Crónicas de Vhaalzord - Libro 24 - 5 (Final)

Llega el momento de la reunión con el Gran Consejo Mielar, acudiendo a la misma un invitado sorpresa que es recibido por parte de Val con la más cruel de sus sonrisas en su rostro

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 24

Capitulo- 5

La llegada a la aldea principal de los Mielar fue cuanto menos curiosa. Era como la pequeña donde vivía Grohks, estaba también sobre los árboles, excepto que la extensión de esta era enorme, tenías que pasar bajo casi más de media aldea para poder llegar a las plataformas de ascenso a la misma. Fuimos recibidos con un silencio sepulcral, no se escuchaba sonido alguno, incluso los niños estaban quietos junto a sus padres, mirándonos fijamente. No tuve muy claro si eso era por nosotros o por Grohks, el *Khushiar de los Mielar.

Entre los observadores, Grohks disimuladamente me señalo a Jogahnar, el padre del hombre al que le arranqué el corazón cuando nos encontramos, y personaje de gran importancia entre los hombres de la Tribu. Ciertamente, si bien en su rostro no se podía apreciar nada de nada, sus ojos en cambio eran muy expresivos, destilaban puro odio, me fije también en que buena parte del tiempo se la paso observando fija y detenidamente a Mina, lo que no me gustó ni media, de modo que discretamente se lo hice notar a ella. Mina me susurró que me quedase tranquilo, que ya había memorizado su cara y estará con cuidado desde ese momento..., a lo que añadí que al menor problema con él directamente lo matase. Mina tras eso me miro extrañada por la dureza de mis instrucciones.

Subimos al poblado sin el menor problema, al igual que en el de Grohks nos asignaron una cabaña para Mina y para mí, aunque en esta ocasión, dicho lugar estaba convenientemente aislado del resto de la Aldea pese a estar en pleno centro, y me explico. Veréis, la cabaña únicamente tenía una pasarela de entrada y salida, estaba en una zona relativamente baja de la aldea, lo que suponía que había a su alrededor un buen número de posiciones elevadas perfecta para un arquero e incluso a la distancia ideal para un buen ballestero. Mina en cuanto vio la cabaña me miró con una media sonrisa, yo a mi vez miré a Grohks, quien se disculpó en el acto por el hecho, alegando que en cuanto viese al consejo hablaría del asunto con ellos para que fuese rápidamente subsanada esta situación. Le miré fijamente con una sonrisa...

  • Por nosotros no se preocupe Khushiar, no tenemos nada de que quejarnos sobre su hospitalidad hasta el momento. Pero procure que esa situación no cambie, creo que ya ha tenido un par de demostraciones de lo mal que me tomo que traten de perjudicarnos...
  • No se preocupe, nadie hará nada... o tendría problemas con el Gran Consejo... Al menos por el momento estarán tranquilos, justo hasta que se tome una decisión...
  • Eso espero... y además también el que todos ustedes sean sabios... porque voy a entrar en ese lugar... Querría que fuese preferiblemente con su consentimiento...
  • Creo que eso no será ningún obstáculo -después de eso entré en la cabaña acompañado de Mina.
  • Oye Val, una pregunta de algo que me acabo de dar cuenta...
  • ¿El qué?
  • Tus ojos... no parecen notarlos... y creía que no podías usar conjuros sobre ellos...
  • Y no puedo sobre ellos, pero si sobre el resto de mi rostro... –la sonreí malicioso haciendo que se echarse a reír al creer comprender mi “trampa”.
  • Entiendo, has creado una ilusión sobre toda tú cara, de ese modo ven lo que tú quieres que vean... ¿no?, muy inteligente -asintió con la cabeza aprobatoriamente.
  • Pues no, no es eso, una ilusión seria fácilmente reconocida por un mago o un hechicero... No, es excesivamente fácil de superar. Lo que he hecho es algo muy diferente y no obstante, "sencillo", tú no lo notas porque estas acostumbrada a verme. Para cualquier otro le resulta muy difícil fijarse en mis ojos. Veras, cuando sus ojos se posan sobre los míos, indefectiblemente vuelven a retirarse atraídos por cualquier otra cosa de mi rostro. Toman nota, pero simplemente, no los tienen presentes...
  • Un modo curioso de hacerlo... ni se me habría ocurrido... -dijo sorprendida.
  • Es muy simple, tan solo hay que buscar un conjuro que haga más o menos lo mismo, solo que de diferente forma. Y en este caso, el que estoy usando me funciona perfectamente ya que no se centra en los ojos, de hecho los excluye específicamente, por lo que no le afectan. Ahora nos conviene descansar, mañana si mucho no me equivoco será un día bastante movidito para nosotros... y es conveniente que estemos lo más frescos posibles...
  • ¿Temes problemas serios? -preguntó un poco preocupada, consciente del significado de lo que ello suponía en nuestra situación.
  • Si, ¿tú no lo notas?
  • Notar... ¿el qué? -preguntó Mina levantándose y concentrando su poder, lanzando un par de sutiles conjuros-.
  • Los diferentes espectros de poder que confluyen aquí en este momento... le dije, mirándola fijamente.
  • Sí.. tres... no perdona, cuatro estelas diferentes de energía mágica... y tan solo hay una que no conozco, aunque la impresión que deja es muy similar a la mía propia... -se volvió a mirarme interrogante-, ¿guardianes?
  • No, ya no existen, y además, esa fuerza mágica no es la de un guardián, al igual que la tuya, esa tampoco está completa para ello.
  • La Reina Dragón... supongo... ¿no? -dijo, medio afirmando, medio preguntando curiosa.
  • Sí, es Amaratha, está cerca, aunque no lo suficiente como para poder intervenir o interferir en lo que aquí ocurra... Pero esto se está acelerando, mucho me temo que tendrá que acompañarnos al Templo, ya no creo que pueda esperar mucho más...
  • ¿Esperar más?, no te comprendo...
  • Lo sé, pero esto no te lo voy a contar... ya lo veras y sabrás en su momento. Ahora trata de descansar, créeme que mañana tendremos una reunión "incesante"...
  • Oye Val...
  • Dime...
  • Las otras dos Estelas... las que son ajenas a nosotros o a los Mielar...
  • ¿Si, que pasa?
  • Veras, una me recuerda a la que uso en la emboscada en el continente Occidental el tal Shargon, Z'mall o como se llame...
  • Sí, es magia Arcana en estado puro. Shargon ya es el Avatar completo de Z'mall, este ya ha usurpado por completo su cuerpo, asi pues Shargon ya no existe. ¿Algo más?
  • Si, la otra estela... esa me da escalofríos, es parecida a la que tú mismo dejas cuando usas la nigromancia... Lo único es que esta es más... "fría", para que me entiendas lo que quiero decirte...
  • Creme que lo entiendo perfectamente. Yo hasta este momento, cuando la he usado ante ti, me he limitado a hacer conjuros de anulación de la magia Nigromántica en su mayor parte, nunca he penetrado en ella. Lo que tu detectas es el otro espectro, el uso de magia nigromántica de carácter controlador y agresivo... -dije cauteloso.
  • ¿Te refieres a levantar a los muertos o algo así?
  • Sí, me refería a eso, pero más hacia otras varias cosas mucho más peligrosas que mucho me temo que quizá mañana veas... Pero ahora Mina, de verdad, duérmete y trata de descansar todo lo que puedas.
  • Está bien, así lo hare, y espero que mañana todo este mucho mejor que hoy.

