Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 4
Las cosas cada vez se ponen más tensas y complicadas para Val, obligándole a tomar decisiones aún drásticas
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 16
Capitulo- 4
Al final cuando me desperté por la mañana fue de lo más divertido, bajé al local con la sana intención de desayunar algo, y me dio la impresión de que había por allí muchísima gente nerviosa, además pude escuchar pasos de marcha con sonidos metálicos de armas, lo que quería decir que alguna patrulla de soldados debía de estar pasando por la calle. Lancé con enorme cuidado una serie de pequeñas sondas mentales sobre los presentes, suficiente como para poder leer sus pensamientos más superficiales, entre todos pude hacerme una composición de lugar bastante aproximada.
La carnicería que tuvo lugar la noche anterior en uno de los locales de la zona de "diversión", había puesto nerviosa a mucha gente, tanto entre los miembros de los bajos fondos, como entre las propias autoridades de la ciudad, digamos que la sangre derramada la consideraron como “excesiva”. La primera medida de estas, había sido sacar a la guarnición a la calle, formando patrullas de soldados que recorrían toda la ciudad, terminando de forma reiterada todas y cada unas de sus rondas en la zona de diversión, por lo que en esta siempre había alguna de ellas rondando.
Por otro lado, los bajos fondo andaban también muy alterados, la masacre de tal cantidad de gente de su entorno con semejante crueldad, sin dejar testigos, sin que pareciese haber bajas por parte de quien lo hubiese hecho y sin que nadie se enterase de nada, no era algo que se pudiera tomar a la ligera. Por su parte temían que alguna banda de fuera estuviese intentando abrirse hueco en la ciudad, o bien, que alguien de dentro estuviese intentando hacerse con el poder, en cualquiera de ambos casos, estaban muy nerviosos, creo que por los cálculos que debían de estar haciendo de lo que haría falta preparar a quien fuese para la carnicería que hicieron.
Pero esta inquietud de los bajos fondos, fue en realidad lo que provocó la salida a las calles de la guarnición de la ciudad, su intranquilidad y alteración por esta causa podría ser origen de disturbios antes o después. Tanto si era una guerra intestina, como si un nuevo grupo trataba de enquistarse en la ciudad, las autoridades pretendían de este modo evitar revueltas y “problemas con armas” al sacar las tropas a la calle. Pero lo que me demostró que se me había ido la mano bastante, fue que solo tres horas después de levantarme, una columna de caballería de unos 3000 soldados hacia su entrada en la ciudad para reforzar la guarnición.
Ploghi no parecía tan importante cuando entre en ella, pero resulto que estaba en uno de los principales cruces de carreteras en esa zona, era una de las alternativas más usadas a la principal ruta comercial Norte-Sur de esa parte del continente. Actualmente dos naciones se encontraban en guerra en la ruta principal, por lo que gran parte de las caravanas preferían tardar algo más y desviarse por Ploghi, que correr el riesgo de ser atacados por los contendientes, o de que estos les friesen a impuestos “de guerra”. El gobierno del país debió decidir que no se podían permitir según qué cosas y perder el aumento de ingresos que esas caravanas dejaban.
Era francamente divertido, puesto que yo debía de pasar aún un mínimo de dos días más descansando, y no tenia excesivamente claro viendo la situación que fuese a lograr hacerlo. Otra cosa que averigüé, es que Ezhec era alguien muy importante en la organización que controlaba el submundo en Ploghi, y había muchísima gente interesada en saber que había pasado, o quién podía haber sido. No sabía bien porque, me tenía la corazonada de que antes o después me terminarían señalando a mí, supongo que ya era por propia experiencia.
