Crónicas de Vhaalzord - Libro 15 - 4
Las cosas cada vez se complican más para el Dragón del Mar, vuelve a encontrarse solo para defender la ruta y las órdenes del mando de Khirland son claras Deberán deshacerse de la flota Dankhares como sea Una nueva sorpresa surge para Val
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 15
Capitulo - 4
Una semana después de zarpar tuvimos que regresar de nuevo al puerto de Maslech, ya que nos encontramos con un barco correo de la flota con noticias y ordenes para el almirante... Nos tocó hacernos cargo de todo y dar media vuelta para entregarlo, ya que las ordenes del correo eran las de regresar tras entregar los escritos al primer barco de la flota del almirante con que se encontrase, algo que técnicamente éramos nosotros.
Por fortuna la capitana había dado orden de retirar tanto el espolón como las protecciones de las bordas, con lo que volvíamos a parecer de nuevo un simple mercante, creo que eso fue lo que nos salvó de caer también junto al Almirante y el resto de su flota de Birremes. Nos encontramos la batalla cerca de la costa de la isla, el almirante debía de haber sido sorprendido mientras bordeaba la Isla, estábamos a un escaso par de horas del puerto de Maslech, no debía de hacer ni media hora que la lucha había terminado cuando aparecimos tras un promontorio. Los cinco birremes del Almirante estaban en llamas y a medio hundir, se apreciaba también que uno de los Quinquerremes, un Trirreme y dos Birremes Dankhares habían sufrido gravísimos daños aunque la flota no había perdido a ninguna de sus naves..., todavía. Esas naves dañadas hablaban perfectamente, dada la gran superioridad Dankhares, de la calidad y eficacia en combate de la flota de Khirland.
Otra cosa que se apreciaba. era que aparte del combate normal entre barcos, también había existido un combate mágico en la batalla, había numerosos rastros mágicos sobre los barcos. Para eso mis ojos de Dragón eran increíbles, localice sin problemas a los magos Dankhares sobre el Quinquerremes intacto, sin duda el insignia de la flota, era el único en el que se veían urdimbres mágicas. Por fortuna pudimos cambiar de rumbo a tiempo y coger viento suficiente hacia alta mar, antes de que estuviésemos a una distancia en la que no necesitaran pensarse de ir o no a por un mercante estando en esa situación. Cuando tres horas después regresamos, la flota enemiga se había retirado dejando tras de sí los restos ennegrecidos de su Quinquerreme y de una de sus birremes. Sin duda no pudieron salvarlas y las prendieron fuego para evitar que nadie pudiese hacerse con sus restos, haciendo compañía a lo poco que quedaba flotando de la extinta flota de Khirland.
Al acercarnos a ver si encontrábamos supervivientes la capitana se encontró con un grave problema entre manos, por un lado al desaparecer el resto de la flota y ser el nuestro el único barco intacto, tuvo que hacerse cargo ella misma de leer en qué consistían las ordenes para el desaparecido almirante, que tenían su miga, no creáis que no. Por otro, nos encontramos con mas supervivientes de los que pensábamos encontrar y que habían logrado llegar a la costa..., sobre unos ciento veinte, entre marinos, soldados, dos magos, el primer oficial de uno de los birremes y varios oficiales menores o de tropas. Cuando el primer oficial rescatado llego a bordo, informó a la capitana de que la flota enemiga había hecho prisioneros, pero no sabía ni cuantos ni a quienes. El Dragón del Mar estaba pensado para una tripulación de doscientas cincuenta personas..., restando bajas y sumando rescatados, la capitana se encontraba con un barco hipersaturado, tenia abordo una tripulación ahora mismo de más de trescientas cincuenta personas.
La ordenes que nos comunicó la capitana, las que debiera de haber recibido el almirante, para cumplir las cuales contaba con una flota de cinco Birremes y nuestro barco, algo intermedio entre una Birreme y un Trirreme, o una especie de engendro como parecía ser la opinión en gran parte de la flota, no tenían desperdicio. Ahora la Capitana como oficial superior en la zona, tendría que intentar realizarlas únicamente con el Dragón del Mar bajo su mando. La misión era simple, su principal objetivo consistía en sacar del archipiélago a cuanto barco de guerra enemigo apareciese en la zona, bien hundiéndolo, bien haciendo que se marchase de allí, aunque tuviese que emplearse como cebo y llevarlos a donde la poderosa flota Qhorit fuese capaz de destruirlos, aunque gracias a un discreto y superficial sondeo mental supe que la capitana no nos lo estaba diciendo todo.