Preferí no responder nada de nada. Sentía el poder inestable de Amaratha, aunque de momento bajo su inestable control. Sin embargo,  la estela nigromántica era otro cantar, ya que la había reconocido perfectamente, pues además no era pura, sino que estaba mezclada con el poder Arcano... Alguien parecía estar consiguiéndose un pequeño ejército, o por lo menos esa era la sensación que me transmitía, o que pretendía que me transmitiese en esos instantes. Tuve claro que la reunión del día siguiente con el consejo Mielar, era una trampa en toda regla. Me acosté casi a la par que Mina, sin embargo tarde en domarme, pues antes de ello prepare una serie de urdimbres mágicas en toda la cabaña, en realidad, eran una serie de trampas que deseaba no tener que usar cuando fuesen a por nosotros por la mañana para acompañarnos al consejo.

Cuando a la mañana siguiente el anciano Grohks entro seguido por Kuhar, su aprendes, y Gungan, el mejor Guerrero de su aldea, active de inmediato las urdimbres, encontrándose repentinamente los tres hombres paralizados. En esos instantes sobre mí no había el menor conjuro de ilusión o distracción como era mi caso para esconder mis ojos negros, por lo que estos se mostraban plenamente, y las caras de los tres hombre así lo atestiguaron. Mina se levantó rauda como una serpiente cuando detecto las trampas, empezando a conjurar su poder para hacerlas frente, por suerte estaba preparado para ello y no me costó hacer que se detuviese… Otro cantar fue el anciano, al que esto no le hizo la menor gracia…

  • ¿Se puede saber qué crees que estás haciendo? –preguntó malhumorado.
  • Tan solo verificar que ustedes tres son quienes, y lo que dicen ser, no tardare mucho, es solo una “comprobación” de rutina.
  • Val, ¿qué es lo que pasa? –me preguntó preocupada Mina.
  • Nada, simplemente que alguien muy cerca nuestro, ha estado jugando esta noche con una magia Nigromántica muy especial… Bien anciano, ya está todo comprobado, y tenemos un pequeño problema… Ese hombre que está ahí –alce la mano señalando con el dedo-, ahora mismo no es Kuhar, su aprendiz….
  • ¡¡¡Maldito!!! –chilló al verse descubierto.

