Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 3

Val continua su investigación en la academia disfrazado como el profesor Ka. Nhizra y Lizeth cada vez presionan mas al profesor Ka

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 8

Capitulo- 3

Al final no logre mayor información sobre Thalmunt, identifique con precisión los distintos pasos que conducían hacia ella pero ninguno de los mismo era apto para la entrada de un ejército, cualquier ataque sobre la misma por los reinos del continente estaba destinado a ser un fracaso, salvo que pudieran colocar el ejercito a las puertas de la ciudad sin ser detectado, y eso era algo del todo imposible. Por un lado no podrían movilizar un ejército sin que los Lahishin se enterasen de ello y de cuál era su destino, hasta tal punto estaban infiltrados en ese continente, o eso es lo que parecía a primera vista, algo a lo que tampoco me podía arriesgar en modo alguno.

También estaba el hecho de que cualquiera que se intentara acercar seria detectado con varios días de antelación a su llegada y cuando alguien se acercaba a determinada distancia sin ser invitado era eliminado sin contemplaciones, estaba claro que no querían mirones o intrusos cerca. Un hombre solo debidamente entrenado o un mago muy poderoso podría llegar hasta sus murallas, con cierta dificultad, pero podría plantearse el entrar hasta allí arriesgándose, pero... ¿y después qué?, que podría hacer un hombre solo, o un solo mago por muy poderoso que fuera contra el poder de los Lahishin en su propia guarida y fortaleza excepto morir. La fortaleza de Thalmunt se internaba en las entrañas de la montaña, por encima de ella todavía había mas de 2000 metros de altura de montaña… era imposible a simple vista determinar hasta donde llegaba en su interior o cuantos Lahishins era capaz de albergar la fortaleza… Todo esto garantizaba casi por completo que cualquier ejército estuviese condenado al fracaso desde el inicio.

Mi caso era diferente, preparándolo debidamente podría llegar hasta allí, y asaltar la fortaleza por mis propios medios... tenía todo lo necesario para poder hacerlo, yo tenía a mi alcance mis propios guerreros para atacarla y sabia como convocar varios miles en caso de serme estrictamente necesario. Asumiendo ciertos riesgos, algo que ahora que ahora mismo creía poder hacer, esperaba poder combatirlos con éxito tras lo descubierto en las ruinas, pero antes de nada debía de saber a que me enfrentaba exactamente al ir allí. Una de las primeras cosas era estudiar a fondo y en profundidad el maldito libro de los rezos, el cual me estaba empezando a dar la impresión de que tenía muchos más secretos en su interior de los que parecía a simple vista. Otro problema era el férreo marcaje al que me estaban sometiendo Lizeth y Nhizra, con ellas a mí alrededor sería muy complicado acceder al libro sin que me descubriesen antes o después con él, aun así creo que con cierta morbosa maldad decidí comprobar cuanto tardaban las dos en pillarme.

Estuve durante la semana siguiente bajando a las cámaras más diversas siempre acompañado por una de las dos mujeres, no daba la menor señal de ir a contarlas que se suponía que estaba haciendo allí. Lizeth lo llevaba bastante bien, pero Nhizra no, se la veía incomodísima con tenerme por allí moviéndome sin estar bajo su total control, supuse que además sus pesquisas sobre mi persona no debían de estar dando sus frutos, lo que indudablemente la fastidiaría todavía más si cabe.

Jhargu poco a poco había ido integrándose con sus compañeros, aunque todavía se pasaba largos ratos conmigo en la biblioteca, según decía el aprendía mucho mas conmigo y mis charlas que con lo que estudiaba, aunque seguía haciéndolo con ahínco. Una de esos días llego Nhizra con cara de poco amigos, pidiéndole, o más bien exigiendo a Jhargu que se fuese a sus habitaciones que tenía que hablar conmigo... el diligentemente y deseoso de poner tierra de por medio entre ella y él se dispuso a largarse cuando lo impedí...

- Ka (Val) : Jhargu, tu permanece aquí estudiando, la biblioteca es para ello... si la señorita quiere que hablamos lo haremos mientras paseamos... (Cogiendo mi bastón y dirigiéndome a ella) ¿Nos vamos?