Como dije, las ordenes no tenían desperdicio, éramos, el Dragón del Mar, contra un Quinquerreme, Dos Trirremes -uno de ellos en estado desconocido de daños- y cinco Birremes -uno de ellos también en estado desconocido de daños-, una lucha que se avecinaba la mar de igualada. Nos superaban en barcos, hombres e incluso magos, según los rescatados en el Quinquerreme por lo menos había seis o siete de estos, mientras que solo habían sido tres en la Flota de Khirland, motivo según ellos por el que fueron derrotados, uno de los cuales, además para mayor suerte el mas poderoso, había perecido en el combate, no pasando lo mismo con los suyos, que habían sobrevivido todos.
Era una situación problemática en extremo para la Capitana, nos reunió a todos los oficiales en su cámara, incluidos los rescatados de la flota y pido opiniones sobre el modo de solucionar, en primer lugar, el exceso tan peligroso de tripulación que sufríamos. Todos fueron dando sus ideas y casi todos saltaron cuando expuse la mia. Como anteriormente me sucedió al empezar en el Dragón, cuando los recién llegados se enteraron de que yo era el oficial de noche y que para colmo lo había solicitado yo mismo, pasó lo habitual en estos casos, la mirada más cariñosa que me echaban era de desprecio. Como digo, todos y cada uno de ellos fueron exponiendo sus opiniones hasta que llegamos a la mia...
- Capitana : Bien Val, ¿tú qué opinas que podríamos hacer para solucionar esto?
- Val : Fácil, capturar una de las Birremes enemigas y poner al frente de la nave a uno de los Primeros Oficiales aquí presentes para que sea su capitán, de ese modo eliminamos el problema del exceso de gente, y así tendríamos también una Birreme operando en estas aguas... no solo al Dragón...
El escándalo fue mayúsculo de verdad ante mi idea. Según todos, era algo imposible porque no podríamos hacerlo de ninguna manera, ya que la flota de Dakar viajaba unida, y si aparecíamos solo conseguiríamos ser destruidos. La capitana mando callar a todo el mundo y siguió hablando conmigo, sin permitir más interferencias entre ambos
- Capitana : ¿Y como piensas que podríamos hacer lo que has sugerido...?
- Val : Bueno, ahora mismo bajo nuestra actual apariencia no dejamos de ser un mercante de Khirland, además uno bastante grande, y por lo tanto con una más que segura bodega de carga repleta de mercancías. Dejamos fardos a la vista sobre cubierta como si fuésemos muy cargados, así de paso también taparan nuestras armas con más seguridad, catapultas, etc...
- Capitana : Eso lo único que conseguiríamos seria echar encima nuestro a toda la flota al completo..., nos darían caza en conjunto para apresarnos.
- Val : Excepto que nos mostremos lo suficientemente rápidos como para dejar claro que solo un Birreme podría darnos alcance... Aunque eso sí, también deberíamos de dejarles claro que aún de ese modo, al Birreme le costaría una larga persecución el poder cazarnos, pero que nos cazaría seguro sin que nos diese tiempo a buscar refugio en puerto alguno, eso podría decidirles a lanzar uno de ellos sobre nosotros mientras el resto de su flota sigue con sus operaciones.
- Primera Oficial : Es osado y ciertamente complicado de hacer pero perfectamente posible... Si le hacemos correr para que nos alcance, muy poco a poco podemos alejarle del resto de su flota y capturarlo... Además, aún en el poco probable caso de que el almirante enemigo decidiese que fuesen dos de ellos los que nos diesen caza, sería cuestión de hundirles uno y tomar el otro, o incluso dada nuestra actual tripulación intentar hacernos con ambos..., si son mas, bueno, demostramos nuestra verdadera velocidad y nos largamos a toda leche.