Quien quiera que fuese el que ocupaba en esos instantes el cuerpo de Kuhar, sacó de entre sus ropas un cuchillo parecido a una Daga de doble filo pero con un brillo muy extraño en su hoja, lanzándose sobre sus compañeros, y no sobre nosotros como parece que todos los presentes estaban esperando cuando se descubrió. El único motivo por el que no pudo acuchillar de muerte a Grohks fue que yo estuve mucho más rápido que él, quien no se esperaba de ninguna de las maneras la aparición de un Khulgan ante el anciano, la espada del Guerrero le partió literalmente por la mitad, ante la cara pálida de los presentes. Me acerque al cadáver extendiendo con rapidez mis manos, murmurando en voz baja mientras apretaba con fuerza los dientes tratando de ese modo de mejorar mi concentración, y si, confieso que lo que descubrí me sorprendió relativamente. Era algo que nunca se me hubiese ocurrido que intentaría pese a haber reconocido parte del conjuro Nigromántico usado esa noche. Aunque tras saber lo que ahora sabía por “Nakriss”, veía que no dejaba de tener lógica el que lo hiciese de este modo… Lo que acababa de descubrir, es que  el cuerpo de Kuhar, en realidad era la nueva posesión de un Arcano, ese cuerpo se había convertido en el avatar de uno de ellos.

En cuestión de segundos nuestra cabaña se llenó de “gente”, aunque por lo que observe, tanto Mina como los dos Mielar que estaban conmigo, hubiesen preferido estar en otro sitio, en especial estos dos últimos en lo que además se notaba una enorme aprensión. Supongo que los seis magos Khulgan con los catorce Guerreros, aparte del que ya estaba, eran excesivos para que cualquiera de los dos Mielar, estuviese tranquilo de tenerlos tan cerca, y digo ellos dos, pues Mina no era una novata en lidiar con ellos. Mis instrucciones estuvieron muy claras a los magos, ahora ya sabía que podía comunicarme mentalmente con ellos, también conocía en esos instantes, tras mi última charla con Nakriss, que y quienes eran exactamente los Khulgan, por lo que estaba seguro que sería obedecido con total precisión en mis “ordenes”. Estas no eran otras, que cuando yo se lo dijese, empezasen a convocar a sus hermanos y compañeros del modo en que yo había establecido que debía de hacerse. Grohks y Gungan no entendieron del todo lo que dije, no obstante, Mina si, ella lo comprendido al dedillo, y me dejo muy claro en su forma de arrugar el morro, que no estaba nada de acuerdo con lo que acababa de hacer, pero en la situación en que nos encontrábamos, tampoco me podía dar ninguna otra opción viable.

Salimos los cuatro de la cabaña en dirección al centro de la Aldea, donde por lo que empezaba a entender, sistemáticamente los Mielar alzaban sus centros de “gobierno”, donde sus diferentes consejos se reunían para tratar los asuntos de la tribu. Esta era una enorme plataforma situada sobre varios árboles a la vez, por lo que observamos, al igual que en la de la tribu de Grohks, esta podía quedar completamente aislada del resto de la aldea, pues todas las pasarelas que conducían a ella podían en un momento dado ser retiradas. A mi modo de ver, lo normal hubiese sido que estas se retiraran desde la plataforma de “reuniones”, sin embargo era al contrario, se retiraban todas ellas desde las plataformas adyacentes, supuse que se hacía como un medio de “confianza” entre el consejo y su pueblo, este se aislaba en las grandes deliberaciones, pero era el pueblo Mielar quien tenía en su poder los medios de acceso a esas reuniones… Lo cierto es que si me paraba un momento a pensarlo con calma, espiritual y anímicamente, no estaba para nada mal pensado. Solo que ahora eso nos venía mal si queríamos obtener refuerzos, pues íbamos a estar completamente aislados con un grupo peligroso de personas... ya que “confiaba” en que esa reunión, fuese en realidad una trampa.

En mi cara en esos momentos campaba de nuevo el conjuro de “distracción” que ocultaba mis ojos. Mina permanecía tranquila a mi lado, pero sintiendo como poderosos conjuros defensivos nos rodeaban, y no solamente a nosotros, sino que también Grohks y Gungan habían sido incluidos en su interior. Sabía que Gungan no se había dado cuenta, pero que el anciano si era perfectamente consciente de ello, y de la potencia de los mismos, creo que hasta ese mismo instante en que se vio cubierto y protegido por mí, no era verdaderamente consciente de quien tenía en verdad a su lado, o cual era la magnitud real de mi poder. Grohks no era idiota, pues un idiota difícilmente ocuparía el puesto de Khushiar entre los Mielar, por muchos contactos o amigos que tuviese en el momento de la elección final para ello. No digo que fuese consciente de quien era yo de verdad ya en ese entonces, pero sí de la magnitud tan terrible de mi poder o mi mismísima fuente interna, así como de que este era prácticamente idéntico al que escapaba lentamente del interior del Templo Sagrado de los Mielar, como ellos lo denominaban pese a no ser capaces de entrar en sus profundidades.

Cuando entramos los cuatro en la cabaña de reuniones, me encontré con una gran sala circular, pero que ni con mucho ocupaba toda la extensión de la enorme cabaña en la que habíamos entrado, presupuse objetivamente, que justo enfrente de nosotros, tras donde se situaban los miembros del Gran Consejo, en esta ocasión con la ausencia del Khushiar por ser parte interesada, debía de haber alguna o varias habitaciones. Procure no perder de vista los al menos dos especies de paneles hechos con hojas verdes y que parecían ser “puertas”. No es que me preocupase en exceso el uso que les dieran o dejaran de darles, sí que lo hacía en cambio su más que probable tamaño y la cantidad de “seres” que pudiesen albergar en su interior, en vistas a una emboscada. Y no, tampoco me preocupaba que pudiesen tratar de usar ballestas, que los Mielar no tenían por otro lado, arcos o las más que probables cerbatanas con sus dardos envenenados, cualquier ataque de esa índole con las protecciones activas que teníamos, estaba condenado al fracaso.

