Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 3
Samirna me embarca como embajador del Imperio hacia un reino vecino acompañado de su inaguantable hijita, la princesita Khala ¡Uy que mal !
CRONICAS DE VHAALZORD
Libro - 12
Capitulo - 3
Lo cierto es que el embajador iba desgranando una especie de tratado entre ambos Imperios que no tenía ni pies ni cabeza, mas parecía un intento de conseguir algún tipo de monopolio para algún comerciante o agrupación de los mismos que otra cosa. Para terminar de rematarlo sutilmente presento a sus dos acompañantes como magos militares del imperio... dejando el dato ahí colgado. Fue en ese momento cuando intervine... previo cambio de mi imagen, el rostro de Val desapareció para aparecer en su lugar el del anciano erudito "Ka", bien conocido por ambos magos al haber sido alumnos míos en la academia y estar presentes tanto en los exámenes que por cierto suspendieron los dos, como durante... la exhibición que di al final, cuando derribe las barreras de la arena de un solo ataque. Salí de las sombras con una sonrisa de oreja a oreja... Samirna no se sorprendió al ver mi cambio, pero si Khala que dio un pequeño respingo que rápidamente controló ante la mirada de advertencia de su madre.
- Val : Querido embajador, eso que ha dicho sobre los magos militares ha sonado a amenaza... ¿es correcta mi apreciación?
Vi como ambos magos militares se habían puesto pálidos como muertos al verme dando incluso un paso atrás que rápidamente corrigieron, sin la menor duda me habían reconocido como su antiguo profesor. También creo que recordaron ciertos detalles sobre mí que se conocieron al final y que sin duda debieron de correr por toda la academia como un incendio sobre la yesca.
- Embajador : Creo que no sabéis lo que decís mi estimado... ¡eh...!
- Samirna : Aquí y ahora se llama Val, es uno de mis... digamos que... ¡eh...! asesores. Es un amigo personal cedido por un... ¡eh...! digamos que socio y aliado para más datos...
- Embajador : Bien, mi estimado señor Val... no creo que estéis muy acostumbrado a estas cuestiones pese a contar con la amistad de su majestad Imperial...
- Val : Creo señor embajador, que antes de que pueda seguir metiendo la pata ante mí como lo está haciendo... lo mejor sería que sus dos magos le digan lo que saben sobre mí, aunque solo sea para que todos sepamos quienes somos aquí... y evitar de paso que yo me enfade con usted más de lo que ya estoy, y créame que eso es bastante peligroso (Para su asombro llame a uno de sus dos magos por su nombre de pila) Semid por favor...
- Semid : (Con voz un poco temblorosa) Excelencia, el... Señor Val, es amigo personal y consejero cercano por lo que se de su Majestad Imperial...
- Embajador : Eso ya lo sé Semid, ya sé que es amigo de su majestad Imperial, ella misma acaba de decirlo...
- Val : (Suspire) Creo señor embajador, que tanto usted como Semid hablan de diferente Majestad Imperial... (Sonriendo socarronamente) Mire esto por favor... estoy seguro que sabrá reconocer el sello y lo que eso significa… ¿verdad que si?
Extendí la mano, mostrando el reverso de la misma, en cuyo dedo anular se podía ver perfectamente el sello Imperial de Khrissa, vi que lo había reconocido perfectamente y que también sabía que significaba eso, ya que al verlo el embajador se puso pálido como un muerto, temblándole incluso las rodillas. Semid, tú y tu compañero quiero que arrestéis al embajador, que junto con vuestra escolta embarquéis rumbo al imperio y cuando lleguéis... por la cuenta que os trae a ambos, contéis todo lo que sabéis sobre esto.
Desde ya os comunico que informare detalladamente de todo esto al emperador, y os garantizo que este va a querer respuestas tan precisas como concisas sobre todo esto... mas os vale tenerlas listas cuando lleguéis. A mi pregunta de si había sido suficientemente claro, los dos asintieron con firmeza tragando saliva ostensiblemente. Después de esto se llevaron al embajador arrestado mientras este soltaba por su boquita… bueno, lo hizo hasta que Semid le cruzo la cara de dos guantazos ordenándole callar de tan expeditiva manera. Los soldados de la escolta también se enteraron de quién era yo, ya que su oficial dio la casualidad de que acompaño ese año al emperador y también me vio cuando se presento como escolta del embajador, estando presente durante toda la conversación tan pálido o más incluso que ambos magos militares, por lo que también ellos tuvieron muchísimo cuidado en seguir de forma puntual todas mis instrucciones.
