Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 5 (Final)

Val consigue solucionar el problemilla de los Nauruem antes de que R’halrhaz, el Nahkkar de los Dragones Negros del Reino del Sur hiciese su aparición en el templo

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 11

Capitulo- 5

Después de nuestra retirada vimos como las tropas desembarcaban en primer lugar, después estuvieron desembarcando los caballos, algo que podéis creerme fue todo un numerito para hacerles llegar a tierra. Lo que no me esperaba es lo que hicieron después, yo esperaba que llevaran algo del estilo de largos maderos para construirse un pequeño fuerte, pero en lugar de eso llevaban pequeñas y gruesas estacas de cosa de un metro y poco, las clavetearon formando el exterior de su campamento junto con una zanja para la que clavaron pequeñas lancetas en su interior y luego taparon con telas, espolvoreando arena por encima.

No diré que la idea fuese mala en sí, pero me pareció que se habían tomado a broma a los Nauruem y algo más, el sofocante calor que hacía en esa isla situada en el trópico del planeta, más el sofoco creado por la humedad del ambiente marítimo. Ciertamente sus armaduras eran muchísimo mejores que las de los anteriores mercenarios, estos llevaban cotas de malla bajo las armaduras livianas que eran igual que las de los anteriores soldados. Pero con una temperatura que podría rondar los cuarenta grados y una humedad altísima... a ver quien aguataba con ellas puestas todo el día.

De todos modos seguía teniendo un serio problema con la caballería, en total serian unos ochenta jinetes nada mas, pero al menos durante los primeros instantes en la jungla esta no era lo suficientemente espesa como para ser un impedimento para ellos. Los Nauruem no están preparados de ningún modo para enfrentarse a caballería, claro que dudaba mucho que esos mercenarios estuviesen muy preparados para enfrentarse a nadie en una jungla tan densa como la de esta isla.

Mi primer objetivo era su caballería, y para eso necesitaba que los Nauruem trabajasen en algo que nunca habían hecho, preparar trampas para los caballos. Los jinetes no llevaban armaduras tan pesadas como los infantes, pero la velocidad de los caballos hacían que fueran letales, tras la primera descarga no podrías hacer nada más que defenderte, amén de tener la suficiente sangre fría como para ser capaz de apuntar a alguien que se te abalanza a esa velocidad dando aullidos, algo a lo que los Nauruem desde luego no estaban ni acostumbrados, ni preparados para soportar con estoicismo.

Hice que cavaran algunas profundas trampas con listones de afilada madera apuntando hacia arriba en el fondo, después se tapo como ellos hicieron con su foso, usamos fibras tejidas para ello. Durante ese tiempo, deje incluso que varias caravanas los reabasteciesen de agua, agua que metieron en varios enormes depósitos de madera que sus barcos habían llevado hasta allí, además de haber limpiado los antiguos aljibes subterráneos del anterior asentamiento. Para atender a la caballería, situé trescientas ballesteras tras las trampas, y tras estas a apenas tres metros había un total de casi quinientos guerreros Nauruem. Después de asegurarme de que todo estuviese listo, junto con cien de los mas rápidos guerreros, me acerque al límite de la jungla, esperamos a que casi hubiese anochecido, cuando considere que era el momento adecuado, siguiendo instrucciones mías, los guerreros levantaron los arcos apuntando al cielo y tirando con todas sus fuerzas, soltando una lluvia de flechas sobre el campamento.

Tras soltar las cuerdas di la orden de retirada, algo que realmente fue innecesario, ya que todos los guerreros según soltaron las flechas echaron a correr a toda velocidad hacia la jungla siguiendo mis órdenes. Realmente nos fue de un pelo, atravesamos nuestra línea de ballesteras con la caballería a menos de cuarenta metros. Según pasamos las ballesteras se alzaron soltando una descarga cerrada para después echar a correr hacia el interior de la jungla con rumbo al campamento.

La descarga cerrada abatió al menos a una treintena de jinetes junto con otra decena o más de caballos de los mismos, sin contar con otra veintena de jinetes derribados por los impactos de los dardos aunque sin que llegaran a atravesar sus escudos o armaduras... apenas treinta soldados seguían sobre sus caballos. Estos fueron directos a las trampas completamente enfurecidos al ver caer a sus camaradas. Fue una autentica carnicería, las trampas se encargaron de todos esos jinetes excepto de cuatro que pasaron por los mismos sitios por los que pasamos quienes nos retiramos tras lanzar la lluvia de flechas sobre el campamento. Su mala suerte fue elegir el lugar por el que yo me había retirado. Al verlos venir por ahí supe que pasarían, me alce de mi escondite y llamando a mi Shilkka los espere firme en pie... no les di oportunidad, mi Shilkka literalmente decapito sus caballos y a ellos los partió por la mitad...

Sabiendo que algo así podría pasar, me había preparado para tal eventualidad. Solo tuve que sujetarla por su extremo y alzándola sobre mi cabeza hacerla girar... Como me esperaba enfrentarme a caballería, al extremo de la Shilkka cuando la convoque, sujete una corta liana con fuerza reteniéndola allí sin problemas, ya que el extremo inferior de la Shilkka llevaba un pequeño reborde para facilitar su sujeción por su extremo en caso de querer hacer un molinete con ella. De modo que cuando estuvieron a mi alcance deje escapar el mango y me limite a sujetarla por el cordel trenzado... eso hizo que el alcance de mi arma aumentase en casi un metro por sorpresa, lo que fue la perdición de los jinetes, su reacción instintiva fue apartarse, lo que solo sirvió para facilitarme las cosas.

