Crónicas de Vhaalzord - Libro 13 - 1
Val inicia el viaje al Reino Dragón del Norte con el huevo Tiene importantes decisiones que tomar sobre el viaje y para colmo los problemas empiezan pronto
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 13
Capitulo - 1
Tras la marcha de R’halrhaz y el resto de los Dragones, me puse manos a la obra para proteger el huevo. Tome medidas y diseñe un cofre que fuese lo suficientemente seguro para poder trasladarlo. Mientras cree una caja de madera rellena de fibras vegetales donde pudiese estar seguro. Asegure el cajón con varios conjuros de protección, incluido un par de poderosos conjuros de ataque y otro par de invocación. En caso de que alguien intentase abrirlo recibiría una muy desagradable sorpresa en forma de ataques ígneos, en caso de fallar estos entraría en funcionamiento un conjuro humana invocando seis poderosos Lobos Espectrales. En caso de que solucionasen este, el último seria definitivo, por un lado me advertiría de su activación y por otro convocaría dos magos junto a diez Guerreros Khulgan que serian anclados a mi fuente de poder pese a la distancia. La pega era que este último conjuro solo serviría una única vez, lo que me obligaría a mantener esos guerreros y magos convocados hasta mi regreso… claro que esto también significaría la muerte automática de cualquier idiota que le diese por aparecer sin ser invitado.
El problema de eso es que mientras estuviesen convocados con esa distancia, debería de ir con cuidado al usar magia con poder Humano o Draconiano... podría ser un problema si interferían unos en otros y no estaba excesivamente seguro de como actuaria un conjuro anclado a mi poder y tan lejos de mi… El huevo era demasiado importante como para pensar en dejar únicamente un conjuro con la suficiente capacidad mágica como para que se las apañase solo, que quizá fuese lo más sensato dada mi situación de control de las distintas magias. Tras asegurar bien la cabaña con multitud de trampas normales puse rumbo al importante puerto de Raschilld, en la costa oriental del Imperio de Tharkand y base de su flota. Una vez allí hice que los mejores artesanos me construyeran el cofre según mi diseño, os aseguro que me salió carísimo, pero mereció la pena el dinero invertido en el.
El cofre era de la más dura madera procedente de los profundos bosques de Shydlar, recubierto por fuertes cinchas de acero que lo rodeaban aumentando su consistencia y resistencia. También fue dotado de lo último en cerraduras, bueno, lo cierto es que un ladrón experto podría abrirla en segundos, pero al menos salvo un profesional cualquier otro de tres al cuarto se las vería negras. Interiormente fue debidamente forrado y almohadillado para que al huevo no le pasase nada por mucho maltrato que pudiese recibir el cofre. Una vez que lo tuve en mi poder regrese a la cabaña para poner el huevo en su interior. Después de hacerlo selle el cofre con tres diferentes conjuros de ligadura, uno con magia Arcana, otro con magia Humana y el tercero con Magia Draconiana, al ser independientes uno de otro no había problema en ello. En caso de que alguno fuese removido de forma inadecuada, un conjuro ofensivo de magia ígnea y gélida seria disparado contra el imprudente. Cualquier mago tendría problemas en sortear un conjuro no construido con la magia que dominaba, obviamente y pese a todo los otros dos seguían siendo magia, pero dificultaba enormente el poder solucionarlo.
R’halrhaz no me dejo claro de cuánto tiempo disponía para cumplir mi misión, pero por lo que dijo, calcule que conociendo el arco de tiempo en que se movían los Dragones en realidad tenia entre año y medio a dos años antes de que el huevo eclosionase, y claro, bajo ningún concepto podía hacerlo fuera de las arenas de cría de la Reina en el Reino del Norte. También me había insinuado que Dragones del Reino del Norte estarían al acecho para evitar que pudiese llevar mi misión a cabo. Por la forma que tuvo de advertirme sobre la fortuna de los Dragones supuse que estos, más que enfrentarse directamente a mí, intentarían contratar mercenarios, asesinos y lo que se necesitase para arrebatarme el huevo o matarme. Vista la situación en que eso me ponia tuve que decidir cómo ir hasta el Reino del Norte y lo más importante, por donde hacerlo.
