Crónicas de Vhaalzord - Libro 16 - 2

La decisión de Val es firme, necesita llegar a tiempo al rito de Nakriss, por lo que no piensa andarse con tonterías… aunque eso suponga dejar tras de sí un rastro de sangre y muerte.

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 16

Capitulo- 2

Lo peor de todo el asunto, es que la claridad de ideas que parecía tener, el no estar concentrado en evitar llamar la atención como siempre hacia, me concedía tiempo para pensar, y sinceramente, no sabría decir si eso era algo bueno o malo. Por un lado después de lo vivido en el templo no estaba ya tan seguro de querer pasar el rito de Nakriss, viendo el templo, en el mundo deberían de existir también otros tres lugares mágicos sobre los que las conjunciones se realizaran también. Uno era el pozo, otro el templo, aunque en su antigua ubicación claro, y los otros tres, no deberían de ser muy difíciles de encontrar con esos datos.

El problema es que si dejaba pasar esta, la siguiente no sería hasta cien años después, y nada garantizaba que se pudiese realizar en cualquier otro lugar que no fuese el pozo. En el templo, de haber estado en su sitio, necesitaría sangre y sacrificios por lo que había observado, sin embargo en el pozo, solo necesitaría mi poder para conseguir el de Nakriss, la situación era muy confusa. Pero si algo tenía claro, es que tanto Dragones como Arcanos lo habían intentado en bastantes ocasiones, los Dragones habían terminado muriendo, y por lo que se veía, los Arcanos habían sido llevados a otro lugar, para luego terminar siendo convertidos en dioses por los humanos, o lo que fuesen, pero a un lugar, donde también podían morir de forma permanente, en cualquiera de los dos casos, yo ganaba lo que llevaba más de dos mil años anhelando.

Decidí aparcar una vez mas todos esos pensamientos antes de que me fuesen a volver loco, y pasar a concentrarme en mis problemas actuales, necesitaba poder encontrar al contratador, saber cuántos, aparte de los espontáneos, habían sido contratados antes de terminar con él, recompensas publicas aparte. Lo primero que resultó patente, es que el contratador seguía la escuela Lahishin para este negocio, una población pequeña, defendible, donde todo el mundo se conozca más o menos, aunque solo sea de vista, y ningún forastero pueda pasar desapercibido entre la población. Desde mi caballo en lo alto de una loma, observaba el movimiento en el recinto amurallado de la ciudad o pueblo grande, definición que sin duda seria más realista. Estime una población de unos tres o cuatro mil personas, que parecían estar en sus quehaceres habituales. Desde esa distancia se apreciaban algunos soldados, pero pocos, calcule que unos cien, si es que llegaban a esa cifra. Era problemático en extremo, pero necesitaba conocer que era lo que el contratador sabía sobre mis posibles ataques.

Era un autentico problema, si entraba a plena luz del día seria reconocido en el acto por sus hombres, puede que incluso esos soldados estuviesen a su servicio, y posiblemente el contratador huiría si empezaba a ganar, eso en el mejor de los casos, en el peor podría intentar cobrar el mismo la recompensa y terminar muerto, lo que tampoco me seria de ninguna ayuda. Decidí esperar a la noche siguiente para entrar, pensaba usar todo el día para enviar varias criaturas mágicas a espiar e intentar localizar al contratador. Solo tarde cuatro horas en localizarlo, sobre todo gracias a la imagen que ya tenía sobre él, averigüe donde se alojaba y más o menos con cuantos hombres contaba cerca de él para protegerse. Nada más llegar la noche, me puse en movimiento. Me introduje en la ciudad pasando por encima de la muralla, dirigiéndome por los tejados hasta una casa adyacente a la de mi blanco, que era el que ya me suponía, un lujosísimo edificio de tres plantas, sin duda el mejor de toda la ciudad.

Tenía varias opciones de incursión, opte por la que más me convenía en esos momentos. Me colé por una ventana del primer piso, mi primer movimiento fue encargarme de los matones que había en dicho lugar, tres de ellos estaban jugando a los dados en un pequeño cuarto junto a la escalera, no les di tiempo a nada, entre por la puerta como un torbellino, con las espadas en la mano, soltando tajos a diestro y siniestro, en menos de cinco segundos los tres estaban muertos. Con cuidado de no hacer ruido puse en la escalera un par de pequeños animalitos mágicos para que reconociesen el terrero del piso superior, gracias a ellos pude saber que también había tres hombres en el, del mismo modo, estaban junto a las escaleras de ascenso, nuevamente pasó como con sus compañeros, entre lanzando cuchilladas, terminando con ellos en un instante.

