Crónicas de Vhaalzord - Libro 9 - 1

Val inicia sus andanzas por el Continente Occidental buscando información fiable para poder acabar definitivamente con los Lahishin y destruir Thalmunt.

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 9

Capitulo- 1

Me encontraba en el Gran Continente, en uno de los principales puertos que mantenían un fluido tráfico mercante con el Continente Occidental. Estaba moviéndome por los bajos fondos, intentando encontrar algún nombre que me permitiera empezar a investigar a los Lahishin, poder penetrar sin que me detectaran en el acto en el continente feudo de los Lahishin. Pero esto desde luego no era nada fácil, debía de encontrar algún grupo que tuviese contactos allí, y eso era algo que no se iba pregonando a los cuatro vientos como podéis suponer.

Había localizado un par de organizaciones con vínculos serios en el otro continente y estaba intentando acceder a su cúpula para ver si podían presentarme ellos. Otra opción era hacerlo por la fuerza, acceder a los jefes, leerles la mente y después matarlos, pero eso me obligaría a prácticamente hacer lo mismo en el continente occidental con esas personas que lograse identificar de ese modo. Lo malo es que semejante método supondría dejar un reguero de cadáveres a mi paso, lo que pese a mantener mi anonimato total, llamaría la atención de forma casi inmediata, algo que no me interesaba para lo que tenía más o menos planeado.

Tarde dos meses en lograr un nombre con el que poder empezar a moverme en el Continente Occidental. Una vez conseguido embarque rumbo a la ciudad portuaria de Shurpel, una de las más importantes del Continente Occidental. El nombre que había logrado era el de un intermediario de una de las organizaciones del Gran Continente que estaba intentando meter el pie en esa ciudad. Cuando llegue a la ciudad me lleve toda una sorpresa, había sido degollado tres días antes, junto con todos los hombres de la organización que estaban con él, se ve que a los "dueños" de la ciudad no les había gustado que intentaran meterse en sus negocios. El problema era que ahora, al preguntar por él, me acababa de colocar un cartelito que me señalaba como un miembro de esa organización... genial, que no.

Lo único que se me ocurrió hacer para tratar de seguir con mis planes iniciales fue precisamente lo que trataba de evitar desde el principio, mostrarme, solo esperaba que no fuese lo suficientemente visible como para interesar a los Lahishin. Lo mejor que se me ocurrió para ello fue empezar a indagar sobre las organizaciones de la ciudad, aprovechando la ocasión, de paso descubrí que había tres que se repartían los negocios de la misma. Si el preguntar por los asesinados no me hubiese señalado convenientemente, el estar preguntando de este modo lo habría hecho de forma inequívoca. Lo único que debía de hacer después, era simplemente esperar a que fuesen a visitarme a mi habitación, o a que me salieran al paso en algún sitio, cualquiera de ambas era igual de probable. Una de las primeras cosas que hice tras ello fue adquirir un caballo y bastantes metros de cuerda, algo que estaba seguro que me iba a ser muy, muy útil para esta pequeña alteración de mis planes en la ciudad.

La primera visita fue en mi habitación, cuando entre en ella el tercer día me fije en que alguien había estado dentro, ya que la marca que deje en la puerta no estaba en su sitio, señal de que había sido abierta. Revise todo y no faltaba nada, de hecho ni se notaba siquiera que hubiese estado nadie, discretamente hice una búsqueda mágica por si un mago me hubiese dejado alguna sorpresita, pero no, nada tampoco, todo limpio por completo.

La habitación tenía una cama, una mesa cuadrada y cuatro sillas de madera, un armario empotrado y nada mas por mobiliario, era una habitación de lo más parca. Cuando esa misma noche entraron dos personas con sendos cuchillos se llevaron una desagradable sorpresa... en lugar de estar durmiendo en la cama estaba sentado en una silla, apoyando la espalda en una esquina de la habitación... para su sorpresa, dos dagas abandonaron mis manos yendo a enterrarse en sus hombros, perdiendo ambos el conocimiento en pocos instantes.

