Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 4
Por fin llegamos al Templo y Mina descubre nuevas cosas sobre Val... y que no la hacen especialmente feliz que digamos...
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 21
Capitulo- 4
La verdad es que resultaba un poco increíble, tenía a Zoila cabalgando sobre mí, ensartada en mi polla, en medio de territorio “hostil” y a pocos metros del resto del grupo, apenas setecientos u ochocientos metros. Lo que me asombraba es lo despreocupada que parecía mostrarse, no se contenía o se cortaba en lo mas mínimo en sus expresiones de placer. Decidí cambiar un poco las tornas, tome fuerza en los músculos, deje fluir lentamente algo de magia para aumentar su capacidad y cuando considere estar preparado, la derribe, situando a Zoila debajo de mi. Tal y como imaginaba, no le hizo gracia en absoluto, intento revolverse en cuanto empezó a sentirse una posición en que no controlaba la situación y que podía considerarse como de dominio sobre ella.
Cuando me situé encima me ocupe de inmovilizarle los brazos sujetándolos contra el suelo por encima de su cabeza, poniendo mis manos sobre sus muñecas mientras aceleraba mis movimientos, embistiéndola con fuerza y velocidad. Zoila pese a estar disfrutándolo, gimiendo y moviendo sus caderas, acompasándolas a mí, seguía intentando recuperar el control del polvo, incluso mientras nos besábamos, más que un beso parecía una lucha de voluntades entre ambos, nos mordimos los labios incluso hasta hacernos algo de sangre mutuamente.
Cuando regresamos de nuevo con el resto del grupo, creedme que ninguna de las presentes tuvo alguna duda de lo que ocurrió entre la capitana y yo en ese espacio de tiempo en que estuvimos “desaparecidos”. La cara con que Mina nos miraba a los dos según llegamos fue para enmarcar, sus ojos parecían despedir fuego, solo le faltaba echar humo por las orejas, al punto que Zoila…
- Val, supongo que no te va a gustar lo que te voy a decir, pero creo que deberías de alejarte de Mina, no creo que a la larga sea bueno que sigáis los dos juntos.
- ¿Lo dices porque está enamorada de mí?
- Vaya… -me miro sorprendida.
- No me mires así, creo que es bastante obvio solo mirarla tranquilamente durante un rato, está enamorada.
- Ya veo, ¿hace mucho que lo sabes?
- Sí, me he dado cuenta ya hace tiempo…
- ¿Y qué vas a hacer?
- Nada, absolutamente nada de nada –moví suavemente una mano impidiendo que Zoila me interrumpiese-, y no, no todo es tan simple como tú crees, es mucho más complicado de lo que puedas llegar a pensar.
- Pues no lo entiendo
- Hay muchas cosas que aclarar entre los dos antes de poder llegar siquiera a comentar algo al respecto, de momento, esta es la mejor situación, solo compañeros.
- Supongo que vosotros sabréis que hacéis, pero si me admites un consejo, yo que tu no prolongaría mucho tiempo esta situación, o puede que sea ella quien decida, y lo mismo no es lo que tu esperas.
- Lo sé Zoila, lo sé.
Nos volvimos a poner en marcha y de nuevo, dos días después volví a hacer que nos detuviésemos para descansar, algo que en esta ocasión vi que a las Talkinq en general, Mina incluida, no les hizo la menor gracia. Mina, Zoila, Khalan y Nala en cuanto preparamos todo el campamento vinieron directas a hablar conmigo…
- ¿Por qué nos hemos detenido? -pregunto Zoila.
- Para que descanséis, tenéis que acostumbraros a moveros por la jungla.
- Estamos bien, somos Talkinq, Guerreras, no necesitamos tanto descanso –dijo con orgullo Khalan, asintiendo las demás a sus palabras.
- Sí, sí que lo necesitáis, vais mucho más rápido que los primeros días, os empezáis a acostumbrar, pero no es suficiente, de no parar de vez en cuando os agotaríais, además, de este modo os acostumbráis también a los sonidos de la jungla, y de paso… podéis intentar desarrollar “vuestra paciencia”.
- Yo lo único que veo es que de este modo los Nauruem terminaran por saber que estamos aquí –dijo Mina con los brazos cruzados y cara de pocos amigos.