Podía ir atravesando el Continente Oriental para luego pasar al Gran Continente y desde allí acceder por el Gran Mar de Hielo, también podría hacerlo desde el Continente Sur, pasar luego al Gran Continente y desde allí acceder por la parte central del Gran Mar de Hielo... aunque eso significase tener también que atravesar en línea recta las tierras salvajes, algo nada apetecible. Pero sin duda quizá lo más inteligente fuese atravesar los Archipiélagos hasta el norte, una vez en alguna de las islas más al norte decidir el siguiente paso, ir al Gran Continente e intentar acceder al Reino por el Mar de Hielo o bien, trasladarme a algunas de las aldeas del Ártico Norte junto a las montañas de los hielos eternos. Allí únicamente existían pequeñas aldeas de cazadores de cetáceos y animales de características similares. Desde esas aldeas podría adentrarme en el Reino del Norte, aunque sin duda era una ruta mucho más complicada que el Mar de Hielo pero posiblemente también a la larga la más segura y difícil de que me rastreasen.
Si dijese que os podría dar la ruta exacta que seguí mentiría, no recuerdo ni la decima parte de las islas que recorrí en mi viaje al Norte atraves de los Archipiélagos, ya que procuraba seguir ciertas reglas al hacerlo. Evitaba las naciones poderosas, procuraba ir solo de isla pequeña en isla pequeña y siempre que pudiese moverme en barcos de bajo perfil, o lo que es lo mismo, barcos pequeños de cargas "miserables", nada apetecibles para cualquier pirata. El primer embarque lo hice en Raschilld, adquiriendo pasaje en un vetusto barco que se encargaba de transportar grano... ningún pirata se molestaría por él. Era más lento que mandado hacer de encargo, pero dentro de su monotonía, hice el trayecto con total tranquilidad.
De todos modos, aun en islas pequeñas, por lo general los barcos siempre terminaban en puertos de cierta importancia, o en el único puerto de importancia de la isla, eso como comprenderéis era algo inevitable por completo. Conmigo llevaba una bolsa de dinero bien surtida, en el Cofre junto con el huevo iban ochenta monedas de oro y dos preciosos rubíes de color rojo intenso, esos eran mis fondos para el viaje. Pensé que mejor hacerlo a base de dinero que de aventura, más que nada por si acaso accidentalmente le pasaba algo al huevo. También porque era más cómodo pagar el pasaje que no trabajar por viajar, eso cuando lo había hecho siempre había terminado en problemas, de modo que pensé cruzar los Archipiélagos viajando como un acaudalado hombre de negocios.
El problema es que alguien acaudalado tiende a llevar dinero encima, además alguna jugosa cantidad con lo que se convierte en blanco automático para amigos de lo ajeno. Tenía la esperanza de que esto no me trajera excesivos problemas, en los archipiélagos eran moneda corriente las cartas de pago de los bancos para mover el dinero en grandes cantidades, eso contribuiría a alejar la excesiva codicia de mi persona. No dudaba de que antes o después algún ladronzuelo intentase algo, pero no bandas organizadas que si podrían suponerme un problema serio. Pues bien primer puerto, primer problema serio.
Tome habitación en una posada y partí a media mañana al puerto para buscarme pasaje en algún barco. Al final encontré uno que me cuadraba bien con mis intenciones y la idea que tenia para viajar. Era un transporte de ganado que iba a otra pequeña isla relativamente cercana al Norte. Es lo que me convenía, ir saltando poco a poco de isla en isla sin llamar la atención. Cuando regrese a mi habitación me lleve el susto del siglo, el cofre había desaparecido. Convoque varios halcones que lance al aire por la ventana, después convoque varias criaturas para que explorasen la ciudad, en un último intento desesperado desplegué mi poder con intención de buscar los patrones mágicos de mis propios conjuros sobre el Cofre...
