Crónicas de Vhaalzord - Libro 3 - 2

Continúa la vida de Val como alumno de la academia… Val cuenta cómo empezó todo, el origen de su poder… La bella y ardiente Lizeth

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 3

Capitulo- 2

Después de cinco meses en la academia todavía no había logrado acercarme ni medio metro a la biblioteca. Por otro lado todo esto me estaba sirviendo para descasar tranquilamente de mis andanzas. La cosa era francamente relajante, ya que cualquier ejercicio que los profesores mandaran no me costaba nada de nada poder hacerlo, obviamente tardaba lo estrictamente necesario para no llamar la atención, lo hacía con mayor o menor acierto según lo considerara oportuno, ya que tampoco me convenía hacerlo siempre perfecto para poder seguir en mi “mediocridad”, no llamando de esa forma la atención sobre mi persona.

En ese quinto mes empezaron con las transformaciones y las convocaciones de pequeñas criaturas que se podían usar para vigilar y demás cosillas de ese estilo. Para mí forma de verlo era ciertamente pronto para enseñar ese tipo de magia, pero por otro lado comprendí que lo hacían para explicar los peligros de la misma con un riesgo mínimo perfectamente calculado, con estos pequeños hechizos nadie tendría problemas y eran perfectos para que los alumnos fueran dándose cuenta de las posibles consecuencias que podían traer consigo las tonterías con la magia.

Veréis las invocaciones tienen un problema básico, y es que no dependen del poder que puedas reunir del exterior salvo para la convocación del elemento elegido, pero después de esto se alimentan directamente del poder interior del mago, debiendo este controlarlo en todo momento para no quedarse sin él, porque como os dije anteriormente, lo siguiente de lo que tirarían para no desaparecer al quedarse el mago sin magia, seria de la propia vida del mago.

La capacidad de convocación de criaturas depende directamente del caudal de poder que puedas manejar... pero la ventaja es que no dependes de él para alimentarlas ya que una vez convocadas ellas mismas extraen directamente su energía de las reservas de magia interior del mago, con lo que podrías continuar convocando mas criaturas... pero hay que tener muchísimo cuidado porque hacer eso te podría conducir a perder el control sobre las criaturas ya convocadas... Por eso obligaban en parte a hacer a los alumnos estas prácticas tan pronto, perder el control de unos pajaritos mágicos no tendría el menor problema excepto el de darte un susto. Pero ahora imaginad que pasase eso con un Lobo espectral del Norte por ejemplo, si pierdes la concentración sobre su dominio, por poco tiempo que sea, con una criatura semejante, estás muerto.

Por este mismo motivo, para evitarse riesgos absurdos, un mago inteligente solo convocara unos pocos tipos de criaturas nada más de forma habitual en su vida, porque como todo, con la practica constante de esas invocaciones su dominio sobre ellas acabara siendo algo casi, casi, automático por la fuerza de la costumbre, evidentemente cuanto más poderosas e inteligentes sean las criaturas convocadas, más complicado es poder controlarlas, lo mismo también se puede aplicar a su número.

Creo que aquí es quizá donde quizá deba explicar algo sobre mí mismo, sobre mis peculiaridades, sobre mi poder e incluso sobre el origen de mi incapacidad para morir, o mejor dicho, de mi capacidad para volver después de mi muerte, porque si que puedo morir, además solo puedo hacerlo de forma violenta. Sin embargo tiempo después de mi muerte mi cuerpo se regenera regresándome al mundo de los vivos, esto pasa una y otra vez sin poderlo evitar.

No pretendáis que cuente la historia entera, solo os contare lo necesario para que podáis entender un poco mejor porque soy tan diferente, algunas de mis especiales particularidades y que quizá así entendáis mejor mis comportamientos aparentemente erráticos que sin duda os habrán intrigado.

En mi tierra se adoraba al llamado “Dios Loco”, siendo todo el país controlado por su secta, por sus sacerdotes. Cada cierto tiempo al Dios se le ofrecían sacrificios humanos, estos eran realizados en el altar principal del gran templo por los sumos sacerdotes, arrancando el corazón de la víctima con esta todavía viva, ofreciéndoselo al dios como ofrenda de agradecimiento por su protección cuando todavía estaba palpitante. Una vez ofrecido a la imagen en una ceremonia, el corazón se quemaba en un pequeño hornillo a los pies de la efigie del Dios. Como podréis suponer de esto, todo el mundo intentaba mantenerse lo más lejos posible de la secta y sobre todo del susodicho altar.

Muy cerca de la aldea donde me crie existían las ruinas de un antiquísimo templo, este debió de pertenecer a algún pueblo que habito la zona hace miles de años y por algún motivo desapareció por completo sin dejar nada mas tras de sí, quedando como prueba de su existencia únicamente aquellas ruinas. Desde pequeño siempre tuve grandísimas aptitudes para la magia, era capaz de hacer las cosas más extrañas (obviamente magia) por puro instinto, pero en esos tiempos el tener dotes mágicas era malo, enormemente malo, y estando nosotros tan cerca del templo principal del Dios, era todavía muchísimo peor.

Todo el que mostraba aptitudes para la magia era probado para entrar al servir como sacerdote al Dios Loco, o bien, si no daba la talla entonces era sacrificado a la mayor gloria del Dios. Como comprenderéis mis padres ocultaron mis aptitudes a todo el mundo hasta el mismo momento de su muerte en un ataque de bandidos contra la aldea. Debo de recalcar que los bandidos fueron al final todos capturados por los soldados de la secta del Dios y sacrificados, pero pobre consuelo.

Cuando me quede solo viví de pastorear el ganado que me dejaron, haciéndolo siempre por la zona de las ruinas. Un día explorándolas encontré una pequeña abertura por la que me cole como buenamente pude, arrastrándome por un pequeño túnel formado por los escombros llegue a lo que parecía un recinto de magia. En el suelo habían multitud de dibujos grabados en las piedras, formando círculos, dibujos enormes, incluso algunos de estos leyéndolos de cierta forma parecían conjuros de algún tipo. Con mi innata curiosidad emplee todo el tiempo que pude en estudiarlos, por el puro y simple placer de aprender.

De algún modo mientras estaba allí dentro poco a poco mi mente iba siendo capaz de comprender ciertos matices en los grabados… hoy en día diría que estuve sometido a algún tipo de hechizo de aprendizaje o algo similar que debía de mantenerse todavía activo en aquella sala, y eso es algo que aun hoy soy incapaz de explicar. Durante cinco largos años emplee todo el tiempo que el pastoreo me permitió para estudiar todo aquello que existía en ese templo… descubriendo cosas muy curiosas realmente, incluso uno de los círculos me pareció que era un hechizo de acceso al reino de los dioses. Un modo de poder acudir a su mundo a rendirles directamente pleitesía o algo así, no se sinceramente el verdadero uso que aquella raza dio a todo lo que allí existía.

