Crónicas de Vhaalzord - Libro 12 - 1

Val busca tranquilidad y soledad en las gigantescas montañas del Imperio de Tharkand en el Continente Oriental, pero como de costumbre, no todo le termina por salir como el quiere.

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 12

Capitulo - 1

Llevaba ya un año entero sin salir de las montañas de Tharkand, en el Imperio del mismo nombre, en el Continente Oriental. Hacía ya dos años, casi tres desde la petición de R’halrhaz de llevar el huevo, pero como ya os conté, la medida de tiempo de un Dragón no es igual que la de un humano. En el tiempo que llevaba aquí solo había abandonado las montañas durante tres meses para acudir al Gran Continente a despedirme de una amiga. La muerte de Dhi me entristeció muchísimo para sorpresa mia. Al menos logre con la ayuda de mis nuevos poderes, sostenerla sus tres últimos días de forma que murió sin sufrir ninguno de los típicos achaques de su edad. Logre aguantarla por otra parte hasta que Dhilmia y Vhalara pudieron llegar junto a ella para despedirse. Dhilmia fue quien la sucedió al frente del Clan, tras sus exequias desaparecí del territorio Talkinq sin dejar huellas para regresar a estas montañas en las que ahora me encontraba.

Durante estos tres años desde mi entrevista con R’halrhaz he averiguado muchas cosas, aunque de bien poco me sirven ciertamente. Por ejemplo averigüe que la magia Arcana y la magia Draconiana son como el blanco con el negro... la humana es un poco como el Gris, sin duda debió de nacer como un mezcla de ambas en algún momento, hace milenios... sin duda antes de los dioses.

Averigüe por la vía mala, que no se pude mezclar magia Draconiana con magia Arcana... mi primer intento termino con mis manos quemadas hasta el hueso prácticamente al generar una bola de energía sobre ellas usando ambas magias... se descontrolo y me las achicharro pese a los escudos, que para colmo reaccionaron bastante mal de hecho con ellas, también ellos se me salieron de madre. Tarde dos meses en poder volver a manejarlas bien otra vez, dos meses en los que solo subsistí andando por los Archipiélagos de Isla en isla, y menos mal que con dinero tampoco es que te haga falta mucho mas. Antes de salir del Templo me moví para dejar en cierta cámara joyas y oro, el oro y las joyas distribuidas en bolsitas de forma que un Halcón Azul pudiese entrar hasta la cámara, recoger una de ellas y llevármela donde fuese necesario. Procuraría volver de vez en cuando al templo para reponer fondos… considere que era lo mejor para mi dada la situación.

Usar Magia Arcana, con Magia Draconiana usando con ellas la magia Humana para amortiguarlas funciono mucho mejor... aunque no bien del todo que digamos. Un remoto pueblo en una de las Grandes Islas de los Archipiélagos quedo destruido cuando mi poder se descontrolo... afortunadamente para mi, en esta ocasión sin embargo mis escudos aguantaron haciendo lo que se suponía que debían de hacer, protegerme. Sin embargo más de cuatro kilómetros a la redonda de la posada donde me alojaba en esos momentos quedaron devastados por la explosión mágica, matando a todo el mundo de forma casi instantánea. Tras esto decidí llevar a cabo mis experimentos y practicas únicamente en sitios deshabitados, con lo que me vine lo más rápido posible a estas montañas.

También descubrí algo muy perturbador, al menos para mi... por ejemplo cuando convocaba a los Khulgan únicamente recurría a la magia Arcana como ya suponía... Sin embargo, los Lobos Espectrales eran producto de la magia humana... mejor no os digo el resultado de intentar su invocación con magia arcana... terrorífico... tuve que perseguir al que convoque para destruirlo antes de que sembrase el caos en la isla donde estaba, un motivo más para salir corriendo a estas montañas. La magia Arcana lo que hizo fue intensificarlo... aumentaron sus músculos, su tamaño, sus colmillos, sus garras, su piel se endureció casi a niveles del acero... y su alma salvaje llego al limite... a mí no me ataco, pero resulto incontrolable... me costó tres días poder cazarlo... ya que además la magia Arcana le facilito poder suficiente como para permanecer convocado durante casi más de un mes... gracias a los dioses o a quien fuese, en esos tres días solo mato a una docena de personas en su huida de mi. Ni siquiera con un Hrull era capaz de seguirle el ritmo... afortunadamente se entretuvo cazando en una granja a todos sus ocupantes, matándolos y devorándolos uno a uno, dándome de ese modo el tiempo necesario para poder cazarlo.

