Crónicas no censuradas del 6º año en Hogwarts (2)

Aquí está la 2ª parte de esta serie de relatos en los que narraré la verdadera historia del 6º curso de Harry Potter y sus amigos en Hogwarts, todo ello desde una narrativa cuidada y totalmente fiel al libro original, que hará las delicias de los aficionados a Harry Potter.

Saludos de nuevo. Como podéis observar, aquí os ofrezco la segunda parte de esta serie de relatos que completaran la vida de Harry Potter durante su 6º curso en Hogwarts.

Antes de nada, quiero agradecer vuestros comentarios de apoyo a todas esas personas que me han animado a seguir con estas “crónicas”. Gente como: Lvlona, Pako, Madero7070, Bac, Gulop, Hotsexygirl, Maxi, Pepe, Jotaurbano, Rociosexy, Infernal, Rewq007, West… etc, etc.

Gracias a todos vosotros, el hecho de escribir relatos, es muchísimo más placentero y me siento mejor, pues se que hay alguien a quien le gusta mi trabajo, y si de paso eso le reporta a el algún placer… je je, que espero que os lo provoque, pues mejor que mejor.

Y sin más preámbulos, ni más entretenimientos, comienza la 2ª parte de esta serie de relatos, en la que habrá alguna escena de sexo más que en la anterior, pero siempre el mismo ardor juvenil/adolescente de nuestros protagonistas:

CAPÍTULO IV:

Al día siguiente del suceso de la ducha del cual Harry aún se encontraba recuperándose física y psicológicamente, los chicos recibieron sus TIMOS.

Harry y Ron obtuvieron unas notas satisfactorias si tenemos en cuenta sus expectativas de futuro, y Hermione, como era de esperar, unas notas impecables. Entonces los chicos, ya aliviados del oscuro espectro de los TIMOS, el cual se había cernido sobre ellos día tras día desde el examen, decidieron salir al jardín a dar una vuelta y tomar el fresco.

Harry, Ginny, Ron y Hermione paseaban bajo el cálido sol de la mañana por un florido camino de campo. Todo parecía ahora más bonito y vivo de lo habitual estando ya libres de la presión de los TIMOS; el sol brillaba, los pájaros cantaban, loas animales retozaban en la pradera, el sedoso pelo de Ginny era mecido por la brisa de la mañana

Harry sacudió la cabeza como saliendo se su ensimismamiento, y entonces recordó algo y decidió preguntar

-Ron, Ginny, ¿Cuánta gente se encuentra ahora mismo viviendo en casa?

Ron y Ginny se miraron extrañados por esa pregunta, y el menor de los varones Weasley comenzó a contar estirando dedos de su mano derecha, y posteriormente de la izquierda.

-Pues veamos… estamos Hermione, Ginny, mi madre, -Ron hizo una leve pausa, como maravillado. –Fleur… ejem... si, esto…decía que estábamos Hermione, Ginny, Fleur, mi madre, mi padre, Bill, tú y yo, más las esporádicas visitas de los miembros de la orden, claro está. ¿Por qué lo preguntas?

La mente de Harry comenzó entonces a trabajar con rapidez. No había nadie extraño en la casa, y si teníamos en cuenta que era una mujer quién había hecho lo de la noche anterior (o eso esperaba Harry…) las posibilidades se reducían drásticamente:

Estaban por un lado la señora Weasley y Fleur, las cuales no podían haber sido, pues ambas estaban comprometidas, aunque Fleur era joven, y le debía cierto sentimiento de agradecimiento a Harry por lo de su hermana en el 4º año… peor no, no podía ser.

Eso volvía a cerrar el círculo a Ginny y Hermione, y considerando que las dos eran menores de edad, ninguna de las dos podría haberle lanzado un hechizo la noche anterior sin ser detenidas por el ministerio de magia

Harry, con la mente hecha un lío, se dio entonces cuenta de que todos lo miraban, pues no había respondido a la pregunta, y rápidamente pensó en contarles una verdad a medias (que no una mentira).