El último piso resultó ser más complicado de lo que pensé en un primer momento, en el parecía estar el domicilio del sujeto en cuestión, la puerta de la escalera estaba cerrada, y parecía una puerta muy resistente. Me las apañe para lograr introducir dentro de las estancias una criatura que me fue indicando la disposición del lugar y donde estaba mi objetivo. Lo que hice fue entrar por las malas en la planta, destrocé la puerta con un conjuro, literalmente, la revente por completo.

Puse a toda la casa en alerta, debí de despertar incluso a los muertos. Fue realmente divertido, entre también a toda prisa, el sujeto se intentó defender, pero un latigazo mágico sobre él lo dejó inconsciente. Viendo por mis pequeños espías que una veintena de hombres se lanzaban escaleras arriba para alcanzarme, decidí ser aun más drástico que antes, además no estaba de humor como para tonterías. Les permití llegar hasta donde yo estaba, con una mano sujetando la pechera de su jefe, y con la otra puesta sobre su frente, encerrando también parte de su rostro en ella, luego ejecuté la lectura de mente ante sus atónitos ojos.

El contratador empezó a patalear con fuerza chillando del dolor como un condenado. Literalmente, todos los hombres del contratador se lanzaron a por mí, para su desgracia, como dije antes, había decidido ser muy drástico con mis acciones, una docena de Guerreros Khulgan se interpusieron entre ellos y yo, dando comienzo al instante con la carnicería mientras yo miraba con una maligna sonrisita en la cara. Solo tres minutos después, yo había terminado de leer la mente del contratador, después de terminar lo degollé como un cerdo, mientras que mis guerreros por su parte, también había terminado de masacrar a los matones. Cuando me incorporé, pude ver restos de cuerpos desmembrados por toda la habitación, no creo que ni uno solo de los matones, estuviese entero.

La lectura había sido muy interesante, a la vez que problemática, alguien enorme, vestido con una gran armadura de color rojizo, le hizo un encargo para asesinarme, pagaba cinco mil monedas de oro a mi muerte. El idiota ambicioso, por el contrario, se dejo llevar por la codicia y las ofertas las hizo por "únicamente" dos mil monedas. Aun así, dos mil, eran una autentica fortuna, y lo que había visto en su mente era un autentico problema, solo en su zona, me dio la impresión de que había tenido más de cien aceptaciones de la misión, entre asesinos, grupos, incluso bandas organizadas junto con algún que otro pirata por si acaso me daba intentar avanzar por mar, y eso solo con este contratador. Desde luego, el cruzar el continente iba a resultar de lo más entretenido, ya lo creo que sí, aunque por lo menos, durante los próximos tres mil kilómetros sabia por donde me iba a mover.

Cuando salí de la ciudad, volví a montar en mi caballo y partí al galope hasta la siguiente parada que había previsto, una ciudad interior. Nashir estaba situada en un importante cruce de caminos, una zona muy transitada por todo tipo de caravanas comerciales e importante núcleo en el tráfico de esclavos del continente. Estaba meridianamente seguro de que me iba a divertir en la ciudad, donde me quedaría unos días a descansar y comprar provisiones para la siguiente etapa del viaje. Pero para eso, aun quedaban cerca de quinientos kilómetros, en una ruta corta que pasaba por unos sitios un pelín desamparados por los dioses valga la ironia, y  un sitio perfecto para emboscadas o ataques en toda regla por parte de un grupo numeroso, de modo que decidí moverme por allí de noche.

Era una zona algo montañosa, con algunos bosques bastante densos también, como dije antes, el sitio perfecto para una emboscada. Cuando entre en el camino hice lo que tenía pensando, convoque de inmediato una docena de guerreros Khulgan que conmigo en medio, formaron una columna. Lo malo de emboscar a alguien, es cuando no esperas que vaya acompañado, en este caso, una veintena de tipos que me estaban esperando, nada más ver a mis acompañantes empezaron a correr dando alaridos de pánico, olvidándose completamente de lo que tramaban... A una seña mia todos los Guerreros Khulgan menos dos, que quedaron junto a mí como escoltas, partieron tras de los emboscadores para darles caza.