Desde que iba a la ruinas empezaron a pasarme una serie de cosas a cual más extrañas, cuando veía usar magia a los sacerdotes del Dios, antes o después, en secreto por su puesto, era capaz hasta cierto punto de incluso repetir los hechizos que les había visto realizar. Obviamente no era algo tan perfecto y preciso pero lo hacía. Si lanzaban un rayo de fuego, yo por poner un ejemplo era capaz de lanzar digamos que una pequeña llamita sin fuerza, pero lo conseguía a la primera. Después con ahincó y practica, a la larga conseguía imitar el conjuro que había visto con similares efectos que el del mago que lo uso originalmente. En esa época me case con la más hermosa de todas las mujeres de la aldea, o por lo menos así lo era para mí, de hecho desde niños siempre lo fue todo para mi… hasta el nefasto día en que al volver de mi pastoreo me encontré con que los sacerdotes del Dios habían estado en la aldea y mi mujer había sido seleccionada como sacrificio para la gloria del Dios.

Acudí al gran templo a ofrecerme yo en su lugar, pero solo conseguí que me expulsaran de malos modos, riéndose los esclavos de la secta que montaban guardia en mi cara, restregándome el hecho de que pronto mi mujer estaría sin corazón, tendida sobre el gran altar… Creo que en ese momento enloquecí y los ataque, solo recuerdo despertarme horas después tendido en un callejón de la ciudad cubierto de pequeñas heridas sangrantes fruto de una paliza. En mi desesperación recordé las ruinas y el dibujo que me pareció una entrada al mundo de los dioses. Acudí a toda velocidad a las ruinas, reventando en el camino mi mayor posesión, mi caballo, que quedo tendido moribundo a las puertas de las ruinas.

En las ruinas me situé sobre el dibujo apropiado según mis investigaciones y descubrimientos e hice lo que jamás pensé que llegaría a hacer, en primer lugar rompí la promesa hecha a mis padres sobre el usar la magia corriendo el riesgo de ser descubierto. Estaba claro que si llegaba ante el dios no podría volver a ocultar mi condición latente de mago. Siempre que con posterioridad intente volver a repetirlo nunca lo conseguí, no sé si el lograr llegar esa vez fue por algo que había en las ruinas o bien que el propio Dios Loco me permitió acceder a su reino, me permitió llegar ante él.

Cuando llegue ante su presencia me postre sollozante a sus pies, rogando por la vida de mi esposa, rogándole que me tomara a mí para lo que quisiera, pero que la liberara de su destino. El dios me hizo incorporar y riéndose de mis suplicas con una enorme crueldad en su risa, me mostro como sus sacerdotes arrancaban el corazón de mi mujer de su pecho para entregárselo a él cómo ofrenda… No podía dar crédito, entonces una voz que retumbaba en lo más profundo de mi cabeza me dijo que ahora haría uso de mi petición y me tomaría… dijo algo del estilo de que me usaría como su avatar en el mundo o algo así, tras eso dijo algo y me toco en el centro del pecho con uno de sus dedos. De seguido sentí un profundísimo frio en mi interior, dolor en mi alma, dolorosa tensión en todas y cada una de las fibras de mi cuerpo…

Usando toda la escasa magia que conocía, incluyendo todos los hechizos que memorice de las ruinas y que sinceramente no tenía ni la menor idea de para que servían, me dispuse a intentar hacer frente al Dios, intentando vencer además a la vez el agónico dolor que sentía, ¿ridículo no?.

Por accidente, por pura casualidad, lo primero que intente fue un hechizo de los memorizados en el templo, uno que nunca había logrado hacer funcionar cuando lo intente allí y que ni siquiera sabía para que era o que podía llegar a hacer, sinceramente no se siquiera como pude intentar usar ese en primer lugar precisamente, sabiendo que nunca pude hacerlo funcionar. Milagrosamente aquí sí que funciono, resulto ser un hechizo de drenaje el que lance sobre el Dios, cuando lo alcanzo empecé a sentir como mi “cuerpo” empezaba a adquirir más poder mágico del que podía digerir, y a una velocidad realmente endiablada para lo que hoy se que sería normal, me estaba empezando a matar tal cantidad de poder actuando sobre mí.

A la desesperada intente usar todo este caudal con mi magia, solo usar la mayor cantidad posible con cualquier cosa que gastara mi poder, intente todo aquello que conocía que cuanto más poder gastara mejor, incluyendo sin querer en ello el que estaba usando todavía de drenaje sobre el Dios, y que por lo que sentí cuando me di cuenta de mi error al incrementarlo todavía seguía activo, agravando el problema todavía mucho mas. Use todo lo que era capaz de recordar para lanzarlo contra el Dios, sirviera o no, creo que incluso mande alguno de curación primaria simplemente porque usaba mucha magia, y todo ello en mi enloquecido afán por deshacerme de aquel terrible poder que me estaba matando, en mi afán por gastar poder como fuera, pero siempre con el Dios como objetivo, siempre con él como blanco final de mi odio.

No sé porque fue así o como paso realmente, pero lo cierto es que lo mate, de algún modo lo logre matar y aquí viene lo peliagudo del caso, que no tengo ni la menor idea de que fue realmente lo que le causo la muerte. Creo sinceramente que fue alguno de los hechizos que le lance sobre el de los aprendidos en aquel templo, ¿pero cuál de todos ellos?, eso es algo que no sé, incluso ahora no soy capaz de discernir con todo mi conocimiento acumulado que fue realmente lo que le mato, aunque tengo mis sospechas que me guardare para mí sino os importa.

Desgraciadamente al morir el Dios Loco, una parte de su esencia paso a mí, una ínfima partícula del mismo se introdujo en mí, no sé si fue obra del hechizo de drenaje que paso a incorporar esa partícula a mi ser, o que esa partícula la estaba intentando poner en mi el propio Dios para convertirme en eso que me dijo, transformarme en su avatar, en su marioneta sobre el mundo humano.

Fuere como fuere, lo único cierto es que esa partícula es el origen de todo el poder que hoy tengo, pero esa misma partícula es la que me impide descansar. Cuando mi cuerpo muere esa irrisoria parte del Dios asesinado impide que mi alma lo abandone, la misma partícula se encarga de volver a recomponerlo por destrozado que este, una y otra vez, así durante las innumerables cantidades de veces que he muerto, con la particularidad de que solo puedo morir de forma violenta, ya que la vejez no me afecta tampoco. ¿Soy inmortal por esto?. Sinceramente pienso que lo que me pasa es muy distinto a la inmortalidad, opino que esa ínfima parte del Dios solo me niega el descanso eterno, ya que no impide mi muerte realmente, permite que muera de las peores formas posibles, pero sin embargo no deja de devolverme al mundo una y otra vez.

