Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 5 (final)
Los planes de Val dan un giro de 180º cuando descubre algo por lo que se ve obligado a replantearse de nuevo toda la situación empezando por Mina y continuando por Amaratha
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 19
Capitulo- 5
Cuando la columna se unió a nosotros, procure mantenerme en un discretísimo segundo plano, siempre cerca de Mina, aunque en un momento dado me desplace hacia el final de la línea. Aun siendo muy bien aceptado, era consciente de que no por ello dejaba de ser un hombre, de modo que por un lado preferí no poner en ningún problema a Mina y por otro, mantenerme alejado para poder pensar con calma en mis siguientes pasos a dar.
Al final, Mina también se desplazó a mi lado, hacia el final de la columna sobre la hora y poco de estar todos juntos, alejándose de la cabeza, donde se situó la Matriarca con su escolta y las dos jefas de nuestro grupo, la de las Guerreras y la de las Guardabosques… Durante todo el camino hasta montar el campamento para pasar la noche, estuve observando con muchísimo cuidado a Mina, y la verdad, la encontraba “rara”.
Esa misma noche, el conseguir que nos apartásemos un poco de las demás, fue un autentico triunfo por mi parte, ya que parecían querer tener a Mina presente en las conversaciones sobre la Matriarca y su posible elección, aunque eso sí, evidentemente fuera del alcance de sus oídos. Pero por fin, conseguí que ambos nos quedásemos más o menos solos, justo al ir a dormir, pero creí que debía de hablar con ella…
- ¿Qué ocurre?
- Nada, tranquilo –me sonrió- no pasa nada.
- ¿Por qué?
- No entiendo…
- ¿Por qué te viniste a mi lado dejando la cabeza de la columna?
- Por estar contigo –ahora sonreía nerviosa.
- Es una matriarca, una candidata a Gran Matriarca del Triunvirato, y tu, para muchas Talkinq eres alguien preeminente, te guste o no admitirlo, eres alguien con ciertas influencias, por lo que tu sitio te guste o no, estaba allí… de modo que… ¿Por qué? –dije serio.
- Por eso mismo, porque podría influir de algún modo, y pertenezco a la 18ª Aldea, nosotros siempre somos neutrales… Meterme en una elección aun por accidente –meneo la cabeza-, y mucho menos en una de este tipo, en algo tan importante…
- Entiendo, lo que dices es lógico, pero eso es como tú te consideras, ¿cómo lo ven ellas? –hice un gesto hacia donde las demás dormían o hablaban.
- Empiezas a preocuparme Val… sabes… -entrecerró los ojos mirándome.
- No cambies de tema… no funciona… contesta, por favor, ¿qué pasa?
- Está bien, pero sigo diciendo que eres muy extraño, aun siendo un Abraxx, pero que muy, muy, muy extraño… cada vez me lo pareces más…
- Perfecto, soy “rarito”, concedido, y ahora… por favor… -insistí.
- Para ellas soy una Talkinq, pero me consideran sin filiación, mi matriarca… la que había cuando me fui, mi hermana, bueno… decidió que si abandonaba en una “estúpida búsqueda”, perdía la protección de mi Aldea aunque no mis obligaciones… sigo siendo una Talkinq, obvio, pero…
- Entiendo, eres una especie de paria, o deberías de serlo según la condena de tu matriarca. Pero dado tu poder, dado también que en ningún momento te excluyeron de tus derecho u obligaciones, y posiblemente tus antecedentes familiares dentro de tu propia aldea, más que quien hiciese eso fuese precisamente tu hermana, entonces realmente no es así… ¿me equivoco?
- No, no te equivocas para nada, mi línea puede seguirse perfectamente hasta la propia Vhalara, la Gran Hechicera e hija de la propia Dhialmina Ard-Lackluhd, la fundadora de la 18ª Aldea y su primera Gran Matriarca, la que consiguió traer de regreso a las “desterradas”… -dijo, explicándome luego a que se refería con esto.
- Entiendo, perteneces a quizá el Clan mas preeminente de la 18ª Aldea y desciendes directamente de una de las personas más admiradas por tu pueblo. Tu sangre está muy definida al respecto, pero para todas, solo eres considerada como una “Talkinq”, una Hechicera tremendamente poderosa y además completamente neutral del todo para ellas, ¿no?. Supongo que quizá pongan incluso tu poder al nivel del de tu antepasada, la Gran Hechicera Vhalara… -vi como me miraba fijamente con el ceño fruncido.
- Sabes Val, me empiezas a resultar inquietante, realmente inquietante –me miro pensativa poniéndose un poco pálida-. Porque será que tengo la sensación de que tú, todo esto que te he contado sobre mi clan ya lo sabías… -se mordió el labio, luego susurro- …pero no puede ser, es imposible… me hubiese dado cuenta…
- Perdón, ¿decías?, es que no te escuche eso último…
- No, nada, cosas mías Val… pero te digo lo de antes, me empiezas a preocupar enserio… sabes muchas cosas, adivinas “en exceso”… y eso ya empieza a parecerme “mucha intuición”…
- Es que te explicas muy bien, y tampoco me es muy difícil sumar dos más dos con lo que tú me has contado –sonreí poniendo mi mejor cara de inocencia.
- Si claro, ya, supongo que sí, que solo es por eso, que “sumas” muy bien –dijo con clara desconfianza.
Me hice el tonto y no entre al trapo en la inminente discusión que podía apreciar de hacerlo, obviamente Mina tenía sus sospechas sobre mí, pero… su honor… ese honor… di gracias a todo lo que se me ocurrió porque Mina lo conservase intacto. El poderoso sentido del honor Talkinq que tenía le impedía hacer nada o indagar agresivamente en mí, mientras que yo no me metiese a saber que “hacia” ella en realidad o cometiese el error de intentar informarme en esa dirección por cualquier medio. Ese era nuestro acuerdo inicial sotto vocce, ni yo preguntaba sobre ella, ni ella lo hacía sobre mí, y había empeñado su honor de Talkinq en ello, creedme si os digo que por su cara, estaba claro que era uno de esos momentos, en que se arrepentía con toda su alma de haberlo hecho… por fortuna para mi, claro.
