Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 4
Val recibe un mensaje del Emperador indicándole que acuda junto con Nhizra a la capital a toda velocidad Allí Val se encuentra con una muy desagradable sorpresa
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 8
Capitulo- 4
El mensaje que llego de la Capital Imperial estaba firmado por el mismísimo Emperador, era conciso y muy, muy claro. Nhizra, la jefa de seguridad de la academia y el Mago Ka debían de presentarse ante el a la mayor brevedad posible, quedando temporalmente ocupando el puesto de Nhizra su ayudante, Lizeth, a la que el director de la academia debía de prestar todo el apoyo que esta le solicitase, fuese lo que fuese.
Obviamente me quedo muy clarito que algo grave pasaba para que el propio emperador hiciese algo como esto. Lo sentí por Nhizra ya que lo que pensaba hacer no la iba a agradar en lo mas mínimo, pero tenía la intención de llegar lo más rápido posible a la capital, de modo que le dije a Lizeth en un aparte que cuando en unos minutos después de irnos regresasen a la academia los caballos solos no se preocupase, que estaríamos bien, pero que para ir mas rápidos necesitaba que no nos acompañaran.
No veáis la cara de Nhizra cuando a los diez minutos de habernos ido de la academia le hice descabalgar y mande los caballos de regreso... el termino cabreo seria quedarse corto. Claro que peor fue la cara que puso cuando convoque los dos Hrull... y ya no os cuento cuando la dije que montase en uno de ellos... se negó en redondo asustada de verdad. Tres minutos después estaba sobre el Hrull, o más concretamente sobre la ilusión de un poderoso caballo que ocultaba al Hrull. Nhizra monto cuando la explique con voz suave y con calma que, o montaba por las buenas, o la ataba al la montura como si fuese un fardo, que de cualquier forma iba a ir hasta la capital montada en el Hrull. En cuanto empecé a convocar mi poder para cumplir mi amenaza se subió a su montura muerta de miedo, y creedme que la entendí perfectamente... un Hrull no es una criatura que genere confianza precisamente.
Lo cierto es que el miedo la duro escasamente diez minutos, después empezó a disfrutar de la sensación de poder y velocidad que transmitía el Hrull al avanzar a toda prisa rumbo a la capital. De camino a la capital fuimos interceptados por una patrulla de soldados, Nhizra empezó a identificarse y a dar explicaciones cuando la corte en seco, poniéndome el sello imperial en el dedo se lo mostré al jefe de la patrulla, que nos dejo ir de inmediato con la cara un pelín pálida. Desde ese momento decidí no volver a guardarlo hasta habernos reunido con el emperador, era un precioso salvoconducto que nos podía abrir cualquier puerta en el acto, y ciertamente tenia muchísima prisa por llegar... todo aquello me estaba escamando de mala manera.
Cuando llegamos a la Capital acudimos de inmediato al palacio Imperial, lo primero que notamos es que las medidas de protección se habían casi quintuplicado... de hecho si logramos pasar pese al sello fue porque el capitán a cargo de una de las puertas conocía personalmente a Nhizra y sabia de la estrecha relación que tenia con el Gran Mago y el propio Emperador. Aun así no dejo que entráramos hasta que el soldado que envió de mensajero no regreso con ordenes del propio emperador de que nos llevaran de inmediato hasta el. No creo necesario decir que todo esto indicaba que algo gravísimo estaba ocurriendo.
El soldado nos dejo ante una puerta ante la cual estaban seis soldados y tres magos de guardia... estos últimos retiraron las protecciones mágicas y abrieron la puerta para que entráramos Nhizra y yo, anunciándonos como la jefa de seguridad de la academia, Nhizra, y uno de los magos de la biblioteca, Ka.
Nos fuimos a encontrar dentro de una amplísima sala, donde había un lecho con un hombre en él, el emperador, el gran mago, su segundo, el ministro del interior, el que parecía un mago experto en medicina y una docena más de hombres que por su aspecto y posicionamiento también debían de ser magos...
- Segundo Gran Mago : ¿Val?
- Val : (Señalando a los magos) ¿Quiénes son?
- Emperador : Son doce de los magos más poderosos del Imperio, están aquí para nuestra protección...
- Val : ¿Que ha pasado?
- Gran Mago : Un Khulgan, un anciano y un joven lo convocaron, ataco a los guardias matándolos, el anciano dejo a mi secretario en ese estado... (Vi como los doce magos se movieron inquietos al oír lo del Khulgan)
- Mago : Señor no creo que este hombre... por mucho que sepa...
- Gran Mago : Nadie ha pedido vuestra opinión... manteneos callados... (Vi como los magos se tensaban pero callaban)
Me acerque a la persona que estaba en la cama, puse mi mano sobre su frente y explore su mente reconociendo lo que le pasaba en el acto. No me quedo más remedio que retirar las ilusiones que protegían mi verdadero aspecto para poder explorar lo poco que quedaba de su mente... no podía hacer nada mientras que otros conjuros como los de ilusión estuviesen activos sobre mí interfiriendo con mi lectura. El sobresalto de los magos que estaban de protección allí fue notorio al ver mi transformación casi instantánea al retirar de golpe los conjuros.
