Crónicas de Vhaalzord - Libro 19 - 3
Mina y Val llegan por fin a territorio Talkinq, dándose directamente de bruces con una partida de guerras que junto con varias hechiceras escoltan a una Matriarca a una reunión Y justo ahí empiezan las complicaciones para ambos
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 19
Capitulo- 3
Para mi sorpresa Mina decidió que nos detuviésemos tan solo tres horas después de entrar en el bosque, aun cuando era más que probable que la veintena de guerreros Ekates que vimos nos estuvieran pisando los talones. La situación me quedo muy clara… Sus intenciones también, quería deshacerse de ellos, por un lado no le faltaba razón, era preferible que fuésemos nosotros los que tomásemos la decisión de donde luchar, y no ellos, el sitio elegido por Mina nos iba perfecto a ambos para poder emboscarlos.
Aún así, pese a saber que ella tenía razón y era buena idea, intente hacerlo a mi modo…
- Mina, lo mejor es que tú continúes mientras yo me encargo de detenerlos…
- Pero qué tontería es esa Val, aquí y entre los dos, podemos hacerles frente sin problema
- Lo sé, pero me sería mucho más sencillo ocuparme poco a poco de ellos, solo tendrías que adelantarte, yo te alcanzaría, recuerda mi especialidad… Mira este sitio, tengo infinidad de lugares donde ocultarme o desde donde tenderles una emboscada tras otra…
- Que necesidad de correr semejante riesgo… te repito, aquí mismo entre los dos, será fácil terminar con ellos…
- Pero…
- Nada Val –se mostro inflexible-, aquí, los dos juntos. Los emboscamos y eliminamos…
- Está bien, al fin y al cabo, tú mandas –admití.
- Perfecto entonces, preparémonos –sonrió con malicia.
Tendimos la trampa a los Ekates, cada uno ataco inicialmente desde posiciones diferentes con Ballestas. Dos Ekates cayeron de improviso con sendas flechas clavadas en sus cuerpos, pero en lugar de desconcertarse, se dividieron en dos rápidamente, cada grupo salió a la carrera en cada dirección, uno a por mí, y el otro a por Mina. En mi grupo eran doce Ekates, desafortunadamente para ellos, los arboles les perjudicaban para atacarme varios a la vez, mientras que a mí me ofrecían cobertura de sus ataques, entorpeciéndolos. Solo tres minutos después de iniciarse, tan solo quedaban en pie frente a mi tres Ekates, el resto yacían diseminados entre los árboles, habían caído todos ellos bajo el filo de mis espadas…
A los siete minutos de haber empezado la emboscada, 19 Ekates estaban tendidos en el bosque, algunos de los del grupo se habían dado a la fuga, pero decidimos no ir por ellos, no fuese que nos aguardasen en cualquier sitio devolviéndonos la emboscada. Recogimos todas nuestras cosas, registramos los muertos, nos llevamos todo lo que tenían de valor y nos pusimos nuevamente en marcha… Mina parecía ir alegre, sin duda, el poder matar a esos guerreros le debía de haber animado considerablemente.
Me comentó el asunto del hombre que los Lashite vieron con los Lobos Espectrales, y creedme que me interesó aunque obviamente me temía que estuviese intentando pescar. Lo cierto es que no entendía mucho la razón por la que Mina decidió seguir adelante con la idea de irnos a los Paramos sin dedicarle ni un solo segundo. La tantee y para mi sorpresa fue bastante “abierta” al respecto… como digo, me dio la impresión de que el matar esos Ekates había hecho muy feliz a Mina.
Por lo que dijo, y pese a que ante los Dhakara aceptó la idea de que el hombre podría ser “El que camina con los Muertos”, en realidad, sospechaba más de que fuese algún hechicero o mago. Su idea era que posiblemente estuviese relacionado con los Hombres del Norte o alguna de las Grandes Tribus del Norte de las Tierras Salvajes. Por lo que contó, incluyendo a las Talkinq de la 18ª Aldea, hacía mucho que esta Tribus habían amaestrado Lobos Espectrales, varias generaciones de estos nacieron ya en cautividad, por lo que no era tan raro, y sobre la descripción que hicieron de ellos... bueno, dijo que un mago podría haber conseguido que pareciesen eso con poco esfuerzo y por otra parte, los Lobos Espectrales solían ser amaestrados por estos como acompañantes que les sirviesen de protección.
