Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 3

Por fin Mina y Val llegan a la isla de Nauruem..., aunque antes siquiera de haber puesto el pie en tierra, Mina ya recibe unas cuantas sorpresas inesperadas por parte de Val, y estas, son solo el comienzo...

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 21

Capitulo- 3

El barco largo todo el velamen desde el primer día de navegación, la capitana Zoila parecía tener especial interés en llegar a la Isla de Nauruem cuanto antes. Según pude observar, al pacífico y bonito velero dedicado al transporte, se había convertido en un no tan bonito, y mucho menos pacifico velero de guerra Talkq. Normalmente llevaría una catapulta como arma de disuasión, ahora mismo sin embargo el barco montaba una segunda catapulta y dos balistas, con ello se podrían enfrentar a casi cualquier barco con el que nos topásemos durante el viaje.

A los seis días de esta en el mar y conseguir una gran velocidad, junto con que la propia apariencia del barco al navegar ya sugiriese por sí mismo que un barco mercante desde luego no debía de ser, fuimos “interceptados”. Inicialmente había calculado que este barco debía de llevar entre cuarenta y cincuenta Guerreras de tripulación, en mi conteo le calcule unas setenta u ochenta quizá, pero en realidad, cuando de verdad pude ver a todo el mundo junto, comprobé que la tripulación era de noventa Guerreras. El “estúpido” que nos pretendía asaltar, era más rápido, pequeño y maniobrable que nuestro barco, difícilmente llevaría más de cincuenta “piratas” a bordo.

No obstante la situación me parecía muy clara sobre el ataque de ese barco, y podíamos llegar a pasarlo mal si la Capitana no se daba cuenta de la verdadera situación, aunque por fortuna enseguida vi que no era así. Una cosa que descubrí, es que aparte de Mina, en el barco también iban otras dos magas más, y una tercera que se puso de inmediato a cubierto. Esa última estaba claro que se trataba de una Curandera, solo una de ellas se pondría en una posición cubierta ante la inminencia de una batalla, pero sabía de sobra que su verdadero trabajo llegaría cuando todo terminase, era una de las pocas cosas sensatas que veía de las Talkinq. Obviamente, eso no quería decir que una curandera no fuese capaz de meterse en una pelea igual que cualquier otra “Guerrera”, su entrenamiento con armas era el mismo.

Solo podían existir dos razones para que ese barco atacase al nuestro, una es que confiase en que solo llevase una tripulación “corta” y que fuese cargado, algo obvio a todas luces que no era así para cualquiera que conociese el mar y los barcos. La segunda es que entre sus tripulantes contaran con magos, lo que por lo general desnivelaban la balanza de forma contundente. En este caso habían elegido un mal blanco, un barco en el que había dos hechiceras, junto con la famosísima “Bruja Roja”, me preguntaba su reacción si a Mina le daba por mostrar el aura de su verdadero poder… Evidentemente, digo esto pensando en que yo no fuese necesario, porque os garantizo que no pensaba dejar hundir el barco, y de ser necesario, me descubriría, lo que sería muy malo para la salud de los piratas si tenía que revelarme antes de tiempo… Os garantizo que me iba a enfadar mucho y desde luego lo tendrían que lamentar de la peor forma posible, mis planes eran descubrirme y evitar una catástrofe con Mina, si esos imbéciles no me lo permitían, quizá el infierno fuese un mejor destino que el caer en mis tiernas manitas.

Se acercaban a toda velocidad, cuando de repente vimos como viraban en unos veinte grados, quizá un poco más, largaban también los remos y empezaban a usarlos con gran brío, poniendo las velas en la posición que más velocidad les permitiese moverse. El problema con esa maniobra es que avanzarían en un Angulo que les impediría poder atacarnos, más que venir a por nosotros, de repente lo que parecía, es que estuviesen huyendo de algo. Solo cuatro minutos después de ver su extraña maniobra, fuimos informados por nuestra vigía de la presencia tras ese barco de varias velas, según sus cálculos entre seis y ocho navíos “aparentemente muy rápidos” que parecían llevar nuestra misma dirección.

