Crónicas Morbosas Presenta: Consultorio de Pasión
Una psicóloga en un mal momento con su pareja termina dandole el mejor consejo a una paciente mucho más joven que ella... vivir...!
Estas crónicas nacieron para compartir vivencias morbosas, tanto de ustedes mis lectoras, como las mías propias, sin necesidad de argumentos elaborados en largas series.
Siempre disfruto muchísimo escribir mis relatos, tanto que casi siempre termino masturbándome con ellos, es como un control de calidad, si me hacen llegar, se que serán un éxito.
Y esta serie de relatos me ha dado muchísimas satisfacciones, no solo me ha permitido conectarme más con mis lectoras, he descubierto muchas nuevas experiencias que sin duda quiero vivir en algún momento, pero hoy vamos a ponernos en tarea.
La protagonista de esta historia es Luzmila, ella es una mujer de 34 años, blanca menudita de amplias caderas, gran busto, y hermoso rostro con rasgos orientales.
Luzmi, como le gusta que le digan, es una brillante psicóloga Venezolana, mantiene una relación de pareja desde hace varios años con quien fue por mucho tiempo su cuñada, dejando a su novio por ella.
Aunque desde hace tiempo estaban pasando por un mal momento, debido a un par de infidelidades que le descubrió Luzmi a su pareja, ella se había mentido fiel a la relación, muchas veces dejando pasar buenas oportunidades.
Pero hace un par de meses, la ultima consulta de un día viernes, le dio una agradable sorpresa, se trataba de una mujer muy joven para ella (o eso pensó) de 19 años, blanca muy delgada, su cabello tenia aproximadamente cuatro colores diferentes, sus ojos tapados por unos gruesos lentes de pasta negros, eran de un verde muy fuerte y sus brazos, piernas y pecho tenían varios tatuajes de hermoso diseños.
Lejos de estar vestida con el típico atuendo punketo negro sobre negro, botas y demás, cargaba un hermoso vestido de tiras, azul celeste, con un original estampado de dibujos anime, que le llegaba justo a sus rodillas.
Por su agradable sonrisa y su alegre andar, no se imagino que problemas tendría esta chica, tal vez sus padres la obligaron a venir por su estilo de ropa, pensó Luzmi.
La paciente se acerco prácticamente corriendo con su mano extendida.-Mucho gusto Doctora, mi nombre es Úrsula, pero mis amistades me dicen Ula, es todo un placer.- La sonrisa que le brindo la paciente la dejo completamente perdida, sin duda era un niña hermosa,
-Mucho gusto Ula, yo soy Luzmila, me puedes decir Luzmi, el placer es todo mío, siéntate por favor, ponte cómoda y cuéntame ¿por que viniste hoy a mi consulta?- Luzmi pudo atinar a decir a pesar de todavía sentirse deslumbrada por la paciente.
Ula se acostó rápidamente en el sofá, como una niña emocionada, y al hacerlo su vestido se le subió hasta más allá de la mitad de sus tersos muslos, dejando ver un poco su ropa interior blanca entre sus piernas.- ¿Sabes? Siempre había querido acostarme en una de estas, sin duda, cuando sea psicóloga será lo primero que compre.- Dijo Ula sin dejar de revisar el sofá con voz juguetona.
Luzmi sintió que la sangre se le iba completamente al rostro, evito ver más de lo debido a su paciente y pudo sentir como su entrepierna empezaba a humedecerse.- Si Ula, son muy cómodas, además le dan mucho cache a un consultorio.- Intento hablar con toda la calma que podía encontrar.- Me pareció escucharte decir que quieres ser Psicóloga, ¿vas a estudiar o ya estas estudiando?- Sabia que debía tener contacto visual con ella al hablarle, pero no podía evitar bajar su rostro hacia sus hermosas piernas y ese asomo blanco en su entrepierna.
-Ya estoy en el tercer semestre, así que pronto seremos colegas- Ula le regalo otra hermosa sonrisa que esta vez si logro doblar sus rodillas, Luzmi no sabia lo que le pasaba, pero era primera vez que una persona hacia este efecto en ella.