Solo un par de horas después de la entrada de los refuerzos, iba tranquilamente andando por la calle cuando una de las patrullas a caballo, compuesta por doce soldados, casi me arrolla. Parecían ir con muchas prisas, justo en dirección contraria hacia donde yo me dirigía en esos instantes. No sé bien porque pero tuve una de mis corazonadas y les seguí, viendo como entraban en el local donde me alojaba con las armas en la mano. Desde fuera escuche ruido de espadas chocando, poco después llegó otro grupo de soldados, unos veinte, que también entraron a toda prisa en el local con las armas en las manos. Solo cinco minutos después, sacaban al dueño del local y tres de sus hombres arrastras tras de ellos, con las manos y los pies atados.
Por lo que pude ver al asomarme por una de las ventanas, había habido una reyerta con los soldados, por lo menos seis o siete de ellos parecían haber caído en el enfrentamiento, junto con una veintena de habituales del local. Todos los huéspedes fuimos invitados amablemente a cambiar de hospedaje, nadie protestó o dijo ni media al respecto. Después de eso decidí mudarme a la parte noble de la ciudad, los bajos fondos habían dejado de ser algo divertido, excesivas patrullas pululando continuamente por allí con un altísimo riesgo de verme envuelto accidentalmente en algún combate.
Esa misma noche, mientras dormí alojado en el mejor hotel de la ciudad, mis criaturas me advirtieron de algo extraño, una especie de sombra que se cernía sobre mi habitación. Tranquilamente me levante, me vestí, enfunde y me coloque todas mis armas, me emboce con la capa tapándome también media cara, después de eso me situé en una esquina... y esperé. La verdad es que no lo hice demasiado tiempo tampoco, solo tres o cuatro minutos después de situarme, una sombra entro sigilosamente en la habitación, delicadamente extrajo un tubo circular, insertó un dardo y luego lo lanzó contra el bulto que había dejado en mi cama simulando ser yo.
El dardo de la cerbatana dio en el blanco con un ruido sordo, vi la sombra avanzar hasta la cama, recuperar el dardo, sacar una daga y con cuidado retirar la ropa con la que aparentemente me tapaba... Al ver lo que había bajo esta se sobresalto, dando un salto lateral mientras se revolvía hacia su espalda como una serpiente. Aun tardo un par de segundos más en localizarme en la esquina, mirándole fijamente. Sonreí bajo mi cobertura, mirando su desazón, entonces decidí echarle más leña el fuego...
- Val : Buen trabajo, lástima que no estuviese bajo la ropa... ¿Sabes una cosa?, va a ser todo un placer para mi matarte, eres el peor asesino que he visto nunca.
- Asesino : No me impresionas con esa ropa, vas a morir de todos modos -dijo con voz fría.
Apenas termino de pronunciar la última palabra se lanzo contra mí, con dos dagas por delante, escudándose en su capa para que no pudiese ver, al menos una de las dos armas que portaba. Sus dos primeras cuchilladas no me costó nada pararlas con mis propia dagas pesadas. Estuvimos como casi cinco minutos intercambiado golpes en completo silencio para evitar alertar a nadie, sin que apareciese el menor resquicio en nuestras respectivas guardias.
Tuve que aceptar reevaluarlo, ciertamente era un asesino con una enorme destreza en las armas, pero tenía algunas cosas de novato que había podido observar en este tiempo y que le iban a resultar letales. Seguí intercambiando golpes con él hasta que estime que tendría una oportunidad, entonces permití que me desarmase de una de las dagas, moviendo la otra de modo frenético para atraer su atención, se dio cuenta de mi jugada cuando mi Daga Khlomn se le clavó en el cuello. En sus ojos pude apreciar la enorme sorpresa que sintió al darse cuenta de mi maniobra, aunque solo fue unos segundos, justo los que tardo en morir.