- Los Nauruem no son ningún problema, por ellos no os preocupéis…
- Claro, no preocuparnos por ellos, no me lo digas…, ¡¡han muerto todos ellos y ya no existen!!!, ¿a qué es eso, verdad? –me soltó Zoila en tono irónico
- No, no es por eso, digo que ya no importan, porque llevan siguiéndonos desde ayer, nos están vigilando, y supongo que a estas alturas también han encontrado el barco y hablado con tu segunda –dije dirigiéndome a Zoila, levantando una mano enseguida para impedir que ninguna hablase-. Tranquilas que no creo que haya pasado nada.
- ¿Por qué estas tan seguro? –pregunto Zoila visiblemente preocupada.
- Porque de no ser así, nos hubieran interceptado nada mas encontrarnos, si nos están siguiendo es porque hablaron con tu segunda y les dijo lo que yo indique –pensé que al menos eso era lo que esperaba-. Ahora mismo, los Nauruem están más interesados en ver que hacemos cuando lleguemos al templo que en presentarse ante nosotros para saber porque estamos en su territorio
- Entiendo, y nuestra dirección nos lleva allí directamente, al templo –concluyo Mina mirándome fijamente.
- Eso mismo. Ahora aceptad un consejo, procurad dormir esta noche, porque mañana nos pondremos en marcha y ya no nos volveremos a detener hasta llegar allí.
Al día siguiente nos pusimos nuevamente en camino, se las veía a todas ellas nerviosas y mirando hacia la jungla con preocupación tras lo que les había dicho el día anterior de que los Nauruem nos estaban siguiendo, pero no lograban ver nada de nada, lo que aun les ponía mas nerviosas si cabía. Cuando ya estábamos casi llegando al templo, apenas nos faltarían cuatro horas de camino, Zoila supongo que no aguanto más y me preguntó...
- Val, ¿estás seguro de que nos están siguiendo? –para mi sorpresa Mina contesto por mí.
- Créeme a mi si te digo que si, usando un conjuro de búsqueda he detectado al menos media docena de personas a nuestro alrededor, aunque no he logrado ver a nadie.
- Tan pocas, bueno –suspiro aliviada- no serán ningún problema si las cosas se ponen feas, podremos manejarlo…
- ¿Estás segura de poder manejar a varias decenas de Guerreros Nauruem?
- ¿Decenas? ¿De dónde te has sacado eso?, solo hay media docena –respondió sorprendida Mina.
- Créeme Mina, aunque no los hayas detectado están ahí mismo, te aseguro que en menos de una hora podríamos tener encima decenas de Guerreros Nauruem… y tu les has demostrado ser una Maga con ese conjuro, si nos atacan, acabas de colocarte como primer blanco en el mismo momento en que lo ejecutaste.
- No lo creo, además, aunque me hubiesen descubierto como Maga, son Guerreros, querrán luchar contra sus iguales, posiblemente me despreciarían para ir a por ellas –señalo a las demás Talkinq, luego sonriéndome con suficiencia-, ¿por qué me iban a atacar a mi?
- Porque fue lo que yo les enseñe hace mucho tiempo, el primer blanco en cualquier ataque siempre tiene que ser el mago, si no se olvidaron de lo que les mostré, tú serás su primer objetivo.
- ¿Qué tú les enseñaste? ¿Cómo que tú les enseñaste? –me sujeto de un brazo obligándome a parar y volverme hacia ella.
- Pues creo que está muy claro tras el hecho de haber guiado el barco hasta esa ensenada donde permanecerá oculto a ojos externos a la Isla y saber lo del templo en sus profundidades, que no es la primera vez que estoy aquí. Y como digo, yo les enseñe unas cuantas cosas…
- ¿Y cuándo, cuando narices has estado aquí y porque? –me pregunto muy seria y enfadada.
- ¿Qué es lo que estas buscando realmente con todos estos viajes Mina? –le devolví la pregunta también muy serio, me soltó según termine de hacerla.
- Eso no es asunto tuyo, dijimos que nada de preguntas personales… -se puso a la defensiva.
- Está bien, tienes razón, nada de preguntas personales –dije empezando de nuevo a andar.
- No me has respondido –insistió Mina poniéndose a mi lado.
- No, no lo he hecho, esa pregunta es tan personal como la que yo te hice.
- Está bien, dejémoslo, no ha podido ser hace mucho, aunque eres un Abraxx, solo me costara mas averiguarlo, tan solo eso –dijo muy contrariada.
