Crónicas no censuradas del 6º año en Hogwarts (5)

Aquí está la 5ª parte de esta serie de relatos en los que narraré la verdadera historia del 6º curso de Harry Potter y sus amigos en Hogwarts, todo ello desde una narrativa cuidada y totalmente fiel al libro original, que hará las delicias de los aficionados a Harry Potter.

Introducción:

Siento muchísimo la tardanza, pero he tenido una serie de problemas técnicos con este capítulo, que ya explico más abajo, entre otros.

El mismo es, por decirlo de alguna manera, para “abrir boca” ante lo que se avecina, espero que lo disfrutéis.

Y sin más dilación, aquí os dejo con la 5ª parte de mis Crónicas no censuradas del 6º año en Hogwarts, que las disfrutéis:

Capítulo X:

A regañadientes, Harry, haciendo un enorme esfuerzo, consiguió incorporar al comatoso Ron y colocarlo de manera que le fuera menos complicado llevarle hasta casa. Ya con un brazo alrededor del cuello de Harry, Ron emitía leves e inarticuladas frases sin sentido.

La verdad es que no se sabía quién debía llevar a quién, pues la adrenalina, que hace unos minutos había activado y despejado el cuerpo de Harry, comenzaba a desaparecer de su cuerpo, y con ella iba desapareciendo progresivamente la fuerza, el ánimo, y sobre todo, la consciencia, para irse apoderando de él el pesadísimo sopor del alcohol, como si el aliento de vida se le escapara por momentos. Si aquello seguía así, tendría que ser Ginny la que trasportara a todos hasta la casa.

La pequeña de los Weasley, por su parte, había hecho lo propio con la semi-inconsciente Hermione, a quién había rescatado del pie de un sofá en el lado izquierdo del “anfiteatro”, cerca de la barra del bar.

No pesaba demasiado, pero el poco peso de la chica iba contrapeado a la poca fuerza de la pelirroja. Ginny fue trastabillando hasta el pie de la escalera de mano, donde se encontraba Harry, el cual llevaba literalmente “colgado” del cuello a su hermano.

Ahora que Ginny se fijaba, Harry no tenía mucho mejor aspecto, su rostro estaba pálido como la cera, y perladas gotas de un frío sudor se reflejaban en su lívida cara.

-Harry, ¿estas…?- Pero antes de que acabara la frase Harry se inclinó y vomitó en el suelo.

-Si, estoy… creo que no puedo llevarlo… pesa demasia

-¡Harry!

De pronto Harry se desplomó hacia un lado, quedando inconsciente en el suelo, y Ron se precipitó sobre el como un saco de patatas: los dos estaban inconscientes en el comatoso trance del alcohol.

Ginny entonces se dio cuenta de que esa noche no irían a ninguna parte. Ella no podía subirlos por la escalera de mano a los tres, no tenía suficiente fuerza, y, aunque sabía que podía usar la magia con impunidad en su casa, no conocía el hechizo para hacer levitar gente

-¡Fregoteo! –Exclamó una amargada Ginny apuntando al charco de vomito de Harry.

La verdad es que era una pena, aquella podría haber sido su noche, la de los dos, y todo se había estropeado por el exceso de alcohol.

-Aunque… -Pensó Ginny.-Si lo pensaba fríamente, fue el alcohol el que impulsó a Harry a hacer aquello

Apartando ese desagradable pensamiento de su mente, Ginny inspiró profundamente, levantó la varita, y exclamó: “¡Accio Sillones!” , para que un momento después, tres pesados sillones se arrastraran hasta su lado.

Haciendo un enorme esfuerzo, la chica subió a los otros tres adolescentes, a cada uno en un sillón, para luego ella acostarse en otro diferente, a pesar de que sintió tentaciones de acostarse con Harry

Ginny entonces comenzó a pensar, y por su cabeza pasaron varios temas, desde “qué le dirían la mañana siguiente a sus padres, si estos descubrían su matutina ausencia” hasta “si de verdad le gustaba a Harry tanto como él a ella, o si sólo había sido un calentón provocado por el alcohol”.

