Crónicas de Vhaalzord - Libro 11 - 3

La situación de Val entre los Nauruem aparentemente se complica un tanto. A la aldea llegan nuevos guerreros, también lo hace la más anciana y sabia de todas las sacerdotisas.

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 11

Capitulo- 3

Cuando regresamos a la Gran Aldea la relación entre Diera y yo parecía haber regresado a la normalidad otra vez. Desde luego no tenía la intención de perder la ocasión de poder seguir fòllandomela, ciertamente era una mujer preciosa de verdad, y muy caliente como amante.

Al regresar nos encontramos con que habían llegado partidas de guerreros de otras aldeas Nauruem, y estos nuevos parecían no estar satisfechos con el acuerdo que los jefes supervivientes del ataque había hecho conmigo. No decían nada a las claras a los jefes, ya que eso hubiese sido insultar a esos cinco jefes gravemente, de poner en duda sus decisiones ante sus propias aldeas, pero dejaban caer sutilmente su desacuerdo, algo típico entre los Nauruem, no penséis que es que hablaban por detrás o intentaban organizar un motín.

El problema además es que yo era un extranjero, es decir, lo peor de lo peor para un Nauruem, y ahí sí que los cinco jefes podrían llegar a tener problemas con los demás jefes de otras aldeas. Desgraciadamente para ellos calcularon fatal las consecuencias de sus actos... Contra los jefes que habían llegado al acuerdo conmigo no se metieron de forma directa, pero conmigo no tenían ese problema. Cuatro de los mejores guerreros que habían llegado desde esas otras aldeas aparecieron ante mí mientras entrenaba con la gente que me había aceptado.

Me rodearon, me empezaron a empujar de unos a otros ante las risas de otros guerreros recién llegados que miraban irónicos y risueños los según ellos, ejercicios para cobardes. Uno de los cuatro me llamo cobarde y me escupió en la cara entre la risas de los otros tres... diez segundos después los cuatro cuerpos caían al suelo junto con sus cabezas, o más correcto, un segundo después que sus cabezas. Tranquilamente ante la mirada asombrada de todos, limpie mis armas en las ropas de los muertos, volviendo a enfundarlas de nuevo.

Uno de los jefes recién llegados, el que más parecía estar en contra empezó a despotricar contra mi... use un antiguo truco que recordé de repente... extendí mi mano, le mire mientras me insultaba, chasquee los dedos y su cabeza de buenas a primeras exploto... cayendo al suelo su cuerpo decapitado... eso ultimo causo el terror entre todos los presentes. Vi a los cinco jefes que me miraban también asustados... me dirigí a ellos ante todos, para que me escuchasen...

- Val : Ya les dije, que mi paciencia tiene su limite... vuelvo a aconsejarles que avisen a sus compañeros para que se controlen y controlen también a sus hombres... o este desgraciado accidente volverá a ocurrir de nuevo.

- Jefe : No se preocupe que no volverá a suceder más...

- Val : Bien, bien, eso espero, o a este ritmo no hará falta que los invasores del Sur les maten... porque antes de eso, a este paso, ya me abre ocupado yo de hacerlo por ellos.

Seguimos con los entrenamientos después de esta conversación, incorporando a ellos a los nuevos guerreros, ninguno dijo ni media tras lo sucedido anteriormente. Otra cosa curiosa fue a los tres días en nuevas pruebas prácticas, los guerreros iniciales cuando les hice correr por la jungla mientras arqueros con flechas embotadas les disparaban no fueron alcanzados, al correr poniendo siempre a su espalda el último árbol. Sin embargo los nuevos no tuvieron esa suerte, de hecho hubo trabajo extra para las sacerdotisas, que por lo general también hacían las veces de curanderas. Tras las protestas hice que no llevasen escudos, al estar las flechas sin puntas, embotadas con tacos de madera, las flechas no se clavaban, pero los fortísimos golpes no se los quitaba nadie, especialmente los de las ballesteras.