Sinceramente no se qué harían, pero de lo que si estuve seguro cuando todos los Khulgan se reintegraron al grupo, es que los emboscadores habían caído bajos el filo de sus armas. Por el día acampaba tranquilamente, desconvocando a mis guerreros, y dejando a mí alrededor convocados, tres o cuatro lobos espectrales, dependiendo de la zona. Dos días después de haberme internado en esa zona estuve un buen rato meditando mi siguiente problema, había una banda especialmente numerosa en mi camino, el contratador tenía los datos, también la ruta para ir a su campamento, ya que había ido en algunas ocasiones para hacer "negocios".

Tenía dos opciones en este caso, intentar pasar por su territorio y confiar en que no me atacaran por no estar interesados en mi, cosa que dudaba seriamente, o bien, directamente irme a por ellos, desviarme un poco de mi ruta, apenas una hora, para pasar justo por todo el medio de su campamento. Tomé la segunda opción, pasar atraves del campamento de una banda de asesinos con más de ochenta miembros, según la mente del contratador, unos ciento cuarenta en realidad que fueron con los que me encontré, y os aseguro que no me supuso ningún problema cruzar justo por todo el medio. Entre en cabeza con las espadas en la mano, acuchillando a todo el que se ponía a mi paso, empezando por los asombrados centinelas, tras de mí, cien Guerreros Khulgan entraron a sangre y fuego en el campamento, acompañados de tres magos. Cuatro Guerreros y uno de los magos continuaron conmigo sin aflojar la marcha, el resto se quedó para terminar de limpiar el campamento de gente “viva”.

Cuando atravesé y salí de la zona "peligrosa", tras mi paso había quedado un rastro de sangre, fue como en mis primeros tiempos bajo la influencia del Dios Loco, cabalgando tranquilamente escoltado por los Khulgan, que iban eliminando a todo el que se cruzaba en nuestro paso. Solo cuando regrese a zona "civilizada" retire a mi escolta, avanzando en solitario desde ese momento, redoblando mi atención al camino para evitar ser sorprendido. Solo cinco días después llegué por fin a la ciudad de Nashir, cuando entré observe que no era lo que me esperaba, sus avenidas eran grandes, sus calles parecían cuidadas, y parecía haber soldados por todos lados.

En esta ocasión tuve que replantearme la forma de alojarme durante mi permanencia en la ciudad. Se notaba que en Nashir se movía el dinero de modo constante y en grandes cantidades, por lo que se veía a simple vista, quien fuese que dominase la ciudad no parecía nada interesado en que la gente se matase entre sí por las calles. Eso en cuanto al gobierno legal, con solo darme un paseo tranquilo y fijándome bien en los detalles, me di cuenta en el acto, que en los bajos fondos parecían pensar exactamente igual que las autoridades legales de la misma. Tras eso decidí alojarme en un buen hotel, quizá incluso lo hiciese en el mejor de la ciudad, visto lo visto.

Había una cosa que me preocupaba, cuando leí la mente del contratador, este había hecho la oferta a tres clientes que me resultaron inquietantes de verdad. Veréis, una banda de bandidos como la que había liquidado unos días antes no me preocupaba, sería cuestión de masacrarlos cuando me atacasen y listos, el problema era que esas ofertas parecían hechas para un solo hombre, o dicho de otro modo, parecían ofertas a ejecutores profesionales, y eso ciertamente, sí que me preocupaba de verdad. Estaba muy seguro de que cuando acabé con los Lahishin, cayeron todos sus magos más poderosos, sin embargo, era consciente de que probablemente, alguno de sus mejores asesinos habría logrado escapar. Ahora mismo ninguno seria ya un problema por la edad, salvo que tuviese cierta capacidad mágica también, por supuesto, pero era poco probable tal y como hacían ellos las cosas.