Tras unos turbulentos minutos en los que su mente trabajaba a un ritmo frenético, acabó venciéndola el cálido abrazo de Morfeo, para en su nebuloso reino soñar algo tan extraño, como ella metida en la piscina del anfiteatro, besándose con una botella de wishkey de fuego gigante

..

Harry abrió los ojos lentamente, para ver una estancia que no le sonaba de nada. Se quedó unos instantes contemplando su alrededor, cuando de pronto, junto a una punzada de dolor en la cabeza, un torrente de recuerdos pasó por su cabeza como imágenes de una película a cámara rápida.

Ellos entrando en “La Guarida”, volviendo para cambiarse… preparando la fiesta… después todos en el mueble-bar, el wishkey de fuego corriendo… y nada más, lo último que recordaba era haber bebido una copa más, haber echo el pino… caer… y nada más.

Otra punzada de dolor le atravesó la cabeza de parte a parte, y la boca le sabía de forma asquerosa, así que dedujo que había debido de vomitar la noche anterior. Un momento después reparó que se encontraba tumbado en uno de los muchos sillones que había esparcidos por la sala, pero con la diferencia de que éste estaba situado en la base de las escaleras de mano que conducían al exterior… ¿qué había pasado?

Así mismo Harry se fijó en que sus otros tres compañeros aún dormían, Hermione tenía el pelo muy desordenado, de haber dado vueltas en el sillón, y Ron dormía boca abajo, con una pierna y un brazo fuera del sillón, y le caía un fino hilo de baba desde la comisura de los labios.

Ginny estaba en el sillón contiguo al suyo. Su pelo estaba ligeramente rizado, como si se hubiera mojado, teoría que corroboró el hecho de ver dos marcas de agua con la forma de sus pechos sobre su fina camiseta gris. Al parecer la noche anterior se habían bañado, y no solo Ginny; ahora que se fijaba, él iba tan sólo vestido con sus bóxers, aún húmedos, tapando su desnudez.

-Qué locura… -Pensó Harry frunciendo los ojos, pues la luz que se colaba por la trampilla le molestaba sobremanera.-A saber que ocurrió anoche

Mientras pensaba esto, Ron emitió un sonoro ronquido, con el que se despertó a sí mismo. El pelirrojo chico abrió y cerró la boca repetidas veces, como saboreando algo, para luego, con los ojos aún cerrados, limpiarse la baba que le colgaba por la barbilla con el dorso de la mano.

Entonces, abrió los ojos lentamente, con la frente fruncida, seguramente por que la claridad también le molestaba, y por que la cabeza debía de dolerle a horrores. Entonces, el chico, confuso, miró alrededor, después a Harry, y tras emitir un leve gruñido, se volvió a desplomar sobre el sofá.

Media hora después todos los chicos estaban ya despiertos, y tras un par de vomitonas protagonizadas por Ron y Hermione, no ocurrió nada más digno de mención, hasta que se abordó el tema de lo ocurrido la noche anterior

-Haber chicos… -Dijo Harry, aguantando una nausea que le subía por el esófago.-De qué os acordáis respecto a lo sucedido anoche.

Ron y Hermione recapitularon, y los recuerdos de ambos se cortaban aproximadamente en el mismo punto, en el que Ron descubría una botella de un extraño licor hecho por centauros

Así que Harry no sacó nada en claro, porque el margen de error del olvido de los tres era ínfimo. Por su parte Ginny había permanecido callada con la mirada perdida en el suelo, hasta que la tocó hablar.

-Pues… yo… la verdad es que no me acuerdo ni de si bebí o no, sólo recuerdo que me senté en el taburete del mueble bar…y nada más.

-Bueno, pues sí que estamos bien…-Dijo Harry jovialmente.-No nos acordamos de nada… a saber que hicimos anoche jajaja.

-Si… a saber… pero… ¿de verdad no os acordáis de nada?-Dijo Ginny con ansiedad mientras miraba a Harry.