Me vi reflejado en al agua de una palancana que tenia a mi disposición para asearme y lo que vi en el reflejo del agua me asombro... mis ojos habían cambiado, aparecían en un color amarillento con una pupila sesgada, unos ojos idénticos a los de un Dragón... Inconscientemente había usado magia Draconiana en mi intento de localizar los conjuros del cofre. Dejando aparte el hecho de los ojos, que no sabéis como me sobresalto, logre localizar los patrones de magia del cofre, especialmente porque en un mismo sitio se encontraban trazas de las tres magias juntas. Lo más sorprendente es que lo había detectado en la misma posada.
Retire las aves y los animales que había desplegado, convocando a mis pequeñines de siempre para que buscasen en el interior de la posada el cofre. Fue algo realmente divertido y que me hizo muchísima gracia, pude localizar el cofre en las habitaciones privadas del dueño. Cuando baje a ver al dueño de la posada me lo encontré la mar de sonriente, no tuve la menor duda de que estaba esperando a que bajara poniendo el grito en el cielo por el robo en mi habitación. La sola mención del hecho hizo que el buen posadero se liase a gritos, insultando y amenazándome por acusarlo. Vi también como varios de los clientes estaban muy atentos a la discusión que manteníamos. Decidí ser un pelín más "agresivo"...
- Val : Ahora me voy a ver un posible negocio, cuando regrese quiero que mi cofre este de nuevo en mi habitación, de lo contrario tomare medidas contra el Ladrón.
Tras eso y para que no hubiese dudas describí mi cofre con todo detalle al posadero ante toda su clientela, lo que vi que no le hizo la menor gracia. Me fui a comprar algunas provisiones que podía precisar para el viaje y alguna ropa de abrigo para el mar, un capote encerado, etc. Cuando regrese y entre en mi habitación me eche a reír a carcajadas, habían metido dentro un arcón realmente ruinoso, nada que ver con mi cofre. Baje tranquilamente a la planta baja para volver a hablar con el posadero. Este nuevamente también empezó a gritarme, vi como el mozo de la posada miraba nervioso la discusión. No dije ni media palabra mas, lleve mi mano a la espalda y sacando mi espada con un rápido movimiento decapite al posadero. Todo el mundo se quedo perplejo con mi acción...
- Val : Tu (al mozo) ya estas subiendo de nuevo el cofre que tu jefe y tu robasteis de mi habitación... y procura que no sufra daños o te ocurrirá lo que a el...
Las caras de todo el mundo cuando vieron salir al hombre con el cofre que yo describí de las habitaciones del posadero fueron de enmarcar. Cuando llegaron los soldados se vieron con numerosos testimonios de que el posadero había intentado robarme, no obstante me indicaron con claridad que no querían verme por allí. Al día siguiente acompañado por soldados de la isla que amablemente me invitaban a abandonarla, embarque con rumbo a otra pequeña y desconocida isla al norte de esta. Para mi desgracia cuando llegue a mi destino me encontré con que de ese puerto en fechas próximas solo salían barcos que terminaban en importantes puertos de las grandes potencias navales de los Archipiélagos. Para terminar de arreglarlo, una gran tormenta provoco que el barco tuviese que desviarse de su rumbo para hacer unas reparaciones de cierta urgencia, terminando en el mayor puerto del más poderoso Reino del Sur de los Archipiélagos.
Como ya os comente en mi anterior paso por aquí, este era uno de los países más prósperos y poderosos de todo el sur de Los Archipiélagos... Termine de nuevo otra vez en la Gran Isla de Qhorit, calculadla con un tamaño de aproximadamente 570.000 Km², esta gran isla junto a tres islas mas tan solo un poco más pequeñas formaban el poderoso reino de Qhorit, obviamente estábamos en su capital del mismo nombre... qué bien, ¿no?. Pero era un país que por una o por otra razón tenía la mala costumbre de estar siempre metido en todas las trifulcas que se organizaban por aquí. Afortunadamente hacia mucho de mi anterior paso por aquí, esperaba que nadie me reconociese como aquel célebre capitán mata piratas y corsarios… era justo lo último que en esos momentos necesitaba.