La situación que describía Mina era problemática para ambos en extremo, por un lado era posible que las Matriarcas candidatas intentasen usarla en su favor, por otro también quizá, y solo quizá, su propia Matriarca, la de la 18ª Aldea, incluso tuviese alguna seria objeción a su presencia allí, con que más aun, a su posible influencia en algo en lo que la 18ª se había esforzado en mantenerse al margen desde hacía más de seiscientos años, siguiendo los dictados y condiciones dejados por Dhi tras de sí. Ciertamente si, la situación se podía poner muy fea, y por cierto, si esta podía ser mala para una Talkinq, estaba muy seguro de que aun sería peor para un hombre, y ese hombre era justo yo mismo….
Cuando entramos por fin en la Aldea principal de la 4ª de las Talkinq, nos encontramos con que la Matriarca y la Gran Hechicera de la 18ª ya habían llegado. Mi siguiente preocupación, fue ver como desde el día siguiente a nuestra llegada, por nuestra tienda pasaban un gran número de Guerreras, curanderas o Hechiceras para saludar a Mina y presentarle sus respetos, incluyendo prácticamente toda la comitiva de la 18ª con excepción de sus dos “lideres”. Otro factor que tome en cuenta, fueron las miradas generalizadas y nada halagüeñas sobre mi persona, tan solo eran necesarios unos segundos de conversación, ver que yo no me iba, o que Mina no decía nada, para que se mostrasen algo inquietas, aunque eso sí, esos cambios de “comportamiento” eran extremadamente sutiles…
Por si os lo preguntáis, si, Mina estaba muy, pero que muy pendiente de mí durante todas y cada una de estas visitas, no por temor a que hiciese algo, sino más probablemente por si se daba el caso de que recibía más “intuiciones”. Por ello como podéis suponer, no movía ni medio musculo viese lo que viese, tampoco daba a entender que pudiese ser consciente de los leves cambios que os he mencionado.
Obviamente, todo esto termino por atraer la atención sobre Mina justo de la gente que no queríamos, la Matriarca de la 18ª, las dos Matriarcas del Triunvirato y por supuesto, todas y cada una de las candidatas, estas últimas además, con excepción de la Matriarca de la 24ª Aldea, poco menos que pusieron el grito en el cielo porque según ellas Mina estaba interviniendo en la elección, sin tener derecho a ello. Concretamente, en una de las veces que salimos, para que Mina pudiese acudir a un llamado del consejo de Hechiceras… se cruzo con una de las candidatas y la cosa se puso fea, en parte, por mi intervención… aunque no la maté, que era lo que en ese momento me pedía el cuerpo realmente.
- Tú, abstente de opinar de lo que no te importa, aquí no pintas nada –la interpelo la Matriarca de la 5ª Aldea.
- Soy Talkinq, opinare lo que me dé la gana, tengo mi derecho a ello como tal, procura recordarlo si tenemos la desgracia de que seas elegida –repuso Mina con un clarísimo cabreo.
Cuando dos Guerreras que la acompañaban fueron a sacar sus armas para enfrentarse a Mina por la contestación, se encontraron con las hojas de mis espadas sobre sus cuellos, mientras miraba fijamente a la Matriarca, ignorándolas a ambas, no las dirigí ni una sola mirada. Tras esto fui muy claro con la Matriarca…
- Si alguien bajo sus órdenes, vuelve a intentar algo semejante o parecido contra mi maga… la matare a usted, tenga algo que ver o no… Yo no voy a perder el tiempo en pedir explicaciones al respecto, solo la degollare como a una cerda… ¿le quedó claro Matriarca?
- Pero como se atreve a… -se calló y puso pálida al ver a Mina, de quien no se había dado cuenta hasta ese instante.
- Eso que ve, procure no olvidarlo Matriarca… porque esta vez la he salvado, pero si hay una próxima yo mismo la mataré… -le susurré al oído.
El motivo real de mi intervención, aparte de no gustarme la Matriarca, fue la instantánea y violenta reacción en Mina, no el que pudiese correr peligro ella, puesto que de haber seguido con su ataque, de esas dos Guerreras no se hubiesen encontrado ni cabellos. Yo, que la estaba vigilando y no la perdía de vista ni un segundo, enseguida note el aumento de poder tan terrible que tuvo… cuando la Matriarca se detuvo al hablarme, fue porque en ese instante Mina tenía a su alrededor un cada vez mas gigantesco halo Rojizo que la envolvía… Cualquier mago o Hechicera presente era capaz de sentir como su poder estaba creciendo a un ritmo exponencial… Todas las Talkinq presentes también se dieron cuenta de otro detalle, y es que, mi intervención fue lo que pareció empezar a mitigar a Mina, tan solo treinta segundos tras ella su halo empezó poco a poco a reducirse, aunque su poder seguía altísimo…
Ese día terminó ahí, Mina se encerró en la tienda en mi compañía. Estaba mirándola fijamente, con los ojos entrecerrados, pensando y deseando no tener que realizar el curso de acción que me iba a ver forzado a tomar con ella… pero había cosas que no podía permitirme demorar durante mucho más tiempo. Tenía pensado haber actuado contra Mina en los solitarios paramos del Norte, lejos de curiosos o posibles interrupciones inoportunas, pero debía de hacerlo ya, ahora…, y no tardando mucho, antes de que perdiese la calma por completo en algún instante.