A  lo largo de todo este tiempo de buscar un remedio para mi “mal”, he llegado a una conclusión, pienso que solo un dios podría quitarme esa parte que reside en mí y destruirla. Pero si no encuentro alguna forma de poder acceder por mí mismo a sus dominios, ninguno me dejara estar jamás cerca de él en su propio mundo tras saber que puedo matarlos, aunque no sepa cómo logre matar realmente al Dios Loco, lo cierto es que lo mate. Lo que en mi opinión es un buen motivo para que ninguno quiera abrirme sus puertas de forma voluntaria, ¿no?.

Tras investigar seriamente en las ruinas cuando regrese allí años después más calmado, usando para ello el poder que el Dios puso a mí alcance encontré algo en ellas que me dio al menos una esperanza. Sobre esta repentina capacidad de aprendizaje, llegue a la conclusión de que la propia parte del Dios me hizo receptivo al uso de lo que allí había, de saber hasta cierto punto, solo hasta cierto punto nada mas…

Descubrí que el círculo que use para ir a ver al Dios Loco permite en realidad acceder al dominio de cualquier Dios que se quiera. También descubrí que esta raza para no depender de la decisión del Dios de si accedes o no, usaban algo que podríamos interpretar como una llave o algo parecido, pero desde luego para mi desesperación estaba claro que allí no estaba. Sin embargo a través de un conjuro que aprendí en aquellas ruinas, un conjuro que estaba casi oculto entre todos los demás en aquella sala, podía sentir si lo que fuera que sirviera como llave todavía existía sobre el mundo, o no… Dado que cuando use el conjuro este me indico que todavía existía, solo tenía que buscarla, volver a las ruinas y entrar al dominio de algún Dios para que me matara de una vez y para siempre, o que al menos me quitara esa partícula del Dios Loco que había en mi. ¿Qué fácil, y que infantil por mi parte pesar que era todo así de fácil, no?.

Pues bien, llevo más de 2000 años buscando la llave o lo que quiera que sea que se use en ese círculo, y a estas alturas todavía no sé ni cómo narices se supone que es, cuando este delante de la llave se que sabré lo que es, pero hasta entonces… se lo mismo que cuando empecé mi búsqueda. En fin, de locos, pero esa realmente es mi única oportunidad de conseguir descansar.

Ahora intentare explicaros mi poder, sus particularidades y paradojicas limitaciones, será mejor que mantengáis vuestra incredulidad fuera de aquí, porque creedme que os costara tragar con ello.

El poder de un dios es... terrorífico de verdad, imaginad el universo entero, el universo infinito, pues esa sería la capacidad de su poder "interior" por definirlo de una forma comprensible para cuantificar la capacidad mágica de un dios.

Aun con todo ese poder, el Dios Loco cayó ante mí en su propio mundo. Por suerte para mi, ya que de haber estado en el nuestro su propia inmortalidad aquí le hubiera salvado igual que hace ahora conmigo, pero por lo que se, allí son tan mortales como nosotros, solo que ellos por si mismos no mueren, y además me temo, sospecho firmemente, que lo único que los puede matar son los hechizos de aquel templo perdido, y no otra cosa.

Por si alguno se lo pregunta, os diré que no, que no tengo ni idea de que pueblo fue el que creo aquello, o ya que estamos, para que lo creo y porque desapareció sin dejar mas huella que ese templo con su sala de conjuros. Tampoco soy capaz de explicar el porqué de desarrollar una magia que por lo que deduje en su momento solo es válida en el territorio de los dioses y para hacer algo nada agradable para ellos… en fin, que por cada capa de misterio que era capaz de retirar, aparecían al menos dos capas mas debajo.

Debido a esa partícula del Dios que reside en mí, la capacidad interior de poder que poseo es el equivalente al trocito de Dios que reside en mí, para que os deis cuenta de la ridiculez de la parte del Dios que reside en mi alma intentare haceros una comparativa para que podáis establecer su proporcionalidad. Mi capacidad interior de magia debida a esa ridícula parte del Dios sería el equivalente a la totalidad de los mares, océanos, ríos, lagos, pantanos, presas, etc de la tierra... es decir, todo el agua del planeta. Ahora imaginad su irrisorio tamaño, cuando el universo entero lleno de agua hasta rebosar seria el poder mágico latente de un Dios, al comparar esa inmensidad con el mío, resulta obvia la nimiedad de esencia Divina que existe en mí.

Pero por otro lado imaginad ahora mi poder a nivel humano, la inmensidad de mi poder real comparado con el de cualquier otro mago. Para más Inri, al ser esa la procedencia de mi "capacidad interior", de mi poder, digamos que al ser de “procedencia divina” porque ser algo más claro, mi magia interior no hace el menor ruido cuando la uso con algún hechizo para que este se alimente directamente de mí fuente, hablando siempre en comparación con los demás magos, se entiende. Para detectarla un mago tendría que usar un conjuro de detección directamente sobre el sitio donde usase mi magia o como mínimo justo a su lado si el hechizo fuese muy poderoso.

Dada la enormidad de mi poder me es imposible descontrolarlo para que el me pueda matar de ese modo o como mínimo intentar a ver si de esa forma lograra morir de forma definitiva. Recordad el ejemplo de la presa, lo que por otra parte quizá destruyera el mundo ante la magnitud del poder residente en mi si este se descontrolara explotando, imaginad el ejemplo que os puse anteriormente de la bola de fuego con mi poder...

Si anteriormente compare el caudal de poder de un mago con un grifo, el mío seria comparable con el de todas las compuertas de las presas de todo el mundo juntas... hasta esos extremos llega, pero mi cuerpo físico impone también sus limitaciones, digamos que sería el símil de la llave para luego cerrarlo, mi cuerpo simplemente desaparecería por la magnitud del poder liberado, teniendo luego un regreso atroz.

Esto lo sé porque lo intente, creedme que también lo intente hacer así, con "el grifo", ya que no existe peligro de que se descontrole el poder de mala manera y acabe con la destrucción de todo a mi alrededor. Funciono perfectamente, me mato en el acto pero una vez más me regenere, solo que fue peor el remedio que la enfermedad ya que tarde más de quince agónicos años de tortura constante, segundo a segundo, en regenerarme otra vez.

Solo una vez he usado a plena potencia todo mi poder, toda mi capacidad de usar a la vez el caudal que puedo emplear del poder residente en mí, y esa única vez fue cuando regrese de los dominios del dios para encontrarme sin saber cómo en el altar principal del templo de la ciudad, con el cuerpo sin vida de mi esposa sobre él, a los sacerdotes-hechiceros quemando su corazón ante el Dios, y el pueblo festejándolo, dando loas por su muerte en honor al dios, y creedme de verdad cuando os he dicho que no sé cómo fue exactamente que fui a regresar justo allí, en esa situación, pero lo cierto es que para su desgracia fue lo que paso.