-Pues… no, tu también estás así, no se porqué te extrañas.

Pero era mentira… Ginny apenas había bebido la noche anterior, pero como era la que menos pesaba, en un principio le había sentado peor el alcohol que a los demás, pero con el paso del tiempo ella era la única que se encontraba en condiciones. A consecuencia de ello, Ginny se acordaba perfectamente de todo lo ocurrido; desde el momento en el que empezaron a beber, hasta aquél en el que convocó los sillones y les acostó en ellos, pasando por su fogosísimo “baño” con Harry.

Esto último la dolió bastante, pues Harry y ella ya se habían declarado, e incluso habían llegado más lejos… y ahora éste no se acordaba de nada

De pronto Ginny tomó una resolución, si Harry no se acordaba por sí mismo, ella le haría recordar, esa misma noche. Y si aún así no lo conseguía, fabricaría un nuevo y maravilloso recuerdo, que sustituyera al perdido.

Mientras pensaba todo aquello, Hermione, con un vago movimiento de varita, había devuelto los sillones a sus sitios, y con otro amplio movimiento, limpiado todo el desorden que reinaba en el mueble-bar.

-De verdad Hermione, eres maravillosa, no sé como puedes hacer magia en estas condiciones.-Se maravilló Ron, el cual aún achinaba los ojos para que la luz no entrara en ellos.

-Es fácil.-Dijo Hermione, y sufrió un ataque de arcadas.-Lo siento… es fácil si no se tiene el intelecto de una cucharilla, Ronald Weasley.

-Bueno bueno… lo que tu digas… cómo estamos hoy

-Joder… anoche nos pasamos mucho bebiendo ehh

-Y que lo digas Harry,-dijo Ron mientras rescataba una botella vacía de licor destilado por centauros del montón de basura que había apilado Hermione con el hechizo limpiador.-Este licor me suena… jeje, creo que me lo apreté yo solo.

-De eso nada, me parece que yo también lo probé.-Dijo Hermione con gesto pensativo, para luego encogerse de hombros.

-Bueno bueno, dejemos de hablar de alcohol, que voy a vomitar... otra vez. ¿Qué hora es?

-¡Ostia, ostia, ostia! ¡Son las doce! Mi madre fijo que ya se ha dado cuenta de nuestra ausencia, ¿qué decimos?

-Que esta mañana nos hemos levantado muy temprano para dar un largo y saludable paseo

-Joder Ginny que mente más rápida… pues sí, es buena idea

Lo cierto es que Ginny había tenido tiempo de pensar la coartada la noche anterior, y por eso la tenía ya preparada. Los chicos entonces desviaron sus preocupaciones a cómo disimular su evidente resaca, y así lo expresaron.

-No os preocupéis, anoche me pareció ver un estante de pociones en el que había cosas bastante interesantes

Y dicho esto, Hermione se acercó a uno de los múltiples estantes laterales, uno que estaba completamente atestado de matraces y botellitas con pociones. Tras soplar para quitar el polvo de algunas en las que la etiqueta no se leía, parece que encontró lo que buscaba.

-Aquí está… una… dos… tres y cuatro… bien.

Hermione corrió hacia ellos con cuatro botellitas entre los brazos, y le dio una a cada uno. Dentro de ellas flotaba un líquido de color  azulado, transparente y bastante fluido.

-Es poción Anti-etílica, elimina el alcohol de la sangre en apenas unos minutos. No os preocupéis,-añadió la chica al ver la cara de aprehensión que ponían los demás al mirar el contenido del frasco.-Ése es el aspecto que tiene la poción, y ésta no caduca, o al menos tarda muchos años en hacerlo, además, estos estante están repletos de ellas, y son de uso personal de los gemelos, no gastarían una broma con algo así.

Tras dudarlo unos momentos, los chicos destaponaron sus botellas, y rápidamente, para no saborear, tragaron el contenido de un golpe.

-¡Aghhh!, ¡si quema más en la garganta casi el Wishkey de fuego!

