Crónicas de Vhaalzord - Libro 4 - 5 (final)

Nuevo combate amoroso de Val con la joven aldeana… 30.000 mercenarios intentan sorprender a los rebeldes en las montañas… Nuevas incorporaciones imperiales, cinco magos que según dicen son capaces de invocar a los Khulgan

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 4

Capitulo- 5

Cuando esa persona llego hasta la cabaña me levante, escondiéndome de forma que no pudiera verme salvo que entrara del todo en la misma. Cuando la puerta se abrió vi como una cabeza asomaba al interior observándolo todo, acostumbrándose a la penumbra que había en la cabaña en ese momento al seguir puestas las contra ventanas de madera, y a que la chimenea ya solo tenía mortecinos rescoldos de la madera de la noche.

Vi como avanzaba hacia donde estaban las pieles en las que habíamos pasado la noche follando Samirna y yo. Cuando me levante de ellas las deje de forma que no se pudiera decir si había alguien durmiendo bajo ellas o no, cuando la persona que entro llego hasta allí y se dispuso para retirarla salte sobre ella, salte sobre su espalda, derribándola sobre las pieles... listo para empezar el combate.

Puse una de mis manos sobre su boca, quitándola la ropa a tirones, dejándola desnuda al poco tiempo, metiéndosela sin mediar palabra entre los dos en el coño... iniciando una rápida follada, acompasada por sus caderas al moverse al ritmo que le marcaba, llevándola al orgasmo rápidamente. Después de esto la deje darse la vuelta... sonriendo se alzo para colgarse de mi cuello y comerme la boca a besos, cuando se dio por satisfecha me dijo que llevaba deseando volver a follar conmigo desde que lo hicimos cuando vino a buscarme el invierno anterior, pero que no había habido forma con la cantidad de mujeres que estaban tras de mí para lo mismo, incluida según la pareció apreciar la propia princesa, que según ella no me quitaba ojo de encima, como una novia celosa... todo esto último me lo dijo riéndose como si todo ello fuera parte de una broma que me estuviera gastando... si ella supiera.

Tras esto la pregunte qué era lo que quería hacer... ella me dijo que lo primero desayunar, después lo que tuviera que hacer con mis trampas y demás, y por ultimo follar, según ella lo único que realmente quería era estar todo el día follando conmigo, que tenía más ganas de follarme que una perra en celo.

No me hice de rogar, ya que durante las operaciones militares de mujeres nada de nada y la verdad es que pese a lo de la princesa de la noche anterior, seguía con unas ganas tremendas de follar. No me lo hice de repetir, desayunamos para follar... o tuvimos sexo desayunando, que todo puede ser. Para desayunar preparamos una especie de café, algo parecido a las tortitas y miel... Lo del café bebido del canalillo de sus pechos no es que fuera muy allá, pero sin embargo el recoger la miel de su coño... eso sí que fue entretenido, sobre todo para ella, ya que como era muy pegajosa debía de emplearme a fondo para dejarla el coño bien limpito lo que la llevo a encadenar dos orgasmos consecutivos...

Después la muy bruta metió mi polla directamente en el tarro de la miel, dedicándose cuando la saco a limpiármela... a tomarse su desayuno, ella rechazo el café, diciéndome con malicia que solo quería leche nada más. No sé ni cómo, pero me corrí dos veces en su boca antes de que pudiera terminar de dejarme la polla completamente limpita de miel. Tras esto la di la vuelta y sin contemplaciones la encule, se la metí hasta el fondo, tal era mi excitación en ese momento tras el jueguecito de la miel.

Los alaridos que empezó a meter la chica al principio fueron de dolor, tornándose por momentos en alaridos de placer, se corrió una vez antes de que yo tan siquiera hubiera cogido el ritmo para follarla a conciencia. Llevaba como diez minutos dándola sin parar, con fuerza y rapidez cuando sentí que me llegaba el orgasmo, justo en medio de mi corrida note como ella también lo alcanzaba, cayendo los dos juntos tumbados sobre las pieles. Tras eso quedamos juntos abrazados, descansando un poco, reponiéndonos... aunque duro poco, porque ella enseguida se metió mi polla en la boca para intentar ponerla a punto, pero note que si se levantaba esta vez seria posiblemente la ultima, así que hice trampas... hechicillo que te crio, se levanto como si le hubieran dado una orden, parecía de acero...

Me tumbe sobre ella sin dejarla reaccionar tras ver como mi aparatito recobraba la vida de una forma tan prodigiosa, se la metí en el coño sin piedad, sin avisarla, empezando a moverme a toda velocidad, con toda la fuerza que era capaz de ejercer, dándola todo lo fuerte y rápido posible. Fòllandomela sin piedad, creo sinceramente que me pase con el hechizo, ya que me la folle haciéndola alcanzar tres orgasmos consecutivos sin que mi polla diera la menor muestra de desfallecer o yo de que me fuera a correr. Al final me corrí en su interior, llenándola el coño de leche, dejándola completamente escocido el coño por el trato que había recibido. Claro que mi polla no quedo mucho mejor... el hechizo hizo su trabajo, pero aun así mi pobre cosita pago el sobreesfuerzo realizado, lo del hechizo incluido.

Esa misma tarde se marcho hacia la aldea para poder llegar a ella antes de que se la hiciera de noche del todo, pese a que había dos lunas llenas en el cielo esa noche. Por lo que averigüe de ella, se había ido a visitar a unos parientes de otra de las aldeas de las montañas por petición de sus padres, que querían que les llevara ciertas cosas. Por lo que deduje la princesa Samirna no se informo siquiera, solo vio que ella había desaparecido, enseguida dedujo por su cuenta y riesgo donde podía haber ido la chica, por eso se presento en mi cabaña, porque enseguida sus sospechas se fueron sobre mí. Lo gracioso es que según me conto ella si se alegro de que sus padres la mandaran a ese recado era porque al volver pensaba pasarse por mi cabaña tal y como había hecho para follar conmigo... no pude por menos que echarme a reír cuando se fue, al final entre unas cosa y otras me las había follado a las dos, una tras otra, de forma consecutiva, si la princesa se llegase a enterar me la cortaba, o por lo menos lo intentaba seguro... ni os cuento la ristra de carcajadas que salieron de mi boca.