Después de matarle registre sus ropas y cuerpo con muchísimo cuidado, no fuese que tuviese dispuesta alguna trampa de última hora, como por ejemplo algún resorte con aguja envenenada o así. No encontré nada útil que me pudiese servir para identificarle o averiguar su procedencia, pero al mirarle la cara vi que tenía un lunar muy distintivo en la mejilla, de modo que pensé que quizá alguien reconociese ese rasgo. Después de deshacerme del cuerpo me dirigí a la parte baja de la ciudad en busca de respuestas, fui entrando en local tras local buscando alguien que le conociese. Hacía preguntas sobre el intruso a la vez que dejaba caer un conjuro de lectura sobre mi interlocutor, poco a poco esto me permitió ir afinando en la búsqueda, sistemáticamente me negaban en voz alta conocerlo, pero sus pensamientos derivaban hacia lo que sabían de verdad al respecto, que era lo que yo pretendía.
Al final en un local, di con un hombre que me dijo no saber nada, pero mentalmente pensó en avisar a un tal Wald sobre las preguntas que un extraño estaba haciendo sobre su hombre de confianza, todo su afán era que yo desapareciese para poder salir corriendo a dar el chivatazo. Le puse una marca mágica que me permitiese seguirle con comodidad, tras lo cual me marche del local, apostándome cerca de la salida a esperarle. En lugar de salir por delante, poco después de mi marcha, la marca mágica me indico que el individuo en cuestión estaba al otro lado del edificio del local y alejándose de mí a toda velocidad, sin pensármelo ni un instante me marché tras él.
Solo diez minutos después entró en un edificio de lo más corriente del llamado barrio viejo, por la pinta de los cuatro tipos sentados en su puerta, aparentemente tallando madera, no hacía falta mucho para suponer que era la residencia de alguien de relativa importancia para la gente que controlaba los bajos fondos. Mandé mis criaturas a explorar el edificio, por la información transmitida, en el estaban al menos una veintena de miembros de la organización, así como un par de magos. Ni me preocupaban un par de decenas de matones, ni por supuesto, me preocupaban para nada un par de magos.
Tranquilamente me acerqué a los talladores, preguntándoles directamente por el sujeto del lunar, a la pregunta de uno de ellos se lió con las contrataciones.
- Matón : Para que le quieres.
- Val : Realmente para nada, puesto que ya le maté, solo trato de hablar con el amable personaje que me lo mandó....
Los cuatro se levantaron en el acto, maldiciéndome sin parar, todos ellos a la vez, intentaron usar sus dagas contra mí, logrando únicamente morir en el intento por las hojas de mis espadas, que les eliminaron en segundos. Tras eso abrí la puerta, dándome de frente con dos mujeres, que al verme con las armas en la mano chorreando sangre por sus hojas, dieron la voz de alarma a la vez que también ellas me atacaban. Para su desgracia perdieron las dos la cabeza de un solo tajo.
Tres tipos más salieron por una puerta abalanzándose espada en mano contra mí, mientras tras ellos aparecía también un mago preparando varios conjuros ofensivos por lo que pude apreciar. Los tipos me atacaron espada en mano, mientras el mago me arrojaba varios dardos de energía que no me costó nada desviar tras soltar una de mis espadas. Para su desgracia le devolví los dardos mágicos, corregidos y aumentados, siendo su cuerpo atravesado por una docena de ellos. Los otros tres cayeron menos de un minuto después del mago, a otro que apareció de repente y que intentó escapar, le hice explotar la cabeza usando el truco de la burbuja de energía en su interior. Tras eso recogí de nuevo mi espada del suelo y me dirigí directo a la puerta por donde había aparecido este último hombre.
Entre directamente en un pasillo, al fondo del cual había unas escaleras, pero antes de llegar vi tres puertas. Fui abriendo una por una, en la tercera me intentaron emboscar tres hombres armados con ballestas, desgraciadamente para ellos, abrí la puerta pero no me quede delante, sino que me pegué a la pared, por lo que fallaron los disparos. Entre como una exhalación espada en mano, terminando con ellos en segundos. Subir al piso de arriba fue toda una odisea, me fue por poco que el otro mago que quedaba no me alcanzase con sus dardos de energía, guarde mis armas y empecé a subir imitándole, soltando dardos sin parar. Nada más poner el pie en el piso superior, me centre en el mago, concentrando grandes cantidades de poder, acribillando su cuerpo con más de treinta dardos, destrozándolo sistemáticamente con enorme placer por mi parte.