Los guerreros saltaron sobre los descabalgados jinetes en una proporción de más de diez a uno, no tuvieron la menor oportunidad, todos ellos fueron pasados a cuchillo sin piedad. También dimos muerte a todos los caballos, Esto apenas fueron escasos dos minutos, tras ello hice que mis hombres volviesen a sus posiciones anteriores y preparasen sus arcos. Diez minutos después de la masacre apareció su infantería... al ver la masacre sus filas se separaron más de lo que ya estaban debido a los arboles para comprobar el estado de sus compañeros... ese fue el momento en que di orden de disparar la flechas... El ala Izquierda disparo sobre la derecha y el derecho sobre la Izquierda, asaetando de ese modo a los soldados por los puntos débiles de sus armaduras esquivando sus escudos en gran medida también. El centro hizo una descarga cerrada sobre los que tenían enfrente apuntando a sus escudos apropósito... es complicado aguantar un escudo firme cuando de él cuelgan media docena de pesadas flechas desequilibrándolo... tras esto salimos a la carrera.

Tal y como yo supuse no nos siguieron, entre otras cosas porque su general había caído el primero... Tuve buen cuidado de asegurarme de que los cinco mejores arqueros apuntasen al general en diversas partes de su cuerpo, tanto desde ambos lados como desde el centro, al final el que mas difícil lo tenía, al arquero que estaba frente a él fue quien lo abatió al meterle su flecha en un ojo por la ranura del casco... Evidentemente solo fue suerte, pero como siempre digo, la suerte también hay que buscársela. Según mis cálculos al menos otros sesenta soldados habían sido como mínimo heridos de alguna consideración, brazos, muslos, costados, manos... heridas muy malas en ese ambiente... si habían llevado curanderos perfecto, sino... más de uno de esos heridos morirían en los días posteriores.

Tres días después me infiltre en su campamento, vi como habían colgado sus escudos de la parte superior de sus tiendas, estos formaban un tejado bajo el que dormían, de ese modo si volvíamos a lanzar flechas como la vez anterior estarían a salvo de ellas... un método muy sencillo pero eficaz por su parte de eliminar ese riesgo. Por lo que observe eran mercenarios realmente buenos, estaban muy bien organizados y no volverían a cometer el error de subestimar a los Nauruem tras el descalabro sufrido... sin embargo sí que vi algo en su campamento que si bien me preocupo, no hice nada por evitar que sucediese, era algo que a largo plazo seria útil a mis planes para los Nauruem.

Había algo a lo que los Nauruem se negaban en redondo, y era a usar venenos en sus guerras, para cazar sí que usaban un potentísimo veneno paralizante, sobre todo sobre ciertas especies arbóreas que andaban tan alto por lo arboles que sus flechas pese a su potencia apenas lograban herirlos, el veneno sin embargo los hacía caer abatidos a los pocos minutos, pero se negaban a usarlo en sus armas para enfrentarse al enemigo... Aunque me resulto frustrante, con eso no hubo nada que hacer al respecto, se negaron de plano.

Por los Nauruem supe que como mínimo en cinco días tendríamos encima una fuerte tormenta... Coincidiendo con ello decidí preparar un nuevo ataque, aunque sabía que este sería un completo desastre por nuestra parte, pero también era consciente de que por un lado los barcos anclados ante el arrecife deberían de levar anclas si no querían ser destrozados por la tormenta. Cuando esta estallo fue cuando di orden de atacar, esta vez no lleve conmigo ninguna ballestera, solo lleve seiscientos guerreros con los que hice una primera descarga de flechas sobre unos atareados soldados que estaban intentando que sus tiendas no volasen debido al viento.

Este perjudico la descarga de flechas, pero obligo a ponerse a cubierto a todo el mundo. Después los soldados lanzaron sus propias flechas sobre los Nauruem, estos ya se habían cubierto siguiendo mis instrucciones con sus escudos, la segunda descarga no tuvo efecto, me di cuenta de que el campamento enemigo estaba protegido por un escudo mágico contra los proyectiles, sin duda esta vez los magos que les habían acompañado hasta allí sí que estaban preparados para hacernos frente. Todo empezó a ir mal con la tercera descarga de los soldados, fue cuando los Nauruem empezaron a perder... las flechas que les lanzaron estaban envenenadas y todos los alcanzados fueron cayendo uno a uno por leve que resultase su herida. Tras caer unos cuarenta guerreros di la orden de retirada con instrucciones de que se llevasen a todos los caídos, vivos o muertos por igual. Me quede tras ellos protegiendo la retirada.

Al ver la retirada cuatro hechiceros salieron de detrás de los soldados con su escudos mágicos refulgiendo por efecto del agua. Riéndose como locos lanzaron bolas de fuego sobre mis guerreros... o sobre la zona de selva por donde se habían retirado, lo que no supieron es que me encargue de evitar que ninguna de ella lograra alcanzar a nadie, aunque sí que les permití sentir su calor en sus espaldas, lo que provoco que aceleraran el paso. Lo malo es que no me di cuenta de que Diera se quedo conmigo, cuando la vi se me llevaban los demonios... pero no me quedo otra que hacer que se tumbase y hacer frente a los cuatro magos.

Salí al descubierto ante ellos... use una pequeña ilusión sobre mí, aparecía vistiendo una negra túnica con aparentes bordados de runas sobre la misma, también mi cara y mi cuerpo aparecía diferentes, daba la impresión de ser un mago relativamente anciano... Aproveche la ocasión para verificar algunos detalles que observe en mi magia con la tormenta, o más concretamente algo que de algún modo supe que podría realizar sin problemas aunque supuestamente no debería de poderlo hacer de ningún modo, y ese era un momento tan bueno como otro cualquiera para intentarlo... al fin y al cabo esos cuatro magos no suponían ningún problema real para mí. Levante uno de mis brazos y usando una importante cantidad de poder logre guiar un rayo contra uno de los magos, el efecto que creó cuando impacto contra él fue... espectacular... incluyendo en ella la mia propia por haber podido controlar de ese modo un relámpago. Con el siguiente mago hice otra distinta... bajo el, en el suelo distinguía varias de las estacas de la empalizada que yacían en el suelo arrancadas por la furia del viento, use mi poder con una de ellas, esta salido disparada hacia arriba, alcanzando al mago en el bajo estomago, empalándolo literalmente.