-Pues veréis… es que anoche decidí darme una ducha, y… bueno y alguien me lanzó un hechizo paralizante, -Hermione y Ginny ahogaron una exclamación –si… y… me preguntaba quién pudo ser...

Los chicos guardaron silencio unos segundos, y entonces Ron dijo:

-Podría haber sido cualquiera de nosotros sonámbulo ¿no?, es decir, hay varios casos de magos que lanzan hechizos sonámbulos, y ya sabemos que el lanzamiento involuntario de hechizos no está contemplado por el ministerio como una infracción de la Ley por la Regulación de Magia en Menores

Harry se quedó pensativo, y supo que no podía ser eso. Él no había contado el pequeño detalle de la magistral felación… y la chica parecía estar MUY despierta… peor decidió conceder para dejar el tema:

-Si… tienes razón, puede ser, es mejor olvidarlo, además, no fue nada grave.

Aunque las chicas seguían mirándolo preocupado, todos decidieron que era mejor olvidarlo, y enseguida se pusieron a correr, perseguirse, revolcarse por el césped… en resumen, actuar como niños, lo cual pronto no podrían hacer

Eran las nueve de la noche cuando decidieron que era hora de volver a casa, pues ya oscurecía. Todos estaban cubiertos de barro y sudor, así que debían darse una ducha cuanto antes.

Harry y Ron se desnudaron en la habitación, y Ron fue el primero en meterse en la ducha. Harry que no tenía toalla para rodear su cuerpo, pues e la había llevado Ron, echó mano de lo primero que pilló, que era su capa invisible.

Primero se la ató a la cintura, pero después decidió que sería algo raro ver un torso andando por la casa, y decidió taparse entero con ella. Entonces Harry se dirigió hacía el cuarto e baño, pues había calculado que Ron debía estar ya al salir, y al pasar por delante del cuarto de las chicas, observó que la puerta estaba solo entreabierta, y podía observar la habitación a través de la rendija por la que la luz escapaba al pasillo.

Harry no pudo evitar asomarse y observar. Entonces vio algo maravilloso: Ginny y Hermione hablaban animadamente, y Hermione aún estaba con la ropa puesta, pero Ginny tan sólo llevaba encima un sujetador  y un tanga rosas ambos, y no por mucho tiempo.

El pene de Harry, tan solo con la visión trasera del culo de Ginny con el tanga, comenzó a ponerse erecta. Su culito era pequeño, redondo, apretado, bien torneado… era más que apetecible. El pequeño hilo rosa del diminuto tanga se colaba con gracia entre sus glúteos, y le confería un aspecto celestial.

Entonces Ginny que seguía hablando, se desabrochó distraídamente el sujetador y lo dejo a un lado. Y no terminó ahí, sino que bajó su tanguita, que quedó enrollado en el suelo, y se dio la vuelta rápidamente para coger su albornoz rosa de encima de la cama y ponérselo.

Entonces Harry tuvo una perfecta vista del cuerpo desnudo de Ginny: Sus pechos eran pequeños, pero totalmente redondos y firmes. Como más tarde se enteraría, de la talla 85. Sus pezones tenían una aureola pequeñísima y rosada, lo cual delataba su juventud.

Su cintura era estrecha, sus caderas ya anchas, y su pubis… Tan sólo tenía una fina línea de pelo pelirrojo, pues al parecer se lo rasuraba (ya había oído decir a sus “amantes” algo similar).

Harry, que por entonces e encontraba totalmente erecto, dio gracias por esa visión, ya que rápidamente se abrochó el albornoz, y dio también gracias por llevar la capa invisible, pues de lo contrario lo hubieran pillado.

Ginny había dicho sus tres últimas palabras a Hermione, las cuales Harry tardó en procesar, pues se encontraba embobado, pero cuando vio que Ginny se dirigía hacia la puerta se dio cuenta de que era, “Voy a ducharme”.

Harry entonces se apartó, y decidió ir corriendo hacia el cuarto de baño para poder argullir que se encontraba allí en ese momento. Comprobó con satisfacción que se encontraba vacía, y rápidamente se metió en él.