Recorrí el piso superior usando exclusivamente mi magia, aniquilando a todo el que se cruzaba conmigo y que casualmente intentaba siempre matarme, lo que era sin duda una mala decisión para poder seguir vivos. En la última habitación me topé con el supuesto jefe que me había mandado al asesino, estaba con dos mujeres, por la pinta desde luego putas no parecían, no hacía falta fijarse mucho para saber que eran sus últimos guardaespaldas. Se lanzaron contra mí, a una de ellas, una pelirroja con un cuerpazo de infarto casi la partí por la mitad con un haz mágico, pero a la otra, una morenita bajita, menuda y con una gran cicatriz cruzándole la cara, me limite a lanzarla con toda violencia un golpe mágico que la lanzó violentamente contra la pared, dejándola inconsciente.
Tranquilamente me presente al sujeto en cuestión, que se mostro la mar de amable… y si, también muy asustado.
- Val : Me gustaría saber el motivo por el que me mandaste un asesino… ¿podrías explicármelo?
- Jefe : Veras, no es nada personal, pero tu cabeza vale mucho dinero… No te preocupes por mi organización, si me dejas vivir no te molestaremos, es más, incluso te prometo que no permitiremos que nadie te toque… -dijo en tono persuasivo y muy, muy asustado.
- Val : Lo cierto es que pensaba entretenerme un rato contigo cuando te echase la mano encima… -dije pensativo mirándole-, pero ahora creo que no merece la pena el tiempo.
Tras eso le lance una haz mágico que lo tumbó, en lo que se trato de poner en pie llegue hasta él, le sujete con fuerza la frente con una mano, iniciando de inmediato una lectura de su mente, yéndome a encontrar con algo la mar de desagradable, alguien le había ofrecido directamente diez mil monedas de oro por mi cabeza, quinientas de ellas por adelantado, un tipo muy raro según lo vio el, cubierto con una gran Armadura, maldije por lo bajo, la imagen era muy clara, un Dragón, pero en este caso su armadura era de un color marrón parduzco, y no roja como me hubiese podido esperar. También encontré datos sobre sus dos guardaespaldas y sus… ehhhhh… digamos que aficiones, algo que me hizo relamerme y volver la cabeza para mirar a la morena inconsciente.
Si en un principio la morena me había parecido una mujer dura y por sus ojos extremadamente cruel, después de la lectura de la mente del jefe todas mis expectativas se habían cumplido e incrementado. Si desde que la vi pensé en violarla y destruirla antes de matarla, ahora estaba que me relamía, pensando en todas las perrerías que iba a hacerla, pero desde luego no allí, aquello con todo el escándalo montado, pronto se llenaría de gente, y por esto me refiero a soldados de la guarnición de la ciudad. Antes de irme busqué el pago anticipado que había recibido por mi cabeza, por fortuna le habían pagado en joyas, concretamente en piedras preciosas de diversa índole, que por supuesto me guardé.
Cargándome a la morena al hombro tras atarla manos y pies, salté por una ventana de la planta baja que daba a un pequeño callejón, desde allí me perdí por calles a cual más estrechas con rumbo al establo donde estaba mi caballo. Una vez llegué, la dejé en un lateral del mismo, entrando a por la montura, dejando una más que magnifica propina al encargado, sabiendo que de ese modo su curiosidad por mi marcha repentina a horas tan intempestivas seria nula, dejándole además el recado para que avisase de que no me marchaba, que siguiesen guardándome la habitación.