Al tercer mago le dispare un dardo ígneo que le atravesó matándolo en el acto... otra cosa que me dejo perplejo, normalmente le hubiese medio abrasado vivo el torso, sin embargo había visto como el dardo lo alcanzaba en el centro del pecho y como este le atravesaba dejando solo un agujero humeante en el. El cuarto murió por su propia estupidez, ese tanto lamentablemente no me lo puedo apuntar, al ver lo de sus compañeros echó a correr hacia el interior del campamento sin darse cuenta que iba directo al foso oculto que lo protegía... o para ser más exacto, con la tormenta el foso realmente solo estaba semiculto, ya que en algunas zonas había quedado al descubierto, pues bien, el mago fue a caer directamente en el, quedando empalado en su fondo. Después de esto me retire acompañado de Diera, que me seguía en silencio mirándome de reojo tras mi exhibición. Otra cosa que me sorprendió es que vi cosas extrañas en torno a los magos… pero lo achaque a la propia tormenta y el efecto de las sombras creadas por los rayos.

Cuando llegue al campamento tuve que encargarme de parte de los heridos más graves, de aquellos a los que el veneno más había afectado. Aun así perdimos una veintena de guerreros por efecto del veneno, que no de sus heridas. El resultado fue el que yo esperaba, el emplear veneno en una guerra era poco honorable para ellos, pero si algo habían aprendido de mi en este tiempo, es que el honor debía ir parejo entre ambos contendientes... no hacer cualquier cosa, pero... tampoco ser estúpidos y morir por ello. Sabía que para el próximo ataque todos mis guerreros llevarían sus flechas envenenadas, que era lo que yo quería, aunque no calcule bien las repercusiones de lo del veneno.

Con esto descubrí que los Nauruem realmente eran individualistas hasta el extremo del ridículo en lo referente al territorio individual de sus aldeas. Yo sabía que su población debía de ser importante, ya que la Isla tendría unos doscientos setenta mil kilómetros cuadrados, pero no me esperaba con lo que me encontré. Cuando tras la tormenta empecé a hacer planes para el próximo ataque los jefes con los que había estado trabajando me dijeron que debíamos de volver todos a la Aldea hasta que el consejo se pronunciase sobre el asunto del veneno por parte de los "invasores"... primera vez que alguno de los jefes usaba ese término para referirse al problema del emplazamiento o los soldados que habían llegado hacia poco, hasta ahora solo eran "los extranjeros".

Cinco días después llego la respuesta del Gran Consejo Nauruem... "La Guerra"... si me pinchan cuando me lo dijeron os juro que no sangro... no pude evitar preguntarme si ahora lo consideraban como una guerra, ¿entonces lo que habíamos estado haciendo hasta entonces qué coño se creían estos que era...? Bueno, lo cierto es que comprendí la diferencia para los Nauruem entre guerra o un problema domestico a los dos días de llegar la respuesta del consejo. La segunda sorpresa fue que me ponían a mí al cargo de "las operaciones" ya que hasta el momento con el problema domestico se me habían dado muy bien, aunque sospecho que quizá Madre tuviese algo que ver en esa confianza inesperada para mi, sin duda en previsión de evitar que el consejo decidiese algo que me ofendiese, y creo que pensando en mis leyendas considero que lo de ofenderme podría ser todo un problema. La tercera fue descubrir que para esta "guerra" el consejo ponía bajo mis órdenes un ejército de más o menos cuarenta mil guerreros, me hicieron saber que de considerarlo necesario quizá en un par de semanas pudiesen enviarme otros veinte mil mas, pero que eso dejaría todo el norte de la isla sin casi nadie que la defendiese... casi me desmayo del susto y del cabreo que me pille con esto.

Cuando me entere de todo esto me largue para el templo para evitar matar a alguien... si la panda de cabestros del consejo hubiesen reunido semejante ejercito, cuarenta mil guerreros, y se lo hubiesen puesto delante del emplazamiento, la Corporación Comercial Tholinsen hubiese metido el rabo entre las piernas y desmontado todo el tinglado en el acto... además dudaba que durante los siguientes trescientos años hubiesen osado mover un musculo después de semejante susto. Había tenido hasta el momento unos cuatro mil guerreros a mi disposición, lo que pensé que eran los disponibles en todo el sur y centro de la isla, pero no... resultó que esos guerreros solo eran de las aldeas cercanas al Templo y al emplazamiento de la corporación... Esos cuarenta mil guerreros eran los que había disponibles en todo el centro y sur de la isla... otros veinte mil más estaban en la zona norte ya concentrados en un campamento “militar”, esperando para defender su zona o para partir si eran necesarios en el sur. Entenderéis que quisiese matar a algún imbécil, ¿no?

Entre Jhorka y Diera me lograron tranquilizar... decidí aprovechar para hacer algo por Diera y la propia Jhorka. Ante la atónita mirada de los guerreros que las acompañaron, hice que las dos entrasen conmigo en el templo, guiándolas por un pasillo lateral las conduje a la terraza superior del mismo, desde donde se podía ver toda la jungla por encima de los arboles más altos en muchos kilómetros a la redonda. Enseñe a ambas a esquivar las trampas, tanto mágicas como normales, también a no desactivarlas por ningún motivo, pero también les enseñe lo que podría pasarlas de entrar solas, si decidían intentar abandonar el camino que les había ensañado a ambas... dispare varias trampas mágicas que luego reinstaure, pero fue suficiente para que entendiesen que lo que les había ofrecido ya era de por si un gran honor para ambas.