-Uff, ya ves Ron, si parece que he tragado ascuas ardiendo

-No os quejéis chicos, es normal, pensad que la poción no sólo tiene que eliminar el alcohol, sino también sirve de tónico para eliminar el síndrome de abstinencia, o resaca. De hecho creo que uno de los ingredientes es sangre de dragón, puede que por eso queme

-De verdad Hermione… no nos interesa.-Dijo Ron, que cada vez ponía más cara de asco.

Los chicos notaron una rapidísima mejoría, hasta tal punto, que a los veinte minutos, ninguno de ellos se creía que hace apenas una hora estuvieran siendo torturados por los excesos de la noche anterior, aquel elixir había funcionado como “por arte de magia”.

Una vez se encontraron mejor (de hecho, se encontraban mejor que nunca, probablemente por el efecto tonificante de la poción Anti-etílica) fueron a La Madriguera a desayunar. La señora Weasley no tardó en pedirles explicaciones, así que Ginny se apresuró a narrar la tan detallada como ficticia coartada de su ausencia.

Capítulo XI:

La última semana en La Madriguera transcurrió sin incidente alguno. Desde la fiesta del sábado anterior, nadie había mencionado nada más sobre ella, y habían vuelto a sellar “La Guarida” hasta un futuro uso.

Por su parte, Hermione se había enfrascado ya en su nueva “Enciclopedia de magia aplicada al sexo”, que al parecer contenía hechizos e instrucciones muy complejas, pues, tras una semana entera tratando de aprender a hacer el hechizo “Excitatio” de excitación inmediata, apenas había conseguido endurecer sus pezones usándolo con ella misma.

Esto había provocado que Hermione se tirara horas y horas leyendo, y horas y horas practicando, pero nada, al parecer aquello era magia muy avanzada, y es que ya lo había leído en el prólogo del libro: “Hoy día la gente cree que usar hechizos sexuales es sencillo y placentero; nada mas lejos de la realidad. Se necesitan profundos conocimientos médicos y en materia de transformación y encantamiento para poder realizar un hechizo, por ejemplo, de alargamiento de pene satisfactoriamente. Se necesitan años y años de estudio sobre la propia fisonomía del pene, así como sobre como transformarlo sin alterarlo para siempre, es por esto que este libro va destinado tan sólo a personas cualificadas en la materia, como sanadores y médicos, o a personal docente con una larga trayectoria en la enseñanza, y por ello una profunda experiencia en temas de hechizos”

Esto no había hecho más que provocar a Hermione a intentarlo, pro era verdad, los hechizos eran muy complicados, y requerían de mucho tiempo de práctica para llegar a efectuarlos adecuadamente.

Ya era viernes por la tarde, cuando Hermione volvió a releer los fundamentos teóricos del hechizo “Excitatio” , e cual estaba calificado de dificultad 2/10 o moderado-fácil, lo cual frustraba aún más a Hermione:

“Para realizar este hechizo se requiere cierto conocimiento de los ciclos hormonales del sexo al que se va a realizar (…), recordemos que la excitación o es sino un estímulo generado por (…), y por ello un desarreglo en estos ciclos puede tener no sólo un efecto nulo, sino que incluso un efecto contraproducente (…) así que me remito al libro de “Anatomía de Lystoievsky”, donde como bien sabéis (…).

-¡Esto es muy difícil!

Hermione, frustrada, se llevó las manos a la cara y se frotó los cansados ojos. Sobe la cama yacían abiertos varios libros, desde “Anatomía de Lystoievsky”, hasta “Ciclos hormonales y cómo alterarlos temporalmente”.

La joven bruja había estado consultando todo tipo de información para poder realizar el hechizo adecuadamente, y sus progresos, aunque no nulos, habían sido lentos y arduos. NO obstante, ya tenía todos los conocimientos teóricos necesarios, y era sólo cuestión de practicar.