Las dagas habían sido untadas previamente en un ungüento que provocaba una parálisis prácticamente instantánea... era muy peligroso ya que podía matar a alguien en pocos minutos si no se tenía cuidado con la dosis... y para desgracia de esos dos, la cantidad que unte era excesiva con el fin de que cayeran redondos al instante, por lo que no durarían mucho más tiempo con vida. Logre leerles la mente a los dos por los pelos, después usando varias sogas los descolgué por mi ventana, que daba a un callejón. Usando un conjuro de ilusión hice que pareciesen sendas alfombras, después los puse sobre mi caballo, los dos terminaron con una piedra atada a sus pies y yendo a parar al fondo del puerto.

A la mañana siguiente me persone en el local donde estaba la persona que mando a tan amables sujetos a visitarme. Por lo que vi cuando me miro, no pareció muy complacido, supuse que debía de pensar que esos dos no habían ido esa noche a cumplir con su trabajo... disimuladamente no le perdí de vista, me fije en como hablaba rápidamente con un tío que salía poco después del local. Pagué, me levanté y tras el que me fui tranquilamente, ante la mirada del sujeto que parecía taladrarme.

Sorprendí al mensajero en un callejón de los muelles, pasando un brazo por detrás de su cuello lo atraje contra mí mientras mi otra mano se posaba sobre su frente, usando el conjuro de lectura mental. Apenas dos minutos después había extraído de su mente todo lo que considere necesario dejándola destruida. Tras cortarle el cuello simule un robo, limpie todo rastro de magia sobre él y tras esto me perdí en dirección al puerto tranquilamente. Apenas tres horas después regrese al local del susodicho, que al verme se puso más que nervioso, deduje que ya debían de haber encontrado a su mensajero. Yo aparentemente al salir me fui en dirección contraria, pero un halcón lo mantuvo vigilado hasta el momento en que le sorprendí, de forma que el pobre hombre debía de estar la mar de confuso.

Esa misma noche me cole en el local a su cierre, logre localizar la habitación del sujeto, le sorprendí dormido, puse una mano en su boca mientras que en la otra llevaba una daga, use la base de la empuñadura para golpearle con fuerza en la cabeza, dejándole sin sentido. Aproveche para leerle la mente con total impunidad y tranquilidad, después como es habitual, lo degollé como a un cerdo. Supe quien era su superior en la cadena de la organización, también identifique los tres nuevos asesinos que había mandado tras de mi luego de enterarse de la misteriosa desaparición de sus dos primeros emisarios.

Creo que podréis suponer que no espere a que esos tres fuesen a por mí, como sabia quienes eran, y como encontrarlos fui a por ellos para eliminarlos uno por uno, algo más simple que esperar a que estuviesen los tres juntos. Al primero lo sorprendí en un local bebiendo mientras sobaba a una chica... al pasar junto a él simule tropezarme... me disculpe de todas las formas posibles, incluso permití que me humillase un poquito dándoselas de matón. Se volvió a sentar, bebió un largo trago de su vino... y cayó muerto en el acto, le habían envenenado el vino, desde luego que mala que es la gente.

El segundo iba andando por el puerto, por una zona la mar de concurrida cuando cayó al suelo sin decir ni pio en medio de un gentío... nadie vio quien le apuñalo por la espalda a la altura del corazón. Su muerte debió de ser instantánea, por como era su herida, según estuvieron diciendo los presentes que lo atendieron en primer lugar habían usado una daga de considerables dimensiones. Me fue fácil esconderla en la manga, acercarme a él, dejar que su propio peso la hiciese caer en mi mano y apuñalarlo por la espalda, luego un leve tirón del cordón que la daga llevaba sujeto a su mango desde mi otra mano hizo que este volviera a retirar la daga a mi manga en un segundo. En lugar de irme corriendo, fui uno de los que acudió en ayuda del pobrecillo, de ese modo me manche la túnica con su sangre, dándole una explicación lógica a cualquier salpicadura o mancha sobre que hubiese dejado la daga al apuñalarlo o al guardarla.