El poder usar todo ese poder sin ser destruido sinceramente pienso que fue posible al enloquecer tras ver allí a mi esposa y que esa parte divina del Dios fue la que me protegió de mi destrucción corporal, aunque en contra partida tomo por completo todo el control sobre mí, podríamos decir que relegando mi consciencia a un segundo plano, donde permaneció dejando a esa parte del Dios tomar las decisiones.

Dado lo que sucedió después, y hubo muchos después a lo largo de los siguientes siglos, prefiero no intentar siquiera repetirlo, porque si de algo tengo claro es que cuando la parte Divina me controla por completo es algo malísimo para quienes se encuentren a mi alrededor mientras dure la situación y mi consciencia, alma, o como queráis llamarlo vuelve a tomar el control de mi otra vez.

Como os decía, en ese preciso momento enloquecí, perdí la poca cordura que me restaba tras ver a mi esposa, después pude sentir en mi interior todo el odio que residía en esa brizna de la esencia del Dios Loco... desencadenando al controlarme totalmente todo el caos de que mi poder fue capaz.

Mi perturbada mente sin que tuviera el menor control por mi parte, fue a por los caóticos recuerdos que la brizna de esencia me trasmitió del Dios Loco, fui directo a por esos recuerdos para rebuscar en ellos lo más dañino de entre lo poco que era capaz de entender en ese estado... y lo encontré, o la misma esencia me llevo a ello, eso es algo que no tengo tampoco muy claro. Pero en esos recuerdos encontré como llamar a unos seres realmente terroríficos, encontré como llamar a los poderosísimos Guerreros Khulgan... quienes quisieran que estos fueran. Enloquecido use mi máxima capacidad, mi máximo caudal, con el fin de poder convocar el mayor número posible de ellos de una sola vez para poder vengarme de todo el mundo...

En mi locura convoque mas, muchos más de 5000 guerreros, y más, muchos más de 160 magos Khulgan, lanzándolos a todos ellos sobre el país, sin intentar mantener el menor control sobre lo que pudieran llegar a hacer o no... Cuando aparecieron, cuando vi que esperaban expectantes mis órdenes, solo me limite a darles una única instrucción, destrucción total de todo ser vivo, de todo lo que vieran hecho por los hombres.

La ciudad tenía en esos momentos más de 30000 habitantes y el país quizá más de 100000... Todos los seres vivos que encontraron a su paso fueron masacrados durante los cinco días en los que no dormí, después de cumplir los Khulgan mis órdenes y durante más de 1000 años casi todo el país fue solo un erial, no apto siquiera para los lagartos, durante tres días solo abrace el cuerpo de mi mujer llorándola. Después me “recupere”, entonces tome la decisión de otorgarla el funeral de un dios o lo más parecido que se le ocurrió a mi torturada mente.

Cuando me separe de ella hice que todos los Khulgan cercanos a mi juntaran todos los cadáveres posible de aquellos que disfrutaron de su sacrificio, creo que fueron casi 10000 cadáveres de mujeres, hombres, ancianos y niños, creando una pira funeraria para mi esposa con todos ellos. Siendo el homenaje de un loco para ella, la honre quemando la pira, con mi esposa en su parte superior, en una especie de altar rudimentario construido con una mesa de una casa. Después, al fuego de la pira le siguió el resto de la ciudad, incendiándola también en su memoria, en su honor, destruyéndolo todo, arrasando la ciudad hasta sus cimientos.

Una vez que la ciudad sucumbió totalmente al fuego dando a mi esposa su digno funeral, fue cuando me empecé a relajar, cayendo al final inconsciente por el agotamiento de todo lo sucedido. Fue mi cuerpo, su limitación humana lo que al final me devolvió el control sobre mí, aunque solo fuese algo temporal desgraciadamente.

Pues bien, todos esos guerreros, mas los magos usando su magia sin restricciones de ningún tipo, todos bebiendo de mi poder interior y puedo aseguraros que apenas los note... eso no supuso nada para mí “fuente interior” de magia, pues tal es la magnitud real de mi poder.

No sé cuanto estuve inconsciente, aunque supongo que quizá fuesen días por el estado de mi barba cuando me desperté. Cuando recupere la consciencia estaban creo que casi todos los convocados Khulgan a mi alrededor esperando. Entonces fue cuando volvió a pasar otra vez, una vez más enloquecí, aprovechando mí confusión al despertar fue cuando intentaron sublevarse para matarme... Se sublevaron como siempre terminan haciendo antes o después con el pobre infeliz que los convoca.

Los Khulgan se sublevan de una forma que no creo que nadie se pueda imaginar siquiera, de repente se alzan contra ti a nivel mágico, exigiendo más poder a lo bestia sin previo aviso, obligando al mago a reaccionar, perdiendo el control como mínimo durante unos segundos para intentar regular el caudal que intenta abrir el Khulgan, hacen esto para poder así matar al mago al perder el control sobre ellos en ese corto momento por el tirón de magia que sienten en su fuente interior. Una vez que pierdes el control sobre ellos aunque sea por un segundo, no puedes volver a recobrarlo por entero, debiendo intentar desconvocarlo si puedes como única solución, algo que lleva un tiempo que el mago nunca tendrá, desde ese momento, el mago ya se puede dar por muerto por el Khulgan.

Creedme que sinceramente dudo que haya ningún mago que sea capaz de evitar reaccionar al sentir el tirón sobre su fuente mágica, dado el riesgo mortal que supone para el mago quedarse sin su poder interior, lo siguiente en el apetito del Khulgan sería su propia vida, devorándosela hasta matarlo, y eso en caso de que no acabe con el mago de forma más convencional al no estar ya bajo su total control.

Supongo que cuando estuve inconsciente no pudieron lograr nada si lo intentaron conmigo inconsciente, dada la magnitud de mi magia interior por mucho que exigieran no lograrían agotar mi poder que es el temor que obliga a cualquier mago a reaccionar, aunque evidentemente no se qué paso en ese tiempo al estar inconsciente. Cuando desperté medio grogui, los Khulgan empezaron todos a la vez a exigir más y más poder, obligándome a dárselo voluntariamente para no perder su control.

No consiguieron liberarse, pero en cambio ante el voluntario aumento de caudal al que me vi sometido a usar para no perderlos y dado mi frágil control en esa época sobre la parte del Dios Loco que había en mí, me hicieron enloquecer otra vez, sucumbiendo una vez más a la brizna del Dios Loco. Tras ello solo quería destruir lo que fuese, y para desgracia de los Khulgan, ellos eran tan buenos para eso como otro cualquiera que estuviera por alli, como los habitantes del país o la misma ciudad que ordene que destruyeran ellos mismos.