Mis sospechas iban dirigidas a que alguno podría haber creado una especie de escuela o negocio dedicado a ello, y serian estos nuevos ejecutores los que habrían podido aceptar el encargo. Mis defensas iban establecidas en capas, para evitar sorpresas, mas tras saber esto, que había aumentado el nivel e intensidad de mis protecciones, pero siempre hay un modo de sortear las cosas, por muy invulnerable que parezca. Un asesino podría muy bien, sino matarme, si dejarme seriamente incapacitado por un tiempo, y en este caso precisamente, el tiempo no me sobraba en absoluto. Nada más entrar al hotel estuve fijándome bien en su situación y en como trataban a los clientes, como de fácil era el acceso a su interior, etc. Quería poner delante todas las trabas posibles, una vez satisfecho en ese sentido me acerque al mostrador de la recepción para tomar habitación.

Una vez instalado, lo primero que hice fue distribuir varias de mis criaturas por las cercanías, tanto dentro como fuera del hotel, solo que en esta ocasión las distribuí por parejas, de forma que controlasen sus zonas, y que se controlasen también unas a otras. La idea era que no pudiesen eliminar ninguna sin que me enterase en el acto y de que tuviese información de cómo había sucedido. También sabía que un asesino no tendría problemas en alcanzar mi habitación, pero al menos, no sería un asesino y media docena de inútiles que solo me serian un estorbo para defenderme, tenía un mal presentimiento con ello.

De momento y dado que no podía hacer mucho, me fui tranquilamente a un local cercano que me recomendaron como lujoso, discreto, con buena bebida y preciosas mujeres. Al entrar lo primero que observe fue que efectivamente, en lo que a mujeres se refería estaba perfectamente surtidos, eran todas unas autenticas bellezas, aunque también descubrí algo enseguida, cada bebida valía como treinta o cuarenta veces su precio normal, pero bueno. Pedí una mesa, una jarra de buen vino y me agencie la compañía de una preciosa señorita de pelo rojo como el fuego.

El vino era suave, delicado, y para nada agresivo, con lo que no me afectaría a mis cualidades unos cuantos vasos del mismo. Estuve la mar de entretenido entre el vino y la joven, con la que me fui a un reservado, una especie de palco cubierto por cortinas. Estaba allí con ella, con una de mis manos me encontraba acariciando la entre pierna de la chica, arrancándole gemidos suaves con mis manejos, su boca se encontraba sobre mi cuello dándome besitos. Cuando más entretenido parecía estar divise ciertos movimientos extraños en la sala principal del local.

Había gente que parecía estar tomando posiciones para algún tipo de emboscada, en otro momento ni me hubiese dado cuenta, pero al estar mosqueado con aquellos contratos me fijaba en todo. No obstante decidí no tomar ninguna iniciativa, bueno si, cuando la chica me saco la polla del calzón la deje hacer, pasando la mano acariciante sobre su cabeza mientras me la mamaba con una maestría inigualable, os aseguro que estaba en la glera, que manera de manejar la lengua.

Estaba gozando de la mamada cuando en el salón vi como la trampa se ponía en movimiento, afortunadamente no iba dirigida a mí, sino a un par de hombres que estaban jugando en una mesa de cartas, los emboscadores les sacaron arrastras por la parte de atrás de local, por lo que pude dilucidar desde allí debían de haberles sorprendido haciendo trampas, con lo que me imaginaba lo que les iba a pasar en breve a ambos. Por mi parte me concentre casi por completo en el trabajo de mi acompañante... apenas tardo tres o cuatro minutos más en lograr que me corriese en su boca entre gemidos apagados de placer.

Cuando se fue dejándome allí solo, pensé en acercarme para preguntar el costo de pasar una noche completa con ella, debía de ser la ostia en el lecho, y ciertamente me moría de ganas por estar con una mujer otra vez, hacia ya bastante que estaba a palo seco con el sexo. Salí del reservado yéndome del local hacia el hotel para dormir, por el camino pude ver como tres o cuatro hombres habían dejado inconsciente a otro, y estaban acorralando a una dama, que se apretujaba asustada contra la pared, sin mediar palabra me retire a unas sombras, donde llame a mi bastón, acercándome con él en la mano a los cuatro, simulando cojear un poco, justificando de ese modo la presencia del bastón.

