Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 5 (Final)

Val y mina se dirigen a la ciudad portuaria de Finkal con la intención de encontrarse con Lord T’ldord, jefe de la Orden Carmesí y Dragón Verde del Reino del Norte… Como no puede ser de otro modo, a ambos les espera una pequeña sorpresa

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 22

Capitulo- 5

Estuvimos en las montañas durante casi dos semanas hasta que fuimos capaces de salir a la costa, en este tiempo mantuve siempre con nosotros una media de Diez Lobos Espectrales a nuestro alrededor y un par de Halcones Azules en el cielo. Durante ese periodo de tiempo, tuve muchas ocasiones de hablar con Mina y explicarle innumerable cantidad de cosas, evidentemente, no todas, algunas preferí no hacerlo de momento. El tema de los Dragones resulto... especialmente espinoso, lo de la magia Draconiana no digamos, y el plato fuerte fue el hecho de que ambos íbamos a ir a ver a una Reina Dragón a su Reino porque había puesto un huevo y me reclamaba a su lado, Mina os aseguro que se mostraba con ello de lo más... "feliz", pero cuando más “feliz, feliz, feliz” la note, fue cuando salió a colación la Reina Amaratha y sus “visitas” más o manos constantes. En total creo que me estuvo gritando a la oreja tras explicarle todo esto como unas tres horas, justo hasta que en su garganta sonó una especie de “clic” y se quedó afónica… que por cierto, que a gusto dioses, que a gusto que me quede cuando se quedó sin voz… Obviamente ni se me ocurrió decir nada semejante en voz alta o poner algo parecido a una cara de estar contento por ello…

En este periodo de tiempo también descubrimos algunas cosas que serían bastante importantes para ambos. Reconozco que la más importante de todas fue gracias a Mina, y es que ella encontró un modo de evitar los efectos secundarios en el uso de la magia de Nakriss, o sino del todo, si solaparlo bastante. En mi caso eran los Zarcillos, gracias a Mina fui capaz de conseguir controlarlos, que no apareciesen hasta que usase una cantidad mucho mayor de poder, sin embargo, eso no funciono para nada con mis ojos, estos seguían volviéndose Negros en el mismo punto. En cambio ella, consiguió controlar sus ojos, fue sin embargo, ese halo rojizo que le caracterizaba el que le era totalmente imposible de controlar, y no, tampoco sabía bien porque en Mina, estos "cambios" aparecían en color rojo en lugar de en negro como en mí o porque cada uno fue capaz de controlar una cosa diferente... eso el caso es que así era.

Una cosa que ya explique en su día y que creo que viene bien recordar a colación de esto, es que la magia depende mucho de la forma de pensar de una persona y puede que tanto la falta de control sobre mis ojos como de su halo también estuviesen influenciado por ello, por como nuestra mente fuese capaz de verlo o de simplificar una explicación coherente de ello. Para poder ejecutar un conjuro hay que entender lo que se quiere hacer, hay que ser... digamos que capaz de visualizarlo para que nos entendamos, incluido en esto, concentrarse de una determinada manera para ello, verlo con claridad, por ese motivo siempre habrá cosas que un mago sea capaz de hacer y otro no, incluso puede que uno muy débil pueda hacer cosas que uno muy poderoso no fuese capaz por no ser capaz de imaginarlo, entenderlo o visualizarlo por ejemplo.

Muchas de las preguntas de Mina obviamente fueron en dirección como dije a los Dragones con un Dragón en particular centrado en su punto de mira, pero también bastantes de ellas tocaron la Raza Arcana por la presencia de Z’mall y sobre todo, a los Guardianes como organización, pueblo o lo que fuesen en su momento. Lo que sí que pareció no querer tocar de ningún modo fue el tema de Nakriss y su magia Oscura, se intentaba escabullir en cuanto se mencionaba, supuse que eso del color negro como que le hacía pensar en cosas que realmente no eran de ese modo. No fue hasta la llanura cuando por fin saque el tema a colación sin darle ningún tipo de opción a evadirlo...

Mina, me has preguntado por todo menos por una cosa, ¿no tienes interés en saber más de ello?

No sé a qué te refieres...

A Nakriss...

Si bueno, ya... lo cierto es que no tengo muchas ganas de hablar de ello...

Me parece que te estas confundiendo con todo esto Mina. Nakriss es la luna Oscura, la Oculta, la Luna Negra... Su poder es Oscuro sí, pero no por ello quiere decir que malo o negativo, eso depende siempre del uso que le de cada persona.

Si, así lo entiendo, pero Oscuro...

