Crónicas de Vhaalzord - Libro 14 - 4

Val sigue haciendo sus movimientos en el harem. La segunda esposa del rey entra en juego, tomando el puesto de la princesa Hasseney en todos los aspectos.

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 14

Capitulo - 4

Al final, cuando regresó el Rey, se organizó una exhaustiva investigación sobre todas las personas del Harem. El Rey autorizó la entrada al mismo de dos magos para que hiciesen ellos dichas investigaciones. Mi ventaja inicial, era que el mismo conjuro que supuestamente nos convertía a los "idiotas" en eunucos, me protegía de cualquier inspección referente a la presencia de magia sobre nuestros cuerpos. Con las cuatro esclavas retire mis conjuros, manteniéndolas medio drogadas para evitarles el dolor. Cuando la investigación llegó a las dependencias de la princesa Lessay, a los dos magos ni se les pasó por la imaginación de que ninguna de las cuatro esclavas, al ver su estado, tuviesen nada que ver.

Por otro lado allí también estaba yo, pero una vez comprobado que mi conjuro de "eunuco" seguía intacto, me ignoraron por completo. La única persona que allí quedaba era la propia tercera esposa del Rey, ahora la segunda, con lo que se tenían que mover con ella con pies de plomo. Las directísimas filiaciones personales de la princesa Lessay con el trono del Imperio de Khrissa, tampoco eran nada tranquilizadoras para ambos magos... Podían ganar muchísimo dinero con esta investigación, pero el hacer algo que pudiese molestar a la princesa, si luego era totalmente inocente, podría convertirse en todo un problema para su salud. De modo que quizá por interés, quizá porque pensaron que realmente era así, llegaron a la conclusión que una princesita mimada y consentida hubiese sido incapaz ella sola de matar a nadie, mucho menos al príncipe, a su madre y a los otros cuatro en caso de estar también muertos.

Aúnque en ningún momento se dejó de buscar a los cuatro amiguetes, cuando la investigación dictamino que era prácticamente segura la culpabilidad de esos cuatro, fue cuando el Rey ordeno los arrestos y ejecuciones de los familiares directos de los mismos, padres, hermanos, etc, granjeándose un buen número de enemigos sustancialmente poderosos dentro del propio reino. Los dos magos contratados cobraron lo que acordaron, y cuando se enteraron de las ejecuciones por causa de su informe, muy sabiamente decidieron poner tierra de por medio entre ellos y el reino de Nixhem. El Harem aparentemente quedo tranquilo, por lo menos en su superficie, pero lo cierto es que soterradamente, por debajo se pusieron en marcha multitud de nuevas intrigas, de unas contra otras, intentando mejorar sus posiciones.

El repentino ascenso a primera esposa de la princesa Kriryn, supuso algo de paz. Kriryn, al igual que Lessay, aparentemente no tenía enemigas allí adentro, ya que tambien se mantenía bastante al margen de los asuntos del harem, con lo que a ese respecto todas las concubinas quedaron muy tranquilas de que ninguna de las dos esposas que quedaban se meterían en sus asuntos, sin imaginarse la que se les avecinaba. Yo sabía que la princesa Kriryn, en realidad, fuese posiblemente la más peligrosa de todas ellas, puesto que resultaba infinitamente más inteligente, discreta y fría que ninguna. Cuando quedó establecida como máxima representante en el Harem ante el monarca, por ser ahora la primera esposa, la mismísima Lessay se llevo todo un alegrón por ello, ya que la consideraba la única capaz de terminar allí dentro con los conflictos...

- Lessay : Genial, la princesa Kriryn pondrá paz, por fin podremos empezar a respirar todas con tranquilidad...

- Val : No tienes ni idea de lo que dices –dije con voz seca-, Kriryn es considerablemente peor de lo que era la propia princesa Hasseney. A esta se la veía venir, a la princesa Kriryn nunca hasta que ya está encima de ti y tienes su cuchillo sobre el cuello. Yo me andaría con cuidado con ella y con lo todo lo que diga, pero que muchísimo cuidado princesa.

