Crónicas de Vhaalzord - Libro 22 - 3
Mina aclara unas cuantas cosas con Val, mientras este por su parte, empieza a tener ciertos problemas con su control sobre el poder oscuro de Nakriss que corre por sus venas
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 22
Capitulo- 3
Casi al cumplirse el vigésimo quinto día del segundo mes de nuestra persecución por el Continente Occidental, mi queridísima Mina me salió de golpe según desayunábamos con una conversación la mar de “interesante”, a la vez que “preocupante”, era justo el tipo de conversación que cualquier hombre sensato intentaría evitar a toda costa con una mujer, especialmente si como en mi caso, esa mujer era Mina…
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Bueno Val, ¿me vas a decir algo o no?
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Decir… ¿de qué? –le respondí perplejo mientras veía como le cambiaba la cara…
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¿Cómo que de qué? ¿!!TÚ!! de qué crees Val? –reconozco que trague un poco de saliva al ver su gesto de enfado.
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Pues no se… ¿de tu magia…? –soltó un bufido
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Te dije que las matriarcas están deseando desposarme y retenerme en el clan. Les da absolutamente igual con quien sea, aceptarían incluso a su peor enemigo si les diese el sí y aceptase tener hijas con él… ¡¡¡Y no te hagas más el tonto conmigo leches!!! –me sacudió una colleja.
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¡¡Ahhh…!!! Es sobre eso… -dije arrascándome la nuca, os aseguro que picaba.
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Sí, es sobre eso, y bien… ¿dime?
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Oye Mina, lo sabes de sobra, pero estamos de viaje, es que… bueno… para eso… -me empecé a atorar y me corto de raíz.
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No empieces otra vez, hazme el favor. ¡¡¡Joder Val!!!, ¿de verdad te cuesta tanto decirme lo que sientes por mí, que me quieres?
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¿Eso? –pregunte un poco perplejo, apresurándome a continuar antes de que volviese a escapársele la mano-, para nada Mina, sabes de sobra que te quiero, y que estoy enamorado de ti. Nunca te lo he dicho, pero se perfectamente que eres consciente de ello, igual que yo sé que por tu parte es algo reciproco.
Su cara empezó a ser un auténtico poema dedicado al enfado más profundo o al cabreo más salvaje, os garantizo que por un par de segundos me acojono de verdad, luego de repente, y para orgullo mío, he de reconocer, recupero por completo su autocontrol y su cara fue de nuevo un remanso de paz. Bueno, excepto quizá por el modo en que apretaba las empuñaduras de sus dagas, tenía los nudillos completamente blancos.
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¿Y no crees que podría habérmelo dicho antes, di?, a una chica le gusta que le digan directamente esas cosas, no solo que sean “fáciles” de suponer… Señor Vhaalzord el Nigromante… payaso, que eres un puto payaso…
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A ver Mina, creo que deberías de morderte la lengua un poquito antes de seguir soltando tonterías. Estoy enamorado de ti, sí, estoy listo para reconocértelo, posiblemente no. Durante más de dos mil años los sentimientos, cualquier tipo de sentimiento no ha existido en mí, me limitaba a fingirlos… Hasta mi último… “renacer”, eran solamente un recuerdo muy, muy, muy lejano, aún sigo intentando saber cómo tratar con ellos, y siento decírtelo Mina, pero lo que siento por ti, es quizá de lo peor de tratar para mí en estos momentos…
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Uhmmmm… -se quedó pensativa mirándome durante unos minutos-. Bien, no lo sabía, es decir, si tenía conocimiento de ello, pero nunca lo había visto de ese modo, que no supieses lidiar con ellos. Entiendo lo que me dices, pero con estos, no te hace falta lidiar Val…
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¿Cómo que no…? Mina, si hiciese lo que quiero hacer cuando te veo, como por ejemplo ahora mismo, agachada, enseñándome el nacimiento de tus senos, mostrándome de ese modo tu cuello, con… es igual… Si hiciese lo que deseo, podríamos tener un serio problema en poco tiempo…
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No, para nada, te recuerdo que soy una Talkinq, solo nos quedamos en cinta cuando así lo deseamos. Pero en una cosa tienes razón, en estos momento no podemos hacer nada de eso de lo que yo también me muero de ganas, necesitamos hasta el último segundo posible de descanso que tengamos. Pero no te preocupes, o poderoso Vhaalzord, a su debido tiempo… ya me mostraras que tan “poderoso” me resultas de verdad –sonrió sarcástica.