Había visto en la mente del jefe muchas de las trastadas que esta adorable mujer y su compañera hacían con quienes caían en sus manos, pensaba divertirme un buen rato con ella antes de matarla. Salí de la ciudad, gracias a un par de halcones encontré un sitio perfecto para poder ocuparme de mi prisionera, llegamos por la mañana temprano a una especie de cueva natural en una ladera, la boca era lo suficientemente amplia como para meter también el caballo, y su entrada no era lo suficiente accesible como para que alguien apareciese allí sin ir apropósito hasta ella. Antes de tumbarme a dormir, hice que ella siguiese inconsciente, mantuve como vigilantes a los dos halcones y convoque dos lobos espectrales para que nos mantuviesen a salvo de intrusos indeseables.
Cuando me levanté de dormir estaba anocheciendo, di ordenes nada mas incorporarme a los dos lobos, que regresaron solo veinte minutos después con unas aves en sus bocas. Agradeciéndoselo las recogí, mandándolos fuera a vigilar, durante toda esta operación fui consciente de que mi prisionera estaba despierta, y que únicamente fingía dormir. Esa noche, debo de decir en mi defensa que me sentía especialmente salvaje, para que me entendáis el motivo, debo de indicaros que esa noche, de poder verse, Nakriss estaría en plenilunio en el cielo, en una posición muy cercana al mundo, viéndose enorme… como cada vez que había una conjunción con sus hermanas, según descubrí en el templo, en esas fechas anteriores, la luna negra parecía acercarse mucho al mundo, y sabia, sentía en mi sangre que esto me estaba afectando.
Cuando las aves estuvieron listas para comer me acerque a mi prisionera, golpeándola con un pie, indicándola que sabía que estaba despierta, luego para su sorpresa la desate por completo, dándole la espalda. Ni se lo pensó, salto sobre mí con más que clarísimas intenciones de matarme, pero al mantenerla atada tanto tiempo sus extremidades estaban torpes, no costándome nada esquivarla y atacarla yo a mi vez. El resultado fue que solo dos minutos después de su ataque y fallo, estaba en el suelo, con el pecho contra el suelo y de rodillas, con mi polla dentro de su culo, barrenándola sin piedad mientras apretaba las mandíbulas sin emitir el más leve ruido que delatase el dolor que debía de estar sintiendo.
Me ataco revolviéndose no sé bien ni como, intentando hacer presa en mi cuello, pero con un movimiento lateral y sujetándola de un brazo la derribe al suelo, antes de que se pudiese levantar me monte encima de ella a caballo, luego le arranque los pantalones que llevaba dejándola desnuda de cintura para abajo, la obligue a arrodillarse, tire de sus manos hacia atrás obligándola a inclinarse y le metí la polla en el culo de un solo golpe, eso sí, protegida por un pequeño escudo para no reventármela al clavarla así.
Estuve cerca de cinco minutos fóllandola el culo sin parar, cambiando después a su coño, volviendo de nuevo a clavársela hasta el mango de un solo golpe, lo único que se le escapo fue un pequeño gemido de dolor por la invasión, ya que estaba completamente seca. Durante dos horas disfrute fóllandola por todos sus agujeros, procurando hacerla el mayor daño posible, pero sin lograr en ningún instante que de sus labios escapara el más mínimo sonido que delatase lo que estaba pasando, entonces tuve una idea, sonriendo malignamente concentre en ella un pequeño conjuro que la dejó inconsciente.
Levantándome del suelo salí de la cueva, buscando algunos materiales muy concretos para lo que quería hacer. Quiero aclarar también, que si de por si en el estado que me encontraba por la influencia de Nakriss, mas el cabreo por la presencia de un nuevo Dragón ya me hacían ser peligro para cualquiera que me contrariase, las barbaridades que vi en la mente de si jefe, que habían cometido la morena y su difunta compañera, hizo que cualquier resto de sensatez y “humanidad” que pudiese retener aún hubiese desaparecido de mi, solo me estaba limitando a disfrutar de mis peores instintos con el fin de evitar algo peor, algo que había aprendido al tratar con el Dios Loco, reducir mi tensión interna con pequeñas… ¡¡ehhh!!, digamos que “diversiones”, con Nakriss no sabía si podría ocurrir igual que con el Dios, pero no pensaba correr riesgos.