Tuve muchísima suerte de que la lectura y extracción de pensamientos no se hubiese completado del todo al ser sorprendidos, así puede acceder a un recuerdo que quedaba de los dos agresores... no tuve ninguna dificultad en reconocer al anciano, era Kless, el Lahishin. De repente se estaba poniendo todo más serio de lo que me esperaba. Cuando termine use un conjuro para parar el corazón del pobre infeliz ya que era un vegetal sin mente, lo poco que le quedaba se lo termine de destruir yo al explorarlo, en las condiciones en que estaba el mas mínimo contacto destruía pensamientos, así que tuve que hacer lo que Kless para poder salvar la mayor información posible.
El Gran Mago me conto cuando le pregunte, que esos dos hombres habían confundido a su secretario con él, que cuando la guardia logro reaccionar los logro acorralar, pero entonces convoco al Khulgan, tras eso lograron escapar sin problemas mientras este se encargaba de los soldados. El Khulgan elimino a una treintena de ellos y media docena de magos que se les habían unido. Intentaron localizarlos una vez el Khulgan desapareció pero según varios testigos fueron vistos abandonando la ciudad rumbo a las montañas. Por lo que me explico su rumbo iba, no justo hacia la academia, pero digamos que tampoco les costaría tampoco mucho atajar por ellas, donde no llamarían la atención. Pregunte al Gran Mago si estaban seguros de que esos dos habían abandonado la Capital, este remitió la pregunta al jefe de los magos de la escolta, un tal Kruhn.
- Kruhn : Estamos completamente seguros de ello, pero señor, no lo entiendo, conozco la reputación de la señorita Nhizra, y sin duda este hombre será poderoso, pero nosotros nos hubiésemos bastado para atraparlos a los dos.
- Val : Si os hubierais cruzado con ellos ahora los doce estaríais muertos...
- Nhizra : ¿Cómo es que sabían como convocar un Khulgan?
- Emperador : Eso es lo que todos nos estamos preguntando... Val, que está pasando... te aseguro que no es nada tranquilizador saber que hay gente por ahí que sabe como convocar a esos seres a parte de ti... pero que nada tranquilizador...
- Gran Mago : El libro... no pensé en... joder... están tras el libro...
- Val : No lo creo, es imposible que sepan donde esta, pero sin duda ya que están aquí y se han mostrado tan a las claras querrán echar un vistazo en los tesoros de la Gran Biblioteca por si acaso les sirviese algo de allí... no os preocupéis, yo me encargo de el... Nhizra vendrá conmigo, nos pondremos en marcha enseguida...
- Emperador : Os llevan mucha ventaja... ni aunque os demos los mejores caballos...
- Val : No se preocupe por eso majestad... no usaremos caballos... necesitare un establo vacio y sin nadie dentro.
- Gran Mago : ¿Para qué?
- Nhizra : Para nuestras monturas, las mismas con las que hemos venido... salimos ayer por la mañana de la academia... aunque no hemos parado para nada de galopar hasta llegar...
- Emperador : Eso es imposible, se tardan casi cuatro días completos... no se puede hacer en el tiempo de dices Nhizra…
- Val : Si, si lo que se usan son las monturas de los Khulgan... los Hrull.
- Kruhn : Señor este hombre está loco... los Khulgan no existen, eso debió de ser otra cosa, engañaría a todo el mundo con una ilusión, hay formas de poder hacerlo... es que nos estamos volviendo todos locos, dentro de nada empezaremos a hablar de Vhaalzord... y... (Me miro completamente aterrado igual que los otros magos)
Ni me moleste en atender a las estúpidas diatribas del jefe de los magos allí presentes. Durante mis investigaciones con el libro descubrí algunas cosas un tanto peculiares... una de ellas era sobre los Khulgan, estos eran siervos del Dios Loco, y posiblemente su obediencia ciega a mí, aparte de por el hecho de que podía matarlos y ya les había demostrado que si tenía que hacerlo lo haría sin vacilar, era porque en mi interior llevaba parte de su amo. También descubrí que podía hablarse con ellos y… digamos que el idioma en que podíamos hacerlo por dar una explicación coherente… confiaba en poder hacerme entender, y en lograr que me respondieran claro.