Cuando llegó la noche, espere pacientemente a que Mina se durmiese y a que en apariencia, el campamento entero entrase en fase de descanso, con excepción evidentemente, de algunas guerreras que se mantenían de guardia. Me levante sigilosamente, acercándome a Mina, con gran suavidad coloque mis manos sobre ella, una sobre la frente y la otra sobre su pecho derecho, justo sobre el corazón… Lo primero que hice fue acumular poder sobre mí e iniciar un poderoso escudo que nos mantuviese aislados de interferencias exteriores, luego desmonte lentamente todos los conjuros defensivos anclados en Mina, para finalizar, con un conjuro sobre ella de sueño profundo… Evidentemente era un riesgo si despertaba antes del conjuro del sueño, pues vería de inmediato mis Ojos Negros sin fondo y los zarcillos rodeándome…
Tras dormirla de aquel modo, inicie una suave y muy, muy, muy cuidadosa lectura de mente e investigación sobre su fuente y ramificaciones de poder, incluido las trazas de poder Arcano. Tardé, pero lo conseguí, por fin, tras casi hora y media de tremendo esfuerzo, conseguí averiguar lo que deseaba, localice su fuente de poder Arcano y de, para mi relativa sorpresa tras la charla con Amaratha, de su poder “Draconiano” latente… Tal y como sospeche cuando Amaratha me contó algunas cosas “raras” sobre mi humana acompañante, Mina en realidad, era una “Shaddin-Nur” o al menos tenía capacidad para llegar a serlo. Aunque era seguro que muriese de intentarlo, ya que no tenía control sobre semejante poder, y por fortuna, aun no tenía modo de alcanzarlo, pero ahí estaba, en su interior, latente. Su poder Arcano y Draconiano estaban como agazapados, esperando a que alguien o ella misma por accidente, hiciese las conexiones precisas entre los tres espectros de la magia de Nakriss presentes en ella, pero en lugar de eso, lo que hice fue reforzar esos bloqueos con mi magia Oscura para evitar que accidentalmente pudiese incluso llegar a destruirse a sí misma si por una carambola inconcebible le daba por alcanzar el Poder Absoluto de Nakriss sin control, algo como digo, muy remoto y casi imposible, pero aun así factible.
Mina en realidad no es que solo fuese oficialmente descendiente por línea directa de Vhalara, sino que también, lo era de su hermana Dhilmia, en realidad, su sangre era “pura”, era una descendiente directa de ambas hermanas, de mis dos hijas. Vhalara y Dhilmia tuvieron dos descendientes cada una, la parejita en ambos casos… Por causa del destino, de Nakriss o quien se quiera que fuese, lo cierto, es que aun teniéndolo completamente prohibido, en ambos casos, las parejas de primos tuvieron un descendiente entre ellos… luego también en una compleja carambola, fueron a engendrar nueva descendencia con los hijos de sus hermanos y… bueno, es muy complejo, no sé ni cómo se las apañaría Mina para averiguarlo, pero lo cierto, es que toda su ascendencia pertenecía a la sangre de Vhalara o de Dhilmia, por lo que la mía corría “muy pura” por sus venas… Pero todo esto no explicaba su enlace con la magia Draconiana. No tenía sentido, excepto que hubiese pasado lo que empezaba a sospechar… Tenía muchísimas cosas que comprobar y verificar, pero sin Mina a mi lado, ella ahora mismo, para mí, era un completo estorbo… Necesitaba ir al Templo urgentemente, pero a solas y luego tener una charla en privado con Amaratha, también los dos a solas…
Si mis sospechas eran ciertas, Mina, para mi gusto estaba muy desarraigada de los suyos, necesitaba que se sintiese mas “Talkinq”, que estuviese mas sujeta por lealtades, como una especie de ancla sobre la realidad… y Mina, posiblemente, en un momento u otro, iba a necesitar hasta el último ápice de ello. Me quedé mirándola unos segundos más, era consciente de que acababan de irse al garete, todos y cada uno de mis planes, lo descubierto me iba a hacer tener que acelerar mis movimientos.
Estuve rumiando que hacer, al final comprendí que tenía pocas opciones al respecto, miré de nuevo a Mina y luego me escabullí fuera de la tienda en dirección a una cercana, que estaba custodiada por dos guerreras, lo que me obligó a hacerme mi propia puerta por la parte trasera de la misma por donde poder colarme.
Una vez dentro use un poderos conjuro de aislamiento, luego me quede mirando fijamente a las dos mujeres que allí dormían, pensando en cómo debería de actuar con ellas. Ya que la situación era un tanto peliaguda e iba a necesitar de su cooperación, por las buenas o por las malas, decidí empezar intentándolo por las buenas… para ir por el otro sitio, siempre tenía tiempo, me acerque a ambas, hice con ellas un pequeño juego de manos y luego me retire a una esquina. Mirándolas fijamente, carraspee despacio y flojito, pero suficiente como para que ambas se despertasen en el acto…
- Buenas noches a ambas… por favor –levanté mis manos mostrando las palmas hacia ellas- vengo en son de paz, solo quiero hablar con ustedes dos.
- Pues no creo que esta sea la mejor forma de ello –adujo la Gran Matriarca de la 18ª Aldea- poniéndose de pie y cogiendo una Daga pesada.
- Desde luego, me dan ganas de matarlo ahora mismo –dijo la Gran Hechicera, que concentraba su poder lo más discretamente que podía.
- Tranquilas las dos, por favor, vengo en son de paz como ya les he aclarado, solo pretendo saber porque no aceptan a Mina, a mi Maga… -dije mirándolas seriamente, pero con mis manos aun levantadas y muy visibles para ambas.