- Capitana : Creo que te equivocas, si yo fuese el Almirante enemigo, precisamente debido a nuestra presencia nunca le permitiría separarse mucho del resto de la flota a un solo birreme. Pese a todo lo que puedan opinar de nosotros, en teoría y a todos los efectos somos un barco bastante más potente que un simple birreme... Además sin duda a estas alturas a ese Almirante ya le habrán informado de nuestras andanzas por la zona, y sabrá que aunque el barco es el mismo, la tripulación no, como mínimo vendrían dos de ellos a por nosotros, o al menos eso es lo mínimo que yo mandaría.
Todos empezaron a meditar sobre la idea, más de uno también opinó como la capitana, que el almirante enemigo, sin conocer bien la zona y sabiendo que nuestro navío estaba por allí, nunca permitirá que de su flota se separasen menos de dos Birremes, era dudoso que dejara ir a uno solo... Por lo que calculábamos, mantendría lo más cerca posible de sus grandes barcos todas las birremes posibles como escoltas ligeras. Con lo que, por otro lado, también éramos conscientes que de tener razón, el almirante enemigo no mandaría más de dos birremes a nuestra caza. Al final se llegó a la conclusión general que incluso era factible que pese a todo solo enviase a una tras nosotros, dependiendo de cómo nos considerase de problemáticos, si le hacía caso a la antigua reputación del barco o daba crédito a lo que le informasen sobre nuestras andanzas en la zona.
Con mis halcones le eché un vistazo a los barcos enemigos, especialmente a los dañados en el combate, y me encontré con una autentica sorpresa que hablaba muy bien de los hombres de esa flota. Seguían con la flota y manteniendo su ritmo, los habían logrado parchear tras la dura batalla antes de que terminaran por hundirse..., aunque la verdad es que pese a todo no daría mucho por ninguno de ambos en un combate, necesitaban urgentemente entrar en un astillero o dique seco para arreglarlos, sino antes o después, bastaría una simple tormenta para darles la puntilla, por leve que esta fuese, estaban en un estado que terminaría por mandarles a ambos al fondo del mar. Al final mis Halcones me revelaron que los dos barcos cambiaban de rumbo, separándose del resto de su flota, sin duda en busca de algún astillero donde poder ser reparados con calma ya que enfilaron hacia Maslech, o por lo menos para que allí les parchearan lo suficiente como para permitirles una relativamente segura travesía hasta su propia base.
Les mantuve bajo vigilancia con mucha discreción y mucho mayor cuidado de lo que era normal en mi para que nadie se diese cuenta de que era mago, y digo esto porque en esos momentos, llevábamos a dos magos en el barco, lo que suponía un problema para mí y mis entrenamientos. Aproveché para ir variando sutilmente nuestro rumbo por las noches durante mis turnos, nos desplazaba lo justo para poder verlos nosotros en cuanto amaneciese, asegurándome de que pudiésemos verles nosotros antes de que ellos fuesen capaces de divisarnos. La verdad es que todo esto de haberme embarcado para entrenar, no se me iba dando nada mal, realmente había logrado bastantes progresos en mi sincronización conjunta, pero especialmente en la velocidad con que era capaz ahora de cambiar de un tipo de magia a otra de forma sucesiva.
Dada nuestra superior velocidad por la mañana antes de mi relevo teníamos la velas de ambos barcos dañados a la vista... Como supuse, cuando todos se levantaron, los magos rápidamente y por su cuenta, hicieron una exploración sobre esos barcos, informando a la Capitana de que por "suerte" eran los barcos que debieron de resultar dañados en el combate contra la flota de nuestro almirante, también le informaron de que tenían aspecto de estar muy dañados y que debían de ir en camino de algún astillero que los reparase. La capitana quedó pensativa un par de minutos, con su vista fija en mí, que me hice el despistado no dándome por aludido, aunque era obvio por su mirada que pensaba que yo había tenido algo que ver en esa “suerte” si, o si. Tardó poco en decidirse sobre qué hacer..., dio órdenes de avanzar a toda velocidad e intentar pasar entre medias de ambos haciendo uso en ese momento de las ballestas situadas bajo cubierta.