Tuve una idea que quizá no fuese de lo más brillante pero si funcionaba, dada la situación y que quería mantener a ese Lahishin lo más lejos posible del Libro de Rezos... convoque al jefe de los Khulgan ante nosotros. Por lo que oí antes supuse en el acto que ninguno de los doce magos presentes había visto al Khulgan que se quedo matando a sus compañeros para que sus amos huyeran, más que por lo que dijeron, fue porque se quedaron lívidos y se pegaron instintivamente contra la pared, buscando instintivamente con la vista por donde escapar cuando mi convocado apareció. Pregunte mentalmente al jefe si sabia donde estaban los magos que habían convocado a uno de sus guerreros... me dio una situación muy aproximada... parecía un poco reacio, pero al final logre que me respondiese, aunque no como yo esperaba, el Jefe convoco por su cuenta dos magos Khulgan que fueron quienes me dieron la información que pedí... hasta ese momento no tenía ni idea de que el Jefe de los Khulgan fuese capaz de llamar a sus Guerreros y Magos, era algo que tuve muy claro que debía de investigar. Tal como sospechaba, mi querido amigo Kless, parecía dirigirse directamente hacia la academia, aunque dando un largo rodeo para despistar. Tras obtener mis respuestas les desconvoque a los tres Khulgan...
- Val : Majestad, tal y como sospechaba se dirige hacia la Academia dando un rodeo por las montañas…
- Emperador : ¿Qué vas a hacer?
- Val : Interceptarle con la ayuda de Nhizra… intentare no descubrirme para evitar problemas al imperio, Nhizra me ayudara a ello
- Emperador : De acuerdo, adelante, ¿necesitareis que mande tropas o algo?
- Val : No, no os preocupéis, ya sabéis que dispongo de mis propias tropas…
- GranMago : Val id con cuidado, si puede convocar un Khulgan… no te fíes…
- Val : Excelencia… creo que se olvida de un pequeño detalle… le aseguro que de ser necesario yo podría convocar más de medio centenar en un instante…
- GranMago : Tienes razón, por un instante me olvide de quien e… (Una voz un tanto temblorosa le interrumpió)
- Kruhn : ¿Quién eres...? (Su voz ahora denotaba miedo)
- Gran Mago : (De forma tajante) Es Vhaalzord, el Nigromante... ahora cállate y no molestes... (No veáis la ilusión que me hizo la explicación que dio el Gran Mago)
Por lo que vi ninguno de los doce magos o el médico se tomo esta vez a broma lo que dijo el Gran Mago, creo que la aparición de los tres Khulgan fue decisiva para ello, y más aun cuando distraídamente el Emperador asintió a su contestación confirmándola... los magos de estar lívidos y asustados pasaron a mostrarse totalmente aterrados mirándome fijamente, permanecían amontonados, pegados a la pared y algunos de ellos incluso con un leve temblorcillo en las rodillas... Tal y como estaban los magos en ese momento, sinceramente dudo mucho que en caso de ser atacados en ese instante, esos hombres hubieran sido capaces de dar una respuesta mínimamente organizada, o simplemente haberse defendido… hubiesen sido presa fácil para cualquiera dado su estado de Shock.
- Val : Majestad, Excelencias, continuad protegiéndoos aquí como hasta ahora, seguid con este nivel de seguridad a vuestro alrededor durante unos cuantos días más, aunque esos dos no volverán, os lo garantizo... Nhizra y yo les daremos caza...
- Emperador : De acuerdo... tened cuidado los dos, sobre todo tu Nhizra, no me gustaría perderte...
- Nhizra : No os preocupéis majestad... (La vi emocionada por la preocupación demostrada por el emperador hacia ella)
- Val : (Nos íbamos cuando al pasar junto al emperador en voz baja) Por cierto majestad... Excelencia…
- Emperador : ¿Si?
- Gran Mago : ¿Si?
- Val : No os preocupéis... este año, una parte de los exámenes los hare yo tal y como pretendíais que hiciese... lo malo es que no creo que aprueben muchos de los alumnos por lo que he estado viendo cuando les he dado clase...
- Gran Mago : Jajajajajaja... Por eso no te preocupes, nosotros sostendremos lo que tu decidas hacer (Vi como el Emperador asentía con una sonrisita a las palabras del Gran Mago), gracias Val... pero perdonad, venga idos, no os entretenemos más... buena caza. (Me dio una amistosa palmadita en la espalda)
- Emperador : Suspende a quien tengas que hacerlo, si su familia protesta yo me encargare de que se callen… (Ya en voz alta) Cuidaos los dos…
Cuando salimos Nhizra y yo de allí dejamos al Emperador, el Gran Mago, a su segundo y al ministro del Interior charlando animadamente con los doce magos, más concretamente con lo de comentar nada de nada de lo que allí había sucedido, y muy en especial cualquier cosa sobre mí. Aunque me dio la impresión de que ninguno de ellos tenía la menor intención de decir nada de nada a nadie por iniciativa propia, creo que pensaban que en el mejor de los casos les podrían tomar por locos y en el peor… pienso que el Emperador les hizo ver que quizá me diese a mi por ir a agradecerles personalmente y con todo el cariño su locuacidad. Nhizra y yo partimos al galope sobre nuestros respectivos Hrull, íbamos por un camino malo, pero que con la velocidad que llevábamos podíamos tener la esperanza más que fundada de interceptarlos antes de llegar a la academia.