Entonces enloquecido les di lo que querían, mas poder, muchísimo mas poder del que podían llegar todos ellos juntos nunca a digerir... Para que os hagáis una idea de la magnitud de lo que me estoy refiriendo que hice con ellos, es como si al sediento que te pide un vaso de agua le atas de pies y manos, le pones unas pesas y lo tiras a lo más profundo del océano, ese sería un buen símil de lo que hice con los Khulgan... Estuve a punto de matarlos a todos ellos, de conseguir el exterminio total de todos los convocados de ese modo, solo se libraron porque al final me desmaye una vez más por el excesivo uso de mi poder, mi debilitado cuerpo por todo lo anteriormente pasado marcando una vez más los límites físicos a mi poder.

Aunque como dije antes no sé porque no me destrozo, sospecho que la brizna del Dios Loco me protege cuando enloquezco aunque a cambio toma completamente el control sobre mí, pero... en fin. Realmente no lo sé, luego, cuando me recupero de mi locura todo lo recuerdo como en una especie de neblina, de una forma muy rara, como si tan solo hubiera sido un espectador o algo así, una sensación realmente muy extraña aunque terroríficamente precisa de todo lo que he hecho, recordando incluso el placer sentido al hacerlo, la única forma en que quizá sea capaz de sentir algo. Cualquier criatura convocada depende del poder que le mago le suministra, yo en definitiva lo que intente es reventar a todos los Khulgan a base de mas poder del que sus mágicos cuerpos eran capaces de aguantar, ellos me pidieron poder a lo bestia, y yo simplemente intente ser todavía más bestia que todos ellos juntos.

En fin, que por eso, porque me volví a desmayar, solo murió uno de ellos, fue destruido o como queráis llamarlo, uno de los más cercanos a mí fue el único “muerto” por mi intentona de exterminarlos a todos, le destroce completamente, literalmente le revente por completo... Esta es la razón por la que a mí los Khulgan me son total y absolutamente leales al convocarlos, después de esto jamás han vuelto a tratar de sublevarse contra mí.

Además ahora yo ya solo convoco a los magos, y son estos usando mi poder interior del que se alimentan los que convocan a los guerreros, de esta forma me es más fácil todo por diversos motivos que más adelante os explicare, ya que solo necesito controlar y convocar a los magos, aunque todos “beban” de mi poder interior, algo que como ya os dije ni noto... No penséis que esto de los magos es algo fácil, porque que el ser capaz de llegar a hacer eso me costó años de enloquecida práctica con ellos mientras exterminaba todo rastro del Dios Loco del mundo y de sus adoradores.

Supongo que si durante todos estos siglos de locura no los termine por exterminar también a ellos fue por la sumisión que me demostraron desde ese día en que mate a uno de los suyos y casi también extermine a todos los demás. Tarde más de 700 años en conseguirlo, en destruir todo recuerdo del Dios Loco o casi todo, pero lo hice, destruí pueblos enteros, ciudades, tribus, todo lo que oliera a el por mínimo que fuera. De ahí parte mi leyenda negra...

Durante este enloquecedor periodo murieron millones de seres a mis manos y las de los Khulgan a mis órdenes, destruí incluso ejércitos enteros que me intentaron hacer frente, los destruí con los Khulgan, masacrándolos a todos sin piedad, sin dar cuartel a nadie, y tras los ejércitos siguieron sus ciudades, permitiendo que los Khulgan se divirtieran con sus poblaciones. Por otro lado esto me sirvió para ir perfeccionando como convocarlos atraves de los magos sin peligro de perder mi propio control por su causa indirecta.

Pero bueno, digamos humorísticamente que por fin aprendí a dominar esa brizna de locura divina existente en mí que me lleva a querer destruirlo todo... y digamos también que pese a todo procuro llamar lo menos posible a los Khulgan, como sustitutos poderosos de estos procuro usar los Lobos Espectrales. Si por algún motivo no me queda otra que recurrir a los Khulgan, entonces convoco solo a los magos y que ellos lo hagan con el resto, trayendo al número de guerreros que yo les ordene convocar. Todo esto que puede parecer a primera vista paranoico, es porque al convocarlos, por algún motivo que desconozco todavía, provocan que mi locura interior arrecie poco a poco, variando su intensidad según el numero de Khulgan convocados. Creo sinceramente que es porque son criaturas procedentes del poder del Dios, o algo de ese estilo, pero como digo, el motivo exacto lo desconozco por completo, ya que solo tengo sospechas.

Eso del aumento de mi “nivel” de locura es algo que también sucede contra más caudal de poder uso, por eso tengo tantísimo cuidado con todo lo que hago con mi magia, esa es la razón por la que procuro usar solo hechizos que beban directamente de mí, para evitar caer en esa locura a la que he aprendido a temer.

A estas alturas con mi experiencia al tratarla podría convocar tranquilamente bastante más de un centenar de Khulgan sin que me supusiera un problema para mí, pero como ya digo, prefiero hacerlo atraves de los magos para no correr riesgos innecesarios. Por otra parte de esta forma no me “sobrecargo”, quedándome libre muchísimo margen de maniobra por si tuviera que usar grandes cantidades de magia con hechizos poderosos, ya que yo apenas habría convocado Khulgans realmente, como veréis intento tenerlo todo medido con sumo cuidado, por la cuenta que me trae.

Cuando tengo que usar muchísimo poder procuro también que sean solo hechizos del tipo de los que acumulas magia, lanzas y cortas el flujo de poder en el acto, evito en todo lo posible los que necesitan un suministro alto de magia voluntaria constante en altas cantidades, esos sí que son peligrosos para mi “locura”, con esos siento como mi esencia divina se “crece” exponencialmente con relación al tiempo que debo de permanecer suministrando poder.

Creo sinceramente que ahora mismo sería capaz de usar todo mi caudal de magia usando sobre mí toda una serie de escudos específicos que he diseñado en todos estos siglos, esos conjuros beberían directamente de mi fuente interior todo lo que fuese necesario para poder resistirlo sin ser destruido. Estoy seguro de que mi cuerpo lo aguantaría sin el menor problema, pero no tengo la menor duda tampoco de que enloquecería en el acto al intentarlo... Quedando tras enloquecer, a merced de lo que decidiera hacer esa brizna del Dios Loco residente en mí, sin yo tener el menor control sobre nada de lo que pasase después, aunque perfectamente consciente en todo momento de mis acciones y sus resultados, aunque totalmente impotente de poder hacer algo por remediarlo. Algo que como comprenderéis trato de evitar como sea por el bien de todo el que este cerca.

Teniendo esto que os he contado en cuenta, quizá también ahora entendáis él porque me preocupe de desarrollar también todo lo posible mis habilidades de combate no mágico, el uso del bastón, la Shilkka, las dagas, la espada, los colmillos de la luna, etc... Si puedo matar con mis manos, si soy capaz de ser un asesino nato por decirlo claramente, entonces podre usar menos la magia, lo que como comprenderéis me conviene bastante. Despacito, y a lo largo de todos estos cientos de años de controlarme poco a poco, lentamente, me he ido convirtiendo solamente en una leyenda útil para asustar a los niños, intentando dejar atrás mi leyenda de pesadilla, mi pasado de brutalidad sin sentido, intentando desaparecer de la historia lentamente, de ser solo un fantasma más de la misma...