Cuando salimos los tres había una veintena de jefes, brujos y sacerdotisas esperándonos... sin decir nada volvimos al campamento. Por lo que Jhorka me comento luego, ambas fueron interrogadas sobre lo que había en el interior del templo y ambas hicieron una amplia descripción de lo que había, también de cómo estaba de protegido, también es cierto que las dos exageraron las protecciones a extremos de darme incluso miedo a mi entrar si llega a ser de verdad su protección como ambas explicaron. Para entrar al templo tuve que enseñarlas el conjuro que abría esa puerta concreta de acceso. Tal y como yo esperaba esta aparente tontería elevo el estatus de ambas muchos enteros.

Viendo el percal con los Nauruem decidí hacer una declaración de intenciones ante los mercenarios de la corporación. No espere siquiera a que llegaran todos los guerreros. Me dirigí al emplazamiento con aproximadamente unos dieciocho mil nada más, sin mencionar más de quinientas ballesteras. Hice avanzar en primer lugar una línea de guerreros armados con escudos y detrás suyo el resto armados con sus arcos... tras los escudos, entre los guerreros estaban situadas las ballesteras, asomando el inicio de sus flecha por un pequeño hueco dejado entre ellos, listas para abrir fuego a mi orden.

Yo me adelante a mi ejército y me desplace hasta poco antes del campamento de los mercenarios, donde estos estaban preparándose para hacernos frente. Les indique que tenían un día completo para reembarcar y no regresar nunca más a la isla, pasado ese plazo a todos ellos se les daría muerte sin obtener cuartel y sin rendición posible. Como respuesta a mi ultimátum sobre mi callo una pequeña lluvia de flechas que golpearon sobre mi escudo... sin que yo diese orden ninguna las ballesteras abrieron fuego, igual que el resto de guerreros, más de quince mil flechas cayeron sobre los mercenarios en un instante... tras ellas llego una poderosa bola de fuego de mi parte... aproximadamente dos centenares de mercenarios cayeron entre las flechas y mi bola ígnea al no contar ya con los escudos de sus magos... antes de darme la vuelta y retirarme con los guerreros le dije al comandante de los mercenarios...

- Val : Si mañana seguís aquí, cuarenta mil guerreros Nauruem caerán sobre vosotros y seréis exterminados sin piedad ninguna... decid a vuestros jefes que si alguien regresa a la isla con las mismas intenciones que hasta ahora correrá esa misma suerte, la Corporación Comercial Tholinsen es declarada como no grata y cualquiera perteneciente a ella sorprendido en la isla morirá...

Cuando mente a la corporación me di perfectamente cuenta de la sorpresa que se llevo el capitán mercenario, mas aun cuando también le deje más tarde claro que sabía perfectamente de que isla venían, de donde procedían ellos mismos y varias cosas más. Creo que no se esperaban que los Nauruem tuviesen conocimientos sobre el mundo exterior a su isla... claro que yo no era Nauruem, y eso no lo sabían ya que iba exactamente como iría cualquier brujo importante de estos.

Al día siguiente vimos como efectivamente todos los mercenarios que quedaban habían embarcado y los buques se preparaban para partir. En ese momento tenia a mi disposición unos veintitrés mil guerreros, y para mi sorpresa con unas tres mil ballesteras, ya que parecía que en todas las aldeas la idea de esas armas para las mujeres gusto mucho y fue adoptada por "ellas" casi al instante, mas aun cuando se corrió la voz de lo eficaces que habían sido las primeras mujeres que habían estado conmigo. Distribuí a todos mis guerreros de forma que abultasen y pareciese que había casi el doble de los reales... quería que se llevasen la impresión de que de verdad habían estado a punto de enfrentarse a unos cuarenta mil guerreros Nauruem, lo que hubiese sido un autentico suicidio.

Ofrecí a los Nauruem la posibilidad de que cuando yo me fuese hablara con ciertos contactos que tenía en los Archipiélagos para que negociasen con ellos en condiciones ventajosas para ambas partes, pero llevando el peso del intercambio los Nauruem, sin necesidad de permitir que estableciesen ningún puesto permanente en la isla, algo que ellos aceptaron. Tardamos una semana en decidir cómo conseguir hacer eso sin que hubiese el menor riesgo para los Nauruem... o que al menos, a nadie en su sano juicio se le ocurriese hacer ninguna tontería contra ellos. Tras esto regrese al templo a esperar la llegada de R’halrhaz para hablar conmigo, algo que no se hizo esperar demasiado. La semana en que le esperaba prohibí a todos los Nauruem acercarse al templo, alegue ciertos estudios sobre conjuros que serian peligrosísimos para quien estuviese cerca... tal y como supuse más de un Nauruem se acerco para "ver", y cinco de los curiosos tuvieron que ser atendidos de heridas graves por las sacerdotisas sanadoras... digamos que me cebe en ellos con aparentes conjuros sin control. Eso sí, nadie más oso violar mi prohibición después de eso.

Supe de la llegada de R’halrhaz aun antes de que apareciese en el cielo, cerca del templo, era tal y como lo recordaba, un enorme y poderoso Dragón de color Negro y varios metros de largo. Le espere en la terraza superior del templo, donde para mi sorpresa hizo algo que ningún Dragón haría para dirigirse a un humano de fuera de su territorio, y menos aun como lo hizo, transformándose ante el... Adopto forma semí humana, es decir, se transformo quedando lo más parecido a un altísimo caballero de más de dos metros cubierto de una pesada armadura de color negro. Después de la transformación inclino su cabeza a modo de respetuoso saludo y dijo...