-ooh, bueno, ¿que puede hacer una colega como yo por ti?- Ya la curiosidad era demasiada, aunque Luzmi estaba segura que habían sido sus padres los que la obligaron a ir.
-Pues, la verdad es que necesitaba hablar con alguien, y en universidad una profesora te recomendó mucho, así que me anime a venir.- Su respuesta le causo sorpresa, no imagino que ella hubiera venido por decisión propia.
-¿Y tus padres? –Atino a preguntar, lo que hizo que ella se revolviera en el sofá, y su vestido se subiera un poco más.
-Pues, solo padre, mi mama murió estando yo muy pequeña, y pues mi papa se ha convertido en madre y padre para mi.- Su rostro y tono de voz estaban llenos de sinceridad, además se notaba lo mucho que amaba a su padre.-Pero el no es la razón, de verdad el me apoya en todo lo que hago, incluso cuando le dije que era lesbiana y me fui a vivir con mi novia en una residencia.- Las palabras de Ula golpearon con pura sorpresa a Luzmi, al punto que la paciente noto como su psicóloga casi perdía el equilibrio y se caía de su silla.
-¿Le sorprende tanto que sea lesbiana? Creo que cumplo con mucho del estereotipo.- Ula sacando su vena de psicóloga logro ser quien llevara el ritmo y poder preguntar ella algo.
-Pues, la verdad que si cumples con parte del estereotipo, pero también es verdad que cumples con varios otros, la punketa que viene de un hogar roto, la psicóloga que cree saberse todas y una más, incluso la niña consentida.- Logro contestar Luzmi con prestancia, no quería que se le fuera de las manos la conversación. –Por cierto Ula, no me has contestado la pregunta, ¿Por qué viniste hoy hasta mi consultorio?
-Por que soy una tonta, mi pareja me pone los cuernos, y yo lejos de separarme de ella, prefiero quedarme y aguantar, antes de regresar a la casa derrotada, así que termino dándole oportunidades que realmente no se merece.- Luzmi noto en los ojos de Ula el resentimiento de saberse una mujer engañada, prácticamente bajo su consentimiento, lo sabia porque ella veía esos ojos cada vez que se miraba al espejo.
-No eres ninguna tonta, yo se como te sientes, solo debes entender, que a veces en la vida cometemos errores, y esta en nosotros aceptar ese error, y tomarlo para que te permita ser mejor persona.- Creo que fue un consejo tanto para su paciente, como para ella misma, verla en ese estado la hizo darse cuenta del daño que se estaba haciendo.
Ula se inclino un poco hacia delante haciendo que una de las tiras de su vestido cayera en su hombro-Gracias Luzmi, de verdad, pero, puedo preguntar ¿por qué dices que sabes como me siento?- La voz de Ula al hacer esa pregunta fue casi una caricia.
-Pues, para ser sincera, yo también soy lesbiana, y desde hace varios años estoy pasando por tu misma situación.- Luzmi jamás se imagino que iba a terminar confesándole eso a alguien, mucho menos a una paciente de 19 años, que francamente la estaba volviendo loca.
Luzmi se llevo las manos al rostro, y dos gruesas lagrimas empezaron a salir de sus ojos por todos los años que se estaba dando cuenta que desperdicio al lado de su pareja.
Para su sorpresa, Ula estaba ya frente a su silla, su escote asomaba unos pequeños pero picudos senos, que gracias a que no llevaba sujetador, marcaba sus erectos pezones en su vestido.
Tomándola por el rostro, Ula llevo a Luzmi contra su pecho, brindándole un dulce abrazo, al tiempo que acariciaba su espalda.
Las manos de Luzmi quedaron justo en los glúteos de Ula, que a pesar de muy delgada figura, se notaban carnosos, y como si se tratara de una fuerza ajena de ella, empezó a acariciarlos sobre el vestido, al tiempo que bajaba hasta sus muslos.
Ula se dejo hacer, ella tampoco le había sido infiel a su pareja, pero el hermoso rostro de su psicóloga la había cautivado desde el primer momento en que la vio, sin mencionar los grandes pechos que se asomaban en su blusa, y gruesas piernas en su falda ejecutiva.