Comprendo cómo se ve y como suena cuando se escucha, pero deberías de dejar en suspenso momentáneamente esos prejuicios y supersticiones hasta que tú misma te hagas tu propia idea al respecto. Ten en cuenta otra cosa, fue precisamente el poder Oscuro de Nakriss el que te ha mantenido con vida, el mismo poder que ahora mismo corre por tus venas, y que yo sepa, no has cambiado ni un ápice pese a ello.

Si bueno, eso lo sé, pero es que toda mi existencia, lo oscuro, lo negro...

Mina, créeme que te entiendo, pero... escucha, ¿yo te doy miedo? ¿me temes?

No claro, no Val, no te temo, se de lo que eres capaz, se lo que puedes o podrías hacer, pero no lo haces. ¡¡¡Joder Val, claro que no te temo!!!

Pues no lo entiendo, porque yo sí que soy el más claro exponente de un Mago Oscuro, al fin y al cabo soy el más poderoso en el arte más oscuro que existe, la Nigromancia, el arte de la Muerte -vi como Mina tragaba saliva, pero sin apartar sus ojos de los míos.

Si, lo sé, aunque como dices, a veces me olvido, pero no es igual...

Claro que es igual Mina, mis características son Oscuras, mis elementos problemáticos al concentrar grandes cantidades de poder son Negros, mientras que los tuyos son de color rojo, sin embargo, ambos en nuestras venas llevamos el Poder Oscuro de Nakriss, la Luna Negra.

Val, todo eso lo entiendo y créeme que lo comprendo, pero me cuesta asimilarlo, aun me queda mucho trecho por aprender, supongo...

Si, en eso estas en lo cierto, aun te queda mucho que aprender y pasar.

Oye Val, lo que tu convocas, esos Guerreros y los Lobos, crees que yo...

No, ni lo intentes tan siquiera Mina, tu fuente interna ha crecido exponencialmente, pero sigue siendo ínfima con relación a la mía. Posees el poder de Nakriss al igual que yo, pero no tienes mi capacidad para sostener criaturas. Mucho menos aún para sostener algo tan complejo y peligroso como son los Khulgan en su conjunto, no te haces idea de cuan difíciles son de controlar, créeme que antes o después alguno de ellos te mataría... posiblemente -dude por un segundo, recordando los gestos del jefe de estos ante ella.

¿Y los Lobos Espectrales?

·

Sobre eso, los Lobos Espectrales..., bueno, te diría que mejor elijas algo con lo que tú misma te sientas cómoda, ten en cuenta que yo llevo miles de años con ellos como aliados. El que ahora tengas contigo el poder de Nakriss, no significa que debas de cambiar tus animales convocados, aunque eso sí, en ellos existirán diferencias con los de antes de tu "transformación".

¿Qué diferencias?

No lo sé Mina, dependerá de ti, en mi caso, no tienes más que ver lo más obvio, mira los ojos de mis Lobos -con la cabeza señale a una pareja que en ese momento andaba a nuestro lado y cuyos ojos negros eran como los míos cuando aparecian.

Entiendo... deberé de probar y sacar mis propias conclusiones, ¿no?

Eso es, tal y como lo cuentas.

Hasta ahora, desde que nos reincorporamos al camino hemos tenido un viaje apacible, no hemos visto casi gente, pero eso cambiara a partir de aquí... ¿cómo siempre? -me miró.

Si, como siempre, salvo por el hecho de que cualquier pequeña sospecha, cualquier problema que nos resulte extraño, en esta ocasión me da igual pasar desapercibido o no, actuaremos como menos riesgo veamos para nosotros.

Eso quiere decir... -mire a Mina con dureza.

Quiere decir lo que he dicho, si crees que no te debes de contener no lo hagas, si crees que debe de resolverlo la Bruja Roja, entonces hazlo lo más rápidamente que puedas, sea cual sea el coste.

Entendido, por fin creo que se cómo te debes de sentir con esto de ser Vhaalzord...

Nunca apuestes en eso Mina, te aseguro que si tengo que actuar con contundencia lo haré, no creo que nada será tan grave como para obligarme a llamar quizá a los Khulgan, y por la cuenta que les tendría más les vale.

Paramos en la primera población que nos topamos para reponer víveres, ya que ambos estábamos hartos de la carne seca de ciervo, de cabra, de corzo o de lo que pillábamos. Era una pequeña ciudad, entramos en el primer almacén que nos encontramos para realizar las compras, después de encargar lo que deseábamos nos fuimos de allí a la taberna más cerca nos pillaba y que nos recomendó el propio dueño del Almacén. Mina parecía bastante centrada mientras yo analizaba nuestro entorno, había mucho parroquiano y tan solo tres o cuatro idiotas por lo que parecía.