El problema es que había pagado pasaje en aquel barco, un pasaje bastante elevado de hecho. Aunque pareciese mentira, ningún otro barco me podía llevar a mi destino original, con lo que el modo más rápido de llegar seria esperar en la ciudad tranquilamente los cuatro días que se tardaría en las reparaciones del palo mayor del barco y la reparación de las dos pequeñas vías de agua que este había sufrido. El irme en otro barco diferente con un destino diferente que provocase que llegase mucho más tarde a mi teórico destino, llamaría muchísimo la atención sobre mí… y como ya os he comentado, eso es justamente lo último que deseaba, de modo que me busque alojamiento en la zona noble de la ciudad.
Me decidí por un hotel de lujo, era una ciudad muy grande y no quería problemas con el cofre donde iba el huevo. Este tipo de alojamiento contaba con sus propios guardias contratados de entre los bajos fondos de las ciudades, con lo que sus huéspedes solían estar a salvo de... digamos que encuentros poco afortunados. El primer día me paso una cosa muy curiosa, como me encontraba cansado del viaje ya que hasta el momento los barcos más que algo digno de tal nombre, eran auténticos toneles cuyas maderas parecían aguantar juntas únicamente por mera cuestión de suerte, me puse a practicar magia, pero tan solo a concentrar poder de cada uno de los "tipos" de magia.
Intente lo mismo que en aquella ocasión, concentrarme en la magia Draconiana e intentar reproducir en mí aquellos ojos de Dragón que vi. Me costó un poco concentrar la magia Draconiana pero lo conseguí... aunque lo más sorprendente me resulto después de hacerlo. Comprobé en un pulcro espejo que había en la habitación, junto a la metálica jofaina y palangana de agua que efectivamente mis ojos aparecían amarillos y con la pupila rasgada en vertical, como cualquier Dragón o cualquier reptil. La sorpresa vino cuando mire el cofre al volverme...como podría describíroslo, digamos que vi colores a su alrededor, junto con lazos y símbolos retorcidos que se entremezclaban unos con otros formando patrones. Si tuviese que definir lo que vi al mirar el cofre os diría que lo que vi eran las propias urdimbres mágicas de los conjuros que lo protegían.
No creo que tenga que deciros que me dedique con mucho entusiasmo a comprobar si estaba en lo cierto... gracias a que ya había escarmentado y cuando intentaba algo nuevo siempre creaba los más poderoso conjuros no destroce la habitación. Prepare los conjuros de protección, los establecí entrelazándolos entre sí para potenciarlos, una vez hecho los ancle a mí, derivándolos hacia mi... digamos que subconsciente, para que no interfiriesen con la magia que iba a realizar. Como un imbécil pues no tiene otro nombre, recupere mis ojos de Dragón e intente uno de mis conjuros favoritos, uno muy simple y en ámbito de mi especialidad, el ígneo. Pues bien empecé a convocar fuego en torno a mi mano, y sufrí una pequeña explosión de la que me protegieron los escudos, a mí y a la habitación...
Solo minutos después me di cuenta de que había sido un autentico estúpido, los ojos de Dragón funcionaban convocando magia Draconiana, y la llama que cree con magia Arcana... resultado, desestabilización, acumulación de poder, intensificación de ambos por la presencia del otro y explosión final. La parte buena es que dentro de mi total y absoluta estupidez, los ojos de Dragón no los perdí en ningún momento y durante esos dos segundos fui capaz de seguir como si lo estuviese viendo lo que sucedió con la mezcla de poder, vi como las urdimbres se entrelazaban provocando la explosión final. Eso no me soluciono nada, no descubrí nada sobre cómo evitarlo, pero digamos que para lo que yo quería saber, fue todo un paso adelante. Ahora bien, también era cierto que aunque esta habilidad podía serme utilísima y no interfiriese con mis conjuros ya establecidos y anclados sobre mi fuente de poder, tenía como principal problema que la Draconiana era la magia mas débil de las tres en mi y no podría usar ni la Humana ni la Arcana mientras estuviese usando la Draconiana.