- Lessay : Jajajajaja, mira que eres exagerado Val...

- Val : Me alegra que te lo tomes a broma, pero quizá te interese saber que de haber tenido que elegir por un blanco entre Hasseney y Kriryn sin otros condicionantes que su peligrosidad, hubiese escogido eliminar sin piedad a Kriryn al instante y sin dudarlo –mi voz sonó fría-. Lamentablemente para Hasseney, era de las que no te dejaban demasiadas opciones, su posición y poder como primera esposa, la convertía en un autentico peligro letal que debía de ser eliminado a la primera oportunidad, no te confundas princesa…

Vi que Lessay tras esto último que le dije mirándola directamente a los ojos con cara muy seria, quedó pensativa durante largo rato. Lessay era muy consciente de cómo Hasseney me lo había hecho pasar hasta que llego el momento de poder entrar en acción, y como debía de odiarla por ello, para que yo renunciase al placer de vengarme de ella, en la forma y con la saña con que lo había echo..., ciertamente muy peligrosa debía de considerar a Kriryn para elegirla a ella por delante de la otra.

Yo por mis especiales circunstancias si sabía que Kriryn había logrado meter espías dentro de los círculos de confianza de todas las demás con una única excepción, Lessay, y eso fue porque no tenía nada donde poder infiltrar a nadie, ya que el trabajo en sus aposentos lo hacía siempre personal del palacio por orden del propio Rey después de que su esclava personal hubiese desaparecido del tablero de juego que era el Harem. Entre este personal era inútil meter a nadie, ya que difícilmente repetían las mismas personas mas a allá de dos o tres días al mes en la atención de sus aposentos. Quizá esto del movimiento constante de servidores externos, fuese ordenado así por el propio rey, para evitar posibles contactos entre ella y algún incierto espía de su tío.

Al día siguiente Lessay me miró preocupada, a mi pregunta de qué le sucedía me dijo que la princesa Kriryn le había ofrecido hablar con el rey para que pudiese aumentar su sequito, para que este reflejase el autentico estatus de su segunda esposa. Lessay me comentó que todo había ido fenomenalmente bien hasta que se negó a ello, aduciendo que no necesitaba a nadie más, me tenía a mí para hacer los recados y en quince días dispondría de cuatro esclavas... Le dijo que este personal era más que suficiente para ella. Vio como ante la negativa a Kriryn le cambiaba la cara, solo fueron segundos, pero se dio perfectamente cuenta de la contrariedad que esta reflejó. Tras eso no dudo en aceptar mi tesis de que era peligrosa, y que desde luego, estaba intentando colarnos a alguien para poder espiarnos. No creía que fuese posible sin que yo me hubiese enterado, pero aún así hice un barrido de magia sobre toda la habitación solo por si a caso Kriryn tuviese a algún mago y este se hubiese intentado pasar de listo, pero no, todo parecía limpio.

Durante el siguiente mes las esclavas se recuperaron, yo cada vez pase más tiempo fuera de Harem por "encargos" de mi señora, la princesa Lessay, que de cara a la galería, era quien se aprovechaba de esa ventaja de tener al tonto a su servicio. Kriryn había intentado dos veces volver a colocarle alguien a la princesa Lessay sin que esta tragase, incluso intentó también en dos ocasiones, tantear a alguna de las esclavas son obtener otra cosa que no fuese que ellas se lo dijeran a Lessay. Cuando esta le quitó importancia, fueron las propias esclavas muy serias, quienes la hicieron ver que lo que intentaba era que alguna de ellas la traicionase, y que eso era muy, muy serio, que por favor se anduviese con cuidado.

Por mi parte al estar por el palacio, donde aún me hacían menos caso que dentro del Harem. Averigüe que la situación era de una inestabilidad total y absoluta..., tras la desaparición del príncipe, otros dos de los mas jóvenes se habían apuñalado mutuamente matándose entre ellos. El reino no saltaba por los aires por la presencia del Rey y su falta de escrúpulos a la hora de emplear al verdugo, pero era indudable que como a este le ocurriese algo, la cosa se descontrolaría rápidamente, con un buen número de facciones dentro de la capital intentando hacerse con parcelas de poder, y en constante lucha entre ellas.