Cosa curiosa a mi forma de verlo, fue que en esta ocasión incluso los idiotas se mantuvieron al margen de nosotros sin molestarnos de ningún modo. Pudimos tomar algo, comer un poco, reponer nuestros suministros y marcharnos tan en paz como habíamos llegado, como os digo, me sorprendió muchísimo, aunque claro, eso sí, muy gratamente también. Le hice el comentario a Mina que se hecho a reír a carcajadas mirándome, luego me dijo que por favor hiciese el favor de observarme a mí mismo y después a ella. Me di cuenta en el acto de a que se refería, debido a la anterior experiencia con las trampas, nuestra forma de vestir había cambiado en bastante, especialmente en el modo de llevar nuestras "principales armas", y me refiero a las espadas. Ahora mismo, cualquiera que nos viese a ambos, era consciente de que al menos esas, debíamos de saber manejarlas bien... y de que si teníamos problemas no nos andaríamos con tonterías, de hecho pude comprobar durante todo el resto del día., que ni Mina ni yo manteníamos nunca lejos ambas manos de las empuñaduras, al menos una de las dos manos siempre estaba cerca.

A los cuatro días entramos en la ciudad de Jorasán, donde por cierto mi querida Mina se negó a alojarse en otro sitio que no fuese en el más lujoso de la ciudad, según argumento, teníamos dinero, estábamos... especialmente yo, cansados y dado que no teníamos prisa de momento ya que no sabíamos dónde estaba Shargon, Z'mall o quien coño fuese, lo mejor era hacerlo como ella decía. Lo cierto es que también estaba harto de alojamientos baratos, y me apeteció la idea de ir a un sitio así. Al llegar al lugar, un sitio llamado "El Dragón Dorado", que mandaba narices también, Mina me mando a dejar los caballos en las cuadras mientras ella se encargaba de las habitaciones... Accedí a lo que deseaba... e hice mal... no me imagine lo que pretendía...

Cuando llegamos a la habitación... y si, digo bien, habitación en singular, al entrar me encontré con una enorme cama de madera maciza de la mejor manera posible, era algo de un tamaño realmente colosal. Avance unos pasos, presione la cama con mi mano, encontrando el tacto de un colchón de mullidas plumas, deje las cosas en el suelo y evidentemente me volví para preguntarle a Mina por mi habitación... Antes de saber que ocurría me encontré tumbado de espaldas sobre la cama, con Mina encima mío, con su ropa a medio quitar. Llevaba la falda completamente abierta y sin nada debajo, el blusón que llevaba estaba abierto, dejando ver perfectamente sus senos a través del escotazo que marcaba... Cuando empezó a restregar su pelvis sobre la mía fue cuando perdí el poco norte que me quedaba allí...

Alce mis manos hasta su blusón, pegue un tirón hacia arriba que hizo que saliese solo por su cabeza, luego la tome por los hombros haciéndola voltear y permitiéndome de ese modo situarme cómodamente entre sus piernas. Alce mi cintura permitiendo a Mina que metiese sus manos para quitarme el calzón y dejarme desnudo de cintura para abajo... una vez este estuvo fuera pego un tirón de su falda subiendo en culo y sacándola esta de nuestro lado. Se abrazó a mí y me beso, beso al que evidentemente correspondí... Tras eso me susurro al oído un... "métemela, métemela ya joder... que no aguanto más el tenerte... métela ya...". Como comprenderéis sus deseos fueron ordenes, la coloque a la entrada de su sexo introduciéndome en su interior despacio, lentamente, buscando que se fuese acostumbrarse a ello.... Principalmente porque por su forma de mirarme ya tenía claro que desde ese momento, estas situaciones entre Mina y yo se iban a empezar a volver algo habitual, si es que estaba leyendo bien la lectura de Mina... de hecho...

Tranquilo, que ya tendremos más tiempo de ir con calma...

No he dicho nada...

No, pero sé que lo piensas. Ha estado bien, pero la verdad es que esperaba algo más, tanto de ti como de mi misma, y quizá la culpa de esto sea solo mía, pero... joder Val, es que ya no aguantaba sin catarte...

A ver Mina, que yo no digo nada. Es evidente que podríamos haberlo hecho de otro modo y no como lo hicimos, pero bueno... tan poco ha estado tan mal.

Val, cariño, te aseguro que así mal vamos, se lo que intentas, y no funciona. Para quitarme las ganas y en la situación actual esto me vale, pero solo para eso y por eso, vete preparando para cuando encontremos el hueco y las ganas, porque te lo vas a tener que trabajar conmigo...

Oye que... -alzo la mano.

No, nada de eso, te recuerdo que se cómo te las gastas, no te mentare nombres, pero no me olvido de ninguna de esas con las que te acostaste mientras estábamos viajando juntos... Más te vale que conmigo seas infinitamente mejor que con ellas ya que me quieres... por la cuenta que te trae, Val, por la cuenta que te trae...