Estaba junto a la borda, a la media hora ya mirando a lo lejos las velas y el barco pirata huyendo, cuando la Capitana Zoila, Mina, Khalan y Nala se pusieron a mi lado, pero quien me pregunto fue Zoila…

-      ¿Qué opinas? –pregunto Zoila.

-      Creo que lo que tú, huyen de esos barcos que se acercan, quizá fuese más inteligente por nuestra parte quitarnos también de delante de ellos. Por sus velas parecen del tipo de barco rápido de exploración que se suelen usar por estos mares…

-      No creo que haya problemas, serán barcos de guerra –intervino Mina.

-      No, ningún barco de guerra de esta zona podría alcanzar el navío de los piratas, incluso posiblemente tampoco esos barcos puedan hacerlo… estoy de acuerdo que parecen barcos de exploración, y el rumbo que llevan… Ningún barco de Guerra o flota de esta zona navegaría en esa dirección, no tendría sentido… -dijo Zoila meneando la cabeza.

-      Creo que piensas lo que yo, refuerzos para Shargon en el sur de Nauruem, es la opción más obvia conociendo la situación general de la zona según me contasteis, y es el tipo de barco que yo usaría para ello. Puede que no lleven cargas muy grandes, pero mercenarios sí podrían llevar los suficientes y sobretodo son extremadamente rápidos -argumenté.

-      ¿Entonces? –preguntó Mina.

-      Entonces, dado que si son lo que creemos tendremos problemas si nos alcanzan, lo más sensato será desviarnos de su rumbo, nos pondremos lejos de su vista e intentaremos acercarnos a la isla por el Norte de esta. Tardaremos un poco más de tiempo al dar este rodeo, pero considero que es mucho más beneficioso para nosotros esquivarlos, navegar en otro rumbo aparente por el momento y que nadie se entere de nuestra presencia en la Isla… -concluyo la capitana Zoila

-      Creo que es buena idea, sobretodo nos interesa que nadie sepa nada de nosotros –terminó aceptando Mina.

Estuve mirando fijamente los barcos que llevábamos detrás, el presunto pirata por su parte se empezaba también a perder en el horizonte. La capitana Zoila había cambiado el rumbo lo suficiente como para que a cualquier observador le pareciese que dejaríamos la Isla de Nauruem a un lado, pasando a varias decenas de kilómetros de distancia de la misma, concretamente, que apenas veríamos su silueta en el horizonte. Por otra parte Mina se mostraba cada vez más reservada conmigo, sabía que estaba intentando “negociar” con Zoila sobre la gente que “nos acompañaría”, sin embargo, a mí de todo esto no me había dicho ni media palabra. Antes de revelarme tenía que procurar desactivar “el mal genio” de Mina, debía de conseguir que sospechase de mí, de quien, y de que era en realidad… pero siempre en pequeñas dosis para darla tiempo a asimilarlo.

Cuando Zoila empezó a modificar el rumbo tras perder de vista las velas de los barcos que venían detrás, por su nueva dirección me di cuenta que, casualidad o no, íbamos directos a la bahía donde los comerciantes negociaban con los Nauruem, era un buen sitio pero siempre estaba vigilado por los Guerreros Nauruem, yo por mi parte conocía varias otras calas y sus entradas en donde podríamos refugiarse el barco con las mismas garantías que en el anterior, más incluso al no haber Guerreros controlándolo, o por lo menos, eso creía sobre eso.

Por fin alcanzamos a divisar el perfil de la Isla en la lejanía, íbamos con todo el velamen desplegado, el barco empujado por el viento parecía volar sobre el mar. Cuatro horas después de haberla avistado prácticamente estábamos como quien dice a tiro de piedra, Zoila, Nala, Khalan y Mina estaban junto a la borda, en la proa del barco, contemplando la costa, viendo como el agua hacia rizos en algunos lugares al pasar sobre las rocas sumergidas. Me acerque a ellas, situándome junto a Zoila, intentando recordar los principales detalles de la costa de Nauruem y comparando mis recuerdos con la orografía actual de la Isla, por suerte creí encontrar un patrón valido y saber dónde estábamos exactamente, sonreí para mí al pensar que aquí tenía mi primera… “sorpresa” para Mina.