Estuve después hablando seriamente con Samirna, mande un mensaje al emperador mediante uno de mis Halcones Azules, con el escrito iba el sello para que supiese de quien procedía. También tras hablarlo con Samirna le hice llegar un pequeño proyecto de acuerdo entre ambos imperios. Según estimamos un acuerdo comercial entre ambos podía suponer duplicar los ingresos por impuestos en ambos imperios, mas aun que eso en Tharkand de hecho, pero Samirna ofrecía una generosa cantidad por la posibilidad de enviar candidatos a la academia Imperial de magia y que esta le suministrase futuros magos entrenados. También ofrecía un acuerdo secreto de defesa y ayuda mutua, así como de asistencia a sus respectivas flotas y mercantes.
Esto último era especialmente importante, porque implícitamente suponía que en caso de guerra de uno de ambos, si este no requería de la asistencia de su socio y aliado, todos los mercantes cambiarían de forma automática de bandera para estar protegidos de ataques corsarios... La flota del aliado se desplegaría en parte desde los puertos del que estaba en guerra con el fin de proteger el trafico naval... Puede parecer una estupidez, pero ambos imperios eran los más fuertes de ambos continentes, los más poderosos, con lo que se garantizaban una zona mutua de proyección segura de sus fuerzas.
Bueno, dejando esto de lado, que ya os digo que al final, seis meses después dicho acuerdo fue firmado por Samirna, ya que mi intervención se saldo con éxito al bloquear el mal que le atenazaba. Samirna cuando estuvimos a solas me explico antes de que intentase curarla, del problema en el que me había metido al aceptar su petición para con su hija, la princesa Khala. Sus dos hermanos no querían ni oír hablar de heredar el trono, ni por lo más sagrado pensaban sentarse en el si podían evitarlo, para eso le toco el muerto a su hermanita querida por nacer primero. Os aseguro que me sorprendió, pero Samirna me dijo que ellos eran como ella, solo querían vivir, y vivir lo mas en paz posible, tanto para ellos como para su familia.
Al día siguiente, Samirna seria conducida tras mi intervención a la capital para que se repusiese, mientras que la princesa, yo, dos de los consejeros de Samirna y una escolta procedente del propio regimiento de la Princesa partiríamos hacia el reino de Shydlar. El problema que me puso en la mesa Samirna era de aúpa, primero me califico a su hija de ligerita de cascos, aunque en realidad empleo el término putòn con todas sus letras, después califico al heredero de Shydlar como picaflor, aunque realmente empleo el termino putero y mujeriego, después califico a la mujer de este como inestable, aunque empleo el termino sádica celosa y por fin el anciano rey de Shydlar, dijo que era un... pobre hombre, aunque el termino viejo baboso enfermo fue el termino exacto que empleo Samirna, que otra cosa no, pero más clarita con sus comentarios no podía ser.
Como podéis imaginar me hizo una gracia la presentación del problema que no os cuento, aunque fue a peor, aunque esta vez lo contare directamente tal y como ella me presento las instrucciones a seguir con su hijita del alma. Según Samirna, debía de mantener a toda costa a su hija con las piernas cerradas, o en su defecto, si lo veía necesario ocupar yo el espacio entre ellas, pero bajo ningún concepto el estúpido del príncipe de Shydlar, textual. Luego me puso al día sobre la mujercita del principito, según rumores era la responsable de la muerte por envenenamiento de varias de las amantes de su maridito, además de ser muy celosa y vengativa, era una mujer de extraordinaria belleza, por lo que la presencia de Khala, que fea precisamente no era, aun sin abrirse de piernas con su marido, por si sola podía ser todo un problema con semejante pirada, también textual.
No os cuento ya el anciano, que joder con el bicho. Según Samirna tenía media docena de jovencitas para que le atendiese, y era muy capaz de intentar que le llevasen a alguna de las mujeres de la escolta de Khala o incluso puede que a esta misma, porque Samirna estaba más que segura de que su hija se le dijese lo que se le dijese al respecto se llevaría a algunas de ellas como escolta, aunque solo fuese por fastidiar... que por cierto cuando me dijo esto muy seria me dijo que por favor evitase matarla cuando empezase con sus estupideces, que por favor recordase que era su hija y la quería mucho, en fin.