Deje pasar la conversación con esa última "advertencia" por su parte. Lo cierto es que no podía estar más de acuerdo con ella, a mí personalmente esto también me había sabido a poco, quería mucho mas de Mina, pero de momento y por las circunstancias, era preferible conformarse con ello. Al día siguiente nos pusimos de nuevo en marcha hacia la ciudad de Finkal, a la que llegamos en apenas cuatro días. Al entrar Mina me pregunto...

Y bien, ¿cómo piensas que vamos a hacer para llegar hasta Lord T’ldord?

Pues muy fácil, presentando este salvoconducto que me hicieron llegar firmado por él mismo... -dije enseñando lo que me dio Amaratha.

Podías haberlo dicho antes, ¿no?

Sí, pero lo digo ahora. No te preocupes que no habrá problemas Mina, vamos directos a la sede de la hermandad y terminemos con esto cuanto antes...

De acuerdo...

El tono de voz no parecía ir muy acorde con ese "de acuerdo", obviamente eso de ir a ver a un Dragón tras lo sucedido con Shargon no es que le hiciese mucha gracia a Mina. Intento venderme que quizá fuese mejor preguntar e indagar por los bajos fondos a ver alguien vio algo... Sonriéndole le dije que no pasaba nada, que el estar ante Dragones era algo a lo que iba a tener que acostumbrarse por la cuenta que le traía... Permaneció callada durante todo el camino hasta llegar a la puerta de la sede de la hermandad en la ciudad....

Nos encontramos con cuatro guardias en la puerta principal de la misma, que como era de esperar, se estuvieron riendo de ambos todo lo que quisieron y un poco más cuando les indicamos que estábamos allí para ver a Lord T'ldord. El salvoconducto que me entrego Mina hizo su labor a la perfección, cuando lo vieron les cambiaron las caras, desde ese momento todo fueron facilidades, parabienes e inclinaciones de cabeza por parte de todo el que nos cruzamos y que nos atendiese. En un momento dado, nos hicieron esperar en una sala amplia con una gran chimenea que estaba encendida, ya que aunque estaba pasando el invierno, el tiempo todavía se mantenía fresco.

Mina me dio suavemente con el codo y me hizo un leve gesto hacia una de las puertas, esta acababa de abrirse y por ella apareció el simpatiquísimo Golbar seguido de varios de sus hombres, más que nada por su vestuario tan particular, estaba clarísimo que todos ellos pertenecían a la Orden Carmesí, y estaban armados hasta los dientes. Mina apretó los dientes con fuerza en cuanto vio el gesto de prepotencia que Golbar ponía al mirarnos... Uno de sus hombres, sin duda para hacerle la rosca se dirigió a nosotros…

Vaya, vaya, vaya, mirad a quienes tenemos aquí... a un perro con la puta de su dueña...

Pues a mí me encantaría follarme a la puta esa… tiene muy buena pinta la zorra… -añadió otro de ellos.

Debió de hacerles mucha gracia, porque todos se rieron, pero dos de ellos resultaron escandalosos, precisamente los dos bocazas. Dos segundos después Mina me miraba asombrada, pues esos dos que se reían y tan divertidos eran hablando, estaban en el suelo sobre sendos charcos de sangre. Ambos muertos, tras terminar aplastados contra el muro de piedra que hacía de pared de la sala por un conjuro mío que literalmente les empotro contra él. Había elevado mi poder en el acto, nada más escuchar el insulto hacia Mina, lo había hecho hasta dejar al descubierto tanto mis ojos Negros como los Zarcillos que me envolvían... Mina, al ver mi reacción, al instante hizo igual, elevo también su poder hasta hacer aparecer su halo rojizo y sus ojos de intenso color fuego...

En ese momento, por una puerta apareció el mismo criado que nos había dejado allí evitando con ello que siguiese haciendo cosas con Golbar y sus hombres. Ignoró por completo ambos muertos y a los componentes de la Orden Carmesí que allí se encontraban, todos ellos ya con las armas en las manos... Dirigiéndose hacia nosotros dos...

Por favor, acompáñenme, Lord T'ldord me ha pedido que les lleve hasta sus dependencias. Es un honor para él recibir al famosísimo Vhaalzord el Nigromante, y a la no menos famosa Bruja Roja. Mi señor les pide, que por favor, perdonen nuevamente al imbécil de Golbar y a sus hombres, por esta vez, les garantiza que si alguno de ellos vuelve a dar más problemas, será el mismo quien lo mate... del modo más desagradable que sea capaz de imaginarse...

Muy bien, adelante por favor, le acompañamos... Por esta vez no matare a nadie más... pero si el señor Golbar o algún otro vuelve a equivocarse... le ahorrare trabajo a Lord T'ldord, yo mismo me encargare de matarlo de modo que suplique rezando a los dioses por no haber nacido...