Aunque sé que no debería de haber continuado indagado sobre ello… para mí fue algo parecido a jugar con fuego, divertido…
- Ya, creo que lo entiendo… Sí, es una posibilidad… pero entonces porque dijiste aquello… y ellos también deberían de haber valorado esa posibilidad…
- Pues muy fácil Val, porque tras lo de los Kolima eran lo que deseaban creer, y nos venía bien para nuestro viaje. Si la historia se extiende todas las tribus andarán con cuidado de no molestar a nadie que no les fastidie directamente a ellos, por lo menos por una temporada. Además… esa persona podía haber sido también una Talkinq o alguien relacionado con mi pueblo, preferí no complicarnos la vida con ello. De todos modos no mentí, era posible que fuese él, aunque remoto…
- ¿Remoto? Bueno, tras lo de los Kolima y todo lo que dijisteis…
- Sí, eso sí es un problema, porque no es fácilmente explicable, podría ser otra tribu, pero se terminaría sabiendo antes o después y no sería nada bueno para ellos a la larga. Por otro lado, una acción semejante si sería uno de esos actos de sus leyendas… y los Kolima eran de los que sin duda, de regresar y cruzarse en su camino, desencadenarían algo como lo que les paso… -se quedó pensativa.
- Pero…
- Pero no tendría lógica. De ser “El que camina con los Muertos” y tras los Kolima, si hacemos caso a sus leyendas no habría ido de ese modo tan visible, llamando la atención como la ha llamado. Siempre que se ha movido por Las Tierras Salvajes lo ha hecho en silencio y pasando totalmente desapercibido, solo se ha dado a conocer cuando le han molestado de uno u otro modo…, y siempre ha intentado volver al anonimato otra vez, es como un fantasma. La forma en que los Lashite describieron que iba esa persona, llamando la atención con esos Lobos junto a él, para mí prácticamente lo descartaba… Aunque admito que nunca se puede saber… “quien podría ser realmente” –terminó mirándome fijamente.
- Entiendo… por lo que dices, de ser él se escondería para que nadie le viese… -hice como que estaba pensativo, mirando a Mina por el rabillo del ojo-, se movería de noche y dormiría oculto de día para no ser “visible”…
- O quizá iría como una persona normal de la que no se sospechase en absoluto… -me miro entrecerrando los ojos-, puede que incluso se moviese acompañando a alguien que fuese más mucho más “visible” que él… ya sabes, oculto a simple vista…
- ¿Tú crees? –pregunté haciéndome el tonto.
- No lo sé Val, no lo sé, pero algunas veces pienso que sí, que desde luego es algo muy posible que hiciese…
- Por lo que veo, realmente crees en esa leyenda y estás convencida de que es verdad…
- A pies juntillas Val, a pies juntillas… Creo en muchas cosas aparentemente imposibles pero que sin embargo son muy reales, y esa leyenda es una de ellas…
- Bueno, creo que lo mejor sería acelerar un poco el paso y poner espacio de por medio…
- Sabes Val, sigo diciendo lo mismo de siempre…
- ¿El qué? –la miré.
- Que eres muy, muy, muy raro… algunas veces haces o sabes cosas que no deberías de poder… y otras son cosas un tanto… “inexplicables”…
- Si tú lo dices –replique enarcando una ceja…
- Sí, ¡¡yo lo digo!! –me respondió tajante, tras ello opte sabiamente por callarme.
Recorrimos el bosque durante más de tres semanas, no encontramos a nadie más, tampoco observamos que nadie nos siguiese. Estando a unos tres o cuatro días de la salida de los bosques por territorio Talkinq, una de las noches, tuve una especie de… no sé cómo definirlo… una especie de… “comunicación” a nivel mental de larga distancia, por lo que fue poco clara… y no diré que no supe de quien procedía.