Dos de ellos me vieron a cercarme, no vi alarma ninguna en ellos, solo una mirada de desprecio al verme, uno de ellos me ignoro mientras que el otro se dirigía a mí de forma desabrida, instándome a largarme de allí antes de que decidiesen hacerme algo en la otra pierna para equilibrármelas. Por desgracia para ellos, la dama en esos instantes se desmayó, lo que me dejó con las manos libres de actuar como quisiese, ya que estábamos en una especie de recodo entre tres edificios, en un sitio discreto y fuera de las miradas de la gente que transitaba por las calles.

Me acerque decidido, aunque eso sí, cojeando ostensiblemente...

- Val : Dejad a la señorita en paz rufianes...

- Tipo : Jajajajaja, mirad al cojo, que valiente que nos ha salido...

- Tipo : Deja de hacer el tonto, encárgate de él y deja su cuerpo luego junto al de ese otro idiota -dijo haciendo referencia al caído.

No dije ni media palabra más al déjame tan claras sus intenciones, según se acerco a mí con una daga en su mano para acuchillarme, se encontró con tres veloces golpes con el extremo de mi bastón, el último de ellos, en el cuello, le aplasto la tráquea, haciendo que muriese asfixiado en pocos minutos al no poder respirar. Después de él me fui sin mediar palabra a por los otros tres, lo del segundo fue algo la mar de desagradable. Se revolvió para atacarme, sacando de bajo sus ropas una espada corta que empuño contra mí, para su desgracia, el extremo inferior de mi bastón penetro por uno de sus ojos alcanzándole el cerebro, lo que le mato en el acto, aunque como digo, fue algo asqueroso de verdad.

Lo malo de hacer algo así, es que desgraciadamente los otros dos se dieron cuenta de que lo del… “lastima de cojo”, estaba de mas, acababa de matar a sus dos amigos en cuestión de pocos segundos ante sus morros sin que fuesen capaces de reaccionar. Desafortunadamente para los dos, yo no tuve ese problema con ellos, cuando quisieron venirse a por mí ya me tenían encima, tire el bastón contra ambos, que usaron sus armas para esquivar el golpe, cuando se dieron cuenta de la treta, las hojas de mis espadas ya estaban rajándoles las tripas, había entrado justo por debajo de sus armas, en el instante en que las habían levantado para desviar el bastón que les había arrojado a la cara. Comprobé que el caído estaba muerto, luego hice que el bastón regresase a su sitio con discreción, mientras me ocupaba de coger en brazos a la señora para llevarla a un sitio donde pudiese ser atendida.

Pensé que un buen sitio para ello era mi propio hotel, donde por casualidad, resultó que ella también estaba alojada. Por lo que logre averiguar era la joven esposa de un importante mercader del continente, que la esperaba en una ciudad del centro del mismo. La deje en las manos del personal del hotel, ellos se encargaron de llevársela a sus habitaciones y cuidarla hasta que se repuso del susto. Lo siguiente que sucedió lo cierto es que no me lo esperaba, salía por la noche rumbo a algún local en el que tomar algo cuando un miembro del personal me interpeló, comunicándome que la señora de por la tarde solicitaba mi presencia para cenar con ella si así lo estimaba oportuno, algo a lo que accedí, marchando el empleado a comunicárselo.

Tras esto me dirigí al restaurante del hotel, donde solicite una mesa para los dos, de las cuatro o cinco que me ofrecieron, me decidí por una que estaba en un lugar más apartado, como una especie de reservado, donde se podría cenar tranquilo, sin orejas curiosas, y lo que para mi resultaba más importante, donde era muy complicado poder atacar a alguien por sorpresa. Cuando vi aparecer a mi acompañante de esa noche me quede perplejo, os garantizo que por la tarde no parecía que fuese poseedora de una belleza semejante, era como un sueño de mujer hecho realidad.

Me levante caballerosamente para recibirla, mientras veía como multitud de miradas masculinas se fijaban en ella según se iba acercando a la mesa. Acerque su asiento y luego me senté yo, fue una cena muy entretenida, se presento como Dizty y resultó ser una conversadora muy amena, estuvimos durante bastante tiempo hablando con calma ante una buena y estimulante infusión de diversas hiervas altamente digestivas. Después de eso se empeño en que nos fuésemos a pasear por las cercanías del hotel, algo a lo que no me negué para nada, era una delicia poder charlar con alguien como ella.