Fui muy consciente que la conversación fue toda ella dedicada tanto a Golbar como a los hombres de la Orden Carmesí allí presentes, y francamente, no sé si se pusieron más pálidos al ver mis cambios, o al enterarse de que estaban a punto de atacar a Vhaalzord el Nigromante... De lo que tanto Mina como yo si nos dimos cuenta, es que todos ellos habían aceptado como cierto lo que el criado dijo sobre nosotros, pero especialmente sobre mí, ya que ahora mismo para la gente, Vhaalzord solo era un "cuento para niños". Al fin y al cabo, Golbar y posiblemente puede que también alguno de sus hombres, sí que sabían quién era Mina de verdad, pero lo mío, era otra cuestión.

Mina y yo seguimos al criado, una vez en la estancia donde nos aguardaba Lord T'ldord, me lleve una buena sorpresa, junto a él se encontraban otros dos Dragones que no me costó en lo más mínimo identificar, uno era el Nhakkar Verde del Reino del Norte, Shless, pero el otro, ese si me dejo casi con la boca abierta... Ese Dragón, no era otro que el Nhakkar Negro del Reino del Sur, R’halrhaz. Desde ese momento era del todo evidente que algo ocurría, y si esos dos se encontraban allí esperándome, como empezaba a resultarme de lo más claro, es que algo iba mal, muy, muy mal...

Buenos días Vhaalzord, te lo has tomado con calma para llegar aquí. ¿Nos presentas a tu acompañante...? -dijo R’halrhaz.

Por supuesto que sí...

Hice lo que me pidió, presentando a Mina como mi pareja, lo que causo cierta sorpresa por lo poco que pude deducir de sus "expresiones", si es que un Dragón tenia de eso. Luego se los presente a Mina de modo formal, mientras por lo bajo le aclaraba sus rangos en sus reinos, la pobre estuvo al borde de una apoplejía ya que durante nuestro viaje le había hablado largo y tendido sobre ambos Dragones, pero especialmente sobre R’halrhaz. Tras esto, me dirigí directamente a los tres, haciendo una pregunta general, esperando a ver quién era el que me respondía de ellos para saber cómo era de grave el asunto...

¿Y bien, que es lo que ocurre para que me estéis esperando aquí los tres?

Sus majestades advirtieron al Gran Consejo de la presencia de nuevo en el mundo del Gran Mago Arcano Z'mall. Ordenaron localizarlo y después dirigirse a ellas para obtener más instrucciones -explicó R’halrhaz, lo que ya de entrada al ser él quien habló, me dejo muy claro como de serio era.

Imagino que alguien decidió que eso no sería necesario, ¿verdad?

Así es, B'jortak, el actual Nhakk… el Nhakkar Rojo del Sur –se corrigió-, decidió que ellos se encargarían de todo -dijo R’halrhaz-, ya sabes que los Rojos no es que te adoren precisamente y desconfían muchísimo de ti.

¿Y qué paso? –pregunté, obviando la puya.

No lo sabemos, envió dos de sus súbditos tras él. Mis hombres en el Gran Continente encontraron a uno muerto, pero del otro no sabemos nada de nada todavía -explico T'ldord-, pero por las trazas no creemos que saliese indemne del encuentro con Z'mall.

Pensamos que quizá se sirvió de Damok, sabemos que es un experto y puede invocar a alguien muy poderoso, pero no sabemos exactamente cuál de ellos es...

Yo si lo sé, y creedme que los Damok no han tenido nada que ver, en estos momentos, Z'mall preferirá evitarlos todo lo que le sea posible, no es que anden muy "unidos".

¿Que sabes? -pregunto R’halrhaz.

Poco más de que los Damok en general, y Saeltij en particular, quieren echarle el guante tanto como nosotros, y no es precisamente para negociar o hacerle carantoñas, pero créeme lo que te digo, es así.

Está bien, así que Saeltij, uno de los señores Damok más poderosos… interesante. De acuerdo Vhaalzord, lo daremos por bueno -, dijo R’halrhaz, luego Lord T'ldord se dirigió a mí- ¡¡Dejemos eso para después!!. Sabemos que Z’mall está en el Gran Continente pero poco más, no hemos sido capaces de dar con nadie que admita que estuvo allí. Siguiendo las órdenes de la reina he preparado un barco rápido, el más rápido de que disponemos para que os traslade allí.

¿Cómo es eso de que no podéis localizarlo...? Creía que teníais un buen servicio de inteligencia allí...

Todo el Gran Continente ha estallado en Llamas. De nuestros Territorios allí, hacia el este de Filestra, solo sobreviven en nuestro poder nuestras principales ciudades costeras y poco más. Poco después de la llegada de Z'mall al continente, todo el mundo pareció enloquecer. Empezaron a atacarse unos a otros, evidentemente nuestro servicio de inteligencia también sufrió las consecuencias, todo esto ha sido un plan orquestado, aunque dudo mucho que su finalidad real fuese esta.