- Nhizra : (Apretó los dientes) Vamos (le salió vacio, sin matices).

Salimos de la biblioteca y nos fuimos paseando hasta uno de los bosquecillos que rodean a una amplia zona de la academia, pero siempre dentro de sus límites. Estuvimos hablando de generalidades mientras íbamos abandonando sitios transitados, por cierto que vi como muchos procuraban apartarse del paso de Nhizra y no molestarla. No empezó a entrar en materia hasta que no estuvimos en el bosquecillo...

- Nhizra : ¿Quién eres?

- Ka (Val) : Como ya le dije cuando me presente, mi nombre es Ka y soy un mago destinado a la biblioteca.

- Nhizra : Ya leí el informe que le acompañó, y no me refiero a lo que pone en el... ¿Quiero saber quién es usted en realidad y que hace aquí?

- Ka (Val) : Sabe quien me mando ¿no?

- Nhizra : Si, perfectamente, fue el mismo Gran Mago en persona... (Me resulto curioso que no mencionara al Emperador también…)

- Ka (Val) : Pues entonces ya sabe usted a quien pedirle explicaciones sobre mi persona...

- Nhizra : Ahora mismo se las estoy pidiendo a usted, que es quien está aquí, en la academia...

- Ka (Val) : Pues pierde su valioso tiempo conmigo, para cualquier cosa debería de dirigirse a la persona que usted misma ha dicho si desea saber algo.

- Nhizra : Se lo vuelvo a repetir, se lo pregunto a usted, que es quien está delante mío en estos instantes y corre el riesgo de que decida anular sus autorizaciones para entrar en las cámaras... usted verá que prefiere...

- Ka (Val) : Pues lo que le he dicho anteriormente joven, que consulte con su superior y compruebe con él lo que me está preguntando a mí, creo que fui lo suficientemente claro antes, ¿no?.

- Nhizra : Usted mismo lo ha querido, desde este momento tiene prohibido el acceso a la cámara en la que últimamente ha estado trabajando, cuando mis jefes me digan algo en persona, hasta ese momento no se le intente ocurrir entrar o me lo pagara.

- Ka (Val) : Creo que es usted muy orgullosa y veo que no atiende a razones ni a órdenes... usted misma...

- Nhizra : Pues creo que ya hemos hablado usted y yo todo lo que teníamos que hablar, ya sabe, si quiere volver a entrar en esa cámara que me lo diga su jefe en persona.

Después de tan instructiva charla Nhizra se fue un pelín cabreada conmigo y con todo lo que le había dicho, o quizá fuese más preciso decir, con todo lo que no le había dicho sobre mí, en el tramo en que la seguí con la mirada vi que se iba de lo mas frustrada por mi cerrojazo en banda. Si antes tenía a Nhizra o a Lizeth pegadas a mí, ahora tenia de escolta uno de los magos militares de protección de la academia en los momentos en que ni una ni otra podían ocuparse personalmente de mí.

Dado que necesitaba descansar como mínimo quince o veinte días tras mis denodados esfuerzos por encontrar un punto débil en Thalmunt y mis estudios del libro, aproveche el tiempo para descansar tranquilamente, arrastrando conmigo a mi escolta a los sitios más insospechados. Una cosa que me hacia una gracia que no veáis, era cuando daba clases, no creo que hubiese un solo alumno que quisiese verme entrar a darles clases, ya que eso suponía que también estarían allí Nhizra, Lizeth o como mínimo un mago militar... Durante las clases estaban todos mansos como corderitos... no se movía ni un soplo de aire, incluso en las clases de último curso, una clases  normalmente muy bulliciosas.

Os garantizo que disfrutaba como un cabròn con las clases, pase de ser el profesor blandito a ser el profesor incordio, era todo un autentico placer fastidiar a los alumnos de ese modo. Además los demás profesores en cierto modo me usaban como castigo cuando se comportaban mal, dejándome dar a mi alguna clase, lo que suponía la presencia de alguna de mis sombras.

