Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 2

Mina y Val inician el viaje hacia la Isla de Nauruen, aunque con alguna sorpresa...

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 21

Capitulo- 2

Por lo menos, poco a poco Mina fue dejándome caer parte de sus planes, entre lo que me explicó estaba nuestro destino. Nos dirigíamos a una importante ciudad costera del Gran Continente, era uno de los principales puertos usados por la Isla de Talkq para el comercio, allí pretendía que tomásemos pasaje hasta la isla, lo que no me aclaro es para que exactamente. Aunque creo que os resultara obvio que tenía mis sospechas, me resultaba evidente que pretendía averiguar allí donde narices estaba el Templo con el que había soñado, y este no creía que las Talkinq de la Isla lo conociesen, pero si tenía datos sobre Nauruem, estaba también meridianamente claro que si sabrían donde se encontraba esa Isla. De un modo u otro, sabía que el destino de ambos pasaba por la Isla de Nauruem.

Me calle sin mencionar nada de todo esto, empezando a pensar en cómo poder decirle a Mina quien era en realidad sin que terminásemos en alguna especie de combate mágico entre ambos, porque tenía muy claro que se iba a enfadar de lo lindo conmigo. Confieso también que a medida que se acercaba ese momento de descubrirme, me hacía menos gracia la posibilidad de tener que aguantar el más que seguro cabreo de Mina. Decidí lo único que podía hacer en este caso y en esas circunstancias, seguir para adelante y confiar en que todo se arreglase por sí mismo…

Al entrar en el área de influencia de la ciudad, Mina cambio su vestimenta por ropas Talkinq, aunque bastante más discretas de las que usaba su Aldea, lo que hacía evidente que no era tampoco la primera vez que hacia esto. Por el camino nos encontramos una buena cantidad de carretas y caravanas procedentes o dirigiéndose hacia la ciudad, nadie pareció pararse a mirarnos más de dos veces, éramos completamente ignorados, solo se trataba de dos personas más hacia la ciudad, aunque una de ellas fuera una Talkinq.

El nivel de hasta qué punto estaban acostumbrados a tratar con las Talkinq, me lo dio la invitación que recibió Mina en la primera taberna a la que entramos a tomar algo. De nuevo la belleza de Mina causo admiración, solo que en esta ocasión, la invitación fue de lo más “extraña” para lo que estaba acostumbrado a escuchar. Un hombre que se encontraba sentado con otros dos en una mesa, la invito, le dijo…

-      ¡¡Eh, Guerrera!!, deja a tu hombre beber tranquilo en la barra y siéntate con nosotros, quizá podamos pasar un buen rato los cuatro.

Ni por un solo instante ninguno de esos tres o cualquier otro hizo comentario ofensivo o soltó alguna risita maliciosa por lo escuchado. De hecho, esos tres hombres se veía que sentían un considerable respeto por Mina, y ellos al igual que el resto de los presentes, estaba claro que sabían muy bien cómo se las gastaba de radical una Guerrera Talkinq ofendida. Mina no dudo ni un segundo en contestarles, y para mi tranquilidad, no hizo sin intentar matar a nadie…

-      Muchas gracias chicos, pero solo quiero refrescarme la garganta un poco del polvo del camino. Por cierto –se puso de espaldas a la barra mirándoles fijamente-, ¿sabéis si hay algún barco de la Isla de Talkq en el puerto ahora mismo?

-      No, ahora no hay ninguno, pero no creo que tarde mucho en aparecer el “Hogar del Mar”.

-      ¿Sigue con la misma tripulación de siempre? –preguntó para mi sorpresa una sonriente Mina.

-      Si, de hecho es raro que no haya llegado aún, debe de haberse encontrado con alguna tormenta en el Norte –apunto otro de los hombres de la mesa.

-      O la capitana Zoila se entretuvo más de la cuenta metiendo en vereda a algún Hombre del Norte –dijo el último hombre.

Me fije que el comentario provoco las risas del resto de los hombres de la mesa y de varios más del local, incluso Mina no pudo evitar una leve risa al escucharle. Era obvio del todo que Mina conocía ese barco y posiblemente por su risita entre maliciosa y cómplice también debía de conocer personalmente a su capitana. Debo de reconocer que a cada minuto que pasaba la cosa se me iba poniendo mejor y más “intrigante”.

