Crónicas de Vhaalzord - Libro 6 - 4
Por fin Val logra localizar al impostor, aunque antes tiene algún que otro problema serio en la fortaleza
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 6
Capitulo- 4
Estuve un buen rato aguantando la situación, viendo como el consejero seguía con la cabeza metida bajo las faldas de la dama… debía de estar haciéndola una comida de coño espectacular por la forma en que la Dama se agitaba y se mordía una de sus manos para evitar gritar.
Toda mi esperanza residía en que tras esto ella le hiciera una mamadita rápida a él o algo así y se largaran ambos de allí rumbo a la fiesta otra vez. Pero no, cuando la señora llego a un más que visible orgasmos el consejero saco su cabeza de las faldas de la Dama, haciendo que esta levantara una de sus piernas, después se bajo rápido el calzón y con un preciso movimiento se la debió de meter por el coño hasta el hígado… una vez más vi como la Dama se metía una mano en la boca para ahogar sus gemidos.
Cada vez se me ponía peor la situación, mis chiquitines me estaban advirtiendo que el numero que había ahora en el gran salón estaba terminando, por lo que veía los músicos se preparaban para tocar, serian como mucho un par de piezas y después harían salir otra atracción para amenizar la fiesta… y tenía toda la pinta de que me tocaría a mi por cómo se estaba desarrollando la fiesta. Y lo peor es que los dos amantes parecían no tener la menor prisa en terminar.
El consejero seguía metiéndosela a la Dama con ganas, su culo no paraba de contraerse una y otra vez, enterrando su miembro en el interior del cuerpo de la Dama, que se agitaba cada vez más, sin duda próxima a desencadenarse en ella un nuevo orgasmo. Poco a poco la voz del consejero se iba haciendo mas gutural a medida que le esfuerzo por la posición le iba pasando factura… Poco después la Dama alcanzo su orgasmo, casi, casi se lleva al consejero al suelo con ella al aflojársele la pierna con la que se sujetaba, por fortuna para ambos el consejero estuvo vivo y pudo sostener a ambos en pie.
Mi principal problema es que dado que estaban en diagonal conmigo y siempre había uno de ellos, en este caso la Dama, mirando hacia la torre, por lo que me era imposible del todo moverme de mi sitio para intentar deslizarme sin ser visto hacia la puerta. Para terminar de arreglarlo del todo apareció la ronda de la muralla, lo que hizo que el consejero y la Dama al sentirlos se desplazaran hacia la oscuridad del sitio contrario a donde estos aparecería en unos momentos… justo hacia donde yo permanecía escondido… genial. Estuvieron allí agazapados metiéndose mano y dándose besitos durante casi tres minutos, a escasos dos metros de mi… que estaba con dos dagas preparadas por si tenían la mala fortuna de moverse y entrar dentro de mi pequeña ilusión descubriéndome.
Nada más pasar la ronda regresaron hacia donde estaban antes, al parapeto de la muralla, lo malo es que siguieron en su posición escorada y yo seguía sin poder desplazarme de mi sitio mientras uno de ellos mirara hacia donde yo estaba. Afortunadamente en ese momento vi como el consejero hacia darse la vuelta a la Dama, colocándola apoyándose con sus manos contra una almena, medio arqueada y bien abierta de piernas, después la enrollo en la cintura sus faldas, pudiendo ver como se escupía en los dedos y estos se los pasaba a la Dama por su culito… tras esto dirigió su miembro a aquella zona mientras tapaba la boca de la Dama con una de sus manos… Entonces vi como embistió con fuerza a la Dama, que hizo amago de soltar un grito de dolor, que sin duda fue tapado por la mano del consejero, que empezó enseguida a moverse en su interior con fuerza…
Estime que era la ocasión propicia para poder salir de allí sin que me vieran, al estar el consejero sodomizando a la Dama, ambos me daban la espalda, pero antes de salir de mi sitio use un conjuro reductor de sonido sobre mi… no quería sorpresas de ningún tipo, y lo último que necesitaría era hacer algún ruido por error y que me descubrieran… Ruido, lo que se dice ruido no hice, pero justo cuando estaba a medio camino entre mi escondrijo y la puerta para regresar al interior de la torre, el consejero se corrió como un animal retirándose de la Dama con excesiva rapidez, por desgracia para el… empezó a darse la vuelta para irse mientras oía como le decía a la Dama en tono irónico que se diera prisa en ponerse “decente” para que regresara con su cornudo… después soltó una risita que se le quebró a la mitad.