Pero el tiempo de diversión paso en cuanto me recupere del todo, era el momento de volver al libro de Rezos y a la investigación del mismo. Era consciente de que Nhizra o Lizeth no tardarían mucho en descubrirme una vez que me dedicara plenamente a investigar el libro a fondo, pero quería seguir viendo cuanto tiempo exactamente tardarían en pillarme con él, y ciertamente esperaba que fuese poco, de hecho y para la seguridad del libro, cuanto antes me pillaran mejor.

Lo cierto es que dure poco como intruso de la cámara "prohibida", me pillo Lizeth al segundo día, o mejor dicho, a la segunda noche de estar en ella. Estaba sentado en una mesa, con el libro abierto ante mí y el cofre a mi lado mostrándose vacio de su contenido al estar abierto. Vi como rápidamente convocaba varios escudos y una pequeña criatura partía de cerca suyo hacia el exterior a todo correr, supuse que era un mensajero para Nhizra. Yo estaba concentrado en la inspección mágica del libro con mi poder...

- Lizeth : Aléjese de inmediato de ese libro o le atacare... venga, ya, rápido... (Me fue obvio que si no me había atacado todavía era debido a la presencia del libro abierto ante mí)

- Ka (Val) : Lizeth, en el suelo ante la mesa hay una pequeña marca pintada en tiza... pase lo que pase no la cruces... es el límite de contención de mis escudos para la energía que desprende el libro...

- Lizeth : Pero que...

- Ka (Val) : Ahora no puedo atenderte... espera a que llegue Nhizra... mientras empezare a sellar el libro para que podamos hablar...

- Nhizra : (Llego en ese momento escuchando mi última frase) Hablar de que... fui muy clara al respecto... por tocar ese libro vas a morir...

Con lo cabezona que era no dudo en hacer caso omiso de mis advertencias avanzando a por mí junto con Lizeth pero sin intención de atacarme mágicamente ninguna de las dos, supuse que no querían arriesgarse a darle al libro, y mucho menos comprobar lo que podría pasar en tal caso si por casualidad se activara alguna de sus múltiples protecciones por causa de ese ataque... Para que se estuviesen quietas, no traspasaran las marcas y que me diesen tiempo a sellarlo otra vez con seguridad, no me quedo otra que retirar las ilusiones que estaba usando sobre mí para parecer tan venerable anciano. No os digo las caras que pusieron cuando me reconocieron, ni el frenazo que pegaron para no atravesar la marca que le indique en su momento a Lizeth, y tan solo unos instantes antes repetí a ambas...

- Nhizra : ¿¿¿¿¿VALLLLLLL???????

- Lizeth : Pero qué coño... ¡¡¡¡VAL!!!

- Val : Veo que me habéis reconocido... pero dejar las preguntas para después, ahora debo de sellar esto lo primero...

Vi como esperaban... "pacientemente" a que les dijera que había terminado con el libro... se paseaban nerviosísimas las dos de un lado a otro tras haber cerrado las puertas de la cámara y reponer todos los sellos con nosotros tres dentro. Las dos me miraban de lo más nerviosas, no pude evitar soltar una risita, ya que era la misma actitud que tenían los alumnos con respecto a ellas dos. Lo cierto es que me miraron de muy mala manera cuando escucharon mi risita... sí, me dio la impresión de que iba a tener que aguantar tormenta por no haberles dicho que estaba allí desde el precio, mas todavía sabiendo de sobra que podía confiar en las dos.

Efectivamente cuando el libro estuvo por completo a buen recaudo cayeron las dos sobre mí como halcones por no haberles dicho ni media de mi presencia en la academia. Les estuve explicando un poco por encima sobre lo que yo pretendía con el libro, también que el emperador me pidió ayuda con respecto a la academia, pero que vi como entre las dos lo hacían perfectamente. Me mosqueo cuando les dije lo que habían hecho con mi ficha, eso de valido para cualquier puesto que se me quisiese asignar... se tronchaban de risa las dos al oírme decírselo, por una parte parecían incapaces de articular palabra por las risas, y por otra me dio la impresión de que cuando se les pasara no me dirían nada de nada al respecto como venganza por no haberlas dicho de mi presencia allí… y acerté de lleno.