El barco en cuestión apareció en la ciudad dos días después, y ciertamente por las trazas debía de haber soportado una buena tormenta, varias de sus velas aparecían rasgadas y reparadas con prisas, así como la mesana, parte del casco e incluso las amuras aparecían con daños considerables. No penséis que tras ver detenidamente todos los daños que traía no me pensé si en lugar de una tormenta, no se habrían encontrado con algún amigo de lo ajeno que intentase asaltarles…

Cuando amarraron al puerto y lanzaron un par de pasarelas para iniciar la descarga, vi como Mina avanzaba decidida hacia la pasarela y luego subiendo por esta con una enorme sonrisa en los labios hacia la mujer que parecía estar a cargo de que todo se organizase como era debido, por las voces y como hablaba no tuve duda de que era la capitana. Cuando esta se dio la vuelta y vio a Mina también sonrió de oreja a oreja yendo a su encuentro, me fije también en que tenía el brazo izquierdo en un cabestrillo, por encima de este asomaba lo que parecía un feo corte, también me fije que varias de las tripulantes parecían heridas, lo que despejo mis dudas, ese barco indudablemente había sido atacado.

Después del sincero abrazo entre ambas mujeres, vi como otras dos también se acercaron con una gran sonrisa, por la pinta y demás, deduje que debían de ser la primera y segunda oficiales del barco, también ellas se abrazaron con Mina entre risas. Cuando las cuatro se pusieron a hablar yo me mantuve en mi segundo plano fuera de la pasarela, sin hacer la menor intención de subir al barco sin invitación. Entonces la primera oficial pareció fijarse en mí, sonriendo a Mina le dijo que iba a inspeccionar su “hombre” para ver si era digno de ella o no, entonces dos nueva mujeres aparecieron, vi en Mina la cara de sorpresa al verlas…

-      Ni se te ocurra ponerle una mano encima o te quedaras sin ella, no es un “hombre” en ese sentido. Es su protector y un asesino… o ejecutor que es como creo que se denomina, mataría a cualquiera de nosotros sin inmutarse o que tuviésemos la menor oportunidad de éxito –dijo una de las recién llegadas.

-      ¡¡¡Nala, Khalan!!!, ¿Qué hacéis vosotras dos aquí? –pregunto completamente sorprendida Mina.

Yo por mi parte reconocía a esas dos mujeres como dos de las jóvenes Guerreras que acompañaron a la Matriarca y Gran Hechicera de la 18ª Aldea cuando la elección de la nueva Gran Matriarca del Triunvirato, y por lo que me había contado Mina sobre su estancia entre las suyas, eran lo más parecido a unas Primas que tenía en su Aldea. Además por la forma de contármelo en su momento y por la cara que ponía al recordarlas, o ahora mismo al verlas allí, estaba clarísimo que las consideraba muy importantes para ella y muy queridas.

Desde luego la conversación entre las tres no tuvo desperdicio…

-      ¿Pero que hacéis las dos aquí?

-      Pues ya ves, vamos con el grupo de visita a la Isla Talkq, lo que pasa es que nosotras nos embarcamos con la capitana Zoila y una tormenta nos separó de los otros tres barcos –dijo Nala.

-      Sí, nos contaste tantas cosas de ella que quisimos conocerla y navegar en su barco. Además, sabíamos que posiblemente si te dirigías a los Archipiélagos intentarías verla, y como vamos a acompañarte donde vayas por orden de la Matriarca de la Aldea… -termino Khalan con una sonrisita irónica.

-      ¿Cómo dices? –se sobresaltó Mina- ¿Dijo eso?

-      Bueno, realmente dijo que si te encontrábamos no te quitáramos el ojo de encima –admitió Khalan.

-      Lo que supone ir contigo donde vayas –aseguro con firmeza Nala.

-      Pero no podéis venir, esto es cosa mía y de Val, vosotras… -Zoila la interrumpió.

-      Son Talkinq, son guerreras, y ellas han decidido acompañarte… -sonrió maliciosa-, mientras puedan mantener tu paso, claro…

-      Créenos que podremos Zoila, de hecho estamos deseándolo –sonrió también Nala a su vez.

Aunque este asunto termino aquí en ese momento, sabía que Mina no lo había dado por zanjado ni por casualidad. Durante la semana y media que el barco estuvo en reparaciones en el puerto, me mantuve en un discretísimo segundo plano, incluso Zoila dijo en un momento dado, que si no fuese porque me veía, hubiese podido jurar que nunca embarqué, ya que pasaba totalmente desapercibido para todo.