Aunque todavía de vez en cuando la leyenda, o mejor dicho, la pesadilla, se hace realidad para algunos que tienen la desgracia de cruzarse de mala manera en mi camino. Pero lo más importante de todo es que he logrado "dejar" de enloquecer por cualquier cosa como me pasaba al principio, que es lo más importante para mí.

También en todo este tiempo he descubierto que con cada "regreso" tras mi muerte pierdo terreno en ese aspecto y debo prácticamente empezar de nuevo a “resistirme” a la locura. Evidentemente pese a todo tengo mucho terreno ganado, recuperándolo a pasos agigantados otra vez, pero hasta ese momento puedo ser causante de cualquier barbaridad. Ese es principalmente el motivo por el que procuro evitar como sea morir, porque cuando regreso por delante de mi cordura va la Brizna del Dios Loco, después del regreso necesito cierto tiempo para serenarme lo bastante como para poder dominarla y relegarla al ostracismo de mi interior. Pero hasta que consigo eso… imaginad lo que he podido llegar a hacer dominado por la locura.

Esa misma Brizna de "Divinidad" es la que ha eliminado por completo mi capacidad de sentir nada de nada, recuerdo cómo es eso de sentir, amor, odio, nostalgia, etc... Pero desde entonces soy incapaz de nada referente a ello excepto de recordarlo, aunque creo que algunas veces sí que puedo sentir el odio, pero no sé si proviene de mi o de la brizna del dios, por lo que trato de evitar esa sensación concreta también. Otra cosa que quizá sea debido a la esencia del Dios Loco, o quizá a mi total ausencia de sentimientos es que me encanta matar... digamos que me es algo terriblemente relajante, es algo que por paradójico que pueda parecer, rebaja también sustancialmente mi “nivel” de locura.

Evidentemente procuro matar solo a chicos/as malos/as, pero aun así, la cruda realidad es que sigo matando sin el menor sentimiento o sensación de culpabilidad, me da igual que o a quien mate. Supongo que con todo esto de solo matar a los "malos" trato de algún modo compensar todo lo que hice durante mis años de locura y de paso aplacar a la “divinidad” en todo lo posible, por muy “inactiva” que este.

He estudiado las ruinas donde todo empezó siempre que he podido, pero es un lugar que me resulta dolorosísimo ya que me trae siempre fantasmas del pasado que no logro olvidar, siendo también algo muy peligroso para mí porque activa lenta pero continuamente mi locura, pero en fin, sigo buscando sin descanso esa llave que me permita acceder a donde me puedan matar por fin, o donde al menos puedan destruir esa mínima esencia del dios, dejándome vivir después una vida como una persona normal.

En fin, esas son digamos que mis cosas raras, o al menos algunas de ellas... Y creo que esto es por el momento y durante muchísimo tiempo lo que estoy dispuesto a revelaros sobre mí. Este es el verdadero Vhal-Ayl-Zordys, aunque sinceramente pienso que este buen hombre, este ser honrado, murió realmente el día que mato al Dios Loco, y que parte de él lo invadió.

Ese mismo día es el que, en cierto modo, podríamos decir que renací, lo hice bajo otro nombre, siendo otra persona, como el mago más conocido como "Vhaalzord, El Nigromante". No esperéis mas confesiones de este estilo durante creo que mucho tiempo, puede incluso que nunca más, tan solo espero no haberos horrorizado o espantado en exceso.

Como dije antes de empezar a hablar sobre mí, los profesores estuvieron enseñando tanto los hechizos de convocación, como los de transformación, estos últimos dependen del caudal de magia que hay que emplear para poder realizarlo, contra mas caudal menor tiempo y más seguro, contra menos caudal, mayor tiempo para realizarlo y es necesaria una mayor concentración también para ello, por lo que es más fácil fallar. Estos dos tipos de hechizo son de los más importantes para un mago, para enseñar control son perfectos por su dificultad, por ello supongo que empiezan en el primer año ya, porque ambos pueden suponer la muerte del mago si se tiene algún error serio de criterio.

También se aprendían hechizos básicos de ataque y de defensa. Como ataque se aprendían los azotes mágicos, golpes contundentes de poder descargados sobre el contrario, y como defensa escudos básicos para repeler la energía de otros magos, incluso repeler objetos sólidos a escasa velocidad, como puedan ser los mismo bastones o alguna piedra lanzada contra el mago. Los escudos se aplican y beben directamente de la fuente de poder del mago pese a que aquí estos se nutrían en principio de la magia externa que debíamos de concentrar y canalizar hacia ellos, o los mismos azotes procedían también del mismo sitio, como comprenderéis no debían de querer que se usara la magia interna si no era absolutamente necesario dada su peligrosidad hasta que todos estuviéramos suficientemente avanzados en "nuestros estudios".

Yo seguía en mis trece de ser mediocre, ni destacar para bien ni para mal. Estuve manteniendo un perfil bajo de presencia todo el tiempo que pude, que no se notara ni que existía, esa era mi meta, bueno esa y poder entrar en la biblioteca. Por fin pude entrar en el noveno mes de estudio, cuando tras considerar que teníamos ya todos los conocimientos básicos decidieron que entráramos a la sección permitida para los del primer curso en etapa avanzada para allí ir estudiando conjuros con los profesores de... digamos que pronunciación en lengua mágica.

Veréis, no es que por pronunciar el conjuro en esa lengua haga que lo ejecutes o que lo consigas inmediatamente. La realidad es que esto es solo para ayudarte a preparar tu concentración mental para el conjuro, para cada uno debes de preparar tu concentración mental de forma totalmente diferente, sobre todo con los de distintas clases. Digamos que lo de aprender y “recitar” el conjuro en lengua mágica es como una muletilla que sirve para que al aprenderla, para que cuando luego la uses, inconscientemente tu mente se enfoque por si sola para que puedas realizarlo con facilidad, pero realmente usar esta lengua no es algo necesario. Cualquier conjuro puede ser realizado sin necesidad de hacerlo, pero para eso se requiera tiempo, practica y ser muy buen mago. Lo que se dice al conjurar son palabras o frases en algún idioma antiguo que se creo específicamente para poner la mente en sintonía con lo que quieres hacer, la llamada lengua mágica.

El lenguaje empleado al realizar el conjuro es para que me entendáis mejor como el escribir vosotros en el teclado del ordenador, una vez que sabes ya no necesitas mirar donde están las teclas, pues con la magia igual, una vez que tu mente conoce la recitación del conjuro, esta misma subconscientemente la lleva a poder ejercitarlo sin pensar en nada mas, como en el caso del teclado que dije antes. Recitas el conjuro que vas a usar y tu mente instantáneamente se prepara para realizarlo de la forma correcta.