Usé la silla del caballo, preparé unas maderas largas para atarla los brazos a su espalda y limitar sus movimientos, también ate sus tobillos a un largo madero para obligarla a mantener sus piernas abiertas, luego le prepare un soporte para la silla que clave al suelo, cuando terminé y la coloqué sobre el engendro que había creado, su estomago quedaba sobre la silla, abierta de piernas y con el culo en pompa. Cuando se despertó intentó liberarse, pero al darse cuenta de cómo estaba sujeta me miró, e irónica me dijo…
- Mujer : ¿Aún no entiendes que no me oirás quejarme por mucho que me hagas?... Deberías matarme de una vez, no conseguirás nada… maricon… que seguro que desearías que te follaran a ti… jajajajajajajaja –sus carcajadas sonaron un poco histéricas.
- Val : Me subestimas mujer, me apetecía follarme a una puta, y eso ya lo he conseguido antes contigo, me corrí en tu coño y en tu culo, disfrute mucho rompiéndote los dos, ¿sabes? –sonreí malicioso.
- Mujer : Hijo de puta… Si crees que vas a conseguir algo olvídate, además, picha floja, no creo ni que se te levante ya mas –su voz sonó venenosa.
- Val : Tranquila, no te voy a tocar… -sonreí con crueldad-, eso lo harán mis amigos –dije señalando a su espalda, vi como giraba la cabeza sobresaltada para mirar tras ella.
- Mujer : ¡¡¡¡NOOOOOO!!!! –gritó, empezando a forcejear con sus ataduras al ver avanzar hacia ella media docena de Lobos Espectrales a cual más enorme.
- Val : Tranquila, que no te van a devorar… aún –dije soltando después una carcajada.
Cinco de los Lobos la rodearon, gruñéndola, mirándola mientras la enseñaban los colmillos aterrorizándola cada vez más, pero el miedo llego a su paroxismo cuando sintió como el sexto Lobo Espectral se montaba sobre ella, que en esta ocasión sí que dio un aullido de dolor al sentir como el Lobo la penetraba, por lo que vi, le había enterrado por completo su enorme miembro en el coño, que debía de estar golpeándola sin piedad en el útero, provocándola un dolor atroz, ante mi cada vez mas maligna y sádica sonrisa.
Uno por uno los seis Lobos se fueron turnando en follàrsela, cuatro se la clavaron por el coño y los dos restantes la destrozaron el culo, el tamaño de la polla de un Lobo Espectral es del tamaño del puño de una mano grande de ancha y de larga como unos treinta centímetros o poco mas, una autentica brutalidad. Eran un Lobo tras otro, sin parar, cuando ya habían pasado dos veces cada uno, por fin se rindió…
- Mujer : Por favor… no más… mátame ya… por favor… -dijo con voz jadeante por el dolor…
- Val : Sabes –dije inclinándome sobre ella-, creo que no, vas a morir, pero loca, o follando… tú eliges –dije chasqueando los dedos y haciendo aparecer media docena más de Lobos Espectrales ante sus aterrados ojos.
Los nuevos Lobos se empeñaron en follàrsela con entusiasmo, permanecí ante su cara, viendo sus gestos de sufrimiento, intento parecer fuerte pero solo consiguió aguantar uno de los nuevos Lobos, con el segundo volvieron sus gritos ante mi sonrisita sardónica, hizo intención de escupirme, pero no consiguió reunir fuerzas ni para eso siquiera. Al final se salió con la suya, ya que se me empezaba a echar el tiempo encima, por lo que retire los Lobos, la quite de encima de la silla y le corte el cuello con pesar, no había logrado que muriese follando, pero bueno, pensé que quizá aún tuviese oportunidad de ver si lograba algo así durante lo que me quedaba de viaje. Amanecía cuando me ponía de nuevo en marcha rumbo a Ploghi, durante todo el camino estuve rumiando la presencia de este nuevo Dragón.