Vi como la Gran Matriarca me miraba fijamente, como calibrándome, mientras que con un gesto contenía a la Gran Hechicera, que estaba empezando a convocar su poder ya a las claras… Se sentó en el lecho donde había estado durmiendo, dejando su Daga a su lado, haciéndome señas de que tomase también asiento y bajase las manos, observe que con una mirada, también se lo indico a la Gran Hechicera… que redujo su poder, aunque vi que anclaba un par de conjuros defensivos.
- Qué sabe de su maga, señor… ehhhh, Val, creo, ¿correcto?
- Si, correcto. Sé que hace mucho emprendió una búsqueda –alcé una mano al ver su intención de hablar-, se que fue hace más de doscientos años, no se moleste en ver cómo explicarme eso.
- ¿Pero sabe que es lo que busca?
- No, realmente no lo sé, aunque tengo mis sospechas…
- Buen pues yo se lo diré para que no sospeche –replico enfadada la Hechicera-, esa majadera, lleva doscientos años buscando a un “supuesto” antepasado, una leyenda, ese al que en estas tierras se conoce como “el que camina con los muertos”, eso es lo que busca esa loca…
- Dígame una cosa Hechicera –le sonreí ironico-, ¿Por qué la tacha de loca cuando usted también cree en él?
- Yo no creo ni dejo de creer… -dijo poniéndose un poco colorada.
- Sí, sí que cree y sabe de sobra porque cree en él… o me va a decir que no cree en los poderes de este medallón –lo saque mostrándolo colgado al cuello-, o su matriarca en los de este anillo… -dije, mostrando este puesto en uno de mis dedos.
Las bocas de ambas se abrieron de par en par a la vez que sus ojos parecían enormes platos… Tras mirar lo que les mostraba en mis manos, se palparon con rapidez en busca de lo que supuestamente deberían de llevar ellas, y que nadie salvo alguien del Clan Esghiberdh sabía de su verdadera importancia, pero con los que solo sus verdaderas dueñas podrían sobrevivir si es que alguien se atreviese a usarlo, quien no fuese su verdadero propietario legítimo, moriría en el acto. Yo por el contrario, llevaba puesto en un dedo el anillo, y en el cuello el colgante, por lo que debería de estar muerto desde el mismo instante de haberlo hecho. Sonriente vi cómo les cambiaban las caras cuando por fin fueron entendiendo las dos las implicaciones de lo que veían, sus caras adquirieron la palidez de los cadáveres…
- Lo encontró… -susurró la Hechicera con voz temblorosa por el miedo-, esa lunática de verdad lo encontró… lo ha hecho… -además parecía costarle procesar mi presencia allí.
- Vhaalzord… -susurró la Matriarca con un hilo de voz-…el Nigromante… usted es él…
Deje fluir el poder de Nakriss sobre mí, permitiendo que sus “efectos secundarios” afloraran sobre mí, y parece que mis lindísimos ojitos causaron un “considerable” efecto en ambas mujeres, que me miraban entre asustadas y alucinadas. Con cuidado, lentamente, retire de mi persona ambos objetos, lanzándole cada uno de ellos a su dueña respectiva, que tras comprobarlos y dudar, se los colocaron… quedándoles claro de ese modo que no había sido ningún engaño… tanto el anillo como el medallón eran los auténticos y estaban a pleno poder.
- Bien, para que quede claro del todo, si, yo soy Vhaalzord el Nigromante, el que camina con los muertos, el padre de Vhalara y Dhilmia, las hijas de la Gran Matriarca Dhi. Respondiéndote, Gran Hechicera, no, esa lunática como tú la llamas, no sabe quién soy, y solo lo sabrá en el mismo momento en que me diga que me está buscando, por lo que si alguna de las dos le dice lo mas mínimo, me voy a enfadar muchísimo con ambas… ¿comprendemos a lo que me refiero? –vi como ambas asentían con la cabeza asustadas.
Me sonreí para mí mismo, era una de las opciones que había barajado, que Mina por algún motivo me buscase. Pero al saber su filiación, prácticamente me quedó como la única posible o factible, pero sin embargo, ahora mismo me lo acababan de confirmar la Matriarca y la Gran Hechicera de la 18ª Aldea. Algo imprevisto, fue la presencia repentina de las dos Grande Matriarcas vivas del Triunvirato, que entraron en la tienda por sorpresa con la sanísima intención de hablar sobre la Matriarca candidata de la 5ª Aldea, por lo visto no les gustaba a ninguna de esas cuatro mujeres... según lo que hablaron antes de descubrirme.
Afortunadamente, yo estaba en la sombra vestido de oscuro, y tuve tiempo de usar un pequeño conjuro que atenuaba considerablemente me presencia para cualquiera, y si no lo hacía del todo, era en parte por culpa de mis puñeteros ojos y los zarcillos de marras, que no había forma de opacarlos por completo. Al final, al minuto o por ahí… me vieron…
- ¿Y este que hace aquí? ¿Lo ha escuchado todo? –preguntó la Gran Matriarca procedente de la 8ª Aldea.
- Es… -tragó saliva, continuando a una seña mía de que podía-, Vhaalzord el Nigromante, según parece, Dhialmina realmente le encontró en su búsqueda… y os garantizamos las dos, que es el verdadero… -la Gran Hechicera asintió a las palabras de la Matriarca.
- Es imposible… -susurro la Matriarca procedente de la 8ª Aldea.
- Mírale bien, fíjate detenidamente…
Por la palidez y el respingo que ambas mujeres pegaron al ver mis lindos ojitos más mi cuerpo bellamente cubierto de negros zarcillos de magia, supe que efectivamente, daban por sentado que de verdad era quien decía la Matriarca de la 18ª Aldea que era…
- Así que era quien sospechaba… y no me atreví a creer que fuese posible… -susurró Rielka, la Matriarca del Triunvirato procedente de la 4ª Aldea…
- Si Matriarca, efectivamente, tal y como sospechaba, soy… digamos que mucho más de lo que aparento a primera vista… -sonreí- aunque creo que eso ya se lo deje claro con mis indirectas cuando hablamos.