Íbamos a toda velocidad por un autentico camino solo apto para cabras y antílopes de las montañas, suerte que los Hrull eran mucho más seguros que los caballos en todos los aspectos, excepto claro, que te tuvieras que enfrentar a uno de ellos, entonces la cosa ya no era tan divertida para nada. Lance cinco halcones azules al cielo para investigar y tratar de localizar a nuestras presas, dejando uno de forma permanente controlando nuestros alrededores en una distancia prudencial para evitar pasar de cazadores a presas. También recupere mi disfraz de Anciano Erudito.
Estuve concentrando tranquilamente poder en el bastón, usando también algunos conjuros de atadura para disponer de una amplia diversidad de conjuros al instante, todos ellos eran conjuros con un relativo poder mínimo. Nhizra al ver lo que hacía empezó a imitarme, usando para ello sus anillos, brazales y cuanto se le ocurrió, para disponer de hechizos instantáneos. Una vez finalizamos le pedí la mano, lentamente, muy despacio y con muchísimo cuidado fui reponiendo de energía su fuente interna de poder hasta completársela... La tenía más que en condiciones, pero prefería que su fuente interna estuviese plena del todo, además aproveche para decirle que no se preocupara de crearse un escudo excesivamente poderoso, ya que yo me encargaría del de ambos. Pensaba usar el escudo que le enseñe, este si recordáis cuando sufría un ataque acudía a la fuente interna del mago a por la energía necesaria para repelerlo... y eso para mí no tenía la menor importancia, no necesitaba ponerle un control de poder para que no me drenara… únicamente debía de tener mucho cuidado al crearlo, ya que debía de hacerlo impidiendo que mi disfraz interfiriese, pero eso únicamente lo hacía más complejo aunque no supusiese ningún problema para mí.
Al final logre localizarlos a un par de horas tras nosotros, aproveche para que descansáramos, desconvocar los Hrull y darla determinadas instrucciones a Nhizra sobre lo que quería que hiciese y lo que no. También convoque dos poderosos Lobos Espectrales que siguiendo mis órdenes se fueron hacia uno de los flancos de las montañas. Nhizra pensó lo más obvio, que los usaría para atacar por sorpresa, que era justo lo que quería que pensara. Lo que no permití que Nhizra supiese fue que un par de kilómetros más allá se disparase un conjuro que inserte en ambos al crearlos y que hizo que los dos Lobos Espectrales quedaran convertidos en diez. Los diez se separaron en parejas para cumplir las órdenes implícitas que di a los dos primeros que cree.
Cuando el halcón Azul que vigilaba a nuestras presas me indico que estaban a menos de quince minutos de nosotros, puse en vuelo un par de pájaros claramente mágicos a vigilarlos, lo que fue casi tanto como decirles que estábamos allí. También puse en vuelo cuatro poderosas águilas por si acaso intentaba usar alguna rapaz para mandar un mensaje… en ese caso las águilas se encargarían del mensajero. Cuando llegaron a nosotros eran plenamente conscientes de que por lo menos un mago los estaba vigilando. Cuando aparecieron ambos magos ante nosotros yo ya tenía todas nuestras protecciones activas y preparadas para cuando empezara la fiesta. Nhizra estaba un pelín nerviosa, supuse que no se habría olvidado del todo de que uno de esos dos personajes había sido capaz de convocar un Khulgan, y aun estando a mi lado, sabiendo quien era yo realmente, seguía nerviosa.
Cuando nos encontramos con los dos magos la conversación fue de lo más breve... debía de lograr que el anciano se confiase lo suficiente para que cayese vivo en mis manos…
- Val : Alto en nombre del Imperio... no opongáis resistencia...
- Nhizra : Se os acusa de varios asesinatos... entregaos...
Sus risas atronaron el aire y respuesta fue de lo más contundente, el más anciano lanzo sobre nosotros un potente haz de energía que sin duda debía de llevar en el bastón que sujetaba. No hubo el menor problema, mis defensas lo rechazaron con facilidad, otro haz se dirigió contra Nhizra cuyas defensas también lo rechazaron de igual modo.
- Val : Habéis osado atacar a dos agentes imperiales, eso se castiga con la muerte, preparaos, debéis pagar por esto...
Ni caso, no termine de decírselo cuando dos nuevos haces impactaron contra mi barrena sin causarme el menor problema. Otras tantos fueron a parar contra Nhizra, solo que esta los devolvió al instante, sorprendiendo casi al mago más joven que no se lo esperaba... la mirada que Kless, que era el mago anciano, le indico a su compañero donde había estado su problema, así como una seria advertencia sobre el confiarse.
- Kless : Tu ocúpate solo de ella, del vejestorio este me ocupo yo... abuelo, vosotros sois quienes vais a morir...