Ante mis reiteradas preguntas, riéndose me dijeron que no me preocupara, que en unos dos o tres meses sabría por mi mismo porque me pidió eso el emperador... que si para entonces todavía no me había dado cuenta de la situación ellas mismas me la explicarían encantadas.... siguieron partiéndose de risa las dos, incluso se les saltaron algunas lagrimas. Os aseguro que mosquearme me mosqueo, sobre todo lo rápido que se les paso a las dos el enfado tras decirme esto y ver con que ganas se reían.

Cuando ambas venían a verme a la cámara se situaban fuera de las señales que marque en el suelo mientras yo estudiaba mágicamente el libro, y contra mas lo estudiaba más seguro estaba de que no me iba a gustar en lo más mínimo nada de lo que descubriese en el, pero que nada de nada. Su estudio era agotador, ya que requería ingentes cantidades de magia sobre él para pode sacar algo en claro y protegerme de sus constantes trampas y enredos mágicos. Estaba empezando a darme cuenta de que tendría que tomarme descansos mas habitualmente de lo que había previsto para reponer fuerzas, ese libro era peligrosísimo en malas manos, o en las manos equivocadas, que tanto daba. Incluso para mi podría haber sido un peligro de haber intentado usarlo de forma descuidada y sin estudiarlo a fondo antes. En el libro era todo él una trampa sobre otra trampa, todo destinado a los incautos o ambiciosos que lo quisiesen usar, sus creadores habían sabido muy bien como esconder su verdadero poder y esencia.

Otro problema que se me vino encima fue el de la violación de algunas de las puertas de las cámaras... empezaba a acumulárseme el trabajo, no podía negar mi ayuda a las dos para lo que querían, que era pillar al o a los graciosos, aunque intente disuadirlas por a estas alturas resultar evidente que solo fue una trastada. Todo apuntaba al último curso, a una de sus habituales gamberradas con todo el mundo... solo que esta vez al haberla hecho en las cámaras les podía salir muy cara si les pillaban, cosa que sinceramente dudaba si no volvían a las andadas. A estas alturas seguro que hasta el último de los alumnos sabían que estas dos estaban deseando echarle el guante al gracioso y dudaba que nadie fuese tan idiota como para volver a algo así conociendo lo que podían hacerle estas dos como lo pillaran, la sanción de la academia seria un caramelito comparado con caer en las manos de ellas.

Me dedique prácticamente en exclusiva al dichoso libro, me costó todo un triunfo lograr desentrañarlo, pero al final lo logre y francamente no me gusto en lo más mínimo lo que averigüe con él. Básicamente entre lo que se me rebelo entre el libro y el templo de Los Archipiélagos, hizo que se me pusieran los pelos de punta, como escarpias. El Dios Loco no estaba muerto, de hecho estaba vivo y muy vivo, solo que la ínfima parte que contenía y donde se había refugiado su esencia al morir su “cuerpo físico” estaba profundamente confiada a mi custodia... genial, ¿qué no?.

Básicamente al intentar convertirme en su Avatar, trasfirió una ínfima parte de sí mismo a mí llamémosle “alma”, gracias a esta brecha y a esa esencia divina inserta en mi pude "matarlo" cuando lo ataque en el momento preciso en que debía de hacerse y con los conjuros adecuados para tal fin que aprendí en el Templo en ruinas de mi pueblo, pero a su vez, gracias a esta misma parte inserta en mi él tuvo un refugio donde acudir al morir físicamente. Lo peor es que puede ser traído de regreso y regenerado siguiendo los rituales apropiados... en otras palabras, completando mi transformación en Avatar del Dios, en ese mismo momento el podrá usarme para regenerarse, retomar su forma y poder anteriores mientras continuaría teniéndome en sus manos como avatar, más o menos eso es lo que saque en limpio de todo esto... Aunque confieso también que todavía no tenía muy claro como se podría hacer algo así... y desde luego no pensaba permitirlo de ningún modo, me dieron escalofríos el pensar que llevaba esa soga a mi cuello durante más de 2000 años sin ni siquiera haberlo sospechado.