- Si, lo temía cuando hablamos y vi la cara de Mina mirándole… ¿Y… y que… quiere? –preguntó Rielka
- En primer lugar a Mina, que la 18ª Aldea la recupere a su seno…, no debería de haber problemas, puesto que realmente “me encontró”, lo sepa o no. Pueden argumentar para ello si quieren, algo del estilo a que vista su determinación, merece la pena restituirle su legado… o algo así, seguro que algo se les ocurrirá… Mina tiene conocimientos valiosos, que también son otra opción… pero es cosa suya… lo único cierto es que la quiero con ustedes por una temporada…
- Podemos hacerlo –dijo la Matriarca-, hay muchas formas, no hay problema con eso.
- Incluso su idea me parece buena –indico también la Gran Hechicera-, además, sus conocimientos mágicos y del mundo mas allá de estos territorios nos serán muy útiles… -termino, tomando al vuelo mi insinuación sobre sus “dotes”.
- Uhmmmmm… También podríamos postularla como la tercera Matriarca del Triunvirato… Es tan Talkinq como cualquiera de nosotras, su comportamiento y actitud lo demuestran. Sus conocimientos podrían ser importantísimos, su neutralidad sobre nuestros asuntos esta fuera de toda duda, y según he estado observando, a casi ninguna de las guerreras presentes o hechiceras, les importaría que ella fuese la elegida por encima de las demás… -dijo Rielka con cautela.
- No, no les funcionaria, Mina nunca aceptaría algo como eso –dije meneando la cabeza-. Se negaría en redondo, no abandonara mi búsqueda puesto que ella aún no sabe realmente quien soy, y como he dicho a sus dos compañeras de la 18ª Aldea, –mire fijamente a ambas Grandes Matriarcas-, si alguna se lo dice, me voy a enfadar muchísimo, muchísimo, con esa persona… ¿está claro? –mis zarcillos no paraban de moverse siseantes a mi alrededor, vi como ambas tragaban saliva asustadas mientras asentían-.
- No diremos nada… -repuso la otra Gran Matriarca rápidamente.
- Pero no entiendo… ella ya sospecha, lo vi claramente cuando hablamos de… -le interrumpí.
- Sospecha pero no sabe… y que siga así Matriarca… ¿entendido?
- Si… si… -asintió con la cabeza.
- Bien, yo las dejo con sus asuntos, no es cosa mía nada de lo que tengan aquí que hablar… -me pare un instante ante “mi entrada” en la trasera de la tienda-. No es asunto mío ciertamente, pero si quieren un consejo, como han dicho ustedes, Mina es Talkinq, tanto como cualquier otra, pero ahora mismo no está “contaminada” por años de “convivencia” entre ustedes, una cosa es que ella deba de mantener la neutralidad ante todas como miembro de la 18ª, y otra el que ustedes mismas como Matriarcas, no puedan “preguntarle”… -sonreí- ¿o no?
- Creo que tiene razón… una vez más señor… Val –respondió Rielka, mirándome con cara astuta-, créame que tendré en cuenta personalmente su consejo…
- Estoy seguro de ello… no tengo la menor duda de que sabrán cómo aprovecharlo Matriarcas… -les sonreí.
Cuando me marche, sabía que también las otras tres mujeres estaban considerando muy seriamente mis palabras, igual que en la Gran Hechicera de la 18ª Aldea, había sembrado una idea muy oportuna para mí sobre Mina… algo que de momento, me convenía que se pensase y más aún, que decidiese hacer algo al respecto. Lo primero que hice al regresar a la tienda, fue anular todo tipo de restos de mi magia sobre Mina, después limpiarme también a mi mismo en profundidad, no dejando más que unos leves trazos como buen Abraxx que debía de ser. Me eche a dormir tranquilamente, sabiendo que Mina cuando se despertara, se empezaría a hacer algunas preguntas al comprobar que sus conjuros defensivos se habían… ehhhh… digamos que “caído”.
A la mañana siguiente, sentí perfectamente cuando Mina me examino con detenimiento por medio de un poderoso conjuro, sin duda debía de haberse despertado sorprendida, procure mantenerme tranquilo y con mi mente completamente en blanco o bien, con imágenes aleatorias por si le daba por intentar un conjuro de lectura mental… Estuvo como unos tres o cuatro minutos con ello, luego lo dejó, verifique que de nuevo empezó a situar sus defensas mágicas en posición, reforzando los enlaces de los conjuros con su fuente de poder interna… Esos conjuros tal y como se hacen, tal como yo los creé, permite que la fuente recupere muchísimo más poder del que usa, por ello son tan eficaces y quien los conoce no duda en usarlos, con los debidos limitadores por si se activaban, claro.
La decisión sobre la nueva Gran Matriarca del Triunvirato estaba en marcha, aunque hasta un plazo de unos diez a quince días no sería efectiva la decisión de quién ocuparía el puesto. 21 Aldeas participaban en la elección, incluidas las de las candidatas, la elección se hacía a mano alzada por las Matriarcas principales de las aldeas junto a ella se sentaba la Principal hechicera junto con la mejor Guerrera de la Aldea que confirmaba la elección dada por su Matriarca. Se requería por lo que me contó Mina, y que no funcionaba así en mi época, que al menos 15 de las Aldeas votaran a favor de una candidata, por otro lado, estaba mal visto que la Aldea de la candidata votara por ella, y era esta además, la encargada de dar su voto.