Al menos en estos tres años, logre separar e identificar correctamente de que magia procedían mis conjuros, al menos casi todos y si, también tuve más de un accidente mientras me dedicaba a esto. También aprendí a usar según que magia necesitara, incluso a usar dos o las tres de forma independiente con diversos conjuros... aunque me costase sudar tinta. El paradójico resultado de este alucinante incremento de poder, es que si bien me había convertido en alguien mil veces más poderoso, al final me acababa de limitar en mis opciones a la hora de usarlo. Antes creo que por desconocimiento o vete a saber por qué puñetas, lo cierto es que era capaz de usar correctamente sin necesidad de estar pensando en ello cada tipo de magia que había en mí, la Arcana o la Humana según el conjuro usado... ahora a medida que profundizaba en todo esto, eso ya no me funcionaba. La magia que fuera debía de usarla de forma consciente, eso significaba tiempo para prepararla y más tiempo aun para bloquear las otras dos... un serio problema que antes no tenía.

Al menos logre sacar en claro lo que era un Shaddin-Nur... Era alguien que siendo capaz de emplearlas todas, había alcanzado el equilibrio total entre las tres magias, pudiendo usarlas a la vez, en y con cualquier tipo de conjuro que quisiese. Normalmente los Shaddin-Nur solían perecer intentando alcanzar ese equilibrio, bien por los “accidentes”... o quizá por algún motivo que desconocía. Pero lo cierto es que según parece aun consiguiéndolo, tras alcanzarlo morían poco después de haberlo conseguido... Que supiese por R’halrhaz de aquel modo que ya os conté, únicamente tres Dragones lo habían conseguido en los miles de años que llevaban en el mundo... casualmente los tres eran Dragones Albinos... casualmente los tres murieron pocos años después de alcanzar el equilibrio total al convertirse en Shaddin-Nur completos, aunque en ello había algo que no me terminaba de convencer, me dio la impresión por el gesto que hizo de repente al terminar de hablar, de que por una vez R’halrhaz había hablado de mas, y no era eso lo que pretendía contarme. La sensación fue de qué hablo conmigo mientras pensaba en otra cosa y algo de esto último se le deslizo en lo que me acababa de decir.

De rebote también averigüe dos cosas, una que posiblemente R’halrhaz supiera que habían hecho esos Dragones Albinos para conseguir el equilibrio o lo que fuese que realmente habían conseguido, y segunda, que pese a que cualquier Dragón débil era sacrificado al nacer, todos los Dragones Albinos nacían mas débiles que ningún otro, pero ninguno era jamás eliminado... pese a esa supuesta debilidad en ellos, a los Dragones Albinos los demás Dragones los temían ya incluso desde que eran crías... Esto podría llegar a ser el pasaporte hacia mi tan ansiada muerte definitiva... pero lo de los Dragones Albinos me preocupaba, aunque no llegaba a saber bien porque...

No creo que os hagáis una idea de lo que os he dicho realmente sin conocer de primera mano a los Dragones. Para daros algo con que comparar, os diré que aunque un poco exagerado por lo que saque en claro, un Dragón Albino seria como un joven adolescente humano enfrentándose a un Gladiador experto, o en este caso a un poderosísimo Dragón Negro como R’halrhaz , pero aun así, el poderoso Dragón Negro intentaría evitar combatir con el Dragón Albino por miedo, aunque jamás lo reconociese como tal... no me preguntéis el motivo porque sinceramente no lo sé. Es más, dudo mucho incluso que R’halrhaz fuese consciente de lo mucho que me había dejado saber... el contacto entre mentes Draconianas es muy poderoso... y no creo que R’halrhaz cuando hablamos fuese consciente de hasta donde llegaba en esos momentos mi poder de percepción amplificado por mi especial situación mágica y entrenamiento en todo este tiempo... a medida que practico con mis distintos poderes mi eficacia aumenta a la misma velocidad que mis problemas debido a ello. En este caso en cada comunicación metal con él, procuro concentrar en mi la mayor cantidad de poder Draconiano posible, ya que eso aparentemente agudiza mis “sutilezas” con respecto a la mente de R’halrhaz .