Finalmente salimos del bosque en territorio Talkinq, con una enorme suerte, fuimos a darnos de bruces contra un grupo de unas 100 guerreras acompañadas de media docena de hechiceras y alguna que otra sacerdotisa por lo que parecía… Si nosotros nos quedamos con la boca abierta, ellas no se mostraron menos sorprendidas por nuestra repentina presencia… En menos de treinta segundos, un grupo de diez Guerreras partió a Galope en nuestra dirección mientras el resto parecía prepararse para algo… y seguro que nada bueno, pues todas sacaron las armas al instante.
Permanecí tranquilo y en un segundo plano todo el rato, Mina llevaba las típicas ropas Talkinq, por lo que confiaba que antes de hacer ninguna estupidez se detuviesen a hablar con una de las suyas… como así sucedió… por fortuna para ellas.
- ¿Quién eres? –preguntó la guerrera que parecía encabezar al grupo.
- Mi nombre es Dhialmina, pertenezco al Clan Esghiberdh, de la 18ª Aldea y vuelvo momentáneamente de una búsqueda que estaba haciendo, la emprendí hace muchísimos años –dijo tranquilamente.
Me fije en que las guerreras se removieron inquietas al escucharla, transmitiendo esto a sus monturas, que también se agitaron nerviosas, un par de ella caracolearon incluso. Bueno, por fin salía a la luz la filiación de Mina, pertenecía a la 18ª Aldea, y directamente era descendiente del Clan de Dhi, ahora la cuestión era conocer su ascendencia exacta, aunque viendo su poder… Todas mis apuestas eran casi en exclusiva por mi hija Vhalara… me sonó extraño el recordar a la joven morena y su hermana, se me empezó a formar una especie de nudo en el estómago…
Una de las guerreras tras escuchar a Mina volvió con su caballo al galope hacia donde se encontraban el resto de las guerreras. Mi sorpresa no fue eso, sino que desde que dijo quién era, las guerreras junto a nosotros la trataron con toda deferencia, pero ninguna dijo nada en absoluto. A los pocos segundos de llegar esa guerrera con las demás, estas se pusieron en movimiento hacia nosotros… vi como las guerreras junto con alguna de las hechiceras se desplazaban con evidente intención de formar un perímetro, mientras que tres guerreras, una hechicera y una mujer con aspecto de Matriarca, se dirigían directamente hacia nosotros acompañadas de la que fue en su busca, que se reunió con sus compañeras y se separaron, situándose entre nosotros y el bosque.
Cuando las cinco mujeres llegaron a nosotros…
- Te saludo, soy Rielka, fui la antigua Matriarca de la 4ª Aldea…
- Te saludo, soy Dhialmina, Hechicera de la 18ª Aldea…
- ¿La misma Dhialmina que partió de búsqueda hace más de doscientos años? –preguntó con máximo respeto.
- La misma…
Mina en ese instante convoco su poder, poco a poco el halo rojizo empezó a extenderse sobre su cuerpo, haciendo que las Talkinq tuviesen que retroceder unos pasos para poder controlar sus caballos. Tanto Mina como yo mantuvimos los nuestros con mano firme, impidiendo que se moviesen ni un milímetro de su posición. Nuevamente la Matriarca volvió a hablar…
- Bienvenida de regreso a nuestros territorios Dhialmina, por favor, acepta nuestra oferta y hospitalidad acompañándonos a la aldea…
- Yo me encargo mientras de tu esclavo… -dijo una de las tres guerreras a una seña de una de sus dos compañeras.
Dirigió su mano para desmontarme, el resultado fue el esperado, la sujete por el antebrazo, entonces pegué un fortísimo tirón que la descabalgó. Las otras dos raudas acudieron con sus manos a sus armas, una la descabalgué de una patada en sus pechos y a la otra, a la que dio la orden, la empuje con mi caballo, sujetándola del cuello, llevándola contra mí, apoyando su espalda contra mi pecho y poniendo una daga sobre su cuello…
- Ella es mi maga, soy su escudo, no su esclavo… también soy un Ejecutor y un Abraxx con una larga vida a mis espaldas, por tanto te digo, que tengo más experiencia tratando con problemas de este tipo de la que tú jamás conseguirás, vuelve a hacer algo semejante dirigido contra mi señora o contra mí, y te corto el cuello…
- Vale Val… déjala… -Mina se volvió hacia mí con cara seria y los ojos entrecerrados.
