Crónicas de Vhaalzord - Libro 8 - 2
Val continúa con su trabajo en la Academia Imperial, pero atrae sobre si la atención de Nhizra y Lizeth convirtiéndose en alguien incomodo para ambas magas
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 8
Capitulo- 2
Al final como ya dije, Jhargu decidió advertir a sus dos compañeros del peligro que corrían, lo que provoco que ambos jóvenes se largaran a la carrera escapando de ser sorprendidos allí adentro. No obstante todavía estuve haciéndoselo pasar un poco mal ya que hice que el pájaro se elevase por encima del tejado de las salas. Vi como contenía el aliento ya que si mi ave cruzaba por encima sorprendería a sus dos compañeros corriendo desnudos. Cuando hice girar mi ave y regresar hacia nosotros a Jhargu se le escapo un leve suspiro de alivio.
Mientras hacía esto del pájaro me había llevado a Jhargu en dirección a la sala en cuestión, mientras le iba diciendo a Jhargu que la próxima vez procurara que el gato que invocara no se escapase como esta vez. Me moví de forma que nos situáramos en medio del camino que ambos amantes deberían de recorrer para regresar a los dormitorios, ya que lo que habían hecho era correr a lo loco en dirección contraria a nosotros. Cinco minutos después les vi aparecer a los dos por el sendero del bosque hablando normalmente.
Debo de aclararos que en ese bosquecillo era muy habitual que hubiese alumnos de los curanderos con o sin sus profesores a cualquier hora, ya que en él se criaban y cuidaban multitud de plantas de toda índole, por lo que era normal que estos se pasaran allí las horas dibujándolas para saber reconocerlas luego, sobre todo los alumnos de los primeros años, por lo que escoger ese bosque para echar un polvo era algo que ni al más tonto se le ocurriría. De reojo pude ver como ambos amantes hicieron un gesto de saludo con la mano... y cuando pensaron que no los veía un leve movimiento de cabeza a modo de agradecimiento a Jhargu.
Cuando los dos se perdieron en dirección a los dormitorios…
- Ka (Val): Bueno, ya puedes desconvocar al gato... esos dos te estarán agradecidos... creo que acabas de dar un gran paso hacia adelante...
- Jhargu : ¿Cómo dice?
- Ka (Val): Que esos dos a los que has avisado de que iba de camino hacia donde estaban follando te están agradecidos, y que acabas de dar un gran paso adelante...
- Jhargu : (Pego un respingo de aúpa) No se dé que me habla…
- Ka (Val) : Oye Jhargu, me molesta mucho que me tomen por idiota ¿sabes?... Quizá la próxima vez deba de entrar y sorprender a tus compañeros mientras follan en las aulas de prácticas en lugar de permitirles escapar…
- Jhargu : Lo... lo... ¿lo sabía...?
- Ka (Val) : Pues claro, ¿por qué crees que te he hecho convocar un gato y que lo mandases en esa dirección?
- Jhargu : ¿Pero...?
- Ka (Val) : Pero yo no los he pillado gracias a tu decisión, así que no serán expulsados de la academia, además ahora mismo esos dos están encantados contigo, lo que te garantiza una pequeña tregua... disfruta de tu momento, si lo manejas bien conseguirás que te respeten por ti mismo, y créeme que eso es mucho más importante que el que lo hagan por el poder que tengas o dejes de tener. (Le di una palmadita en la espalda empujándolo suavemente para que se fuese ya hacia sus habitaciones).
El caso es que el Bibliotecario jefe logro maniobrar para que hiciese varias de las sustituciones de profesores, al final toque casi todos los cursos. Estaba un pelín mosca con mi supuesto jefe por todo el cariño que me tenia, mientras Jhargu se iba integrando poco a poco con sus compañeros, efectivamente el haber salvado a esos dos le sirvió para que casi todos le empezasen a mirar dos veces como persona... aunque siempre hay algún imbécil suelto que otro.
En el bosquecillo logre hacerme con algunas partes de ciertas plantas que debidamente mezcladas y tratadas, cuando se ingerían durante dos o tres días consecutivos provocaban un problema bastante, pero que bastante molesto. Logre darle el cambiazo al Bibliotecario Jefe, sustituí su Té por mi preparado, que evidentemente también llevaba Té y el sabor apenas se distinguía de una infusión a otra. Estuvo el pobrecito más de dos semanas con unas hemorroides como caballos. Por la forma de moverse y sentarse debían de dolerle de lo lindo… No lo mate por sus maniobras contra mí, pero al menos estaría tan jodido como yo, o quizá incluso puede que él quien más, ¿no?.