Por la cara de todos los rescatados creo que ninguno de ellos, oficiales incluidos, sabían que nuestro barco llevase oculto algo semejante... cuando nos metimos entre ambos barcos estos nos dispararon con las catapultas, a los dos magos no les costó nada protegernos de sus proyectiles. Sin embargo tras los disparos de las ballestas en los costados de cada uno de ambos barcos surgieron puntos de fuego que la tripulación se dispuso a apagar a toda velocidad, inutilizando de ese modo hombres vitales para poder defenderse con eficacia, como suponíamos también, al tener que ser reparados y pasar bastante tiempo en dique seco, iban muy escasos de tripulación. Pese a todo, ambos barcos enemigos intentaron usar los ganchos de abordaje con nosotros ya que habíamos sido tan amables de ponernos a su alcance y solo éramos un “inocente” mercante, el birreme falló, pero el trirreme no...
Para su más que desagradable sorpresa se fueron a encontrar con que no solo no éramos un mercante, sino que llevábamos un más que importante exceso de tripulación, mientras que como ya dije, ellos llevaban una considerable falta de ella. Apenas nos costó tomar el barco..., pero un nuevo problema se unió a los anteriores..., en sus bodegas iban numerosos prisioneros de la flota del almirante..., incluido su Capitán del barco insignia, un hombre llamado Siklar. Nada más ser liberado y subir a cubierta tomo el mando como oficial más antiguo. Ordeno al primer oficial que nosotros rescatamos, que se ícese cargo del Trirreme con todos los hombres recién liberados, luego volviéndose a la capitana, le ordenó que volviésemos al barco para ocuparnos del birreme, que intentaba escapar tras ver lo sucedido en su compañero... Para su desgracia, el fuego causado por nuestras ballestas le ralentizó bastante, por lo que seguía estando muy cerca de nosotros.
Lo cierto es que el Capitán Siklar, me pareció alguien coherente con la situación, cuando la capitana le quiso entregar el mando del Dragón cuando estuvo abordo, declinó la oferta, argumentando que aunque el podría comandarlo perfectamente, ni de lejos sería capaz de sacarle el rendimiento que sin duda podría sacarle ella al barco, al estar acostumbrada a él y conocer todos sus trucos. Tardamos poco más de una hora en poder asaltar el birreme y tomarlo también.
El capitán Siklar se transfirió a él con la tripulación rescatada tras la lucha con la Flota Dankhares, luego, cuando el trirreme se nos unió, estuvo comprobando el estado real de ambos barcos, y todos, incluido yo mismo, nos llevamos la muy agradable sorpresa de que con apenas dos o tres meses de trabajo intensivo en un astillero, ambos podrían estar de nuevo en marcha. El Nuevo comandante de la flota se reunió con la capitana, cuando la reunión terminó, nuestro barco se alejó a toda velocidad de los otros dos, poniendo rumbo en la dirección por la que sospechábamos que pudiese estar el resto de la flota enemiga.
Por lo visto el Capitán decidió que el mismo se encargaría de llevar los barcos a reparar. Se encargaría también de enviar al mando un completo informe de la situación, por lo que nos dijo la capitana cuando nos lo explicó todo a los oficiales, el capitán Siklar le aseguró que en el correo irían también perfectamente reflejados, todos los logros del Dragón del Mar, y según su opinión el capitán Siklar parecía un hombre de palabra.
Las ordenes que teníamos eran las de intentar seguir con el plan inicial y ver si podríamos reducir en uno o dos Birremes mas la flota Dankhares, por lo visto uno de los oficiales que estuvo bajo su mando y que rescatamos en el lugar de la batalla se lo contó, lo encontró astuto y digno de correr el riesgo de ejecutarlo. Después de eso, si aun seguíamos más o menos bien intentar alejar al resto de esa flota del Archipiélago como indicaban las órdenes, y para ello podríamos usar las ganas que sin duda tendría el Almirante de vengarse de nosotros. No obstante, y sin conjuro ninguno por medio, me dio la impresión de que la Capitana había recibido alguna otra orden más que no nos estaba contando, y que la preocupaba sobremanera.