Hacia un mes que R’halrhaz se había puesto de nuevo en contacto para advertirme que dentro de poco el huevo estaría listo... que procurase no moverme ya mucho de donde estaba, lo que podía ser tanto un mes como un año. En este tiempo se había mantenido en todo momento en contacto conmigo, interesándose siempre por mi situación en esos momentos. Este interés me indicaba también la importancia de lo que quería que hiciese para él, y sin duda me iba a ser mucho más complicado de lo que posiblemente pudiera suponer ahora. Decidí centrarme en entrenar para usar las distintas magias por separado, considere que esa velocidad en separarlas podría serme vital cuando tuviese en que entrar al reino del Norte.

En esta ocasión no cazaba para conseguir pieles y aparentar ser un trampero mas... tenía dinero de sobra para cubrir mis necesidades, únicamente cazaba para obtener alimento, aunque no por ello desaprovechase las pieles. Todo mi tiempo estaba dedicado a mi entrenamiento en concentración, contra mas entrenaba menos tiempo tardaba en poder usar mis conjuros... era machacón con ello.

Por lo que averigüe cuando puse el pie en el continente, el Imperio de Tharkand estaba regido por la emperatriz Samirna, su consorte había fallecido dos años antes. Tenía dos hijos y una hija, la princesa Khala... el motivo de enterarme del nombre de la tierna princesita en seguida es porque era famosa en todo el imperio y en más de medio continente Oriental... Según lo que hablaban de ella era un tío mas que una mujer... sus padres la habían dejado por imposible hacía ya tiempo... se pasaba la vida con los soldados, vivía con ellos como una más. La tierna princesita estaba por meritos propios al mando de todo un regimiento de caballería del ejército Imperial... según explicaron tenia bajo sus órdenes quinientos de los mejores jinetes del imperio.

Procure no hacer mucho ruido en las montañas... para comprar me desplazaba fuera de ellas, no quería acudir a las aldeas de la misma no fuese que alguien me reconociese de mi anterior estancia en ellas. No estaba como para sorpresas tontas de ningún tipo, necesitaba tranquilidad para poder entrenarme.

Lo malo es que parece que cuanto más quiero yo tranquilidad, mas se empeña el destino en intentar conseguir que no la tenga. El Imperio de Tharkand se había convertido en el más poderoso de todos los reinos del continente Oriental, también en el más rico... lo que atraía a todo tipo de gente desagradable, algunos con el poco recomendable gusto por lo ajeno. El ejercito de Tharkand era bastante expeditivo con ellos, por sistema solían terminar colgados del primer arbolito que los soldados encontrasen tras su arresto... con lo que solían ser bastante agresivos y cautelosos, sabedores de lo poco que duraban tras su detención. Por cierto que si tenían la mala suerte de matar a algún soldado, su final por ley era el desmembramiento, sujetaban cada una de sus extremidades a un caballo, y hacían que estos tiraran a la vez en direcciones opuestas. La ley en Tharkand bajo el gobierno de la Emperatriz Samirna desde luego tenía muy poquito sentido del humor y era bastante severa.

Cinco de esos indeseables acababan de atacar un coche de posta que hacía el recorrido entre dos de las principales ciudades del Imperio... tuve la poca fortuna de cruzarme con el ataque cuando regresaba a las montañas con mis dos caballos cargados de víveres... El primer problema es que mis caballos en realidad eran Hrulls y a ellos eso de la pelea con muertos de por medio les encantaba... empezaron a moverse nerviosos al oler la sangre... me costó lo mío el que se estuviesen quietecitos... El segundo es que los asaltantes me vieron y dos de ellos decidieron que había visto demasiado... el tercero fue que no llegaron ni a dos metros de mi, cayeron con el cuello atravesado por dagas Khlomn... el cuarto fue que sus compañeros sufrieron aun peor suerte, ya que me dieron tiempo a sacar las espadas y los destripe a los tres como a perros...

El problema final vino porque no acepte recompensa ninguna, no quise acompañar al coche a la ciudad cercana para cobrar la recompensa que sin duda habría por esos bandidos y porque lo que hice fue limitarme a coger mis dos caballos adentrándome con ellos en las montañas... dirigiéndome a una zona donde cualquiera de por allí sabía que no había ninguna aldea en muchísimos kilómetros a la redonda. Digamos que eso atrajo la atención y la curiosidad de la gente... sin contar con la de las autoridades claro.