Dos días después de todo esto me dirigí a una de las criptas para revisar con detalle uno de los informes que el Gran Mago me dio cuando descubrí algo inquietante... muy, muy inquietante a primera vista. Las protecciones de las primeras puertas de una de la cámara aparecían mal constituidas, era como si las hubiesen removido siendo incapaces después de restaurarlas a su estado original... esto me preocupo y mucho, pese a que la ultima puerta aparentemente permanecía intacta, lo que me hizo apuntar mis sospechas sobre los estudiantes. Todavía recordaba de cuando estuve de estudiante lo que podía pasar si alguno de ellos se hacía con alguno de los objetos que estás guardaban y lo usaban a lo loco. Lo primero que hice fue penetrar en la cámara y verificar que no hubiese nadie dentro, después salí de ella restaurando las protecciones para ir a la que me interesaba de verdad, la cámara donde estaba el libro de rezos, como digo pensé que habían sido los estudiantes, pero por si acaso estaba equivocado en mis sospechas, fortalecí todas sus protecciones añadiéndoles más poder, incluyendo también ciertos conjuros de alerta que me avisarían de removerse alguno, aunque después fuesen restaurados.
Cualquier estudiante de los cursos avanzados sabia de sobra que el traspasar esas puertas estaba severamente penado. Traspasar la ultima en cuyo frontal aparecía el sello Imperial con cierta leyenda grabada con fuego sobre la puerta que te indicaba el castigo por traspasarla sin permiso. Esa violación suponía la pena de muerte para el infractor… Si había sido cosa de los alumnos sabía que ninguno era tan estúpido como para violar esa puerta, aun en el hipotético caso de que pudiesen lograrlo, todos ellos sabían de sobra que fuesen quienes fuesen sus padres, perteneciesen a la familia que perteneciesen, los infractores serian ejecutados sin piedad.
Una vez asegurada esa cámara me dirigí a mis habitaciones a recoger ciertos pergaminos que me proporciono el Gran Mago con la información general de los objetos de cada cámara... pensaba entrar con ese pergamino y verificar objeto por objeto que todo estuviese correcto. El problema de esto es que me salí de mis horarios normales y me vio uno de los otros bibliotecarios que aviso al jefe, este bajo a la cámara para ver el motivo por el que me había salido de los horarios establecidos para que no llamara la atención... no necesito más que ver lo que estaba haciendo para imaginarse lo que debía de haber pasado. Menudo follón que lió, en lugar de hablar conmigo dio parte de inmediato al Director de la Academia y a Nhizra como jefa de seguridad, ambos llegaron raudos acompañados por Lizeth.
El director me pregunto de inmediato que ocurría, yo les explique lo que me había encontrado al ir a entrar en la cámara... Debo de decir que a Nhizra no le hizo la menor gracia enterarse de esta forma que yo estaba autorizado para entrar en las cámaras... inmediatamente me prohibió terminantemente entrar en una cámara concreta hasta que ella pudiese verificar mi historia, por las reacciones del director y del Bibliotecario jefe supuse que ambos debían de conocer de sobra su estrecha relación con el mismísimo emperador, que era quien la protegía, igual que a Lizeth, porque ninguno de los dos dijo ni media. Por un instante me plantee seriamente el descubrirme ante ellas, y aunque sabía que no dirían nada de nada, decidí que lo mejor era seguir estando en las sombras de momento.
Entre los cinco lo revisamos todo de arriba a abajo sin echar nada en falta... El director, el Bibliotecario Jefe y Nhizra dedujeron lo que yo, que quizá fuese una de las trastadas habituales de los alumnos, estos se divertían probándose unos a otros gastando bromas. A Nhizra no me la creí ni por un momento, la conocía y sabia que no tragaría tan fácilmente con algo así hasta dar con el culpable del desaguisado fuese quien fuese haciéndoselo pagar de forma contundente, además, también estaba yo por medio. Tampoco dudaba en lo más mínimo que Nhizra iba a investigarme detenidamente e independientemente de lo que dijeran desde la capital imperial, si o si.
Un par de días después tuve que dar algunas clases a uno de los primeros cursos, Nhizra estaba en ella cuando yo entre, que por cierto estaban todos los alumnos de lo mas formalitos, por su cara supuse que desde la capital la debían de haber contestado ya y no le debía de haber hecho excesiva gracia lo que le habían dicho. Los alumnos estuvieron la mar de incómodos durante todo el tiempo por su presencia allí, se veía a las claras el miedo y respeto que imponía Nhizra en los alumnos. Nada más terminar las clases me dijo que podía entrar en todas las cámaras, que desde la capital le habían comunicado que estaba autorizado... pero luego añadió algo sobre la cámara en la que estaba el libro de rezos...