Por mi parte por si os lo preguntáis, os diré que mis entrenamientos nocturnos empezaron otra vez con intensidad, ahora que no llevábamos ningún mago a bordo de nuevo, ya que se quedaron en el Trirreme. Volví a lo de antes, por la noche me las iba apañando para que a la par que hacia mis ejercicios de entrenamiento, nuestro barco se fuese manteniendo en la dirección correcta, es decir, en la que nos llevaría directamente contra nuestros enemigos.
A los cuatro días encontramos la Flota Dankhares, teníamos constancia de que desde la derrota del Almirante a sus manos, al menos siete mercantes habían caído en manos de esa flota, indudablemente eran un autentico peligro para todos nuestros barcos en el archipiélago, pero seguían siendo una fuerza excesivamente poderosa para nosotros, aun en el caso de que el Capitán Siklar estuviese ya allí con sus dos barcos reparados... La flota Dankhares aun contaba con un Quinquerreme, un Trirreme y Cuatro Birremes, demasiadas naves como para poder hacer algo efectivo contra ellas con únicamente nuestro barco salvo en caso de como planeábamos hacerlo, separándolas en grupos más manejables.
Pero todos nosotros tuvimos un pequeño desliz que pudimos superar gracias a mis halcones Azules y mi desconfianza natural, ninguno nos acordamos de la presencia de dos rápidos navíos que esa flota podría usar tanto de correo como de exploración... y fuimos detectados por uno de ellos casi de inmediato según nos acercábamos a su flota, antes de que nosotros mismos pudiésemos divisarla. Cambiamos de rumbo según descubrí el pequeño barco que nos había visto y que cogía velocidad para ir a por nosotros. Estuvimos alejándonos de él a toda vela para evitar que pudiese identificarnos al acercarse y darse cuenta de quiénes éramos realmente antes de tiempo. Pronto se unió el segundo explorador, que estaba un poco más alejado, a nuestra caza, izando en sus palos una serie de banderas de señales...
Fue una de estas veces que tienes suerte, al estar tan cerca de ellos no hice lo de siempre, esta vez tuve la precaución, corazonada o como se quiera decir de dejar uno de los halcones en vuelo, y vi como una de las Birremes se separaba de la flota. Debo de señalar que casi todos los barcos, especialmente en el caso de los de guerra, en los puestos de vigía del palo más alto solían llevar ciertos instrumentos imbuidos en magia que servían para ampliar la imagen cuando se miraba por ellos. Se les conocía con el nombre de Ojos del Vigía y eran de extrema importancia en cualquier barco de guerra.
Me dirigí a la Capitana, pidiéndole hacerme cargo del timón en persona junto con el piloto, algo que me aceptó, aunque me taladro con la mirada. Lo cierto es que entre el piloto y yo, sin el uso de magia se entiende, cuando trabajábamos juntos solíamos poder sacarle al barco un nudo mas de velocidad normalmente, eso sí, forzándole al máximo, pero lo conseguíamos y en estas circunstancias ese nudo extra nos era vital por completo. Los dos pequeños navíos se nos acercaban rápidamente, no así la birreme que le costaba poder mantener nuestro paso. Según mis cálculos, ambos barcos exploradores estarían en disposición de asaltarnos en menos de una hora, lo que era ciertamente poco tiempo si también queríamos conseguir hacer presa en la Birreme y permitir a esta que se separara lo suficiente del resto de la flota como para que no supiesen que pasaba.
Al final no pudimos sacar más tiempo y fuimos alcanzados, las dos naves a la vez se pegaron a nuestros costados, lanzándonos pesados garfios de abordaje que en el primer intento conseguimos que se quedasen cortos... Aprovechamos el momento para abrir las portas inferiores y lanzarles las flechas con las Ballestas, iban bien provistas de vasijas con aceite, las arqueras prendieron fuego al aceite que se extendía alrededor de la zona del impacto de los grandes dardos de ballesta, provocando pequeños incendios. Ante esto, los barcos se desviaron abriéndose, mientras los tripulantes intentaban apagar el fuego... Entonces la capitana dio una orden que no entendí muy bien en ese instante, dio orden de virar por completo. Al quedar contra viento hizo que se sacaran algunos remos, los justos como para seguir pareciendo un mercante, cuando vi la Birreme avanzando a toda velocidad hacia nosotros sonreí ante la maniobra de la Capitana, entendiéndola entonces... En realidad, ellos solitos se habían metido en una trampa, la Capitana únicamente se estaba aprovechando de su terrible error para meterles de cabeza en la nuestra.