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Zoila no pareció encontrarme pegas… -el cazo metálico que llevaba en su mano lleno de infusión de taikeo voló hacia mi cabeza, me libre de puro milagro-.
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¡¡¡¡¡¡GILIPOLLASSSSSSSSSSSSSSSSSSSSS!!!!!!
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Paz, paz, paz… -Levante las manos, luego me vino algo a la mente, aproveche para cambiar de rumbo la conversación-, oye Mina, dijiste que a la matriarca de tu clan le daría igual con quien te casases mientras aceptases tener niñas, ¿no?
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Sí, eso dije… ¿Por qué?
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No lo entiendo, lo de las niñas digo…
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Bueno, una Talkinq puede decidir cuándo quedarse en estado. Las hechiceras conocen métodos para dedicar el sexo según sea indicado, por ejemplo de ser un futuro bebe con acceso al poder, siempre se hace que nazca niña.
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Ya pero, no veo… es que no lo entiendo, por qué quieren tanto que tu… -me interrumpió.
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No supongo que no. Los descendientes tanto de Vhalara como de Dhilmia, has sido siempre escasos, las mujeres no han sido nunca de procrear, voluntariamente me refiero. Sin embargo, es muy fácil que de esa “sangre” nazca gente muy afín con el poder. Desde Vhalara, las mejores y más poderosas hechiceras de la Aldea siempre han procedido de la Sangre de ellas.
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Y tú tienes la más pura posible en estos momentos, ¿no?
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Así es. Como imagino que a estas alturas ya sabes, y si no, me decepcionarías mucho, mi sangre es menormente pura, excepcionalmente de hecho. Veras, el clan Esghiberdh tiene una particularidad especial añadida según se cree gracias a Vhalara y Dhilmia, nosotras podemos decidir voluntariamente el sexo de nuestros hijos, así como también sabemos de antemano “siempre”, si estarán abiertos al poder o no.
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Creo que ya entiendo su interés…
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Mis hijas llevarían sangre muy pura, serian enormemente susceptibles a tener grandes dotes como hechiceras. En caso de no ser así, si aún tuviese tiempo, si decidiese tener varones, mis hijos, serían muy cotizados por el resto de Clanes de la Aldea. Cualquier matriarca casaría a su más preciada hija con uno de ellos sin dudarlo…
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Me estás dando a entender que… -fruncí el ceño.
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No, no pretendía eso –suspiró-. Ha sido un error por mi parte el decírtelo, no pretendía hacerlo. Pero aciertas, las Matriarcas de todos los clanes de la 18ª Aldea saben de sobra la sangre que corre por las venas del Clan Esghiberdh. Y no, no te preocupes que fuera de ellas nadie tiene ni idea de eso, es el mayor y mejor secreto guardado por nosotras, todos los descendientes de la sangre de Vhalara y Dhilmia, te aseguro que están más que controlados por sus respectivas matriarcas, ni uno solo sale del Clan sin la decisión del consejo de matriarcas de la Aldea.
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Entonces todos los Clanes…
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Todos los Clanes de la 18ª Aldea tienen tu sangre mezclada en ellos… -sonrió maliciosa-, no te haces una idea lo que le supone a cada nueva matriarca de Clan el enterarse de ello cuando la gran Matriarca de la Aldea en ese momento se lo comunica –se echó a reír-, incluso en dos ocasiones la nueva Matriarca murió por la impresión.
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¿Bromeas? –dije estupefacto. Mina se puso repentinamente muy seria.