Había una cosa que me preocupaba, que de hecho me llevaba preocupando desde el inicio de las operaciones contra la recaudación de impuestos en un intento de ahogar económicamente en lo posible al emperador mientras nos hacíamos cada vez más fuertes. Como ya os explique antes parte de los mercenarios que había contratado no habían participado en intentar capturarnos, unos 20000 como os dije, averigüe que eran mercenarios un tanto específicos, gente acostumbrada a pelear sobre nieve, lo que siendo primavera en aquella época...

Esto cuando me entere me mosqueo muchísimo, era muy extraño semejante error. Obviamente estaban tramando algo para este invierno, motivo principal por el que quería estar solo en mi cabaña otra vez, si tenía que volver a convocar a los Khulgan no quería a nadie cerca mío, lo último que deseaba es que alguien lograra averiguar quién soy realmente... y menos en este continente, pese a lo de los hombres del Norte, ya que es algo así como mi "centro de vacaciones", o algo parecido.

Cuando regrese y desde que estaba en mi cabaña dedique casi todo mi tiempo en husmear las montañas centímetro a centímetro buscando algo "peligroso" en ellas que este ejercito pudiera aprovechar hasta que me di cuenta de lo que se trataba, era tan absurdo que lo había pasado por alto por lo mismo... un gravísimo error por mi parte afortunadamente con tiempo suficiente para poder enmendarlo. Me dio tiempo más que suficiente para tomar medidas antes de que me avisaran mis vigías de que se ponían en marcha, gracias a su constante vigilancia pude comprobar que mis temores eran fundados, iban justo donde me temía... peor para ellos.

Al Norte de las grandes montañas existe un amplio desfiladero entre dos altísimas laderas nevadas, el meter un ejército por ahí es cavar su tumba en el acto con excepción de una veintena de días al año, durante esos días es como una puerta abierta al corazón de las montañas. Durante esos días de frio extremo en el medio de la temporada invernal, las enormes cantidades de nieve acumuladas en sus laderas se congela, en esos días no existe el menor peligro de aludes. Durante el deshielo los aludes continuos evitarían que nadie en su sano juicio intentara pasar por ahí, quedaría atrapado por algún alud sin remisión antes de haber podido cruzar, lo mismo que al principio del invierno por el mismo motivo que con el deshielo, la temperatura no es suficientemente fría y se producen aludes por las enormes cantidades de nieve que allí se acumulan de forma continua.

En primavera, verano u otoño si colocas un par de cientos de hombres en lo alto de las laderas, no pasaría por el desfiladero ni una mosca sin caer abatida. Pero durante esos veinte días es humanamente imposible situarse en sus cimas precisamente por ese hielo mismo, dejando como ya he dicho el paso franco a lo más profundo de las montañas atraves de ese desfiladero, quizá el único pero de esos días era que solía estar cubierto por una suave ventisca todo a lo largo a su través, otro motivo por el que la nieve permanecía helada, por el gélido viento de la propia ventisca... Todo estaba a su favor salvo por un pequeño detalle en este caso para los mercenarios del imperio... que para su mala suerte quien guardaba el desfiladero era yo.

Su esos hombres hubieran logrado llegar al otro lado no habría forma humana de expulsarlos de las montañas sin llegar a una masacre por ambas partes… me refiero por medios normales, ya que tendríamos que haber enfrentado a nuestro ejército con ellos y hubiera sido un suicidio. De haberme sorprendido por no haberlo previsto hubiera acabado por tener que convocar a mis “Guerreros”, pero a lo bestia, descubriendo quien soy en realidad, afortunadamente esto no paso.

La solución para evitar que un ejército atraviese el desfiladero es obvia, cuando este dentro de él solo hay que provocar una avalancha que los elimine a todos por completo al tragárselos... Para eso solo hay que aumentar la temperatura para que la nieve caiga sobre ellos. Pero para esto se necesitarían una veintena como mínimo de poderosos magos expertos en magia ígnea... o tenerme a mí en tu bando como encargado de que nadie se aproveche ese desfiladero y mira tú qué suerte que los rebeldes me tenían a mí. Con mi poder me basto y me sobro para provocar las avalanchas sobre el ejercito, pero como os podréis imaginar por la cantidad de energía que debería de usar es un autentico peligro para mi "locura", pese a lo mansa que se mostraba desde el principio de todo esto, no me fiaba ni un pelo.

Me situé en un sitio donde poder controlar la entrada del ejército imperial en el desfiladero, previamente vi como un par de magos usaban varios conjuros de investigación sobre toda la zona, enviando espías para ver si había algún tipo de trampa, tropas o vigías enemigos sin encontrar nada de nada. En este lapsus de tiempo que emplearon los magos sirvió para que a los 20000 mercenarios originales se les unieran otros 10000 mercenarios más… mal momento el que habían escogido para unirse a ellos, supuse que el emperador empezaba a quedarse sin dinero y pretendía sacarlos partido ya que los estaba pagando, por eso los refuerzos.

Cuando el grueso del ejército estuvo en el interior del desfiladero, en un sitio de donde ya no pudieran escapar en ninguna dirección empecé a moverme. Por favor no penséis que soy tan idiota de intentar usar mis poderes para provocar la avalancha... debería de emplear tal cantidad de poder que seguro que enloquecería o si no me quedaría tan al límite que a la mínima seria el desastre... en fin. Lo que hice fue lo más obvio, convocar una treintena de magos Khulgan... ¿Sinceramente, cuantos de vosotros había pensado en usarlos a ellos?.