Es posible que no, pero mi presencia ha podido obligarle a desencadenarlo de este modo… Así que habéis perdido casi todo vuestro territorio del Este… ¿Y la Orden Carmesí?

Esta aquí, en este continente, hemos… en realidad, el consejo de la hermandad decidió no enviarla, prefirió contratar compañías de Mercenarios para proteger las principales ciudades de aquella zona y nuestras caravanas. Estas las hemos agrupado en solo una que se constituye cada tres meses, de ese modo tanto ella como nuestro barcos al navegar en convoy llevan una elevadísima protección, excesiva para que cualquier pequeño señor o pirata intente tragarse algo de ambos sin que se le indigeste gravemente… La Orden se ha preferido guardarla por si también surgen esos problemas en la parte Oeste de nuestras posesiones del Gran Continente…

Entiendo, son las más fáciles de proteger y las mas rentables a corto plazo, además, supongo que vuestros asesinos también tendrán allí mucho trabajo, ¿no?

Sí, pero estate tranquilo, todo el mundo en la Hermandad sabe que debe dejarte tranquilo o responderá ante mí personalmente –aseguro Lord T’ldord-, y te aseguro que el resto de la Junta me apoya… aunque en eso ayudó mucho el que uno de los dos fuese la famosísima “Bruja Roja”, todos ellos prefieren mantenerse al margen de sus asuntos mientras que como ahora, estos no solo no coincidan con los nuestros, sino que además, le podamos sacar cierto beneficio a su presencia "apaciguadora" allí por donde quiera que ande fuera de nuestros territorios... y de los de los vecinos –sonrió irónico lanzando a la vez un mensaje claro.

Supongo que no solo habrá magos por medio de tanta guerra, sino Nigromantes también, ¿a qué si?

Si, pocos pero sabemos que los hay, es como si casi todos ellos de repente hubiesen salido a la luz. Aunque la verdad, no entiendo a los humanos, las tácticas que parecen estar empleando no tienen el menor sentido, está luchando todo el mundo contra todo el mundo sin orden ni concierto, solo es un caos dentro de más caos... -termino R’halrhaz.

Porque quizá no lo tenga, y muy probablemente sea cosa de ese maldito con el fin de entorpecernos en su búsqueda, dentro del Caos permanecerá invisible hasta cierto punto siempre que no haga algo espectacular, claro. De todos modos esto no es casual, algo de este calibre ha tenido que ser planeado durante años, aunque no creo que con este fin precisamente, pero me preocupa más otra cosa...

¿El qué? -pregunto Shless.

Que por lo que se, para abrir una puerta, Z'mall necesita como sacrificio a Nakriss Sangre Humana, Sangre Draconiana y Sangre Arcana... Si a ese Dragón Rojo que ha desaparecido y no encontráis, lo tiene prisionero, entonces, podríamos tener un problema muy, muy gordo entre manos. Aun sin la sangre Arcana pura, si él ocupa por completo el cuerpo de Shargon y este es en realidad solo un avatar sin alma propia, puede que bajo las circunstancias adecuadas también tenga ya acceso a ella...

Debemos de matarlo cuanto antes... ese Avatar al estar completo transformaría su sangre de humana en Arcana y tendría los tres elementos necesarios para traer nuevamente a toda su raza si quisiese… -siseo R’halrhaz repentinamente henchido de Furia.

En eso mi querido Nhakkar, creo que todos estamos de acuerdo, pero antes hay que encontrarlo. Mi pareja y yo nos iremos de inmediato al Gran Continente para, en un principio, empezar a buscar desde el último lugar en que sabéis que estuvo, pero cuando lleguemos será cuando tomemos la decisión final de por dónde empezar con todo este problema.

La conversación aun duro bastante más, de hecho duro unas cuantas horas. En todo este tiempo Mina no abrió la boca para nada, en todo momento mantuvo una cara completamente inexpresiva, aunque yo si notaba perfectamente su tensión y como le costaba mantener a raya su necesidad de convocar su poder al estar ante los tres Dragones. Cuando terminamos y nos disponíamos a marchar, para sorpresa de ambos, R’halrhaz felicito a Mina, según dijo, por la forma en que se había sabido comportar en la reunión pese a ir contra sus propios instintos... Le dijo que era la segunda vez que encontraba un humano que de verdad resultase interesante, agrego, que el primero que encontró de esas características, fui yo... Después de eso se rio a su modo, que no era otro que el de poner a todos los presentes con los pelos de punta... no os hacéis una idea del mal rollo que daba su risa, y eso que no estaba con su cuerpo de Dragón, que sino con los dientes ni os cuento ya. Mina creo que debió de pasar por toda la gama de escalofríos habida y por haber, cuando se vio repentinamente “felicitada” tan amistosamente por el Dragón Negro.