Comprended también que determinados magos especialmente dotados, o que usen el mismo conjuro constantemente no necesitan de estas muletillas cuando llevan determinado tiempo haciendo regularmente un conjuro. Tomad como ejemplo de esto mi caso con la Shilkka, simplemente deseo que regrese y lo hace, punto, ni pienso, ni recito, ni nada... digamos para entendernos que escribo sin mirar al teclado y sin pensar en ello para nada, dejo que mis dedos hagan su trabajo, dejo que ellos mismos recuerden que deben de hacer, donde esta cada letra.

Después de todos los años que llevo practicado magia comprenderéis que existen muchísimos conjuros que dómino igual que el de la Shilkka, incluido por ejemplo el de convocación de los Khulgan o el de los mismísimos Lobos Espectrales del Norte por poner dos ejemplos de hechizos terriblemente complicados, difíciles y complejos de realizar, aunque sean del mismo tipo, de convocación los dos, pero bueno. Solo debo de pensar en el número de ellos que quiero para que aparezcan sin que me suponga el menor esfuerzo, en esto se incluye hasta cierto punto el control sobre ellos, por elevado que sea su número, claro que yo he tenido más de 2000 años para practicar.

Esto de estar en la academia de momento ya me permitió echarle una pequeña ojeada a la biblioteca por dentro, o sería más correcto decir que por lo menos puede ver un pequeño recinto de la misma... En esta sala enorme donde estábamos los de primer curso solo existían dos puertas, una que daba a la calle y otra que daba a la sala de los de segundo curso, supongo que en esta estaría la que daba a la sala de los de tercero, etc, etc...

Sabía que había otra puerta por donde solo podía acceder el personal docente de la academia, pero imagine que por allí debía de ser muchísimo más "difícil", en una semana logre averiguar usando de forma muy discreta la magia el tipo de hechizos que protegían las puertas entre las distintas salas, por lo menos entre la de primero y segundo, una vez conseguido esto vería como podía llegar a la puerta de tercero para saber cómo iba la cosa, si los hechizos como sospechaba seguían un patrón.

Realmente no es que estuviera haciendo el tonto con todo esto, veréis, romper los precintos mágicos, quitar las barreras y abrir las cerraduras mágicamente protegidas de las puertas me hubiera llevado medio segundo en total, pero si quería acceder a la biblioteca para cotillear a mi antojo sin que nadie se enterara luego de mi presencia, entonces debía de ser capaz de dejarlos otra vez de la misma forma en que estaban para que nadie supiera nunca mi violación de la seguridad de la biblioteca, y eso era ya más complicado de realizar, por eso necesitaba tiempo para poder estudiarlo todo afondo antes de empezar con mis excursiones.

Estando allí adentro, en la academia, me encontré con un problema que sinceramente no me esperaba porque no pensé en el, estaba tan obsesionado con la Biblioteca y con pasar desapercibido que me olvide por completo de ello hasta que empezó a interferir... no me gustaría parecer como el típico imbécil, pero nueve meses sin una mujer con quien follar, sin un coñito en el que meter... en mi especial situación, malo para mis nervios y mi tranquilidad.

Empezaba a afectarme muy seriamente la presencia de mis compañeras, sus cuerpos, sus risas, su aroma, toda su femineidad al completo, y eso de que algo me afectara así podría resultar muy peligroso para todo el mundo que estaba allí adentro.

En mi curso había una chica jovencita que había llegado a la academia como un mes y medio después de llegar yo, era bajita, morena, ojos verdes, unos pechos de buenas proporciones sin ser nada exagerados y un culo que incluso con la túnica destacaba. Esta chica en poco tiempo nos alcanzo a los demás, superándonos con cierta comodidad, colocándose en poco tiempo como la primera en la clase... No diré que se la puteara o algo, pero lo cierto es que imponía un poco a todos los demás, no se acercaban en exceso a ella por lo poderosa que estaba empezando a demostrar ser.

Una vez que veías como funcionaba la academia todos éramos conscientes de que ella atraería inmediatamente la atención de todo el profesorado y la dirección, que la seguirían de cerca, con lo que el estar cerca suyo salvo que fueras un trepa, era estar también en el punto de mira de los profesores en el acto. Pues bien, ella era desde mi punto de vista la más fácil para seducir o por lo menos probablemente la más accesible, ya que suponía que ella también tendría... digamos que sus necesidades sin cubrir, la parte mala es que con esto podía llegar a ponerme accidentalmente al descubierto si no iba con cuidado, pero si se hacía con total discreción... y en mi caso eso sería relativamente fácil, por lo menos por mi parte.

Para esta elección también existían otras consideraciones ajenas a ella o al sexo, por un lado era consciente de que me estaba relajando en exceso con todo esto, solo tenía cierta tensión la noche que estuve averiguando discretamente la protección de las puertas aquellas de la biblioteca tras colarme en ella. Con tanta magia fluyendo en el ambiente, con tanta magia constantemente en uso, con tantos magos inexpertos metiendo un ruido de escándalo, me era excesivamente sencillo pasar desapercibido, incluso ejercitar algún que otro conjuro sin ser descubierto por nadie, pero eso me atacaba en mi seguridad, me pasaba de confianza, y eso de confiarse en exceso como estaba empezando a pasarme inconscientemente era muy peligroso. El liarme, follar, o como queráis llamarlo, con esa chica dadas las normas de la academia podría darme ese plus de peligro que me hacía falta para permanecer alerta y en guardia, mas la necesidad de mantenerme oculto a simple vista sin llamar la atención.  Era algo parecido a jugar con fuego.

La verdad es que me sorprendió bastante la chica, pensé en que tendría que esmerarme en ligármela pero para mi sorpresa en quince días fue ella la que vino directamente a mí, y discretamente me dijo que si quería follar con ella podíamos quedar más tarde, por la noche en su dormitorio. Como podéis comprender acepte, y no es que aceptara tan fácilmente como podréis comprender, ya que evidentemente no me fiaba para nada de la situación, digamos que no estoy acostumbrado a que todo sea así de fácil, máxime con el "espectáculo" que vi al poco de entrar en la academia.

Pero yo tenía una enorme ventaja sobre el infeliz aquel tan listo... mi magia, mi poder real, podía usar multitud de conjuros para asegurarme una cierta tranquilidad mientras estaba con ella, además sabía cómo hacer para que todos ellos bebieran directamente de mi fuente interior hasta ser anulados por mi, de esa manera no necesitaba la mas mínima concentración mientras follaba con ella, dedicándome a ello sin preocuparme de mas.