- Nhizra : Cuando vaya a entrar en la cámara.... quiero que antes de hacerlo nos avise a mi ayudante Lizeth o a mí, ¿está claro?
- Ka (Val) : Clarísimo señorita Nhizra, pero no tengo la menor intención de hacerlo, esas no son las instrucciones que ha recibido de la capital... le sugiero que se limite usted a cumplir con sus ordenes...
- Nhizra : Y yo le sugiero que haga lo que le estoy diciendo o no volverá a pisar mas esa cámara mientras yo sea la jefa de seguridad aquí, digan desde la capital lo que digan al respecto... ¿le ha quedado más claro ahora?
- Ka (Val) : Me ha quedado clarísimo, no se preocupe usted
- Nhizra : Creo que no nos vamos a llevar nada bien usted y yo señor Ka, le sugiero que no haga caso omiso de lo que le he dicho... por su propio bien.
Después de esto Nhizra se fue dejándome en el aula preparándome para la siguiente clase que tenía que dar. No dudéis ni por un momento es que este aviso de Nhizra me lo tome muy enserio, pero otra cosa distinta es que fuese a hacerle caso a lo que me había dicho... eso no pensaba hacerlo ni por asomo. Incluso podría decirse que estaba divirtiéndome con todo esto de ahora, pensaba comprobar cuanto tiempo tardarían las dos en descubrirme o provocar que tuviese que hacerlo yo mismo... empezaba a excitarme este juego del ratón y el gato que iba a empezar con ellas.
Al día siguiente por la tarde cuando terminaba mi turno en la biblioteca apareció por ella Lizeth, parecía que hubiese ido como por casualidad. Decidí jugar un poquito con ella, le hice una seña y me dirigí a la cámara donde estaba el libro de rezos, dedicándome a comprobar diversos objetos mientras que ella cogía un taburete y como por casualidad se sentaba junto al cofre que guardaba el libro. Me estuve riendo para mí durante un buen rato, estaba claro que ni Nhizra ni Lizeth habían olvidado cómo era, en que consistía y lo que podía hacer el librito, si algún idiota intentaba abrirlo para ver que contenía sin saber cómo hacerlo exactamente.
Parecía que me prestaba la atención mínima indispensable, aunque no me perdía de vista ni un solo instante, pero eso sí, cada vez que pasaba junto al cofre o parecía que mi atención se dirigía en su dirección su tensión subía enormes enteros, se ponía tensa como una cuerda de ballesta. El hacer esto me estaba resultando de lo más divertido, aunque se veía claramente por sus gestos y expresiones que a ella no le estaba haciendo ninguna gracia.
Esa misma semana por fin logre descubrir la ubicación de Thalmunt, que fue la buena noticia, la mala es que tenia miga la dichosa ciudad. Resulto ser una ciudad fortaleza situada prácticamente en su totalidad en el interior de uno de los picos más altos de las montañas centrales del Continente Occidental. Lo de poder infiltrarse en ella lo veía complicadísimo, por no decir casi imposible vistos los controles a los que se sometían a los que querían entrar en los accesos... incluyendo lo que me pareció algún tipo de lectura superficial de sus mentes, aunque debido a la distancia desde la que observaba atraves de los ojos de un halcón, solo se trataba de una apreciación. Pero era una de esas apreciaciones de las que más te valía estar seguro si no querías sufrirla, y si me intentaba colar y de verdad hacían ese control me pillarían en el acto.
La siguiente mala noticia con el descubrimiento de Thalmunt eran sus propios guardias, por lo que pude apreciar atraves de los ojos de los halcones, estos no eran guardias corrientes, por su forma de moverse, de actuar, de comportarse, sin lugar a dudas debían de ser una mezcla entre magos y hombres de armas. Por Hombres de Armas me refiero a especialistas de espada, lanza, hacha, etc... Vamos, al tipo mercenario, pero tratándose de guardias de Thalmunt sin lugar a dudas deben de ser muy buenos en lo suyo y Lahishin fanáticos o fanatizados hasta el último de ellos.
El principal problema es que posiblemente la única solución para terminar con todos ellos fuese un asalto frontal por parte de alguno de los países del continente Occidental si se les facilitaba la ubicación exacta de la ciudad, que era apriori lo que tenía pensado intentar hacer para correr el menor riesgo posible. Desgraciadamente para mí, no tardaría en desechar esa idea por imposible e inviable, para pasar a otra muchísimo mas drástica y directa.