Pero entonces, por un motivo que Harry no llegaba a dilucidad, no cerró la puerta, sino que esperó a que lo hiciera Ginny

Y efectivamente, allí estaba, la distraída Ginny cerró la puerta, y echó el pestillo. Harry se apretó contra uno de los ángulos muertos del cuarto de baño, entre el retrete y el lavabo, y esperó.

Ginny de pronto se despojó de su albornoz, y mostró de nuevo su escultural cuerpo a Harry. Entonces se dirigió hacia la ducha, que se encontraba ya húmeda, y se introdujo en ella, pero sin cerrar las cortinas.

Entonces la chica abrió el grifo del agua, y cerró los ojos hasta que su pelo estuvo completamente mojado.

Harry daba gracias a dios por toda esa serie de deliciosas coincidencias. La capa invisible, las chicas cambiándose, Ginny que no cerraba la cortina de la ducha

Entonces la pelirroja comenzó a enjabonarse concienzudamente el cuerpo. Era aquella imagen de una sensualidad tal, que Harry no pudo aguantar más y comenzó una lentísima paja, pues una rápida hubiera delatado su presencia al provocar ruido con el roce contra la capa.

Entonces Ginny enjabonó lentamente su cuerpo… los preciosos pechos… el culito… el monte de Venus… y al llegar a la vagina, se entretuvo un rato.

Harry entonces vio que la chica sonreía, y se dio cuenta den que Ginny… ¡estaba haciéndose un dedo! Harry quedó totalmente sorprendido, pues no se lo esperaba, pero tras un momento de reflexión, concluyó que aquello no era raro en absoluto. ¿Acaso no se masturbaba él en el baño?

Ginny, que seguía a lo suyo, había levantado una pierna y la había apoyado en uno de los bordes de la bañera, convirtiendo su primero lento, pero continuo masaje, en un dedo en toda regla.

Ginny frotaba su clítoris en círculo con los ojos cerrados, y con la otra mano introducía dos dedos en la vagina y los sacaba cada vez más rápido, mientras el agua resbalaba deliciosamente por su cuerpo.

Harry estaba ya a reventar, y se masturbaba lenta y agoniosamente, aunque a pesar de la lentitud de su paja, no tardaría en terminar

Ginny, por su parte, había comenzado a gemir, y se sentía próximo su orgasmo. Y efectivamente, ahí estaba

La chica comenzó a mover frenéticamente los dedos de clítoris, de lado a  lado, mientras que había dejado de mover los del orificio vaginal, y entonces, sus piernas se doblaron ligeramente, y la chica comenzó a exhalar entrecortadamente, con los ojos fuertemente cerrados.

Un suave gorgoteo salió de su garganta, a la vez que aminoraba el ritmo del dedo, e iba relajando a su vez los ojos y poniendo ya rectas las piernas. Su masturbación había terminado.

Por su parte, Harry estaba ya al terminar. Movía su mano de arriba abajo rápidamente, pues el ruido de la ducha y los jadeos de Ginny le habían conferido la cobertura sonora que necesitaba.

Entonces, y sin pensar en la capa invisible, el chico aceleró el ritmo de forma frenética, para parar de masturbar de golpe… y sendos chorros de esperma bañaron la capa invisible, mientras el chico exhalaba un leve aliento de placer

Ambos adolescentes habían saciado sus instintos, cada cual a su manera. Ginny terminó entonces de ducharse, y volviéndose a poner el albornoz, salió del baño.

Entonces Harry, al ver que Ginny había desaparecido de su vista, cerró la puerta del baño desde dentro, se quitó la capa invisible, y se dio su propia ducha. La cual no estuvo libre de pensamientos.

¿Por qué lo había hecho?, ¿Porqué había disfrutado tanto? ¿Por qué aún después de la paja, el vivo recuerdo de Ginny mantenía su miembro erecto?

Encontró rápidamente la respuesta a todos estos interrogantes, llegando a la conclusión, de que DESEABA  Ginny, se moría por enrollarse con ella, y sabiendo de su fama, se moría por llegar a más, y ser él el que hiciera lo que había visto hace un momento.