Tal y como sospeche, el barco había sido atacado, además tuvieron la mala suerte de que fuese justo tras pasar la tormenta, por lo que no solo no pudieron ser más eficaces, sino que se habían separado de los demás barcos y para terminar de arreglarlo estaban con un montón de daños que les impedían el tratar de escapar, por lo que su única salida fue luchar. Ganaron, pero se dejaron atrás un buen número de sus tripulantes, perdieron a nueve Guerreras, aunque según me comento Zoila, eliminaron casi una treintena de asaltantes.

Incluso antes de llegar a la Isla de Talkq, Mina averiguo donde quería ir, directamente al Templo, a la Isla de Nauruem. Tuve muchísimo cuidado en no alterar mi expresión para nada cuando escuche a Mina describir datos de la Isla y a Zoila darle el nombre de la misma… Entonces la conversación se volvió interesante…

-      ¿Pero para que quieres ir allí Mina?

-      Veras, tengo que ver algo con mis propios ojos, no te lo puedo explicar, pero debo de ir allí.

-      No sabes lo que dices, esa Isla es un infierno. Está rodeada de corrientes fortísimas, arrecifes y rocas, cualquier barco que este lo suficientemente loco como para querer alcanzar un refugio en esa isla terminara hundido sin más. El único punto vulnerable es la zona Sur, y en estos instantes, allí hay muchos problemas. Además los Nauruem no ven a nadie ajeno a ellos con agrado, matan a todo aquel que pise su tierra, no quieren a nadie allí.

-      Pero tú nos podrías acercar, luego Val y yo nos vamos en un bote, de ese modo por muchas rocas o arrecifes que haya podremos acercarnos a la Isla.

-      No es tan simple Mina, ahora mismo una… banda de magos comandada por un tal Shargon o algo así está intentando invadir la Isla y créeme que es alguien a quien preferimos evitar. Además Nauruem es uno de los pocos sitios al que necesitamos el permiso del consejo matriarcal de Talkq para poder acercarnos tan siquiera, sin ese permiso lo siento mucho, pero no poder llevarte.

Era un problema muy serio el que se me presentaba de repente, yo si había oído hablar del temido Shargon, ese nombre había salido de la boca de un Damok, y con una información muy preocupante, de hecho como la del único hombre que yo supiese que había sido capaz de convocar a la vez a cinco de ellos. Ojo que digo convocar a la vez, no obligarles a hacer nada para ti, eso es otro tema muy diferente, un Damok podría concederte de forma temporal ciertas "mejoras" a cambio de "algo" como contrapartida, y esos "algo" podría ser cualquier cosa.

Tenía claras varias cosas al respecto, primero que era un nigromante sin la menor duda, segunda que debía de ser bueno como tal, o como mínimo muy poderoso, pero la tercera y más importante, es que nadie es capaz de controlar eficazmente esa cantidad de Damok aun solo en plan "reunión" sin tener un acuerdo con alguno de ellos que sea especialmente poderoso… o quizá incluso algo peor que eso…

Los Damok no eran criaturas de fiar para nada, y una de las cosas que cualquiera que tratase con ellos debía de tener claro, es que contra mas inicuo fuesen lo que te pidiesen como pago, más cuidado debías de tener con ellos. Eso era algo que estaba más que seguro que el tal Shargon debía de conocer, no digamos ya como es de peligroso tratar con ellos y pretender engañarlos o timarlos, eso era casi suicida, por lo que ese Nigromante tenia, o al menos debería de creer tener algo bajo la manga que le permitiese evitar caer en sus redes de engaños sobre engaños. Era muy extraño todo lo relacionado con ese Shargon.

Me estaba dando en la nariz que todo esto de su presencia en la isla era debido a cierta sala con esferas que había en el templo, no en vano y según mis visiones, fue allí, aunque con el templo en otra ubicación, donde los Arcanos consiguieron abrir "un portal" para escapar de los Dragones. Ellos habían derramado sangre Humana, sangre Arcana y sangre Draconiana por lo que había visto para poder abrirlo, pero me estaba empezando a plantear que quizá, y solo quizá, no todos los portales necesitasen de los mismos requisitos para poder acceder a ellos sin que fuese un Guardián quien los abriese, que parecían ser los únicos capaces de hacerlo empleando únicamente su poder... La sola idea me preocupo mucho, pero que mucho, muchísimo. Cuando regrese a "la conversación" entre Mina y Zoila, nuevo susto...

-      Pero entonces sí que hay un modo de entrar en esa isla por lo que dices, ¿no? -preguntaba Mina en esos instantes.

