Crónicas de Vhaalzord - Libro 21 - 1

Me gustaría poder decir que el retorno de Mina hizo que todo fuese perfecto, pero no, estaba considerablemente lejos de estarlo, se encontraba frustrada, enfadada, cabreada, de mala leche y todo lo que os podáis imaginar al respecto.

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 21

Capitulo- 1

Me gustaría poder decir que el retorno de Mina hizo que todo fuese perfecto, pero no, estaba considerablemente lejos de estarlo, se encontraba frustrada, enfadada, cabreada, de mala leche y todo lo que os podáis imaginar al respecto. Lo peor es que por mi parte, también era consciente que tendría que ir preparándola durante el viaje para ir recibiendo todas las sorpresas que le esperaban cuando llegásemos al templo, empezando por la más importante de todas ella, el hecho de que había estado todo este tiempo viajando conmigo, con la persona que llevaba tantísimo tiempo buscando y que no le había dicho ni media palabra sobre ello. Pero paradójicamente, antes de poder empezar a cabrearla al ir preparando el terreno, tenía que calmarla y que se tranquilizase con lo que le ocurría en esos momentos.

Llevábamos dos semanas de viaje desde que nos encontramos y no paraba de interrogarme sobre mi viaje hasta el momento en que me encontró, y no terminaba de entender, como podía haber “coincidido” en mi ruta por los Territorios de las Tribus con una serie de masacres, y no haber visto nada raro, a esto se unió, su enfado porque me “metí en líos” cuando me dijo claro que no lo hiciese… Obviamente aunque ganas me dieron, ni se me ocurrió reírme.

Decir que estaba inaguantable era quedarse muy cortos, el humor de perros de Mina influía en todo lo que hacíamos… por ejemplo, para que os hagáis una idea. Entramos en un pueblecito con una tienda de esas en las que podías conseguir de casi todo, ya que estaban cerca de una ciudad relativamente importante. Compramos víveres, repusimos nuestros pellejos de agua y mi adorable Mina se empeñó en ir a tomar algo a uno de las dos tabernuchas del pueblo. Yo pedí vino y Mina… bueno, Mina pidió aguardiente. Todo el mundo se le quedo mirando, incluidos tres tipos malencarados con pinta de malotes… al ver como la miraban me dio muy mala espina, empecé a temer problemas… y no me equivoque.

Los tres imbéciles se acercaron a Mina, uno de ellos le toco directamente el culo y le dijo riéndose de forma grosera si le apetecía probar tres hombres de verdad… Lo normal hubiese sido que Mina les hiciese dos o tres zalamerías, que yo tomara posición para matarlos y que ellos se marchasen gracias a la labia de mi compañera, pues bien, no paso así para nada, me sorprendió. Según dijo eso el gracioso, un segundo después por su espalda salía la mitad de la hoja de la espada de Mina, su compañero, que estaba al lado, llevo la mano a su propia espada, solo para encontrarse con la Daga pesada de Mina clavada sobre el corazón. El tercero intento hacer algo, pero al sacar su espada lo único que consiguió fue que Mina tras liberar la espada y Daga de sus compañeros, lo trinchara con ambas como si fuese un cerdo.

Con ver a los tres tendidos en el suelo, supe en el acto que estaban muertos, Mina había sido completamente letal. Entonces Mina volviéndose al resto les pregunto en voz alta si alguno más quería tocarla el culo o follar con ella, obviamente nadie dijo ni media palabra. Intente que nos marchásemos de allí, dado que era muy probable que esos tres tuviesen amigos, incluso el dueño de la taberna nos hizo una discreta observación sobre los beneficios de no andar mucho tiempo por aquella zona, pero Mina no transigió, según ella, tenía ganas de terminar su Licor tranquila… cosa que evidentemente, no ocurrió.

Diez tipos entraron por la puerta del local con las Armas en las manos, el que parecía el jefe pregunto por los dos muertos ambulantes que habían matado a sus hombres… Mi adorable Mina replico… De pronto sentí junto a mí un incremento terrible de poder, al mirar vi a Mina rodeada de un intenso Halo Rojo, escuche susurrar al aterrado tabernero… “La Bruja Roja” y de las manos de Mina vi salir como una treintena de Dardos mágicos que arrasaron con los tipos que acababan de entrar… Después de eso se puso en marcha y sacando su espada termino de “ejecutar” a los dos únicos que aún estaban con vida, aunque agonizantes… Regreso a la barra y de un trago se terminó su bebida, luego dirigiéndose a mi dijo un seco “nos vamos”, poniéndose en marcha hacia la salida. Vi en todas aquellas personas las mismas miradas que normalmente acostumbraban a dirigirme a mí cuando me “descubrían”, del más puro terror…