Fue entonces cuando realmente Harry Potter se dio cuenta de que deseaba a Ginny Weasley, y no después, aunque ya sabemos, que no es lo mismo la realidad, que la adaptación.

Entonces Harry, totalmente satisfecho, y con la mente repleta de planes para captar la atención de Ginny, terminó de ducharse, y le dejó el cuarto libre a Herminone

CAPÍTULO V:

Transcurrieron desde entonces varias semanas en las que Harry y los demás no salieron apenas de La Madriguera, más que para dar paseos al sol y jugar pequeños partidos de Quidditch entre Ron, Harry, Hermione y Ginny,

Faltaba ya tan sólo una semana para el cumpleaños de Harry, que solía coincidir con la llegada de las listas de libros para el nuevo año, para lo cual debería ir al Callejón Diagón.

En cuanto al tema de Ginny y al de la mujer misteriosa… Harry había dejado a un lado sus averiguaciones sobre la identidad de aquella mujer, pues ahora se encontraba demasiado enfrascado en complejas elucubraciones sobre qué hacer para que Ginny se fijara en él, o recapacitar en si siquiera él mismo deseaba algo con Ginny.

El caso es, que a 5 días para el cumpleaños de Harry, sus deseos ya se habían apaciguado mucho, y la convivencia era totalmente normal en La Madriguera

Harry y Ron se encontraban en el jardín persiguiendo pequeños y feos gnomos de jardín, cuando el pelirrojo le comentó a Harry:

-Oye Harry… ¿te acuerdas de eso que dijo Hermione de que la había ido a espiar mientras ella se estaba duchando?-Harry entonces dejó de observar un gnomo particularmente feo, y miro atónito a  Ron.-Pues verás… no fue un accidente, es que no se que me pasa últimamente, pero estoy muy… como decirlo… salido es la palabra.

Harry entonces estalló en carcajadas, y Ron lo miró con una sonrisa entre tímida y de reproche.

-¡Ay, amigo mío, las hormonas nos están matando!-Dijo un risueño Harry.

-¡Como!, ¿es que a ti te ocurre lo mismo?

Harry entonces sonrió pensativamente, evocando el recuerdo de la experiencia de la mujer… el de Ginny en la ducha… y entonces dijo:

-Pues si tío, últimamente no se que me pasa que me mato a pajas; me puedo llegar a hacer 3 al día, y eso en días tranquilos. Verás, es que….-Y Harry le contó a grandes rasgos que “había visto justo a finales del 5º año en Hogwarts a una chica duchándose sin querer con la capa invisible, pero que ni él ni Ron la conocían”, es decir, era su manera de decirle que había visto a Ginny, sin que su amigo le pegara un puñetazo- …y desde entonces me pajeo continuamente con el recuerdo de esa visión.

Ron se le quedó mirando atónito, como si pensara en algo, y de repente dijo.

-¡Harry por favor, déjame la capa una noche!, es que… ¡no, no, no me mires mal, no deseo espiar a Hermione ni nada, si ella ni siquiera me gusta! La espié a ella porque era la única chica que había a mano pero

Ron le contó que por la noche, muchas veces oía a Fleur y a su hermano Bill “juguetear” en la habitación de al lado, y que a él con solo el sonido de los leves gemidos de Fleur, se le ponía como una roca.

-…y claro uno no es de piedra… Harry, ¿me la dejarías esta noche? Tan solo para ver un poquito, nada mas

Ron entonces hizo una señal de súplica con las manos y puso cara de perrito degollado. Entonces Harry, que en un principio iba a negarse, se dio cuenta de que su conducta no era del todo ética, pues él había hecho lo mismo, y con la hermana de su mejor amigo; así, que para “limpiar su conciencia”, decidió ceder.

-Esta bien, pero nada de hacer cosas raras debajo de la capa eh.

Ron entonces estalló de alegría e incluso levantó a Harry del suelo de un abrazo.

-¡Gracias tío, tu si que sabes!

-Pero con una condición, Ron. Yo también iré

Ron se le quedó mirando un  momento como pensado en pros y en contras, y, dándose cuenta de que la capa pertenecía a Harry y a nadie más, cedió.