- Como ordenes Mina… -dije empujando a la guerrera-, pero mantengo lo dicho… tu seguridad es lo primero, incluso contra tus “ordenes”, recuérdalo y tenlo en mente, porque yo sí que lo hago…
Las guerreras al ver aquello se pusieron de inmediato en marcha, siendo detenidas por un gesto de la matriarca, que se me quedó mirando con el ceño fruncido. El motivo de haber hecho esto con esas tres, fue la presentación de la Matriarca… dijo Ex matriarca, pero las guerreras y hechiceras la trataron como si aún lo fuese, también Mina se mostró muy, muy respetuosa con ella, hizo lo que le sugirió en la conversación, le mostro pruebas de quien era y nadie, nadie, hizo gesto ninguno que delatara su opinión. Todo esto en conjunto y conociendo a las Talkinq, si no habían cambiado en mucho sus costumbres, significaba una única cosa, que esa mujer, Rielka, era una de las Matriarcas del Triunvirato…
Tras hacer esto con las tres guerreras, el que levantase la mano y todas ellas se congelaran en el acto, me lo terminó de confirmar…
- ¿Señor…? -preguntó la Matriarca.
- Vhaalzord, mi nombre es Vhaalzord… -respondí serio, mirándola fijamente a los ojos.
- Matriarca, podéis llamarle Val… el otro nombre, bueno, es muy ostentoso para él y puede llevar a confusión en estas tierras –vi como la Matriarca se sobresaltó al escuchar mi nombre.
- Soy su hombre escudo, estoy ayudándola en su búsqueda… lo que sea que esté buscando… y no me gustaría “volver” a tener problemas “de nuevo” con ninguna Talkinq…
- Eso sobraba –masculló Mina a mi lado, mirándome entre cabreada y especulativa...
- Entiendo, señor… Val… -dijo la Matriarca pensativa mirando a Mina de reojo y diría que incluso un poco pálida también quizá-, un nombre muy interesante el suyo, y un acorte del mismo… aún más interesante todavía, ¿de modo que según dice es un Abraxx, no?
- Si, así es, “según me dijeron” –recalque las palabras-, soy un Abraxx, y tengo bastantes años a mis espaldas, con un buen montón de conocimientos de lo más variopintos…
- Le creo, de verdad que le creo… no hay problema señor Val, puede por supuesto acompañar a su maga en su condición de hombre escudo, serán tratados con todo respeto, intentare que no tenga ningún problema más con nadie de mi pueblo... –sus ojos especulativos parecían intentar leer en los míos.
Acompañamos a las Talkinq en dirección a la 4ª Aldea, tal y como había supuesto, habíamos ido a toparnos con una de las Matriarcas del triunvirato en dirección a la Aldea principal de la 4ª, me trajo recuerdos, ya que nuevamente, parecían tener problemas en los bosques… Ekates y Korhisas estaban excesivamente activos en los últimos meses, solo que en esta ocasión, eran las Talkinq las más poderosas, de las tres tribus, podrían hacer frente a ambos a la vez sin problemas. Escuchando la conversación entre Mina y la Matriarca, averigüe que las Talkinq tenían un grupo de guerreras especializadas en luchar en Khal-tor-Khild que eran quienes marcaban realmente las diferencias, eran conocidas simplemente como “las guardabosques”, un nombre por otro lado nada original.
La parte negativa de todo esto, y viendo la cara que ponía Mina estaba claro que así era, es que en la 4ª Aldea iba a haber una reunión de Matriarcas para tratar el tema, incluida la Gran Matriarca de la 18ª, o en su caso, alguna enviada especial, puesto que esa Aldea no se mezclaba en este tipo de decisiones, aunque desde luego, después las acataba… Tenía la ligerísima impresión, de que en esta ocasión, sería la propia Matriarca de la 18ª la que acudiese en persona, había observado como un Halcón Mensajero partía de la parte de atrás de la columna, donde iban un par de carros… Tenía la sospecha de que se trataba de un mensaje que informaba del retorno de Mina… Tenía también la sensación de que todo se iba a poner de lo más interesante, entre otras cosas también, porque la Matriarca no me perdía de vista ni un solo instante, igual que las tres guerreras que derribe.