Pensé en salir a divertirme un poco y empezar a dar el perfil que supuestamente estaba representando. Me dirigí a un local cercano en el que me aseguraron que encontraría de todo, y lo que era más importante según mi interlocutor, todo ello sería digno de un caballero como se notaba que era yo. Traducción a lo que me dijo, que fuese al local en cuestión que estaba también como otro cualquiera de ese estilo o nivel, y en este concreto él se llevaba algún tipo de comisión por cliente de su hotel enviado. Decidí porque pensé que a determinados niveles no habría problemas ya que tendrían guardias encargados del orden para que nadie pudiese molestar a sus adinerados clientes.
Estuve un buen rato jugando a algunos de los juegos más populares en esas latitudes. Entre con cinco monedas de Oro que cambie por pagares de juego y en esos momentos en mi poder tenia pagares por valor de siete monedas de Oro, eran unas ganancias realmente importantes. Para que os hagáis una idea una moneda de plata equivale aproximadamente a unas cien de cobre, y una de Oro equivale dependiendo de la acuñación del país, a entre cuarenta y cincuenta monedas de Plata. La moneda de cobre suelen tener monedas menores propias de cada ciudad, los cuartos, cuatro cuartos equivalen a un cobre, pero como digo esos son moneda totalmente local y solo son aceptados en la ciudad que los emitió. Normalmente los precios y servicios en todos sitios se ajustan al mínimo de un cobre.
Otro de los servicios de estos locales eran las mujeres, había una buena muestra de ellas pululando por el local de juegos, animando a los clientes a jugar, a beber y a solicitarles también otro tipo de servicios de desearlo así. Visto lo que iba ganando se me pegaron como lapas dos mujeres bellísimas, dos morenas de rompe y rasga. Lo cierto es que también se me pegaron otras dos personas, aunque estas de forma más disimulada, un gorila de casi dos metros con un aspecto de matón que no se tenía, y otro más menudito, flaco, muy delgado y con cara de rata. Estaba claro que esos dos estaban vigilando mis movimientos, el mato por si tenía que explicarme algo y el cara de rata para verificar que no hiciese trampas de ningún tipo.
Había algunos juegos un tanto complejos, jugados en realidad en varias manos. Se iban apostando cantidades durante un numero de manos determinadas, al terminar cada una se recontaban las puntuaciones, poniendo en ese momento el que quisiese continuar la base de apuesta para la siguiente jugada. Al finalizar habías jugado seis o siete manos, dependiendo del acuerdo llegado antes de iniciar el juego o a las costumbres de la casa. Cuando yo me retire de la que jugué una hora después de haberla empezado, la casa se llevo el diez por ciento habitual de cobro y yo me había embolsado un total de doce nuevas monedas de Oro. Como imaginareis dado el nivel del local las apuestas eran fuertes.
El dúo que me estuvo siguiendo relajo un poco la vigilancia tras comprobar que lo mio solo era suerte, o habilidad "legal" con el juego. Las dos mujeres por el contrario cada vez estaban más interesadas en jugar conmigo en un lugar aparte, coqueto, cómodo y de lo más discreto. No me negué por mucho tiempo, antes de aceptar jugué a un último juego donde me lleve también de ganancia tres monedas de plata. Tras esta racha creí que bastante suerte había tenido ya como para seguir tentándola, de modo que acepte seguir a mis dos bellas acompañantes.
