Crónicas Vampíricas: Viaje a Denver

Historia alternativa del viaje a Denver en el que Damon y Elena van a buscar la ayuda de Jeremy.

Misterio, aventura, peligro… Seguridad, confianza, ternura… Damon y Stefan. La cabeza de Elena era un torbellino. Nunca dejo de amar a Stefan, ni cuando estaba bajo el poder de Klaus, pero las cosas ya no eran como antes... Y Damon siempre había estado ahí. Era caprichoso, impulsivo, repelente, engreído, prepotente, leal, interesante, inteligente, misterioso, atractivo... Demasiado atractivo... La ayuda de Jeremy era necesaria por su capacidad para comunicarse con los fallecidos, y Stefan insistió en que ella fuera con Damon a Denver y aclarará sus sentimientos antes de seguir con él. Elena quería mantener a Jeremy alejado de todo eso, pero era la única forma de despertar a Mikael, y acabar con Klaus. Y la idea del viaje con Damon atraía a Elena, no podía evitarlo. Al día siguiente, juntos partirían a buscar a Jeremy, pero el viaje no sería más que eso. Elena se lo prometió a si mismo demasiadas veces esa noche hasta caer dormida.

La luz del sol inundaba el coche de Damon, pero el vampiro ni se inmutaba gracias a su anillo de sol. Elena observaba su pálida piel, sintiéndose tonta al preguntarse si un vampiro podría ponerse moreno. Damon miraba de reojo a Elena, sabiéndose observado, empezando su juego de siempre.

-   Hoy estás especialmente radiante Elena – dijo mirándola de reojo.

-   No empieces con los piropos – contestó Elena – sabes a lo que hemos venido.

-   Según mi hermano, a ver si eres una chica buena o una chica mala – contestó Damon con sorna – a mí me gustan las chicas malas, son más divertidas.

-   Pues Katherine te viene perfecta entonces.

-   Nah, físicamente no es mi tipo – dijo Damon, riéndose de ella.

Elena se sentía algo molesta con este tipo de conversaciones… siempre discutiendo con Damon. Pero también había algo que la atraía, que le gustaba. Elena se planteaba demasiadas cosas sobre su relación con los hermanos Salvatore, pero sabía que quería a Stefan. Lo único que tenía que hacer era mantenerse alejada de Damon durante el viaje y todo iría bien.

-   Tú… ¿estabas enamorado de Katherine? – preguntó Elena.

-   ¿A qué viene el cuestionario?

-   No tienes porque contestar.

Un silencio incómodo se apoderó de la situación. Pasaron un par de minutos, y cuando Elena pensaba que ya no obtendría respuesta, Damon empezó a hablar.

-   Si, estaba enamorado de ella – contestó al fin Damon -. Habría dado mi vida por ella. Y llegué a pensar que el sentimiento era mutuo. Incluso pensaba que podríamos formar una familia. ¡Quién lo diría, tendría mini Damons!

-   Pero siendo ella Vampira, eso hubiera sido imposible.

-   Al principio no sabía que lo fuera. Cuando lo descubrí tampoco fue un problema. Los vampiros no podemos procrear, pero nos gusta mucho intentarlo – contestó Damon.

Elena enrojeció de vergüenza al imaginarse la situación, y también por el hecho de que le daba rabia no poder tener una conversación seria con Damon. Pronto llegarían a su destino y podría ver a su hermano. Es lo único en lo que tenía que pensar ahora.

Jeremy estaba entrenando en una jaula de Baseball mientras esperaba a un amigo, cuando recibió una visita inesperada. Elena caminaba por el pasillo hacia él, acompañada de Damon.

-   ¿Elena, que haces aquí? – preguntó, sonriendo – ¡Me alegro de verte!

-   ¡Jeremy! – exclamo Elena.

Se abrazaron afectuosamente debido al tiempo que llevaban sin verse. Elene echaba muchísimo de menos a Jeremy, era la única familia que le quedaba, aunque reconocía que en Denver estaba mucho más seguro.

-   Bueno tortolitos, tenemos cosas que hacer – Damon les miraba con impaciencia, mientras se alisaba el pelo – Hemos venido a pedirte ayuda, Indiana Jones.

-   ¿Qué pasa Elena, estás bien? – preguntó el chico.

-   Sí, estoy bien. Verás, hemos venido para que nos ayudes a encontrar el arma que nos permitirá matar a Klaus… y necesitamos de tu don para hablar con los muertos.