En la aldea, a Mina le asignaron una tienda cuadrada bastante amplia justo en el centro de la aldea, en la plaza central, frente a la gran tienda alzada para las reuniones de las Matriarcas, y también frente al campo de entrenamiento de las Talkinq, que como en mis tiempos, también estaba situado en pleno centro de cualquier Aldea. Una vez dentro los dos, yo me limite a acomodarme tranquilamente en un extremo de la tienda, pegado a un esquinazo. Cuando me vio hacer aquello, Mina se me quedó mirando pensativa, para luego…
- No estarás pensando hacer ninguna estupidez, ¿verdad?
- ¿Me estas preguntando si me he puesto aquí para poder salir discretamente por ahí? –señale el esquinazo de la tienda.
- Sí, eso mismo te estoy preguntando Val.
- Pues no, no tengo el menor interés en salir de la tienda, la verdad…
- ¿No piensas salir? –me miro extrañada.
- No, no tengo la menor intención, no quiero líos, y aquí, entre ellas tú estas a salvo, yo solo te causaría problemas…
- ¿Entonces a que vino lo que hiciste cuando nos encontramos con ellas?
- Pues creo que debería de ser obvio, simplemente deje claro cuál era mi espacio a tu alrededor, el por qué y hasta donde me mostraría como alguien “dócil”… -sonreí.
- Parece que como de costumbre en ti, ahora resulta que sabes bastante sobre mi pueblo Val… pese a aparentar conocer muy poco sobre las Tierras Salvajes… ¿Qué raro no?
- ¿Tú crees? –pregunté con cara de inocencia.
- Sí, eso justamente creo… está claro que no dominabas mucho los Territorios de las Tribus, tampoco sabias nada de los tres Clanes Lantares, eso está claro… Pero si parece que sepas como tratar a mi pueblo… y no deberías de saber tanto… normalmente…
- Bueno, la lógica también cuenta, me dijiste que era un matriarcado… así que… bueno… -sonreí.
- Sabes Val, sigues pareciéndome muy, muy, pero que muy extraño… y cada vez más…
- Si, ya lo supongo… y ahora si me permites, voy a echarme un sueñecito… necesito descansar.
- ¿Y me dejaras solita sin protección? –preguntó irónica.
- Jajajajajajajaja, -me reí-, como ya te dije, aquí estas a salvo, las Matriarcas te protegerán y creo que tienes una reputación que hace que te tengan muchísimo respeto por lo que he podido ver. Y yo necesito dormir tranquilo unas pocas horillas… me vendrá de perlas… -sonreí.
- Claro, seguro que si Val, segurísimo que si… -dijo mirándome fijamente mientras fruncía el ceño.
Lo cierto es que no le había metido a Mina, necesitaba dormir, nos encontrábamos a una hora escasa de los bosques de Khal-tor-Khild y tenía ciertos planes que debería de realizar por la noche, aunque aún no tenía claro cuando seria… pero para lo que me seria vital estar lo más descansado posible… Principal motivo por el que pensaba quedarme en la tienda todo el tiempo posible, pero como siempre ocurre, una cosa es lo que queremos, y otra muy diferente luego lo que realmente podemos hacer. Por cierto que cada vez agradecía más el sentido del honor tan arraigado que tenía Mina, estaba claro que era lo único que evitaba que me cosiese a preguntas para obtener respuestas de “mis rarezas”, por las buenas o por las malas… Pensé irónico para mí, que menos mal que al iniciar el viaje juntos llegamos a esa especie de acuerdo de no preguntarnos nada sobre nuestros “problemas e inquietudes”…
Al día siguiente, estaba en la tienda, con la tela de la entrada abierta. Me encontraba sentado justo frente a ella, con las piernas cruzadas, los brazos sobre las rodillas, controlando mi respiración y controlando leves fluctuaciones del oscuro poder de Nakriss. Este tiempo me venía de perlas para intentar controlar pequeñas cantidades de poder, de modo que fuese capaz de ejercitar determinados conjuros en los morros de cualquiera pareciendo simplemente un Abraxx… Hasta ese momento no había dispuesto de tranquilidad y estar completamente a solas para poder hacerlo… en la Aldea Talkinq con la reunión habían acudido muchas hechiceras, por lo que el ambiente rebosaba magia, algo que me venía de maravilla para ocultar mis manejos…
Al día siguiente Mina salió pronto de la tienda, no me moleste en preguntarle donde iba o dejaba de ir, tan solo un par de horas después entro de nuevo con cara seria…
- Tenemos problemas –dijo
- Cómo que tenemos problemas, ¿qué problemas?.