El imperio de Tharkand ocupaba el extremo Sur del continente y este reino era el que cubría su frontera Oriental, la que daba hacia los Archipiélagos, en los puertos de esa costa del Imperio se concentraba la mayor parte de la flota Imperial ya que en los Archipiélagos las fuerzas principales de los distintos reinos solían ser Navales. Shydlar era muy rico en Maderas especialmente duras, muy apreciadas para la construcción naval, el Imperio Tharkand debía de asegurarse el suministro de esas maderas a los puertos donde su flota estaba amarrada y a los astilleros existentes en los mismos para nuevas construcciones.
El Reino de Shydlar era complicado en el caso de requerir ser atacado, por lo menos desde Tharkand, las fronteras eran muy seguras en ambas direcciones ante cualquier tipo de invasión a gran escala, lo que ahora por ejemplo para Samirna era un problema ya que no serviría ninguna amenaza, y la familia real del reino lo sabía perfectamente. Claro que dejarme entrar a mí en su centro neurálgico... era no quererse mucho, ¿no creéis?. Samirna me rogó, casi me suplicó, que por favor procurara no matar a nadie durante las conversaciones... Que el tratado era algo muy importante para ella y el Imperio. También me recordó encarecidamente que controlara a su hija y que trátese yo con la dichosa familia Real de Shydlar como quisiese con el fin de conseguir el tratado, pero que bajo ningún concepto matase a ninguno de ellos. Que maja que era Samirna pidiéndome cositas... ¿a que si?, pero bueno, me lo tome como un desafío… ejem, aunque lo de cumplirlo lo llevaba peor.
El grupo que partimos con rumbo a la capital de Shydlar estaba compuesto de Khala, dos consejeros de Samirna, el capitán Killma, veinte soldados del regimiento de Khala, cuatro de ellos eran bellísimas mujeres que eran de la máxima confianza de Khala y un servidor, que estaba ya hasta las narices de la princesita a las tres horas de camino, y aun quedaban cinco días para llegar a nuestro destino. Solo esperaba que a R’halrhaz no le fuese a dar precisamente en esos momento por querer entregarme el dichoso huevo.
Al segundo día parecía que todo el mundo había asumido ya por completo quien era de verdad el que mandaba en el grupo, todos menos Khala, que por ser princesa parecía creer que el mando real lo ostentaba ella. En un par de ocasiones el capitán Killma y alguna de las cuatro soldados me contuvieron para que no la emprendiese con la princesita... Todos los miembros habían tenido una charlita con Samirna antes de partir, con lo que tenían muy claro hasta donde llegaba la autoridad de Khala y la mia, la de Khala según Samirna era muy simple de definir, tenía autoridad total hasta que chocase con la mia, entonces se hacia lo que yo dijese, cuando y como yo lo dijese... como me dijo Samirna cuando me comento lo que había hecho, dos más dos son cuatro y contra mas claritas las cosas mejor… sobre todo si era su hija quien estaba a mi lado y yo el que me cabreaba en serio con ella…
Por su parte por las miradas de las cuatro mujeres, supuse que el Capitán Killma debía de haberles contado lo sucedido cuando me conoció... más que nada porque cuando veían que la princesa me enfadaba y mis manos quedaban muy cerca de mis armas “no visibles” se ponían los cinco muy, muy nerviosos. Durante el camino, cuando nos adentramos en los grandes bosques de Shydlar tuvimos un encuentro desafortunado con ciertos personajes, por desgracia para ellos con el grupo iba yo, y como exploradores había dispersado seis poderosos Lobos Espectrales que localizaron a los atacantes cuando aun estábamos a suficiente distancia para no haber sido detectados... di orden a los Lobos de regresar conmigo. No os cuento el susto que se llevo todo el mundo cuando estos aparecieron como de la nada en medio del grupo en un segundo. A los soldados les costó lo que no está en los escritos dominar sus caballos... el mío y el de los dos consejeros... digamos que la magia tenía que servirme para algo, ¿no?