Cuando vi que se salía de la Dama con tal rapidez me di cuenta de que no tendría tiempo ni de regresar a mi escondrijo, ni de desaparecer por la puerta… estaba al descubierto y el consejero me descubriría en cuestión de segundos… no solo no sería capaz de dar explicaciones sobre lo que hacia allí, sino que posiblemente el “señor” diera orden de revisar cada milímetro de esa zona y alguno de los magos encontraría mi conjuro. Solo tenía una opción viable en ese momento… y con eso en mente me puse en movimiento rápidamente.
Según se daba la vuelta el consejero soltando su risita, le golpee en un costado, use el extremo de mi bastón sobre sus costillas, haciendo que se doblara y se desplazara hacia un lateral, quedando en el hueco entre dos de las almenas, justo lo que yo pretendía. Un segundo golpe del bastón sobre su pecho lo envió por encima del parapeto arrojándolo al vacio… mientras el caía mi bastón golpeaba ahora con toda rapidez el pecho de la Dama dejándola sin aire y de ese modo impidiéndola gritar, pude oír dos o tres golpes sordos que supuse eran del consejero al golpear contra las rocas en su caída hasta el rio.
La siguiente en saltar por el parapeto fue la Dama que soltó un grito ahogado mientras caía, escuchándose también otros dos o tres golpes al dar contra las piedras en su viaje hacia el rio que pasaba por debajo. No me entretuve en lo mas mínimo, al oír pasos apresurados por las murallas me moví a toda velocidad rumbo a la puerta, desaparecí por ella segundos antes de que la ronda de la muralla llegara a la carrera alertada supuse que por el ruido de ambos cuerpos al caer, mis criaturas me mostraron como lanzaban varias antorchas al vacio del precipicio sujetas por largas cuerdas, las estuvieron haciendo oscilar para ver si había alguien intentando escalar por ahí.
Cuando llegue a la sala donde estábamos los del espectáculo no me pareció que nadie se hubiese dado cuenta de mi desaparición. A los pocos minutos de mi entrada me llamaron para que saliera a amenizar con una nueva historia a los invitados. Por exigencia del “señor” debía de contar otra nueva historia de “Vhaalzord, el Nigromante”, estaba claro que no parecía dispuesto a que nadie se olvidara que quien estaba a su servicio y la reacción de la gente a la historia anterior le había complacido. Decidí aprovechar la ocasión para usar una sonda mental sobre el e intentar guiar con mi historia sus pensamientos hacia lo que me interesaba… digamos que después de la desaparición del consejero y la Dama quizá no fuera tan buena idea el quedarse en la fortaleza… veríamos si de este modo obtenía lo que deseaba.
Poco a poco fui dirigiendo la historia hacia donde quería para intentar obligar al “señor” a pensar en el falso Vhaalzord… pero me salió el tiro por la culata, pensó en todo menos en el sujeto en cuestión, aun así me entere de varias cosas la mar de interesantes. Algo que me sorprendió desde el principio es que alguien con un título nobiliario de “señorío”, uno de los mas “débiles” de la nobleza en esa zona aspirara al trono pasando sobre los grandes nobles del país… indudablemente el contar con “Vhaalzord” era una carta de triunfo, pero este individuo se había sublevado y puesto su plan en marcha antes de que Vhaalzord saliera a escena y casi, casi lo perdió todo, se salvo de milagro.
Otra cosa que vi en el es una ambición sin límites, no supe el que, pero era obvio por lo que pude ver que algo estaba preparando para dentro de poco tiempo, además de que por lo que logre saber, el “señor” a medio o largo plazo tenía también sus ojos puestos en los territorios de mas allá de las montañas, ambicionaba esos ricos territorios de las tribus… En todo esto parecía que una pieza vital para sus planes era el falso Vhaalzord, lo que me hacia menos gracia todavía, y mirad que ya me hacía muy, pero que muy poquita.