Puedo aseguraros que merecieron la pena hasta la última moneda que pague por sus servicios. Nada más entrar en una cómoda habitación con un enorme lecho con colchón de plumas ambas jóvenes se desnudaron, desnudándome después a mi mientras no paraban de besarme y acariciarme. Me hicieron tumbarme sobre el lecho, mientras una se ocupaba explosivamente de mi pene, metiéndoselo en la boca, lamiéndolo, acariciándolo y dedicando también su tiempo a mis bolas. La otra en cambio se dedicaba a besarme el pecho, masajearme los pezones, poner mis manos sobre ellas para devolverlas a las dos parte del placer que me estaban proporcionando.
Tras ponérmela en forma la que me había estado chupando la polla se ensarto en ella, empezando a cabalgarme con suavidad, mientras que su amiga se entretenía en lamernos a mi amazona y a mí los pechos. En un momento dado se montaron las dos una juerguecita a base de besos y caricias mutuas sobre su pechos sin que por ello mi amazona dejase de cabalgarme con ganas. También es cierto que ver a esas dos mujeres montarse semejante royito lésbico mientras te estás follando a una de ellas te pone como un toro.
No les aguante mucho así, me volví mas activo, terminando los tres enredados en una mezcla de brazos, bocas, piernas y sexo... llego un momento en que no sabía muy bien a quien estaba penetrando y quien me estaba mientras lamiendo la espalda. Estuve follando con las dos durante nuestras buenas cuatro horas, termine bastante cansado. No digo que yo estuviese las cuatro horas, pero entre recuperarme y sus espectáculos entre ellas... en fin. Tras pagar sus servicios les di como propina una moneda de Oro a cada una que me miraron con los ojos muy abiertos. Después de ello les pague de forma escrupulosa a ambas el coste de sus excelentes servicios.
Imagino que a modo de agradecimiento me dijeron que anduviese con cuidado porque había alguien que iba ofreciendo plata por informar del paradero de alguien que prácticamente coincidía con mis características. La advertencia me era de enorme utilidad, pues independientemente de que fuese yo no, seguro que alguno podría intentar cobrar la recompensa a mi costa aprovechando la similitud entre ambos.
En cuanto entre en el hotel supe que tendría problemas no tardando mucho. El encargado de la recepción me miro tres veces, la primera lo hizo para identificarme como huésped del hotel o no. La segunda a modo de comprobación de mis datos con alguna lista que sin duda alguien le debía de haber facilitado en algún sitio. La tercera vez que me miro fue con una sonrisita que parecía querer darme las gracias por el dinero tan fácil que iba a hacerle ganar solo por estar alojado allí. No tenía muy claro el tipo de problema en que me iban a meter, no sabía si era solo una confusión o bien los datos eran lo que parecían, los míos justo antes de tomar este disfraz.
Decidí que durante el resto del día no saldría del hotel para nada, prefería que si alguien tenía que intentar algo tuviese que montar guardia cerca de este, donde dado el barrio en que se encontraba me podría ser más fácil localizar a alguien esperándome en sus cercanías. Al día siguiente salí temprano para dar una pequeña vuelta y comprobar mis sospechas. Efectivamente me están siguiendo, eran dos críos que no me perdían de vista. Les conduje hasta el lugar que considere apropiado, después haciendo uso de mis dotes de asesino gire las tornas capturando a ambos.
Al principio no querían soltar nada de quien les pagaba por seguirme, pero una moneda de plata en la mano de cada uno, que las miraban arrobados y nerviosos. Me explicaron quien les pagaba y donde podría encontrarlos, tras ello me miraron con desconfianza y temor, sin duda creyendo que tras haber hablado les arrebataría sus monedas. Para su aun mayor sorpresa, les añadí a la plata, diez monedas de cobre, por si tuviesen que declarar a alguien sus ganancias poder hacerlo sin problemas. Antes de escapar corriendo uno de ellos me dijo que tuviese cuidado con el tipo que me habían dicho, que aunque pareciese diestro en realidad era zurdo y tenía mucha costumbre de sacar el cuchillo a la mínima de cambio, advertencia que les agradecí a ambos con un gesto de la mano.
CONTINUARA