Hice que dos de los magos convocaran dos centenares de Guerreros, quedando después conmigo como escoltas junto a media docena de los guerreros, al resto de magos les di instrucciones precisas de lo que quería que hicieran haciendo que a cada uno les acompañaran dos o tres guerreros como medida para que nadie intentara molestarles, aunque haber quien sería el guapo que lo intentara siquiera aun descubriéndoles y teniendo la opción de hacerlo, pero por si acaso… mejor cubrir todas las posibilidades que ya había metido la pata bastante con mi falta de previsión en este caso. El resto de guerreros los dispuse por si acaso alguien lograba tener la mala suerte de no morir con el alud y pasar a las montañas.

Media hora después, cuando todo el ejército había entrado en el desfiladero avanzando penosamente por él, empezaron a surgir multitud de haces ígneos que chocaban contra las nieve de las laderas, calentándola con cada impacto hasta que llego el momento de no retorno para ella y lentamente se empezó a deslizar arrastrando con ella la que había más abajo, adquiriendo cada vez más velocidad hasta que llego el momento en que se transformo en una enorme y masiva avalancha desde ambos lados del desfiladero, engullendo el ejercito mercenario del imperio. Solo se salvaron apenas tres centenares de mercenarios que lograron cruzarlo antes de que la avalancha los alcanzara… mala suerte para ellos.

Los magos Khulgan son tan poderosos como la fuente de poder que puedan usar, algo que yo al convocarlos normalmente suelo limitarles por varias razones que no voy a explicaros ahora, obviamente también tienen sus propias limitaciones, pero en este caso al poder usar sin restricciones de mi parte mi fuente de poder estos magos eran muy, muy poderosos individualmente, más de lo que os podáis pensar, y los Khulgan la magia ígnea además la dominan a la perfección. Ni yo mismo lo hubiera hecho mejor que ellos, fue algo perfectamente sincronizado por su parte, todo justo en su momento preciso para lograr el mayor impacto posible, otra ventaja de usar para esto a los magos Khulgan.

Los Guerreros Khulgan convocados apoyados por una veintena de Lobos espectrales fueron rematando con su habitual eficacia a cuanto mercenario se salvo de las avalanchas al entrar en las montañas, incluido uno de los dos magos que pudo ponerse a salvo, o eso creyó él, la cara de terror que puso al ver como un Khulgan levantaba su arma para matarlo fue algo precioso. Por su cara estoy seguro que reconoció lo que le mataba, una autentica pesadilla convertida en realidad. Unos 30000 soldados del imperio yacían muertos bajo la nieve en el desfiladero cuando desconvoque a los Khulgan retirándome de allí, y apenas unos trescientos sobre ella atravesados por las armas de mis Guerreros, por los colmillos de mis lobos o quemados vivos por el fuego de mis magos, en fin, mala suerte para ellos a la hora de elegir el trabajo en esta ocasión, esperaba que el sobre precio que sacaron por venir hasta allí tras el aviso de los Hombres del Norte lo aprovecharan en el inframundo.

Un poco antes del inicio del deshielo regrese a la aldea para tomar parte en el inicio de las operaciones del año. El consejo mando como es habitual un par de centenares de soldados a vigilar el desfiladero, en el mismo día regreso a toda velocidad un mensajero con la noticia de que habían encontrado en el los restos de un ejército imperial que debió de haber intentado pasar ese mismo invierno viéndose sorprendido sin duda por una avalancha.

Como os podéis imaginar tras el susto inicial que se dieron, fueron destacados soldados con caballos de sobra y algunos mandos para hacerse con todo el material que pudieran para pertrechar mejor a nuestras tropas. Cuando regresaron contaron que casi todos murieron con la avalancha, pero que algunos centenares sin embargo mostraban signos de haber muerto peleando, muertos por fieras o quemados vivos... sinceramente no sé porque todos los presentes en el acto me fueron a mirar a mí, me miraron como si todo lo extraño que pasara con los soldados imperiales fuera a ser siempre cosa mia, eso sí, como podéis suponer no dije esta boca es mia... en fin.

Cuando llego la primavera pudimos empezar a normalizar nuestras comunicaciones con el mundo exterior y yo amplié la zona de control de mis alados espías, llevándonos una sorpresa de aúpa... o mejor dicho, más bien varias sorpresas, y bastante gordas por cierto. Tened en cuenta que durante el invierno mi vigilancia se limita únicamente a la montaña y aledaños que ya es bastante grande de por si, por lo que al llegar la primavera necesitamos información de nuestros espías para saber a qué atenernos. La primera es que había habido revueltas constantes por todos lados, pero después de la desaparición del ejercito enviado por el desfiladero la cosa se desmadro del todo, iniciándose revueltas por doquier, empezando a ser represaliadas a lo bestia por las escasas tropas mercenarias que todavía le quedaban al emperador principalmente, apenas dos o tres mil.

La segunda es que ante el salvajismo de estas incluso contra el propio territorio original del imperio una importante parte del ejercito se sublevo... unos 20000 soldados se alzaron en armas contra el emperador. El encontronazo entre el ejército leal al emperador y los sublevados se saldo con un empate técnico... unas 4000 bajas por cada lado, pero el ejército imperial era superior en número y empezó a acorralarlos obligándolos a retroceder, no obstante sus jefes tuvieron la habilidad de mantener la calma e ir retrocediendo hacia las montañas de forma más o menos organizada, obviamente con la mente puesta en unirse a nosotros por lo que averiguamos después.

Tras todo esto comprobamos que desde todo punto de vista la princesa se había convertido en un símbolo contra el emperador por todo el actual territorio imperial, tanto nativo como ocupado. Podríamos decir que la miraban como su única esperanza de futuro… lo que la acercaba todavía más a su destino, veríamos cuando se diera cuenta de donde la estábamos metiendo como reaccionaria, miedo me daba.

Cuando estas noticias llegaron a nosotros hice que el ejército se pusiera en marcha inmediatamente, lo conduje a marchas forzadas, para llegar justo a tiempo para hacer que el ejército leal al emperador se retirara, salvando a nuestros nuevos aliados, consiguiendo de este modo que el ejército rebelde se uniera también a nosotros. Nuestro ejército pasó de 45000 a unos 60000 soldados, mientras que el emperador solo podía disponer en esos cruciales momentos de unos 35000 soldados como mucho, y eso siendo muy generosos con los cálculos tras el varapalo del desfiladero. Rápidamente di orden de avanzar sobre la capital imperial para ponerla sitio y de ese modo intentar dar el golpe de gracia rápidamente, evitando bajas innecesarias. Desgraciadamente el ejército imperial casi al completo se refugió tras las enormes murallas de la capital de Nard-Tordhold...