Encontré el sistema de votación ciertamente ingenioso, las Aldeas de las candidatas eran las primeras en votar, en este caso cuando llegase la ocasión, votarían las Aldeas 3ª, 5ª, 10ª y 24ª en secreto ante las dos Grandes Matriarcas del Triunvirato existentes. Después de votar las cuatro, ya ante todo el que quisiese asistir al acontecimiento, esos votos se hacían públicos, preguntando a las Matriarcas ante todo el mundo si era correcto o no lo indicado, una vez las cuatro conformes, procedían a votar el resto de Aldeas, pero esta vez, cada una de sus Matriarcas lo hacía a mano alzada. Realmente, era ingenioso y al contar también con las otras dos personas más preeminentes de cada aldea sentadas al lado en el momento de ejercer la votación, evitaba suspicacias ya que así todo el mundo sabía que habían votado los demás y por las reacciones de estas “invitadas” se podía discernir muchas veces si a última hora alguna matriarca había cambiado el voto previsto…
A los tres días de lo que narré más arriba, llego el primer terremoto a la Aldea Talkinq, cuando una de las candidatas, nuevamente la de la 5ª Aldea, interpelo a Mina, y tuvo una respuesta que no se esperaba…
- Porque no permaneces callada, tú aquí no pintas nada, ni tienes nada que ver… no tienes Aldea… no metas tus narices donde no te llaman…
Mina que en ese instante estaba sentada junto a mí, hablando tranquilamente con varias guerreras, se incorporo de un salto dispuesta a contestarla, y por la cara que puso, supe en el acto que la cosa se pondría complicada en cuanto abriese la boca… sin embargo, alguien se le adelanto…
- Opinara lo que le dé la gana, para eso es una Talkinq y tiene tanto derecho como cualquier otra. Además, por supuesto que tiene Aldea, Dhialmina pertenece a la 18ª Aldea desde que nació…
- Pero que dices, si fue expulsada por…
- Nunca lo fue realmente. Todas las Matriarcas desde que somos elegidas y preparadas para nuestro puesto, sabemos que solo se trató de una prueba para que demostrase hasta que punto estaba dispuesta a cumplir con lo que se proponía… Y una cosa es que yo, como matriarca de su Aldea la discuta, y otra muy diferente que alguien de otra cualquiera venga a meter sus narices donde no le llaman, como tu muy bien dices…
- Pero quien coño te crees que eres, ¿dime?, vosotras no sois quienes para opinar, no podéis votar, y el hab… -Rielka la interrumpió.
- La 18ª Aldea puede votar cuando quiera, esa aldea siempre ha declinado su derecho, pero no quiere decir que un día, no decida hacerlo, puede realizarlo cuando lo desee, es una Aldea Talkinq igual a las demás…
- No, igual no… -repuso la Matriarca-, nosotras decidimos no votar en la elección, declarando de ese modo nuestra neutralidad, aunque apoyando siempre y acatando las instrucciones del Triunvirato. Pero desde luego, ahora mismo, si decidiese que debo romper nuestra estricta posición mantenida durante más de 600 años, jamás votaría por alguien semejante… ¡¡¡Nuca!!! -terminó de forma contundente.
- Ni yo tampoco lo haría, ¡¡jamás!! ¡¡No es digna!! –apuntillo Mina muy seria, con un intenso halo rojo de poder a su alrededor, mirando a la matriarca de la 5ª fijamente, con un más que evidente deseo para todos los presentes de tener una oportunidad de poder matarla en ese mismo instante.
La Matriarca de la 5ª Aldea se puso pálida como una muerta al darse cuenta de lo sucedido y ver a Mina, claramente dispuesta para atacar a quien fuese, empezando por ella si un solo insulto mas salía de sus labios. Puse una de mis manos sobre el antebrazo de Mina para calmarla…
- Tranquila Mina… déjalo estar…
- Lo hare… porque no va a darme una satisfacción…
- No hace falta Mina, estate tranquila… no pasara nada… creo que me tomó a broma…
- Val, no hagas nada… estate tú también quieto… estamos en una elección… es intocable salvo que haga algo muy grave… así que… estate quieto… ¿vale? –me susurró, con los ojos despidiendo fuego, sin perder de vista a la matriarca ni por un instante.
- Tranquila, sabes que no hace nada que no pueda hacer… -le sonreí.
- Prohibido Val, lo digo enserio, aquí nada… ¿Val? –me susurro con dureza mientras me miraba ahora a mí, directamente a los ojos.
- Vale, tu mandas… -sonreí, por lo menos ahora estaba fija en mí y no en ella, que era de lo que se trataba, de desactivar su poder.
Por otro lado, la Matriarca no parecía ser capaz de procesarlo aun del todo, le costó un buen rato ser consciente de que la Matriarca de la 18ª Aldea, junto con su ratificación de que se mantendría “Neutral”, acababa de darle el golpe de Gracia a su candidatura… La Matriarca había dejado claro que su aldea seguiría “neutral” y no votaría por nadie, pero también, que de hacerlo jamás por ella… eso suponía prácticamente una sentencia a su posible elección, para colmo, incluso la misma Mina había hecho el mismo comentario, añadiendo además algo nada halagüeño sobre su persona, y esos eran comentarios de gente que pesaba muchísimo en el ánimo de las Talkinq…
Durante los días siguientes, la Matriarca de la 18ª Aldea, puso a Mina junto conmigo a entrenarnos con las guerreras que le habían acompañado, mientras que la Gran Hechicera y otras dos más, una de las cuales en realidad era sanadora, también se incorporaron al entrenamiento. Tarde un par de días en darme cuenta de la jugada de la Matriarca… o más bien, un par de días en enterarme de ella al escuchar los comentarios que las demás Talkinq hacían al respecto.