-   Elena, sabes que no puedo controlarlo bien y sólo puedo ver a gente a la que he conocido. Además, estoy esperando a una persona.

-   ¡Ey Jeremy! – exclamó alguien a sus espaldas.

Un chico bajito y delgado se acercó a ellos. Llevaba un bate de beisbol en la mano. Era Kol.

-   ¿Qué, que haces aquí? – tartamudeo Elena.

-   ¡Apártate! – Damon la hizo a un lado, poniéndose delante de ella.

-   ¿Kol? – Jeremy parecía sorprendido – No se llama, Kol, se llama…

-   Aparta imbécil.

Kol empujó con desdén a Jeremy, estampándolo contra la pared y dejándolo inconsciente. Elena notaba los músculos de la espalda de Damon tensos, a la espera para defenderse, o para atacar.

-   Damon Salvatore – dijo Kol, arrastrando las palabras – Tenemos un asunto pendiente. ¿Recuerdas cuando para proteger a un simple humano me tiraste por un balcón?

-   Lo recuerdo, tienes bastante estilo cayendo al vacio – contesto Damon, burlándose de él mientras mantenía la expresión seria.

-   No eres nada inteligente, pero matarte ahora mismo sería aburrido. Vamos a jugar a un juego.

Antes de que Elena pudiera darse cuenta, Kol corrió hacía Damon empuñando el bate y partiéndoselo en las costillas. Damon salió despedido por el impacto, y el bate se hizo trizas.

-   Veamos – Kol parecía disfrutar de la situación – El juego se llama la venganza de Kol, y consiste en lo siguiente. Parece ser que os interesa mucho este chico de aquí.

Kol se acercó al armario de los bates, y cogió un bate de metal. Damon se había levantado a duras penas, y Elena vio como había escondido una gran astilla en la parte de atrás del pantalón. Kol salió volando hacia Damon, pero está vez él estaba preparado. Saltando hacia atrás, esquivó el primer batazo de Kol, que paso rozándole las costillas, y empuñando la astilla, trató de apuñalar a Kol en el corazón. Sólo consiguió clavarle la astilla en el hombro, y en contrapartida recibió un fuerte golpe en los gemelos, que lo tiro de espaldas al suelo. Le había partido las dos piernas del golpe.

-   Este bate funciona mucho mejor – Kol parecía divertido mientras se sacaba la astilla del hombro – Os diré de qué va el juego. Mañana os enviaré un mensaje dándoos un lugar al que ir, y tendrás que ir allí Damon, o volveré y me comeré a tus dos humanos. No creo que quieras que eso pase.

Kol asió el bate como una espada, y atravesó el estómago de Damon, hundiendo medio bate en la tierra que pisaban. Damon gritó de dolor y todo se llenó de sangre.

-   Lo que mañana te haré no tendrá comparación con esto – dijo Kol – Tienes un día para planear algo e intentar divertirme. No creo que pienses en huir, aquella señorita de allí no estaría muy contenta si me comiera tanto a ella como a su hermano.

Acto seguido, se dio la vuelta y desapareció como si nunca hubiera estado allí.

Elena despertó a Jeremy como pudo, y juntos consiguieron quitar el bate que atravesaba a Damon. Juntos fueron a un Motel cercano, y Damon desapareció un par de horas para alimentarse.

-   Así que era un vampiro original – Jeremy estaba sorprendido – Creí que éramos amigos, y él sólo estaba jugando conmigo.

-   Sólo quiere vengarse de Damon porque una vez le mató.

-   Y para coaccionarle usa nuestras vidas, suena asqueroso – Jeremy se levantó y se dirigió hacia la puerta – Voy a dar un paseo. No me esperes despierta.

-   ¡Pero Jeremy, podría matarte! – exclamó Elena.

-   ¿Y crees que estar aquí dentro se lo impide? – Damon entraba por la puerta a la vez que Jeremy salía. Antes de entrar en la habitación, cerró la puerta con llave – Podría derribar está casa a soplidos si quisiera, no necesitaría ni que lo invitarán a entrar. Déjale tomar el aire, se ha llevado un buen golpe.

A Elena no le pasó desapercibido el detalle de que Damon había cerrado la puerta, pero no le dio más importancia. Quería acostarse y dejar de dar vueltas a todo. Ya era bastante de noche y la luz de la luna entraba por el amplió ventanal de la habitación. Elena se metió en la cama y trató de cerrar los ojos, ignorando a Damon. Se concentró en lo que oía. El vampiro parecía haber cogido una botella de algo, probablemente alcohol, y se sentó en una silla a pie de la ventana. Después de un rato de silenció, Elena no puedo evitar espiar a Damon por la comisura de los ojos.