Le lance tres veloces haces energéticos que Kless repelió con rapidez, tras ellos siguió una poderosa bola de fuego que fue al mismo sitio que los anteriores haces de energía... Kless tampoco tuvo el menor problema en repelerla...
- Kless : Y ya esta... eso es todo lo que un poderoso mago Imperial puede hacer... Jajajajajajajaja... (Sus carcajadas volvieron a atronar las montañas)
- Val : No, también sabemos fanfarronear, exactamente igual que un inepto como tu... (Le sonreí de forma irónica)
- Kless : No sabes el placer que va a ser para mí matarte... lentamente...
- Val : Como no sea que me muera de viejo dudo que alguien como tu sea capaz ni de hacerme daño... mira tú amiguito lo mal que lo está pasando... si eres igual de genio que él… ya estás muerto.
Lo cierto es que el mago de apoyo de Kless tenía serios problemas con Nhizra para poder defenderse, en un principio pretendió acosarla, pero rápidamente Nhizra se encargo de darle de leches. Estaba poniendo en serios aprietos al aprendiz, porque tras esto estaba más que seguro de que era únicamente un aprendiz, muy bueno, pero solo un aprendiz y desde luego no estaba a la altura de Nhizra ni por asomo... supuse que el otro mago que los acompañaba cuando escape de ellos, debía de haber muerto en alguna acción antes de llegar aquí, quedándole solo este aprendiz.
Kless hizo que se acercara a él para poder cubrirle también, sin duda era un error, pero sabía que si quería convocar a su arma más poderosa necesitaba al aprendiz, aunque solo fuese para poder controlar al guerrero convocado y suministrarle más poder. Pero fuera de eso realmente era un lastre muy serio para él a la hora de enfrentarse a nosotros. Estuvimos cambiando ataques mágicos de diversa índole durante al menos tres o cuatro minutos. Lo cierto es que ambos nos estábamos calibrando, comprobando el poder real del otro antes de atacar… pero Kless no terminaba de emplearse a fondo, parecía esperar algo… exactamente igual que Nhizra.
De improviso dos Lobos Espectrales saltaron sobre ambos magos, Kless los despachó con rapidez, soltándonos a su vez tres perros del inframundo que mi Shilkka y la espada de Nhizra se encargaron de destruir. Por lo que vi no se había olvidado de ellos, ya que al venir contra nosotros ni se inmuto. Nhizra se movió rápida, encargándose del perro del inframundo que le ataco con gran eficacia. Kless se echo a reír a carcajadas tras esto... llamándome estúpido y burlándose de nosotros por el fallo de nuestro plan al matar mis Lobos Espectrales…
- Kless : Así que eso era lo que estabais esperando... que vuestros dos lobos nos atacaran por la espalda... sois patéticos... es hora de terminar con vosotros.
El aprendiz se acerco a Kless, poniendo sus manos en su hombro, transfiriéndole energía... Kless se preparo para recitar con rapidez el conjuro de invocación, segundos después de esto una forma empezó a rielar ante nosotros... poco a poco iba tomando la forma de uno de los poderosos Guerreros Khulgan.
Eso era justamente lo que yo había estado esperando que hiciese, ese conjuro de convocación requería de mucha energía y concentración... Kless estaría cansado tras jugar esta carta. No penséis que no lo había hecho con conocimiento de causa, en nuestros anteriores intercambios se dio cuenta de que no me podría agotar, por lo que le deje entrever, sin duda pensó que nuestros poderes eran quizá excesivamente similares... y mi compañera era una poderosa maga, no como en su caso, su ayudante era un simple aprendiz, eso claramente desequilibraba la balanza en su contra. Eso fue definitivo para él, obligándole casi a recurrir a su carta más poderosa, seguro de que con ella nos destrozaría sin problemas.
Cuando vi al Khulgan ante nosotros sonreí al ver que mis planes iban cumpliéndose sin errores y no pude menos que menear la cabeza diciendo...
- Val : Kless, Kless, Kless... (Menee la cabeza con una sonrisita irónica) no pensé que cometieras semejante error de calculo...
- Kless : (Sus ojos acusaron su asombro e interés abriéndose de par en par) ¿De qué me conoces...?
- Val : Que pena que el bueno de Isshin me contara tantas cosas sobre ti y los tuyos antes de morir... a mis manos... lo sentí por él sabes, pero no podía permitir que vosotros lo interrogaseis descubriendo mi presencia allí... y mucho menos que descubrieseis que le había leído la mente antes de matarlo… (Sonreí con malicia y crueldad, dejándole claro a que me refería con lo de la lectura)
- Kless . (Apretó las mandíbulas) Maldito Isshin... Si de verdad sabes lo que le sabía sobre nosotros debéis morir sin remedio... vosotros dos y todos los que conozcáis de nuestra existencia...