Bastante cerca, un poco más adelante, había un sitio muy bueno para poder anclar, era una zona bien protegida por altos acantilados y cubierta desde mar abierto, si el barco se anclaba debidamente permanecería invisible a cualquiera que navegase circunvalando la Isla. Pero para poder acceder tendría que ser yo quien tomase el mando del navío y guiase a la timonel hasta llegar allí, y me iba a ser un poco complicado explicar, como sabia llegar hasta ese sitio, pero era consciente de que era nuestra mejor opción. Pensaba en esto mientras les escuchaba hablar, Zoila les decía que al final no les quedaría otra que ver de que el bote que llevábamos les intentase guiar o que intentase ver de encontrar algún canal para pasar si existía o así, se le notaba un poco frustrada. Fue cuando decidí intervenir…

-      ¿Y para qué queréis que un bote nos guie?

-      Pues creo que es evidente, para evitar que choquemos contra las rocas. Deberíamos de ser capaces de encontrar un canal para poder acceder a alguna de las bahías que veamos.

-      Sigo sin ver el problema, la verdad.

-      Pues que nadie abordo conoce como llegar con un barco como este de grande a la Isla –intervino la segunda al mando con voz seca.

-      Porque no dejas de hablar, no necesitamos escuchar tus estupideces, si no tienes algo útil que decir, mejor cállate –me dijo visiblemente molesta Mina.

-      Joder que genio, además, no digo estupideces, solo trato de entender qué queréis ya que no me contáis nada de nada.

-      No te decimos nada porque no creemos que nos puedas ser de ayuda, por muy bueno que seas con las armas –concluyo Zoila.

-      Ya, eso lo entiendo, pero tampoco habéis preguntado a la tripulación si alguna sabe algo, a nosotros tampoco…

-      Nadie sabe nada Val, nadie, y si, a ti no se te ha preguntado, perdona por ello, si tienes algo útil que decir dilo, y si no, cállate de una puñetera vez –termino Mina visiblemente enfadada.

-      Está bien, un poco más adelante hay una entrada a una pequeña ensenada cubierta, en ella el barco no se verá desde alta mar, podremos anclarlo de modo que quede protegido para cualquier otro navío que navegue alrededor de la isla, es un sitio perfecto para nosotros –dije soltando la sorpresa, todas se giraron a mirarme con las bocas abiertas.

-      Pero… ¿estás seguro de lo que dices? –pregunto rápidamente Zoila.

-      Si, completamente, pero tengo que dirigir yo el barco hasta que anclemos, me conozco el canal de entrada y es un poco cabrón, hay que ir despacio para no dejar la quilla contra las rocas –evite cuidadosamente mirar a Mina al hablar, sabedor de que se “mosquearía”.

-      Pero cómo es posible que… ¿qué coño está pasando aquí? –me pregunto muy alterada Mina.

-      Que yo sepa no pasa nada –le respondí poniendo mi mejor cara de inocencia, algo que sabía que le repateaba hiciese cuando “sospechaba” de mí.

-      ¡¡Que no pasa nada!!, ¿dime cómo es posible que sepas entrar a una cala en la Isla….? Esa isla –la señalo con el dedo- está prohibida para todo el mundo, nadie sale vivo de ella… ¿Porque nunca me has dicho nada de esto…? –Nuevamente me sonreí para mí, ahora iba de camino mi “segunda” sorpresa.