Ahora teniendo todo esto en claro, y una vez que diera una segunda vuelta de estudio al libro buscando esos rituales, debería decidir qué hacer, si regresar al templo y ver que sacaba de allí, o curarme en salud y ocuparme de los Lahishin de una forma completa y definitiva. Otra cosa que descubrí es que la forma en que el Lahishin anciano convoco a los Khulgan era por decirlo de forma clara, de manual, como sacada de un manual de ritos y magia para sacerdotes del Dios, lo que no me hizo tampoco la menor gracia descubrirlo. Estaba claro que si este libro caía en sus manos sabrían perfectamente cómo usarlo sin caer en sus múltiples trampas.

Tarde todo un mes y medio en descubrir todo esto, tiempo en el que por otra parte más o menos descubrí lo que no me quisieron decir Lizeth y Nhizra sobre el cometido para el que me quería el emperador. No os hacéis una idea de lo gracioso que era lo que descubrí... creo que el Emperador pretendía usar a Lizeth o Nhizra para ello, ya que todo el mundo sabía quienes las protegían, y eso sería un escudo muy poderoso para ellas dos... pero mira tú por dónde aparecí yo. De modo que lo que pensaba encomendar a Nhizra y a Lizeth, se lo había encomendado frotándose las manos a Vhaalzord, El nigromante... y si, digo bien, no al anciano y sabio Ka, no, quería que fuese el mismísimo Vhaalzord el que estuviese haciendo el trabajo... pero disfrazado de Ka, el anciano erudito, que era una pequeña pero sutil diferencia.

En la academia solo se accede al último curso cuando se demuestra en el anterior que se es un mago apto, sino es así nunca se accede a él. En el último simplemente se comprueba la capacitación de los alumnos, vamos, que es donde se les conceden sus destinos como magos al servicio del imperio, y aquí es donde está el problema. Por lo visto las familias poderosas presionan muchísimo para que sean sus vástagos los que obtenga las mejores puntuaciones y por tanto los mejores puestos. Tradicionalmente estas ofrecían sustanciosas cantidades a los profesores para ello, algo de lo que el gobierno tenía conocimiento, los profesores aceptaban en determinados casos, cada vez en más, y el dinero iba para mejorar la academia, por eso se hacia la vista gorda ya que lo manejaban bien y no había grandes disparates.

El problema por lo visto es que llevaban tres años en que había además de sobornos amenazas de muerte a los profesores, incluso alguno había sufrido algún que otro desgraciado accidente, curiosamente siempre eran aquellos que no estaban por la labor de hacer la vista gorda y solo pensaban aprobar al que lo mereciera, y con la nota que se mereciera. El Emperador, el Gran mago, su segundo y el ministro del interior se frotaban las manos con mi llegada... pensaban poner de examinador imparcial único y completamente ajeno a sobornos a "Vhaalzord, el Nigromante", usando un grandioso disfraz de anciano mago sabio de probada seriedad… y si alguna familia lo intentaba matar, bueno… creo que ellos debían de estar casi seguros de que un ataque sobre su flamante examinador seria contestado con toda contundencia por mi parte. Digamos que esperaban que la mas que segura destrucción por mi parte de toda esa familia hasta los cimientos como mas que probable represalia por mi parte haría que todos los demás se lo pensaran muchísimo antes de intentar algo similar por si las moscas, quedando de paso ellos al margen. Debo de decir que pensando mal del Emperador y los demás, lo que quizá pretendiesen o esperasen con ponerme en esa tesitura es que redujese de forma drástica el numero de “familias poderosas” en el imperio… si esto era así hay que joderse que mal concepto que debían de tener de mi paciencia, ¿o no?.

Una de las noches que estuve en la cámara liado con el libro y acompañado por Lizeth le pregunte si mis sospechas eran ciertas, y ella riéndose a carcajada limpia me lo reconoció... que simpática y que graciosa la damita... pero sobretodo que buena que seguía estando la jodìa. Lo cierto es que empecé poco a poco a mirarla con otros ojos, con gula, con hambre... y lo mejor de todo, ella también estaba mirándome en el mismo plan desde que habíamos entrado en la cámara, supongo que la imponía lo suficiente como para no atreverse a dar ningún paso en ese sentido conmigo, de forma que empecé a pensar que lo mejor es que fuese dándolo yo mismo, y quizá cuando terminara con el libro esa misma noche fuese un buen momento para reabrir lazos con Lizeth... ya vería después también de extenderlos de nuevo a Nhizra.