Al acabar la fiesta y mi participación cuando debía de irme ya de la fortaleza aproveche la primera ocasión que tuve para deslizarme a mi escondite. Durante las siguientes noches estuve deslizándome por la fortaleza intentando encontrar un modo de llegar hasta el “señor” de modo “civilizado”, también aproveche para hacerme con comida y bebida en las cocinas. Durante dos días estuvieron registrando la fortaleza para verificar la desaparición del consejero y la Dama, al ver esto di por supuesto que el rio habría arrastrado sus cuerpos llevándoselos lejos.
El único modo que vi para poder llega a las habitaciones sin ser visto era o bien escalando por la Gran torre hasta la ventana, o bien esconderte en la misma habitación antes de que el señor entrara para acostarse. Sus hombres hacían un recorrido por las mismas registrándolas y verificando que no hubiera nadie antes de que él se acostara, lo que era un problema, solo me quedaba la ventana, pero sería altamente improbable el llegar sin ser visto hasta ella… Todas las noches había ocho guardias custodiando esa habitación, colocados de forma que se veían entre ellos, para que no dieran la alarma debería de eliminarlos a los ocho a la vez, algo imposible del todo, ya que dos de ellos tenían la pared a sus espaldas para evitar precisamente que parase eso…
También estuve considerando la opción de intentar entrar desde las habitaciones adyacentes a la del señor, retirando el mortero en algunas de las piedras de la pared divisoria y colarme por ahí, pero me fui a encontrar con una desagradable sorpresa cuando empecé a hacer las comprobaciones para ello. El resto de los soldados de confianza del “señor” dormían en las dos habitaciones adyacentes, con lo que al menor signo de peligro estarían todos encima del agresor y además cubrían de ese modo la posibilidad de que alguien intentase entrar atraves de ellas… genial del todo.
El suelo o el techo eran inviables para introducirme por ellos por diversos motivos… poco a poco se me iban cerrando una por una todas las opciones que estaba barajando para entrar con discreción… Había encontrado una forma de poder estar a solas con el señor sin que nadie se enterara… pero había un enorme problema, si bien entrar me seria tremendamente fácil, lo de salir luego de allí sin que se diera la alarma sería muy, pero que muy complicado. Para pode entrar necesitaría dos días, en ellos me deslizaría por la ventana para instalar una serie de anclajes perfectamente camuflados sobre el exterior de la Gran Torre, de esta forma a la tercera noche podría deslizarme hasta allí, pudiendo permanecer tranquilo hasta que el “señor” se quedara solo y se durmiera, después introducirme y hacerle directamente una lectura de mente, luego tendría que eliminarlo de modo que pareciera una muerte natural, pero eso sería simple, solo debería de pararle el corazón para ello.
Ahora necesitaba una forma de poder abandonar la habitación antes de que nadie descubriera el cuerpo, y eso si que era un autentico problema, el colgarme otra vez en la torre no sería válido, antes o después alguien se daría cuenta de algo extraño en la torre y me descubrirían… el descolgarse con una cuerda tampoco era valido ya que al llegar a la parte de muralla que hacía de terraza, donde estaba mi escondite la cuerda quedaría y terminarían por descubrir también ese escondrijo, y para descender desde allí hasta el rio me haría falta demasiada cuerda como para poder obtenerla… el problema era un tanto peliagudo, desde luego. En ese momento se me ocurrió una arriesgada idea que podía sacarme del apuro… si fallaba tendría que salir de allí por mis medio y con mis métodos habituales… desde luego si me veía obligado a salir así seria toda una animadísima masacre.
Decidí poner en marcha mi plan, estuve un total de tres tardes durante unas dos horas poniendo los anclajes y disimulándolos contra el muro exterior de la Gran Torre, justo por encima de la ventana, era mucho más difícil que a un lado o abajo, pero considere que allí era la mejor opción para mis planes. La ultima tarde nada mas anochecer me dirigí como siempre hacia la habitación del señor, salte fuera de la ventana, me situé en los anclajes y use sobre mí un conjuro de ilusión para intentar confundirme con el muro lo más posible.