La silueta de Damon se perfilaba bañada por la luz de la luna, dejándola apreciar cada centímetro de su cuerpo. Elena le miraba sin que él se diera cuenta, y apreciaba todos los detalles de su deslumbrante cuerpo bajo la luz de la luna... Su pelo color azabache, sus musculosos hombros, sus abdominales... Damon se dejaba mirar, completamente consciente de la situación, para acto seguido darse la vuelta y mirar a Elena. A la chica le dio un vuelco el corazón. Damon se acercó a la cama con una mirada seria, como sopesando algo, y acto seguido se tumbó al lado de Elena. Elena estaba nerviosa, ruborizada, y se sentía estúpida por ello. No podía dejar de pensar en Damon, en lo atractivo que era, en que en el fondo ella lo deseaba... Y se odiaba por ello. Elena dio un respingo al notar la mano de Damon rozar la suya, acariciar lentamente sus dedos, subir por el brazo poco a poco. Apenas podía respirar con normalidad, y no sabía cuándo volvería Jeremy. Damon seguía subiendo, acariciando su hombro, su cuello...

  • He esperado mucho por este momento - susurró Damon al oído de Elena.

Elena no podía articular palabra, y tampoco podía moverse. Damon se puso de lado, y llevó su mano a la tripa de Elena. Poco a poco, fue buscando el borde de su camiseta de tirante, hasta encontrarlo, y empezar a acariciar su abdomen, subiendo muy despacio, simplemente rozándola.

  • Damon... - susurró Elena, con un escalofrío de excitación recorriendo su columna vertebral - por favor...

La mano de Damon subía cada vez más, repasaba sus costillas con los dedos. Elena no sabía si sentía frio o calor.

  • Pídeme que pare, y lo haré - susurro Damon a su oído - dilo ahora mismo.

Elena no dijo nada, y Damon se dio por satisfecho. Poco a poco, fue bajando por su oreja, besando suavemente la zona mientras bajaba, invadiendo con su mano cada vez más a Elena. Comenzó a besarla el cuello, la clavícula... Elena suspiraba y temblaba, y Damon subió aun más su mano, pasándola deliberadamente por el sujetador de ella, rozando sus pechos... Hasta agarrarla suavemente del cuello y virar su cara poco a poco. Damon fue acercando sus labios a los de Elena... Hasta besarla. Elena sintió los labios de Damon sobre ella, y pensó que era lo que siempre había estado esperando. Alzo su mano derecha a la cara del joven y le acarició mientras se besaban. Notaba la presión de la mano de Damon en su cuello, controlando la situación. Elena la tomo y comenzó a bajarla lentamente, hacia su sujetador. Notó la mano de Damon acariciando la parte superior de su pecho. La estaba volviendo loca. Elena decidió tener valor, y también se puso de lado, mirando a Damon.

Por un momento, el tiempo se paro mientras se miraban a los ojos, y entonces la pasión inundó el cuerpo de Elena como un volcán. La vergüenza y la culpa se transformaron en deseo. Elena besó con desesperación a Damon, sintiendo sus labios, su lengua, su saliva… comenzó a tocar su torso. Podía sentir sus duros abdominales, sus pectorales perfectos, sus hombros... Giró sobre Damon y le puso boca arriba, tumbándose sobre su pecho y besándole sin parar. Podía notar como sus pechos se aplastaban contra el cuerpo de Damon, dándole un placer indescriptible. Las manos de Damon acariciaban sus muslos a través de los pantalones. Elena se incorporó y observó a Damon. Su mirada reflejaba deseo, el mismo deseo que ella sentía ahora mismo. Elena se quito la camiseta, y llevó las manos de Damon a sus pechos. Damon los masajeó, sintiendo su tibiez humana, y se incorporó también para besarla y quitarla el sujetador. Elena se echó para atrás, evitándolo, y se tumbó boca abajo en la cama. Damon se acerco poco a poco y se tumbo sobre ella, dejándola notar su pecho mientras la acariciada los muslos, mientras la besaba la nuca, mientras la desabrochaba el sujetador. Damon bajó hasta sus pantalones, y comenzó a bajarlos también, dejando al descubierto toda la anatomía de Elena.