Cuando estaba con el libro y con una de ellas en la cámara retiraba por completo el disfraz que llevaba sobre mí, siendo el mismo Val de siempre. En cierto modo eso hacía que estuvieran ambas mucho más tranquilas a mi lado, como si mi habitual apariencia fuese mucho más tranquilizadora para ellas... algo realmente curioso teniendo en cuenta que sabían mas que de sobra quien era yo de verdad y la leyenda que me acompañaba. Supongo que en ello influyo mucho el que recuperara mi trato habitual de antaño en cuanto supieron las dos quien era de verdad el "anciano erudito".

Esa misma noche cuando termine con el libro, lo selle de nuevo y lo volví a dejar en el cofre, me desperece lentamente, mirando como Lizeth se levantaba haciendo lo mismo que yo... era de lo más sensual, sobre todo porque hacía calor, y debido a ello llevaba desabrochados varios de los botones de su túnica, dejando ver el perfil de sus pechos. Cuando vi que me daba la espalda al desperezarse, lentamente me levante de mi sitio, colocándome sin hacer ruido a su espalda... nada más bajar los brazos la abrace por detrás, posando mis labios sobre su cuello...

Se dio a vuelta llevando sus labios rápidamente sobre los míos, besándome con ganas. Sus manos empezaron a desabrocharme mi túnica mientras las mías hacían lo propio con la suya. Una vez los dos estuvimos desnudos me la lleve hacia la mesa mientras seguíamos besándonos. Para mi sorpresa al llegar junto a ella se desasió de mi abrazo apoyándose en ella, dándome la espada, girándose levemente para mirarme... al ver mis intenciones de agacharme para hacerla una buena comida de coño me soltó...

- Lizeth : No Val... ahora no por favor... estoy muy caliente, solo quiero que me folles... por favor, métemela ya de una vez... solo fòllame...

- Val : Como tú quieras Lizeth... (Me situé detrás y se la enterré en el coño de golpe y sin decirla nada)

- Lizeth : Ahrggggggggggg... siiiiiiii... asiiiiii... mas... por favor... mas fuerte... mas...

Tenía a Lizeth sujeta por las caderas mientras la embestía con todas mis fuerzas, incoando un mete saca todo lo veloz y duro que podía. Gracias a los dioses la cámara estaba insonorizada y bien protegida por todo tipo de conjuros, porque Lizeth metía un ruido coincidible, gemía y jadeaba como un caballo al galope a punto de reventar.

No tardo mucho en correrse entre gritos, me quedo claro que estaba muy caliente... aguante dentro de ella sin moverme, recuperando un poco el resuello, esperando a que se recuperara de su orgasmo... Lizeth estaba tendida sobre la mesa, jadeante, con mi polla todavía incrustada en su coño. Nada mas recuperarse...

- Lizeth : Sigue... por favor... sigue follàndome Val... no te salgas...

- Val : Tomaaaa... (Empecé otra vez a embestirla a lo vestía... bastante recuperado del esfuerzo anterior)

- Lizeth : Siiiiii... mas... mass... dameeee masssss... fuerteeee...  arggggghhhh... Valllllllll...

Estuve durante casi cinco minutos manteniendo un ritmo frenético, me empezaba a doler todo el cuerpo, incluida la polla por el trote que le estaba dando. Los golpes de mis caderas contra sus nalgas sonaban en la cámara como latigazos, reverberaba con el eco que había... dándole una sensación la mar de morbosa a todo aquello. Lizeth alcanzo un segundo orgasmo y prácticamente según terminaba con él me corrí yo en su interior de forma abundante, provocándola un nuevo mini orgasmos al golpear mi leche con lo más profundo de sus entrañas... quedando ambos sobre la mesa jadeantes, conmigo tumbado sobre la espalda de Lizeth. Mi polla se salió de su interior por si misma al perder su dureza tras la corrida.