- R’halrhaz : Gracias por recibirme, Shaddin-Nur, es un autentico placer poder verte, y más aquí adentro, en tan sagrado lugar (hizo un respetuoso ademan señalando al Gran Templo), te agradezco profundamente este gran honor que me haces...

Si dijera que no tenía ni repajolera idea de que estaba hablando no estaría diciendo otra cosa más que la verdad. Un Dragón dándome este tratamiento, diciéndome semejantes cosas... a mi... a un vulgar humano... ¿es que de repente el mundo se había vuelto del revés?, procure ir con pies de plomo.

- Val : No hay porque R’halrhaz , Nahkkar de los Dragones Negros... el honor es todo mío, y ahora si lo consideras oportuno, por favor, podrías indicarme el motivo de esta reunión... (Para mi absoluta sorpresa fue directo al grano)

- R’halrhaz : ¿Cuanto sabes de la guerra Draconiana entre el Reino del Sur y el del Norte?

- Val : La verdad es que no mucho, he pisado dos veces el reino del Sur como bien sabéis, y una el del norte por un cortísimo espacio de tiempo, pero poco más... (Sobre la guerra era verdad, sabia poco, no así sobre su raza, pero no pensaba desvelar ese dato)

- R’halrhaz : Bien, entonces escuchadme atentamente, por favor Shaddin-Nur...

- Val : Claro, adelante… por favor... (Hice un gesto de que se pusiese cómodo)

Lo que me conto R’halrhaz ... bueno, lo que me conto tenía su miga, pero que muchísima miga. Dos mil años antes, mes arriba o mes abajo, como el muy divertido me señalo, estallo una cruenta guerra entre el reino Dragón del Norte y el del Sur. El reino del Norte resulto derrotado tras más de mil años de guerra intermitente entre ambos. Estos doscientos últimos años estuvieron tratando sobre la paz entre los dos, la clase reinante de los Dragones Dorados del reino del Norte sucumbió por completo a la guerra, por lo que desde el reino del Sur debían de proporcionar a su nueva Reina, una jovencísima Dragón Dorado que todavía no haya salido del huevo... y este huevo por lo que R’halrhaz me dijo, estaba a punto para poderse trasladar al Reino del Norte para que naciese allí como su nueva soberana.

Ahí es donde yo entraba, ¿a que no sabéis quien querían que llevarse el huevo?, si, seguro que el mismo que todos habéis pensado, yo mismo. Querían que no solo violase el territorio de un Reino Dragón, sino que me colara hasta el lugar más sagrado que existe para estos, la cámara de crías de la Reina, independientemente de que hubiese reina o no, cualquiera que entrase allí sin ser la propia Reina o uno de las Dragonas encargadas de las Crías estaba automáticamente condenado a muerte, incluido en ello cualquier Nahkkar del propio reino. El caso llega al extremo si en vez de crías solo hay huevos, en ese caso incluso el propio Rey podría llegar a tener serios problemas con ellas, ya que a ningún macho le está permitida su presencia, el incluido... y el gracioso de R’halrhaz era justo allí donde quería que me metiese... más divertido él.

- Val : R’halrhaz , como broma de verdad que no lo entiendo, usted mejor que nadie sabe que está prohibido por completo, sobre todo si se es macho, y aun siendo humano, sigo siendo un macho...

- R’halrhaz : Error, no eres humano, ni eres un macho, tú eres un Shaddin-Nur, el único que existe, aunque aun no hayas despertado del todo y seas algo incompleto...

- Val : ¿Como dices?

- R’halrhaz : (Me miro con ojos maliciosos) Veo que no sabes lo que eres en realidad... bien, quizá te interese saberlo como pequeño adelanto de tu pago por el trabajo...

No me lo esperaba, un Dragón dando información gratuita a alguien, y en este caso a mí que había tratado de matarme varias veces… algo no iba nada bien en todo esto. Al no responderle y permanecer callado R’halrhaz me indico cual sería mi pago por el transporte del huevo, y no puedo decir que no me interesara, es más, me interesaba muchísimo, sobre todo porque me daba su palabra, y esta es sagrada para un Dragón, y contra mas alta su alcurnia más sagrada era todavía. Acepte el trabajo que me propuso en el acto, aunque no me hiciese nada de gracia y fuese terriblemente arriesgado...

El trabajo consistiría en recoger de sus garras el huevo y desde donde me lo diese llevarlo al reino del norte, a las arenas de cría de la Reina, el sitio más sagrado de todo el reino. El problema es que el acuerdo de paz entre ambos reinos solo seria valido cuando el huevo estuviese en la arena, ningún Dragón del reino del Sur podría llevar ese huevo sin que lo matasen de osar entrar en el territorio del Norte y estos no es que estuviesen muy conformes con dejar pasar a nadie, fuese quien fuese con él. De modo que me cargaron a mí con el muerto. Como Shaddin-Nur, una vez dejado el huevo estaría a salvo, ya que ningún Dragón osaría atacar a ninguno, estuviese este donde fuera, aun en las comprometidas arenas de cría de la Reina. Pero hasta llegar ahí, cualquier Dragón del Reino del Norte podría intentar matarme para evitar ese tratado de paz que suponía su derrota ante el Sur, y el ascenso al trono de una nueva reina procedente del Sur… Lo más increíble de todo esto es que, complicaciones de la política Draconiana, en cuanto ese huevo estuviese en las arenas, su cría sería considerada del Reino del Norte, pero es más, incluso la propia cría se consideraría como tal, ya lo sé, es de locos, o como digo yo, cosas de Dragones y nadie ha dicho que alguien sea capaz de entenderles del todo, o más bien para nada.