Pude averiguar que la princesa Kriryn pertenecía a una de las más antiguas familias del propio reino de Nixhem, en teoría la primera esposa por tradición, siempre era alguien ajena al propio reino, precisamente para evitar que ninguna de las grandes familias pudiese tener aspiraciones al trono. En el caso de que la princesa Hasseney hubiese fallecido de todos modos de causa natural, su propio hijo el príncipe Hussin sería una salvaguarda mas para la estabilidad del reino, al alejar del trono a Kriryn, pero en este caso concreto, ambos habían desaparecido a la vez. Kriryn tenía dos hijos, los cuales para agravar más aún la situación, eran los siguientes en la línea de sucesión del rey, ya que el otro hijo entre estos y Hussein había sido asesinado un año antes. Como imaginareis, mis sospechas apuntaban hacia la princesa y su familia.

A los dos días llegaron seis nuevos eunucos para el servicio de la princesa Kriryn facilitados por su familia, para que de ese modo pudiese hacer notar su nueva posición social dentro del Reino como nueva Primera esposa del Rey. Solo necesite otros tres días de que deambularan por el Harem para darme cuenta que en primer lugar esos seis, de eunucos no tenían más que el nombre, sin duda la familia debió de sobornar a los encargados de revisarlos, y segundo, que esos seis tipos era realmente peligrosos de verdad. En los seis días posteriores a su llegada, hubo en el Harem una súbita epidemia de muertes, cinco esclavas y dos eunucos sufrieron desagradables accidentes. Siguiendo mis instrucciones, ninguna de las cuatro esclavas de la princesa Lessay salía de la zona destinada a los aposentos de esta.

El único que se "escabullía" de allí era yo, pero en teoría estaba protegido por la mano del mismísimo rey, aunque pronto me di cuenta de que esto en esta ocasión quizá no fuese del todo suficiente. Se palpaba cierto miedo en el ambiente dentro del Harem, ahora, ya nadie tenía dudas de donde procedía la orden de esas muertes. Las concubinas se habían confiado con la princesa Kriryn y ahora estaban pagándolo, esta les había explicado las nuevas normas tras esa epidemia, en las que ella era quien decidía todo, algunas de ellas seguras de su posición se negaron, y a los pocos días hubo una segunda epidemia de muertes, sus principales esclavas o eunucos de confianza también sufrieron desagradables accidentes.

Confieso que cometí el error de subestimar la capacidad de toma de decisiones difíciles de la actual primer esposa. La única que actualmente quedaba fuera de su control, era la princesa Lessay, lo que al ser segunda esposa era un tanto complicado para Kriryn el no tenerla controlada junto con su escasísimo personal, no era tonta y sabia que las concubinas podían volverse hacia ella para protegerse, colocándola, si Lessay unía a todas, en una difícil posición. Para mi desgracia, al único al que podía tocar para dar un aviso al estar todos los demás dentro de la zona privada de Lessay, era a mí, por lo que vi, debió de decidir mandar el mensaje y asumir llegado el caso el disgusto del rey ante el accidente mortal de su "idiota" predilecto.

Elegí un pésimo momento para decidir regresar a mi terraza en el edificio más alto de la zona del Harem, aquella donde dormía antes de irme a la cámara de la princesa Lessay. Estaba un poco preocupado por la situación, estaba viendo que me iba a ver en la imperiosa necesidad de eliminar a esos seis asesinos disfrazados de eunucos, deduciendo por sus trabajos que eran unos tíos más que competentes, por lo menos aquellos que hubiesen acometido el encargo de los accidentes, pensaba que no me iba a ser nada fácil poder hacerlo sin levantar sospechas. Estaba apoyado en la barandilla, pensando como hacerlo, cuando sentí unas voces a mi espalda, saliendo de las escaleras de acceso y entrando en la terraza...

- Eunuco : ¿Creéis que el tonto sabrá volar???