Otro cantar era la magia allí dentro presente, tenía la percepción de grandes trazas de magia Nigromántica mezclada con Magia Arcana, ambas de enorme poder. En aquella sala estábamos nosotros cuatro y quince potenciales adversarios, los once miembros del consejo, incluido el sustituto de Grohks para esta ocasión, más los cuatro guerreros Mielar presentes y que parecían formar una especie de guardia pretoriana de consejo, sin duda los mejores de entre los mejores de todo el pueblo Mielar. En un puesto destacado del consejo y mirándonos con gran odio, especialmente a mí, se encontraba Jogahnar, el padre del joven al que le arranque el corazón cuando entramos en el territorio de la Tribu. Grohks discretamente me hizo observar que su sustituto era alguien adverso a nosotros, parte de la aldea de Jogahnar y del que no podríamos esperar nada bueno, también que era alguien poderoso entre los hechiceros Mielar, me advirtió que no me confiase por su cara de “buena” persona, estuve a punto de sonreír sarcásticamente, pero logré contenerme a tiempo y darle sutilmente las gracias por la advertencia...

Cuando el que parecía presidir el consejo empezó a hablar, vi como Jogahnar y el hechicero empezaron a removerse nerviosos, tardo poco el padre del chico en tomar la palabra, que aprovechó para mostrarse de lo más insultante conmigo, con Grohks y con Gungan, atacándonos en nuestra presunta falta de “honor”, pero dejando extrañamente a Mina a un lado, hasta que se centró en ella. Una vez empezó con Mina, el término “puta” para entendernos, fue el más suave que empleo, se cortó de raíz en el mismo momento en que yo retire mi conjuro de distracción y todos pudieron ver mis ojos completamente negros, acompañado eso si, por un extraño fulgor rojizo procedente de Mina, y unos ojos tan Rojos como ese halo que la rodeaba. De las dos especies de puertas salieron rápidamente un conjunto numeroso de hombres, por sus pintas y quienes les acompañaban mostrando una dura sonrisa en sus labios tuvimos claro los cuatro que se acababa de cerrar la Trampa sobre nosotros. El que era sin duda el líder de todo esto puso cara de sorpresa cuando sonriendo sarcásticamente me dirigí a él, francamente no creo que jamás se esperase aquello...

  • Bueno, bueno, bueno... por fin... Shargon... o debo de decir, Z'mall, Gran Hechicero entre los Arcanos. Creo que has cometido un tremendo error amigo mío, acabas de poner en mis manos a todos tus "seguidores", incluido esa "cosa" que está a tus espaldas tratando de pasar desapercibida para que no me dé cuenta de lo que es... Puedes pasar adelante si quieres SemiLich, criatura incompleta y defectuosa... -dije en el tono más sarcástico que pude.

El SemiLich al escucharme dio rápidamente un par de pasos adelante avanzando directo hacia mí, concentrando su poder con la sana intención de atacarme... desgraciadamente Z'mall le detuvo en seco con un leve gesto de su mano. Mire al resto del consejo, aproveche para lanzar un conjuro general de lectura sobre todos y cada uno de los integrantes del Gran Consejo, y descubrí que excepto tres personas que de verdad se mostraron alarmados a la par que muy sorprendidos, el resto tenía un conocimiento más o menos claro de lo que allí sucedería. Digamos que se habían vendido a cambio de los cantos de poder de Z'mall, y por lo que leí en ellos, el SemiLich, alguien con un pie en cada lado, había sido decisivo en su cambio de bando. Alzando la mano me dirigí a los tres que estaban "limpios"...