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No, para nada. Creo que no eres, o no fuiste consciente del regalo tan importante que le hiciste a la 18ª aldea cuando dejaste embarazada a la Gran Matriarca Dhi, no sabes el significado que para nosotras tiene ese hecho.
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¿Por eso saliste en mi busca? –vi como enrojecía.
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Si –alzo la cabeza orgullosa-, siempre me machacaban de niña con que tenía la sangre más pura. Por eso me escape a buscarte, quería que tú también me embarazases a mí, quería lo mejor para mis hijas… pero no espere tardar nunca tanto…
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Joder, más de 200 años Mina, ¿Cómo es que no regresaste?
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¿Y reconocer mi fracaso? ¡¡¡¡JAMAS!!!! –alzo la cabeza orgullosa.
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Vale, pero tanto tiempo es como para desesperar…
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Bueno, por algún motivo sabía que te encontraría en algún momento. Lo que nunca pensé fue en esto… desde que te conozco pensé cien veces en abandonar. Veras… –se sonrojó como una niña pequeña- me enamore de Val… y ahora resultaste ser además tú, bueno él eras tú, o sea yo… claro que quisiera… pero preferiría que no… me gustaría más ser tu… bueno ya sabes… -se aturullo y la corte.
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Preferirías casarte formalmente conmigo… ¿es eso?
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Si, preferiría eso contigo a solamente tener tus hijos…, ahora lo quiero todo, te quiero a ti, y solo a ti, para mí, solo para mí, tanto a Val como a Vhaalzord, a ambos.
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Bien…
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¿Y ya está, solo bien?... –nuevamente se sulfuro.
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Mina ya basta, quieres… Te dije que no es el momento, aún tengo que saber cómo lidiar con todo lo que siento por ti, son contar con que vamos tras de Shargon, y algo me dice que será mejor centrarnos en él y dejar cualquier otra cuestión para más adelante. Y Mina, créeme que es lo mejor para ambos…
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De momento…
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Eso he dicho, de momento, solo de momento…
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Bien en ese caso… venga, recoge y vámonos…
Por su sonrisita de superioridad, por la alegría que mostro mientras recogía, supe que en nuestra conversación… bueno, que había perdido alguna batalla con ella que ni siquiera sabía que se estaba librando. Pensé que era ciertamente patético, más de dos mil años a mis espaldas, y por algún extraño motivo, me era imposible del todo manejar a mi gusto a Mina en según qué aspectos… Lo que con otras mujeres parecía funcionarme a la perfección, con ella era como darse de cabezazos contra un muro, era perder el tiempo. Sonriendo pensé que por fin sabía que era lo que veía en Mina, que me recordaba muchísimo en su forma de ser, de moverse, en todo, a mi difunta esposa, mi hasta que la conocí único amor, dejando de lado a Dhi, claro, quien fue muy especial para mi pese a que en esa época el amor me estaba vedado. No obstante a ese recuerdo, era consciente de que Mina era Mina, y que quería a Mina, no al recuerdo que me traía.
Un par de días después de esto, por la mañana nuevamente, al levantarme, me empecé a notar raro, extraño, había algo en mí que no me parecía que estuviese bien. Tarde casi diez minutos en ser capaz de discernir que narices era lo que iba mal, y esto era, mi propio poder, por algún motivo parecía estar… no sé, como… “dispersándose” en mis criaturas. Yo como sabéis, como espías suelo emplear animales autóctonos, contra más pequeños mejor, ratones, insectos, etc… Son muy simples de crear, de hacer que pasen por auténticos y nada complicados de manejar, sin embargo en esos momentos me vi obligado a retirarlos a todos, porque por algún motivo mi poder parecía estar afectándoles, dejándoles casi, casi inútiles para su labor.