-Venga Hermione, no te desanimes… a la Octogésima tercera vez va la vencida… “¡Excitatio!”.-Hermione esperó unos segundos expectante, mientas la varita apuntaba directamente a su vientre, pero nada…-¡Vaya mierda! Pero si lo he hecho todo… si

La joven enmudeció de pronto, sus pezones se pusieron duros como rocas, y su vagina comenzó a secretar abundantes fluidos vaginales, a la vez que la invadía un enorme deseo de practicar sexo con lo primero que se le plantara delante.

-Si… ¡al fin! al fin lo he… oh dios necesito masturbarme

Dicho esto, la triunfante Hermione, con una sonrisa en los labios de oreja a oreja, pronunció el hechizo “Fermaporta” sobre la cerradura de su habitación, se despojó del camisón y de las bragas que tenía puestos, y totalmente desnuda, se tiró sobre la cama.

Apartó todos los libros de una sacudida, provocando que estos cayeran al suelo, pero la daba igual, ahora lo único que primaba era el placer

La chica se agarró un pecho, y lo masajeó con lujuria, como si la mano no fuera suya. A continuación con la mano derecha, libre, apartó con dos dedos los labios vaginales, y con el corazón comenzó a masturbar frenéticamente su clítoris.

Aquello no era suficiente, Hermione estaba demasiado excitada, y buscaba desesperadamente la forma de saciar ese deseo. Mientras con su mano derecha masturbaba su clítoris, con la izquierda, ahora liberado su seno, comenzó a bajar lentamente en dirección a su sexo.

Una vez llegó, sin interrumpir la tarea de la mano derecha, metió dos dedos en su abierto orificio vaginal, con el fin de empaparlos, y a continuación, comenzó a rondar su ano con tan sólo uno de ellos.

Una vez que el ano estuvo humedecido, comenzó a meter el dedo índice, muy poco a poco, mientras cu mano derecha seguía a lo suyo. Una vez estuvo totalmente dentro (ella no sintió apenas dolor, y eso que tenía entendido que el sexo anal dolía), comenzó a meterlo y sacarlo a toda velocidad.

El orgasmo estaba próximo, así que presa de la excitación, metió el otro dedo en su ano sin pensarlo, de forma brusca. Hermione soltó un gritito de dolor, al parecer si se hacía de golpe sí que dolía, pero esto no consiguió apagar el fuego que ardía en su sexo, y el orgasmo llegó.

La chica arqueó su desnuda espalda sobre la cama, y gritó sin poder evitarlo, a la vez que sus dedos de la mano izquierda entraban y salían cada vez a mayor velocidad de su ano. El orgasmo fue brutal, tanto, que se prolongó durante al menos quince segundos, tras los cuales, comenzó de nuevo a masajear sus pechos, esta vez con la mano derecha, mientras la izquierda seguía a lo suyo.

Hermione no había quedado calmada como otras veces, sino que seguía tremendamente excitada, y, sin poder evitarlo, comenzó de nuevo a masturbarse con la mano derecha, pero esta vez introduciendo tres dedos en su dilatado a causa de la excitación, orificio vaginal.

La imagen era realmente morbosa, Hermione con los ojos fuertemente cerrados, la boca abierta en un mudo grito, la espalda arqueada, y sus dos manos moviéndose con fervor, entrando y saliendo de su vagina y de su ano.

Hermione notó que si seguía así rompería su Himen, y no lo quería, así que comenzó de nuevo a masturbar su clítoris, mientras introducía el tercer dedo en su ano

Aquello tenía pinta de ir para largo, cuando de pronto

-¿Hermione estás bien?-era la señora Weasley, que con voz preocupada, había tocado la puerta con los nudillos.-me pareció oír un grito querida.

-Eh… no se preocupe señora Weasley, es que había visto un ratón, pero ya me he encargado de él.

-¡Ay que asco hija!, pero de acuerdo, te lo agradezco.-Al parecer la señora Weasley se dio por satisfecha con esta explicación, y comenzó a bajar las escaleras de nuevo, cuando la dijo.-¡Recuerda que en media hora estará la cena!