Sobre las dos de la madrugada prepare un conjuro de silencio para evitar que el sonido escapara de un reducido área y me deslice al interior de la habitación del “señor”, de repente… sorpresa, esperándome estaba el “señor” sentado en un alto sillón forrado con pieles mientras tenía en la mano una copa dorada con lo que supuse que sería vino. Junto con el estaban una docena de sus soldados de confianza mirándome con caras sonrientes…
- Señor : Vaya, por fin apareció el intruso… has tardado en aparecer ¿sabes?, ya pensaba que tendríamos que desmontar la fortaleza para encontrarte…
- Yo : ¿Cómo me habéis descubierto? (Esa pregunta fue lo único que se me ocurrió mientras pensaba con rapidez que hacer ahora)
- Señor : Bueno, lo de tirar a mi consejero y a esa zorra por la muralla al rio no es que fuese lo más inteligente…, sobre todo cuando aparecieron al día siguiente al pie de las mismas flotando… suicidio desde luego no era conociendo a mi consejero como le conocía, esa señora tampoco saltaría por las buenas, vivía demasiado bien y su marido sabia que lo engañaba con mi consejero, así que… Además, el que desaparecieran de repente alimentos de las cocinas por la noche me confirmo que aquí debía de haber alguien oculto…
- Yo : (Necesitaba pensar a toda velocidad, así que respondí lo primero que se me ocurrió mientras estudiaba la situación) Lo de la comida pudo ser cualquiera…
- Señor : Cualquiera de los que están en la fortaleza por la noche lleva años aquí y jamás paso algo así, así que tras la muerte del consejero era obvio que alguien se había infiltrado aquí…
- Yo : Enhorabuena por la deducción, supongo que me pase de listo… ¿Y ahora?
- Señor : Evidentemente morirás… pero antes quiero interrogarte sobre algunos asuntos… si me respondes de forma satisfactorias mis hombres te darán una muerte rápida, sino… bueno, si no… digamos que te torturare, terminaras por decirme lo que quiero y tu muerte desde luego no será nada dulce…
Durante esta conversación dos magos y otros seis soldados se habían unido a la fiesta de bienvenida que me estaban dando, complicándome más la situación... La parte mala de todo esto es que si algo tenía claro, es que no podía permitir que nadie saliera de esa habitación, y mucho menos yo como prisionero. Por lo poco que hablamos, supuse que solo sabrían de mi posible existencia la gente más cercana al “señor”, precisamente para que todo el mundo actuara con normalidad y el intruso no pudiera ver nada anormal. Lo primero que hice fue desplegar para toda la habitación el conjuro de insonorización que llevaba preparado de antemano cuando entre, después antes de que nadie pudiera reaccionar selle y reforcé la puerta de entrada aislándonos de ese modo del exterior.
Tras esto y ante las sonrisitas malignas de todos los presentes al verme actuar con tal premura si duda pensando que debía de estar aterrorizado… sobre todo los dos magos, como si me lo estuvieran permitiendo con el fin de poder divertirse un poquito a mi costa, realice un conjuro que congelo por completo las expresiones de todos los presentes… de la nada aparecieron dos magos Khulgan, uno se situó ante la puerta, justo detrás de todos los presentes, el otro se situó a mi lado mirando fijamente a todos con sus fulgentes ojos rojos… de repente las sonrisas desaparecieron y empezaron a aparecer las primeras expresiones de puro terror en los rostros de los presentes.
Ante los aterrorizados magos, soldados y “señor”, mis magos convocaron a su vez a media docena de guerreros Khulgan… Ahora quien sonreía de forma maligna en aquella habitación era yo, a una orden mia los Khulgan se lanzaron contra todos ellos, eliminándolos de forma rápida y precisa, sin el menor asomo de piedad, como de costumbre. Tras dejar los Khulgan todo limpito de enemigos, me acerque al “señor”, al que por orden mia habían respetado, únicamente estaba herido, al intentar levantarse aterrorizado de la silla cuando empezó la masacre uno de los Khulgan uso una lanza para clavarlo por el estomago al respaldo de la misma para que se quedara quietecito. Una vez ante el puse una de mis manos en su frente, iniciando el conjuro de lectura de mente antes de que le diera por cometer la descortesía de morirse… como siempre al terminar quedo un vegetal incapaz de volver a hacer nada por si mismo… me acerque a uno de los magos muertos, le quite el cuchillo que llevaba y se lo clavé al “señor” en el corazón… acabando así con el peligro que este suponía para la estabilidad de esa zona del continente, y para su propio reino.