Por si a alguien tras esto le quedaba alguna duda, tenía muy claro que Mina estaba… “ligeramente enfadada” por algo, y se mantenía con su cabreo sin que se pasase. Nos pusimos en marcha, cuando nos alejamos lo suficiente del pueblo y estuvimos en un sitio donde era complicado que nadie pudiese escucharnos sin que le viésemos, intente hablar con ella…

-      A ver Mina, ¿qué te pasa?

-      A mí, que yo sepa nada, estoy bien…

-      De eso nada, eso de ahí atrás –señale con el índice hacia el pueblo- lo normal es que lo hubiese hecho yo, no tu… -me interrumpió-.

-      Y que pasa, que yo no puedo hartarme de que unos babosos me toquen el culo ¿o qué?

-      Si Mina, por supuesto que puedes hártate como bien dices, pero normalmente les darías unos golpes mientras tratabas de evitar que yo los matase, y menos aún, descubrirte como la “Bruja Roja” en la forma en que lo has hecho, sin venir a cuento y sin ser necesario…

-      Era necesario, eran diez…

-      Diez Mina, solo diez, entre tú y yo con las espadas les hubiésemos matado igualmente sin gran esfuerzo, sabes que incluso yo solo habría terminado con ellos en un minuto, lo que hiciste no era necesario. Simplemente estabas muy enfadada y te desahogaste con ellos. Repito, ¿qué pasa?

-      No pasa nada, estoy perfectamente… y tú dime, ¿seguro que no pasó nada en tu “viaje”?

-      ¡¡¡Acabáramos!!!, así que es por eso, por mi viaje, porque pasaron por lo que dices cosas muy graves y no vi nada… Dime Mina, si no vi nada que me resultase “extraño”, que quieres que te diga, ¿que si?

-      Claro, como lo de la Granja Quemada con todos sus ocupantes cerca de las Montañas, tampoco viste nada allí… o no estuviste, ¿a qué no?

-      Mina, de la Granja no me preguntaste, y sí que estuve, de hecho, fui yo quien la quemó y mató a todo el mundo. Se dedicaban a asesinar y robar a los viajeros a los que daban cobijo… Conmigo se equivocaron, y sabes que la piedad cuando me intentan matar no es algo que me sobre precisamente.

-      Y ya está, ¿solo eso?

-      Si, solo eso, salvo que quieras saber que me folle a la hija, que disfrute muchísimo con ella y que después trato de degollarme, por lo que tuve el enorme placer de quemarla en el granero junto con su familia tras asesinarlos… ¿Eso era lo que querías saber?

-      ¿Así que te follaste a la chica?

-      Si Mina, sí, me follé a la chica hasta que quedamos agotados, luego como digo, se equivocaron de viajero y les maté…

Ni me contesto, solo golpeo con sus talones los flancos de su caballo y lo puso al trote, suspirando no me quedo otra opción que hacer lo mismo para mantenerme a su altura y no perderla de vista. La verdad es que me preocupaba seriamente, estaba total y absolutamente descontrolada, por mucho que ella dijese que estaba perfectamente bien.

La paz duró tan solo dos días más, a media mañana del segundo día, Mina de nuevo se volvió a descontrolar por algo “estúpido” que ya habíamos vivido antes en nuestros viajes y de lo que siempre había logrado salir tranquilamente dialogando. Toda esa zona del Gran Continente estaba dividida en multitud de pequeños “estados” regidos por cofradías de magos, cofradías de comerciantes, la nobleza, etc… El caso es que todos los antiguos reinos parecían haberse derrumbado en algún momento del pasado, quedaba aun alguno en pie, pero sus monarcas eran simples marionetas en manos de sus nobles, cofradías especialmente fuertes o personajes especialmente poderosos... como digo, básicamente toda la región era un Caos.

Nos paró una patrulla de soldados de… vete tú a saber qué pequeño territorio nobiliario, ni nos lo dijeron, ni les preguntamos… claro que tampoco es que tuviésemos mucho tiempo de hablar. El personaje que iba al frente de los trece soldados me pregunto groseramente por el precio que cobraba mi “puta” por persona, según él para que les hiciese una mamada a todos ellos, uno detrás de otro. Todo esto entre grandes risotadas que fueron cortadas de golpe por Mina, una haz de energía partió de su mano y atravesó el cuerpo del “oficial” como si fuese manteca fresca, tras eso alcanzo a otro soldado al que también mató… el resto llevo sus manos a sus armas al instante mientras miraban horrorizados el Gran Halo Rojo que empezaba a rodear a una hiperfuriosa Mina.