-      Primero, lo sé porque ya he estado aquí, segundo, te equivocas Mina, de medio a medio. Tienes razón en lo que dices de que aquí no puede estar nadie sin que muera, pero es nadie a quien los Nauruem no quieran ver en su territorio, y casualmente, yo no entro en ese segundo tipo de nadie. Tercero, si no he dicho nada, es porque nunca me preguntaste. Mina, en serio, deberías de ser un poco más abierta, sé que confías en mi aunque me lo demuestres poco, pero si me contases más cosas o me preguntases más a menudo, quizá recibieses alguna que otra sorpresa…

-      Jajajajaja, si claro, seguro que si –se rio Mina con sarcasmo-, seguro que sí que serias de gran ayuda. Está bien, señor “nadie” que si me admiten los Nauruem… –me miro sonriendo irónica y socarrona-, dime, en esa Isla hay un Templo que quiero ver, ¿a qué sabes dónde está? –termino riéndose, mientras yo me preparaba para la tormenta de la “tercera sorpresa”.

-      Si, por supuesto que se dónde está… si es que estamos hablando del mismo.

Tras decir esto y mientras Mina me miraba con la boca abierta, los ojos como platos, junto a una cara de no estar creyéndose lo que escuchaba, yo le hice lentamente, midiendo muy bien mis palabras, una detallada descripción del mismo, provocando su más que evidente y completo estupor al escucharme. De pronto se calló, vi en sus ojos que su mente no paraba de trabajar a toda velocidad, sin duda estaría replanteándose muchas cosas con referencia a mí y lo que suponía sobre mi persona, a la vez que empezaba a detectar un leve pero consistente aumento en su poder a nivel inconsciente. A mi vez empecé también a despertar el mío, reteniéndolo en los límites de mis cambios… listo para actuar por si “La Bruja Roja” despertaba de golpe…

-      ¿Por qué no me lo dijiste cuando te dije que quería ir a la Isla de Nauruem? –dijo intentando contenerse visiblemente para no sacudirme, o por lo menos intentarlo.

-      Porque no preguntaste Mina, solo te limitaste a “explicarme”. Te dije que no me metería en tus asuntos, por lo tanto, si tú no me “introduces” en ellos con tus preguntas, me mantendré al margen aunque “sepa” que te puedo ser de ayuda, y luego Mina, si no tienes suficiente confianza conmigo, no te enfades cuando descubras que tan solo preguntando te hubiese ahorrado dolores de cabeza.

-      Según creo recordar, eso fue precisamente lo que acordamos, no preguntar –respondió seria Mina y algo más calmada, ejerciendo todo su autocontrol sobre si, aunque no por ello menos enfadada.

-      No Mina, básicamente lo que acordamos fue no indagar sobre la vida del otro, eso no incluye preguntar si conoces o sabes algo concreto. Doy por supuesto que si yo te pregunto y puedes hacerlo me contestarías con la verdad.

-      ¿Y si no quisiera hacerlo?

-      Pues creo que muy simple, con un “prefiero no contestar” o directamente ignorar la pregunta creo que sería suficiente para dejar las cosas claras.

-      Muy bien, lo tendré en cuenta…

Tras la charla Mina se separó de mi lado muy, muy furiosa, y os garantizo que ya podía distinguir en su entorno una pequeña “coloración”, aunque casi, casi inapreciable incluso para alguien como yo. La Capitana Zoila me cedió el mando del barco para poder llegar hasta la Isla, mientras avanzábamos lentamente a golpe de remos, no necesitaba mirar a las Talkinq para saber que todas y cada una de ellas estaban muy nerviosas. Creo que hasta la última de ellas, Capitana incluida, suspiraron aliviadas cuando di orden de echar el ancla en la zona protegida de la pequeña bahía. De inmediato Zoila recupero el mando y comenzó a dar órdenes para proteger la nave y preparar la “expedición” que acompañaría a Mina a la Isla. Cuando Zoila le dijo a Mina que ya estaba todo listo y podían desembarcar, esta me miro ya completamente dueña de si, y con tono irónico…

-      Perfecto, entonces desembarcaremos ya, si al Señor Val le parecen adecuadas las medidas tomadas, claro… -puso tono socarrón-, ¿ves algún problema?

-      Pues francamente si, veo muchísimos problemas, el primero que si nos vamos ahora y tal y como dices, cuando regresemos aquí, no quedara nadie con vida… -dije.