  • Tú, tú y tú, situaos junto a Grohks y a Gungan u os arrepentiréis en cuestión de pocos minutos... Tomad vuestra decisión, no tenéis mucho tiempo para pensároslo... Si para cuando empiece todo no haber mostrado claro vuestro bando, os considerare como enemigos y os tratare como a tal...
  • Jajajajajajajajajaja -se rio Z'mall con crueldad al ver mi gesto hacia esos tres-. ¿Es que crees que estos payasos me preocupan en lo más mínimo? -Alzo la mano, de la cual partió un haz de energía mágica concentrada que atravesó el pecho del Jefe del Gran Consejo, destrozándole el corazón en el acto-. Te los regalo a todos ellos si quieres...
  • Veo que no has cambiado, ¿verdad?, y pensar que tuve la sana esperanza de que cuando por fin te expulse de mi alma hubieses desaparecido...
  • Si, bueno, todos cometemos errores... El mío fue realizar mal la ceremonia cuando trate de convertirte en mi avatar, algo que como ya abras visto, he subsanado... Ahora estoy completo por fin, y morirás, aunque no sin que antes hayas probado la magnitud de mi verdadero poder... Tú y la zorra esa que te acompaña. Aunque a ella pienso hacerle varias cosas divertidas antes de matarla... -me sonrió sarcástico y maligno.
  • Z'mall, Z'mall, Z'mall... -menee la cabeza-, no tienes ni la más remota idea de porque nunca pudiste hacerte conmigo para que fuese tu avatar, o porque en lugar de poder controlarme únicamente conseguías que enloqueciese... ¿verdad? Eres un pobre ingenuo... Sabes una cosa, tu pueblo se quedara en el limbo al que piensas que por error les enviaste, y cuando tú desaparezcas, su última esperanza de regresar y conquistar por fin este mundo desaparecerá contigo. Creo que te olvidaste de las cosas que puedo hacer... te veo muy confiando... excesivamente confiado diría yo... -sonreí.
  • No sé a qué esperas Val... mátalo de una vez y terminemos con todos los demás... Deja de jugar con ellos de una vez... -me espetó Mina malhumorada.
  • Vaya... la putita que te buscaste tiene garras... -hizo un gesto al SemiLich, que se puso en camino en dirección a Mina.
  • Error Z'mall..., te dije que te veía muy confiado... No tienes ni idea de a quién te enfrentas, aunque creas que si...

Cuando el SemiLich paso por mi lado simplemente puse mi mano sobre su hombro, concentre mi poder y deje ir el conjuro. Un segundo después el SemiLich se estremeció, derrumbándose entre aullidos, envuelto en Llamas Negras, un fuego oscuro que daba la impresión no desprender calor ni quemar, pero que al objeto de su atención parecía estar consumiendo su alma con extrema crueldad dados los gritos desgarradores que salían de su garganta. La mirada que dirigí al SemiLich mientras se retorcía en el suelo fue completamente glacial, aunque dudo que nadie se diese cuenta, pues, aun sin conjuro, todos los presentes con excepción de Mina o Z'mall parecían poner especial cuidado en evitar mis ojos negros. Y si, pude haber usado un conjuro Nigromántico y enviar directamente el alma del SemiLich definitivamente al otro lado, pero opte por destruirla con el poder que Nakriss había puesto en mis manos, en esta ocasión si que use las llamas negras con su Alma. Quien quiera que hubiese sido anteriormente, había ido buscando el poder al entregarse a Z’mall, y yo ahora había decidido darle su recompensa, su premio por jugar con lo que no debía de ser tocado por los mortales.

La Nigromancia otorgaba un enorme poder. Recorrer los senderos de los Muertos reportaba un inmenso conocimientos al Nigromante, pero también eran un riesgo, pues amplificaban la ambición, especialmente la de poder detener la propia mortalidad... y podéis creerme que el convertirse en un Lich no era de lo peor que podría llegar a pasarle a un Mago ambicioso. El problema es que sistemáticamente, en un momento u otro, eran las personas de su alrededor, los "humanos", quienes terminaban por pagar las consecuencias directas de esas ambiciones desmesuradas. Pocas veces, incluso diría que quizá solo en una ocasión, había visto a magos resistir las tentaciones de los Senderos, únicamente en aquella lejana torre en los páramos del norte donde aprendí los secretos de la Nigromancia y del uso de mi querido Shilkka. Sin embargo me vi impelido a destruirles a todos, a borrar todo rastro de sus conocimientos de la faz del mundo, inicialmente pensé en que había sido todo por culpa de la locura de Z'mall... ahora ya no estaba tan seguro de ello... quizá Nakriss fue quien decidió su destino conmigo como mano ejecutora. El caso, es que desde luego no arrepentía de haberlo hecho de ese modo en su momento, esos conocimientos eran muy peligrosos, y como ya dije anteriormente, me siento mucho más seguro si únicamente yo soy su poseedor.

Bueno, que me desvió de la historia. El caso es que a Z'mall, que tan contento parecía en su creencia de ser quien tenía todos los triunfos en sus manos, le cambio la cara cuando vio el destino que sufría el SemiLich. Ante ello tres de los miembros del consejo de "su bando" se pusieron velozmente en pie con la intención de venirse para nuestro lado, no llegaron a dar ni un solo paso, dos de los "acólitos" que habían salido con él de las puertas traseras los acuchillaron sin piedad, cosa que por otro lado, sinceramente me dio igual, fue un trabajo que me ahorraron, pues desde el mismo momento en que eligieron bando estuvieron sentenciados  por mí.

El siguiente revés para el bueno de Z'mall llegó en forma de ruido de "pelea", uno de los acólitos se asomó a la puerta para ver que ocurria, y repentinamente gritó, soltó un agónico chillido dando un traspiés hacia dentro de la sala. Se derrumbó muerto a escasos dos metros del marco de la puerta, en el que se recortó la imagen de un Guerrero Khulgan con una enorme espada ensangrentada en su mano... miró hacia adentro, después fijo sus ojos en mí, que hice un gesto negativo con la cabeza, tras lo cual desapareció de allí, moviéndose hacia un lateral de la puerta en el exterior. Sonriente me dirigí a Z'mall...