Suspirando lance de inmediato dos Dagas Khlomn que abatieron a dos de los soldados, luego espadas en mano me lance contra el resto. Con esto logre en primer lugar alterar sus caballos, lo que les obligo a controlarlos bajando la guardia durante unos segundos, sorprendidos por la rapidez de mi acción. Aproveche a pasar junto a ellos para acuchillar a tres, a uno le di un tajo en el cuello que le abrió un lateral del mismo por el que empezó a salir un chorro de sangre, con el mismo impulso clave esa espada en el soldado que había junto a él, la otra termino dentro del pecho de otro soldado. De un fuerte tirón libere ambas armas y me gire guiando al caballo con las rodillas, justo para parar un golpe contra mi espalda y responder con otro que destripo a mi agresor.

Por su parte Mina había lanzado un complejo conjuro de dardos ígneos que me sorprendió, más de treinta dardos partieron de sus manos alcanzando a los tres últimos soldados de la columna, entre los tres se debieron de tragar al menos una veintena de los dardos. Tras ello se centro en el último que quedaba en pie, al que reventó el estomago con un violento ataque de energía mágica… En cuestión de treinta segundos los catorce integrantes de la patrulla de soldados estaban muertos sobre el suelo… me volví hacia Mina mientras guardaba mis armas…

-      ¿Te importaría volver a repetirme eso de que estas bien y no te pasa nada? –dije muy serio.

-      Estoy bien, y no me pasa nada –me respondió igual de seria.

-      No Mina, no sé qué coño te pasa, pero está claro que te pasa algo. Pero no te lo voy a preguntar más veces, si lo que quieres es ir dejando tras nosotros un rastro de cadáveres hasta que lleguemos donde narices sea que nos dirijamos, por mi está bien, sabes que un muerto más o menos no me supone un problema.

-      A la isla de Talkq, vamos a la isla de Talkq… -respondió sorprendiéndome ya que no me lo esperaba.

-      Está bien, entonces supongo que iremos hacia algún puerto con el que ellas comercien para encontrar pasaje. No sé qué te habrán encomendado en tu aldea, pero ¿no hubiese sido mejor embarcar en el norte, en cualquiera de los barcos con que comerciáis o visitáis la isla en tu aldea?

-      Es que ellas no saben que voy allí, me escape –refunfuño en voz baja.

-      ¿Qué te escapaste? –la miré con cara de asombro haciéndome el sorprendido.

-      Sí, me escapé, estaba harta de estar allí, además, llegaron noticias preocupantes del Territorio de las Tribus, me preocupaba que pudieses atravesarlo a salvo, de modo que me fui tras de ti… -Obviamente sabia que eso no era del todo cierto, aunque me alegró comprobar que se preocupaba por lo menos un poco por mí.

Hasta ese momento no fui consciente de un pequeño detalle, si bien mi viaje había sido lentísimo por las constantes “interrupciones” y “problemas”, por el contrario, el de Mina para alcanzarme en el tiempo que me había dicho desde que se fue de su Aldea, debía de haber sido terriblemente rápido. No obstante sabía que no era algo imposible, se podía conseguir a base de reventar caballos, o siendo un mago, de sostener tu montura con magia, pero esto último era algo terriblemente agotador para un mago por muy poderoso que fuese, empezaba a intuir que quizá ese fuese unos de los problemas de Mina, que estaba completamente agotada.

-      Está bien Mina, de acuerdo, pero mírate, creo que ahora empiezo a entenderlo, estas agotada. Tranquila y por favor piensa en lo que te voy a proponer, ¿qué te parece si buscamos un sitio donde acampar y estamos tranquilamente allí tres o cuatro días descansando?

-      ¿Tres o cuatro días dices? –pareció pensativa.

-      Si, si quieres alguno más, tampoco es problema puesto que tenemos provisiones más que de sobra para quince días. Digo tres o cuatro porque no se bien la prisa que lleves, si no tienes, creo que una semana te pondría venir bien –dije con voz suave intentando parecer razonable.