Cuando entre en su habitación ya había desplegado a todos mis pequeños espías por los alrededores, me avisarían de cualquiera que se metiera en el circulo que formaban a mi alrededor, o en este caso alrededor de la habitación de la Chica en cuestión, Lizeth. Nada más entrar en su habitación no me dio tiempo ni para respirar, se lanzo a por mí como una posesa... y no veáis lo que me jodío lo primero que me soltó la muy zorra. Pues no va y me dice la hija de puta que le picaba ya tanto el coño que se había visto forzada a follar hasta con un patán tan negado como yo, en vez de esperar para hacerlo con alguien que estuviera a su mismo nivel... En ese momento más que follar de lo que me dieron ganas es de coserla a guantazos, por no decir de algo más drástico para ella demostrándola de paso lo patán y lo negado que realmente soy. Me contuve afortunadamente, como digo eso de estar sin sexo me estaba empezando a pasar factura, aunque fuera así de gilipollas por lo menos tenía un coño donde meterla, que ahora sí que desde luego era lo único que buscaba de ella.

Estaba en primer curso y se creía la ostia puta como maga... todo porque todo el mundo la estaba calentando las orejas con lo magnifico que era su poder, algo que realmente era cierto, podía llegar a ser alguien enormemente poderosa, si no moría antes en el intento por ser tan creída. Estaba seguro de que antes o después haría alguna estupidez, eso lo tenia clarísimo, con lo pagada de sí misma que estaba... en fin, ese era su problema y el de los profesores, no el mío.

Según se abalanzo sobre mi me empezó a desnudar a tirones de la túnica mientras me soltaba eso que dije antes… Desde ese momento a parte de cabrearme, me concentre en darla una pequeña lección, primero estuve observándola hacer, viendo por donde respiraba, para saber que podría hacer o no, cuanta experiencia tenia... y vi que sí, que tenía bastante más de lo que me esperaba. Si quería enloquecerla podría usar ciertos hechizos sobre ella, pero si me pasaba me pillaría seguro, otra opción era hacerlo a la vieja usanza, empleándome a fondo, y en esto debo de decir que algo de experiencia también tenía aunque solo fuera por la "edad", ¿no?, Jajajajaja.

Después de desnudarnos ambos me tiro sobre la cama, saltando sobre mi y empalándose sin mas dilación, la verdad es que el termino húmeda no debía de ir con ella, con ella iba mejor el termino rio caudaloso... su coño chapoteaba cada vez que subía y bajaba empalándose en mi pene. Estaba como loca, cabalgando sin parar, mis manos las lance a por sus pechos, masajeándolos, acariciándolos, arañándole los pezones, lamiéndoselos, retorciéndoselos levemente hasta hacerla gemir, apretujándoselos... en definitiva viendo por donde iban sus gustos. La verdad es que no averigüe nada de nada, la gustaba todo a la niña.

Tardo nada y menos en correrse como una desesperada, calendo sobre mi desplomada tras su orgasmo. Entonces la hice caer sobre la cama bocarriba, poniéndome sobre ella y metiéndosela en un instante hasta el fondo, sin dejarla recuperarse del todo, embistiéndola con la misma violencia que antes se movía ella... al poco note como cerraba sus piernas en mi cintura aferrándose a mis hombros, alzando la cabeza para morderme en el cuello y los hombros fruto de su excitación...

Poco después se volvió a correr aguantando yo como buenamente pude para no hacerlo todavía, después de eso me salí de su interior entre ciertas quejas suyas porque quería que siguiera así, que quería mas. Cuando la hice dar la vuelta la hice alzar un poco las caderas, apuntando la cabeza de mi pene contra su culito, poniendo la punta sobre la entrada. Según lo sintió intento zafarse como pudo sin lograrlo, al verla así de poco dispuesta use una de mis manos para taparla la boca para que no gritara, entonces aprovechando la otra sobre su hombro y dado que la punta de mi polla seguía en la entrada, empuje sin piedad, hundiéndosela hasta los huevos de una sola estocada... Mi mano ahogo una especie de alarido, digo especie porque al estar su boca tapada con la mano sonó mas como un mugido que como un grito...

Una vez dentro del todo empecé a moverme despacio, para dejarla acostumbrarse, mientras seguía tapándola la boca y sujetándola por un hombro para poder manejarla... menos mal que era chiquitita y eso me lo facilitaba, ya que podía estar cómodo en esa posición. Según note que poco a poco sus ruidos pasaban del dolor al placer la retire despacio la mano, solo escuchando salir de su boca quedos jadeos que mezclaban placer con dolor, mitad y mitad.

Esa mano la pase por su cintura inclinándome sobre ella para meterla dos dedos en el coño follándoselo a la vez que el culo, mientras que mi dedo pulgar la machacaba el clítoris sin parar. Poco después de este tratamiento y según iba aumentando mis embestidas, metiéndosela cada vez más fuerte, ella iba pidiéndome mas, mas fuerte, que la metiera también mas dedos, que la martirizara mas el clítoris también... al final la hice caso, haciéndola mas de todo y a lo bestia. Cuando por fin llego al orgasmo este fue a la vez que yo le llenaba el culo de leche... cayó sobre la cama con un orgasmo demoledor, yéndome yo tras ella... quedo jadeante sobre la cama, desecha, con el culo abierto como un bebedero de patos.

No por eso deje de aprovechar la ocasión, pese a que me pidió que por esa noche no mas, no la hice ni caso, use un pequeño hechizo sobre mi polla para que aguantara más de lo normal. Se la metí en el coño como una perforadora, dándola sin parar y sin bajar la velocidad para nada. Metí mis manos bajo ella para alcanzar sus pechos, usándolos como asidero para impulsarme, retorciéndoselos, pellizcándola los pezones, masajeándolos con fuerza... haciéndola llegar a un orgasmo rápidamente, sin bajar de ritmo por ello, haciéndola llegar un segundo orgasmo junto con el mío, llenándola entonces también su coñito de leche calentita. Quedo tumbada sobre su cama sin resuello... yo no andaba mejor, lo recuperaba como buenamente podía.

Me vestí, dejándola sobre la cama desnuda, simplemente con una manta que eche sobre ella antes de irme, se quedo completamente dormida nada más terminar de follar, debía de estar reventada a polvos literalmente hablando. Yo no estaba mucho mejor que digamos, cuando salí y me aleje de allí, ya en territorio de los dormitorios masculinos donde de ser sorprendido podría dar cualquier escusa aunque me pudiera suponer un pequeño castigo, retire a todos mis pequeñines.

La verdad es que creída o no, hija de puta o no... la tía follaba alucinante, era poco menos que insaciable, no paraba hasta quedar reventada del todo y reventar a su pareja a poco que pudiera. Desde luego que no me importaría repetir con ella en lo mas mínimo mas veces... era una maquina de follar, y tenía un culito... que ummmmmm, se me hacia la boca agua solo de pensar en volver a metérsela por él.

CONTINUARA