-      Existir si existe, pero esos comerciantes que negocian con ellos, no darán a nadie la ruta para entrar a esa bahía protegida. Además, por lo que se, de ese sitio no se podría escapar ni una mosca hacia la isla sin que los Nauruem se enterasen de ello al instante.

-      Entonces sigo diciendo que la mía es la mejor opción, nos dejáis cerca de la isla, bajamos un bote pequeño con vela para Val y para mí, como eso podríamos alcanzar la costa, una vez allí el resto es cosa mía.

-      De eso nada, ya... -Mina cortó a Nala.

-      Vale Nala, no vendréis ninguna de las dos con nosotros, esto es solo cosa de Val y mía.

-      No, tenemos instrucciones de la Matriarca, de modo que Nala y yo también iremos -dijo Khalan apoyando a su compañera.

-      ¡¡Pero yo digo que no y se terminó la discusión!! -exclamó Mina de modo tajante

-      Ahórrate el discutir, sin que las Matriarcas de Talkq lo autoricen no podemos no acercarnos allí. Mina la situación en esa isla es muy grave, ese Shargon no es ninguna broma.

-      ¿Tan peligroso es? -indagó Mina.

-      Sí, es un Nigromante, tiene tratos con criaturas... qué bueno... créeme que es mejor mantenerse apartado de donde ande. De todos modos, cuando lleguemos a Talkq podrás hablar con las matriarcas para que te dicen al respecto, dada tu filiación y quien eres, es posible que sí que puedas conseguir que me permitan llevarte allí.

-      Está bien Zoila, esperare, pero debo de ir a esa isla, es importante para mí.

-      ¿Y tú no puedes hacerla entrar en razón? -se volvió hacia mí.

-      Me temo que no, es muy tozuda, cuando se empeña en algo no para hasta lograrlo, y ahora mismo está decidida a ir a esa Isla.

-      Está bien... -Zoila dio por terminada la conversación marchándose a dar órdenes para largar más vela y aumentar la velocidad del barco.

Mina era consciente de que a la Capitana no le había gustado lo que habían hablado, la isla no le agradaba y prefería mantenerse lejos de ella. Tardamos aun cuatro días mas en llegar al principal puerto de la Isla de Talkq, para mi sorpresa allí esperándonos, se encontraban una veintena de guerreras, que para mi sorpresa no pusieron la menor pega a mi presencia junto a Mina, como pensaba que debía de haber sido lo normal. Aunque, el que cuando Mina fue llevada a presencia de la Matriarca a mí no me dejasen ir con ella, lo que sí que me pareció lo habitual en estos casos. Mina salió tres horas después con una sonrisita en los labios, me acerque a ella...

-      ¿Y bien? -pregunté.

-      Vamos, zarparemos en cuatro o cinco días como muy tarde, han autorizado que nos puedan llevar a la Isla de Nauruem -me sonrió-, acompáñame que quiero ver a Zoila.

-      Supongo que estarás deseando darle la buena nueva, ¿verdad?, pero ten cuidado no te muerda -se sonreí irónico a mi vez.

-      Tranquilo, no lo hará. Dijo que nos llevaría si obteníamos el permiso, de modo que aprovechemos la circunstancia...

Sabía que Zoila se lo dijo y que nos llevaría, cumpliendo así con su palabra. También suponía que si a mí me intrigaba como se las había apañado para convencer a las matriarcas, para Zoila seguro que sería todavía más incomprensible que para mí. Cuando Mina le entrego el salvoconducto a Zoila, esta se limitó a leerlo para luego devolvérselo diciendo únicamente que en cuatro días el barco estaría listo para zarpar, y para mi sorpresa vi un destello de emoción en sus ojos.

Esto resulto mucho más acusado al día siguiente de partir, lo primero en lo que me fije cuando llego la mañana era en la gran cantidad de Guerreras que parecía haber en el barco. A las dos horas ya había calculado que debía de haber unas veinticinco guerreras más de las que debía entre la tripulación..., algo que de inmediato conté a Mina. Esta se marchó a hablar con la capitana y volvió echando fuego por los ojos con el estado de ánimo bastante alterado, se encontraba muy enfadada.

-      ¿Qué ocurre?

-      ¿Qué quieres que ocurra?, pues que según parece vamos a tener el honor de ser acompañados en nuestro viaje por la isla por un grupo de guerreras, incluyendo a Nala, Khalan y Zoila, por supuesto –Mina bufaba enfadada.