-      Creo que es buena idea, mejor tres o cuatro, y no, no tengo prisa, si veo que necesito mas descanso nos quedamos un poco más, ¿estás de acuerdo con eso Val?

-      Completamente, ahora busquemos alguna zona donde poder acampar…

-      A un par de días hay un bosque bastante espeso, empieza al pie de aquellos montes –señalo la silueta de una sierra al fondo-, se donde podemos quedarnos. Esta intrincado, es difícil que nos topemos con alguien y hay un pequeño remanso de agua alimentado por un arrollo que viene de lo alto. Tendremos agua fresca y un sitio donde poder refrescarnos…

-      Me parece perfecto… venga, vamos entonces –dije poniéndome en marcha seguido en el acto por Mina.

-      ¿No me vas a preguntar porque me escape?

-      No, y no creas que no por falta de ganas –me eche a reír-, la verdad es que me muero de la curiosidad, pero ya me lo contaras si quieres o cuando creas que estas con ganas de ello.

-      De acuerdo, cuando lleguemos al sitio te lo cuento, así tenemos algo con que matar el tiempo –se rió-, yo me desahogo y tu satisfaces tu vena cotilla.

-      ¡¡¡Oyeeeee!!!, que yo no soy cotilla… -sonreí-, solo soy… curioso…

-      Si claro, solo eres curioso… y misterioso… -dijo mirándome de reojo, solo que no entre en ese terreno y continúe en silencio.

Cuando llegamos al sitio vi que era tal y como ella lo había descrito, un autentico paraíso sobre la tierra. Mina empezó a hablar al segundo día de estar allí, justo mientras se estaba bañando desnuda en el remanso, me llamó, acudí y me pidió que me sentase para hablar… Le dije que de acuerdo, que era todo oídos… y joder que historia, me estuve riendo un buen rato con algunas de las cosas, afortunadamente también ella se contagio, lo que nos evito discutir.

Lo primero que hizo Mina fue felicitarme por según ella, “solucionar el problema de zorra de la Matriarca de la Quinta aldea”, algo que mas que evidentemente ignore y me hice el tonto, arrancándole unas risas. Empezó a pincharme con ello, con los problemas con las serpientes de los bosques como la que mordió a la Matriarca y con mi mala leche en general. Luego siguió tratando de averiguar cosas sobre mi “accidentado” viaje por los Territorios de las Tribus, pero poco más de lo que le dije logro sacarme, quizá solo algún pequeño detalle sin importancia. Me sonreía para mis adentros, ya que al preguntarme si había visto algo “extraño” para mi, le podía contestar tranquilamente que no sin mentirla. Otra cosa seria cuando en este viaje, antes o después, averiguase quien era yo de verdad, ese momento, pensaba que ese instante podía ser algo… “LUMINOSO Y SOBRETODO MUY ROJIZO”.

Después de esto, pasó directamente a su llegada a la 18ª Aldea. Allí casi sin dejarla parar la mandaron a las montañas, a lo más profundo de las mismas, a un denso bosquecillo donde las magas, curanderas, sacerdotisas y demás Talkinq con poder recibían su entrenamiento por parte de las mas ancianas, sabias o mejor dotadas para la enseñanza de entre ellas. Cuando llegó la emparejaron con las novatas, con las niñas y jóvenes que habían dado muestras de tener algún tipo de capacidad mágica del tipo que fuese, incluso la especial afinidad con las plantas y la capacidad para comprender sus virtudes de forma casi “mística” que marcaban a las mejores curanderas.

Por lo que me contó, cuando se presento a las demás como Dhialmina, del clan Esghiberdh y descendiente directa de Vhalara, una de las hijas de la Gran Matriarca Dhialmina Ard-Lackluhd, todas ellas estallaron en carcajadas, y durante un buen rato fue el hazme reír de todo el mundo. También me comento muy enfadada, que incluso algunas de las “maestras” le llamaron la atención sobre el ir contando mentiras en aquel sitio, que eso se veía muy mal para una Talkinq. Por lo que saque en claro, dada la situación y la idiosincrasia Talkinq Mina se calló la boca y trago con la bronca, lo que me hizo gracia, aunque viendo lo fijo que me miraba ni se me ocurrió reírme o sonreír tan siquiera.