- Val : Jajajajajaja... Lahishin... una leyenda del continente occidental que toma forma física real en el continente Sur... (Me di cuenta de cómo Nhizra acuso el golpe al reconocer el nombre de una leyenda mítica, los Lahishin, por fortuna fui el único en darse cuenta de ello) Al Imperio no le gusta en lo más mínimo que estéis metiendo vuestras narices aquí...
- Kless : (Rojo de Ira Extendió su mano y ordeno al Khulgan) ¡¡¡Ataca!!!, ¡¡¡Mátalos a los dos!!!, ¡¡¡primero a ella!!!
Sonriendo vi que mi cháchara le había desconcertado y perder un pelín los nervios, no mucho pero si lo suficiente para lo que yo quería. El Khulgan empezó a avanzar para detenerse antes de dar cuatro pasos, ya que junto a Nhizra y a mi habían aparecido tres guerreros Khulgan como el suyo, aunque con una consistencia la mar de dudosa para cualquiera que los viese... aprovechando el desconcierto de Kless tendí un enlace mágico al Khulgan convocado por el sin que se diese cuenta de mi maniobra, de ese modo hacia que el guerrero se alimentase de mí, me reconociese y lo principal, que me obedeciese por ello... Kless se enfureció hasta el paroxismo, ya que se dio cuenta enseguida que mis "Khulgan" eran meras ilusiones, pensó enseguida que debían de ser recreaciones hechas por mi basándose en el suyo… creo que el pobre no pensaba con claridad tras recibir tantas sorpresas desagradables tan de seguido.
Las ilusiones desaparecieron, pero el Khulgan seguía inmóvil, de repente se volvió contra su mago, intentando matarlo sin piedad... por la cara que puso Kless debió de pensar que el aprendiz al ver a los míos debió de flaquear por la sorpresa, y que el Khulgan se había podido liberar al menos en parte de su control por ese motivo... para su desgracia no le dio tiempo a desconvocarlo antes de que este atravesara con su espada de parte a parte a su aprendiz siguiendo mis órdenes, para después decapitarlo e irse a por el propio Kless. Por fortuna para él, sí que le dio tiempo a desconvocarlo antes de que le alcanzara... pero de nuevo tuvo que usar gran cantidad de poder para poder hacerlo tan rápido y salvarse de morir a sus manos, justo lo que yo quería para que se debilitara y poder capturarle con vida con el fin de leerle la mente para después matarlo.
Tras esto quedó jadeante... evidentemente era muy poderoso, pero tenía unos añitos y el perder al otro mago quedándole solo el aprendiz no fue lo mejor que le podía haber pasado, vi en sus ojos que sabía que no podría hacernos frente el solo de seguir así, esto ultimo había mermado demasiado su poder. Lanzo un velocísimo pajarillo al aire, sin duda un mensaje para Thalmunt, lo que quería decir que no contaba con salir muy bien parado de allí, o que como mínimo no estaba nada seguro de ser el vencedor en las condiciones actuales. Su pajarito remonto el vuelo cogiendo velocidad cuando un velocísimo Halcón Azul le cazo derribándolo, algo que con un sarcástico gesto le hice notar... Kless palideció al darse cuenta de que esa maniobra había sido prevista por mí con anterioridad...
Vi como empezaba a acumular poder en grandes cantidades, pero la forma en que lo empezó hacer me dijo a las claras que no era para atacarme, podía ser para varias cosas, pero iba a estar muy justo para saber qué era lo que pretendía Kless. No pudiendo arriesgarme empecé a atacarlo con furia, violencia y grandes dosis de poder. Le lance poderosos haces mágicos que restallaron contra sus defensas, menguándolas, bolas de fuego que las debilitaron mas todavía... Nhizra lanzo contra el también multitud de dardos mágicos... entre unas cosas y otras logramos que no pudiese seguir convocando su poder, aunque logro desviar todo lo acumulado hacia un objeto antes de que escapase a su control, depositándolo en el. En ese momento me pareció que fue la daga que llevaba en la cintura la que lo recibió tras haberle interrumpido al golpear sus defensas con tanta saña.
Quería a Kless vivo, pero para ello debía de poder usar mucho más poder del que ahora podía... el que acumule en mi bastón estaba casi agotado y mi disfraz me molestaba para ello, ese era su punto débil, no me quedo otra que retirarlo y dejarme ver tal cual. Fue un fallo garrafal por mi parte... lo cierto es que no se qué fue lo que hizo, pero al ver mi cambio, al ver como se produjo se sobresalto, lanzando de inmediato un conjuro muy extraño sobre mi... mis defensas no sufrieron daños, tampoco note nada extraño, sin embargo vi como tras impactar contra mi Kless se ponía pálido como un muerto... murmuro...
- Kless : El Maldito...
- Val : Ríndete...