- Como desees, pero espero que recuerdes una cosa Mina… -me interrumpió.
- ¿El qué? –preguntó seca.
- Que eso de que soy un Abraxx lo dijiste tú, yo nunca lo he hecho.
- Sí, sí que lo hiciste…
- No, no lo hice, yo te seguí la corriente cuando lo dijiste, que no es lo mismo que reconocertelo. Yo solo he sugerido en alguna ocasión que podríamos sacarle partido, y fingirlo, a eso de que “según tu”, era un Abraxx, pero a ti, yo nunca te lo he confirmado o negado.
- ¿Ahora me vas a decir que no eres un Abraxx? –dijo medio gritándome.
- No, ni mucho menos, al igual que nunca te he dicho que lo soy, tampoco pienso ahora negártelo, pero si quiero que tengas claro que eso, es algo que tu solita te cocinaste, yo nunca te he dicho nada, ni en un sentido ni en otro.
- ¿Te estás cachondeando de mí?, ¿dime, es eso?
- No Mina, no es eso, simplemente estoy poniendo sobre la mesa todo lo que hay entre los dos, intento dejar clara la situación, incluyendo lo que crees o dejas de creer por tu propia cuenta y riesgo.
- Vamos, que sí, que si que te estás cachondeando de mi… -gruño y medio bufo enfadadísima- ¡¡¡Estoy a punto de matarte, como añadas algo mas te mato, te lo jurooooooo!!!
Obviamente y con mi experiencia en estos casos, deje pasar la ocasión de seguir pinchando para centrarme en seguir guiando. Desde hacía cosa de tres o cuatro horas podía sentir la cercanía del templo, como si este de algún modo me estuviese llamando. Me costaba mantener mi poder bajo control, como si de alguna forma respondiese a esa muda llamada… por eso trataba de abrir la mente de Mina para que la sorpresa no fuese tanta, quería que se pudiese esperar cualquier cosa recibiendo solo un mínimo de sorpresa. Otro motivo por el que la estuve pinchando, era para comprobar si también a ella le estaba afectando, y sinceramente, mi impresión es que si, que lo estaba haciendo… Me gustase o no, era una Shaddin-Nur en potencia, y para ella, el templo podría resultar duro de soportar…
Nos faltaba solo una hora para llegar a nuestro destino, también sabía que poco a poco los Nauruem empezaban a estrechar distancias con nosotros, ahora y ya bastante cerca nuestro había casi un centenar de guerreros junto con un numeroso grupo de “cazadoras” armadas con sus arcos. Si llegábamos al Templo no tendríamos problemas, abriría la puerta, entraríamos y los Nauruem momentáneamente dejarían de preocuparnos, claro que en mi caso solo cambiaria los Nauruem por las Talkinq, pasaría de dejar de vigilar a unos para vigilar a otras, y especialmente a Mina.
El templo al final llegamos más tarde de lo que yo había previsto, viendo como de cansadas estaban todas, aunque os aseguro que nunca lo reconocerían, decidí que acampásemos fuera, junto al templo. Organizamos el campamento una vez que decidí el sitio que consideraba idóneo para poder instalarlo, obviamente junto a la puerta de entrada al templo por la que yo siempre había accedido. Una vez instalados allí Zoila se encargó de la distribución de las guardias, no dije nada sobre ello, sabía que eso salvo por los depredadores naturales de la jungla sería inútil ya que los Nauruem no harían nada hasta ver si éramos capaces de entrar al Templo o no.
Lo cierto es que no hubo forma humana de evitar que las Talkinq inspeccionasen todo el perímetro y lo que se podía ver o a los que “subirse” del templo, empezando por la misma Minia para terminar por Zoila. Lo único bueno que tuvo eso, es que me quede solo durante unos pocos minutos, tiempo que me apresure a aprovechar para desplegar varios de mis pequeñines a nuestro alrededor e ir localizando a todo el que estuviese cerca nuestro e hiciesen las veces de centinelas.