Esta otra opción que tuve que tomar me vendría prácticamente impuesta por lo que descubriría poco después sobre el libro de rezos del Dios Loco y la misma Thalmunt. Lo que debería de hacer seria presionar a los Lahishins de algún modo, algo que antes tendría que investigar, para hacer que reunieran a sus mejores elementos en la Ciudad. Una vez los más poderosos de la organización estuviesen todos juntitos, podría encargarme yo personalmente con los Khulgan de no dejar piedra sobre piedra de la fortaleza y exterminar a todos sus habitantes... aunque algunos Lahishin se encontraran en esos momento fuera de Thalmunt dudaba seriamente que alguno de ellos fuese muy poderoso y de alto rango, ese sin duda sería el fin de la organización como tal. Mi siguiente paso sería perseguir a todos y cada uno de los supervivientes como si fuesen alimañas e ir eliminándolos uno por uno, hasta completar su total y completo exterminio... de ellos y de cualquier otra persona relacionada con Thalmunt y los Lahishins, pero nos estamos adelantando en el tiempo.
Con el descubrimiento de Thalmunt deje de momento la investigación en las cámaras, el tiempo que solía dedicarlas me lo pasaba ahora en mi dormitorio concentrado en el control de los halcones que tenía en la zona, revisando de forma milimétrica todos los alrededores intentando encontrar algún tipo de entrada secreta, punto débil o algo de ese estilo. Una de las consecuencias que esto trajo consigo es un aumento en la desconfianza que Nhizra sentía por mí, cosa que como podéis imaginar no es que me quitara el sueño precisamente.
Hubo una cosa en ese tiempo, cuando ayudaba a una de las profesoras en una clase, algo que resulto divertido para mi, muy divertido. Era una clase del quinto curso, concretamente trataba sobre ilusiones y transformaciones, sus diferencias básicas. La profesora con mi ayuda estuvo haciendo varias ilusiones y transformaciones sobre ella para explicarles los cambios a sus alumnos, después me toco a mi hacerlo también... me estuve divirtiendo de lo lindo, ya que una de las cosas que hice pese al riesgo de que Lizeth o Nhizra entrase en ese momento, fue retirar mi disfraz y mostrarme tal y como yo era realmente... Incluso la profesora se mostro sorprendida por la "calidad" de mi transformación...
Lo cierto es que aprovechándome de su sorpresa hice una maldad con ella... solo con observarla me fije en que por muy extraño que os pueda parecer se excito cuando retire mi disfraz quedándome como era yo mismo. Viendo eso me pico la curiosidad lanzando sobre ella una discreta y muy leve sonda mental que paso completamente desapercibida a sus ojos... lo que descubrí me hizo muchísima gracia. La profesora estaba pensando si mi asombrosa transformación en un hombre joven se aplicaría a todo mi cuerpo o no... Para que os aclaréis, si mi "rejuvenecimiento" solo eran en las zonas expuestas o es en todo el cuerpo, concretamente su intriga iba dirigida hacia cierta parte de la anatomía masculina.
Durante la clase estuve procurando que los estudiantes empezaran con las bromas subidas de tono, me costó un poco pero al final fueron entrando en ellas por sí mismo, llegando al poco tiempo a la pregunta clave que quería que hiciesen, si en mi transformación todo mi cuerpo había rejuvenecido o no... las risas al oír la pregunta fueron generales. Mi contestación en plan de broma fue que eso en todo caso solo se lo contestaría a la profesora, que todos ellos eran todavía muy niños para saber de esas cosas... las carcajadas fueron generales del todo, pero los ojos de la profesora chispeaban al mirarme. Esta profesora era una mujer de unos 45 a 50 años perfectamente conservada, además su forma de llevar sus túnicas, que parecían una segunda piel sobre su anatomía... y yo llevaba mucho tiempo sin sexo.
Entre clase y clase me invito a tomar una taza de Té en sus habitaciones, nada extraño por otra parte, dado que teníamos un par de días mas de clases juntos perfectamente se podía tratar solo de prepáralas... aunque me daba a mí que la profesora quería algo más de mi, enseguida pensé que en lo que de verdad debía de estar interesada es en verificar si mis transformaciones en hombre joven se aplicaba a todo mi cuerpo de forma... digamos que "duradera".