- Eunuco : Bueno eso es fácil de comprobar, ¿no???? jajajajajajajajajaja

- Eunuco : De eso nada, mejor le abrimos el cráneo y miramos si su cerebro está completo o le falta alguna pequeña parte para que sea tan "idiota"...

Ve volví lentamente, mirando a los tres hombres que habían subido hasta allí arriba tras de mí sin que me diese cuenta de ello al no estar prestando atención. Se habían abierto en abanico, uno de ellos y no precisamente el que parecía más peligroso, fue el que se quedo ante la escalera cortándome el paso de mi única salida de allí. Ese mismo tipo me preparo una nueva y desagradable sorpresita, alzando una mano a media altura y poniendo su palma hacia arriba convoco una pequeña esfera de energía ígnea, lo que lo identifico como un mago... sonriéndome irónico...

- Eunuco : A ver tontito... ¿qué prefieres, saltar la barandilla y ver si puedes volar, o que yo te queme hasta que mueras de la forma más dolorosa?... Ohhh… Qué pena, me olvidaba que no sabes hablar…

Según terminó de hablar, los tres empezaron a reírse a carcajadas, me erguí con una sonrisita maliciosa en mi cara. No dije ni media, me volví hacia ellos recuperando mi posición normal. Los tres se dieron cuenta en el acto que, desde luego, una vez estirado por completo, y con mi cara normal pinta de ser idiota precisamente no tenía, que por lo tanto debía de haber estado fingiendo todo el tiempo lo que no era... Uno de ellos, el de mi izquierda se lanzó con una rapidez que me sorprendió contra mí, saque mis cuchillos en decimas de segundo defendiéndome con ellos de sus dagas, contraatacándole con violencia y mucha velocidad. Me supo esquivar, aunque le fue por los pelos no sentir ninguna caricia de mi parte. Por cierto, que note que manejaba sus dagas con una increíble maestría, pero bastante por debajo de mi nivel. De un salto se separo de mí regresando a su anterior posición, jadeante y algo sudoroso mientras yo casi ni me había inmutado...

- Eunuco : Mucho cuidado con él, es un profesional... y muy bueno además...

- Eunuco : Ya nos hemos dado cuenta... buen disfraz ese de tonto, y pasar por lo que hemos oído que pasaste... será todo un honor ser quienes te matemos...

- Eunuco Mago : Creo que acabamos de averiguar quién fue el que mato a la primera mujer del Rey y al príncipe... No sabía que en Khrissa existiesen asesinos tan buenos, la verdad... ¿Cómo te llamas?

- Val : Me podéis llamar Val... mi nombre verdadero no creo que os gustase mucho a ninguno de los tres conocerlo... así que prefiero no asustaros, aún... quiero mataros yo mismo, pero antes pienso divertirme con vosotros, y no quiero que estéis aterrorizados ante mí o me supliquéis por vuestra vida... eso quizá decida que podeis hacerlo más tarde… -dije sonriendo como un Lobo.

- Eunuco : No creas que vas a impresionarnos con tus bravuconadas o a escaparte de mí de nuevo, esperaba matar a un idiota y me sorprendiste, créeme que eso no volverá a suceder, eres bueno, pero yo soy infinitamente mejor que tú... Sabes, creo que te destripare para vengarme un poquito de la sorpresita que me diste... aghhhhjjjjjjj...

Uno de mis cuchillos arrojadizos salió disparado de mi mano, enterrándose en su garganta hasta el fondo, los otros dos se sobresaltaron ya que no se dieron ni cuenta de que había sacado un tercer cuchillo, mucho menos, de que lo acababa de lanzar. Pero lo que más les preocupo, es que lo hice teniendo los otros dos uno en cada mano y no se habían dado cuenta de ello hasta que vieron el mango del mismo asomando del cuello de su compañero... Me di cuenta que esa demostración de poder lanzar un cuchillo con semejante precisión, mientras a la vez sostenía otro en la misma mano,  les empezó a preocupar muy seriamente…, a la vez que mi risita irónica por sus caras de sobresalto les enfadó.

- Val : Me molestan los bocazas que no reconocen cuando alguien es mejor que ellos –dije con una risita a medio camino entre maliciosa e irónica-.