- Kless : No me cogerás vivo... ¡¡¡¡Serás nuestroooooooooooooo....!!!! (fue un autentico aullido, pareció enloquecer por completo)
Después de esto varios seres mágicos abandonaron a toda velocidad a Kless... Lanzo seis aves que no pudieron ir muy lejos, entre mis cinco halcones y las cuatro águilas que lanza despues las interceptaron... los dardos de Nhizra terminaron con tres de los cinco animales que envió por tierra, y yo me encargue de un cuarto... indique a Nhizra con un gesto que fuese tras el quinto... entonces Kless hizo algo que me puso los pelos de punta...
No pensé, solo reaccione a lo que Kless estaba haciendo, me lance sobre Nhizra, arrastrándola tras de mí tirándonos al suelo, aunque sin llegar a lograrlo por completo. Mientras me movía fui incrementando nuestras protecciones con todo el poder que pude antes de que ambos saliésemos literalmente volando por los aires a unos entre nueve a doce metros de distancia... lanzados con inusitada violencia por la onda expansiva generada por el poder de Kless...
Cuando me recupere no necesite pensar mucho para saber lo que había pasado. Sin lugar a dudas Kless vio con claridad meridiana mi intención de cogerlo vivo para interrogarlo, o lo que es lo mismo, leerle la mente tal y como él hizo con el secretario del Gran Mago, y eso era algo que no podía permitir. Si le hubiese puesto mis manos encima hubiese sabido todo lo que el sabia... así que decidió sacrificarse, uso un gran poder para convocar esas criaturas, con que una saliera ilesa con el mensaje rumbo a Thalmunt sería suficiente, pero eso usar criaturas aéreas y terrestres... antes o después esta ultima que escapo cambiaria de forma a un ave o incluso un animal marino para que llevara el mensaje a su destino... Un mensaje que indicaría a los Lahishin, a la jerarquía de Thalmunt, donde estaba Vhaalzord, el Maldito.
Tras enviar las criaturas y ver como una escapaba concentro todo el poder que pudo en esos momentos, sumándolo al anterior que recibió la daga. Después levanto la Daga y se la clavo en el antebrazo contrario a la mano que sostenía esta. Retiro todos los sellos que protegían el caudal de su poder liberándolo todo el de golpe, todo a la vez hacia el exterior sin tener el menor control sobre el... provocando un desequilibrio en el mismo, a la vez libero todo el concentrado en la hoja de la daga, lo libero directamente contra el que estaba escapando de su fuente de poder interna... Fue como dos barcos moviéndose a toda velocidad en rumbo de colisión, con los remeros bogando con todas sus fuerzas, golpeándose con los espolones de frente, uno contra el otro... esto provoco la explosión de instantánea de todo su poder, provocando la ruptura de todo el poder interno que poseía a la vez... Provoco una explosión que terminaría destruyéndole a él y a todo lo que hubiese en ese momento a su alrededor, incluidos Nhizra y yo.
Afortunadamente, pude darme cuenta de lo que pretendía, ya que en una ocasión también hice eso mismo con la sana intención de morir definitivamente, algo que como podéis suponer ya que estoy aquí fue un fracaso, aunque destruí decenas de kilómetros a mi alrededor… y fueron bastantes más de cuatro o cinco decenas de kilómetros lo que arrase en esa ocasión debido a mi inmensa cantidad de poder. Cuando vi lo que intentaba Kless incremente nuestras defensas con todo el poder que pude usar en esos segundos, escudando a Nhizra, ya que aun en el caso de que yo muriera por el impacto, no tardaría mucho en volver, el escudo protegería mi cuerpo de grandes daños... Nhizra seguía siendo una muy valiosa aliada como para perderla de modo que me interpuse entre la fuente de poder y ella.
Tras la brutal explosión ambos terminamos magullados como no os podéis hacer a la idea por el vuelo que dimos de varios metros. Estuvimos descansando casi veinte minutos, recuperándonos antes de poder intentar ponernos siquiera en pie... casi al finalizar ese tiempo aparecieron dos Lobos Espectrales con la criatura que mando Kless en sus fauces. Los ocho lobos que disperse sin que Nhizra lo supiese fue precisamente en previsión de que algo así ocurriese, no sabiéndolo Nhizra no podía dar pistas esperando más ayuda, tal y como se la noto con los dos primeros Lobos Espectrales... Nhizra aun debía de mejorar su inexpresividad, alguien con experiencia podría leer sus expresiones lo suficiente como para darle alguna idea de sus intenciones igual que sin duda hizo Kless.