-Está bien Harry, pero ahora soy yo el que te lo dice a ti, nada de hacer cosas raras mientras vs a Fleur y a mi hermano.

Entonces los chicos acordaron que esa noche sobre la 1:00, saldrían de paseo con la capa invisible

Era ya más de la una de la madrugada, y Harry y Ron habían salido, según lo acordado, bajo la capa invisible en dirección al cuarto de Fleur y Bill.

No tardaron en llegar, y una vez en la puerta, agudizaron el oído. No se oía a nadie en la habitación, y decidieron arriesgarse y abrir un poco la puerta, para ver… ¡Que allí no había nadie!

-¿Pero qué demonios?... –Dijo un atónito Ron ante la visión del cuarto vacío de su hermano.

-Joder Ron, puta casualidad, la noche que queremos verles y no están. ¿Dónde coño habrán ido?

-Joder tío nose… ¡vete tu a saber! Lo mismo han ido a París mediante polvos Flú, a Fleur le da a veces por visitar a su familia, así que nos han jodido la diversión.

Decepcionados, los chicos volvieron a su cuarto, y Ron, que no se encontraba de humor para quedarse hablando con el decepcionado Harry, decidió dar un paseo a la luz de la luna.

Malditos Bill y Fleur, le había dejado mal delante de Harry, y encima él no había podido ver nada… ¡malditos mil veces!

El apesadumbrado Ron decidió entonces que daría una pequeña vuelta volando en escoba para que se le despejara el enojamiento, y se dirigió al pequeño cobertizo en el que guardaban las escobar y demás útiles.

Entonces, cuando estaba a apenas diez pasos de llegar, se percató de que de las rejillas que tenía el cobertizo en las juntas de las desiguales maderas salía una luz blanquecina que se derramaba sobre el jardín.

Ron se acercó silenciosamente, por miedo a que les estuvieran robando o algo similar, y sacó la varita para sorprender al ladrón.

El aspecto de Ron era cómico: acercándose a un pequeño cobertizo iluminado, varita en ristre, y con el pijama puesto.

Pero cuando estaba a punto de abrir la puerta, se detuvo. Había oído la aterciopelada voz de Fleur diciendo algo en un tono bastante seductor. Entonces Ron rodeó el cobertizo, y observó a través de una grieta especialmente grande el interior del mismo.

Casi le da un infarto cuando vio que es lo que ocurría dentro. Fleur se encontraba de rodillas ante un desnudo Bill. Sostenía en su mano derecha… ¡el miembro de Bill!

Ron se apartó de pronto, entre impactado y avergonzado. No obstante, haciendo acopio del valor que tenía en ese momento, volvió a asomarse.

La escena era completamente excitante: Fleur arrodillada, la varita de Bill apoyada en una caja, sometida esta al hechizo “lumos”. Bill estaba completamente desnudo, sentado a su vez en otra caja. El cuerpo de Bill era fuerte y musculoso. Sus abdominales se marcaban perfectos en su acerado torso, y sus pectorales eran cual firmes placas de acero. Sus brazos podrían haber sido cables de tensión para sujetar puentes, y los músculos de sus piernas se abultaban por momentos debido l placer que sentía.

Fleur, que se encontraba solo parcialmente desnuda, aún conservaba el sujetador y la falda, pero la simple visión lateral de sus pechos, firmes y grandes, inhumanamente firmes y grandes, provocó en Ron una tremenda erección.

El miembro que en estos momentos sujetada Fleur a la vez que miraba a Bill, era enorme. Debía medir al menos 24 cm, y no sólo era largo, sino también grueso y surcado de venas. Al parecer su hermano mayor era de los más agraciados de la familia en cuanto al pene se refería.

Sin embargo, lo que más llamaba la atención de Ron, seguía siendo Fleur. Se adivinaban unos pechos apetitosísimos a través del sujetador, el cual soportaba una gran presión. Era indiscutible su belleza de semi-veela, y era tal vez el hecho de que perteneciera parcialmente a esta raza lo que hacía que sus proporciones fueran tan imposibles, como perfectas. Su pecho debía gastar una talla 95-100 al menos; enorme, pero a la vez más firme del que había visto en su vida, y a la vez se movía graciosamente con cada movimiento, lo cual indicaba que era natural. Aunque quién sabe, tal vez fuera el sujetador el que lograra tal efecto.