Luzmi empezó a acariciar los muslos de Ula, desde las rodillas hasta llegar a sus glúteos, suavemente, como quien limpian la más costosa cristalería, y a pesar de que sabia que Ula le estaba dando permiso, le daba terror verla al rostro.
Ula como adivinando lo que pensaba, agarro su cabeza, y agachándose un poco le dio un largo y apasionado beso, sintiendo cada centímetro de sus bocas.
Luzmi sabia que esto no era correcto, pero ese era sin duda el mejor beso que había recibido en su vida, siguió con sus caricias, hasta llegar a la entrepierna de Ula, movio el diminuto hilo que tapaba su sexo húmedo, aprovecho esos jugos para empezar un suave masaje en el su clítoris.
Ula sintió sus rodillas desfallecer con la caricias de Luzmi, se notaba su experiencia, cada movimiento que hacia en su sexo era planeado, casi exacto, y le daba el mayor placer que había sentido nunca.
Sus gemidos no tardaron en aparecer.- Por dios doctora, me esta matando…. Que placer siento.- No pudo evitar decir suavemente Ula, lo que hizo que Luzmi se prendiera aun más y su sexo de por si húmedo brotara en jugos de excitación.
Ula no tardo en llegar a un fuerte orgasmo que hizo que tuviera que apoyarse en el escritorio de Luzmi para no caerse, esta, aprovecho para subirle el vestido hasta la cintura, permitiéndole ver el hermoso sexo rosado de su paciente, cubierto por una abundante capa de vellos negros como la noche, que lejos de causarle repulsión, la excito más.
Sin aguantar un segundo más, Luzmi llevo su rostro hasta la entrepierna de su paciente, su olor era una deliciosa mezcla de jazmín con el olor a sexo, y por fin pudo posar su lengua en ese hermoso y rosado clítoris.
La lengua experta de su psicóloga la recorría, y la hacia llevar hasta lugares que Ula no sabia que existían, cuando empezó a meterle un dedo en su sexo, y moverlo rítmicamente en su interior, hizo que llegara hasta tres veces más, haciendo que su sexo cansado pidiera un momento de tregua.
Cuando se incorporo, pudo ver como la falda ejecutiva de su psicóloga era prácticamente un gran cinturón negro, y como uno de sus grandes y hermosos senos estaba fuera de su blusa, mientras ella lo pellizcaba con pasión.
Esa imagen fue demasiado para Ula quien agachándose fue directo hasta ese gran seno para llevárselo a la boca, su sabor era de otro planeta, lo relamía y con sus dientes apretaba suavemente en su pezón.
Puso sus manos sobre la pantis negra de su psicóloga para notar lo empapada que estaba, alejo de su boca el delicioso manjar que había sido ese seno, y besando el interior de los muslos, hecho a un lado esa la tela para dejar a la vista un sexo completamente depilado, grande y carnoso, completamente brillante por los jugos de puro placer que brotaban de su interior.
Se arrodillo frente a el, y como si de un manjar de los dioses se tratara, paso su lengua por todo ese sexo salado y dulce, lo que hizo que Luzmi temblara de placer, y con su mano volviera a pellizcar sus pezones.
Ula tal vez no tenía tanta experiencia como Luzmi, pero sabía lo que estaba haciendo, y en unos minutos ya tenía un par de dedos dentro del sexo de su psicóloga, y le había regalado un par de orgasmos que habían hecho que sus jugos prácticamente llenaran su cara y mojaran completamente su silla.
Al final, ambas terminaron rendidas sobre el sofá del consultorio, Luzmi llamando al intercomunicador de su secretaria, le había dicho que podía retirarse, por lo que salieron de allí luego de un par de horas más.
Ninguna de las dos llego a su casa nuevamente, y desde entonces viven juntas en una casa que alquilaron…
Sin duda, uno de los más excitantes relatos que me he tenido el placer de escribir, espero que les haya gustado tanto como a mí…. No se olviden de comentar… un beso…