Me cruce de brazos con gesto serio, vi como todos los ojos a mi alrededor de repente estaban clavados en mí, todo el mundo se detuvo en lo que estaba haciendo para mirarme. La capitana frunció el ceño en cuanto me escuchó, de inmediato…

-      Explícate, por favor…

-      Está bien, si fuese tu ordenaría que todas las que se queden aquí se desarmen, luego bajaría una vela al agua atándola a proa, popa y sujetando el borde exterior de los palos-señale cada punto con un dedo-. Allí se podrán bañar todas sin problemas, sepan nadar o no, eso sí, especifica que no salgan de la tela para nadar aunque sepan hacerlo, y por supuesto nada de salir del barco para nada, incluido ocupar el acantilado. Deben de parecer estar descansando, reponiendo fuerzas y sin otra intención que eso.

-      Tenemos que ocupar el acantilado –meneo la cabeza Wirza, la primera oficial-, no lo entiendes, si un grupo de Nauruem se sitúa sobre él, nos acribillaría.

-      No, sois vosotras quienes no lo entendéis. Fíjate bien –señale al cielo- aves volando, –luego señale la jungla-, los animales haciendo ruido mientras siguen con su vida normal, pero si alguna de vosotras sale del barco, eso cambiará radicalmente y en cuanto algún Nauruem pase cerca os descubrirá en el acto por esas “anomalías” que crearía vuestra presencia en la jungla.

-      Perdona, pero no es tan sencillo, estamos muy bien entrenadas y… -interrumpí a Zoila.

-      No sois Nauruem, ellos conocen estas junglas, son capaces de moverse sin que los animales interrumpan sus vidas. En ese acantilado ahora mismo podrían estar mil Guerreros Nauruem apuntándonos con sus arcos, y aun así los animales no variarían su comportamiento, acercaros cualquiera de vosotras, y este cambiara “así” –chasquee los dedos-, en el acto.

-      Pero si nos desarmamos y vienen… sería una masacre, la nuestra –respondió Wirza.

-      No, no os atacarían al no estar armadas y no dar síntomas de querer desembarcar, lo que harían seria mandar a alguien para saber qué queréis, como pudisteis llegar hasta aquí sin hundiros y pediros que os larguéis a la carrera. Cuando os pregunten, tú como Capitana en ese momento, deberías de decirles que estáis acompañado al “señor del Templo” y que solo estaréis aquí hasta que este regrese.

-      ¿Y ya está? ¿Solo eso?

-      Si, con eso será suficiente para que se retiren y os dejen tranquilas hasta comprobar que no mentís, si no salís del barco no correréis peligro, por eso entre otras cosas es importante lo de la tela en el agua, porque delimita el espacio por el que os moveréis ante sus ojos. Otra cosa, si tenéis necesidad de Agua o algo así, solicitárselo a ellos, llámales usando algún trapo de un color rojo vivo colgado de los palos y vendrán a ver qué queréis, pero no tratéis de conseguirlo por vuestra cuenta, nunca, o moriréis todas, eso os lo garantizo, pero también, que si lo hacéis como digo tendréis alimento y agua sin el menor problema, confiad en mí en eso también, no trataran de jugárosla ni un solo instante.

-      Está bien, haremos lo que dices, al fin y al cabo esta claro que sí que has estado anteriormente aquí. Eres el único que tiene una idea, o algo así al menos. Ya escuchaste Wirza, nada de armas y aprovechad, lo de bañaros en la bahía es buena idea, hace muchísimo calor.

-      Está bien, así lo haremos –confirmo esta, más por confianza en su capitana que por creerme a mí.

-      ¿Algo más? –me pregunto Zoila.

-      No, nada más, solo eso.

-      Bien, entonces todo el mundo a su trabajo, venga… -dijo dando palmadas, luego se volvió hacia mí al quedarnos solos-. Tienes alguna cosa más que desees “compartir” conmigo Val… -Zoila estaba muy seria.

-      Si, ¿por qué has aceptado tan rápido todo lo que he dicho sin poner la más mínima objeción?