Ron no tardó en descubrir que se equivocaba. Mientras Fleur miraba con lascivia y deseo a Bill, llevó sus manos a su espalda y desabrocho la prenda, la cual cayó por la parte delantera de sus brazos.

Entonces a Ron le pasó algo inesperado. La simple visión de los pechos de Fleur hizo que estallara en una espectacular corrida. ¿Por qué?, ¿sería por el influjo mágico de la belleza heredada de su abuela veela?

El caso es que Ron, tras mirarse atónito el pantalón, devolvió ansioso la vista al cobertizo. Allí la situación era de un ardor casi palpable. Los pechos de Fleur solo podían ser descritos con una palabra que les hiciera justicia: PERFECTOS.

Enormes, grandes, totalmente firmes, y con los pequeñísimos pezoncitos mirando directos a Bill. Era totalmente impresionante que unos pechos TAN grandes se mantuvieran tan firmes y tuvieran unos pezones tan pequeños y excitantes.

Entonces la acción se reanudó de pronto. Fleur, sin perder un segundo, comenzó a masturbar frenéticamente el miembro de Bill, para apenas dos segundos después introducírselo entero en la boca. Bill levantó la cabeza hacia el techo con los ojos cerrados, y colocó su mano derecha sobre la cabeza de aquella diosa del sexo.

Fleur comenzó a mamar a una velocidad de infarto, su cabeza bajaba y subía, mientras su mano masajeaba los testículos de Bill. Aquello era demasiado para Ron, que se encontraba en un estado de excitación tal, que se hubiera follado a una gallina si esta se hubiera puesto por su camino.

La manera en la que Fleur chupaba el miembro de Bill podría haber sido catalogada de frenética. De pronto, nada más devolver la vista Ron al cobertizo, Fleur cambió la técnica, ahora masturbaba el miembro de Bill lentamente a la vez que lamía con locura su enorme glande, y Bill tan sólo podía gemir y tensar los músculos de sus brazos y piernas de placer.

Entonces Fleur hizo algo que Ron jamás olvidaría: Se irguió, colocó sus pechos a los lados del miembro de Bill y… comenzó a masturbarle con los pechos, apretándolos con sus propias manos, a la vez que le mamaba el glande.

Ron, que no lo soportaba más, comenzó a masturbarse, bajándose previamente los pantalones hasta los tobillos, y tras cerciorarse de que nadie lo observaba.

-Cariño, como sigas así no tardaré en correrme.-Dijo un sonriente Bill con cara de esfuerzo.

Entonces Fleur sonrió como una verdadera ramera, y se levantó. Desabrochó la falda que llevaba, y acto seguido bajó el tanga color celeste, dejando su cuerpo totalmente desnudo.

Ron, ante tal visión, sufrió el segundo orgasmo de la noche, más brutal y sustancioso que el segundo, a pesar de tener menos semen en reserva, manchando toda la pared de madera del cobertizo. Pero su vista no se apartó dele escultural cuerpo de Fleur… Este era la belleza personificada, Venus que se había reencarnado en aquella mujer.

El culo… prieto, levantado, voluptuoso, firme, de piel perfectamente lisa y tersa… una delicia. Las piernas, perfectamente torneadas, se fusionaban con el trasero en un gracioso arco. Y su sexo… completamente rasurado, sin rastro de pelo, aunque según tenía entendido tal vez no estuviera rasurado, ya que a las veelas no les crecía vello corporal.

Su vagina exudaba cuantioso fluidos, los cuales ella recogió con su mano, y con ellos lubricó el pene de Bill.

El hermano de Ron no hizo esperar su reacción, y levantándose de la caja, agarró a Fleur de los brazos, la obligó a sentarse en la caja de madera, y una vez así, le cogió las piernas por los tobillos, las abrió, y sumergió su cabeza en su sexo sin mediar palabra.