A los otros dos no les debió de hacer la menor gracia mi comentario, especialmente al mago, porque lanzó la esfera de energía ígnea contra mí, algo que ya me esperaba, llevándose una nueva y muy desagradable sorpresa. Levante mi mano deshaciendo la energía de su conjuro con mi magia Draconiana, algo que ciertamente no me supuso excesivos problemas, pude concentrarla rápidamente... Por cierto que creo que mis sesgados ojos de Dragón, también impresionaron de forma considerable a estos dos cuando los vieron, ya que se pusieron pálidos como muertos. Desconvoqué mi poder Draconiano para concentrar mi poder Arcano con igual rapidez. Cada vez notaba que era capaz de sincronizar mejor estos cambios de un tipo de poder a otro…, aunque al mismo tiempo, me preocupo notar que mi…, digamos que malicia, aumentaba de forma exponencial cuando lo hacía y a medida que mejoraba en ello…

- Val : ¡¡Oh!!, creo que me olvide de comentaros que también soy un mago... -puse una sonrisa de lo más amigable-. Y dime... –pregunte señalando al mago, parodiándole-: ¿Cómo prefieres que os mate a ti y a tu compañero?, ¿con magia, con armas normales o tirándote al vacío desde la terraza?

No eligió ninguna de las tres opciones, o quizá quiso indicarme que las tres a la vez, no os creáis que me quedó muy claro del todo. Repentinamente hicieron su aparición dos poderosos félidos entre los eunucos y yo, que se dispusieron a saltar en el acto contra mí... Para su desdicha, ya me había supuesto también algo de ese estilo y estaba preparado para ello, relamiéndome de placer anticipado si mi suposición era la correcta, y para desgracia de esos dos, lo fue.

Dos dardos ígneos derribaron a los felinos antes de que pudiesen despegar del suelo con su salto. A mis espaldas habían aparecido dos enormes magos Khulgan, aunque creo que lo que más preocupaba en esos momentos a ambos eunucos era los dos gigantescos guerreros de casi dos metros que en ese mismo instante los alzaban en vilo, llevándoles hacia mí, ensartados por el estomago con sus espadas... Los guerreros, a una seña mia, avanzaron con ellos hasta el borde de la terraza, sacándolos al exterior... Antes de que estos los tirasen al vacio siguiendo mis órdenes, me acerque a ellos, sujetando la cabeza de ambos eunucos por sus barbillas con toda delicadeza. Entonces use magia sobre sus cuerpos para que aguantasen vivos el tiempo suficiente hasta que chocaran contra el suelo, les sonreí con malicia... Me miraban asustados, agonizantes y sin saber muy bien lo que les estaba ocurriendo...

- Val : Recuerdo que preguntasteis mi nombre y no quise decíroslo para no asustaros..., bueno, pues creo que aunque ya os lo habréis imaginado por vosotros mismos os lo diré, solo por si todavía no lo habéis supuesto -quería que muriesen aterrorizados-, mi nombre completo es Vhaalzord, también conocido como el Nigromante... y estos amables caballeros son mis Guerreros Khulgan… ¡¡¡Bienvenidos a vuestra peor pesadilla...!!! –les sonreí con dulzura.

Sus ojos y caras se transfiguraron al mostrar cuando termine de presentarme ante ellos el más abyecto de los terrores. Sus ojos parecieron querer salirse de sus orbitas, de sus bocas escapo un jadeo de terror mirando de mi cara a los guerreros y viceversa, cada vez mas aterrados y menos cuerdos... Después de eso, sonriendo con pura maldad, di dos pasos atrás y gozándolo, les solté la orden a mis guerreros...

- Val : Arrojadlos al vacio... ahora... –ordene mientras les decía adiós con la mano, sonriéndoles irónicamente.