Estábamos tomando una taza de Té cuando me empezó a llevar hacia sus "inquietudes mágicas". En una de las veces que se levanto de su silla para servirnos un poco más de Té me situé tras ella, pegando mi bulto a su trasero, restregándoselo... diciéndola...
- Ka (Val) : Esto es lo que querías comprobar...
- Profesora : Si... lo cierto es que si... ya noto que también rejuvenece, ya...
- Ka (Val) : Por supuesto que si... además va a acompañada de años de experiencia... (Me puse a besarla el cuello masajeándola los pechos)
- Profesora : Ya se... ahgggg... nota la expe... uhmmm ...riencia...
- Ka (Val) : A que si...
- Profesora : Siiiii... uhmmmm... sigueee... (Se inclino sobre la mesa dejándome el culo en pompa mientras seguía acariciándola los pechos y besándola el cuello)
Viendo que estaba completamente entregada a mis caricias me solté de sus magníficos pechos para incorporarla y retirarla la túnica con delicadeza, una vez desnuda la hice sentarse en la mesa, situando su coño al borde de la misma, enseguida me puse a lamérselo delicadamente... entre gemidos y jadeos de placer.
Me dedique a lamerla el coño con esmero, pasándole la lengua a lo largo de toda su raja, de forma delicada, con toda la superficie de la lengua, usándola como si fuese un ariete cuando llegue a su gruta, introduciéndosela y sacándosela a toda velocidad mientras la sujetaba las piernas evitando que pudiera ejercer sobre mi cabeza un cepo al cerrarlas por las contracciones musculares del orgasmo. Estaba totalmente entregada al placer... en cuestión de unos pocos minutos se corrió por primera vez. La deje descansar un par de minutos volviendo después a dedicarle de nuevo mi atención a su coño, pero en esta ocasión me centre en su inflamado clítoris, al que antes no había prestado la mas mínima atención. Use mi lengua sobre el con profusión, mientras dos dedos se enterraban en su coño y otros dos entraban como un cuchillo... moviéndose ambos a toda velocidad en ambos orificios, llevándola en muchas ocasiones al borde de un orgasmo. En cuestión de menos de cinco minutos la tenia pegando culetazos contra la mesa en un nuevo e intensísimo orgasmo que la dejo deshecha del todo.
Tras ello me incline sobre ella besándola los pechos, cuando vi que se recuperaba se la metí hasta la empuñadura, perfore su coño de una sola estocada. Emitió un gemido ahogado al sentir como sus entrañas eran invadidas, empecé a moverme despacio, de forma lenta y pausada, saliendo casi por completo de su interior para volver a entrar otra vez de golpe hasta el fondo... enseguida cruzo sus piernas por mi cintura pidiéndome al oído entre jadeos que la diera mas rápido... que quería seguir así... que no parara de follàrmela.
Estuve durante casi cinco minutos fòllandomela con dureza, ella cada vez gemía y jadeaba más alto... no tardo mucho en correrse una vez más, quedando exhausta del todo. Ni me lo pensé, la hice darse la vuelta colocándola tumbada bocabajo sobre la mese con el culo en pompa, cuando se dio cuenta de mis intenciones intento impedírmelas pero no se lo permití. Apoye mi pija sobre su culito y lentamente empecé a perforárselo... despacio, lentamente, dejándola que se fuese acostumbrando a la intrusión. Me empezó a pedir lloriqueando que se la sacase que le dolía mucho, pero no hice el menor caso, una vez que estuve por completo en su interior empecé a follarme su culo con fuerza.
Una vez empecé a follàrmela dirigí una de mis manos a su coño, metiéndola dos dedos en el mientras que con el pulgar le frotaba suavemente el clítoris, en cuestión de cinco minutos la tuve que tapar la boca con mi otra mano porque empezaba a pegar auténticos alaridos... todo el dolor se había transformado en placer, estaba descolocada por completo, estaba desquiciada, descontrolada por completo, enfebrecida por sus sensaciones. Alcanzo un nuevo orgasmo al correrme yo en el interior de su culito... esta vez sí que quedo que no daba ya para mas...
Cuando nos volvimos a sentar de nuevo a la mesa resollando los dos... yo ya había vuelto a recuperar mi "ancianidad". Me dijo que parecía mentira, que para los años que tenia follaba de la ostia... que nunca creyó que alguien tan anciano como yo fuese capaz de aguantarla el tipo de ese modo. No pude evitar que se me escapara una sonrisita pensando que no sabía ella bien lo anciano que de verdad era... un anciano de más de 2000 años, me falto poco para reírme en su cara... no dejaba de tener cierta ironía lo que ella había dicho.
CONTINUARA