Entonces Fleur comenzó a gemir como una loca, Bill la estaba matando, estaba lamiendo su clítoris con una brutalidad sólo capaz en él. Ron no veía nada a causa de que una de las piernas de Fleur, desde su perspectiva lateral, tapaba la cabeza de Bill, pero pudo imaginar que ocurría.

Tras apenas dos minutos, Fleur comenzó a temblar y a golpear a Bill en la espalda a la vez que se retorcía de placer, agonizando en un espectacular orgasmo. Entonces Bill levantó la cabeza con una sonrisa grabada en los labios, se veía a simple vista que los dos disfrutaban enormemente de aquello, y no era de extrañar, pues Bill poseía un cuerpo definido por varias chicas como “de infarto”, y el de Fleur no tenía calificativos del lenguaje que le hicieran justicia.

Entonces, sin hacer ascos a sus propios fluidos, Fleur se fundió con Bill en un profundo y lujurioso beso. Mientras comenzó a masturbar de nuevo su miembro, aunque este no lo necesitaba, estaba totalmente firme, en sus 24-26 cm d esplendor.

Ambos se levantaron, y esta vez fue Bill el que ocupó el asiento de la caja de madera. Fleur entonces se giró mirando hacia la puerta del cobertizo, y se puso de pie sobre Bill. Éste, ni corto ni perezoso, la agarró de las caderas, la dirigió de manera que su sexo estuviera inmediatamente encima de su falo, y la hizo descender poco a poco, suavemente.

El pene de Bill comenzó entonces a introducirse en el orificio vaginal de Fleur, sin prisa, pero sin pausa. Entonces Fleur, entre jadeos de placer, dijo:

-Deszpacio caggiño, ghecueggda que est muy ghande.

-Descuida amor mío.

Entonces, poco a poco, el miembro de Bill, entró en su totalidad, los 24 cm de falo de Bill se encontraban dentro de las entrañas de Fleur, la cual comenzó un lentísimo movimiento circular.

Poco a poco ese movimiento se fue acelerando, y de pronto, Bill, que sujetaba a Fleur de las caderas, la atrajo hacia sí, inclinándola sobre su cuerpo. Fleur, para estar más cómodo, apoyó sus pies en las rodillas de Bill, y así comenzaron un rapidísimo y excitante “mete-saca”.

Ron no daba crédito a lo que veía, aquello era demasiado, y se corrió por tercera vez en la noche. Su miembro se encontraba ya abotargado, pero eso no parecía importarle en absoluto. A pesar de que ya prácticamente carecía de semen para arrojar, el seguía machacándosela, sin dar tregua su agotadísimo pene.

Dentro, la acción continuaba. Fleur ahora se limitaba a moverse circularmente con el miembro totalmente metido en su vagina, y Bill, que tenía la cara roja a causa del esfuerzo de sujetar el cuerpo de Fleur, dijo de pronto.

-Fleur, cambiemos de postura, que sabes que esta es incomoda si se prolonga mucho, tanto para mis brazos como para mí miembro.

Fleur no dijo nada, sino que se sacó el miembro, e hizo de pronto un movimiento con una agilidad felina inhumana. Se impulsó con las piernas y manos y volteó en el aire, para caer de frente a Bill, mirándole, y con las rodillas apoyadas a los lados del cuerpo de Bill sobre la caja.

Entonces, sin decir nada, e intercambiando con Bill una mirada de complicidad, agarró el enorme miembro, y se lo introdujo sin miramientos hasta el fondo en su ya dilatado orificio vaginal.

Entonces la acción se reanudó, Fleur se movía de adelante hacia atrás con el miembro de Bill metido, y Bill se encargaba de mover la pelvis de manera que el miembro entrara y saliera. A veces cambiaban la cadencia, otras Fleur pegaba su cuerpo al de Bill, y otras tantas Bill lamía y chupaba las tetas y pezones de Fleur con avidez.

Entonces Bill redujo la velocidad y dijo:

-Cariño, estoy a punto de acabar, ya sabes.