La Matriarca de esa aldea de aprendizaje, por lo visto se presento en su primer “clase”, una que únicamente servía para enseñar a las futuras magas Talkinq como acceder a sus poderes de forma controlada, y de paso, ver qué tipo de poder y en qué condiciones lo tenía cada una de ellas. Ante la sorpresa de todas las presentes, la matriarca se disculpo con ella por haberla enviado a aquella clase, ya que era obvio que no necesitaba del aprendizaje de esa aldea… sonriendo mordaz, Mina me comento con detalles las caras de todas las presentes y como la miraban tras la conversación con la Matriarca. Según dijo riéndose, al irse esta, la encargada de enseñar a las jóvenes le pidió con cierto retintín si podía hacer una pequeña demostración de su “poder… Según Mina, se concentro y dejo fluir su poder en pequeñas dosis, cuando vio como las presentes empezaban a sonreír al no ver nada “importante” dejo de controlarlo, y un gran halo Rojizo la rodeo, iluminando su cabellera pelirroja que parecía arden en llamas… Se estuvo riendo un buen rato recordando el susto que todas las presentes se llevaron y como escaparon de su lado.

Después de la demostración y cuando le quedo más que claro a todo el mundo de quien se trataba en realidad, según dijo, para su frustración solo tuvo que dedicarse a dar paseos, ya que todas las “hechiceras” presentes pensaron lo mismo que ella, que el que estuviese allí “aprendiendo” era una solemne memez. Si es cierto también, que algunas de las “maestras” le solicitaron que enseñase lo que buenamente pudiese a las jóvenes, considerando que puesto que había visto tanto mundo, su experiencia podría llegar a serles de utilidad en algún momento de sus vidas, incluso alguna insinuó ante la matriarca que quizá incluso fuese bueno para ellas, para las “Maestras”, poder aprender de alguien como ella.

Mina solicito una y otra vez a la matriarca el poder irse tras de mí para seguir con su búsqueda, negándose esta en redondo. Sin embargo, no le puso la menor objeción a acudir con algunas guerreras a las ruinas que ella quería ver. Según los datos que ya tenía y todo lo que me contó, reconocí el lugar, fue donde aprendí a manejar y construirme mi Shilkka. Era obvio que no soltaba su bocado, había encontrado una pista sobre mis andanzas y estaba siguiéndola como un perro a su presa. Cuando empezaron a llegarle noticias de una serie de violentas masacres en los Territorios de las Tribus, en principio se empezó a inquietar por mí, pero también, a excitar con la posibilidad de que lo que buscaba estuviese tan cerca de ella, esto último fue una suposición mía al ver cómo le brillaban los ojos cuando hablaba de ello.

Dado que estaba claro que no tenían la menor intención de dejarla irse con su beneplácito, tomo la decisión de irse sin él, usando sus habilidades y conocimientos se marcho del Territorio Talkinq en la misma dirección en que yo partí. Por lo poco que contó de ese trayecto, fue dando con algunas cosas que dejaba claro que yo había pasado por allí, muertos con heridas “extrañas”, muertes “accidentales” por serpientes o venenos, etc… Vamos, dio con algunos de los que se toparon conmigo y tuvieron suerte de vivir para contarlo. De lo que no dijo ni media, fue sobre si descubrió algo de las masacres, todo eso lo evito cuidadosamente, ni por un solo instante hizo referencia a ninguna de las tribus masacradas, aunque no por ello dejaba de mirarme con fijeza, como tratando de leer algo en mi expresión al escucharla.

El caso es que tras “desahogarse” pareció volver a encauzarse, aunque fue un espejismo y duro muy poquito tiempo. Tuvimos que dirigirnos a una población para reabastecernos de víveres, por el camino nos topamos con un grupito de cuatro desagradables sujetos de los que, como en sus mejores tiempos, Mina no tardó en librarse de ellos gracias a su labia y gracia natural. Fue un autentico placer para mi recobrar a mi compañera, por esta actuación creo que me confié y metí la pata con creces al hacerlo.

Compramos lo que necesitábamos, dejamos al propietario del pequeño almacén preparándonoslo todo mientras nos dirigíamos a tomar algo a una pequeña taberna cercana, y allí fue donde nuevamente mi queridísima Mina saco a relucir su genio… o más bien, su mal genio. Cuando entramos la gente que había allí parecía la típica de un pequeño pueblo, granjeros, pastores, cuidadores de ganado, etc…, vamos todos ellos sencilla gente de campo. Fue entonces cuando entraron cinco tipos que me dieron muy mala espina, más que nada porque todo el mundo dejo de inmediato la barra para ellos solos, lo hizo todo el mundo menos Mina y yo…

Con un discreto toque sobre su codo le hice señas con los ojos para retirarnos como el resto de la gente mientras que tranquilamente y sin llamar la atención cerraba una de mis manos sobre la empuñadura de una de las espadas. Íbamos a hacerlo, estábamos empezando a retirarnos de la barra, cuando el que parecía llevar la voz cantante de esos cinco tipos abrió la boca… por última vez…

-      Tu, imbécil –me señaló-, retírate de nuestro sitio, pero la puta se queda –sonrió como un memo.