Después de que me llegase el sonido de sus cuerpos chocar contra el suelo, me apresure a recuperar el chuchillo del cuello del otro eunuco, ordenar a los guerreros que enviasen el cuerpo por el mismo camino que los otros dos, desconvocar a los Khulgan y retirarme de allí a toda velocidad para evitar que me pudiesen involucrar en nada de lo sucedido con esos tres. Fui todo el tiempo rumiando una sensación que tuve cuando convoque a los Khulgan. Todo el tiempo tuve la sensación de que los cuatro, tanto los magos como los guerreros me miraron “raro”, pero no sabría definir qué, o cómo de “raro” exactamente. Cuando llegue a las dependencias de la princesa Lessay, esta me salió con un nuevo problema, aunque lo cierto es que este era más gracioso que problemático.

- Lessay : Val puedo hablar contigo un momento...

- Val : Claro que si princesa, dígame por favor...

- Lessay : Veras, tanto ellas -señalo a las esclavas que me miraban con un poco de miedo-, como yo llevamos aquí encerradas mucho tiempo solas...

- Val : ¿No querréis que busque la forma de que escapéis de aquí? eso es casi imposible.

- Lessay : ¡¡Esto...!!!, no, no es eso exactamente lo que trataba de explicarte. Veras lo cierto es que las cinco llevamos aquí muchísimo tiempo como ya te he dicho, y tenemos ciertas necesidades que tu creo que puedas satisfacer para todas…, de una en una, eso si... y claro que te podrás tomar luego, cuando termines con las cinco, un día de descanso antes de volver a empezar de nuevo otra vez... -hablaba atropelladamente, intentando que no pudiese meter baza-. Por supuesto que quizá en alguna ocasión puede que dos de ellas, o yo con una de ella, queramos estar a la vez contigo, no decimos que eso no, y.... –no pude aguantarlo más y estalle en carcajadas, Lessay pareció ofenderse mucho-. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡PERO DE QUE PUÑETAS TE RIES!!!!!!

- Val : Perdonad alteza, pero es que me ha hecho gracia -viendo la cara de cabreo me apresure a aclarar-, aunque sé que para vos no la tiene, pero ninguna gracia... Creedme que estaré encantado de satisfaceros, pero deberemos de tomar ciertas precauciones para no ser descubiertos... esto es muy comprometido, sabéis bien cuál es el castigo por sorprender a alguna mujer de Harem yaciendo aquí adentro con un hombre... ¿de acuerdo en esto de ir con cuidado?

Para mi sorpresa contestaron las cinco a la vez, vi como las cuatro esclavas bajaban la cara avergonzadas por hablar junto con su señora. Para mi sorpresa la princesa Lessay parecía enormemente contenta con el acuerdo al que habíamos llegado. Claro que se ruborizo un poco cuando le pregunte tranquilamente cuantas veces y con cuantos hombres había estado, se puso de un color rojo intenso. Me llevo más de cuarenta minutos que me reconociese que solo había estado en situación intima con un hombre la vez que el Rey tomo posesión de ella en su noche de bodas para cumplir con el matrimonio y convertirlo en una realidad. Tras esa confesión le dije que esa noche estaría con ella, se fue corriendo a prepararse según entendió. Dos de las esclavas la siguieron para ayudarla, las otras dos se quedaron conmigo con la intención a ayudarme a mí, sin embargo les di ciertas instrucciones que hicieron que sonrieran mientras iban a cumplirlas.

Reconozco que me gusto la cara de sorpresa que puso la princesa Lessay cuando vio la gran bañera de sus aposentos completamente llena de agua caliente con pétalos de flores flotando sobre ella. Le tome de la mano llevándola al borde de la misma, tal y como suponía estaba muy nerviosa, de modo que lo primero que hice fue desvestirla yo mismo, ir quitándole la ropa poco a poco mientras la iba besando los tramos de piel que dejaba al descubierto. Para su sorpresa de vez en cuando me paraba permitiendo que ella hiciese lo mismo conmigo. Cuando por fin llegue a su sexo enrojeció pero no opuso la menor resistencia o tuvo el menor conato de rechazo... su sexo estaba mojadìsima, su rajita se mostraba sonrosada y muy brillante por la humedad que desprendía.