Un asedio prolongado en esas condiciones podría ser una catástrofe para la población civil de la capital, si queríamos que la princesa no tuviera problemas grabes por ello a posteriori, perjudicando su actual estatus de salvadora, debía de hallar el modo de poder vencer sin un asedio, claro que un asalto frontal tampoco era nada deseable puesto que sería una matanza, menudo lio.

Otra nueva sorpresa y esta vez enormemente desagradable, sobre todo para mí fue el hecho de enterarnos por nuestros espías que los principales refuerzos mercenarios que el emperador había contratado estaban con él en la capital. Esta vez en lugar de contratar como la vez anterior muchos miles de mercenarios, en el acto supuse que eso sin duda era porque el tesoro no daba ya para más, había contratado unos magos muy famosos junto a algunos pocos miles de mercenarios. Supimos que en cuestión de dos o tres semanas llegarían unos 8000 nuevos soldados mercenarios que había contratado junto a los magos. Pero de momento el emperador solo podía disponer de sus magos, "Los Elementales" y de las tropas que se acababan de refugiar en la capital, quedando el resto de su territorio libre para nosotros...

Rápidamente di orden a la mitad de nuestra caballería de dividirse para hacer limpieza de guarniciones imperiales por todos los territorios, con ordenes especificas de ser implacables con los que no se rindieran en el acto y continuar empalando los que hubieran abusado de la población civil. Debo de señalar que esto funciono perfectamente dado que por una parte no había ya casi soldados imperiales fuera de la capital, y por otro la mayoría de los que estaban se pasaron en el acto a nuestro bando, solo se masacraron a aquellos que se habían sobrepasado con la población, aunque tras lo del año anterior los casos estos se pudieron contar con los dedos de una mano. Di ordenes también a los jefes del ejército de preparar un plan para emboscar a los refuerzos nada más llegar, sería mucho más fácil eliminarlos mientras desembarcaban que una vez en tierra… eso si es que al ver el percal no daban media vuelta sin más. Se podría decir que por todo el territorio imperial, tanto ocupado como nativo, la nueva situación, el asedio a la capital con la mas que segura caída del emperador a manos de la princesa fue casi como una fiesta para la poblacion.

"Los Elementales" es el sobrenombre con el que eran conocidos cinco poderosísimos magos del Gran Continente, cada uno experto en cada una de los supuestos elementos naturales, Fuego, Agua, Aire, Tierra y el quinto era experto en la denominada Magia Oscura, la llamada Magia Nigromántica... Los cinco os aseguro que se tenían bien merecida la fama que les precedía por donde iban.

Para que no os hagáis líos os diré que todo lo anteriormente referido a los elementos eran estupideces suyas, todo ello porque según parece ser opinaban que impresionaba a la gente y además quedaba bonito. Lo cierto es que el mago de Fuego era experto en todo tipo de conjuros ígneos, el de aire en todo tipo de proyectiles de magia, el de agua era experto en todo tipo de hechizos de frio, curación, venenos o trampas, el de tierra era el experto en todo tipo de magias defensivas, siendo el encargado normalmente de proteger al resto del grupo, y por fin el de Magia Oscura, este era el más peligroso probablemente, era especialista en invocación, transmutación, ilusiones y todo tipo de control o dominio mágico sobre los demás, sin contar con su conocimiento de la magia nigromántica. Eso sí, todos ellos eran especialistas en combate mágico, eran además sumamente buenos y muy poderosos a la par que inteligentes... como digo su fama de ser los mejores magos mercenarios se la tenían bien merecida.

De una cosa sí que estaba seguro, si ellos hacían frente a nuestras tropas podían hacernos muchísimo daño, sin lugar a dudas lograrían sembrar el pánico entre nuestros soldados, ya que como he dicho eran muy, muy buenos en lo suyo. Obviamente yo no tendría el menor problema en contrarrestarlos, si ellos intentaban algo y yo por ejemplo convocara a los Khulgan ellos cinco serian los primeros en empezar a correr y no parar hasta estar seguros de que yo no estuviera cerca de ellos, indudablemente reconocerían a los "verdaderos" Khulgan sin problemas, a la primera, pero como he dicho anteriormente no quería que nadie supiera quién era de verdad y esa acción me habría puesto al descubierto de forma instantánea.

Digo lo de "verdaderos Khulgan" porque sabía por referencias que ellos se jactaban de poder convocarlos también... según parece también se jactaban de que todas esas noticias sobre la reaparición aquí y allá de Vhaalzord, el nigromante, era debida a ellos y sus andanzas, sirviéndoles también para aumentar poco a poco su propia leyenda. Por lo que deduje ellos debían de convocar algún tipo de criatura similar a un soldado, guerrero, muerto viviente o algo así, y después el propio "Mago Oscuro" creaba sobre ellos la ilusión de los Guerreros Khulgan mientras los demás lo manejaban, dándoles una apariencia en relación con lo que las leyendas contaban sobre ellos. Por lo que sabía desde hacia tiempo esta añagaza junto con su indudable poder les había convertido a los cinco en unos de los más temibles magos mercenarios de todo el gran continente... a su paso sembraban el caos.

Desgraciadamente para ellos lo del temita de los falsos Khulgan, mas el apuntarse mis acciones para sí mismos, también había hecho que mi persona se muriera de ganas por poder echarles el guante para intercambiar conocimientos con ellos sobre el tema... y mira tú por dónde acababan de ponerse a mi alcance, o casi. No serian ni los primeros ni los últimos que trataban de aprovecharse de mi leyenda, claro que tampoco serian ni los primeros ni los últimos que se dieran de frente con la leyenda de verdad y terminaran de mala manera, pero que de muy mala manera.