El tercero sufrió un accidente con un caballo, se mato en una caída, por lo visto alguien debió de colocar una púa bajo la silla de su caballo, medio cortándole además las cinchas y correas al mismo. Al sentarse sobre la silla la púa hirió al caballo que pareció enloquecer, su jinete resulto lanzado por las orejas contra una pared al partirse las correas de la silla, murió en el acto al romperse el cuello por el impacto.

Durante los dos días siguientes estuve vigilando a mi objetivo, usando para ello distintos disfraces, o lo que es lo mismo, modificando mi aspecto con ilusiones. Parecía que todo el mundo andaba muy nervioso debido a las últimas muertes acaecidas en la organización. Había desaparecido el dueño de un local y seis de sus hombres de confianza, todos asesinados por alguien... además la persona de la que se tenían que haber encargado seguía viva todavía, moviéndose con total libertad y sin que nadie supiese a que se estaba dedicando en la ciudad.

Lo bueno de este tipo de gente es que tienden a ser todos muy similares y muy lineales en sus formas de vivir. Se sentían seguros en sus sitios favoritos rodeados de algunos matones de confianza, lo que para alguien como yo, o para un asesino profesional era una autentica gozada, no te hacía falta estar buscando tu blanco, solo tenias que ocuparte de saber cómo llegar a él, y en estos casos era algo sencillo de encontrar. Descubrí que el buen hombre todos los martes se encontraba con su amante en cierta casa de las afueras de la ciudad. Su amante era la esposa de un importante comerciante de la ciudad, algo perfecto para desviar las sospechas.

Los dos matones de la puerta de la casa no fueron ningún problema, ambos cayeron sin saber que fue lo que les mato, al llegar a ellos recogí mis dagas de sus cuellos, limpiándolas en sus ropas. El criado de la dama no se entero tampoco de nada, estaba dormitando en el asiento del coche de su ama cuando unas manos le sujetaron la cabeza con fuerza, haciéndole dar un giro brusco a la misma que le rompió el cuello, matándolo en el acto. Después retire su espada de la funda, llevándomela conmigo.

Cuando entre en la casa estaban los dos en la cama follando como descosidos, el tío estaba sobre ella follándosela con fuerza. Me situé de pie junto a los pies de la cama, entonces carraspee. El se incorporo en el acto recriminándome cuando me reconoció, salto entonces donde sus ropas para coger su daga, la mujer se intento incorporar pero la espada de su criado la clavo a la cama por el pecho, la hoja la atravesó de parte a parte, hundiéndose en la cama al salir por su espalda. La adultera mujer murió en pocos minutos.

El hombre intento saltar sobre mi cuando se vio inmovilizado por un conjuro, me acerque a él, le quite la daga y puse mi mano en su frente para leérsela, tras ello lo degollé, decapitándolo después con la Shilkka, dejando su cabeza encima del estomago de la amante, dando así la impresión de que era un mensaje de su marido o de alguien que no estaba nada de acuerdo con esa relación y había tomado una solución drástica para ello, matarlos a ambos. Yo por mi parte había conseguido un nuevo nombre, y en cierto modo, alejar miradas indiscretas sobre mí.

Este último jefecillo me había proporcionado algo que no me esperaba. Por lo visto conocía a alguien que se encargaba de organizar asesinatos de determinado nivel... que era justamente lo que yo estaba buscando, ya que los Lahishin no se dedicarían al asesinato de cualquier pobre diablo, sus servicios serian más bien para asesinatos de tipo político, ricos comerciantes o similares. Esa era una magnifica pista, estaba deseando de verdad que esa fuese por fin la punta de la madeja que estaba buscando para poder ir a por ellos.

Pero también había encontrado otras posibilidades al hurgar en su mente, había descubierto determinadas cosas la mar de curiosas en tan... intrigante sujeto. Había logrado montar su propia organización dentro de la organización, algo que sin duda seria de enorme interés para sus jefes, y quizá, fuese lo suficientemente jugoso como para conseguir información de ellos sobre quién era el que negociaba en nombre de los Lahishin las operaciones de estos, que era en definitiva lo que yo buscaba, y era algo que estaba seguro que cualquiera de los jefes de cualquiera de las tres organizaciones que operaban en la ciudad sabían.