-      Porque como ya te dije, antes de partir, mi madre… -se detuvo unos segundos pensativa con sus ojos clavados en los míos-. No, seré sincera contigo, la verdad es que las Matriarcas, entre las que de verdad está mi madre, me llamaron en secreto y me especificaron que lo que tú dijeses tendría preferencia sobre cualquier otra cosa, incluso si me parecía que no era correcto lo hiciese y que nunca bajo ninguna circunstancia permitiese a nadie de nuestra tripulación enfrentarse a ti u ofenderte de cualquier forma, que antes de permitirlo la matase yo misma. No sé cuánto sabrá de verdad Mina sobre ti, pero está claro que eres más de lo que pareces, muchísimo más. Estoy segura de que mi madre y las demás Matriarcas te tenían miedo, y sin embargo, nunca las había visto temer ante nada ni ante nadie… hasta que llegaste… –concluyo Zoila cruzando los brazos mientras me miraba fijamente, sin apartar sus ojos de los míos, casi incluso sin parpadear.

-      Entiendo, está bien, pero supongo que pese a eso no podría convencerte para que solo nos permitieses ir a Mina y a mí, ¿verdad?

-      No, ni por casualidad, visto lo que has contado y las ordenes que he recibido, te permitiré a ti decidir cuántos vamos, hasta un tope de Cuarenta Guerreras, no más, no quiero dejar el barco bajo de tripulación, y yo no pienso perderte de vista hasta averiguar más sobre ti.

-      De acuerdo, entonces yo decido –pase por alto su último comentario-, y lo primero es que nada de hechiceras, las que nos acompañan y la curandera se quedan aquí. Vendrás tú, Nala, Khalan y hasta un máximo de diez Guerreras que deberás de elegir cuidadosamente, especialmente que sean capaces de guardar secretos hasta el momento de su muerte… y Zoila, no bromeo con esto. Si alguna ve en esa isla algo que no debe, o lo averigua –sonreí- y hace el menor comentario…, todas vosotras moriréis... muy posiblemente a mis manos –mis ojos se volvieron gélidos y despiadados, casi inhumanos me atrevería a decir, vi como Zoila sufría un escalofrió.

Tras esto Zoila se alejó visiblemente nerviosa. Dispuso todo para que nos trasladasen a la playa cercana, luego siguiendo sus instrucciones los dos pequeños botes con su remera regresaron al barco, dejándonos allí. Fui abriendo la marcha, con Mina y Zoila inmediatamente detrás mío, observe durante las cuatro primeras horas, que todas ellas procuraban no hacer el menor ruido, sin embargo, yo sí que notaba perfectamente el cambio de sensación de la jungla a nuestro paso. Por si alguien se lo pregunta, sí, lo cierto es que sí esperaba que los Nauruem nos descubriesen, pero también confiaba en que las “viejas” historias sobre el “Señor del Templo” siguiesen vigentes entre ellos, esperaba que Jhorka y Diera, las sacerdotisas que tan cercanas fueron a mí, hubiesen dejado tras de sí un legado de conocimiento a sus “sucesoras”, no sabía porque pero tenía el presentimiento de que de algún modo, así habría sucedido, especialmente por lo que Jhorka sabía de mí y de... otras cosas.

El primer día fue bien, pero el segundo empezó a dejar mella en las Talkinq. Hacia muchísimo calor, la humedad era sofocante y la jungla no se parecía en nada a un bosque, que era a lo que ellas estaban acostumbradas, el trayecto por la isla estaba cargando sus músculos mucho más de lo que ninguna de ellas estaban dispuestas a admitir. Al amanecer del tercer día, decidí que acamparíamos hasta la tarde antes de movernos, la primera protesta procedió de Khalan y Nala, a las que de inmediato se les uniría la buena de Mina, aunque no les sirvió de nada, ya que la propia Zoila zanjo la cuestión, admitiendo para mi sorpresa con total sinceridad, que eran necesario porque estaban empezando a agotarse, y eso no sería nada bueno que sucediese.