Otro problema fue que uno de los conductores del coche de posta, estando medio borracho en un local de la ciudad más cercana hizo una gracia. Se le ocurrió decir que para él, el motivo por el que yo no había querido ir a cobrar la recompensa que ofrecían por los bandidos era porque debía de tener alguna mina de oro en la montaña y no quería que nadie se diese cuenta que lo que llevaban mis dos caballos era material de excavación... La gente parece que cuando escucha la palabra Oro deja de prestar atención a lo demás, incluidas las estupideces y las risas del borracho diciendo luego que todo es una bromita suya... El problema de esto, es que junto con gente que cree que también puede tener suerte y encontrar ellos también oro, hay gente que prefiere que el afortunado comparta su hallazgo.

Otro asunto a tener también en cuenta en estos casos son los lindos animalitos de la montaña... una cosa es un trampero, que conoce el terreno como la palma de la mano y lee en la montaña como si estuviese en el salón de su cabaña... y otra alguien que no distinguiría una huella de Oso o Lobo de una de un dulce conejito. Al menos se podría decir que los depredadores de las montañas tuvieron asegurado el suministro de comida durante todo el invierno sin problemas. Hubo mucho idiota que se vio frente a un Oso Gigante, bastante más de dos metros y medio de altura de pie, disponiendo únicamente de una espada que además no es que fuese muy allá... el resultado fue el obvio, que el Osito se dio un banquetazo.

Reconozco que en parte me vino bien, ya que me intentaron atacar en media docena de ocasiones en ese invierno... gracias a ello pude probar mi poder... no matándolos yo mismo, se entiende, sino convocando a los Khulgan para ello... tanto guerreros como magos... Por fortuna para mi aparecieron actuando como siempre, es decir, pasándoselo pipa masacrando a quienes les indicaba. Por cierto, que ni uno solo de los atacantes fue capaz de morir haciéndoles frente... según aparecían echaban a correr, concediéndoles de ese modo a los Khulgan además el placer de la caza... Gracias a ese desafortunado accidente pude comprobar en situación de combate real a los Khulgan y su reacción a mi llamada. Obviamente tuve muchísimo cuidado en emplear únicamente la magia Arcana cuando les llamaba, después del incidente del Lobo Espectral como para no andarse con pies de plomo al convocarles.

Cuando paso el invierno tuve que volver de nuevo al mundo a por más provisiones, solo que esta vez decidí cambiar mi vestimenta, deje mis ropas de trampero y me puse otra ropa... Lo malo es que dada mi tendencia a meterme en líos, por lo general mis ropas solían ser negras... el resultado era el de siempre, un aspecto no excesivamente tranquilizador. Pantalón, camisa, capa enorme con amplia capucha, guantes, cinto de cuero con dos pesadas dagas en él como únicas armas visibles y altas botas negras... la pinta era tranquilizadora de narices para quien se encontrase conmigo, mas parecía un asesino o algo así que un humilde trampero que vivía en las montañas.

Pensé que había acertado con mi ropa cuando pase junto a seis tipos de mal aspecto y estos simplemente se apartaron de mi camino para que pasase. Si de algo no tuve duda es de que esos tíos aldeanos desde luego no eran... mas si tenemos encuentra lo bien armados que estaban todos ellos. Apenas cinco minutos más adelante me encontré con una patrulla del ejército que me describieron a los seis sujetos, yo le informe donde me los había cruzado y estos salieron a galope en esa dirección... aunque reconozco que previamente tuve que hacer frente a las suspicacias del oficial que mandaba la patrulla, ya que yo solo me había cruzado con ellos y sin saber que les pisaban los talones no me habían atacado o intentaron robar... Al final, la prisa por capturarlos pudo más que sus sospechas, partiendo al galope como dije.

Solo unos kilómetros más adelante me volví a encontrar con los seis... esta vez no tenían pinta de ir a quitarse de mi camino, menos después de lo que dijeron...

- Bandido : Gracias por enviar los soldados en dirección contraria...

- Val : De nada, simplemente indique donde me cruce con vosotros..

- Bandido : Si bueno, ¿eso puede ser un problema sabes?...

- Bandido : Si, no nos gustan los chivatos... y tú nos has vendido a los soldados... comprenderás que no podemos permitirlo verdad...