- Varios y en diverso orden…
- Bien, pues empieza por donde quieras…
- Para empezar la reunión de Matriarcas no se llevara a cabo hasta dentro de un mes o mes y medio. Además, esta reunión es más importante de lo que yo supuse en un principio…
- Lo dices porque han llamado a la Matriarca de la 18ª Aldea mientras veníamos aquí, ¿no? –me sonreí.
- No, el halcón que mandaron solo informaba de mi presencia, la Matriarca y la primera Hechicera del Clan ya venían de todas formas, su presencia es totalmente necesaria…
Fruncí el ceño de inmediato, probablemente, no lo sabía seguro, pero apostaba que solo había un tipo de reunión al que la Matriarca y la primera Hechicera de la Aldea, o Gran Hechicera del Clan, como se prefiera llamar, a la que estarían obligadas a comparecer, la de elección de una nueva Gran Matriarca para el triunvirato… Hice la pregunta…
- ¿Elección de Matriarca para el triunvirato, no?
- Sí, eso mismo que “has deducido” –me miro estrechando los ojos-, mientras este el proceso no podremos irnos de aquí… por… circunstancias… yo estoy obligada también a asistir puesto que me encuentro aquí mismo.
- Entiendo… “deduzco” –la vi apretar los dientes- que tu posición entre tu pueblo es… “encumbrada”… -sonreí, y no me puso muy buena cara, creo que pensó que me estaba burlando de ella o algo así, pero no dijo nada y siguió “normal”.
- Bueno, es un modo de decirlo. La realidad es que tengo una serie de privilegios otorgados por mi Aldea de cuando mi hermana era la Matriarca, y nunca se me ha permitido renunciar a ellos, de modo que ahora mismo, mi obligación es estar presente…
- Vale, lo comprendo, pero por lo que dijiste, imagino que no es lo único, ¿verdad?
- No, me han “invitado” a participar en una patrulla de “investigación” al Norte de aquí, unos cuatro o quizá cinco días… algunas partidas de caza han sido atacadas, tres guerreras han resultado gravemente heridas, y siete hombres han sido asesinados.
- Entiendo, ¿Korhisas o Ekates?
- Posiblemente los primeros, las guerreras pudieron retirarse gravemente heridas mientras algunos de los hombres fueron capturados y después torturados salvajemente… Eso apunta directamente hacia los Korhisas, aunque esa zona esté más cerca de territorio Ekate. Los Ekates hubiesen matado a todo el mundo, odian a los hombres Talkinq tanto como los Korhisas, pero no se ensañan de ese modo.
- Y te han invitado a ir con el grupo, supongo…
- Sí, me lo han “ofrecido” –dijo con una entonación especial.
- Jajajajajaja, vale, entiendo, no te ha quedado otro remedio que aceptarlo, supongo que lo hicieron de un modo… Ehhhhh… digamos que “irrechazable”…
- Tal y como tú has dicho…
- Bien, y cuando se supone que nos vamos…
- Ese es otro problema Val, tú no estás invitado, en una partida de guerra no hay hombres…
- Entiendo, ahora Mina, quiero que me escuches atentamente y me entiendas tú a mí. No te he preguntado si puedo o no ir, te he preguntado cuando nos vamos, porque voy a ir contigo como tú hombre escudo que soy… -me interrumpió.
- Y yo creo que quien no me escuchas, eres tú a mí. Te he dicho que no puedes venir…
- Ya, y yo te digo que lo voy a hacer, el asunto es cómo, si iré contigo por las buenas o por las malas…
- ¿Y si como mi hombre escudo o como mi ejecutor, yo te ordeno que te quedes?
- Bien, bonita problemática la que me acabas de plantear… como tu hombre escudo no tendría porque hacerte caso puesto que tu vida estaría en peligro, aunque te dijese que si para calmarte. Sin embargo, como Ejecutor si estaría obligado a obedecerte… pero eso supondría otro problema de diferente tipo para ti… -sonreí malévolamente.