Después abrí la puerta y salí al pasillo seguido de mis guerreros donde me encontré solo con dos guardias, supuse que los seis que faltaban eran los que habían entrado en la habitación… los dos guardias no tuvieron tiempo casi ni de asombrarse por nuestra aparición, dos dardos mágicos terminaron con ellos en menos de un segundo… por increíble que pareciera no había señales por ningún lado de los demás “guardias” personales del “señor”... pensé que la suerte parecía sonreírme y que todavía había alguna esperanza de evitar tener que salir de allí usando mis Khulgan a sangre y fuego.
Teníamos todo el control de ese piso de la Gran Torre salvo por los soldados que estaban durmiendo en sus habitaciones. No sería ningún problema el hacer que los Khulgan se encargaran en ese mismo momento de ellos si fuese necesario aprovechando que dormían, pero lo ideal ahora más que darme el gustazo de matarlos, seria salir de la fortaleza cuanto antes… ¿pero cómo?.
En esos momentos pese a la situación relativamente favorable que tenía, para poder salir en ese instante solo se me ocurría el usar a los Khulgan a lo bestia y exterminar a todo el mundo en la fortaleza..., luego sería cuestión de salir tranquilamente por la puerta principal, pero fijo que tras descubrirse la carnicería la última persona en salir viva de la fortaleza llamaría poderosamente la atención y tenía más claro que el agua de que alguien me vería si o si. Lo malo es que como siempre el llamar la atención era justo lo que no quería hacer.
Por suerte al regresar de nuevo a la habitación del señor y ver la situación se me ocurrió una idea, o más bien vi una clara posibilidad de salir de allí sin dejar “huella”, o más bien… sin dejar “mas huellas”, jejejejeje. Ahora tenía más o menos una idea clara de lo que debía de hacer para poder salir tranquilamente por la puerta principal sin levantar sospechas, o al menos eso esperaba. Me encargue de colocar a todo el mundo como si se hubiesen matado entre sí, use a los dos magos para simular dos bandos y dar una razón válida para que nadie se hubiera enterado de nada debido al uso de magia. No confiaba en que el escenario aguantara una investigación del mismo, pero tampoco esperaba eso, esperaba una guerra civil inmediata entre los candidatos a sucesores.
Tal y como el “señor” lo tenía montado todo a su alrededor, ninguno de sus más directos consejeros o ayudantes se llevaban bien con los demás, supongo que pensaba que de ese modo mientras se dedicaban a conspirar para matarse entre ellos no lo harían contra el… aprovechando la confusión de los enfrentamientos que sin duda empezarían nada mas descubrirse el asesinato del señor tenía pensado salir por la mismísima puerta echándole todo el morro del mundo…
Había averiguado donde estaba el dichoso impostor, y para mi mas absoluto asombro, también averigüe que el señor sabia de sobra que era un impostor, el mago en cuestión estaba en una aldea perdida de las montañas junto con una escolta de casi 300 mercenarios para protegerle, o más bien como lo veía el señor, para evitar que pudiera irse por su cuenta y desaparecer, aunque fuera un Vhaalzord falso, su capacidad para convocar perros infernales le daba según pensaba el “señor” una total credibilidad ante la incauta población y sus enemigos… para sus siguientes movimientos le era totalmente imprescindible del todo.
Otra cosa que averigüe es que algunas de las principales familias del reino fueron las que le llevaron a su sublevación con promesas de apoyo en el momento oportuno, pero cuando la cosa empezó a ir mal le dejaron tirado por completo, por fortuna para el llego este mago ofreciéndose como mercenario a su servicio, el saber que podía convocar los perros del inframundo fue lo que le dio al “señor” la idea de resucitar el mito de “Vhaalzord, el Nigromante”, con mejores resultados de los esperados por él. Ahora confiaba en poder provocar al rey para que acudiera con su ejército a por él aprovechando que su territorio parecía exhausto por la guerra, cuando llegara mandaría un mensaje a su mago para que reapareciera y los perros del inframundo le darían la puntilla al ejército Real, actualmente su única oposición existente para que pudiera acceder por la fuerza al trono…
Los perros del inframundo son terriblemente resistentes, una cosa es mi Shilkka que esta imbuida con una poderosa magia arcana en su cuchilla, y otra muy diferente las armas convencionales… Por lo que vi en la mente del señor, el impostor era un mago poderoso, por lo que podría convocar sin muchos problemas un centenar de perros, lo que podría hacer estragos en un ejército antes de que este pudiera ponerles coto. Con ellos y el destrozo que causarían en el adversario al “señor” no le resultaría nada problemático derrotar al Rey y tomar el trono… nadie en su sano juicio querría enfrentarse a él mientras tuviera a Vhaalzord como apoyo… lo que le daría el tiempo necesario para afianzarse en el poder. Desgraciadamente para él, en lo único en que no pensó fue en encontrarse con el verdadero Vhaalzord y lo mal que le sentaría todo esto.