La Birreme ondeaba la Bandera de Khirland, por lo que la Capitana actuó como cualquier otro mercante en esa situación, acudir bajo la protección de una nave de guerra de su país, ignorando a los otros dos barcos “piratas”, mucho más débiles. Me sonreí porque me di cuenta de que estaba calculando el modo de llegar hasta la Birreme con el tiempo justo de que los tres se enlazaran a la vez con nosotros para abordarnos... Teníamos que evitar el uso de las catapultas, ya que en comparación con la birreme, nuestra nave iba pobremente armada y eran tres contra nosotros, pero en un abordaje, nosotros éramos mucho mejores, además nuestros hombres estaban más que motivadísimos. Por otra parte, mi halcón me permitió ver que la flota enemiga avanzaba hacia donde estábamos situados..., e indudablemente llegarían a poder vernos antes de que pudiésemos escapar de allí, pero no como para poder apresarnos.
La Birreme choco proa con proa pero sin encajarnos el espolón, un violento giro de timón en el último momento lo evitó. Luego las dos exploradores nos lanzaron los garfios de abordaje, aferrándonos con ellos, igual que hicimos nosotros con sus barcos. Solo se dieron cuenta de su error cuando nos intentaron asaltar..., en ese momento se dieron cuenta de que el Dragón del Mar era en realidad un barco de guerra, no un mercante, por lo que no llevaba tripulación escasa y mal armada. Para su desgracia este barco llevaba soldados de primera, y luego también todos los marineros estaban armados hasta los dientes. Los Dankhares nos asaltaron, y empezaron a caer como moscas, hasta que se repusieron de la sorpresa, dándose cuenta de la verdad, pero para entonces era tarde, el enfrentamiento ya estaba casi decidido.
Usando una plataforma situada sobre el espolón que serbia precisamente para pasar al barco contrario, los marinos y soldados del Birreme intentaron tomar nuestro barco, encontrándose al otro lado con muchos más hombres de los que esperaban, sin contar con las arqueras que desde los palos estaban haciendo estragos en los tres barcos. Cuando los arqueros contrarios empezaron a buscarlas para abatirlas fue cuando las cuerdas de sujeción mostraron su utilidad, varias de ellas fueron alcanzadas sobre sus armaduras, siendo derribadas de los palos, quedando colgadas de sus arneses a salvo de matarse por el impacto contra el barco o contra el agua. Yo por mi situación junto al piloto, me ocupe de uno de los pequeños exploradores, salte sobre él con apenas diez soldados... tardamos nada y menos en matar a la tripulación.
Fui el primero en saltar sobre la cubierta, directo contra la mayor concentración de enemigos, entre los que me metí acuchillando todo lo que se me puso al alcance, mis dos espadas hicieron estragos entre la tripulación enemiga. Los hombres que me siguieron se limitaron a ir tras mi rastro rematando heridos, de los aproximadamente cincuenta tripulantes del barco, mis espadas abatieron o hirieron unos cuarenta. Cuando terminamos con todos, entré en la cabina del capitán, me hice con todos los papeles y demás cosas de valor que pude encontrar, para después retirarme con los hombres a nuestro barco, soltando los amarres de abordaje entre ambos antes de prenderle fuego con flechas, usando como combustible varios barriles de brea vertidos sobre su cubierta.
Menos de diez minutos después, cuando estaba sobre la plataforma, avanzando a la carrera hacia la cubierta de la birreme, el segundo explorador también estallaba en llamas... Con los dos barcos ardiendo, el Birreme intento desasirse de su abrazo, pero les fue imposible ya que habíamos logrado poner pie sobre su cubierta, dejando buena parte de los amarres de abordaje a nuestras espaldas. Yo por mi parte una vez que alcance su cubierta, no paraba de moverme entre los marinos y soldados enemigos, pasaba entre ellos acuchillando, en ningún momento use las espadas para clavar. Las cuchilladas dejaban a mis adversarios seriamente heridos y me permitían moverme sin preocuparme de que mis armas se atorasen dentro de nadie, seguí el mismo plan que con el explorador.