Otra cosa que tuve clara es que los miembros de los Lahishin no se dejarían capturar vivos de ninguna de las maneras, tampoco me engañe con la aparente facilidad de esta victoria. Yo ya sabía de sobra que un solo Lahishin por poderoso que resultase no podría conmigo nunca, aunque solo fuese porque con toda facilidad, yo podría convocar en segundos un centenar de Khulgan de serme necesario, cualquier Lahishin sería aplastado por simple superioridad numérica... El verdadero peligro estaba en que indudablemente, si llegaba a saber quien era yo, podía apostar a que automáticamente pasaría lo que con Kless, que intentaría avisar de mi presencia usándose a si mismo para retenerme allí al matarme. Esta vez mi enfrentamiento pude planearlo tranquilamente, sin contar con que fui yo quien le sorprendió a él, lo que resulto decisivo, pero ese era el verdadero peligro de enfrentarme a alguno de ellos, el que me descubrieran antes de tiempo. Otra cosa iba a ser el continente occidental cuando fuese a por ellos, allí estaría en su territorio, entre ellos, por otro lado, para entrar en Thalmunt y arrasarla iba a tener que tenerlo todo muy bien planeado, planificado y asegurarme que casi todos los Lahishin estuviesen allí cuando yo llegara, para que no pudiese escapar ninguno de mi… sobre todo ahora que ya tenía una ligera idea de cómo poder exterminarlos a todos los que allí hubiese de un solo golpe.
Nhizra y yo regresamos esa misma noche a la academia... Lizeth nos recibió enseguida, y ni os digo la cara que puso cuando vio el estado en que estábamos los dos. Claro que tampoco os perdáis las caras de curiosidad de todo el que se cruzaba con nosotros al vernos así, mas después de que se corriera la voz de que habíamos sido llamados por el emperador en persona. Nhizra hizo que esa noche la pasara con ella en su habitación, tenía por lo visto un ungüento que extendido por las heridas las curaría en un par de días como mucho... vi que Lizeth arrugaba el morro cuando Nhizra lo dijo.
Pregunte a Nhizra por eso cuando nos quedamos a solas en su cuarto, donde vi que habían instalado una segunda cama. Según parece el problema del ungüento de marras es que por una lado huele que da asco de verdad... en esos días nadie se podía acercar a nosotros sin morir en el intento y la otra es que tenía otro efecto secundario... ejem... Cuando este se aplicaba se solía aislar al enfermo a solas, debido a la fiebre que este provocaba. No llevábamos ni media hora con el ungüento puesto cuando Nhizra y yo nos estábamos mirando como lobos... jadeantes, con los ojos brillantes...
Vi como sus pezones estaban luchando por atravesar su túnica, como jadeaba mirándome, somos sus ojos se volvían cada vez más turbios, igual que los míos, igual que mi polla estaba a punto de reventar, como mi corazón se aceleraba... como solo parecía que pudiera pensar en follarme a Nhizra, en violarla si fuese necesario...
No aguante mas, retire todo mi disfraz, saltando sobre Nhizra, rompiéndola la túnica mientras ella rasgaba la mia... la tendí sobre su lecho, poniéndome sobre ella y penetrándola sin piedad... hasta lo más hondo... Nhizra lanzo un fuerte jadeo y un gemido. Empecé a bombearla como un desesperado, machacándola con fuerza contra el lecho, incrustándome entre sus piernas como si me quisiera introducir dentro de ella por entero.
Cuando Nhizra se corrió dando aullidos no dude ni un instante, la hice darse la vuelta por la fuerza, metiéndosela de golpe en el culo pese a su oposición... tres minutos después estaba gritando desesperada por el dolor, dos minutos más tarde los gritos eran por el placer... un minuto después los dos nos corríamos a la vez. Mi polla empezó a lanzar su leche en el interior del culo de Nhizra, quedamos los dos tendidos jadeantes... pregunte...
- Val : ¿Nos habrán oído?...
- Nhizra : No, mi habitación esta insonorizada por conjuros...
- Val : De todas formas supongo que se lo imaginaran...
- Nhizra : Con tu aparente edad dudo que piensen eso... supondrán que me quede con las ganas... además tengo fama de ser muy "fría"...
- Val : Quien lo diría...
- Nhizra : Jajajajaja... esto solo es así contigo o con Lizeth... por cierto... ¿ya habéis follado los dos también, verdad?
- Val : Si.. te molesta...
- Nhizra : Lo que me molesta es que no me avisarais para participar... pero me pienso desquitar en estos dos días y... noooooo, paraaaaaa...
Acababa de volver a meterle la polla por el culo a lo bestia, haciéndola chillar otra vez como una condenada. Durante esos dos días follamos a casi todas horas, el problema fue la abstinencia posterior debido al trote que llevábamos los dos de esos días. Efectivamente nadie sospecho nada... bueno, Lizeth mas que sospechar lo confirmo en cuanto nos pregunto el mismo día de salir por follar los tres y ambos la dimos largas... Sonrió y nos dijo que la próxima ella también iba con nosotros para después tener sus dos días... Los exámenes se aproximaban, y con ellos los sobornos sobre los profesores... y dos días después notificaron que yo sería uno de los examinadores, poniéndome en el punto de mira de las familias más poderosas del Imperio...
CONTINUARA