído:

-       "Lo de antes iba en serio... prepárate a disfrutar de unas vacaciones diferentes"

Me he despertado temprano, el sueño ha sido relajante y me encuentro muy bien (el compás del barco durante la noche me ayudo a conciliar un sueño profundo).

Mi esposa Marta sigue durmiendo, y prefiero no hacer ruido para no molestarle. En los días de fiesta me quedo en la cama, espero a que despierte y hacemos el amor de buena mañana. A ambos nos gusta empezar las caricias como prolongación de los sueños.

Hoy la dejare dormir ya que anoche ya tuvimos una "buena sesión". Me pongo ropa deportiva y decido dar una vuelta por cubierta para disfrutar del aire fresco de la mañana.

Al salir del camarote, coincido con nuestra vecina. Ella no me ve y yo la sigo con la vista. Viste unos shorts color blanco y una camiseta de tirantes pegada al cuerpo. Una alegre cola de caballo en lo alto de la nuca recoge su melena rubia.

Miro hacia su trasero y me parece estupendo, bien formado, bien cuidado por el deporte y provocativamente vestido por su dueña.

Avanza por el pasillo alegremente, moviendo sus caderas ofreciéndome la vision de sus bien torneadas piernas y su hermoso culito recogido con el pantalón de lycra.

Con sigilo la sigo por los pasillos sin que ella se aperciba de mi presencia y disfruto viendo sus movimientos armoniosos y llenos de vitalidad.

Como un destello, pasan por mi mente las imágenes que me imagine ayer mientras escuchaba su polvete, ¡que delicia! ¿será de esas mujeres seductoras y ardientes que nos vuelven locos?... quizás pueda comprobarlo.

Llega hasta el gimnasio y hace unos estiramientos. ¡qué figura tan apetitosa!.

La sala esta vacía y solo el monitor trata de organizar los ejercicios. Mi vecina, durante unos instantes, hace unos cuantos movimientos de aerobic que conoce de memoria. Finalmente se tumba boca arriba sobre una banqueta para hacer pesas. Pone cada pierna a un lado y con esfuerzo levanta la barra de pesas.

Seducido por la alegría que transmite su cuerpo la he seguido, y ahora para disimular mi descarada mirada, hago algún ejercicio de forma suave en alguno desde algún aparato que me permita una buena visión sobre ella.

Me fijo en su entrepierna y adivino un adorable monte de Venus debajo del pantaloncillo ajustado. Estoy seguro que debe ser una delicia y me contento contemplándolo.

Luego se pone en la máquina para ejercitar los muslos, abriendo y cerrando alternativamente las piernas. El movimiento me parece de lo más sexy y sin darme cuenta me quedo absorto mirándola. Un intenso calor se genera entre mis piernas y un buen bulto denota mi excitación.

Ella se da cuenta, pero lejos de molestarle se siente deseada y admirada. Un intenso rubor se apodera de ella, que logra superar continuando con la serie del ejercicio.

Con cierto descaro la contemplo y me seduce la visión de sus piernas abriéndose y cerrándose como dos alas de mariposa.

Va hacia la banda de paseo y empieza a caminar apresuradamente. Todo su cuerpo se mueve armoniosamente y me atrae mucho. Me acerco y tomo lugar en la bici contigua.

La saludo y empezamos a charlar. Tras unos minutos, de forma inesperada me invita a acompañarla al jacuzzi. Por la forma tan inocente con que me lo ha propuesto, no deduzco una segunda intención, pero la mera posibilidad de que algo más pueda suceder, me seduce y por tanto acepto encantado.

Llegamos a una gran sala con tres jacuzzis múltiples. Ella se pierde tras una puerta y vuelve envuelta en un albornoz.

-       “Vamos...ve a cambiarte”, me dice apremiante. Busco con desespero la puerta donde perderme para desnudarme y volver lo antes posible con ella.

Al regresar, desnudo y lleno de pudor, solo llevo un albornoz cortesía del barco. La veo sentada en una de las bañeras. Las burbujas rodean su cuerpo y solo puedo ver su rostro sonriente que me invita a acercarme.

Me desprendo de la ropa, con rapidez me meto dentro del agua, tratando de tapar con las manos lo que mi mente es incapaz de dominar. Me siento en el espacio contiguo al suyo. Tiene una sonrisa esplendida, su bonita silueta esta desdibujada por las burbujas y espero poder encontrar la forma de acercarme a ella.

¡Desgraciadamente no estamos solos!. ¡qué pena!

En el jacuzzi, durante unos minutos intercambiamos miradas llenas de complicidad y deseo.

Entre las burbujas adivino ese cuerpo que tan ardientes deseos ha despertado esta mañana. Protegido por la distorsión del agua, me abandono, me relajo y dejo que mi pene se balancee libremente siguiendo el movimiento del agua.

Belén sale del baño. Lleva un diminuto tanga que tapa con dificultad los pelitos de su chochito, y deja ver los cachetes de su hermoso culo.

Puedo confirmar que tiene una estupenda figura, y unos pechos medianos, erguidos y algo puntiagudos, que parecen desafiar la gravedad. Uhmmmm que ricos!!

Siento como mi pene se agita inquieto bajo el agua. Ella sale lentamente del agua, se pone el albornoz y se despide lanzando un beso al aire.

Espero unos minutos tratando de dominar lo indomable, mientras soporto las miradas jocosas de un matrimonio mayor que ha observado la escena, quizás recordando otros tiempos.

Al llegar al camarote, mi esposa no está. Me visto y me voy rápidamente al comedor, pues supongo que esta desayunando. Allí me la encuentro. En una mesa de cuatro, están ella y el vecino del camarote contiguo, desayunando y charlando amigablemente.

Le doy un beso a mi esposa y me acomodo junto a ella. Se han conocido viniendo hacia el comedor y dado el don de gentes de mi esposa, ya ha conseguido poner en marcha su anunciado plan para seducir a la joven pareja.

A los pocos minutos, aparece Belén. Lleva un vestido de tirantes, vaporoso, con los hombros descubiertos, y ceñido a la cintura, lo que da un vuelo especial a la falda.

Tras dar un beso cariñoso a Nikko, su esposo, nos da los buenos días y se sienta.

Los pezones que antes vi en el jacuzzi, se marcan desafiantes en la tela y siento como se me acelera el pulso. Intercambio con Marta una mirada de complicidad y ambos asentimos con la cabeza. Cada vez me siento más atraído por la sugerencia de mi esposa de “ligarnos a esta linda pareja”, y pasar los cuatro unas inolvidables vacaciones.

No cabe duda de que hay mucha y buena química entre nosotros.

Deverano.