Me metí en la bañera haciendo que entrase conmigo dentro. Me senté haciendo que se sentase sobre mí, tuve cuidado de que no sintiese la presión de mi polla sobre ella en ese momento, lo que pareció relajarla sobremanera. Mis manos se cerraron sobre sus pechos, acariciándoselos mientras le besaba en el cuello y los hombros entre gemidos, acompañados de jadeos sincopados de placer saliendo de sus labios. Un ratito después de estar así y de que Lessay prácticamente se estuviese derritiendo de placer en mis brazos mi polla completamente erecta se puso sobre la entrada de su sexo. Note como poco a poco empezó a empujar para clavársela ella misma, cuando llego a la mitad la hice salirse de nuevo arrancándola un gemido de disgusto al sentirlo.

La tenia sujeta por las caderas, sosteniéndola en alto, separada de mi. Poco a poco moviendo las caderas empecé a moverme dentro de ella, clavándosela poco a poco, abriéndola despacio, intentando que lo sintiese plenamente. Una vez estuve dentro de ella por completo le solté la cintura pasando a acariciarle sus pechos mientras dejaba que fuese ella quien se moviese, marcando el ritmo a la penetración. Su cabeza estaba apoyada sobre mi hombro, dejándome su cuello expuesto para poder besárselo. Mientras le besaba el cuello y una de mis manos jugaba con sus pechos la otra bajo sobre su clítoris, acariciándoselo… altos y profundos gemidos se escaparon de su boca…

Me tumbe un poco más dentro de la bañera, alzando mis caderas y sacando nuestros sexos del agua, pasando mis manos a sus caderas para sostenerla en esa posición mientras me la follaba. Llame a una de las dos criadas que se quedo conmigo, entro sabiendo perfectamente lo que tenía que hacer. Metiéndose con nosotros dentro, mientras que yo sostenía a Lessay y me la follaba, ella de dedico a lamerle el clítoris a la princesa que en un principio intento que no se nos uniese, pero al no permitirle yo hacer nada… cuando sintió la boca de la joven en su sexo quedo vencida por completo.

Minutos después la princesa se corría como un grifo dando alaridos. Cuando se relajo por completo y quedo jadeante tras el orgasmo, al alce en brazos y saliendo de la bañera me la lleve a su lecho. Me las apañe para manejarla y dejarla tumbada justo encima mío. Le sujete con fuerza, por orden mia las esclavas me ayudaron a levantar su cintura y abrirle las piernas pese a su oposición, estuvo intentando evitar lo que fuese a hacer solo por estar allí las esclavas… se sentía cohibida de verse así.

No tardo en darse cuenta de mis intenciones e intentó aún con mas fuerzas librarse de ello. Pese a sus intentos mi polla por fin empezó a penetrar su culito, entrando media polla entre sus gritos de dolor y suplicas para que se la sacase. Cuando más entretenida estaba intentando liberarse se la clave por completo de un solo empujón, quedándome quieto, esperando a que se acostumbrase, algo que note enseguida por sus movimientos para intentar liberarse. Una vez supe que estaba pasándose su dolor empecé a moverme despacio mientras la besaba el cuello, note cuando empezó a ceder a las sensaciones que empezaban a mostrarse placenteras en lugar de dolorosas.

Siguiendo mis instrucciones las esclavas se lanzaron sobre su ama. Una se situó abriéndola las piernas al tope mientras le hacia lo que debía de ser una más que increíble comida de coño por los alaridos que pegaba Lessay y todo lo que la decía o pedía. Otra dos se encargaron de su pechos, cada una se encargo de torturar uno de ellos mientras que la cuarta siguiendo mis instrucciones se situó sobre ella, poniéndole el coño encima de su boca mientras yo obligaba a la princesa a comérselo si quería que yo siguiese con su cuello y no me encargase de la criada. Fue una completa bacanal, esa noche tras la enculada yo me aparte de ellas, limitándome a las instrucciones… Lessay se entrego por completo al placer, poco a poco estaba empezando a emputecerla, usando para ello a sus propias esclavas, que por cierto… resultaron ser el complemento perfecto de la princesa, eran tan calientes o más que ella y tampoco le hacían ascos a nada, pero eso es otra historia diferente.

CONTINUARA