Estuve hablando con R’halrhaz durante varios días seguidos, días en los que hice que los Nauruem nos trajesen abundante comida a las cercanía del templo. Yo la metía dentro y ambos comíamos juntos... Creedme que el comer con un Dragón no es lo más agradable del mundo, principalmente porque no puedes dejar de pensar que ese trozo de carne enorme que se tragaba como si tal cosa podías haber sido tú de haberte atacado. Cuando R’halrhaz abandono el templo me dispuse a partir de la isla en cuanto arreglara lo de los comerciantes para los Nauruem, necesitaba alejarme de allí, necesitaba algún sitio donde poder estar solo y aislado para poder pensar con detenimiento hasta que el huevo llegara a mis manos... lo que tratándose de Dragones, eso de te lo traeré rápidamente podría significar incluso unos cuantos años... digamos que su concepción del tiempo no es la misma que la nuestra, pero bueno.

Quizá os preguntéis porque acepte tan fácilmente lo que R’halrhaz me dijo o me propuso, bien, lo cierto es que por mucho que no te gusten los Dragones, por muy letales que sean, por mucho que no te puedas fiar de ellos… su sentido del honor es terrible, terroríficamente estricto, y R’halrhaz , todo un Nahkkar siempre había puesto su palabra y su honor por delante en todo lo que me dijo, me ofreció o me pidió… También es cierto que aquí los más beneficiados serian ellos con mi intervención, pero en esos momentos, yo tampoco podía andar siendo conservador, necesitaba saber qué narices era lo que me estaba ocurriendo exactamente, por eso acepte la oferta del Dragón Negro.

EPILOGO

R’halrhaz inesperadamente me explico muchísimas cosas que me parecieron increíbles en esos instantes, sonaban surrealistas del todo, aunque una vez me serene no tuve más remedio que empezar a considerar como que posiblemente, fuese la verdad, nada más que la verdad y toda la verdad, aunque solo fuese porque R’halrhaz puso por delante su palabra y su honor como Nahkkar de los Dragones Negros, y eso era algo muy, muy serio e importante para él o para cualquiera de los de su Raza… al extremo que violar su palabra podía significar incluso su muerte a manos de los suyos de enterarse estos de ello.

También es cierto que durante nuestro encuentro percibí muchas cosas de él a nivel mental sin pretenderlo y de hecho, sin saber cómo demonios podía haberlo conseguido, no era capaz de discernir como podía ser capaz de hacer algo así con el poderoso Dragón. Digamos que sin pretenderlo mientras hablábamos me transmitía una serie de sensaciones a nivel mental que no podía comprender, pero que me parecían indicar la importancia relativa que para el tenia lo que me explicaba, indicándome por decirlo así, el oro de la paja.

Según me conto R’halrhaz un Shaddin-Nur es algo parecido a un maestro de la Magia, o un dominador de la misma, no me quedo muy clara la posible traducción, pero sin duda era algo muy, muy importante para los Dragones, aunque también supe que no me lo estaba contando todo al respecto. Veréis, de lo que me conto saque bastantes conclusiones, según parece existen tres tipos de magia en el mundo, la humana, la draconiana y la magia arcana, que es de la que se hablaba en las runas de ese templo en el que estaba. Un Shaddin-Nur es una criatura, sea humano, dragón o de la raza Arcana que es capaz de usar las tres a un tiempo, las cuales para más señas, encima son totalmente incompatibles entre sí, especialmente la Arcana y la Draconiana, imposibles de compatibilizarse excepto en un caso muy concreto, una única excepción a la regla de oposición en todas ellas... y solo se da en los llamados Shaddin-Nur, únicos seres capaces de usar las tres a un tiempo sin conflicto o sin ser destruidos en el intento. La sensación que saque de R’halrhaz fue de que todo esto era mucho más importante y complicado de lo que él me estaba contando a mí, pensé que me estaba vendiendo la versión edulcorada.

La raza Arcana fue la precursora y más poderosa de las tres, de esta Raza por lo que R’halrhaz me conto, fue de la que surgieron los Dioses a los que los humanos adoraban, todos ellos eran de la raza Arcana, como lo fue en su día cierto pasajero incordio cuyo fragmento llevo en mi alma... porque creedme que esta conversación me dejo muy claro que el incordio sigue ahí. Pero ese mismo incordio es lo que me permite usar la magia Arcana, que además y desde el principio de mi leyenda, por las especiales circunstancias, es la que habitualmente por costumbre siempre he usado, ya que es la más poderosa en mi.

En realidad, ese es también el motivo real por el que soy tan poderoso como mago aparte de mi inmensa fuente de poder interno, porque uso casi en exclusividad la magia arcana, no la humana, esta solo la uso en casos excepcionales y muy concretos, eso provoca que ninguno de mis conjuros sean simples de detener por otro mago. Además cuando me atacan, al también poder usar la magia humana puedo contrarrestarla sin problemas aun haciéndolo con mi magia arcana, ante esta respondo sin verme en los problemas de mi contrario contra mi magia Arcana por no poder dominarla. Soy Humano, y en mi juventud, antes de mi tropezón con un dios ya mostré un incipiente acceso al poder de la magia humana, lo que me concedía acceso a dos de las tres magias posibles. La última, la Draconiana llego por error mío, por un estúpido accidente en realidad, la cuchilla de mi Shilkka por lo que me dijo R’halrhaz cuando se la enseñe a petición suya, en realidad no está hecha de una extraña aleación como pensé en un principio, sino de la escama del protegido corazón de un Dragón Albino, algo rarísimo y especialísimo en su especie, concediéndome por ello el acceso directo al poder Draconiano al incorporarse a mi cuerpo cuando morí en Thalmunt… este hecho fue posible además, por tratarse precisamente de una escama de Dragón Albino según me dijo.