- Bandido : De modo que (estaban rodeándome) lamentándolo mucho tendremos que ponerte como ejemplo de lo que sucede al que abre la boca...

- Val : Pues os deseo suerte con vuestras intenciones, porque como me obliguéis a defenderme ninguno saldrá vivo de aquí... os eliminare a todos y cada uno de vosotros…

- Bandido : Jajajajaja, ¿tú y cuantos más?... te voy a... ahhgggblllllllllll...

Este último que hablo saco su espada, lamentablemente para el se me acerco en exceso y la punta de una de mis espadas se enterró en su garganta, ahogando con su propia sangre sus últimas palabras... Después de eso me puse en movimiento, eliminándolos uno tras otro, el jefe, el primero que hablo fue el siguiente. Pase por su lado parando su ataque y metiendo mi espada bajo su hoja lo destripe. Después de eso hice girar mi montura de golpe, de modo brusco, lo que pillo por sorpresa a los dos que me intentaban sorprender por la espalda. Mis hojas les cortaron el cuello con precisión letal. Esa es una ventaja de montar un Hrull, puedes darle ordenes mentalmente, si logras que se someta a ti es un arma más en tus manos mientras lo estés montado.

El quinto asaltante fue derribado por mí de una patada y posteriormente pisoteado de modo mortal por el Hrull, al que me costó un poco controlar para que no se lanzase a devorarlo, un inconveniente de usarlo de montura, pero en general, las ventajas superan los inconvenientes... siempre que como ya he dicho lo sometas, claro. El último de los asaltantes intento huir, pero se freno en seco cuando vio que por el camino avanzaban al galope varios soldados hacia donde estábamos. Según intento girarse de nuevo una de mis hojas lo decapito. Tranquilamente me acerque a uno de los caballos de los asaltantes, y usando la manta de montar que llevaba limpie mis armas con ella. El oficial al mando de la patrulla me alcanzo enseguida, dando instrucciones a sus hombres de comprobar si alguno seguía con vida...

- Oficial : Vaya... usted otra vez, parece que no estaban donde nos indico...

- Val : Pues no, parece que después de cruzarse conmigo decidieron dar un rodeo... desgraciadamente para ellos...

- Oficial : ¿Como que desgraciadamente?

- Val : (Extendí una mano señalando a los cuerpos caídos) Creo que es evidente... de haber seguido su camino se hubiesen encontrado con ustedes, pero con lo que hicieron me vieron decirles donde estaban y pensaron hacer que... como lo dijo... uhmmmm (Me quede como pensativo unos segundos, hablando de nuevo con una sonrisa sarcástica) a si... ya recuerdo, por lo que dijeron antes de atacarme yo debía de ser un escarmiento...

- Oficial : Pues no parece que le asustasen mucho, ¿no?, (vi que miraba a su alrededor) visto lo visto creo que se equivocaron de persona con la que dar el escarmiento... señor... ¡¡eh!!...

- Val : Val, solo Val...

- Oficial : Bueno señor solo Val, creo que en este caso solo se defendió, debieron de medir mal con quien se metían...

- Val : Yo diría que si oficial... yo también creo que midieron mal...

- Oficial : ¿Se va a quedar mucho por la zona?

- Val : Realmente no, solo estoy de paso... voy a la ciudad más cercana, hago unas compras y me largo lo más pronto posible de ella... ¿le parece bien?

- Oficial : Me parece perfecto... espero que nadie más trate de usarlo como ejemplo en lo que esté en la ciudad...

- Val : No se preocupe oficial, le aseguro que no tengo intención de permanecer en ella, solo comprar e irme... por mi no se preocupe que no molestare... procurare también no meterme donde pueda encontrarme con problemas, se lo aseguro…

- Oficial : Eso espero... eso espero... señor Val...

Después de la conversación partí al trote hacia la ciudad que se encontraba a tan solo un par de horas de allí. Con mucho cuidado de no ser visto o descubierto lance al cielo un Halcón Azul para vigilar mis alrededores... usando sus poderosos ojos vi como la patrulla estaba siguiéndome, llevaba dos jinetes a cada uno de mis lados controlando mi dirección, eso sí, todos con mucho cuidado de no ser advertidos por mí.