Durante el tiempo de descanso decidí que sería buena idea darme una vuelta por los alrededores, así se lo comenté a Zoila y a Mina, a la primera le pareció bien, a la segunda… bueno, digamos que Mina más o menos lo que me dijo vino a ser un “vete a la mierda” de forma educada. Era evidente que estaba más que enfadada conmigo, no estaba encajando nada bien las sorpresas que estaba llevándose, me sonreía para mí mismo pensando en que si con lo poco que había descubierto ya estaba así, casi que daba miedo pensar lo que haría cuando descubriese la “gran sorpresa” del viaje.

No llevaría más de diez minutos en los alrededores de nuestro campamento, cuando note que alguien estaba siguiéndome, no me lo pensé mucho y decidí sorprender a esa persona. La verdad es que no me preocupo en absoluto, sabía que era una Talkinq, más que nada porque no me hubiese sido tan sencillo detectar a un Nauruem de haber estado siguiéndome uno de ellos. Cuando sorprendí a mi perseguidora me lleve una sorpresa, ya que me esperaba que fuese Mina, aunque no deseche la posibilidad de Khalan o Nala que quisieran intentar hablar conmigo para ver como poder reducir la más que evidente tensión entre Mina y yo, pero no resulto ser ninguna de las tres, era la Capitana Zoila.

-      Vaya Capitana, no la esperaba –dije.

-      Si, supongo que pensaría que sería Mina

-      Pues la verdad es que si, creí que sería ella

-      Oiga Val, perdone que le pregunte, pero… ¿entre ustedes dos hay algo?

-      ¿Algo? –devolví la pregunta poniendo cara de curiosidad y no entender, pese a estar muy clara su pregunta.

-      Si, si tienen alguna relación personal, más allá de su “camaradería” como Maga-Escudo, ya me entiende. Mina es Talkinq, pero –sonrió- aunque no se lo crea dada nuestra forma de vida y costumbres, incluso entre nosotras se da ese tipo de relación.

-      No, en ese sentido no tenemos nada en absoluto, ¿por qué lo preguntas?

-      No, por nada, son cosas mías. Así que no tienes ningún compromiso de ese tipo con nadie… Uhmmmm, interesante, muy interesante.

-      Perdona, es cierto que no lo tengo, pero no veo de donde sacaste esa conclusión, y mucho menos el que eso sea algo tan “interesante” –dije perplejo.

-      Jajajajajaja –se rio con ganas-, créeme que sí que es interesante, sí, sí que lo es. Además, quería saber si teníais algo por mis propios intereses personales… curiosidad aparte…

No dije ni media, dado que a la vez que me decía lo de sus intereses personales, estaba quitándose el apretado corsé de cuero rígido que le cubría el torso a modo de Armadura, su mirada, el cómo se pasaba la lengua por los labios, la forma de moverse mientras se desnudaba… todo eso me dejo muy claro lo que Zoila quería de mí y por qué había venido detrás. Creedme que no me importo en absoluto, de inmediato me acerque a ella, buscando sus labios con los míos mientras me quitaba a la vez mis ropas… y mis armas, que eso sí que era peliagudo al estar buena parte de ellas envenenadas.

Desde luego en cuanto ambos quedamos desnudos, Zoila me dejo muy claro que no estaba dispuesta a aguantar ningún preliminar, que ella lo que quería era directamente follar sin más. Una vez sin ropa, la abrace para hacer más íntimos los besos y empezar con mis caricias en su cuerpo, no llegue casi ni a ponerle una mano encima cuando me derribo, sentándose directamente sobre mí, cogiendo mi pene con su mano, dirigiéndolo a la puerta de entrada de sus sexo, clavándoselo de un solo golpe, lanzando un fortísimo gemido y empezando a cabalgarme de inmediato. Por la facilidad con que mi polla entro en su coño, por la cantidad de flujo que esta pareció expulsar al llenar su gruta, Zoila estaba híper cachonda conmigo, tenía un rio fluyendo del coño.

CONTINUARA