Una vez identificado el jefe de la organización todo era cuestión de tener una reunión con el, a ser posible una en la que todo fuese favorable para mí. Decidí sorprenderlo mientras dormía, el principal problema de esto es que debía de evitar matar a ninguno de sus hombres al colarme en su casa para pillarlo en la habitación. Este era un "honrado" hombre de negocios que vivía en una gran casa en la parte más noble de la ciudad, me fije al vigilarlo que tenía dos hombres cuidando de la puerta delantera y dos más cubriendo la trasera de servicio. Por lo que observe durante los cuatro días que sometí a la casa a vigilancia, en su interior debía de haber no menos de otros ocho hombres más de guardia de forma permanente.

Entrar matando era muy simple, entrar sin causar daños permanentes a nadie ni por asomo. La opción más viable que veía era entrar directamente por su ventana, pero para ello debería de descolgar una soga desde un edificio enfrente e ir por ella hasta llegar a la ventana del objetivo. Ciertamente sabia como poder hacerlo, sabía qué equipo debía de utilizar, equipo que por cierto no tenía a mano... todo un problema, mas teniendo en cuenta que la magia debía de descartarla. Al final decidí optar por una solución... digamos que frontal... llame directamente a la puerta de la calle preguntando por la persona que quería ver.

Los matones que tenia de guardia fueron la educación personificada, se les notaban las ganas de partirme por la mitad por mi desfachatez, pero llamaron a una especie de secretario o algo así, cuando me pregunto quién era yo como carta de presentación le dije que la persona que había matando a uno de sus subordinados y a sus hombres... lo que dejo al secretario y a los dos matones con las bocas abiertas de par en par. Lo matones sacaron sus armas y el secretario se hecho para atrás...

- Val : No vengo a pelear, de hecho vengo a ver a su jefe por negocios, dígale por favor que estoy aquí y que tengo pruebas de la traición de su hombre

Tal y como sospeche me hicieron pasar casi al instante, también vi que en el salón estaban los ocho matones que suponía que había en el interior de la casa. El patrón, el Sr. Moreff me hizo sentarme a la mesa, invitándome a una copa de vino, mientras lo saboreaba, y de paso comprobaba que no estuviese envenenado, le puse al corriente de los chanchullos de su subordinado, le di nombres y entre medias le conté alguna mentira con respecto a mí, argumente que no tuve otra que terminar con el porqué debió de pensar que había sido mandado por el propio Moreff a investigarlo... como supuse, entre tanta verdad, esa mentira coló como posible.

- Moreff : ¿Y que quería usted de mi subordinando?

- Val : Estaba interesado en contratar algún profesional que se ocupe de determinado servicio muy concreto.

- Moreff : Vamos, una eliminación.

- Val : Se podría decir que si, una eliminación de alguien poderoso y muy importante en mi país, que siempre se mantiene en las sombras.

- Moreff : Pues por lo que se, usted sería sin duda muy capaz de hacer todo eso que está buscando, de forma que permítanme que tenga dudas...

- Val : Ciertamente podría hacerlo yo mismo, pero eso llevaría de inmediato a mi señor y supondría su destrucción, cuando suceda el trágico hecho mi señor y yo deberíamos estar plenamente visibles muy lejos del accidentado, eso evitaría muchos problemas a mi señor.

- Moreff : Uhmmmmm... ciertamente sé cómo podría conseguir ese contacto que estas buscando, pero que saco yo a cambio de todo esto.

- Val : Bueno, le he evitado un golpe de estado en su organización y le he descubierto los nombres de los traidores...

- Moreff : Si, eso es cierto... uhmmmm... te propongo algo, yo te presento a quien puede conseguirte lo que buscas y doy buenas referencias sobre ti, lo que es importante si quieres hablar con esa persona, a cambio de un pequeño favor por tu parte.

- Val : Que favor

- Moreff : Tengo atragantado cierto competidor, me gustaría que te encargases de él, podría ir a esa persona que te presentare para solicitar eso, o intentarlo de otro modo, en este caso tú has demostrado ser competente, me ahorraría bastante dinero y sería un perfecto intercambio de favores, ¿qué opinas?