El usar magia era un riesgo puesto que Mina podría descubrirme, conociéndola era mejor que lo supiese por mí que no porque me pillase usándola, pero era un riesgo que en esos momentos considere que debía de asumir. Una de las consecuencias de nuestra llegada al templo fue sobre Mina, sentía en ella crecer la intensidad de su poder Arcano y Draconiano, por fortuna cuando estuvimos en territorio Talkinq los pude bloquear, por lo que de momento esperaba no tener problemas con ello… pero solo de momento. Para mi sorpresa, la primera en volver junto a la hoguera fue la propia mina acompañada de Zoila, Nala y Khalan… y nada más sentarse empezó a hablar directamente…
- Estoy buscando a… -se quedó callada unos segundos mirando a las otras Talkinq-, una leyenda considerada como real entre mi pueblo y todos los Pueblos de las Tierras Salvajes, pero que sin embargo está considerada como un cuento para niños en el resto del mundo, se trata de… -vi como tomaba aire-, Vhaalzord el Nigromante, o como abras oído hablar todo este tiempo, “el que camina con los muertos”. Ahora ya te puedes reír… -dijo alzando la cabeza con orgullo-.
- ¿Y porque me iba a tener que reír? –le pregunte mirándola fijamente, me fue obvio que no dijo antepasado o familiar por la presencia de las otras, y por eso se limitó a la “leyenda”.
- Porque todo el mundo se ha reído cuando he dicho a quien estaba buscando…
- Entiendo, aunque supongo que los que descubrieron “accidentalmente” que se estaban riendo de “La Bruja Roja” dejarían de hacerlo y de tomarse tu búsqueda a guasa en el acto, ¿a qué si? –le dije en tono irónico arrancando las risas de todas ellas.
- Si, desde luego, te garantizo que a esos se les quito la risa de raíz –admitió entre risas, las demás se rieron también a la vez que respiraron aliviadas al ver lo bien que íbamos.
- Gracias por la confianza que has demostrado en mi al contármelo Mina, y ahora, confianza por confianza, secreto por secreto… Yo no soy un Abraxx, si detectaste magia en mi es porque soy un mago…
Puse la mano derecha ante todas, levante hacia el cielo el dedo índice cerrando los demás y en su punta cree una pequeña llama de fuego mágico. No os cuento el efecto que esto tuvo en todas ellas, empezando por Mina, a la que se le descolgó por completo la mandíbula al ver aquello, sus ojos cambiaron junto con su expresión. Se puso en pie de un salto a la vez que las otras, aunque estas últimas con clara intención de sujetarla e impedir que se liase a golpes conmigo por lo que pude ver… No la deje “arrancarse”, me di prisa en empezar a hablar…
- No te sulfures Mina, ya te dije que aquello fue una apreciación tuya. La diferencia entre ambos, es que mientras que tú por lo general tiendes a usar la magia para “arreglar” los problemas en los que te ves envuelta, yo procuro hacerlo sirviéndome de mis “habilidades” con las armas y de ese modo no tener que revelar mi verdadera naturaleza.
- ¡¡¡Pero qué coño…!!! -la interrumpí-.
- Sin coños Mina, sabes que lo que digo es verdad. Tu sueles hablar para evitar problemas, cuando no puedes evitarlos tiendes a usar toda tu potencia como maga y no la espada. Has aprendido a valerte de ser “La Bruja Roja” y tu gran poder mágico para solucionarlo.
- ¿Y qué? –preguntó apretando los labios.
- Que no reacciono así, yo procuro pasar desapercibido, pero si tengo problemas, lo que hago es recurrir a mis armas y matar antes de que las cosas lleguen a un punto donde me tenga que revelar como un mago, eso solo lo hago como último recurso.
- Oye Val… -nuevamente la interrumpí, rogándola que me dejase acabar-.
- No Mina, sabes que es verdad. Eres francamente buena con la espada, muy buena de hecho, pero para llevar andando por el mundo bastante más de doscientos años, tus conocimientos sobre ellas son muy limitados. Si eres honesta contigo misma, me tendrás que reconocer que desde que andamos juntos has mejorado muchísimo en ese aspecto al verte obligada por mi forma de actuar a recurrir a ellas más de lo que te gustaría hacerlo. Todo eso, en realidad, lo he estado haciendo aposta para obligarte a mejorar, eres “La Bruja Roja”, pero eso solo debería de ser algo de último recurso y no la opción habitual en caso de problemas.
Sorprendentemente Mina no dijo nada en absoluto, simplemente se quedó pensativa mirándome, era claro que estaba analizando todas y cada una de mis palabras. A la vez y al igual que yo, Mina miraba de reojo también a las otras tres, que parecían tratar incluso de evitar respirar o moverse viendo cómo iba la conversación, a ellas también se les habían unido algunas de las guerreras, que tampoco parecían muy dispuestas a meterse para nada en semejante conversación.