-      ¿Y de que te extrañas?, creo que estaba muy claro que esas tres de una forma u otra buscarían la forma de ir contigo.

-      Lo sé, pero no creí que se atreviesen a tanto…

-      Dime una cosa Mina, ¿qué coño buscas en esa Isla?

-      Perdóname, pero no creo que tenga que contestarte a eso, no fue lo que acordamos según recuerdo, ¿verdad? –me miro cruzando los brazos.

-      Si, es como dices, pero si no se qué quieres, no te puedo ayudar eficazmente… No me cuentas las cosas Mina, ni me informas o pides información o mi opinión, luego no te quejes…

-      ¿Quejarme de qué? –me miro con los ojos entornados.

-      En general, si no preguntas  y no cuentas las cosas para que te de mi opinión, no puedes obtener respuestas.

-      ¿No me digas que las obtendría? –me pregunto irónica.

-      No lo sé, pero lo que si tengo claro es que si no preguntas, no te podrán responder. Como ya te dije cuando empezamos, no te preguntare, me limitare a lo que me digas, tal y como tú misma has recordado. Pero luego no te quejes… recuérdalo también.

-      Tranquilo que no lo hare…

-      Bien entonces…

-      Si, perfectamente bien…

Tras la conversación Mina se separó de mí, solo segundos después se acercaron Khalan, Nala y Zoila, para preguntarme a que había venido toda esa conversación que habían escuchado… Las mire a las tres fijamente antes de contestar…

-      Así que habéis estado escuchando, bien, muy bien. Pues mirad, no era nada concreto, únicamente lo que habéis podido oír cuando hablábamos, Mina tiene la costumbre de actuar sin consultar a nadie o preguntar. A mí no me parece mal, yo normalmente suelo ser mucho más impulsivo que ella y es por ella que no mato a tanta gente como lo haría en otras circunstancias, pero algunas veces, creo que le iría mejor si contase con otras opiniones, quizá se llevase alguna que otra sorpresa.

-      Entiendo –dijo Zoila mirándome fijamente-, ¿y concretamente te referías a ti mismo, o a todos en general?

-      Un poco de todo Capitana Zoila, creo que le vendría bien dejarse asesorar por usted para ir a la isla y como acceder a ella. Pero también, debería de contar lo que desea y preguntar a la gente, quizá se sorprendería con ello, quizá no, pero si no pregunta, nunca lo sabrá, ¿no cree?

-      Si, si que creo, igual que tú. ¿Sabes una cosa Val?, cada vez me pareces más extraño –alzo una mano para impedirme hablar-. No, no digo un riesgo para nosotras o algo así, digo “extraño”, no sé porque desde que te puse la vista encima me da la sensación de que eres mucho mas “complejo” de lo que pareces a primera vista.

-      Vaya, gracias… supongo -sonreí viendo como Nala y Khalan se alejaban en dirección a Mina, dejándonos solos a Zoila y a mí.

-      No es un cumplido, es una certeza. Espero descubrir algo sobre ti en este viaje –añadió cuando las otras dos Talkinq estuvieron lo bastante lejos como para escucharnos.

-      Puede que tengas suerte, aunque no se bien que quieres descubrir…

-      Quizá la tenga, y por ejemplo averigüe porque motivo las Matriarcas nos permiten ir a Nauruem simplemente porque tú vas con nosotras…

-      ¿Eso te ha dicho Mina? –me sorprendí con lo que dijo.

-      No, no creo que lo sepa, yo me entere por otros medios “personales”. Mi madre es una de las Matriarcas, y me ha “ordenado” que te obedezca a ti por encima de Mina… o de cualquier otra persona -sus ojos parecían taladrarme.

-      Vaya, que sorpresa, no era algo que me esperase la verdad…

Eso era lo último que deseaba que ocurriese, traduciendo lo dicho por Zoila y su actitud al querer hablar los dos a solas sobre esto, estaba claro que el consejo de Matriarcas de la Isla debía de saber quién era yo de verdad. En su momento no me extraño que un hombre no pudiese ir a una audiencia de alguien de la categoría de Mina, aunque ahora estaba claro para mi el porqué no fui, porque posiblemente ninguna de las Matriarcas quisiese verme ante ellas si podían evitarlo, resultaba evidente que el nombre de Vhaalzord el Nigromante, tenía todavía muchísimo peso en esa isla, pese a que cientos de años antes, las hubiese indultado de su castigo.

CONTINUARA