No quería problemas ni llamar la atención, de modo que me dirigí a un almacén para comprar todo lo necesario. Al curioso y amable tendero le respondí únicamente con monosílabos sin darle información de ningún tipo. Lo cierto es que lo que quería me iba a costar bastante dinero, más de lo que había pensado en un principio, llevaba preparado de antemano lo calculado en monedas de plata y cobre que ahora no me iban a bastar. Llevaba el dinero necesario, pero podría ser un problema, ya que tendría que pagar con monedas de Oro directamente, entre esas monedas junto con las otras que había preparado era una suma muy considerable y peligrosa de mostrar, pero no me quedaba otra que hacerlo, ya que debía de pagar por adelantado.

Entre en una pequeña fonda para comer, evite cuidadosamente cualquier tipo de garito para evitar problemas, pero me di cuenta de que me iba a ser imposible, vi como varios tipos de aspecto nada recomendable entraban por la puerta al poco de estar yo comiendo. Por fortuna también entro el oficial con varios de los soldados... eso hizo que los tipos que entraron perdiesen interés por mí. Conocía bien el tipo de hombre que era este oficial, sabía que al hacer exactamente lo que le había dicho que haría y al entrar en un sitio discreto a comer, estando tranquilo y sin armar ningún escándalo o comportándome de forma… digamos que “rara”, me había ganado sus simpatías… y considere que este era un magnifico momento para cultivarlas un poquito. Además que según como viera que entraba con respecto a la panda de matones, quizá incluso estuviera dispuesto a aceptar que le hiciese algún favor… así de paso podría divertirme con el apoyo de la ley, ¿o no?

Invite al Oficial a sentarse a mi mesa, los soldados se sentaron en dos próximas invitándoles por mi parte a todos a vino. El oficial mirando a su alrededor me dijo...

- Oficial : Mala parroquia tiene este local... y el caso es que no creo que ninguno de esos haya entrado antes aquí...

- Val : Supongo que es por mí, al pagar lo que he venido a comprar he tenido que mostrar más dinero del aconsejable...

- Oficial : No me diga que lo hizo en publico... ¿está loco?

- Val : No, solo lo vio el tendero del almacén (Le di el nombre del tendero soltando un bufido el oficial)

- Oficial : Menudo ladrón... no me extrañaría que el fuese quien los ha mandado tras de usted...

- Val : ¿Si saben que es así porque no lo arrestan?

- Oficial : Falta de pruebas... aunque no engañe a nadie... pero tiene amigos poderosos... mal asunto meterse con el...

- Val : Porque no se marcha usted con sus hombres en cuanto terminen sus bebidas... seguro que tienen que patrullar por los alrededores...

- Oficial : Mire, no diré que usted no sea bueno con las armas, pero son quince por lo que he contado y no va a poder con todos, lo mejor sería que saliese con nosotros...

- Val : Ellos son quince, entre usted, sus hombres y yo solo somos once, siguen teniendo ventaja.

- Oficial : No se crea, hay otras tres patrullas por la zona, además del resto de mi regimiento que está comandado por la Princesa Khala... si nos tocasen a alguno de nosotros saben que serán cazados como alimañas, ellos y quienes le mandasen... la princesa tiene tendencia a pasar por alto eso de las pruebas...

- Val : No se preocupe por mí, créame que lo mejor sería que se retirasen... y por cierto, si escuchan ruido... no entren... que ya saldré yo... cuando termine de comer, claro…

Mirándome como si sintiese pena por mí el Oficial se puso en pie y dio la orden de partir de allí dejándome solo frente a los quince hombres que habían entrado a por mí. También es cierto que la última petición la había hecho en voz lo suficientemente alta como para que todos pudiesen escucharla y más de uno me miro irónico.

Estaba comiéndome el muslo de un pollo cuando se me acerco uno de los hombres que habían estado apoyados en la barra bebiendo un vaso de vino. Todos ellos se pusieron tensos al verle acercarse y abandonaron sus posturas displicentes... el individuo en cuestión se acerco a mi exigiéndome el dinero que llevaba si no quería sufrir algún serio percance... Me di cuenta de que temían que entrasen los soldados de nuevo y todo esto solo fuese una trampa. Dos segundos después de decirme eso caía al suelo todo lo largo que era... de su ojo izquierdo sobresalía el extremo del hueso del muslo de un pollo que debía de haberle entrado en sentido ascendente por la cuenca hasta entrar en su cerebro...