Mina había sido confirmada públicamente por la Matriarca de la 18ª como una de sus miembros, dando además una explicación… verosímil para ello. El resultado de las practicas ordenadas por estas, es que terminaron con Mina y conmigo haciendo la función de entrenadores, incluso se unieron las Guardabosques que habían estado con nosotros. Alguien, cuya identidad no tenia clara, aunque imaginaros a quien apuntaban mis sospechas, empezó a correr la voz sobre la increíble correspondencia de los hechos que se estaban dando con Mina con lo que vivieron las Talkinq en la juventud de su Gran antepasada, La Gran Matriarca Dhi, la fundadora de la 18ª Aldea y que trajo a las exiliadas de regreso… No me hizo falta mucho como para darme cuenta de que ese tipo de rumores se estaba propagando como el fuego en la yesca, y que cada vez mas Talkinq miraban a Mina con un más que renovado respeto… Incluida, más de una de las Matriarcas, entre estas la de la 24ª Aldea, con quien Mina parecía tener una conexión muy especial…
Un problema que veía que todavía no había llegado, pero indudablemente surgiría y en muy poquito tiempo, es que la gran favorita para la elección, la muy desagradable Matriarca de la 5ª Aldea, se estaba empezando a dar cuenta de que gracias a las intervenciones de Mina, cada vez perdía mas terreno, ganándolo la en principio, anteriormente casi desahuciada Matriarca de la 24ª. Hubo un momento, en que empecé a darme cuenta de que por fin empezaba a tomarse en serio a Mina, pero por desgracia, esta parecía no hacer lo mismo con ella.
Una de las guerreras que acompañaban a esa Matriarca, intento desafiar a Mina a muerte entrando en la arena donde entrenabamos, pero mi llegada por su espalda, junto con mi golpe seco en su nuca dejándola inconsciente, terminó con el tema. Reconozco que ni una sola de las Talkinq presentes me miro bien por intervenir, incluida la Matriarca, que para colmo de males para ella, habló…
- Vaya, que valiente, que un hombre tiene que defender a la gran Maga itinerante de las Talkinq… -dijo maliciosa, dirigiéndose al “publico”.
- Matriarca, te lo voy a decir delante de todas las presentes para que no haya luego comentarios maliciosos o distorsionados… Si quieres algo de Mina, se lo dices tú, incluido el retarla a un duelo. Si vuelve a pasar algo como esto de nuevo con alguna de tus seguidoras, claramente manipulada por ti, tras encargarme de ella, iré a por ti al instante… para directamente… matarte como la perra rastrera que eres.
- Pero quien te… -Mina la interrumpió.
- Es mi hombre escudo, pero ratifico sus palabras, salvo que seré yo quien te mate Matriarca, y no él… Por cierto, soy Dhialmina, del Clan Esghiberdh, pertenezco a la 18ª Aldea, procura no olvidarlo nunca más Matriarca…
- ¿O qué? –preguntó burlona.
- O te arrancare la lengua y te la hare comer para ver si por casualidad así te envenenas –replicó Mina
- ¿Quieres que la mate ahora mismo?, sabes que no me costaría nada –le pregunte con sendas dagas Khlomn en mis manos completamente listas para ser lanzadas sobre la matriarca-, me ahorrarías tiempo si me dejases…
- No, de momento no hará falta… pero solo de momento…
- ¿Quizá por la noche, en su tienda, en privado mejor? –allí me dejarías- sabes que nadie me vera hacerlo… -pregunte muy serio.
- ¡¡¡Uhmmmm!!!, ya te lo diré cuando me lo piense…
- Como Ejecutor, solo espero tus órdenes para ello Mina… -respondí sin dejar de mirar a la Matriarca con las Dagas en las manos-, asesinar es mi misión, y matar a esta perra seria además un auténtico placer.
La Matriarca se había puesto pálida como una muerta cuando me vio las dagas en las manos y mis clarísimas intenciones de querer matarla de verdad a toda costa, pero más aún, cuando comprobó que el 90% de las Talkinq presentes tenían sus manos en las armas, y no precisamente con intención de defenderla a ella o atacarme a mi si hacia algo… Vi como miraba con odio mal disimulado a Mina. Justo el día antes de la elección, Mina me pidió que nos alejásemos un poco del campamento, obviamente la seguí, sabiendo además más o menos de que se trataba…
- Val, tengo que hablar contigo…
- Dime…
- Sabes que me han vuelto a admitir en la 18ª Aldea, ¿verdad?
- Si, lo cierto es que si.
- Ya, pues esto ha trastocado todos mis planes, me impone ciertas obligaciones inminentes a las que no estoy en condiciones de negarme –me explicó, con un tono de voz que mostraba un claro enfado.
- Pareces un poco… enfadada –dije con prudencia.
- No, te aseguro que no solo un poco, estoy muy, muy enfadada. Debo de pasar los ritos de Hechicera, no lo pase hace doscientos años antes de irme, y ahora… -miró al cielo alzando las manos con cara de frustración- ¡¡Joder!! Es que esto es ridículo, tengo que hacer una maldita prueba para ver si soy una puta hechicera de verdad y así poder tener una maestra…. ¡¡¡¡Mierdaaaaa!!!! porque narices aceptaría volver al redil…
- Entiendo, la Matriarca quiere que lo hagas, ¿no?
- Sí, eso, justo eso, es una formalidad nada más, porque está claro que “soy una puta hechicera” –se la veía enfadadísima-. Lo que quería ver en los páramos no habrá problema para ir, son cuatro o cinco días como mucho desde el territorio de mi Aldea atraves de las montañas, pero tendré que permanecer allí… bueno, quizá un año o dos… aunque confió en acelerarlo todo para solo aguantarles unos pocos meses -me dijo nerviosa.
- Comprendo, y quieres que me quede… -dije pensativo-, pero no creo que fuese buena idea, y no… -me interrumpió.