Poco a poco las nuevas incorporaciones al hablar con sus compañeros y estos explicar las tácticas que más o menos ya habían comprobado, empezaban a ver por dónde iban los entrenamientos. Su obcecación conmigo poco a poco fue remitiendo. Otro tema fue el de las mujeres, con ese les costó más hasta que sus compañeros les hicieron entender mi propósito real con las tácticas que estaban ensayando, las mujeres dispararían sus ballestas, por otra parte con gran puntería, y ellos se encargarían luego de cubrir su retirada e ir cazando a todo el que saliese del puesto comercial tras ellas.

Otro problema me surgió con las sacerdotisas y sus aprendices... este sí que fue bastante más peliagudo para mí. Entre los Nauruem, las sacerdotisas tienen muchas funciones, por ejemplo son las encargadas de atender sexualmente a los guerreros cuando sus esposas no pueden hacerse cargo de ello por lo que sea, enfermedad, maternidad, etc... También se encargan de los jóvenes solteros, también de desvirgarlos al llegar a la edad oportuna. Pero lo más sorprendente quizá, es que todo esto que hacen por los hombres, también lo hacen para las mujeres, exactamente lo mismo que en el caso anterior. Si una esposa no se ve satisfecha en sus demandas por su marido, por alguna herida de este, etc, entonces son las sacerdotisas quienes se encargan de ella del mismo modo que en el caso de ser el esposo el afectado.

El problema surgió cuando algunas de ellas superada su inicial renuencia por los extranjeros, decidieron que debían de entretenerme, ya que era un hombre aceptado por su pueblo y no tenía sentido que no disfrutase de ninguna mujer. Según su experiencia, sabían que eso de la falta de sexo era algo que podía afectar a cualquiera, de modo que intentaron de diversas formas atender mis necesidades sin conseguirlo. Cuando se lo comente a Jhorka para que por favor interviniese, su respuesta solo me causo más quebraderos de cabeza. Según Jhorka, todas esas mujeres habían decidido por su propia cuenta que debían de compensarme, o dicho en palabras de Jhorka...

- Jhorka : "Tus acciones con esos nuevos guerreros y el jefe de ellos, ha conseguido que se mueran de ganas de probarte sexualmente... deberías de aceptar"

La gracia que me hizo la contestación fue más bien escasa, digamos que después de más de dos mil años viviendo y trotando por el mundo, el sexo no era el motor que podría controlar mi vida de ninguna manera, no había nada que me fastidiase más que eso, que me intentasen controlar con un polvo, como a un imbécil cualquiera… y todas esas, parecían querer llevarme a sus lechos para ganarse puntos o prestigio, era algo que no tenía muy claro del todo.

Otra de las cosas que había averiguado sobre el puesto comercial, es que evidentemente no todo lo que se ve, es siempre todo lo que hay. Gracias a los halcones, que en ningún momento habían dejado de vigilar al adversario, descubrí un pequeño detalle que había pasado por alto en el. El abierto espacio libre de peligrosas corrientes que permitía la entrada de grandes barcos a su interior tenía su secreto. Me di cuenta que determinados barcos, o mejor dicho, cualquiera a partir de cierto calado era recibido por una lancha con la que era guiado hasta el puerto. Investigando el asunto descubrí que bajo el agua a escasa profundidad se encontraban una barrera de corales, un largo arrecife atraves de cuyos pasillos hacían pasar los barcos de hondo calado, guiados por los botes.