Para mas inri, con una de cualquier otro Dragón, por lo que deduje de la conversación con R’halrhaz, no hubiese pasado nada de todo esto que me estaba pasando, aunque percibí en el ciertas dudas muy serias cuando me dijo esto último, o quizá también de que en caso de haber sido con una de otro Dragón no hubiese ocurrido exactamente esto, no sé, fue algo muy extraño esa sensación de si pero no. De nuevo una casualidad mas en mi azarosa vida para complicármela aun mas… también aquí percibí algo del Dragón, algo que debía de ser muy serio para ellos con referencia a los Dragones Albinos que él no me dijo… algo que se calló y obligo a retirarse de su mente a toda velocidad…

El sello Arcano que use contra el dios loco fue el detonante real de esta extraña situación, originalmente pese a mi creencia, no fue creado para sellar a dios ninguno, sino para mantener bajo total y absoluto control los poderes mágicos ajenos al propio de la raza, en este caso fue creado por la raza arcana para mantener a raya el poder mágico humano y Draconiano intentando dominarlos de ese modo, aunque desconozco el motivo exacto por el que fue creado por la antigua raza, ya que no había forma de que pudiesen obtener esos poderes de forma natural... Aunque imagino o más bien supongo, que su afán por convertirse en dioses andaría cerca, muy, muy cerca de ello. Cuando me reencarne por lo que parece fue el sello el que en realidad ato a mí de ese modo la escama que formaba la hoja de la Shilkka al detectar su procedencia y paradójicamente el poder Arcano imbuido en ella por mi cuando la cree, dándome así también el acceso al mismísimo poder Draconiano desde ese mismo instante.

Lo que el sello en realidad ha hecho en mi, es aunar los tres poderes manteniéndolos bajo estricto control, sincronizándolos entre sí para mí en cierto modo, motivo por el que no he sido destruido todavía por ellos, por eso es tan eficaz contra el Dios Loco para controlarlo, este ahora ya no puede surgir en mi interior en contra del poder Humano y Draconiano que poseo, menos aun con la presencia del sello en mi manteniéndolos unidos todos ellos en su contra... Contra una de ambas magias oponiéndosele, como ya demostró anteriormente con mi magia Humana, bajo determinadas circunstancias puede que lo consiguiese pese al sello en cuanto este se debilitase lo suficiente, pero jamás podría hacerlo contra ambas a un tiempo, especialmente la Draconiana, más aun ahora que incluso la propia magia Arcana se le opone también por culpa del propio sello al estar las tres juntas en mi fuente interna de poder...

Por otro lado, mientras el sello este anclado a mi poder, se podría alimentar de él en cualquiera de sus variantes en caso de verse atacado… Eso básicamente quiere decir que haga lo que haga con él, mientras me quede poder el sello permanecerá intacto en mi interior. También posiblemente debido a la presencia de las tres magias, ahora ya me es absolutamente imposible remover el sello de mi interior, de modo que permanecerá mientras que yo exista y visto lo visto, eso también parece incluir el, en mi caso particular muy irónico, “más allá de la muerte”… para terminar de rematarlo el anclaje existente para él con mi fuente interna de poder tampoco me es posible retirarlo, de hecho ahora mismo no estoy nada seguro de si es el mío original, o por el contrario uno creado por el propio sello para protegerse a sí mismo de cualquier percance con las “magias”, ¿genial, que no?

Por lo que me dijo R’halrhaz sobre mi habilidad con la magia Draconiana, al reencarnarme, por algún motivo que él desconocía aunque yo me temía que según mis deducciones yo si sabía ese porque, la escama de la hoja de mi Shilkka paso a ocupar su sitio original en una criatura viva, lo que quería decir que mi corazón ahora mismo, cuando no la llamo para combatir permanece protegido y envuelto por completo en la poderosa escama cardiaca del Dragón Albino... increíble… aunque también detecte algo en el Dragón, algo que nuevamente me estaba ocultado sobre esto… Os aseguro que me estaba empezando a volver loco esta sensación de saber que pasaba algo… pero no conseguir nada de nada en claro…

Para despertar como Shaddin-Nur, según R’halrhaz debo de ser capaz de usar y combinar los tres tipos de magia a la vez sin que uno de ellos sobresalga sobre los demás, incluso ser capaz de usar los tres de forma individual a la vez y sobre un mismo conjuro, algo de lo que ahora mismo soy incapaz, y de lo que quizá nunca sea capaz de hacer, pero aun así, aun estando "incompleto", no por ello dejo de ser un Shaddin-Nur, y para los Dragones un Shaddin-Nur siempre es alguien bienvenido a sus Reinos... en circunstancias normales.

Nos consideran como el perfecto estado neutral de la magia del mundo... o algo así, el término que empleo no acabe de entenderlo del todo. También me dijo algo así como que un Shaddin-Nur completo, es el guardián mágico de la neutralidad de la misma… no se qué significaba, pero por su sonrisita irónica al decírmelo supe en el acto que no me iba a gustar nada de nada saberlo, lo que potenciado por mis sensaciones era casi una garantía. Todo esto del dichoso Shaddin-Nur os aseguro que me estaba dando una mala espina de espanto.

Como pago a mi intervención cuando llegase el momento, al ser un Shaddin-Nur o casi según él, tendría acceso sin restricciones a la llamada puerta del Inframundo o Puerta mística de la Luna. Un tubo de Lava que se hundía en lo más profundo del mundo y que se cree que es el acceso al otro mundo, el de los muertos, puerta que se abre cuando las lunas entran en conjunción... Ni siquiera los Dragones son capaces de alcanzar su fin, nadie sabe hasta dónde llega. Por ello es el sitio perfecto para poder deshacerse de cierto libro concreto. Debo no obstante de aclarar, que todo este asunto de las diferentes magias, de la escama de Dragón, de la actual situación del Sello, etc… Mi intuición me decía que todo esto era mucho más complicado de cómo me lo pinto R’halrhaz , había muchas particularidades al respecto que estaba empezando a darme cuenta que debería de descubrir por mi mismo... y algunas de ellas sin duda tendría de hacerlo por la vía dura. Esto era todo lo que sabía más o menos sobre mi actual situación mágica, pero el saber que pasaba, o quizá más exacto fuese decir, saber más o menos lo que pasaba conmigo, claro que eso no significa saber el porqué de todo ello, y creedme que de ese porque no tenía ni repajolera idea.