No me quedo otra que acudir a mi especialidad, acudí a los Lobos Espectrales, que en la montaña iban a llamar la atención si o si, pero era el método más efectivo junto con un par de Halcones Azules sobre nosotros. Como ya dije también anteriormente, un mago que se precie de ser inteligente, a la hora de convocar criaturas mágicas, se limitara a unas pocas especies nada más, contra menos, mejor, de este modo, los conjuros los podría realizar de forma casi automática y sin pensar. Yo personalmente tenia a esos dos, los Lobos Espectrales y los Halcones Azules…, no me hacía falta pensar para poder ejecutar sus conjuros o poder controlarlos, con ellos muy mal tendría que estar para darme problemas.
Evidentemente Mina se dio cuenta del cambio y me pregunto, recurrí a lo evidente, la fatiga, aduje que necesitaba descansar un poco pero que no teníamos tiempo, por lo que necesitaría rebajar un poco mi nivel de concentración y uso de magia durante un par de días o tres. Al día siguiente la cosa fue a peor, aunque era más que capaz de manejar mi poder, empezaba a darme cuenta de que en realidad, lo que parecía es que algo interfiriese conmigo, al extremo de decidir parar para hacer algunas comprobaciones, lo que evidentemente, ahora sí que puso en alerta total a Mina…
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¿Qué ocurre Val?
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No lo sé Mina, algo va mal, muy mal… mi poder… no se… es como si algo interfiriese conmigo –prueba tu a hacer algún conjuro… -Mina se dispuso enseguida a hacer lo que le pedí.
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Nada, perfecto, no noto nada, ni con la magia Arcana, ni con la Humana… -me miro preocupada-, hagamos un descanso de un par de días, ya recuperaremos después…
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No, esto no es cansancio, por la noche uso sobre ambos conjuros de apoyo para recuperarnos, es imposible que esto sea cosa del cansancio…
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¿Y entonces?
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Ni idea… el poder de Nakriss es una incógnita, no sé, hay muchas cosas que desconozco, podría ser incluso algo normal –dije sin ninguna convicción.
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Pero no crees eso, ¿no?
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No, para nada…
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¿Shargon?
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Imposible…
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Quizá es ese libro que tiene, ese que me comentaste cuando me explicaste lo de la raza Arcana, podría ser, ¿no?
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Podría ser, si, sus conjuros son muy poderosos, pero es poder Arcano adaptado para magia humana. En el Libro de Rezos, los conjuros más poderosos necesitaban de sacrificios y una cuidadosa preparación, en este también necesitaran de como mínimo una preparación… Tengo mis dudas de que algo en él pueda afectarme de este modo…
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¿Nakriss quizá?
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¿Y cómo Mina?, Nakriss como…
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Pues no sé, algún tipo de extraña conjunción con otra luna o algo así
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No, tampoco, he estudiado todos los procesos lunares, y tan solo hay dos que no haya vivido aun, y de ambos, el primero en llegar no lo hará hasta dentro de tres años… No hay nada en Nakriss que se extrañó a otros mucho días, incluso alguno quizá más cansado que ahora.
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¿El templo? ¿Qué te afectase aquel drenaje?
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No lo sé Mina, pero vamos a dejarlo aquí, no tiene sentido seguir dándole vueltas, vigilare los síntomas e indagare las causas en cuanto hayamos eliminado a Shargon y recuperado el maldito libro.
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Está bien, pero estoy preocupada…
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Lo sé, yo también, pero de momento lo mejor es seguir adelante, no te preocupes, ocho parejas de Lobos Espectrales son más que suficientes para vigilar nuestros alrededores…
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Eso lo sé, no es lo que me preocupa Val…
Resultaba evidente del todo la preocupación de Mina por mí, pero no me podía permitir ese lujo, la necesitaba centrada y pendiente del camino, haciendo su parte del trabajo, por ello la interpele de forma brusca y fui, quizá excesivamente duro con ella, que apretó los dientes e hizo lo que le había pedido. Ese mismo día se unió un nuevo quebradero de cabeza al anterior, recibí un “mensaje” de alguien muy especial en mi mente… “Voy a verte, es muy importante, estaré contigo en un par de días”… Si con todo lo anterior no tenía suficiente, lo único que me faltaba ahora mismo, era ella, Amaratha. Mire de reojo a Mina, no sabía qué hacer, en la actual situación, con mi poder así, no podía permitirme el darle esquinazo por unas horas, no me atrevía, pero el que Amaratha se presentase de improviso allí mismo… Las explicaciones que tendría que dar iban a ser… cuantiosas… No pude evitar morderme el labio preocupado por la que se me avecinaba.