Un dato que quizá encontréis curioso, es que cuando en alguna ocasión anterior me he encontrado con un listo aprovechándose de mi leyenda y ante sus ridículas copias de los Khulgan he convocado a estos de verdad… no creo que os hagáis una idea de lo mal que les ha sentado encontrarse con sus homónimos falsos, la de salvajadas que han llegado a hacerles a los magos que cayeron con vida en sus manos. Y a estos cinco tenía toda la intención de presentárselos de ese modo también… les iba a resultar de gracioso ver a los verdaderos Khulgan que ni os cuento, otra cosa que aprendí en esos casos, es que si veía sus falsas copias y luego con un hechizo le pasaba las imágenes al jefe de los Khulgan, era tan efectivo como el convocarlo para que vieran por si mismos la superchería sobre ellos, el jefe se enfadaba igual de rápido y de bien que si lo hubiera visto personalmente... era algo automático.

Ahora solo me quedaba lo mas fácil de todo, enfrentarme a esos cinco a solas para que nadie supiera quién era yo y de ese modo poder darles las gracias por aprovecharse de mi leyenda... ¿que fácil, no?. Tuve una idea que no sé cómo definirla, si mas peregrina que estúpida, o más estúpida que peregrina la verdad. Interrogue a los principales oficiales imperiales que se pasaron a nuestro bando sobre la distribución de la ciudad, las defensas,  del palacio y de las dependencias habituales de uso del mismo por el emperador. Encontré algo perfecto desde todos los puntos de vista, la sala del trono o sala de recepciones como prefiráis llamarla... que era donde el emperador recibía a los embajadores, mensajeros, donde hacía ver su poder ante los demás, etc...

Siguiendo mi brillantísima idea me disfrace de mago de cuentos de juglares, me puse ropa oscura, con una larga capa con capucha que me llegaba a los pies y que prácticamente parecía más una túnica que una capa. Como os podéis imaginar me disfrace de mago de un cuento, la misma pinta con que nos dibujan en todos los relatos de los juglares y de los cuenta historias que van por las aldeas amenizando con sus relatos. Ante el asombro y la oposición de todo el mundo me presente bajo las murallas para servir de embajador ante el emperador para tratar de su rendición... Una completa nube de flechas cayó sobre mí, siendo rechazada por mi escudo, tras lo cual lance una bola ígnea sobre la muralla, creo que alcance a tres o cuatro soldados por sus gritos.

Tal y como había supuesto me franquearon el paso por orden del propio emperador, aunque supuse que fue por petición de los magos, evidentemente tal y como supuse que pensarían a ellos les sería mucho más fácil desembarazarse de mí allí adentro, el único mago que sabían que tenían los rebeldes, que en un enfrentamiento delante de todos mis soldados, con el riesgo que ello además podría suponerlos. Que era justo lo que yo esperaba que hicieran… simplemente porque era lo más sensato que podían hacer si me ponía al alcance de sus manos, yo hubiera hecho lo mismo en su lugar, esto era como darle un caramelo a un niño, no saben decir que no.

Fui conducido inmediatamente ante el emperador donde yo supuse que seria, justo en el salón del trono, una gran sala con tan solo tres posibles salidas... Estas estaban cerradas por enormes y fortísimas puertas de la mejor madera forradas con planchas de hierro. Dos de ellas estaban justo al final de la gran sala, la tercera como unos diez metros por delante del trono, en una de las paredes del lateral.

Su majestad Imperial se estuvo entreteniendo en burlarse de mi durante una media hora, entre las risas de todos los parásitos presentes de su corte... Si, no os lo había dicho, pero parece que decidió hacer conmigo lo que fuera que hubiera planeado delante de todos sus partidarios, supongo que en un intento de demostrarles a todos su enorme poder, lo que para mí fue un detalle, eso de ponerme al alcance de la mano a todos sus principales, sus más importantes seguidores y pelotas varios, fue todo un detallazo por su parte, eso debo de reconocérselo. Cuando se canso de reírse de mi humildísima persona dio paso a los magos "invitados"...

No penséis que no me lo esperaba, imagine que me entretendrían para que mi magia interior terminara medio agotada por el uso de mis poderosos escudos, algo que supe que verificaron con un conjuro nada más entrar en la ciudad, motivo por el que use conjuros que requirieran enormes cantidades de poder interior. Era el momento de aparecer, cinco magos muy poderosos, frescos y con todo su poder, contra un mago que llevaba mucho tiempo usando su fuente interior en poderosos conjuros para protegerse, todo apuntaba a que pagaría mi locura… animalitos, que mal lo iban a pasar… y no sabían todos los presentes hasta que punto iban a pagarlo todo ellos.

Por la puerta lateral entraron los cinco magos, la verdad es que era todo un espectáculo el verlos. Primero entro el Mago Oscuro con una túnica completamente negra, después el Mago del elemento Fuego con una túnica completamente roja, de un rojo muy intenso. Tras el entro el del elemento agua, con una túnica intensamente azul, tras el del elemento aire, con una túnica de un níveo blanco, un blanco brillante y para terminar el mago del elemento Tierra, cubierto por una elegantísima túnica de color verde. Los cinco se situaron frente a mí en semicírculo, estando el mago oscuro en el centro del mismo. Fue algo precioso de ver, os aseguro que llego un momento cuando vi la pantomima en que no supe si partirme de risa o llorar por lo mal que hacían eso de intentar intimidarme, me daban hasta pena los pobres.

Después de un rato intentando interrogarme y yo negarme a contestarles alegando que solo hablaría con un más que risueño emperador empezaron con las borderías y los ataques personales sobre mí. Estuvieron humillándome, o al menos intentándolo, delante de todo el mundo durante otros veinte minutos, más contento todo el mundo al ver el espectáculo de mi vergüenza y humillación, solo les faltaba dar palmas con las orejas. Por fin el mago oscuro se puso serio, algo que creí que nunca llegaría, os juro que estaba empezando a enfadarme con tanta tontería.