Tanto los pesados barcos mercantes, como los más grandes barcos de guerra deberían de pasar por estos canales, pero para los más pesados de todos o los de mayor calado solo existía un canal posible. Sin embargo los más ligeros y rápidos podían cruzar tranquilamente por encima del coral sin grandes riesgos, aunque también eran guiados a través de los otros canales menos profundos por seguridad. Otra cosa que me costó averiguar, es el motivo de esta “invasión” aparentemente sin sentido, ya que los Nauruem habían dado su palabra de permitir el comercio a sus aldeas con ellos, y estos como ya he dicho, son terriblemente estrictos con su sentido del honor. Por otro lado, este puerto era importante estratégicamente para la compañía en esta zona de los Archipiélagos, ya que ofrecía un refugio seguro para sus barcos, por lo que con sacar lo justo para mantenerlo económicamente con sus comercios con los Nauruem, ya les seria tremendamente rentable…

Descubrí que los Nauruem unos meses antes, por error llevaron para cambiar unas piedras de color negro brillante que para ellos no significaban nada, no tenían ningún valor, sin embargo, esas piedras eran las muy codiciadas “Perlas de la tierra”, también conocido habitualmente como Diamante Negro. En las minas de Diamantes, por cada seiscientos o setecientos diamantes que se extrajesen, uno de ellos era de un intenso y brillante color Negro… como podéis imaginar el precio de una de estas piedras, aun sin tallar, era brutal, enorme. Se ve que a alguien le asalto la codicia e inicio una operación para hacerse con la isla, con el fin de obtener todos los diamantes negros que pudiesen en ella, sin mencionar que eso también significaba la presencia de diamantes normales en la isla. Una o varias posibles minas de ellos.

Los Nauruem ese día fueron engañados, ya que les contaron que no tenían valor, dejaron que las tiraran y cuando se fueron, se las quedaron. El problema es que cuando después quisieron que les trajesen más, los Nauruem se dieron cuenta de que debían de haberlos engañado la otra vez sobre esas piedras inútiles, y se negaron en redondo a volver a comerciar más con ellas. Alguien considero que por obtener esas piedras bien merecía la pena torturar a los Nauruem para que les dijesen de donde las extraían.

Tras torturarlos y que uno de los comerciantes Nauruem escapasen, estos atacaron el asentamiento comercial, que aguanto a duras penas el ataque, ya que sus muros de madera en ese momento eran casi testimoniales, por fortuna para ellos, su superior armamento y los pocos guerreros Nauruem que atacaron fue lo que les salvo. Tras este ataque de la aldea más cercana, fue cuando empezaron a construir las murallas del asentamiento sin que a los Nauruem les importase para nada. Cuando volvieron a atacar y tuvieron que retirarse vencidos, fue cuando yo me entere de que había guerra en la isla.

Como ya dije el punto débil de este era el agua, aunque tuviesen un aljibe antes o después este se les acabaría, claro que podrían recibir todo el necesario por mar, pero sería algo muy costoso para una compañía comercial, sin contar la presencia de tanto mercenario sin obtener beneficio ninguno de la Isla, pero por otro lado su estratégica posición aislada en esa zona, casi, casi había convertido el emplazamiento en algo vital para ellos.

Una vez afianzado de nuevo mi dominio sobre los Nauruem, envié una partida de treinta guerreros a por los suministros de agua de la ciudad, los envié con instrucciones precisas de que hacer y qué no hacer en ningún caso. Junto con ellos envié varias criaturas mágicas para vigilarlos sin que lo supiesen, quería comprobar que serian capaces de cumplir con lo que se les mandase sin hacer tonterías por su cuenta. Las órdenes fueron claras, disparar máximo de dos flechas cada uno sobre la caravana de suministro de agua para después regresar de inmediato y sin detenerse bajo ninguna circunstancia… obviamente sin dejarse matar por cumplir estas órdenes.

Vi agradablemente que cumplieron escrupulosamente mis órdenes. La caravana estaba compuesta de cuarenta soldados de protección, mis guerreros en su ataque mataron al menos a doce de ellos, hiriendo por lo que vi a otros diez. Después del ataque mis guerreros regresaron a la carrera dejando tras de ellos a los enfurecidos guardias de la caravana que apenas les pudieron aguantar el ritmo al seguirles durante cinco minutos, abandonando después la persecución.