Media hora… se le hacía poco a Hermione, quién ahora sólo tenía en mente masturbarse durante horas… días… años… Ahora mismo Hermione Granjer era una bestia sexual ávida de sexo.

Tras esta leve interrupción, Hermione reanudó su tarea, la cual cada vez se le hacía más y más placentera….

.

-Harry pásame el pollo

-Ron tronco te vas a poner como una bola, ¿tu es que nunca te llenas?

-Tembgo hambgre tfio, gue entrfenar eff duro.-Ron estaba masticando un trozo particularmente grande de pollo para cuando capturó un nuevo muslo de la bandeja que Harry, con gesto de aprehensión, le tendía.

Era cierto, llevaban toda la semana entrenando ambos como verdaderos profesionales, pues querían estar listos para cuando llegaran a Hogwarts. La verdad (pensó Harry) es que Ron lo estaba haciendo mejor, si cabe, que el año pasado. Entre ellos, en confianza, Ron era un portero magistral, no se le escapaba una; pero ya se sabía, el problema de Ron no era la falta de calidad, sino los nervios

-Tranquilo Ron, traga.

En ese mismo momento, Hermione bajó las escaleras con cara de exhausta, como si acabara de volver de correr una maratón.

-¡Hermione, querida, menuda cara me llevas!, ¿Qué te ocurre?, son esos libros verdad, ¡estudias demasiado!

Hermione murmuró algo ininteligible, que sonó como “no se preocupe señora Weasley”, para acto seguido desplomarse en una silla contigua a la de Ginny, la cual movía distraídamente su palto de puré de patata, como si estuviera ensimismada en algo.

-Hermione, en serio, debería descansar, es verano, ¡olvídate de esos dichosos libros!-Dijo Ron mientras blandía otro muslo de pollo como si fuera un bastón de mando.

-¡Ron, con la comida no se juega jovencito!-Le regañó la señora Weasley, congelándole con una de sus severas miradas.

-Lo siento Mamá… pero es verdad, el verano está para disfrutar, no para tirárselo leyendo toda la noche y el día, ¡Hermione apenas ha salido de su habitación en toda la semana!

-Ron, estoy investigando un tema sumamente importante para el curso que viene, y tú deberías empezar ya a estudiar, si no quieres que te vuelva a ocurrir como en el TIMO de Historia de la magia.

Ron se ruborizó un poco, pero se recompuso al instante y replicó:

-Bah, quién la necesita, ¿a mí que me importa en qué año se realizó la revolución de los duendes en pro de los galeones bien acuñados?, la historia es un rollo

-Quiénes desconocen su historia, están condenados a repetirla

-¡LUPIN! , Dijeron los cuatro chicos al unísono. Era cierto, el profesor Lupin se hallaba en ese mismo momento asomado a la ventana de la cocina de los Weasley, con su habitual aspecto desaliñado, y su sonrisa cansada.

-Siento molestar Molly, pero venía a decirle un par de cosas a Arthur sobre la Orden.

-No molestas Remus, para nada, pasa pasa… te serviré algo caliente, tienes mal aspecto… ¿Té tal vez?

-Si, por favor. Muchas Gracias Molly.

-¿Lupin, de donde vienes? –Preguntó Harry intrigado.

-Si te lo contara dejaría de ser información confidencial, Harry, pero ya lo sabrás, en su debido momento. Y ahora, si me disculpáis, voy a l salón con el señor Weasley

-Jo, la verdad es que me jode muchísimo no poder hacer nada por la orden, pero bueno… aún somos muy jóvenes.

-Si Ron, la verdad es que a veces me siento un poco inútil, no siento que esté colaborando en todo esto-replicó Ginny, que hablaba por primera vez en la cena, saliendo de su ensimismamiento.

-Basta, basta niños. Aún sois muy jóvenes, y no comprendéis el riesgo que correríais. Aún debéis terminar vuestra educación mágica, y luego… ¡Dios dirá!