Y Fleur, la cual asintió, se incorporó introduciéndose todo el miembro, y empezó a moverse de adelante a atrás de una manera sinuosa.

De pronto, Bill encogió sus facciones, y jadeó al principio, para después lanzar un leve grito, a la vez que paraba de bombear. Fleur por su parte, siguió unos 20 segundos más moviéndose, y de pronto fue levando sus gemidos hasta que a la vez que se movía se agarró con fuerza los pechos, y, mirando al techo, lanzó un gutural y totalmente excitante grito de placer inmenso.

Entonces, esta se desplomó sobre el agitado y sudoroso cuerpo de Bill, con el miembro aún dentro, y éste la abrazo entre jadeos de cansancio, con una sonrisa de paz y placer grabada en sus facciones.

El hermano mayor de Ron quedó unos segundos mudo, con los ojos cerrados y una expresión de profundo amor en la cara a la vez que acariciaba el pelo de Fleur con la mano.

-Pronto…-Dijo con voz suave y ronca el hermano de Ron.-Serás Fleur Weasley, amor mío.

-Lo estoy desenado-Dijo una exhausta Fleur, si abrir los ojos ni mover la cabeza del pecho de Bill.

A Ron no le dio tiempo a tener un orgasmo más, ni a oír que se decían los enamorados, pues un sonido a su derecha le había alarmado, y al mirar vio algo horrorizado.

Hermione estaba allí de pié, con la boca abierta y la varita en ristre, seguramente había acudido al oír algo o ver la luz procedente del cobertizo, unido a la silueta de Ron. La chica comenzó a bajar la varita poco a poco. Entonces su mirada se posó sobre el miembro de Ron, y luego pasó a su cara, de nuevo al miembro, y al parecer acabó de darse cuenta de lo que pasaba, pues de pronto su cara de sorpresa y desconcierto se trocó en sonrojo y vergüenza. Entonces Hermione dijo muy azorada:

-¡Oh! , Ron lo… ¡lo siento!-Y se dio media vuelta y salió corriendo hacia la casa.

-¡Espera Hermione!, ¡puedo explicártelo!-Pero Hermione no se detuvo, entonces Ron trató de corre tras ella, pero tropezó con sus aún bajados pantalones, y cayó al suelo.- ¡MALDICIÓN!

Ron se levantó entre imprecaciones y rezongos, a la ve que se sacudía el pijama y su propio cuerpo. Entonces la prudencia le dijo, que lo primero que debía hacer, era irse de allí, si no quería que su hermano y Fleur le pillaran allí, de lo que le diría a Hermione… bueno, para pensar aquello tenía toda la noche, una noche la cual Ron Weasley sabía que sería muuuuuuy larga

NOTA DEL AUTOR:

¡Bueno amigos! Aquí tenéis la 2ª entrega de mis Crónicas del 6º año de Harry Potter en Hogwarts. Espero que os haya gustado, ya que he introducido algún pequeño cambio, como es el cambio de perspectiva de un personaje a otro (todo buen escritor debe usar estos recursos si no quiero tornar su obra aburrida) y la mayor extensión de los capítulos.

Deseo asimismo llamar la atención acerca de una cosa, y es que yo no idealizo el sexo, es decir. Todos coincidiremos en que el polvo entre Fleur y Bill es soberbio, en profesionalidad, compenetración en el orgasmo y en las posturas, etc. Pero no significa que haga como muchos autores, y un novato folle ya como un maestro, quiero caracterizar bien a cada uno, y si tenemos en cuenta que Bill y Fleur habrán echado ya muuuuuuchos, pues ya están completamente compenetrados, además de tener una experiencia infinitamente superior a nuestros personajes adolescentes.

Como siempre os pido por favor que dejéis vuestros comentarios, pues para mi eso es imprescindible para poder seguir con esto, porque vosotros, sois realmente lo mas importante, ya que sin vosotros, nada de esto tendría sentido.

Asó que muchísimas gracias por la aceptación que tuvo mi primer capítulo, y, si este os ha gustado, continuaré con mi “pequeña gran obra”, gracias.

Atentamente:

Khunamor