  • ¿No te lo dije?, veras, mientras nosotros estamos aquí discutiendo y diciéndonos palabras bonitas... Mina -en ese instante a mi lado Mina desapareció, quedando en su lugar un mago Khulgan-, la auténtica Mina, esta ahí afuera con "mis" Guerreros ocupándose de tu estúpido plan de dominio sobre este pueblo. Y de paso, de este modo tengo a mi único punto vulnerable bien protegido y fuera de tu alcance, sin mencionar que también obtengo aquí adentro un colaborador, que aún tendrá menos piedad que yo con cualquiera de los presentes -sonreí con absoluta malignidad.
  • ¿Te crees muy listo, verdad?... Pues siento decirte que no lo eres... si piensas que me venciste, te equivocaste... –Vi como alzaba la mano en dirección al Khulgan, luego segundos después, como abria sus ojos como platos víctima de la sorpresa.
  • ¿Qué pasa Z’mall, que “MIS” Khulgan no te obedecen ya? –me eche a reír a carcajadas, enfadándole-.
  • ¡¡¡Maldito!!! -cerró los ojos para luego desplegar todo su poder y casi a voz en grito llamara a su pueblo-. ¡¡¡¡Despertar de una buena vez hermanos, que yo por fin os convoco de vuelta a este mundo que nos fue arrebatado por la traición!!!!

Repentinamente los acólitos, casi treinta se llevaron las manos a sus sienes, sosteniéndose las cabezas con desesperación mientras gritaban como enloquecidos acusando a Z'mall de traición, pues demasiado tarde se dieron cuenta de que solo habían sido un vehículo para que más Arcanos pudiesen regresar a este mundo en otro cuerpo. El problema del sistema que empleaban los Arcanos para crear Avatares, es que solo podía haber un alma por cuerpo, por lo que las de los acólitos, sobraban y eran sistemáticamente sacrificadas en aras del retorno de los mejores y más poderosos Arcanos. De los veintisiete acólitos que allí había únicamente con veintitrés consiguieron imponerse y ocupar los cuerpos asignados, los cuatro restantes fracasaron, siendo sus almas Arcanas las destruidas, claro que no es que los acólitos durasen mucho después, ya que el propio Z'mall se encargó de que no tuviesen tiempo para disfrutar de su triunfo.

  • Bueno... ahora ya estamos todos lo que teníamos que estar... -sonrió malicioso.
  • ¿Y ellos? -señale al resto de los miembros del consejo, todos los cuales se encontraban apiñados en un lateral, vigilados tanto por ellos como por nosotros. Ni Z'mall ni yo les quitábamos un ojo de encima en todo momento...
  • ¿Deseáis matarlos vosotros antes de que os exterminemos? -me preguntó Z'mall con total sencillez, haciendo que los miembros del Gran Consejo palideciesen como muertos.
  • Por mí no te preocupes, no son importantes. ¿Sabes?, incluso pueden seguiros a ti y a todos los tuyos en vuestra... "aventura"...
  • ¿Seguirnos? ¿Aventura? Jajajajajajajaja, sin duda estas completamente loco... no tienes ni idea de la magnitud del poder que ahora mismo está aquí encerrado.
  • ¡¡¡Ohhh, sí, claro que lo sé, por supuesto que sí...!!! Pero dime mi queridísimo Z’mall, ¿lo sabes tú?... porque creo que no tienes ni idea... De hecho, permíteme presentarte a tu "destino"... seguro que te alegras de verlo nuevamente, ya que creo que es un gran amigo tuyo... -alce mi mano y en un rincón se empezó a formar una especie de portal luminoso,

Una vez conformado el portal una criatura visiblemente desconcertada salió por él. Las reacciones fueron muy dispares, Z'mall junto con todo su "pueblo" y mis "aliados" Mielar mostraron horror, un horror procedente de lo más profundo de sus mentes. Yo a mi vez mostré una aterradora sonrisa de crueldad, y la criatura, al ver a Z'mall sus ojos se alegraron con un enorme brillo malsano. Sin embargo, cuando me vio a mí eso cambió radicalmente, entonces se mostró muy, muy, pero que muy cautelosa. Sonriendo me dirigí a ella...

  • Bienvenido a este mundo *Saeltij, poderoso señor entre los Damok, te ofrezco mis respetos... –hice una leve inclinación de cabeza a modo de saludo-.
  • ¿Qué quiere de mí el Nishinn-Tag Nakriss?, esto pone en peligro a todo mi pueblo. Espero que la Kialtal-tag Nakriss sea magnánima y sepa que no hemos sido nosotros quienes provocamos este encuentro -replicó nervioso.
  • El Nishinn-Tag Nakriss te saluda, y quiere a modo de disculpa por las duras palabras de mi Kialtal-tag con tu pueblo haceros un obsequio.
  • ¿Qué obsequio? -preguntó Saeltij visiblemente desconfiado.
  • A Z'mall, el aquí llamado Shargon, y todos esos seres de su propio pueblo... Si quieres, yo, el Nishinn-Tag Nakriss permitirá la entrada de más gente de tu pueblo para que podáis llevároslos con toda comodidad a vuestros dominios... Por favor, acéptalos en mi nombre a modo de disculpa… -le sonreí de un modo que por un momento creo que hasta el propio Saeltij se estremeció al verlo.
  • Acepto en nombre de mi pueblo, Nishinn-tag, incluso te digo más, tras esto estaremos en deuda contigo -luego dio una palmada y grito una serie de palabras en su propia lengua, comenzando de inmediato a entrar Damok por el portal.