Explique la situación, teníamos una emboscada unos kilómetros mas adelante, organice el grupo. Deje al Capitán Killma con doce soldados al cuidado de los consejeros, también le entregué el control sobre los seis Lobos... algo muy básico, podía darles órdenes de atacar o de retirarse, pero creedme que el capitán por su cara hubiese preferido que me los llevase conmigo. La princesa y los ocho soldados restantes, incluidos en estos a las cuatro mujeres, se vinieron conmigo para hacer saltar la trampa. Les deje muy claros a todos que nada de héroes y que solo actuarían cuando yo lo ordenase, la princesa alzo la cabeza con orgullo, como rechazando la idea de estar por debajo de mi... Esperaba no tener que arrepentirme de esto, aunque sinceramente, si la quise llevar conmigo era precisamente porque sabía que no existía peligro ninguno, yo solo hubiese podido encargarme de todo tranquilamente... pero si tenía que meter en vereda a la princesa, mejor ahora que no cuando llegásemos al Palacio de Shydlar.
Tal y como me temía, Khala hizo lo de siempre, es decir, lo que le salió de coño, según los vio no espero a que tomásemos posiciones, atacó. Nos obligo a lanzarnos a por ellos antes de tiempo. Los dos a por los que ella iba cayeron cuando la apuntaban con sus arcos, en sus espaldas estaban firmemente clavados sendos Colmillos de la Luna. Cuando se lanzo sobre el siguiente este recibió un dardo de ballesta en el pecho por cortesía de uno de los soldados que iban con nosotros. Khala no llego a enfrentarse a nadie, cada vez que se acercaba o iba a por uno este caída abatido de forma instantánea... Cuando terminamos con los catorce emboscados una Khala enfurecida se vino a por mí espada en mano. Cuando llego a mí la desarme con comodidad, después la tire del caballo, y descabalgando a su lado la cogí por la pechera haciendo que levantase la cabeza.
De un golpe le quite el casco, entonces con la mano desnuda empecé a golpear, la palma golpeaba en un lado de la cara y al regresar a su posición original, entonces golpeaba con el revés en el lado contrario del rostro con cuidado de no dejarla muy marcada, aunque algunos moratones y el dolor no se lo quito nadie. Después de cuatro o cinco golpes en cada dirección la tire a un lado como si fuese un despojo, le pise la cabeza contra el suelo antes de irme mientras con voz carente de matices le hacía saber que a la próxima orden mia que desobedeciese en un combate, le cortaría el cuello sin dudarlo ni un solo instante... Nadie oso intentar interponerse entre la princesa y yo, solo se hicieron cargo de ella cuando tras montar de nuevo puse rumbo a donde estaba el resto del grupo sin decir palabra. Tuvimos que acampar para que unos de los consejeros, que resulto ser también un medico, se hiciese cargo de Khala, digamos que su cara quedo un pelín magullada por los guantazos. Por cierto que después de esto me empezó a tomar bastante más enserio. Su cara solo tenía rasguños, aunque debía de dolerla de narices, pero tuve muchísimo cuidado en ir curándosela sin que se enterase poco a poco por las noches, no era plan que llegase a nuestro destino con la cara toda magullada y golpeada.
Si alguno piensa que con esto fue suficiente para la princesita lo lleva claro, eran muchos años de hacer lo que le salía del coño como para que cediese así porque si. Obviamente sí que dejo de tomarme a broma, ahora era más que consciente de que tal y como su madre le advirtió antes de salir, tuviese mucho cuidado conmigo porque era mucho, muchísimo más peligroso de lo que ella jamás pudiese llegar a imaginarse... No digo que me temiera ni mucho menos, ya que era la hija de su madre, y por ello seguro que pensaba que no le haría nada grave, como así era en realidad... pero... después de la ristra de golpes y de pisarle la cabeza delante de todos, digamos que me empezó a ver con otros ojos, ya no le parecía tan divertido el estar a mi lado o la idea de burlarse de mí, puede que no la matase, pero no creo que hiciese apuestas en cuanto a recibir la paliza del siglo de mis manos o puede que incluso algo peor que eso, que era justo lo que pretendía cuando le hice aquello tras el ataque.
La entrada en la capital de Shydlar fue genial, acudió la guardia del rey para escoltarnos hasta el palacio, donde este nos recibió delante de toda la corte. Comprendí que el asunto de la escolta fue para darse importancia, de modo que con nulo tacto le espete al buen Rey que habíamos sido atacados al poco de cruzar sus fronteras, que la próxima vez, procurara que tan bella y digna escolta llegase cuando de verdad se corrían riesgos, y no solo cuando hacia bonito. Los dos consejeros se pusieron de todos los colores, igual que varios de los ministros del rey, a los que mi salida no les gusto en lo mas mínimo. Para terminar de arreglarlo, vi como el crápula del príncipe se fijaba detenidamente en la princesa, recorriendo su cuerpo sin el menor recato o pudor, algo que por cierto no paso desapercibido a su celosísima esposa. El Anciano Rey por su parte, parecía deseoso de terminar allí, y tampoco quitaba ojo a las cuatro soldados que nos acompañaban. Ya que todos nos habíamos quitados los cascos al entrar en palacio, se vean perfectamente quienes éramos cada uno y de que sexo.