El amable mago oscuro tuvo a bien informarme con todo detalle de que primero moriría yo de forma horrible a sus manos, para después terminar con todos los traidores que se habían levantado en armas contra el gran emperador, también tuvieron a bien explicarme lo que pensaban hacer con la puta de la princesa en cuanto cayera en sus amables manitas... no veáis que alegría me lleve con todo esto, ya empezaba a relamerme pensando en lo que de verdad iba a pasar allí con todos ellos... reconozco que todo lo que pensé era pura maldad…

Cuando iba a empezar con su conjuro más potente por lo que me dijo, ya que serian los poderosos guerreros Khulgan los que me matarían lo interrumpí pidiéndole un momento antes de que empezara... Se me quedo mirando sin entender nada de nada cuando vio que en medio de su invocación en lugar de estar asustado, le pedía con más cara que espalda que esperara y tranquilamente me estaba poniendo a sellar las puertas de la sala mágicamente, como podéis suponer lo hice para que no pudiera escapar nadie de allí cuando todo se pusiera divertido, además modifique mis escudos tan gastones por los habituales, gasto mínimo y sin limitación de resistencia, ya que aguantan todo lo que sea capaz de aguantar mi poder interior. El mago Oscuro se recupero rápido de su sorpresa, para mí que pensó que era tan idiota como para pensar que sellando la sala aunque me matara su convocación, tenía la esperanza de que perdiera el control y los matara después también a todos ellos, tal y como suelen contar las leyendas que sucede con los Khulgan. Vi que meneando la cabeza como pensando que yo era idiota perdido, continuo con su parafernalia para convocar a los Khulgan, algo que hizo solo poco después.

Ante mi y ante los aterrorizados ojos también de todos los testigos aparecieron dos Guerreros Khulgan, o al menos algo que tenía un cierto parecido con ellos, aunque desde luego estos a mí lo que me daban era risa. Mis carcajadas atronaron la sala ante el asombro de todos los presentes incluidos los cinco magos que parecían no creerse mi ataque de risa, con deciros que me tuve que apoyar en el bastón por culpa de la risa al verlos, cuando los dos guerreros se lanzaron sobre mi fueron rápidamente abatidos por mi Shilkka cuya hoja había imbuido en un poderoso conjuro arcano que conocía para que fuera capaz de destruir cualquier criatura mágica que se encontrara, todo ello sin poder dejar de reírme.

Por lo que vi cuando los destruí eran una especie de Golem de energía sin mente, solo eran capaces de obedecer órdenes muy primarias, como la que recibieron de atacarme, pero atacando de paso todo lo que estuviera cerca de mi también. Mi Shilkka con el conjuro añadido a su hoja desmonto el cuerpo energético creado del Golem junto con la ilusión del Mago Oscuro... todo sin poder parar de reírme por lo que acababa de ver.

- Val : ¿Y eso es un Khulgan?, ¿desde cuándo?, jajajajajajajaja (Seguía apoyando en mi Shilkka sin poder parar de reír ante el enfado de los cinco magos y el propio emperador, que veían como me descojonaba de ellos en su cara)

- Mago Oscuro : No sabes lo que has hecho, solo era una broma, ahora veras un monstruo de esos de verdad, pero antes dime tu nombre para que mis guerreros Khulgan sepa a quien deben matar...

- Val : ¿Mi nombre?... Mi nombre es Vhaalzord, conocido también como El Nigromante, ¡¡¡¡SO MEMOS!!!!, jajajajajajajaja. Anda diles que me maten, corre ¡¡¡so panoli…!!! (Todo esto sin poder dejar de reír, con voz entrecortada y con los ojos anegados en lagrimas por la risa, incluyendo la que empezaban a caerme por las mejillas, era superior a mí, y no sé porque me dio la impresión de que a ellos no les hacia la menor gracia, una lástima)

No veáis lo mal que se lo tomaron y eso que les di mi verdadero nombre y todo, que es lo que me habían pedido, ni que pensaran que me estaba cachondeando de ellos... increíble que gente más desconsiderada.

De la boca de los cinco magos salió a la vez un juramento la mar de desagradable... Esta vez completamente enfadados invocaron a cuatro guerreros indudablemente fallecidos, a los que dieron la apariencia de un Khulgan otra vez, esto era magia Nigromántica de verdad, y os aseguro que no me gusto lo más mínimo sentirla. El Mago Oscuro los convoco, creo las ilusiones y los otros cuatro estaba claro que eran quienes los manejaban… que pena me daban estos cinco, no eran conscientes de lo que estaban haciendo.

Una vez más su fantasmada dio el pego ante la gente allí presente, solo tuvieron un pequeño fallo, y es que el fuego mágico pude fácilmente acabar con un muerto viviente de este tipo y una pequeña bola ígnea sobre ellos destruyéndolos bastaba. Una vez hecho esto y sonriéndoles a todos los presentes con una cara que quien me viera calificaría de diabólica les dije...

- Val : Ahora es mi turno, permitidme presentaros a unos amigos míos...

A un chasquido de mis dedos hubo una autentica conmoción en todos los presentes incluidos los “elementales”, cuatro magos Khulgan aparecieron rodeándome haciendo las veces de mi escolta, dos magos mas aparecieron ante cada una de las tres puertas de salida de la sala, y por ultimo diez magos mas aparecieron también junto a mí. A una señal mia los magos convocaron medio centenar de Guerreros Khulgan... entonces...

- Val : Para vuestra información ¡¡¡¡SO IDIOTAS!!! os diré que no os he mentido con mi nombre, ¡¡¡¡YO SOY VHAALZORD, EL NIGROMANTE!!!! y estos son guerreros Khulgan de verdad, y que ahora...

A mi lado apareció el jefe de los Khulgan, tal y como ya os he descrito alguna vez anteriormente es sencillamente aterrador, volviéndome hacia él vertí mágicamente toda la información visual de mi mente a la suya, todo de la burla que habían sido objeto por parte de los cinco magos y las risas de todo el público más las burlas también hacia mi humilde persona… por el rugido que pego cuando termine creo que no se lo tomo excesivamente bien que digamos. Entonces le dije en voz alta para que todos los presentes pudieran oír mis ordenes...