- No, no pretendo eso, para nada, sé que no sería buena idea enjaularte allí. Te proporcionaremos un salvoconducto dentro de nuestra influencia para que puedas cruzar los Territorios de los Hombres del Norte y llegar a la costa del continente sin problemas.
- Bien, pero deduzco por tu expresión, que eso no es todo, ¿verdad?
- No, no lo es, pienso seguir con mi búsqueda… -me miro intensamente cuando dijo eso-, y me gustaría que me siguieses acompañando. Toma… es una anillo mágico de comunicación, con ellos podremos seguir en contacto e incluso mandarte algún ave mensajera si llega el caso… yo te avisare cuando pueda por fin escaparme de aquí –su voz sonó frustrada.
Mina me sorprendió, me ofreció lo que dijo, justo un anillo de comunicación, vi que en su dedo había otro idéntico, no me pareció mala idea, aunque no pensé que fuese a usarlos o quizá más bien, que supiese hacerlos. Imagine que me pediría algo más burdo, como quedar en algún sitio en una fecha determinada. Los anillos de comunicación, se llaman así, porque están imbuidos en magia, se usa para que un ave convocada por el mago que los creo, pueda ir del poseedor de un anillo al del otro con mensajes… justo lo que Mina acababa de ofrecerme. Reconozco que estuve a punto de reírme cuando dijo que tenía que quedarse en gran parte por lo de las pruebas para detectar si una niña tenía poder latente o no… sentencia como debía de haberse cabreado por ello, pero bueno, si era el único modo de que se quedase por un tiempo… lo sentía por ella. Esta era una de esas cosas ridículas de las leyes o el sentido del deber Talkinq… y que a mí de vez en cuando me venían tan bien, para que negarlo.
Mina quería que me fuese antes de la elección, obviamente para evitar que cierta matriarca pudiese ponerse tras de mis huellas nada más marcharme o que yo la matase antes de hacerlo, por otro lado, yo no tendría opción a ver dicha ceremonia, debiendo de permanecer encerrado en la tienda bajo guardia durante toda la misma, con lo que no tenía sentido que siguiese allí más tiempo. Acepte su petición, salvo que rechace su salvoconducto, informándola que volvería a cruzar los Territorios de las Tribus para salir por las montañas del sur, no es que se quedase muy convencida, pero no tuvo otra que tragar con mi decisión. Esa misma tarde me despedí de ella… Me preguntó donde iría, y le respondí la verdad…, bueno, más o menos, le dije que intentaría darme una vuelta por los Archipiélagos, ver algunas de sus islas para así hacer tiempo hasta que pudiese reunirse conmigo, ella me deseo buen viaje con una enorme sonrisa y me pidió encarecidamente que no me metiese en ningún lio... Bueno, más que “pedir”, lo que hizo fue “ordenar”… pero… en fin, es Mina… es muy exagerada…
Un par de semanas o más bien tres después de haberme internado en los profundos bosques y arreglar ciertos asuntos pendientes, por fin me puse en camino hacia el Templo, empecé a usar mi poder con el fin de acelerar mi marcha… El motivo de querer separarme de Mina, es que debía de ir al Templo a comprobar ciertas cosas, por lo que no podía permitirme acudir con ella… o por lo menos, aun no… y sobre todo tras descubrir sus “características” mágicas…
EPILOGO
Efectivamente, la nueva Gran Matriarca del Triunvirato que salió elegida, fue la Matriarca de la 24ª Aldea, el apoyo soterrado de Mina en contra de la de la 5ª fue vital para que lo consiguiese, también la ristra de patinazos propios de la favorita ayudó lo suyo. De todos modos, también antes de la elección, supe que mina había partido hacia el territorio de la 18ª Aldea de inmediato junto con unas cuantas guerreras, supuse en el acto que era cosa de “su” Matriarca para evitarle problemas con la favorita y que a esas alturas cada vez lo era menos… y odiaba más a Mina.
La Matriarca de la 5ª Aldea juro vengarse de Mina tras saber que no había sido elegida… Desafortunadamente, algo más de dos semanas después de mi partida, murió de camino hacia su Aldea, la primera noche, mientras dormía, una serpiente debió de entrar en su tienda mordiéndola, matándola en un par escaso de minutos… aunque nadie se explicó cómo es que no grito o se entero de lo que había pasado dado lo dolorosas que eran esas mordeduras por la acción del veneno… Era una serpiente de los bosques, y aunque raras fuera de ellos, al estar a menos de dos horas estos de donde acamparon, nadie sospecho nada al respecto… excepto quizá… Mina, pues sé que sonrió meneando la cabeza cuando la informaron, y susurro un… “Val, Val, Val… pero mira que eres… siempre terminas por sorprenderme…”.
Mi camino hacia el sur transcurrió sin problemas, nada más salir de los bosques por territorio Korhisa abandone mi caballo sustituyéndolo por un Hrull, que era muchísimo más rápido, quería salir de allí cuanto antes… y fue lo peor que pude hacer. Mi viaje por esas llanuras hasta poder salir a los reinos civilizados por las montañas, dejando atrás las Tierras Salvajes, al final resulto considerablemente errático, lento y muy farragoso, tardando muchísimo más tiempo del que esperaba al no hacer otra cosa que encontrarme con problema tras problema que requería de mi total atención…
Por esas fechas, varias tribus de las mas belicosas de las llanuras fueron masacradas por completo, hombres, mujeres, niños, ancianos, todo ser vivo, extrañas huellas de monturas y Lobos Espectrales aparecían en todos los escenarios de las matanzas… Empezó a correr un extraño rumor entre los pueblos de los Territorios de las Tribus que decía, que “el que camina con los muertos” había regresado, y que como antaño hacían sus antepasados, lo mejor era evitar cruzarse en su camino o como esas tribus, sufrir las consecuencias de intentar hacerle frente.
FIN