EPILOGO

Durante la conversación me entere de varias cosas que me sorprendieron, y mucho. En primer lugar me sorprendió Margatta, la Reina del Sur, según me conto mi queridísimo R’halrhaz, al que me gusta tener contra más lejos mejor, B'jortak el Nhakkar Rojo, le llevo la contraria mientras ella le estaba poniendo a caldo por desobedecerla… Según entendí no se lo debió de tomar muy bien, con lo del huevo debía de estar un poco más alterada de la cuenta, pues de un solo mordisco le arranco, literalmente, la cabeza al Nhakkar, pero lo sorprendente entre comillas dado que yo conocía el verdadero poder real de una reina, es que ambos y no solo ella, estaban según conto R’halrhaz en su forma Draconiana, lo que por cierto a quien más impresiono fue a la pobre Mina. Tras saber eso di por sentado, que los demás Nhakkar, evitarían durante un futuro próximo enfadar, ofender o llevar la contraria a ninguna de ambas Reinas, en bien de sus propias cabezas.

Mina en cuanto salimos de allí en el barco literalmente me cosió a preguntas de todo tipo sobre los Dragones y sus reinos, sin olvidarnos del hecho de que una reina Dragón me reclamase a su lado, pero en especial y con cierto aire de celos mal disimulados por su parte, su atención en cuanto salió a colación, se centró en exclusiva en la Reina Amaratha. Lo que me hacía gracia de esto, es que me di cuenta de que Mina pese a eso celos que digo, estaba presuponiendo en todo momento que las hembras Dragón tenían una transformación humana muy similar a la de los machos, más o menos igual que estos, con sus placas óseas transformadas en armaduras, aunque evidentemente adaptadas a la anatomía humanoide femenina pero poco más… Me preguntaba para mí mismo, si ya estaba así de celosa pensando eso, que cara pondría mi queridísima “amante y pareja” cuando viese como se transformaban en realidad, y Amaratha en particular, las hembras Dragón en “Mujeres”, podría ser de traca, obviamente, ni se me ocurrió sacarla de su error.

Otro tema a tratar con Mina fue sobre su poder, su nuevo poder, el poder Oscuro de Nakriss y el ser en realidad una Guardiana, o como dijo Amaratha, sino eso, si algo muy parecido a ello. Tuve que ponerme muy, muy serio con ella, ya que íbamos a meternos en un avispero en el Gran Continente y ya no podía permitirme ir con ella despacio o tanteando el terreno, por lo que fui desagradablemente claro. Por ejemplo con el hecho de que su fuente interna de poder se había multiplicado por mil en referencia a antes de nuestro enfrentamiento con Shargon. También en que a diferencia de antes, ahora recuperaba poder más rápidamente del que agotaba con las defensas pasivas que yo le había enseñado a usar antaño, y tan malo para un mago era que la fuente interna se agotase, como que esta “rebosase” más allá de quizá un 115%, por lo que debería de cambiar su modo de pensar de estos cientos de años.

Ahora no debería de controlar el gasto de poder propio para ahorrar, sino para poder aumentar este en caso de ser necesario. Puede que esto os parezca una tontería, pero Mina iba a tener que cambiar de la noche a la mañana un hábito de más de doscientos años, costumbre que aprendió porque te salvaba la vida y sin el cual, ningún mago sobrevivía mucho, ahora yo le estaba exigiendo casi, casi, hacer lo contrario a lo que su propio instinto y costumbres le pedían prácticamente de la noche a la mañana, y hacerlo bien si no quería morir, la presión como entenderéis, para Mina era enorme. Además esto aparejaba algo considerablemente malo en ello, y es la euforia que podía arrastrar ese aumento tan brutal de poder en una persona hasta hacerla perder el control por completo, como un mal viaje de un alucinógeno o muy parecido, y yo lo sabía muy bien, pues la había sufrido en mi mismo.

Sobre esa voz que escuche en mi cabeza, o quizá más bien, esos pensamientos que pusieron allí, o el perder el control de mi cuerpo… no estaba seguro de querer saber mucho más, aunque sí que tenía claro que más me valía averiguarlo por la cuenta que me traía. Cuando destruí a los Nigromantes que acompañaban a Shargon convirtiéndolos literalmente en polvo…, no solo todo ese poder empleado, sino incluso esa forma de hacerlo…, eso era algo que para mi resultaba del todo imposible hacer. Es más, es que no sabría ni cómo empezar a convocar mi poder para algo así, mucho menos el ser capaz de controlar la brutal cantidad de este que use para cada uno de ellos, reconocía para mí mismo, que yo, con total control y plena consciencia, aun suponiendo que fuese capaz de saber cómo hacerlo, posiblemente sería del todo incapaz de algo semejante sin destruirme antes.