Tras esto nos arreglamos las ropas, saliendo de la cámara como si no hubiese sucedido nada extraño, aunque lo cierto es que a Lizeth le brillaban los ojos y yo me había quedado relajadito por completo tras el polvazo. Al día siguiente mientras cumplía mis labores en la biblioteca estuvimos hablando los tres de diversos temas de la academia, exámenes, etc... ya que Nhizra quería que le ayudara en ciertos temas mientras estuviese allí, no negándome a ello. Nhizra nos estuvo mirando a Lizeth y a mí con cierto aire especulativo al principio de la charla, supongo que noto que Lizeth se mostraba algo más próxima a mí, y tampoco soy tan tonto como para no suponer que Nhizra no debió de tener el más mínimo problema en suponerse el motivo de ello.

Por cierto que se estuvieron las dos riendo a carcajadas del Bibliotecario Jefe, porque según me contaron era todo un estudioso de las leyendas y un firme defensor de mi existencia real, incluso alguna vez había defendido la peregrina idea de que sin duda incluso Vhaalzord debía de haber estado en su biblioteca en alguna ocasión a lo largo de todos estos siglos... Qué forma de reírse las dos cabronas del pobre hombre, tenía la prueba de su más loca teoría a su lado y todo lo que hacía era intentar putearla, según dijo Nhizra, si algún día se llegara a enterar de quién era yo de verdad era capaz de suicidarse por estúpido, y eso siempre en el caso de que no le diese un ataque al corazón por sus intentos de joderme y alejarme de allí... no niego que me reí tanto como ellas o más.

Esto que acabo de contar sale a colación por que tras saber las dos quien era, su actitud hacia mi cambio... fue algo sutil pero lo cierto es que cambio, seguían tratándome aparentemente igual, pero había ciertos sutiles gestos que las delataban a ambas... Yo no me percate de nada porque bastante tenía con el libro como para estar pendiente de tan minúsculos detalles, pero el Bibliotecario Jefe por lo visto si tenía tiempo para ello. A ver como lo explicaría, las dos seguían siendo mi sombra, vigilándome aparentemente como perros de caza a su presa, pero sin embargo ahora había un respeto y cierta alta consideración disimulada que antes no existía en ninguna de las dos, siendo esto más extraño en Nhizra que en Lizeth, ya que esta era la jefa de seguridad de la academia, un puesto por encima del cual solo estaba el director (con condicionantes muy grandes) y unos pocos en la cúpula de jerarcas de la capital (Emperador, Gran Mago, su segundo, el Ministro del Interior y poco mas), siendo además su protegida.

El Bibliotecario Jefe no sospechaba nada sobre quién era yo de verdad, pero digamos que ese sutil cambio en ambas magas le dijo a las claras que Nhizra debía de haber averiguado algo sobre mí que pese a seguir manteniendo su vigilancia clara y constante sobre mi persona, le había afectado de forma digamos que positiva hacia mi pese a todo... Esto hizo que le entrara la curiosidad, también que dejara de ponerme obstáculos cada dos por tres, supongo que debió de pensar que lo mismo no era tan buena idea estar intentando fastidiarme viendo como me trataba la jefa de seguridad. Sin duda debió de pensar que quizá no le fuese bien a su cuello el que me cabreara en serio con él. Creo que también debió de influir en él un hecho especial que se produjo un par de meses después de que las dos mujeres descubriesen quien era yo, y es que a la academia llego un mensajero de la guardia imperial con un caballo casi reventado por el esfuerzo con un comunicado urgentísimo del propio emperador para mí y otro para el director de la academia, este último con instrucciones para el referentes a Nhizra y Lizeth... También creo que el hecho de que Nhizra y yo nos fuésemos en el acto de la academia, solo minutos después de leer el mensaje, siendo despedidos en la puerta por el director y la propia Lizeth, que se quedo ocupando provisionalmente el puesto de Nhizra por orden directa del emperador, contribuyo lo suyo, ¿no creéis?

CONTINUARA