- Val : Me parece algo justo, yo elimino a quien usted quiere, y me presenta a esa persona.

Cerramos el trato de ese modo, el tal Moreff me mando con uno de sus hombres para que me indicara discretamente quien era mi blanco, evidentemente era uno de los jefes de una de las otras dos organizaciones. Estuve estudiando sus movimientos durante tres días, al cuarto decidí actuar, había encontrado un punto débil en su seguridad. Todas las noches había entrado en un local a una hora muy concreta junto con una bellísima mujer que estaba como para follàrsela donde la vieses de lo buena que estaba, que por cierto me pareció que era la que llevaba la voz cantante en las conversaciones entre ellos mientras se dirigían al local, mas parecía la jefa que no la querida del jefe, pero eso tampoco era cuestión mia.

Fueron a entrar los dos al local cuando el sujeto fue alcanzado en el cuello por un dardo de ballesta que le ocasiono al muerte en el acto, la mujer se metió en el local con gran agilidad y sangre fría mientras los matones trataban de averiguar desde donde habían disparado con la ballesta, algo casi imposible en la oscuridad reinante, excepto por las antorchas de la puerta del local. Me retire del tejado donde estaba con sumo cuidado y procurando no hacer el menor ruido, o presentar la mínima silueta contra el oscuro cielo.

Un hecho la mar de divertido es que cuando llegue a ver al Sr. Moreff para que cumpliera su parte del trato este intento renegociarlo, se sentía seguro sin duda por los ocho matones que había en la sala. Quería otro trabajito más para darme lo que yo deseaba, mal movimiento por su parte. Por sorpresa puse la palma de mi mano ante su frente soltando un fuerte golpe mágico contra él, dejándolo inconsciente. Tras eso dos dagas salieron de mis manos enterrándose en los cuellos de los dos matones más alejados de nosotros. Rápidamente y sacando son pequeñas espadas de afiladísima hoja me lance a por los dos más cercanos, pasando entre ellos rajándolos por el costado... mis espadas penetraron por el frente sacando la punta por la espalda y el filo por su lateral al liberar ambas hojas.

Solté mis espadas alcanzando mi báculo que iba sujeto a mi espalda, libere mi Shilkka destrozando con ella a los cuatro hombres restantes que intentaron matarme. Luego de esto me dirigí al Sr. Moreff, alzándolo del suelo como un pelele, sujetándolo por la frente con una mano... Lo desperté e hice una lectura detenida de su mente, asegurándome de que sufriera todo el dolor posible con ella... como poco a poco iba destruyéndosela, lentamente, haciéndole sentir plenamente esa agonía. Al final fue como con todos los demás a los que leía la mente, lo degollé. Me salió bien la jugada, obtuve el nombre que buscaba.

Al día siguiente estaba intentando decidir como acercarme a la persona que me interesaba cuando se me acercaron cuatro ríos raros, cuatro auténticos armarios invitándome a acompañarlos a ver a su jefa... que resulto ser la señorita que iba acompañando a mi blanco y que con tanta sangre fría se metió en el local. Ella era la verdadera cabeza de su organización, el hombre al que mate solo era una marioneta en sus manos, precisamente para evitar que a ella le pudiese suceder lo que le paso a él.

Los cuatro me condujeron a un sitio la mar de coqueto, sin duda al sitio donde ella llevaba sus negocios. Me sentaron en una silla diciéndome que me pusiese cómodo. Entonces entro ella, sonriéndola yo en el acto, según entro se acerco a mi pegándome dos guantazos sin mediar palabra, haciéndome sangre en los labios. No por ello deje de sonreírla con ironía, se la veía muy cabreada, pero que mucho, mucho. Lo cierto es que también estaba preciosa, era como una gata salvaje, sus labios con una sonrisa cruel, sus largas pestañas cubriendo unos brillantes ojos verde esmeralda, sus largos cabellos negros, sus largas y cuidadas uñas, su voluptuoso cuerpo únicamente tapado por una fina túnica de gasa atada con un cordón de seda... unas largas, turgentes y arrebatadoras piernas que al andar se mostraban por una abertura lateral.