La explicación más lógica a tenor de las “traducciones” que me dio Amaratha de lo que escuche mientras “no” estaba en mi cuerpo salir de mi propia boca… es que posiblemente la propia Nakriss fuese quien tomase mi cuerpo… pero eso para mí era toda una pesadilla, ya que sería volver de nuevo a la época del Dios Loco, solo que esta vez bajo un nuevo amo… y reconozco que eso me aterraba, especialmente por quien sería ese amo. Y sobre eso de Nishinn-Tag Nakriss, Hijo de Nakriss o Criatura de Nakriss… que queréis que os diga, me asustaba aún mucho más que todo lo anterior, implicaba cosas a un extremo que realmente si que no sabía si querría saber algún día, aunque una parte de mi me dijera que no tendría opción en eso, que esa decisión no estaría en mis manos, y lo que era para mí aun peor que todo esto, fui plenamente consciente de que al salvar a Mina gracias a esa “Voz”, la había arrastrado conmigo a compartir mi destino, fuese cual fuese este…

En cualquier caso, mi primera misión estaba muy clara, matar a Z’mall, y esta vez asegurarme de que sería para siempre. Yo tenía una ventaja sobre los Dragones, de algún modo que prefería no indagar, conocía hacia donde se podía estar dirigiendo, o más bien, donde debería de estar en un momento dado Z’mall si quería abrir una puerta a su mundo o donde fuese, ya que solo existían cinco sitios posibles donde poder hacer algo así en sus actuales circunstancias. Primero el Templo de Nauruem que yo pensé en su momento que alguien traslado y ahora sabía que estaba equivocado. Pero actualmente allí, de aparecer en él, el mismo Templo lo mataría y no permitiría que nadie ajeno lo usase. Segundo estaba el Templo que estaba cercano a mi aldea de nacimiento, donde todo empezó hace más de dos mil años, pero fue totalmente destruido, las cámaras subterráneas también terminaron arrasadas y por ello, ahora no le serviría de nada. Tercero la Puerta del Inframundo o Puerta Negra de la Luna, el pozo situado en el Reino Dragón del Sur, ese evidentemente quedaba del todo descartado, era un pozo de Lava Fundida. Cuarto un Templo que antaño existió en el Continente Sur, al Norte del Imperio Khrissa, cerca del reino de Nixhem en el desierto, pero despareció entre sus arenas hace milenios y se positivamente que tampoco le serviría en estas circunstancias debido a la conjunción de las Lunas… Es por todo ello, que solo quedaba un único lugar donde poder realizarlo.

El Quinto lugar era otro Templo de los Guardianes, pero este situado también en algún lugar del Gran Continente, en el Centro, aunque no tenía muy claro si estaba en la actual zona de los bosques de las Tribus Melar o en el territorio de las Tribus Pueblo… El problema de este templo, es que en teoría debería de estar completamente arrasado o como mínimo hundido en la tierra o algo así, pero de algún modo, en el cual preferiría no tener que profundizar, sabía de cierto que al menos la sala de los Sacrificios y la de las Esferas bajo ella, estaban intactas… Pero al contrario que con los anteriores, de este no tenía una localización exacta, con los otros cuatro, solo la suerte de conocer personalmente su existencia y ubicación me había permitido descartarlos, pero de este, era la primera noticia que tenía, pero solo eran generalidades con una antigüedad de miles de años…

Otro significado de todo esto, es que si Z’mall pensaba usar el Templo, es que ya era, o en el momento preciso, Shargon solo sería una cascara ocupada por completo por su espíritu, y entonces estaría usándolo como un Avatar completo, por lo que en esos instantes, por las venas de Shargon podría correr de verdad sangre Arcana y quizá incluso al morir en el otro plano, mundo o lo que fuese, su espíritu por fin pudiese estar completo en ese cuerpo, haciéndolo muchísimo más peligroso y poderoso de lo que fue estando dentro de mí.

Pero por suerte para nosotros, para que las cuatro Lunas se alinearan sobre el Templo y pudiese Z’mall abrir el portal, quedaba entre un año y tres, dependiendo su ubicación exacta. Y eso, aun en su tramo más corto, era mucho tiempo, muchísimo tiempo, pero sabiéndolo, de repente la situación en el Continente si tenía sentido, el Caos era el estado perfecto para un Z’mall ávido por ocultarse, especialmente tras nuestro “tropezón”, y todo el Continente estaba sumergido en él. Sobre las intenciones reales que tendría al abrir una puerta, barajaba varias posibilidades, no solo la más que obvia de que quisiese llamar a su pueblo de regreso, y ninguna de ellas me gustaba en lo más mínimo…

FIN