Cuando terminamos con la tripulación del navío, mis espadas chorreaban sangre, desde el extremo de las hojas a las empuñaduras, mis manos, mi cara, mis ropas, incluso mis botas, todo mi cuerpo era una enorme mancha roja por la sangre que tenia encima. Cuando siguiendo las órdenes de la Capitana regresé a nuestro barco para iniciar los preparativos para zarpar, todos los que se cruzaban conmigo se apartaban de mi paso al verme de esa guisa. La propia capitana se encargó de recoger todos los documentos existentes en la cámara del capitán de la Birreme, después dio la orden de prender el barco y en cuanto el último hombre estuvo sobre nuestro barco, la de zarpar a la máxima velocidad posible.
Nos hicimos a la vela a toda velocidad, escapando de allí tan rápido como pudimos. Habíamos perdido en los combates cerca de cuarenta hombres, una docena más eran recuperables, aunque según el médico tardarían unos días en poder integrarse de nuevo y media docena tenían heridas tan graves que se dudaba de que pudiesen salir de esta. La Capitana cuando el vigía informo de que la flota enemiga estaba a la vista ordeno colocar el espolón y las protecciones de las amuras, retirando los artesonados, la intención era obvia, presentarse como el barco de Guerra de Khirland "Dragón del Mar", responsable de la pérdida de sus tres barcos y hacernos perseguir por ellos con el fin de sacarlos del archipiélago, tal y como le habían ordenado anteriormente. Supuse que el almirante enemigo debería de estar preguntándose, en el nombre de qué demonios se les ocurriría a sus tres barcos, el atacarnos como lo hicieron sin esperar al resto de la flota.
Tras dos días de infatigable persecución por su parte, cuando amaneció, el tercer día, vimos con estupor que la flota Dankhares había desaparecido de nuestra espalda, debían de haber cambiado de rumbo durante la noche. Vi como la capitana estaba pálida y se mordía el labio inquieta... Muy seria dio orden de desmontar el espolón, retirar las protecciones, volver a montar los artesonados en las amuras de las bordas y cambiar el rumbo. También dio orden de organizar turnos en los remos, quería toda la velocidad que el barco pudiese alcanzar, y que cuando todo eso estuviese listo los oficiales fueran a su cámara para una reunión urgente. En menos de media hora estuvo todo listo y organizado, la primera oficial nos llamó todos a ver a la capitana.
Cuando entramos en su cámara, sobre su mesa, tenía unos mapas de Los Archipiélagos extendidos, ordenados por zonas. Sin decir palabra alguna, su mano señalo directamente una Isla concreta, a bastante distancia de nuestra posición... Mi corazón dio un vuelco al verlo…
- Capitana : Este es nuestro objetivo... debemos llegar antes de que la Flota Dankhares y evitar como sea que puedan apresar a ninguno de los mercantes que estén por allí... Ninguno debe de caer en sus manos, tenemos que asegurarnos de que todos puedan escapar hacia donde sea, pero es vital para Khirland que se salven todos ellos.
- Primer Oficial : Pero nuestras ordenes para mantener este archipiélago libre de enemigos y corsarios...
- Capitana : El Capitán Siklar se encargara de ello en cuanto pueda zarpar, lo que les explicare ahora eran las ordenes prioritarias para el almirante y deben de ser cumplidas a cualquier precio. Nada de lo que aquí se diga deberá salir de esta sala, este es el secreto mejor guardado de nuestra nación, no creo que tenga que decirles el destino de alguno de ustedes si alguna vez cuentan lo mas mínimo. Nuestro objetivo como digo, es este... -su dedo volvió a señalar cierta isla.
- Primer Oficial : Perdón señora, pero esa isla no tiene puerto ninguno, debe de ser un error, allí lo único que podría pasar de acercarnos mucho es que... –la capitana la cortó con brusquedad.
- Capitán : Se lo que parece, pero desde hace poco algunos de nuestros comerciantes están haciendo negocios con sus habitantes –dijo seca. Es gracias a los impuestos generados por ellos, que fue posible la construcción para la flota de doce nuevas Birremes completamente equipadas..., otras doce más han sido puestas en los diques nada mas botar las anteriores, y tres nuevos turnos de construcción les seguirán, todo gracias a los impuestos obtenidos exclusivamente de este comercio, nuestra misión es proteger eso precisamente, a cualquier precio, como sea.