Los cuatro callaron, y continuaron cenando en silencio. Bill y Fleur se habían ido a París hace unos día ya, a continuar los preparativos de la boda, pero tenían entendido que llegarían al día siguiente por la mañana.

De pronto, Ron rompió el gélido silencio diciendo:

-Mañana será el penúltimo día aquí, y el último sábado de las vacaciones… Entonces… ¿porqué no vamos al pueblo que hay a unos treinta kilómetros?, ahora mismo están de fiestas y mañana será el día álgido de las mismas

-De eso nada jovencito,-Se adelantó la señora Weasley, que aunque no lo pareciera, estaba al tanto de sus conversaciones.-No puedo permitiros ir solos a una ciudad Muggle a más de treinta kilómetros de aquí.

-Pero… nos puede llevar Lupin o Papá, y nos recogerían Bill y Fleur a la que vuelven… ¿no?

-Hablas como si fuéramos en coche Ron... –Puntualizó Harry.

-¡Y es exactamente como vamos a ir!, a mi padre le han entregado recientemente un coche Muggle, porque, aunque ya no trabaje en el departamento de objetos Muggles, sus amigos, que saben la afición de mi padre por estos objetos y cachivaches, le regalan todos los que no comprenden o no les sirven, como favor, claro.

-Si pero… eso de recogernos

Es más fácil aún, pedimos a Bill que se aparezca a unos 2 Km. del pueblo, y una vez allí, realizamos una desaparición conjunta, tu lo hiciste con Dumbledore así que no debe ser muy difícil.

Harry recordó la desagradable sensación de estar pasando por un tubo muy estrecho, y se le hizo un nudo en el estómago.

-¡Ron!, ¡no, no, no y no! Sabes que no me gusta nada que tu padre coja ese maldito…automóvil Muggle, mira en qué acabó convertido el último. Además, ahora está muy ocupado, seguro que no encuentra tiempo en

-¡Voy a decírselo ahora mismo!-Dijo Ron con entusiasmo mientas se levantaba de la mesa, a sabiendas de que el señor Weasley se vería complacido de tener cualquier excusa para poder usar aquel vehículo que tanto le fascinaba.

-¡Hijo, espera, no…! –Pero era tarde… Ron ya había ido corriendo al salón, mientras Harry y Hermione se miraban interrogantemente, pues no sabían a qué pueblo se refería Ron. Ginny, que pareció leer en sus estupefactas caras exactamente lo que pensaban, apostilló,

-Es un pueblo Muggle a unos treinta kilómetros de aquí, en dirección nor-noreste. No se pude considerar ciudad, pero sí es bastante grande para ser un pueblo, así que tiene numerosos pubs, discotecas, etc, etc. La verdad es que está bastante bien para salir

-Pero…-Titubeo Hermione -¿están bien las fiestas? quiero decir…¿hay la suficiente gente para que pueda ser considerado… “fiesta?

-Uy, ya ves, si esta todo plagado de jóvenes de 15 a 20 y pico años, ¿no ves que vienen de los pueblo de al lado? Ya que este es uno de los más grandes, atrae a bastante gente

Harry entonces pensó que no le venía nada mal dar una vuelta y respirar aire fresco, y, aunque Dumbledore le había dicho que no debía exponerse innecesariamente, esto, ahora mismo, se le antojaba más que necesario en su actual estado.

Entonces Ron volvió pletórico del salón, enzarzado en una apasionada conversación con el señor Weasley:

-… ¡y será la oportunidad perfecta para probar los nuevos inyectores y el árbol de levas que le he introducido al coche!

-¡Claro papá, si eso, eso era mismo lo que pensaba yo!

-Molly, mañana llevaré a los chicos, no tengo ningún inconveniente, ¡faltaría más!.

El señor Weasley trataba de parecer generoso y desinteresado, pero estaba más claro que el agua que lo único que deseaba realmente era probar sus nuevos ajustes hechos al coche, y de paso tener una excusa para conducirlo, ya que su mujer era muy estricta en ese punto.