Todo esto me auguro un montón de problemas y dolores de cabeza durante nuestra estancia allí, además para terminar de arreglármelo apareció mi intuición, que me indicaba que ese reino de algún modo sería importante para mí en el futuro de algún modo, que debía de tratar de conseguir como fuese ese tratado que Samirna quería. Como siempre os digo, estas intuiciones nunca me había fallado en todo lo que llevaba de vida… por lo que me lo tome muy enserio, pero tuve que dejarlo momentáneamente de lado para concentrarme en el potencial desastre que tenia delante de mi en esos instantes.
Si algo tenía claro es que no podía pedir a Khala que mantuviese sus piernas cerradas, primeo porque para ella sería una humillación, segundo porque sería suficiente para que hiciese justo lo contrario y tercero porque no podía liarme a guantazos con ella allí si me respondía mal, pese a todo ella era la representante oficial de su madre, de modo que tendría que ir con cuidado con mis “reacciones”, por mucho que me gustase poder estrangularla o coserla a golpes en algún momento, algo que estaba más que seguro de que me pasaría. Algo que me preocupaba era la esposa del príncipe mujeriego, de modo que aprovechando la primera noche, tome objetos de toda la expedición y les asocie unos pequeños conjuros contra venenos, conjuros que se dispararían de detectar alguno en su usuario. Para esto aproveche los anillos o aros de orejas que llevaban, ya que el conjuro debía de estar en contacto con la piel.
Me temía que si Khala hacia alguna estupidez con el principito, su mujercita intentase recurrir a su especialidad, la muerte de su rival por accidente con venenos. Creedme que no me parecían una familia muy cuerda, algo semejante como sabría hasta el más idiota, es que de morir Khala, eso supondría una guerra con el Imperio de Tharkand, os aseguro que Samirna en caso de que su hijita del alma fuese envenenada, no se lo tomaría muy bien que dijéramos, de modo que era sabio por mi parte tratar de evitarle ese tipo de disgustos.
Una de las ventajas de estar en un sitio donde apenas hay presencia de magos, es que permite hacer auténticos juegos malabares que de otro modo serian imposibles. Según llegue a mi habitación tras encargarme de poner los conjuros contra venenos en todo el mundo, empecé a dispersar mis chiquitines por todo el palacio, quería obtener información de primera mano por mí mismo. Sobre el principito y su mujercita lo que descubrí fue la mar de interesante, la buena mujer lo tenía en un puño, lo tenía completamente sometido, aunque en público no lo pareciese. Creo que empezaba a entender el porqué tenía el hombre ese afán por follarse a todo lo que se moviese a su alrededor, visto como le trataba su mujercita.
La esposa, Nerya, le puso las cosas claras a su marido, le amenazo seriamente si se le ocurría intentar llevarse a la cama a la zorra de la princesa extranjera... no lo dijeron con estas palabras, pero creo que así explicado queda menos violento que si os dijera de forma textual lo que ella dijo. El Rey era otro cantar, antes de dormir por lo que averigüe, hacia que alguna de las seis jóvenes encargadas de atenderle le hiciese una mamada mientras las demás le montaban un numerito para excitarlo. Ciertamente era un viejo pervertido en todo la extensión de la palabra. También descubrí varias conspiraciones dentro del palacio entre los ministros y consejeros para matarse unos a otros por sus mutuos puestos o parcelas de poder, pero por lo que vi, el trono estaba seguro, todos los que podían arrebatárselo a esa familia, preferían mangonear en la sombra. No pude evitar sonreírme al pensar en el chasco que se llevaría mas de uno cuando el principito ascendiese al trono, su reina iba a causar muchísimos problemas a la panda de corruptos que tenía el anciano por consejeros o ministros, posiblemente además, muchos de los problemas fuesen mortales de necesidad, visto lo que le gustaban a la dama los venenos.