Debo de reconocer que mientras mi cabeza pensaba en matarlos a todos, mi polla pensaba solo en follàrsela hasta reventarla... lo bueno, por suerte para ella, es que mi cabeza también pensaba en darle gusto a mi polla con tan hermosa mujer. Estaba controlando mí alrededor, observando y tentando discretamente la presencia de conjuros en la habitación, encontrando varios. El anular dichos conjuros no me supondría esfuerzo ninguno, tampoco el controlar algunos de ellos que me podían resultar útiles y usarlos luego a mi favor. Lo que no tenía nada claro es lo que habían hecho los cuatro armarios al llevarme hasta allí, el único motivo porque el que todavía no había matado a nadie, ya que cuando me “capturaron” no me registraron para nada, no verificaron tampoco que no fuese mago, no me maltrataron e incluso me trataron con cierto respeto... lo cierto es que me dejaron desconcertado por completo con esto. La mujer se presento como Shelby, para después hacer que sus hombres se retiraran de la habitación...

- Shelby : Y dime, ¿ya lograste encontrar el modo de matarnos a todos y salir de aquí? (Fue una pregunta irónica y me sonrió con suficiencia)

- Val : Lo cierto es que si (Vi como se estremecía por mi respuesta), y el único motivo para no haberlo hecho todavía es este... (Alce mis brazos mostrando mis manos libres de ataduras)

- Shelby : Así que seguimos vivos por nuestra amabilidad... (Soltó una risa cristalina)

- Val : No, seguís vivos porque no me habéis atado o registrado antes de traerme aquí, solo por eso... digamos que tienes mi atención y mis ganas de saber más a tu disposición...

- Shelby : Y dime, ¿qué me impediría hacer que te mataran ahora?

- Val : Lo mismo que hace un rato cuando me capturaron, sea cual sea esa razón... y por el hecho de que os mataría a todos vosotros en el acto… y no creo que sea eso lo que quieras de mí…

- Shelby : Y si te dijera que quiero que mates a alguien por mi...

- Val : Tendríamos que ver que puedes ofrecerme a cambio de mis servicios...

- Shelby : Digamos que se que estas buscando algo concreto, y que yo te puedo facilitar esa información... sé que ese cerdo de Moreff te prometió una entrevista con cierta persona, yo te puedo conseguir lo mismo que el... además estarías bajo mi protección personal...

- Val : Todo eso también me lo prometió Moreff...

- Shelby : Pero seguro que no te ofreció algo como esto... (Se desprendió de la túnica quedando completamente desnuda ante mí)

- Val : Y eso sería antes o después del trabajo...

- Shelby : Jajajajaja, antes, por supuesto, eso sería antes de uno de los dos trabajos y también después del trabajo terminado, aunque el después está sujeto a condicionantes...

- Val : A que condicionantes...

- Shelby : A lo que seas capaz de hacer conmigo en ese antes... claro que ese antes será cuando al menos hayas cumplido con la mitad del trabajo, digamos que será tu anticipo...

- Val : ¿Quienes son mis objetivos?

- Shelby : Moreff y Draghos, el líder de la otra banda que opera en la ciudad...

- Val : Vaya… ¿y no temes que te traicione?, si tengo un acuerdo con Moreff y acepto tu trabajo no creo que me pudieses considerar muy fiable, ¿verdad?

- Shelby : Jajajajajajajajaja… Tengo pruebas solidas con las que te puedo demostrar que Moreff piensa traicionarte… creo que eso es suficiente como para que me fie de ti y sepa que no me venderás a él, ¿no crees?

- Val : (Me levante de la silla yendo hacia ella) Acepto, y dado que Moreff ya está muerto voy a cobrarme el anticipo... (Vi la sorpresa reflejada en su cara)

- Shelby : ¿Como que muerto?