Al poco se veía como los Damok arrastraban tras de todos los "contrarios" en dirección al portal, empezando por los aterrados miembros del consejo del “bando” de Z’mall, haciéndoles desaparecer por el... Los Damok cuando eran convocados tenían sus poderes mermados al igual que cualquier otro ser de otro mundo o plano de existencia, sin embargo, al entrar por el portal esto no era así, sino que de ese modo estaban en este mundo con plenas facultades.

Mientras, con mis defensas al máximo posible y una sonrisa burlona observaba como Saeltij y Z'mall se enfrentaban a una batalla a muerte. Aunque estaba claro que el primero tenía más interés en capturarlo que en matarlo, espere pacientemente mi oportunidad, que no dude en aprovechar. En un momento dado en que Z'mall para defenderse no tuvo más remedio que darme la espalda por medio segundo, aproveche para usar un poderosísimo conjuro nigromántico de ruptura contra él. Dado su enorme poder era consciente que para el Mago Arcano era del todo inofensivo, no podría hacerle daño usándolo. Sin embargo, pese a ello yo sabía que eso no sería obstáculo para lo que realmente pretendía, que no era otra cosa que dejarle completamente inerte ante su adversario durante al menos un par de segundos.

Tal como lo pensé, a Saeltij le faltó tiempo para aprovecharse de la coyuntura y hacerse con Z'mall, atándole con poderosas urdimbres mágicas de ligadura. Empezó a arrástralo hacia el portal casi de inmediato mientras este trataba de forcejar para librarse del conjuro que había usado el Damok en esos escasos dos segundos que le concedí. Tuve el enorme placer de poder ver de primera mano cómo Z'mall resultaba arrastrado hacia el mundo Damok entre chillidos, gritos y suplicas. Si algo tenía claro, es que allí, en aquel mundo, sería tan Inmortal como los propios Damok, pero sin ni una brizna siquiera de su poder, y sometido durante eones a la crueldad refinada de estos, que en el caso de Saeltij, además le tenía unas ganas que creo que alcanzo un orgasmo de gusto cuando se lo entregué en bandeja para que se lo pudiese llevar consigo.

EPILOGO

No negare, que tal y como era ahora, con el poder que tenía, hubiese podido matar a Z'mall de mil formas diferentes. Incluso y pese a su "inmortalidad" en este plano, mis Llamas Negras habrían hecho su trabajo sin el menor problema, causándole un sufrimiento atroz antes de exterminarlo, sin embargo, opte por la solución de los Damok por ser la peor de todas las opciones que se me fueron ocurriendo. En Damok no moriría nunca, porque estos le negarían todo posible descanso para poder divertirse con él hasta el fin de los tiempos, y creedme que un Damok, si de algo no se cansa jamás, es de vengarse. Conocía las ganas que le tenía Saeltij, uno de los Cinco Grandes, por haberle puesto en peligro ante la mismísima Nakriss, y también sabia de lo refinadamente e innovadoramente cruel que podía llegar a ser, pues su perversión no conocía límites.

Supongo que a más de uno que haya leído este manuscrito con buena parte de mi historia, le sorprenderá que no le matase yo y sí que llamase a los Damok, por mucho que haya dicho que lo considere como mi mejor opción. En realidad, esto fue debido a Nakriss y al modo en que me hizo entender mi propia insignificancia. Mi “superioridad” sobre Z’mall realmente era engañosa, ciertamente podría haberle matado, pues mi poder es muchísimo mayor, por su fuente de poder interna, que el suyo, y antes o después, el habría sucumbido ante mí por ello, que no porque yo realmente fuese “mejor” mago que él. Pero la destrucción que nuestra lucha hubiese desencadenado a nuestro alrededor, no podía permitírmela de ninguna de las maneras si quería mantener a mi lado a los Mielar, y sabía que más adelante los necesitaría.

La verdad es que aun a mi pesar he de reconocer que como mago, Z’mall me superaba, especialmente porque el si conocía todos mis “conjuros” y yo sin embargo, no los de él. Recordad que cuando todo esto empezó, os dije que un mago sabio, únicamente utilizaría durante todas su vida un número reducido de hechizos, pues de este modo y debido a su constante uso los podría realizar de modo instantáneo, por instinto, de memoria, sin pensar, en décimas de segundo. Pero Z’mall estuvo más de dos mil años en mi interior y los conocía bien, eso le hubiese dado una ventaja muy importante sobre mí. No como para poder permitirle vencerme dado mi actual poder, pero si como para evitar que yo lo hiciese hasta que su fuente interna no estuviese prácticamente seca, pero eso suponía caos y destrucción alrededor de nuestro combate. Por otro lado, del mismo modo, sabía que Z’mall tenía constancia de hasta dónde llegaban mis conocimientos en el momento de separarnos, pero yo sin embargo, apenas sabia, y aun hoy en día, sigo sin conocer prácticamente nada sobre él o sus capacidades. El enfrentarlo en esas condiciones, como ya me demostró en su anterior emboscada, no hubiese sido inteligente por mi parte, y entre mi orgullo y la venganza, decidí escoger a los Damok..