Mis chiquitines encontraron también una especie de doble fondo oculto en uno de los armarios de la habitación de la princesa donde tenía un autentico arsenal de venenos, comprobé que estuvo mirando detenidamente uno concreto de ellos, mas adelante comprobaría que era veneno de serpiente, concretamente de una de las más letales del continente Sur... lo dicho, toda una adicta a los venenos. Por lo que vi el matrimonio tenían una habitación en común para ambos, pero ella también tenía una pequeña adjunta a la grande que le hacía las veces de vestidor y sala de estar para costura, y demás cosas supuestamente típicas de mujeres de alta alcurnia... Una cosa que os garantizo tras averiguar estos datos, es que la sufrida esposa me empezó a interesar seriamente... como ya dije en su momento, hacia mucho que no estaba con una mujer, y esta desde luego... podría ser muy interesante ciertamente.
El día siguiente estuvo la mar de entretenido, el principito haciéndole ojitos a la Princesa Khala y su mujercita, la adorable Nerya, poniendo puñales con la mirada sobre Khala, se apreciaba que iba a haber tormenta no tardando mucho. El anciano Rey también tenía sus miraditas sobre alguna de las cuatro escoltas de la princesa Khala, el motivo de haberlas llevado es para que esta no tuviese problemas de ningún tipo para que algunos soldados no la perdiesen de vista en ningún instante, fuese donde fuese, incluidas habitaciones femeninas de otras damas de alta alcurnia de la corte. La idea desde luego no era nada mala, pero conociendo al baboso del rey no me hizo falta mucho al ver su mirada para entender que ese sería otro foco de problemas más.
Las conversaciones avanzaron poco, más que poco, poquísimo. Todos los presentes del Reino de Shydlar parecían envueltos en sus propios planes y nada interesados en las conversaciones, además el que Khala le siguiese el juego al principito de marras no ayudaba en lo más mínimo tampoco, sobre todo cuando me di cuenta de que lo hacía por tres motivos principales, por fastidiarme a mí, por fastidiar a la princesa Nerya que parecía querer matarla con la mirada y puede que también porque le apeteciera tener sexo con alguien que no supusiese un problema posterior para ella, mas después de la experiencia con su anterior amante.
Durante la cena de ese día, las señales entre la princesa Khala y el principito eran muy evidentes, tanto para mí como para otra gente, lo que no es que dejase en muy buen lugar a ninguno de ambos, y no digamos ya a la esposa que iba a ser engañada... Nerya se daba también perfecta cuenta de lo descarados que estaban siendo ambos y creedme que el odio que destilaba su mirada, el resentimiento, la frustración que dejaba entrever su rostro la hacían aparecer como una mujer muy, muy deseable. Pensé si no sería conveniente que mientras que Khala estuviese entreteniendo al marido, yo también me dedicase a entretener a la sufrida esposa en sus propios aposentos esa misma noche.
Nerya me pareció el tipo de mujer de Khala, el tipo de mujer acostumbrada a mandar y a dominar desde niñas, el tipo de mujer que tiene el control en sus relaciones con los hombres debido a su alcurnia, en todos los tipos de relaciones con los hombres... Aun a riesgo de parecer presuntuoso, yo tenía bastante experiencia en tratar con este tipo de mujeres, claro que a lo largo de mis más de dos mil años, tenía experiencia en tratar con todo tipo de mujeres, lo que creáis o no, es una indudable ventaja para mí en multitud de situaciones.
Esa noche me retire el primero a mis habitaciones, no por nada, sino por poder estar tranquilo concentrado en la dispersión de mis criaturitas para estar al tanto de todo lo que pudiese acontecer. De ese modo supe que poco después de haber ingresado Khala en su habitación, el principito se presento en ella y esta le permitió pasar, después de eso vi como dos de las mujeres de su escolta tomaban posiciones de forma discreta por orden del Capital Killma para evitar que pudiese ser sorprendida en tan comprometida situación, habida cuenta de cómo la miraba la engañada esposa del principito.
Por otro lado vi como la afligida esposa estaba en la habitación contigua a la suya preparando alguna sustancia que fue poniendo en ciertos objetos, nada aparentemente peligroso. Puso unas gotitas de cierto frasquito en un anillo que tenía una gran piedra, piedra que supuse seria hueca y que en el anillo existiría algún tipo de resorte para poder expulsar el contenido, bien en un pinchazo, bien como liquido al verterlo sobre algo. También vertió algunas gotas de otro frasquito en un pasador que después se puso en su cabello para sujetárselo... y algunas otras cosillas mas, todo en objetos aparentemente inocuos. Tras eso se sentó tranquilamente a esperar, por su actitud supuse que se trataba de aguardar hasta asegurarse de pillarlos en plena juerga.