Comenzó a besarla las piernas, y fue subiendo poco a poco, hasta sus braguitas, comenzando a bajarlas con la boca... Elena se dio la vuelta agarrándole de la barbilla y llevándola hacia arriba. Se besaron apasionadamente, y Damon pudo sentir sus pechos desnudos contra él. Con su mano izquierda agarró el pecho de Elena y lo fue palpando poco a poco. Elena suspiraba de placer. Mientras Damon se recreaba en sus pechos, Elena bajo sus manos hacia el culo de Damon, sintiéndolo duro, musculoso, excitante… el besaba y lamia sus pechos, sus pezones...la estaba volviendo loca, iba a perder el control en cualquier momento. Fue girando su mano despacio por el cuerpo del chico hasta que notó un bulto que delató la excitación de Damon. La acción se congeló y ambos se miraron a los ojos. Elena empezó a frotar el pantalón de Damon, notando su erección. Un suspiro salió de la boca de Damon, haciéndolo parecer humano por un instante.

  • Quítate el pantalón - jadeo Elena.

Damon se levantó de la cama y comenzó a bajarse el pantalón. Elena pudo apreciar su pene a través de su ropa interior. Duro. Grande. Y estaba así por ella. Damon era solo suyo. Rápidamente se encontraron abrazados, besándose apasionadamente, frotando sus cuerpos y suspirando de placer. Damon no tardó en dejar de besarla y bajar hacia su ropa interior. La agarró por los lados y comenzó a bajarla muy despacio... Disfrutando del momento. En cuento terminó, comenzó a bajar también su ropa interior hasta quedar completamente desnudo.

Elena no pudo más que ruborizarse, observando el perfecto y joven cuerpo de Damon, sin poder apartar la vista de él ni un segundo. Era... Grande. Damon volvió a tumbarse encima de ella, y Elena noto el roce de su sexo. Un aluvión de emociones inundaban a la chica mientras se iba acercando el momento culmen. No podía creer lo que estaba haciendo, pero jamás había sido tan feliz. Damon miró a Elena a los ojos y comenzó a besarla suavemente en los labios... mientras Elena sentía como la iba penetrando poco a poco. El placer invadió el cuerpo de Elena, haciéndola estremecerse. Damon la estaba haciendo el amor muy despacio, y ella sentía como la llenaba por dentro. Sus uñas se deslizaron por su espalda mientras Damon aumentaba el ritmo, cada vez más, mas rápido. Su corazón palpitaba al ritmo de las embestidas, que la hacían derretirse de placer. Un calor tan sobrenatural como su amante se apoderó de su estómago, según iba notando que el orgasmo se acercaba.

¡Damon! - dijo Elena, ahogando un grito.

Elena sintió como oleadas de un placer incontrolable la invadían mientras llegaba al clímax, notaba como recorrían todo su cuerpo dándole la sensación más maravillosa e intensa que jamás había sentido, a la vez que notaba a Damon estremecerse y llenarla con su semen. La cabeza de Damon cayó sobre el pecho de Elena, que se convulsionaba de puro placer.

Poco a poco sus respiraciones se fueron normalizando. Elena acariciaba el precioso pelo del vampiro, sintiéndose plenamente feliz por primera vez en mucho tiempo, desde antes de que Klaus se llevara a Stefan... Oh dios mío, Stefan...

  • Vaya Elena, eres toda una mujer - dijo Damon.

  • ¿Tienes experiencia en identificarlas no? - pregunto Elena con sorna.

  • No te pongas así chica dura. Que sepas que sólo te quiero a ti - susurro - puedo seguir demostrándotelo si quieres...

  • No podemos decirle esto a Stefan, Damon.

  • Ya salió el hermanísimo... ¿Acaso no debe saber la verdad? - se incorporó y comenzó a pavonearse, completamente desnudo- O solamente me has utilizado por mi magnifico cuerpo.

  • Eres un idiota - dijo Elena riendo -, lo sabrá, pero seré yo quien se lo diga, y cuando llegue el momento. ¡Además Jeremy podría llegar en cualquier momento!

  • Me parece bien - dijo Damon provocador - ahora es el momento de otras cosas.

-   Podrías morir mañana mismo…

-   Mas motivos aún. ¡Ven aquí!

Tiro del cuerpo de Elena mientras la chica reía, y ambos se fundieron en un nuevo beso de pasión desenfrenada.