-Bueno, bueno chicos, mañana, justo después de cenar, os llevo allí, y no tengo ningún inconveniente en traeros ¡faltaría más!, da igual que sea  a las 6 de la mañana, no vamos a molestar a Bill y Fleur

Los chicos entonces, pletóricos de alegría, comenzaron a pensar en qué les gustaría hacer allí, todo ello bajo la disgustada y desaprovadora mirada de la señora Weasley

Entonces, ya terminada la cena, e ignorando las súplicas disuasorias de la señora Weasley, los chicos subieron las escaleras en estampida, para preparar todo lo necesario para el día siguiente, el cual esperaban con impaciencia.

Harry se detuvo de golpe en el primer rellano de la escalera, en el que chocó con Ginny, tras pedirla perdón, se dispuso a continuar su ascensión, cuando la chica le agarró del brazo.

-Harry… quería hablar contigo.

-Si Ginny, dime.

-Veras… ¿es cierto que no recuerdas NADA de lo que ocurrió la anterior noche en “La Guarida”?

-Si Ginny, ya te lo he dicho, no recuerdo NADA a partir de la tercera copa, ¿porqué lo preguntas?

-No… por nada, ya si eso intentamos acordarnos mañana, que lo mismo lo que con alcohol se va, con alcohol viene.

Y tras guiñarle el ojo, Ginny le soltó la mano a Harry, y subió como una centella escaleras arriba, dejando al confuso Harry en el rellano de la escalera, preguntándose el porqué de tan extraño comportamiento en Ginny.

Hermione, por su parte, una vez en su habitación, había decidido que mañana deberían ir todos a “La Guarida” a por más poción Anti-Etílica, pues lo más seguro es que necesitaran beberla antes de montar en el coche del señor Weasley para volver a casa, o este se daría cuenta, por el tufillo que desprenderían, de que habían bebido… y tal vez en exceso.

La chica decidió que mejor les comunicaría aquello al día siguiente, ya que ene se momento, lo único que deseaba la chica, tras su primer éxito en el complicado arte de la alteración corporal, era estudiar más y más y más

Ron por su parte, pagó la osadía de pedirle a su padre que les llevara, y la de mostrar un excesivo interés por los vehículos Muggles, lo que le llevó a tener que aguantar un discurso d varias horas de su padre acerca de la historia de los coches Muggles, y como habían afectado las modificaciones hechas por magos a dicho mundo, así como al de la fórmula 1.

Al final todos se durmieron, cada uno pensando en una cos distinta, y cada uno de una forma distinta: Hermione quedó tendida sobre su libro de magia aplicada al sexo, rendida de agotamiento, Ginny y Harry, cada cual en su cama, se quedaron dormidos plácidamente, mientras sus mentes maquinaban qué hacer al día siguiente, y el pobre Ron se quedó dormido de aburrimiento escuchando el discurso de su padre sobre coches Muggles.

Les esperaba una dura noche, así que los cuatro chicos se afanaron en descansar todo lo posible

Comentario:

Bueno queridos lectores, mi intención era publicar toda esta parte, hasta el final de la fiesta, pero me he dado cuenta de que habría sido demasiado larga y pesada (más de 20 páginas, mucha tralla) así que me he visto obligado a dividirla en dos.

De paso esto viene bien puesto que reduce la ansiosa espera a la que os he sometido, pero espero que no me juzguéis muy duramente por este capítulo. Es cierto que las escenas de sexo son escasas, de hecho solo hay una, pero ello se debe, como he dicho, en que en principio esta parte iba a ir unida a la de la fiestas, en la que, os aseguro, hay muchas más.

Así que bueno, los buenos lectores sabrán apreciar la esencia de esta parte, puesto que en ella dejo preparado el terreno para la siguiente, evitándome precalentamientos, y de paso cierro el capítulo de “La Guarida”, como he dicho, no os decepcionaré con la siguiente, y espero que esta parte haga las delicias de mis más fieles lectores, a pesar de su escaso contenido erótico, muchísimas gracias de nuevo.

Totalmente vuestro:

Khunamor.