Ahora os aclarare algo de lo que se sobre Los Dragones, lo primero es que son prácticamente inmunes al fuego por obra y gracia de sus poderosas escamas. Aunque os pueda parecer increíble incluso se dan baños de lava fundida igual que cualquier humano se podría dar un baño en una remanso de un rio o en cualquier lago... todo hechicero que alguna vez se enfrenta con alguno prácticamente ya está perdido de antemano por culpa de sus propios prejuicios, puesto que por culpa de las leyendas que existen sobre ellos no suelen hacer otra cosa que no sea usar fuego en su contra... Si fueses capaz de ver un combate entre ellos, jamás veras a un Dragón que quiera matar a otro usando ni un solo conjuro ígneo excepto en el caso de su aliento que no supone uso alguno de poder mágico. Pero con este es justo al contrario, los conjuros que usarían serian todos conjuros de agua o conjuros de llamas gélidas, todo un contrasentido, ¡eh!. Su misma invulnerabilidad al fuego les hace muy vulnerables al frio... el polo opuesto. Ningún conjuro ígneo por poderoso que sea será capaz nunca de matar un Dragón, salvo que ya esté muy mal herido, y aun en ese caso debería de ser un conjuro de una potencia enorme, al alcance de muy pocos magos… En realidad la magia ígnea bien usada puede hacerles mucho daño sabiendo cómo hacerlo y como usarla en su contra, aunque nunca por ella misma, pero bueno, ese tipo de trucos es algo que me guardo para mí… de momento.

Los Reinos Dragones están situados en ambos continentes polares, en el centro de los mismos existen amplios valles cálidos debido a las corrientes volcánicas que se producen en los cráteres de las montañas... en cuasi permanente erupción, en pico del volcán más elevado es donde la reina suele tener su nido... Cualquier humano que quiera acceder a ellos, primero deberá enfrentarse a las gélidas temperaturas exteriores del continente, en algunos casos alcanzan muy por debajo de los -70 o -80º de temperatura, luego enfrentarse a los volcanes si deseas evitar a sus habitantes, y el agobiante calor que crean... no es nada fácil para alguien ajeno a los reinos poder sobrevivir en ellos con semejantes cambios de temperatura.

Un mago posiblemente entraría en cualquiera de ambos reinos con su fuente interna de poder prácticamente agotada debido a los escudos usados para poder sobrevivir a las extremas temperaturas. Se cree que es la propia magia de los Dragones la que mantiene estos volcanes en perpetua erupción controlada, siempre erupciones suaves que solo provocan ríos de lava, sin las acostumbradas explosiones de las muchas de ellas que se dan en el resto del planeta. La principal característica de la Magia Draconiana reside en su control extraordinariamente preciso sobre los elementos... Fuego, Agua, Aire y Tierra… además del de un quinto elemento, aunque eso nunca lo llegue a entender del todo, consideran que ese quinto elemento es el control sobre la propia magia.

R’halrhaz cometió un error al mostrarse tan franco conmigo al hablarme de su Raza pensando que no sabría nada de nada, o quizá lo hizo aposta, no lo sé bien, ya que yo por mi parte conocía muchas cosas que supuestamente no debería de haber sabido, pero lo cierto es que por lo que me estuvo contando y lo que yo ya sabía desde mi última resurrección, aun sin saber claramente como salvo por mi incipiente percepción, saque en claro que solo existe un tipo de Dragón capaz de dominar este quinto elemento a la perfección con todas sus consecuencias, el más extraño y paradójicamente más débil de todos ellos tanto físicamente como en el uso mismo de la magia… El cada vez más misterioso y esquivo Dragón Albino… del que por cierto para que os hagáis una idea de por qué digo lo de esquivo, ese tipo de Dragón es algo de lo que ningún otro habla voluntariamente ni aun entre ellos si puede evitarlo.

Cuando me fui de la isla Nauruem lo primero me moví por varias de las principales urbes comerciales de los Archipiélagos, consiguiendo varios comerciantes decentes para negociar con los Nauruem. Acordamos que llegasen a una pequeñísima cala resguardada del tiempo y de miradas curiosas, con agua cerca para que los barcos pudiesen reabastecerse de ella y mediante un combinado de banderas identificarse ante los Nauruem. Debo de señalar que estuvo funcionando muy bien durante muchísimos años, esos comerciantes sacaban enormes beneficios de sus tratos con los Nauruem y estos conseguían lo que deseaban sin que nadie perturbase su Isla o intentase establecer puesto ninguno. La Corporación Comercial Tholinsen sufrió importantes pérdidas tras ser expulsada por los Nauruem... logro rehacerse aunque tuvo que dejar aquella zona, no volvió a lograr nunca el chollo que tuvo en su día con esa base comercial y que dejo perder por su ambición.

Diera logro ser nombrada sacerdotisa y enviada bajo la supervisión de Jhorka para el desarrollo de sus poderes, que por cierto, no dude en usar en algunos momentos puntuales. Yo regrese poco después sin ser detectado por los Nauruem cargado hasta arriba de oro y joyas diversas, junto a determinados objetos para crearme en el templo una especie de cámara segura del tesoro para mí uso personal… pero eso es algo que ya averiguareis en otro momento.

FIN