- ¿Qué coño estas tramando? –se sobresalto al ver mi sonrisita.
- Me conoces ya lo suficiente como para saber que esas de ahí afuera, cualquiera de ellas –muy serio señale hacia la salida de la tienda-, no suponen ningún rival para mí, si me haces quedarme como tú “ejecutor”, me comportare como tal. Desde que salgas de la aldea cualquiera que me provoque al no estar tu y me obligue a luchar morirá... porque te garantizo que combatiré exclusivamente con intención de matar… contra cualquiera que me ofenda en lo más mínimo o lo haga contigo… Y según te marches empezare a pasearme por aquí siendo de lo más visible para todas, son una agradable sonrisa de superioridad masculina y armado hasta los dientes…
- Me estas poniendo contra la pared, ¿lo sabes, verdad?
- Si, perfectamente, igual que tu lo haces conmigo… Me puedes dar órdenes en ambos sentidos, como escudo o como ejecutor, pero en la que des considerare que quieres que me comporte como tal… ahora, tú decides, ¿Escudo o Ejecutor?.
- Dentro de tres horas salimos… -dijo marchándose de la tienda cabreadísima.
Tres horas después, un grupo de unas treinta guerreras, dos hechiceras y lo que parecía una docena de “guardabosques” estaban haciendo los últimos preparativos para partir a reunirse con el resto del grupo que se estaba formando a tan solo tres días de distancia, en una pequeña Aldea perteneciente a la 14ª. Fue entonces cuando hice mi aparición estelar sobre mi caballo, llevando de la brida tras de mí el de Mina…
- ¿Qué hace este hombre aquí? –pregunto con cara de pocos amigos la que parecía jefa del grupo.
- Es mi hombre escudo y me acompañara –dijo Mina.
- No, no irá…
- Si mi maga va, entonces, yo voy con ella…
- Hombre… no te mezcles donde no te llaman –dijo.
- Es mejor que aprenda cuál es su lugar… -replico otra poniéndose en marcha.
La vi dirigirse rápidamente hacia mí, al acercarse levanto su espada con intención de golpearme, y digo golpearme, porque esta seguía dentro de su funda. Espere pacientemente sin moverme ni medio centímetro de mi sitio, sin intentar tampoco defenderme de su golpe, simplemente junte mis manos ante mí, poniéndolas en los antebrazos de la contraria por dentro de las mangas… esperando… Mina reaccionó al instante con un conjuro que lanzó a la guerrera a medio metro, contra el suelo, derribándola…
- No vuelvas a intentar algo semejante nunca, jamás, o morirás… -le dijo Mina mientras un halo rojizo se extendía a su alrededor.
- ¿Estarías dispuesta a matar a una de las tuyas por un hombre?... –dijo una de las Guardabosques aparentemente muy enfadada.
- No, estaría dispuesta a dejar que una de las mías muriese a sus manos si vuelve a ser atacado –dijo Mina muy seria mirándome a mí.
- Muy bien Mina, veo que cada vez me conoces mejor y me subestimas menos… -dije-, pero la próxima no te daré tiempo a que vuelvas a hacer esto… si se repite por parte de alguna… la mataré.
Saque mis manos al descubierto, mostrando en cada una de ellas una Daga Khlomn, dagas que todas conocían, especialmente las guardabosques, puesto que estas eran parte de su arsenal estándar de armas. Cambio su forma de mirarme y de mirar a Mina, incluso la guerrera derribada comprendió que de haberme tocado una sola vez la hubiese matado… Entonces, recogiendo mis dos Dagas de nuevo en sus fundas, hice algo que las sorprendió… dirigiendo mis manos a mi espalda presente ante ellas sendos Colmillos de la Luna… que también reconocieron las Guardabosques en el acto…
- Creo que todos seremos más felices si somos algo más francos entre nosotros… Soy su hombre Escudo, por tanto estoy entrenado como un Guerrero, eso es cierto, pero también soy un Ejecutor –dirigiéndome a las Guardabosques-, y como tal posiblemente mi entrenamiento sea muy similar al vuestro, sigilo, silencio, paciencia, destreza y finalmente, muerte… Donde ella va, yo voy, guste o no guste a quien sea…
- Entiendo –dijo una Guardabosques avanzando-, te importaría que te pusiéramos a prueba… no dudo de ti –dijo respetuosa-, pero tampoco tengo porque fiarme de lo que digas, por muchas armas que enseñes.