- Val : Como tú bien has dicho, quiso traicionarme. Intento renegociar nuestro acuerdo anoche y le mate... no admito renegociaciones de nadie, siempre espero que los tratos se cumplan por ambas partes... igual que ahora lo espero en tu caso. (Sonreí malignamente dándola a entender lo que la sucedería de no ser así)

Me acerque lentamente a ella con ojos de lobo, mirando su cuerpo, saboreándolo por adelantado. Me situé junto a ella, pase mi brazo por su cintura atrayéndola hacia mí, buscando su boca con la mia, metiendo mi lengua en busca de la suya... que poco a poco empezó a responder a mi insistencia. Mi otra mano mientras había estado acariciándola la espalda hasta lograr que empezara a reaccionar a mis caricias.

En ningún momento intente cometer el error de quitarla su seguridad en sí misma, conocía el modelo de mujer y como tratarla. Era una mucho más que atractiva mujer, era quien mandaba allí, quien llevaba la voz cantante en cualquier cosa que se hiciese y si quería follàrmela debía de lograr que ella conservara en todo momento esa sensación, o por lo menos algo muy parecido a eso. Según la estaba besando y acariciando permanecí quieto sin tomar la decisión del siguiente movimiento, fue ella misma la que me fue guiando hacia la mesa que había en el centro de la habitación en que estábamos...

Para cuando llegamos a ella Shelby ya se había encargado de lograr que me deshiciese de toda la ropa, o cualquier otra cosa que pudiese interferir con follàrmela a conciencia. Cuando llegamos al a mesa se sentó en ella, se inclino hacia atrás y con voz pastosa únicamente me dijo... "cómeme el coño"... algo en lo que puse manos a la obra, lamiéndola el coño de abajo a arriba, usando mi lengua para introducírsela cada pasada, moviendo la lengua en su interior... llegando a un punto en que sus manos se aferraban con fuerza a mi cabeza como deseando que me introdujera por completo en su interior. Un poco de trabajo de mis labios y lengua directamente sobre su clítoris la condujo a casi la locura por el orgasmo... pegaba auténticos aullidos de placer mientras se aferraba con fuerza a mi cabeza y sus piernas permanecían cerradas como cepos aprisionando mi cabeza.

Quedo desmadejada por el orgasmo, entonces me incorpore e inicie un juego con mi polla, me dedique a pasar el glande por su rajita, arrastrando jugos hasta su culito, punteándola con suavidad en ambas entradas... poco a poco se fue recuperando y poniéndose serie, mirándome fijamente, evaluándome... por fortuna la estaba esperando a que tomara la iniciativa de nuevo. Una vez que supo que ella era quien mandaba se relajo y comenzó a disfrutar de mi jueguecito... en un momento dado fue ella misma la que tiro de mi, haciendo que me pegara a ella por completo, que me tumbara sobre ella para besarla... al oído me dijo un...

- Shelby : Métemela de una puta vez... venga... fòllame ya...

Hice lo que tan amablemente me pidió que hiciese, se la metí hasta la empuñadura sin el menor miramiento. Soltó un fortísimo gemido de placer, mientras me movía saliendo y entrando en ella, sentía perfectamente como sus músculos vaginales estrujaban mi polla sin parar, como la masajeaban, obligándome a concentrarme enserio para evitar correrme de pensarlo siquiera.

Mi aparente resistencia era todo un reto para ella, estaba súper excitada al notar que me intentaba controlar para no dejarla ganar. Era como un desafío para ella, no se las veces que estuvo apunto de tumbarme de mala manera con sus manejos en mi polla, pero logre aguantar, causándola una cierta frustración con ello. Me obligo al final a tumbarme sobre la mesa, sentándose ella encima mío, mientras que yo la estrujaba los pechos escuchando sus fuertes gemidos y jadeos por el polvazo que estábamos echando.

Al final no puede aguantar más y me corrí dentro de ella, segundos después mi jinete se derrumbaba sobre mi también víctima de un intensísimo orgasmo... quedo derrengada sobre mí, estuvo un poco de tiempo en esa posición recuperándose. Al final cuando se recupero, se puso otra vez la túnica, me lanzo mi ropa diciéndome que me vistiera y me fuese, que cuando terminara con mi parte regresara para recibir el resto me mi recompensa, y sonriéndome mientras se relamía, me dijo que procurara esperar a estar en condiciones de aguantarla más que ese día... se relamía los labios la muy zorra solo de pensar en ello.

CONTINUARA