Entre en la ciudad dirigiéndome directamente al establo, donde devolví mi caballo para después ir a mi habitación a dormir un rato, dejando como de costumbre, mis criaturitas de guardia para evitarme sorpresas. Pase dos días tranquilo, sin que sucediese nada más en ese tiempo. Una cosa que si averigüe es que en mi ruta había estallado una guerra entre cuatro naciones, lo que convertía la ruta, tanto la alternativa como la principal en algo muy inseguro, normalmente una guerra solía atraer también todo tipo de gente que se dedicaba al robo y asesinato aprovechando las circunstancias, lo que para mi suponía todo un problema.
Otra cosa que saque en claro de todas estas noticias, es que aunque la situación entre los contendientes llevaba muchos años en franco deterioro, esta guerra parecía haber estallado de un modo muy rápido. También parecía que todos los contendientes contaban con un muy importante número de tropas mercenarias en sus filas, algo que requería de ingentes cantidades de dinero, que por lo que contaban dudaba que todos tuviesen, demasiadas casualidades. Esas tropas fue lo que me hizo sospechar de inmediato en que quizá el dinero de los Dragones estuviese detrás del estallido de hostilidades, en un intento de entorpecer mi marcha. Empezaba a suponer que con este no tendría la suerte que tuve de poder enfrentarme al Dragón Rojo, tras su destino final a manos de dos Nahkkar, me imaginaba que este no se dejaría ver ni por casualidad para evitar correr la misma suerte. Por otra parte entendí la jugada que intentaban, realmente no necesitaba matarme, solo entorpecerme lo suficiente como para que no llegase a tiempo al pozo.
Tome una decisión un tanto arriesgada, había un camino alternativo a los otros dos, y era atravesar las montañas centrales del continente, pero esas rutas no eran nada seguras, y no solo por la existencia de amigos de lo ajeno, sino porque las guarniciones militares en esas zonas tan alejadas y aisladas de sus capitales, solían campar a sus anchas en la mayor parte de los casos, las aldeas bajo su custodia las solían respetar bastante, pero las razzias sobre aldeas de países vecinos no eran nada extrañas. Si me movía rápido no necesitaría emplear necesariamente más tiempo que por el camino principal, ya que la dificultad de la montaña lo compensaba la menor distancia. En ambos casos hubiese tenido que tomarme un descanso tras semana y media de viaje con mis escudos al máximo, de modo que me decidí por esa ruta.
Cuando me interne en las montañas, tomando el camino que me interesaba, opte por avanzar únicamente por las noches para pasar más desapercibido, momento en los que los caminos raramente estaban ocupados por viajeros. Para mantener un buen ritmo de viaje por la noche debería moverme con antorchas o al menos con luz mágica en algún bastón o vara, temiéndome alguna emboscada procedente del dinero del Dragón Pardo y dado que teniendo que llevar luz la sutileza estaba de más si me cruzaba con alguien puesto que me identificarían como mago si o si, decidí moverme durante la semana y media que tendría que estar por las montañas en plan Vhaalzord, a las claras, me temía que tras mi paso una nueva nube de leyendas se incorporarían a mi nombre.
Nada más entrar me deshice de mi caballo en la primera aldea, marchándome a pie de la misma, entre las miradas atónitas de la gente, que parecía estar despidiéndose de mí, pensando sin duda en que no tardaría mucho en morir a manos de ladrones por mi locura de irme a pie. A unos diez kilómetros de la aldea efectivamente fui asaltado por cinco personas que reconocí de haberles visto en la aldea, fui de lo más radical, reclame mi Shilkka y durante cinco minutos estuve amputándoles miembros, una pierna para que no corriesen, luego un brazo, luego una oreja o la nariz, así hasta que murieron desangrados entre alaridos y suplicas.