Para mi desgracia lo que no sabía, es que la presencia de Amaratha junto a Mina iba a ser el menor de mis problemas en tan solo un par de días. Mi poder seguía empeorando por algún extraño motivo que no acertaba a dilucidar, llegaba incluso al extremo de no poder separarlo y únicamente emplear por ejemplo magia Arcana, humana o Draconiana, por algún motivo me era imposible, únicamente podía recurrir al poder completo de Nakriss, era como si el acceso a sus diferentes espectros por algún motivo me estuviese siendo negado, aunque eso sonase a una completa locura. Para colmo, a los dos días de esto, los requisitos de magia para mantener los Lobos Espectrales repentinamente crecieron, al punto que en un momento dado no lo pude evitar, haciendo acto de presencia tanto mis ojos como los zarcillos a mi alrededor debido a la cantidad de magia que debía de manejar…
Veía a Mina mirarme cada vez más preocupada, antes de que me preguntase le di la explicación de que era debido a que había multiplicado los Lobos y las patrullas de estos en varias veces. No me gustaba mentirla, pero prefería no preocuparla, entre otras cosas porque de este modo evitaría un ramillete de preguntas excesivamente incomodas que además sería incapaz de responder por desconocer las respuestas a ellas, y para darme de cabezazos contra las paredes por lo que pasaba, ya estaba yo. Por fortuna, o eso pensé yo al principio, los Lobos detectaron una emboscada tan solo unos pocos kilómetros más adelante, en un pequeño bosquecillo… Según me transmitieron, se trataba de poco más de una veintena de hombres acompañados de al menos tres magos, aunque detectaba un “exceso” de poder para solo ese número, o eso, o bien uno de ellos era realmente de “cuidado”…, aunque de ser así, para su desgracia había ido a topar con Vhaalzord el Nigromante y la Bruja Roja, y precisamente en unas circunstancias en las que no estaba como para poder permitirme andarme midiendo mi uso de poder.
Estaba decidiendo que hacer cuando de nuevo en mi mente resonó la voz de Amaratha para informarme que llegaría hasta mi en solo unas horas, ya que iba más rápido de lo que había previsto. Tras esto la decisión que tenía que tomar era fácil, no tendría más remedio que saltar la trampa, eliminar a los enemigos y luego, la parte difícil, explicarle a Mina la presencia de Amaratha en un lugar perdido de la mano de los dioses, justo en medio de las montañas, y no podía evitar pensar en que a ver qué coño de explicación le podía dar que se creyese… La respuesta era simple, ninguna… No pude evitar soltar un bufido al pensar eso, vi de reojo como Mina entrecerró los ojos al mirarme tras mi… “ruidito” inoportuno.
Nos pusimos en marcha, antes de llegar planeamos bien como hacer saltar la trampa para correr el menor riesgo posible, todo nos salió a pedir de boca, especialmente porque los tres magos murieron antes incluso de saber que estábamos allí. Después de encargarnos de los magos por métodos normales, es decir, degollándolos como a cerdos, atacamos a los restantes emboscados ayudados por los ocho Lobos Espectrales que había convocado. Todo salió a pedir de boca, excepto por las ganas que le veía a Mina de preguntarme por los “Lobos”. Estaba claro que tras verlos allí, se dio cuenta de que la mentí cuando le dije lo de su “aumento”, pero bueno… Empecé a prepararme para la que me iba a caer encima al verla venir hacia mí con cara de pocos amigos… fue entonces cuando todo empezó a ir mal.