- No, ni mucho menos –hice un gesto de respeto hacia ella-, es más, me parece incluso prudente por tu parte hacerlo, como responsable de tus compañeras –admití y finalice con una leve inclinación de cabeza-.
Tras ese último comentario Mina me hizo un leve gesto de aprobación, aunque no dejo de mirarme muy seria durante todo el transcurso de lo que sucedió. Fuimos a la arena, donde en primer lugar me enfrente a una guerrera a la que vencí enseguida… Después de ella entro una guardabosques que siguió el mismo camino, tras esta, fueron cinco las guardabosques, todas ellas cayeron ante mí, aunque poco a poco, despacio, tarde casi media hora en poder despacharlas a todas. El motivo real de este tiempo, es que no quise tampoco mostrar por completo mis habilidades… sin embargo… La jefa de las Guardabosques, cuando un grupo de guerreras y guardabosques se disponían a entrar en la arena, más emocionadas que preocupadas o enfadadas por lo sucedido a sus compañeras, las detuvo…
- Es suficiente… ha quedado claro que puedes ir con nosotras… o casi mejor dicho, que para nosotras sería un honor, poder ir contigo… -dijo haciéndome un saludo de guerrero a guerrero al estilo Talkinq.
- No hacía falta eso, es excesivo honor para él, con que nos acompañe es suficiente –se apresuro Mina a intentar quitar importancia al ver el gesto.
- No te molestes maga, no soy tonta… ni ellas tampoco –dijo señalando a las demás guardabosques-, todas nos hemos dado cuenta…
- ¿De qué? –preguntó sorprendida a la jefa de las guerreras.
- De que ha medido en todo momento su habilidad, para no mostrarla en exceso –dijo en su lugar una de las derrotadas, para mi sorpresa-, se ha controlado a si mismo durante cada segundo de la lucha.
- Si –intervino otra-, nos pudo haber eliminado muchísimo antes, en parte por su habilidad, en parte por nuestra “arrogancia” al subestimarlo. Cometimos fallos estúpidos que pudo haber aprovechado y decidió no hacerlo… por ello te damos las gracias, -se rio-, hubiese sido demasiado humillante.
Tras esta conversación, creo que no pude evitar entrecerrar los ojos, al darme cuenta de que había cometido con ellas un gravísimo error yo también, las había infravalorado y lo que era peor, sin duda alguna, por sus sonrisas, se habían dado cuenta también de ello. Cuando combatí con ellas, pese a las diferencias, a las variaciones o a las indudables mejoras en vista a su especialización en el bosque, su entrenamiento y técnicas básicas, eran las mismas que yo enseñe en su día a Dhi y a mis dos hijas, aunque en especial a la primera. Era obvio que esta, alguna de sus descendientes o el mismo triunvirato, en algún momento, habían usado esos conocimientos que traspase a Dhi para crear un cuerpo de elite capaz de mantener su frontera de Khal-tor-Khild a salvo.
Entonces, para terminar de rematarlo, y aunque en cierta forma me iba a venir bien, la jefa de las Guardabosques decidió de acuerdo con la de las Guerreras, que visto lo visto, lo mejor para todos seria que tanto Mina como yo cuando el grupo estuviese por fin reunido, entrásemos el bosque con las Guardabosques, en lugar de quedarnos con el grupo que vigilaría el exterior del mismo por si intentaban alguna razzia contra alguna aldea, puesto que allí podríamos ser mas útiles.
Otra cosa que me resulto obvio, es que las Talkinq, en esto también parecían haber sufrido una leve modificación, ahora eran capaces de aceptar pequeñas sorpresas como estas y aprovecharse de las ocasiones sin que interviniesen sus ideas personales o sus “gustos”… Me sorprendió la forma tan rápida que tuvieron de aceptarme y de incluirme en la expedición, aceptando mis habilidades sin vacilar…
CONTINUARA