Tras este desahogo convoque un Hrull para que me sirviese de montura, marchando sobre él, evidentemente le sometí a un conjuro de ilusión para que pareciese un caballo. Nada mas caer la noche retire el conjuro. Debido al frio me abrigue bien con una gruesa capa negra, envolví mi cara y cabeza con una especie de capucha de lana negra, me emboce y partí al trote, solo era una sombra en el camino, pero seguía pareciéndome un riesgo, de modo que puse en marcha una idea. Hice un conjuro de convocación, a mi lado apareció un mago Khulgan, dos más tras de mí, delante cuatro Guerreros en columna de a dos, y tras los dos magos, una columna de cincuenta y seis Guerreros Khulgan más portando lanzas, cuyos extremos aparecían como si fuesen antorchas gracias a la poderosa magia de sus magos.
Esa misma noche cruzamos una pequeña aldea por todo el centro, al ruido de las monturas los hombres salieron de sus casas portando todo tipo de armas y herramientas de labranza, hoces, rastrillos, etc, sin duda para intentar defender sus hogares si eran atacados. Vi como cerraban el camino colocándose delante, mirándonos avanzar, una columna armada con antorchas o lo que fuese, sin duda nada tranquilizador. Sin decir nada acelere mi ritmo colocándome ante los cuatro guerreros de cabeza, entonces use un conjuro que amplió la intensidad de todas las antorchas mágicas, a la vez que use otro que amplificase mi voz dando un grito…
- Val : Soy Vhaalzord, el Nigromante… ¡¡¡¡APARTAOS O MORID!!!
Tras esto refrené mi Hrull hasta regresar a mi posición, cuando los cuatro guerreros el frente se desplegaron, imitándoles el resto de la columna, fue cuando se dieron cuenta de las características de mis acompañantes todos los aldeanos se quitaron de en medio, pegándose a las casas. Pude ver cuando pasamos ante ellos sus caras de terror al ver mi escolta de cerca… Pude escuchar más de un susurro al pasar, susurros que únicamente mentaban mi nombre, Vhaalzord, para después hacer todo tipo de signos que se suponía que alejaban el mal augurio. Mis escoltas pasaron desplegados por la aldea, y no solo por la calle principal, con lo que supuse que nadie se quedaría sin verles bien vistos, sintiendo toda la población el terror de pesadilla ante lo que cruzaba su aldea.
En las dos siguientes aldeas hice lo mismo, pero esta vez sin abandonar la protección de mi puesto. Pasó exactamente igual que en la primera aldea, en cuanto distinguían a mis escoltas, todo rastro de valor y deseos de enfrentarse a nosotros desaparecía como por ensalmo, solo en la última aldea por la que cruzamos esa noche hubo un muerto. Uno de los campesinos no debió de creerme porque me lanzó una flecha, solo segundos después de que partiese de su ballesta, dos de mis guerreros caían sobre él, descuartizándolo vivo ante los horrorizados ojos de sus vecinos, que no se atrevieron a mover ni medio musculo pese a sus alaridos pidiendo ayuda. Mis órdenes a los Khulgan fueron muy especificas, no hacerle daño a nadie, pero matar del modo más desagradable posible a quien nos atacase, eso sí, con cierta rapidez para no perder tiempo.
Tras dejar esa última aldea, salimos del camino adentrándonos en lo más abrupto de la zona, dirigiéndonos a un sitio que había localizado en el que podría descansar con calma durante el día, para según cállese la noche, regresar al camino para continuar viaje. Durante el día, convoque una docena de Lobos Espectrales para que velaran mi sueño, además de poner tres halcones Azules en el cielo para ampliar la vigilancia a mí alrededor y asegurarme de no tener sorpresas desagradables. Como ya dije antes, me temía que mi leyenda tras esta “excursión” se iba a ver renovada, corregida y aumentada durante muchos años más.
CONTINUARA