Otro de ellos se lanzo a por mí, pero se encontró por el camino la daga que el anterior matón me había mostrado para intimidarme... esta le alcanzo el corazón eliminándolo. Los demás sacaron sus armas olvidando el disimulo... me levante de un salto sonriendo como un lobo... solo dije una cosa y en alto para que me escuchasen...

- Val : Enhorabuena imbéciles... no todo el mundo tiene el honor de morir a manos de un ejecutor...

Vi como se ponían pálidos, especialmente cuando los dos más cercanos a la puerta de salida cayeron con los cuellos atravesados por sendas dagas Khlomn... Otras dos dagas cazaron a otros dos más sin que supiesen muy bien lo que sucedía, tras esto saque las espadas y a toda velocidad me lance a por ellos... El pánico les gano para su desgracia, lo que dije mas las iniciales muertes de forma tan despiadada, mas estas últimas tan veloces y sin dar tiempo a nada, les convencieron que de verdad debía de ser un asesino, o más fino y educado, un ejecutor. El pánico les pudo, convirtiéndolos en presas fáciles para mis espadas. Apenas tres minutos después de haber empezado en esa sala había quince cuerpos sin vida... tranquilamente recogí mis armas arrojadizas, después me volví a sentar de nuevo a terminar de comer.

A los pocos segundos de sentarme entraron el oficial y los soldados con las armas en la mano... se quedaron en la puerta con la boca abierta al ver el espectáculo. Delante de ellos le lance al propietario que estaba muerto de miedo una moneda de oro como compensación por el desaguisado, la cara del buen hombre paso del pálido muerto al rojo ruborizado del placer de ganar tanto por tan poco trabajo por su parte. Amablemente le indique al oficial que lo mejor que podría hacer es hablar con el tendero antes de que yo llegase, porque si no, pensaba hacerlo yo mismo en cuanto le echase la vista encima, y tenía tan poco respeto por la necesidad de pruebas como la princesa esa que me indico... vi en los soldados unas sonrisitas de pura malicia. Seguro que todos ellos están deseando que hablase con semejante serpiente.

Al final el Oficial me dejo a mí la charlita... después de una alegre conversación en la que solo perdió un ojo, dos dedos, todas las uñas, los testículos y la mitad de los dientes, el amable tendero termino por dar un buen montón de nombres de sus asociados... Lo cierto es que lo conto todo al principio de la conversación, cuando perdió la segunda uña, pero como pensando que estaría muerto no me había preparado nada de lo que pedí... decidí aprovechar ya que estaba en ello para explicarle lo problemático que eso me estaba resultando ahora, aproveche lo que pude antes de que apareciesen los soldados para interrumpirme. No me quedo otra que prepararme todo yo mismo, aun me enfade mas cuando comprobé que no tenía casi ni una cuarta parte de lo que había pedido y me había cobrado... Con el oficial y los soldados de testigo solo me prepare lo que tenia de la lista que le di, pagando únicamente la parte de lo que me pude llevar nada mas, no toque nada que no fuese mío... Bueno si, si que toque algo que no era mío, antes de irme también le arranque la lengua, tubo la desdicha de insultarme al verse protegido por los soldados... que no movieron ni medio musculo para impedírmelo. Creo que después de eso no tardo mucho en morir, pero sinceramente eso me preocupo más bien poco.

Cuando yo partía de la ciudad vi como por otra de las puertas entraba toda una columna de soldados de caballería... de hecho calcule que eran más de doscientos. Me resulto evidente que el oficial mando algún mensajero y esta era la respuesta de su jefa... sin duda en esa ciudad la limpia iba a ser de espanto con todos los nombres que ahora tenían. Lo que no podía suponer en esos momentos es el follón que todo esto me iba a suponer en un futuro muy, muy cercano. Una vez más me había metido donde no me habían llamado y estaba a punto de complicarse mi existencia... pero al menos en esta ocasión, pude llegar hasta mi cabaña sin más contratiempos.

Una de las cosas de las que me di cuenta con todo este ejercicio, es que hacía ya casi un año que no estaba con una mujer, pensé que para la próxima salida a por provisiones, tendría que mirar de solucionar también ese asunto. Según mis cálculos las provisiones que había llevado podrían durarme únicamente un mes y medio, dos o dos y medio si las estiraba mucho, pero sinceramente dudaba que aguantaran más de eso.

CONTINUARA