En todo esto había una cosa que estaba clara, este impostor podía convocar Perros del Inframundo y además por lo que había visto en la mente del “Señor” era capaz de tener un mínimo de control sobre ellos, algo que por cierto yo no había logrado hacer, todo esto suponía que de algún modo estaba ligado al Dios Loco… Sinceramente mis sospechas iban hacia el maldito libro de conjuros, ahora más que matarlo, lo que quería saber era cómo, donde, de quien y de qué forma lo había aprendido… por otro lado os confieso que seguía sin hacerme la menor gracia el que se hubiese hecho pasar por mi, fuese idea suya o no… llevaba mucho tiempo intentando ser solo un mito o una leyenda de un ser fantástico e irreal, como para que cualquier imbécil me “reviviera”.
Desconvoque los Khulgans y me volví a mi refugio en el hueco de la muralla con muchísimo cuidado de que no me viese nadie… Tal y como pensé, al día siguiente estallo el caos más absoluto en cuanto se descubrió la carnicería… Por un lado tal y como supuse los colaboradores más directos del “señor” intentaron hacerse con el poder en el acto de comprobar que este estaba muerto y sin duda pensar que si lo hacia algún otro eran hombres muertos, lo que hizo que mientras unos y otros se intentaban matar, los trabajadores, criados, etc… intentaran escapar de allí para poner sus vidas a salvo como buenamente podían. La guarnición de la puerta de entrada al pie del camino de descenso que daba a la ciudad, puso pies en polvorosa cuando se enteraron, entre otras razones porque según quien se hiciera con el poder podían darse por muertos o no, incluso entre los soldados había rencillas internas solo controladas por la presencia del “Señor”… por este motivo los soldados de la guarnición empezaron también a dividirse según los bandos de los pretendientes a ocupar el puesto de mandamás, enfrentándose entre ellos.
Aproveche las circunstancias para escapar entre el personal de la fortaleza… eso no quita para que en alguna ocasión puntual tuviera que usar mis dagas o mi puñal sobre algún soldado que pretendía llevar su misión al extremo… el que no quería dejarnos escapar por considerar que esa era su misión pese a todo… moría en el acto, lo que sí que evite en todo momento fue dar la mínima señal de ser un mago, por eso no use tampoco en ningún momento la Shilkka, digamos que podríamos considerarla un arma un tanto exótica. Al final bien arropado entre todos los que huían llegue a la ciudad, no me costó nada tampoco en toda la confusión creada también por su propia guarnición escalar la muralla que protegía a la misma y perderme en la noche… unos veinte minutos después de abandonar la ciudad me asegure de que nadie me viera y convoque un Hrull, después cree la ilusión de un caballo, alejándome sobre él a toda velocidad.
Al amanecer lance al cielo a cuatro poderosas rapaces para enterarme de lo que ocurría a mi alrededor y para controlar el estado del camino que llevaba hasta el maldito impostor. Gracias a mis rapaces descubrí que justo un día después de este desaguisado las tropas de la corona invadieron y tomaron todo el territorio del “señor”. Me había escapado por los pelos, de haber tardado un solo día más en actuar me hubiera visto en medio de un asedio. La corona tampoco tuvo el menor problema en tomar la fortaleza, ya que el que salió victorioso y se proclamo sucesor lo hizo con tal debilidad de soldados que tuvo que escapar a uña de caballo de las tropas de la corona que llegaban para asediar la fortaleza. Deduje que trataba de evitar ser capturado y mas que probablemente de ser también ejecutado, ya que se había arrojado sin autorización Real el dominio sobre esos territorios, lo que podría considerar el monarca como alta traición, y siendo uno de los hombre cercanos del antiguo señor... digamos que debió de pensar que dos más dos… ejecución segura.