- Está bien, te lo admito, tienes razón en ello, pero ten claro que tú y yo tenemos mucho de qué hablar…
- Lo sé, y mucho más de lo que tú en estos momentos crees…
- Si, quizá, pero desde luego no ahora, creo que no sería un buen momento Val, créeme que no, estoy… bastante enfadada…
- Sí, creo que eso también es mucho más que obvio. Mañana hablamos tranquilamente…
Vi como Mina se levantaba muy enfadada y se marchaba de la zona del campamento, no pude evitar lanzar un suspiro y levantarme para ir tras ella antes de que se diese de bruces contra algún Nauruem y ocurriese algún problema serio. Me puse en marcha, deteniéndome al ver que las demás se disponían a venir conmigo…
- No, quietas todas aquí, yo iré a por ella, si tiene que explotar es mejor que estemos a solas, entre los dos no ocurrirá nada.
- Es “la Bruja Roja”, creo que no acabas de entenderlo bien, es mejor contra mas seamos, más se controlara, especialmente si estamos nosotras –dijo Zoila.
- No, además, todo esto está plagado de Nauruem –vi cómo se sobresaltaban, sonreí- aunque vosotras no os deis cuenta de ello, pero creedme, están vigilándonos, y son muchos más de los que podríais manejar llegado el caso…
- ¿Y tú sí? –respondió Nala un poco picada.
- Voy a por Mina, quedaros todas aquí, no pasara nada hasta mañana… cuando vean si podemos acceder al templo o no…
- ¿Por qué mañana y no esta noche? –pregunto Zoila.
- Porque acampamos justo delante de la puerta de entrada que ellos conocen y usan para entrar dentro… la que yo les enseñé en su día… por eso están esperando a ver si es solo casualidad o de verdad sabemos lo que hacemos.
- ¿Y si no podemos entrar? –pregunto Khalan
- Entonces tendremos problemas, pero tranquilas que sí que vamos a poder entrar, estoy absolutamente convencido de ello. Ahora voy por Mina, quedaos aquí y no os mováis del campamento.
Me interne en la jungla tras Mina, pendiente también de que no me siguiese ninguna de las otras. Anduve unos cinco minutos, en ese tiempo pase ante las narices de dos Guerreros Nauruem y una de sus “cazadoras” que no paraba de apuntarme con su arco, esta fue la única consciente de los tres de que yo “sabia” que estaban allí vigilándonos. Cuando pase a su lado mis ojos se clavaron en los suyos, hice un leve gesto con la cabeza a modo de saludo, concretamente simulando un típico gesto de saludo Nauruem usado únicamente entre la gente de una misma aldea, por diversas particularidades la reconocí como miembro de la Aldea de las ya difuntas sacerdotisas Jhorka y Diera, la aldea encargada de la vigilancia del Templo, solo esperaba que no resultase muy arcaico. La Nauruem se sobresaltó un poco ante mi gesto de saludo, que era justo lo que pretendí con ello… Cuando pase de largo de su posición note como se retiraba, sin duda iría a explicarle lo sucedido a alguno de sus jefes, sacerdotisas o algo de ese estilo
Me encontré con Mina sentada en un pequeño claro, bueno… claro por describirlo de algún modo, simplemente diría que era un sitio con menos densidad de árboles y plantas de lo normal en la jungla. Al llegar me situé ante ella…
- Mina, debemos volver, no es seguro estar aquí solos, tenemos que estar todos juntos en el campamento, tenemos compañía.
- Lo sé, he pasado ante dos guerreros Nauruem cuando venía, me di cuenta gracias a las cosas que me has estado enseñando en todo este tiempo que llevamos juntos…
- Me alegro, pero sigues sin prestar atención, también has pasado ante una de sus cazadoras, aunque ella se ha retirado de su posición en estos momentos.
- Vaya, no me he dado cuenta de la presencia de ninguna mujer –me miro por primera vez.
- Creo que en esos momento tienes muchas cosas en las que pensar y no es lo más aconsejable estar aquí haciéndolo –alce la mano para evitar que hablase-, no, y no me refiero a los Nauruem, ellos no te harían nada de momento, pero hay depredadores y también es cierto que nadie movería tampoco un dedo por ayudarte si fueses atacada.