Cuando tras el “viaje” que realice con Nakriss durante la ceremonia, y del que no podría dar una explicación coherente sobre más del 99% de lo que me hizo ver, me detuve a pensar en mi venganza sobre Z’mall y el posible costo que llevaría aparejado, entendí dos cosas. Primera, que si bien yo no podría derrotarle del modo en que me gustaría o “emboscarle” con ninguno de mis conocimientos sin un costo terrible, sí que en cambio me sería posible sorprenderle con un cambio inesperado de objetivo por mi parte. La segunda cosa, es que yo ahora tenía el poder de abrir portales a otros mundos o planos, no sé bien la diferencia entre ambos pero es cierto que la hay. El caso es que me sería posible acudir a los Damok para entregárselo, y estos en realidad, serían mucho peor que cualquier cosa que a mí se me pudiese ocurrir para hacerle antes de matarlo, lo cual aún haría más dulce mi venganza, ya que nunca se esperaría algo semejante.

Puedo confesar que para mí fue tan placentero como un orgasmo su cara de abyecto terror cuando se dio por fin cuenta de cuál era su destino final y el del resto de los magos de su pueblo que le habían “acompañado”. De todos modos, mi movimiento fue muy meditado en varios sentidos, y si al final lo hice de ese modo, fue porque se lo entregue a los únicos que sabía que nunca le dejarían escapar por muchas promesas que hiciese, pues nada les podría dar que quisieran... Los Damok no son idiotas, y por eso mismo me esmere en dejar claro que la entrega de Z’mall junto con sus “compañeros” eran una especie de disculpa por lo dicho por Nakriss… Jamás se atreverían a despreciar algo semejante procedente de ella dejando libre a su “regalo”, sería algo extremadamente peligroso hacer eso.

Cuando todo termino y los Damok se marcharon, tan solo quedamos Grohks, Gungan, los tres miembros del Gran Consejo que se mantuvieron firmes en su independencia, y yo, pues el Khulgan que hizo de Mina fue desconvocado en cuanto los primeros Damok hicieron su aparición, ya que no quería problemas entre ellos. Cuando Mina se enteró de lo ocurrido dentro de la cabaña no le hizo la menor gracia, pues mientras nosotros según sus propias palabras "no divertíamos", ella con ayuda de los Khulgan, únicamente se había tenido que encargar de matar a medio centenar, quizá algunos más, de acólitos que trataron de sembrar el caos para sus "lideres"...

Dado que los seguidores de Shargon eran fanáticos que no mostraban piedad, fueron tratados por Mina del mismo modo. Los Khulgan fueron extremadamente crueles en esta ocasión, ya que más que matarlos, lo que hicieron fue descuartizarlos vivos, divirtiéndose con ellos ante los horrorizados ojos del resto de los Mielar. Eso reconozco que fue un error mío de bulto, creí que serían más los "sublevados", y convoque casi cuatro Khulgan por cada uno de ellos, de modo que en lugar de limitarse a matarlos, eran los suficientes como para poder permitirse "el jugar" con ellos del modo más lento y doloroso posible. Y no, Mina no tuvo con ello el menor problema, creo que su estancia junto a mí en este tiempo, había alterado sutilmente algunas de sus "percepciones".

Nuestro problema una vez pasado el trago de Z'mall, fue que para permitirnos acceder al Templo por parte de los Mielar, el consentimiento tenía que ser otorgado por el beneplácito del Gran Consejo, y oficialmente para el resto de la aldea, casi todo este había "desaparecido" durante "los disturbios" creados por la "secta" de Shargon. De modo que ahora tenían que nombrar otro grupo de integrantes del Gran Consejo, lo que requería tiempo, algo de lo que ya íbamos bastante escasos, pero no nos quedaba otra que aguantarnos si deseábamos acceder manteniendo como amigos a los Mielar. Otro cantar iba a ser mi problema con Amaratha, que sabía positivamente, se debía de encontrar en algún lugar de aquellos bosques esperándome, en unos momentos en que tenía a una Mina enfadada conmigo por déjala fuera de "la diversión", pegada al culo y con cara de pocos amigos, pero todo eso es otra historia para otro momento.

FIN

*Nishinn-Tag Nakriss: Hijo o criatura de Nakriss, cualquiera de ambas acepciones seria valida.

*Kialtal-tag Nakriss: Mi señora Nakriss en idioma de los Guardianes

*Khushiar: El Khusiar es el nivel más alto entre los hechiceros de los Mielar, es el que está a la cabeza de su Consejo y su representante permanente en el Gran Consejo de las Aldeas.

*Saeltij: Uno de los cinco Señores Damok más poderosos de los que se tenía conocimiento…