- Val : (Con una cara y una voz malignas a más no poder mientras veía como según hablaba las caras de todos los presentes, incluidos los magos reflejaban el terror mas abyecto) Podéis divertiros como queráis con todos estos aquí presentes durante una hora, pero nadie debe de salir vivo de esta sala, ¿está claro?

El Jefe Khulgan dio como una especie de rugido mezcla de aceptación, gratitud y placer anticipado, tras esta especie de señal los guerreros se lanzaron sobre todos los que se encontraran en esa sala, incluyendo los magos, con la excepción de los que me estaban protegiendo a mí y los que estaban guardado las puertas, lo que no evitaba que cuando alguien se les ponía a tiro aprovecharan para divertirse también... allí dentro y durante una larguísima hora para los que estaban fuera de la sala solo se oyeron gritos de terror, agonía y dolor, gritos pidiendo piedad y clemencia, gritos de gente aterrada por completo ante lo que allí estaba ocurriendo. Recordad que las puertas estaban selladas por mí, sus sellos defensas y conjuros bebían directamente de mi fuente interior con lo que no había nadie capaz de derribarlas allí afuera, ya que los únicos magos parecía que estaban todos ellos allí dentro conmigo y mis “amigos”.

Los cinco magos fueron de los primeros en intentar forzar una de las puertas, la más cercana a ellos, el resultado fue que el mago del elemento Fuego termino destrozado por uno de los magos Khulgan. Este uso un bastón para eliminarlo. Cuando intento forzarla eliminando a los dos magos Khulgan uno de ellos hizo aparecer de la nada un bastón, que dirigió contra el desprevenido mago de fuego que no se lo esperaba... Cuando su extremo entro en el interior del cuerpo del mago, de su punta parece que surgieron media docena de nuevas partes del bastón, como media docena de lanzas que destrozaron al mago por dentro en el acto, aunque tardo en morir prácticamente la hora que tenía el mago para disfrutar viéndolo sufrir todo lo posible… supongo que el jefe de ellos les debió de comunicar lo de la burla continuada de algún modo porque nunca los había visto así de sádicos.

El mago del elemento agua tubo aun peor suerte, dos guerreros lo atacaron junto con un mago, mientras este le destrozaba sus defensas uno de los guerreros lo ensartaba con una lanza desde debajo de la boca del estomago, sacándosela por el centro del pecho, alzándolo después para dejarlo de pie apoyando en dicha lanza, muriendo bastantes minutos después de pie, empalado sobre la lanza del Khulgan mientras este disfrutaba moviendo la lanza en su interior, infringiéndole un dolor atroz y el mago se ocupaba de mantenerlo con vida.

El mago del elemento aire tubo algo más de "suerte", ya que solo fue descuartizado por dos guerreros Khulgan que se estuvieron divirtiendo con él un buen rato cortándolo a cachitos mientras gritaba, les duro casi la hora entera antes de morir.

El del elemento Tierra fue ensartado por sendas hachas Khulgan, una se le incrusto en la espalda y otra en el pecho, abriéndole en canal como un cerdo. Uno de los magos se entretuvo en mantenerlo todo lo posible con vida mientras los guerreros hurgaban en su interior, sin duda comprobando donde le dolía mas con vistas a futuras heridas no mortales instantáneas sobre sus enemigos, vamos que debían de estar aprendiendo anatomía los pobrecitos, mas estudiosos ellos.

El mago oscuro tuvo algo de mala suerte, ya que se decidió a atacarme a mí terminando por culpa de mi Shilkka con las dos piernas amputadas, y el pobre tirado en el suelo. Eso si no murió desangrado ya que me apiade de él y le cauterice las heridas para que no muriera, más bueno yo. Eso si mientras esperábamos a que todo acabara mis escoltas Khulgan se entretuvieron en golpearlo con sus propias piernas amputadas por riguroso turno, haciéndolo de una forma que parecía que estuvieran apostando a ver quién de ellos lo mataba de un golpe con una de ellas o algo así, en fin, muy desagradable. Cuando faltaba poco para que se cumpliera el plazo que les di lo destriparon, metiéndole en la boca sus propias tripas antes de que muriera…, eso fue muy desagradable también.

Lo del emperador fue peor, pero que bastante peor que todo esto en cierto modo. El jefe Khulgan se fue directo a por él, cogiéndole en vilo antes de que pudiera intentar huir siquiera de lo aterrado que estaba, no fue capaz de mover ni un solo musculo. El jefe Khulgan le cogió por la pechera, pero metiendo dentro de su pecho una de sus acorazadas manos, creo que le sujeto por la columna vertebral realmente, mientras con la otra le cogía por la cabeza tirando de esta hacia arriba mientras el emperador gritaba como un cerdo, tras casi un minuto así sonó un fuerte chasquido seguido de un ruido como de algo al rasgarse, cuando mire hacia allí para ver que había sido me encontré con que en su mano derecha el jefe llevaba la cabeza del emperador, y dado que llevaba gran parte de la tráquea colgando como si fuese un tubo o algo similar supuse que se la había arrancado literalmente de cuajo.

Tras hacerle eso vi como el Jefe Khulgan se dirigía a una de las banderas del imperio y clavaba la cabeza del emperador en su extremo afilado situado sobre la tela, situando su suvenir sobre el alto respaldo del sillón del trono como si fuera un estandarte más, tras lo cual se sentó en el trono mientras veía como gritaba a sus subordinados, me dio la impresión de que les daba instrucciones sobre cómo torturar a la gente, ya que algunos Khulgan estuvieron llevándole gente ante él para mostrarle “el espectáculo”.