Por otro lado mis criaturitas me sirvieron imágenes del rey, encargando a un par de personas de su confianza, que le trajesen a alguna de las forasteras... les dio una bolsa con una cantidad que por lo que aprecie, era más que generosa. Estos también recibieron algún tipo de brebaje que según explico el amable anciano, anularía la voluntad de la dama en cuestión durante unas pocas horas, convirtiéndola en alguien la mar de dócil... se me presentaba una nochecita de lo mas movido, ¿qué no?
En primer lugar pude estar un buen ratito viendo por los ojos y escuchando por los oídos de mis criaturas como se lo pasaba la princesa Khala. Sinceramente tenía mis dudas sobre lo que esos dos debían de estar haciendo, más que follar parecía que estuviesen echándose un pulso mutuo. Primero el principito por sorpresa y con cierta violencia tiro a Khala contra el mullido lecho, después salto sobre ella abriéndola las piernas con las suyas e introduciéndola a lo bestia su polla en el coño... Khala pego un chillido que para mi sorpresa no hizo entrar a sus guardias, por lo que deduje que debían de estar acostumbradas a ello.
Luego cuando el principito mejor se lo estaba pasando embistiéndola, llamándola puta, zorra, guarra, estúpida y demás cositas tiernas, la princesa Khala lo hizo voltear, situándose encima suyo... Debo de aclarar que me estaba extrañando que tardase tanto en hacer algo, el principito era un viva la vida y la princesita tenía el entrenamiento además de los músculos de un soldado perfectamente adiestrado, cierto que era mimada, consentida, egoísta y algunas cosas más, pero ciertamente también era muchísimo más fuerte que ese petulante que se la estaba follando además de humillando de ese modo.
Después de quedar encima, Khala empezó a follàrselo ella, empezó a cabalgarlo como si fuese su semental (me refiero a su caballo de verdad), golpeándolo flojito mientras lo hacia... el intento zafarse y solo consiguió que la tierna princesita le diese mucho más duro. Llego un momento en que no pude evitar reírme ante los guantazos que el tonto estaba recibiendo porque según su jinete, no sabía hacerla galopar sin freno... Por cierto que la técnica me recordó a lo que yo la hice cuando el ataque del bosque, solo que muchísimo más flojito, lo golpes de Khala solo dolerían un instante y solo dejarían huella en el maltrecho orgullo del principito de marras.
A la princesita solo le falto ponerle un bocado, sentada sobre el moviéndose de forma desesperada, maldiciéndole en voz alta, pidiéndole que fuese salvaje, que no se dejase domar, que la demostrase que podía hacer un caballo salvaje cuando se lo intentaba forzar... pues nada, el pobrecito más que un semental salvaje, parecía un potrillo recién separado de su madre... daba algo de pena incluso. Vi como Khala parecía sentirse cada vez mas frustrada con su amante...
Lo siguiente que sucedió me dejo con la boca completamente abierta. Khala dio un grito de coraje que hizo que sus dos guardias entrasen en el acto, pero ahí fue donde me dejaron estupefacto. Ambas chicas se desnudaron a toda prisa y se fueron a reunir con la princesa encima de su amante ocasional, dando placer mutuamente mientras ataban al "semental" en cuestión a los gruesos postes del lecho que habían destinado a la princesita. Pude ver como las tres mujeres se empezaron a follar mutuamente encima del pobrecito, eso sí, la princesita seguía todavía empalada encima suyo...
Creo que me excite bastante al ver esto, no pude evitar pensar en Khala... no estaría mal el tratarla adecuadamente más adelante, estaba claro que buscaba algo en sus amantes que aun no había encontrado y esto de sus "guardias" de la escolta, estaba clarísimo que no había sido la primera vez que debía de haber pasado. Ahora por fin comprendía porque tanto empeño en que fuesen precisamente esas cuatro chicas quienes nos acompañasen como sus guardias personales... ahora si entendía perfectamente el porqué. Mi problema es que tuve de dejar el espectáculo al ver como los dos sujetos se dirigían a por una de las otras dos soldados, ya que estas cuatro estaban alojadas en el mismo cuarto, bastante separadas por cierto de sus compañeros, pero lo suficientemente cerca de la habitación de la princesa como para que no pareciese algo Extraño.
CONTINUARA