-      Soy una Talkinq –respondió Mina dándose la vuelta, para luego continuar con voz extremadamente dura-, y tú… estúpido… estas muerto.

Lo cierto es que Mina fue considerablemente inventiva, creo una bola de fuego justo en el mismo lugar que ocupaba la cabeza del pobre tipo… los alaridos por el dolor de las quemaduras fueron terribles. Yo mate a los dos más cercanos de sendos tajos directos y precisos, pero mi queridísima Mina no, ella para nada. Los dos restantes recibieron en sus piernas y brazos varios dardos mágicos, luego Mina se situó junto a sus cuerpos tendidos, y extendiendo las palmas de sus manos creó varias esferas de fuego en el sitio que ocupaban sus cabezas, exactamente igual que hizo con su compañero al mando. Después de eso Mina me hizo un gesto para que nos marchásemos, cosa que obviamente hice.

Entended, que no me preocupaba su crueldad al matar, o la facilidad que repentinamente tenia para ello. Lo que me resultaba preocupante de verdad, es que esto pudiese ser una pérdida de control por su parte relacionada con los diferentes poderes mágicos concentrados en su interior. No obstante, no se me ocurrió decirle ni media palabra al respecto, tan tonto no soy, y se le notaba a la defensiva, esperando que le echase algún tipo de bronca por su salida de tono. Recogimos las cosas y nos pusimos de camino hacia la costa nuevamente… Un par de horas después…

-      Lo siento –me dijo Mina de repente.

-      No pasa nada Mina…

-      Si, si que pasa, siempre estoy tratando de que te controles y ahora soy yo quien lo pierde cada dos por tres. Y sabes lo que opino, eso es un problema, tanto si eres tu como si soy yo.

-      Esa no es la situación contigo Mina, el problema no es que te descontroles como dices, sino como lo haces. Tu y yo no tenemos el mismo problema, yo soy plenamente consciente de lo que hago en todo momento, mato conscientemente y procurando hacer el menor ruido posible, tu es justo al revés, matas atrayendo muchísimo la atención sobre ti sin controlar ni momento ni lugar, lo que a la larga es perjudicial.

-      Pero… -la interrumpí.

-      No Mina, no. En esa taberna te pasaste, no digo que no les matases, yo estuve tentado de hacerlo nada mas entraron y empezaron a atemorizar a todos. Te confieso que si no le mate según habló el que parecía el jefe, fue te me adelantaste, pero ya tenía una de las espadas sujeta por la empuñadura con la sana intención de decapitarlo.

-      Si también tenías pensado matarles… ¿entonces porque estamos discutiendo ahora?, no lo entiendo –me miró perpleja.

-      Te lo intentare explicar… Soy un Ejecutor, no puedo olvidarme de mi entrenamiento y conocimientos, para matar a un hombre solo hacen falta cinco centímetros de acero en el pecho, nada más, no tiene sentido atravesarlo de parte a parte con una espada, lo único que logras de ese modo, es que esta quede atrapada y tu desarmado por un instante… ¿Entiendes lo que te quiero decir con esto?

-      Sí, creo que sí. Eran cinco, nosotros dos, pero podríamos haberles eliminado simplemente con nuestras espadas. Lo que hice fue como usar un ariete para darle una palmadita amistosa a alguien en la espalda… entiendo… -luego susurro más para ella que para mí-, “usar únicamente lo imprescindible y necesario…, bien, entiendo…”.

Vi que Mina se quedaba pensativa durante un buen rato mientras nos alejábamos del pueblo. Al final girándose sobre el caballo para mirarme, puesto que iba tras ella, me dijo que tenía toda la razón, que la próxima vez que tuviese intención de matar a alguien procuraría no hacer cosas “innecesarias” para ello, se limitara a solo lo justo para conseguir su objetivo, luego volvió a colocarse bien. La verdad es que me dejo un poco perplejo porque esa no era precisamente la contestación que quería de ella, pero al menos si de verdad lograba controlarse aunque solo fuese mínimamente, pensé que algo habríamos avanzado.

CONTINUARA