En esos cruciales momentos estaba claro que si el rey era capaz de estabilizar todos estos nuevos territorios ahora bajo su control se convertiría en el máximo poder del reino de forma definitiva y real, la corona recuperaría por completo todo su poder, y además tendría la fuerza necesaria en poco tiempo para poder respaldarlo.
Me dirigí a toda velocidad hacia donde se encontraba el impostor con su escolta, no quería que bajo ninguna circunstancia al enterarse de la muerte del “señor” se me escapara, y menos con esa cantidad de hombres a su disposición... fácilmente podrían terminar por servirlo al encontrarse sin quien los pagara. Únicamente tarde algo menos de tres días en llegar a ella, todo gracias al poderoso ritmo de viaje de mi Hrull y a que se puede decir que dormí lo justo e imprescindible sobre él mientras cabalgábamos, me las apañe para conseguir anclar su poder a mi subconsciente de una forma lo bastante eficaz como para no perder su control aun dormitando sobre él.
Al llegar a los alrededores de la aldea descabalgue, desconvocando después mi montura. Según entre en la aldea en la que vi en la mente del “señor” que se encontraba mi impostor, me di cuenta de que este se había ido… y no parecía que haciendo amigos precisamente, se veían signos de lucha por todos lados, algunos de los soldados que me salieron al paso estaban heridos, incluido el que deduje que debía de ser su Capitán, todo ellos con las armas en las manos, por cierto… De los aproximadamente trescientos soldados que debía de haber, allí frente a mi solo veía unos 60 o 70 como mucho, y bastantes de ellos heridos en mayor o menor media aun sin impedirles hacerme frente si su capitán ordenaba atacarme.
Lamentablemente según pregunte por el mago me atacaron todos a la vez sin mediar palabra alguna, gesto hostil o amenaza de ningún tipo por mi parte, os aseguro que únicamente pregunte por el impostor. Dada la virulencia y sorpresa del ataque me vi obligado a defenderme convocando rápidamente a mis propios guerreros… ¡¡los Khulgan!!… convoque como siempre a los magos, y estos al resto de guerreros, unos cuarenta. No se salvo nadie, los Khulgan dieron muerte a todo el mundo y después por orden mia quemaron la aldea… tanto los aldeanos que sobrevivieron a los perros infernales del impostor, como los soldados fueron masacrados por mis guerreros…
Sinceramente esta innecesaria carnicería fue toda por mi culpa, me despiste, en mi afán de conseguir respuestas di orden de terminar con todos excepto con el que parecía el jefe, de él evidentemente con el fin de poder interrogarle me encargue yo mismo, lo vencí sin matarlo y le interrogue con un conjuro de lectura mental según cayó en mis manos, no estaba de humor tras el ataque como para perder el tiempo. Pero mientras buscaba alguna pista de hacia adonde se dirigía el falso “Vhaalzord” mis Khulgan cumplían mis órdenes al pie de la letra, cuando me di cuenta de que no había especificado que no atacaran a la población de la aldea ya era demasiado tarde y junto con los soldados, todos ellos también habían sido pasados a cuchillo… mala suerte, ¿no?.
Lo cierto es que el ver algunos bebes o niños ensartados en las lanzas o espadas de los Khulgan, o las cabezas de los aldeanos en sus manos como trofeos no era como para estar muy contento o nada orgulloso, pero bueno, eso es algo que también sucede habitualmente en la guerra entre humanos, ese salvajismo no es patrimonio exclusivo de los Khulgan, así que... Hice que los guerreros amontonaran todos los cadáveres en una gran pira de madera y después le prendieran fuego a todo… cuerpos en la pira y aldea. Una vez hecho esto los desconvoque poniéndome en camino, persiguiendo de nuevo al impostor, solo que esta vez por lo que supe de la lectura de la mente del jefe de los mercenarios, me sacaba unas 72h de ventaja, quizá algo mas…
Debo también de indicar que mientras cabalgaba en el Hrull a toda velocidad hubo algo que empezó a rondarme por la cabeza… algo que empezó a molestarme sin saber exactamente porque… lo del tiempo que me sacaba martilleaba en mi cabeza constantemente sin saber bien el porqué en esos momentos… iba tan enfurecido por todo lo sucedido con los aldeanos que en esos momentos no caí en ello…
CONTINUARA