- Segunda Oficial : Entonces debemos de proteger esos mercantes cuando lleguemos... Señora, es un suicidio... si esa flota nos alcanza estaremos muertos antes de poder hacer nada... y en caso de alcanzarla nosotros… solo somos un barco…
- Capitana : Nuestra misión es adelantarles y llegar antes que ellos... Si tenemos suerte y todavía estuviese allí alguno de esos mercantes les haríamos marcharse... Si lo logramos, y tenemos las manos libres sin necesidad de proteger a nadie, puede que aún tuviésemos una oportunidad para hundir esa flota... Por eso mismo debemos de adelantarnos a ellos como sea.
- Primer Oficial : Aunque lo consiguiéramos, es una zona de muy serias tormentas en esta época del año, si nos atrapa alguna cerca de la isla estaremos muertos... Nadie puede acercarse a ella sin terminar hundido debido a sus corrientes y a los arrecifes que la rodean. Señora, no creo que esa flota se dirija hacia allí, no tiene sentido el que lo haga, nadie se puede acercar a esa isla sin terminar hundido. Aunque nuestros mercantes anclen fuera de los arrecifes y negocien usando botes, en esta época no puede haber ninguno, sería un suicidio, los cambios del mar en ese sitio son muy bruscos, cualquier barco fondeado terminaría contra el arrecife…
- Capitana : Existe un fondeadero en el que los mercantes estarían a salvo, el mismo donde comercian con los nativos, no pueden ser vistos desde alta mar... Si están y no pueden escapar, tenemos que hacer que permanezcan allí mientras nos ocupamos de la flota enemiga, no deben de conocer ese secreto bajo ningún concepto... nadie debe de saber donde esta ese fondeadero. De modo que ya conocen nuestro destino y las ordenes, quiero un rumbo lo más directo posible a la Isla de Nauruem.
Cuando me di cuenta de lo que estaban hablando me quede prácticamente con la boca abierta, ya que no pensé ni por un instante en esto. Ni me acordaba que de los diez comerciantes que les conseguí a los Nauruem para tratar con ellos, nueve procedían de Khirland y el decimo era de otra pequeña isla cercana a ella, pero tenía también su base en Khirland, ya que los elegí por su honradez probada, no por su nacionalidad, esta fue algo que no considere siquiera. Esa fue la primera noche que en lugar de permanecer en popa entrenando, permanecí de pie en proa, viendo como el barco cortaba el mar avanzando hacia Nauruem a toda velocidad, pensando en lo que debía de hacer desde esos instantes en adelante... De momento tenía varios halcones en el aire buscando a nuestros objetivos sin conseguir nada.
Si algo estaba claro es que esa flota Dankhares debía de desaparecer si lograban llegar, no los quería rondando por la Isla de Nauruem de ninguna de las maneras. Si la cosa se ponía fea y veía en peligro la Isla de Nauruem… Khirland ganaría un aliado inesperado, perdería un tercer oficial de su flota, y ganaría la colaboración plena de Vhaalzord, el Nigromante… Tuve que empezar a controlar mis pensamientos, ya que empecé de nuevo a sentir la sed de sangre que me provocaba la llamada de Nakriss…
Algo me empezó a preocupar… me di cuenta casi en el acto que esa llamada se acentuaba a medida que el barco me acercaba al Templo… La idea surgió como un relámpago pasando por mi mente, ¡¡¡las conjunciones cada cien años de las cuatro lunas…!!!. Una de ellas, cada quinientos años, se producía sobre el pozo de lava del Reino Dragón de Sur, ¿pudiera ser que otra…? ¿El Templo…?. Deseche la idea, no por considerarla descabellada, sino porque con la llamada de Nakriss sobre mí y mi incipiente sed de sangre, sin duda avivada por los últimos combates, era de lo último de lo que me podía permitir el lujo de preocuparme en ese momento… primero los Dankhares… para eso ya habría tiempo… lo deje aparcado en un rinconcito de mi memoria para más adelante.
CONTINUARA