De repente los muertos empezaron a reincorporarse, a recoger sus armas y a venir a por nosotros todo lo rápido que eran capaces de ir. Mina recurrió sonriendo sarcástica a su espada, yo sin embargo lo que hice primero fue reforzar nuestros escudos y establecer nuevas líneas de fuerza entre los escudos de Mina y mi fuente de poder interna. Supe en el acto que Mina estaba cometiendo un error al tomarse aquello a la ligera, por lo que solté un grito de advertencia…
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¡¡¡¡¡MINA NIGROMANTES, PROTEGETE!!!!!
Fue automático, vi su cara de sorpresa y como de repente, casi al segundo de escucharme, un intensísimo halo rojo empezó a rodearla… Menos de treinta segundos después de eso vimos aparecer a nuestro alrededor a Shargon y sus acólitos, para mi sorpresa, estos no eran seis, sino diez... no pude evitar preguntarme de donde coño habían salido esos cuatro más que ahora mismo teníamos enfrente. Mientras que los acólitos parecían estar muy concentrados en lo que hacía, Shargon por el contrario me miraba con una sonrisita socarrona, como diciéndome con ella “eres un imbécil, y te voy a matar por ello”… Os aseguro que verla me dio muy mala espina, aunque no sabía exactamente porque… No dude, al instante veinte Khulgan aparecieron a mi lado y al de Mina junto con cuatro de sus magos, fue lo máximo que pude en mi actual situación, con mi poder en ese estado. Lo peor fue ver como la sonrisita de Shargon aumento…
De repente a una voz de Shargon, sus acólitos abandonaron a sus “alzados” a su suerte para concentrarse en atacarme a mí, obligándome a defenderme de ellos, mientras que Shargon concentro su ataque en Mina, aunque me extraño no sentir en sus ataques ningún tipo de poder del llamado “ofensivo”, de hecho, y aunque sentía perfectamente como sus escudos reclamaban cada vez más poder de mi fuente, la sensación seguía siendo que esos ataques no contaban con mucho poder ofensivo para lo que requerían los escudos de Mina, eran “muy raros”. Los Khulgan se encargaron de los alzados, todos ellos terminaron decapitados, los magos Khulgan por su parte se encargaron de los magos alzados, que eran prácticamente inofensivos… Al final me vi forzado a retirar a los Khulgan y a los Lobos Espectrales para poder seguir manteniendo el flujo cada vez más enorme de poder que requeríamos Mina y yo para sobrevivir.
Tarde demasiado en darme cuenta del verdadero objetivo de los ataques de Shargon, su objetivo real no era Mina, sino mis salvaguardas sobre ella, cuando entendí lo que se proponía en realidad ya era muy tarde para poder hacer nada. Los tres poderes existentes en Mina destruyeron mis protecciones, interactuaron entre ellos y se descontrolaron por completo, podríamos decir para que me entendáis el efecto que eso causo, que la fuente interna de poder de Mina estalló en llamas de forma descontrolada. Ante aquello únicamente me quedaban dos opciones, abandonar a Mina a su destrucción, o intentar salvarla, pero para esto último debería de acudir al poder de Nakriss sin limitadores ni protecciones, debía de arriesgarme a tratar de controlarlo a las bravas con el único control de mi propia fuerza… casi un suicidio a mi forma de ver, pero no tenía más opciones…
Por primera vez desde que me convertí en Vhaalzord el Nigromante, por primera vez en más de dos mil años, deje en completa libertad mi fuente interna de poder, podríamos decir, que abrí al máximo todos los cauces de caudal mágico de mi interior, algo que ni siquiera cuando enloquecía por causa del Dios Loco había hecho… Estaba profundamente convencido de que aunque lograse salvar a Mina, yo difícilmente podría soportar aquello, mi cuerpo posiblemente sucumbiría a semejante cantidad de poder, la cuestión no era si así sería o no, sino… “en cuanto tiempo lo haría”… y si luego, podría o no regresar de nuevo a la vida en esta ocasión…
CONTINUARA