Nadie logro salir de ese sala, todos fueron masacrados por los Khulgan muy lentamente y a cual con una salvajada mayor, aquello parecía una competición por ver quién era más bestia, el emperador, los magos, los asistentes, los soldados de guardia en la sala, mercenarios todos ellos por cierto... nadie sobrevivió, no hubo nadie que pudiera decir que paso allí adentro, nadie que pudiera saber quién era yo realmente. Y creedme que si no os cuento nada de lo que los Khulgan hicieron con el resto de asistentes, sobre todo con los mercenarios que les hicieron frente es solo por respeto hacia vosotros… Contarlo sería algo muy negativo si lo leyera algún estomago sensible, baste deciros que mi túnica estaba manchada de sangre por los cuatro costados. Solo cuando mis más poderosas defensas estuvieron completamente activas, tras dejar que los Khulgan se retiraran, deje que se abrieran las puertas... como seria el espectáculo en el interior del salón del trono para que la veintena de avezados soldados mercenarios que entraron y que llevaban una hora intentando derribarlas con sus compañeros no pudieran evitar el vomitar al verlo... Yo estaba en el centro, con mi Shilkka en la mano, cubierto de sangre y rodeado de una carnicería de lo peor... creo que mi rostro y ojos se podrían calificar como de diabólicos en esos momentos por quienes me miraron a la cara.

Los generales entraron tras los soldados cuando pudieron abrir las puertas, y creedme que tampoco podía creerme que semejantes hombres también vomitaran por lo que vieron allí adentro. Salí pasando entre todos ellos que se encontraban pálidos como muertos, casi estaban todos más pálidos que los que estaban allí adentro masacrados o casi sería más correcto decir que descuartizados.

Me pare un segundo a la altura de los generales antes de salir sin que nadie osara molestarme, sin mirarles siquiera les hable con voz fría como el hielo, les di el margen de una hora para rendirse o si no volvería otra vez para ocuparme de ellos personalmente también... Tras esto salí de la ciudad tranquilamente dirigiéndome a mi tienda para lavarme antes de ir a ver a la princesa.

Una hora después y como únicos representantes del imperio los generales del ejército se rindieron personalmente ante la princesa... Eso dio por finalizada la “Guerra”.

EPILOGO

Otro cantar fue luego la princesa Samirna, costo lo que no os podéis imaginar el que aceptara el trono de todos los países ocupados por el imperio Nard-Tordhold, incluido este mismo. Durante todo este tiempo la princesa había estado siempre presente en todas las tomas de decisiones por exigencia expresa mia, lenta pero progresivamente fue tomando cada vez mayor parte en las decisiones y cogiendo confianza para poco a poco ir tomando ella casi sin ser consciente de las riendas de su poder… Nos costó un riñón a todos poder hacerla llegar a ese punto.

Aunque no os lo podáis creer por lo dicho anteriormente, nos llevo seis meses el poder convencerla para que tomara las coronas para ella, y gracias a que al final me puse de malas con ella acepto. En estos seis meses la princesa tuvo que tomar multitud de decisiones sobre los desmanes cometidos por el imperio que la hicieron incluso vomitar por la angustia tras terminar las reuniones del consejo, pero vi que mi “lección” recibida en su momento sobre esta situación la aprendió bien aprendida, la costaba, no le gustaba, lo odiaba, pero la decisión por dura y sangrienta que fuera la tomaba.

Eso si estuvimos follando los dos lo que no estaba en los escritos durante todo este tiempo ya que no admitía que mientras estuviera allí ninguna otra mujer me pudiera tener, tal y como me dejo claro en la cabaña solo ella podía follar conmigo y de verdad que no tengo ninguna queja al respecto. Según tomo el trono de su padre hizo que todos nos trasladáramos al palacio, digamos que yo fui por orden suya en cabeza y delante de ella para no perderme de vista ni un momento, parecía como si no se fiara de dejarme al alcance de las jóvenes aldeanas que con tanta pena se despidieron de mi entre lagrimas y besos, las lagrimas no, pero los besos profundos y con lengua con que se despidieron enfadaron conmigo a la princesa como no os hacéis a la idea.

Por un momento durante todo este tiempo me pareció incluso que no quería ceder sobre lo de los demás tronos para evitar con ello que me pudiera ir, me pareció como si se oliera que en cuanto los aceptara seguiría mi camino. Tras estos seis meses y en cuanto ella acepto, partí del reino con rumbo desconocido para todos, aunque la princesa, sabiendo de que siempre procuro cumplir mis promesas me obligo a prometerla que si volvía por el conteniente pasaría a verla...

Por lo que se, hay quien sospecha que todavía continúo por mis cazaderos viviendo tranquilamente y que si nadie me ve es porque uso la magia para esconderme de todo el mundo... en fin, leyendas.

Mas les costó todavía a todos sus consejeros al no estar yo ya con ellos para poder medio manejarla el que la princesa aceptara pasar del "Reino de Tharkand" al "Imperio Tharkand"... Tras mi marcha El Imperio Tharkand tardo todavía más de tres años en formarse oficialmente  tras la unificación de todos los reinos por la renuencia de la reina a tomar el titulo de emperatriz.

El Imperio dio estabilidad a toda la zona, convirtiéndose poco a poco en la potencia predominante de esa zona del Continente Oriental. Lentamente, sin la menor de las prisas por su parte, la emperatriz fue convirtiendo la totalidad del Imperio en un territorio mucho más rico, impulso el comercio interno y la industria, mejorando a su vez también las relaciones comerciales y diplomáticas con los demás continentes y países de su entorno, pero sin olvidar los principios que aprendió de su padre y respetando los sistemas de su antiguo reino, mejorándolos y reformándolos donde considero que era necesario.

Se preocupo de que el pueblo del Imperio tuviera acceso a educación, medicina, buenos caminos para el comercio e intercambio junto con unos impuestos comedidos y bien utilizados por su gobierno. Ella al poco de subir al trono fue quien puso las bases para el futuro coloso que aun tardaría un tiempo en despertar. Por lo que se jamás la tembló la mano al impartir sus ordenes… en eso aprendió bien de su durísima lección.

Pero no penséis que esta fue la última vez que vi a la princesita… pero eso, eso es de otra historia, ¿o quizá no?.

FIN