Caballerosamente la acompañe a su habitación, ante su puerta, galantemente la bese la mano con intención de despedirme, fue entonces cuando ella me dijo que dada nuestra confianza y que le había salvado la vida, no eran necesario entre nosotros tanta cortesía, echándome los brazos al cuello y poniendo sus labios sobre los míos. Fue un casto beso, solo sus labios sobre los míos, pero tras separarse fui yo quien acudió a besarla, solo que esta vez, mi lengua salió en busca de la suya, encontrándola enseguida, y dispuesta a entablar batalla durante el beso.

No introdujimos en su habitación, cayendo enseguida los dos sobre el lecho, quedando yo encima suyo, empezando a mirar como quitarla toda la ropa de encima. Cuando por fin ambos estuvimos desnudos, empezamos a besarnos, situándome sobre ella...   Puse mi miembro en la entrada de su sexo, lentamente fui empujando en su interior, encontrándome conque estaba muy mojada y mi miembro entraba en ella perfectamente, enterrándose con lentitud deliberada mientras gemía y gimoteaba sin ser capaz de parar o disimularlo debido a la excitación.

Estuve dentro de ella durante un buen rato hasta que por fin exhalo un gritito y un fortísimo jadeo con su orgasmo, quedando abrazada a mí, que seguí moviéndome en su interior con total impunidad, empezando de nuevo a llevarla en camino de un nuevo orgasmo. Me hizo rotar llegado un determinado momento, quedando ella encima mío, cabalgándome como si yo fuese un potro desbocado o un garañón salvaje. Durante todo ese tiempo estuvo haciéndome gozar como un enano, era maravillosa en cualquier sentido... Después de correrse, desplomarse y quedar completamente satisfecha, estuvo tumbada sobre el lecho jadeante, intentando recuperar la normalidad.

Cuando se recuperó se levantó despacio, llamando con un cordón al servicio del hotel, cuando este llegó, mi anfitriona pidió bebida aromatizada para los dos. Debo de confesar que fue una gratísima sorpresa, por lo menos hasta diez o quince minutos después, momento en que me empecé a sentir mal y mis conjuros empezaron a actuar para purgarme la sangre... Con un gran esfuerzo, ya que se me nublaba la mente por momentos, logre vestirme y abrir mi cuarto, entrando dentro, allí dote a los conjuros de muchísimo mas poder, pese al dolor que estos me estaban provocando con la purga de la maldita sustancia que me envenenaba.

Por momentos estaba sintiendo que perdía el conocimiento, despacio, relajándome, empecé a remojarme con la lengua el borde de los labios, intentando recoger las pocas gotas que quedaban sobre estos del liquido, quería ver si podía identificar algún sabor, milagrosamente si lo hice, reconocí casi al instante al buscarlo, el amargo sabor de la infame raíz del esclavo. Lo que quería decir que a alguien le interesaba capturarme vivo y no muerto, o por lo menos, con mis facultades muy, muy limitadas... Tras esto, aumente considerablemente mi poder en las purgas, cayendo al suelo, retorciéndome de dolor.

Solo media hora después, mi sangre estaba prácticamente purgada. Estaba relajándome tirado sobre el lecho, recuperándome del esfuerzo, cuando sentí la puerta abriéndose con cuidado. Decidí fingir mi estado, no me sorprendió en absoluto cuando me fije en mi misterioso visitante puesto que lo sospechaba desde el principio, aunque no me espere que lo intentase de este modo la verdad. Se trataba de la adorable señorita que había tenido a bien invitarme a sus aposentos, iba acompañada de tres matones de pésimo aspecto que al hablar dejaban muy claro que estaban a su servicio. Sus intenciones por lo que escuche, era sacarme de allí envuelto en una alfombra grande para disimular el cuerpo... lo cierto es que no parecían que fuesen a darme muchos problemas.

Permití que me sacasen del hotel sin intentar nada contra ellos, para mi sorpresa los cuatro se pusieron en marcha rumbo hacia el interior del continente, concretamente hacia las enormes montañas. Lo cierto es que si permití esto sin actuar y continúe fingiendo, es porque cierta conversación que mantuvieron cuando salíamos de la ciudad les salvo la vida… de momento, claro.

CONTINUARA