- Está bien Val, volveré contigo, pero tengo muchas cosas en que pensar y que preguntarte…
- Mina, una cosa… ¿Qué ibas a decirme cuando mencionaste lo de la leyenda de Vhaalzord?
- Que estoy buscando a un antepasado, según todo lo que sé, yo soy descendiente de Vhaalzord… -su mirada parecía taladrarme, como esperando que ahora sí, me riese.
- De acuerdo, está bien…
- ¿Solo eso? Está bien…
- Si, solo eso Mina, y ahora una vez más entre ambos, confianza por confianza y secreto por secreto Mina…
Mirándola fijamente a los ojos extendí mi brazo derecho haciendo aparecer como de la nada un largo bastón, era a primera vista poco más que una rama gruesa y recta de un árbol que parecía haber sido tallada de forma lisa para usarse como “bastón” largo para andar de alguien muy acostumbrado a “caminar” largos trayectos. De repente el bastón se transformó en otra cosa muy diferente, en su extremo apareció una larguísima y vibrante hoja curva… Se transformó en mi Shilkka…
- Su nombre es Shilkka, y sus orígenes se remontan a un grupo de magos que habitaron una cierta torre en los Gélidos Paramos del Norte, justo en las ruinas que visitaste desde tu aldea…
- Pero… -Mina tenía la boca completamente abierta, al ver aquello retrocedió varios pasos.
- No –la interrumpí-, sin preguntas, mañana cuando estemos en el templo podrás hacérmelas, pero no ahora o aquí. Por cierto, ¿recuerdas que me preguntaste si había visto algo “extraño” en mi viaje en solitario por los Territorios de las Tribus?
- Si… si… lo re… lo recuerdo -tartamudeó, reponiéndose con un gran esfuerzo-.
- Bien, pues no te engañé, yo no vi nada “extraño”, pero no hiciste la pregunta correcta, porque para mí, lo que vi no era nada “extraño” o que nunca hubiese visto antes… Y si, la respuesta a esa pregunta que estas deseando hacerme ahora mismo sin atreverte a ello, es sí, “ese” mismo en quien ahora estas pensando soy yo… y ahora, volvamos, que mañana tendrás todas tus respuestas junto con algunas otras que te van a gustar aún menos todavía… aunque todavía no conozcas ni siquiera sus preguntas. Y pase lo que pase, procura controlarte, o conseguirás que los Nauruem maten a todas las Talkinq sin que yo pueda evitarlo… procura dejar a la Bruja Roja guardada.
Me di la vuelta y empecé a andar, aparentemente sin hacerle más caso, pero muy consciente de ella, sintiendo como Mina con un cada vez mayor aura rojiza rodeándola, venia tras de mi dando tropezón tras tropezón en la jungla tratando de controlarse y mitigar en lo posible su más que creciente ira, solo la escuchaba mascullar entre dientes con voz sorprendida… “es el, todo este tiempo he estado viajando con él mientras le buscaba por todos lados…” “Le he tenido todo el tiempo a mi lado… me cago en su putísima madre, me cag… la…”. La verdad es que me resultaba sorprendente y un tanto irónico el que no hubiese explotado cuando le deje tan meridianamente claro quién era yo en realidad, dándome tiempo a ponerle en las narices las vidas de sus compañeras como rehenes para obligarla a controlar su poder, y pese a ello, este se le había escapado lo suficiente de control como para permitir la aparición de su aura.
Pese a todo estaba preparado por si se me iba finalmente de las manos y mi treta no funcionaba, al punto que tenía mi poder en el límite de mi control por si Mina se “salía de madre” al enterarse, a la mínima que hubiese ocurrido lo hubiese liberado con las correspondientes consecuencias en mí. Mis Ojos Negros hubiesen aparecido junto con los Zarcillos, descubriéndome entonces ya sí que de forma clara y definitiva, pero increíblemente me salió excepcionalmente bien y Mina no había “reaccionado” excepto en sus expresiones, todas ellas para ponerme de vuelta y media…, al menos de momento. Manipularla estaba resultándome relativamente fácil, más de lo que debería de ser normal, incluso cuando me había descubierto como quien era, que consideraba lo más complicado. Pero lo verdaderamente difícil o peligroso con ella, mucho me temía que llegaría ahora, cuando entrásemos en el Templo… y tenía un muy mal presentimiento al respecto.
CONTINUARA