Básicamente esta fue la prueba para el siguiente paso a dar contra el asentamiento. Partí de la aldea con cincuenta mujeres armadas con ballestas, cuatrocientos guerreros, veinte brujos y una quincena de sacerdotisas expertas en curaciones. Al llegar a dos días de distancia del asentamiento distribuí a todo el mundo, explicando a cada grupo lo que pretendía de ellos exactamente y como quería que actuasen. Nadie puso pegas una vez que todos los pequeños matices fueron aclarados… para sorpresa de todos ellos, el ataque seria al atardecer, mientras aun estaba la luz del día… No era lo que me hubiese gustado, pero no estaban todavía preparados ni mucho menos para huir con la rapidez que se necesitaba siendo de noche.

Esa noche solo una de las tres lunas estaría en llena, dando toda su luz, pero eso convertía el interior de la jungla en una penumbra continua… y si bien los Nauruem se podían mover en esas circunstancias perfectamente, algo muy diferente era correr a toda velocidad mientras te perseguían lanzándote flechas… era más seguro que durante los primeros minutos fuese de día, más que de noche, además, ese cambio de luz si lo había calculado bien, seria en realidad mi trampa para las tropas del asentamiento que saliesen a por nosotros.

Las mujeres se situaron conmigo en la linde de la jungla, perfectamente ocultas de la vista de los centinelas de los muros y las puertas. Cuando considere que era el momento hice que fijasen sus blancos en los guardias, un total de veinte mujeres fijaron sus blancos en los diez guardias a nuestro alcance, dos flechas por cada uno de ellos. A mi orden dispararon abatiéndolos, tras ello se incorporaron y echaron a correr a toda velocidad rumbo al interior de la jungla. Enseguida por la puerta aparecieron una veintena de soldados a la carrera en dirección a nosotros con sus escudos por delante…

El resto de la mujeres estaban situadas a unos cincuenta metros a mi izquierda y derecha, cuando los atacantes llegaron a determinado lugar hice la seña para que todas las restantes les disparasen, metiéndoles en un fuego cruzado… tras esto nos incorporamos escapando a la carrera al interior de la jungla. De los veinte soldados vi como al menos la mitad cayeron por las flechas, llevaban sus escudos hacia adelante, pero al dispararles de forma transversal, varios de ellos se vieron alcanzados, atravesando las puntas sus livianas armaduras o los huecos laterales de estas. Como armadura solían llevar peto y espaldar sujetos entre sí por correas, debido al calor muchos de ellos no los ajustaban bien, quedando resquicios amplios en los laterales.

Tal y como supuse, solo unos pocos minutos después de esto, un importante destacamento de unos ciento cincuenta soldados salieron tras nosotros por la jungla… algo realmente estúpido por su parte. Vinieron ciegos por completo tras nosotros, nuestras huellas indicaban con claridad a sus rastreadores que estábamos huyendo a toda velocidad de allí, incluso dando tropezones en nuestro afán de escapar, por eso el entrenamiento para poder correr a todo trapo por la jungla a que sometí a todo el mundo.

El problema para los soldados, es que casi quince minutos de estar tras de nosotros, estaban desorganizados y ciertamente empezaban a dar signos de empezar a cansarse… el calor, las armaduras por finas que estas fuesen, el peso de armas y escudo… Cuando más confiados corrían tras los “cobardes” que les habían atacado… de la espesura por su flancos partió una lluvia de flechas contra ellos, alcanzando al menos a una docena de soldados mas e hiriendo al menos a otros veinte. Los atacantes tras disparar también se pusieron a correr como locos para huir de allí, unos cuantos soldados siguieron tras ellos… solo cinco minutos después, esos quince soldados que los siguieron estaban muertos por obra y gracia del grupo encargado de la protección de los emboscadores que huían, iniciando ellos a su vez también la retirada a la carrera. Cada uno de estos grupos estaba protegido por varios brujos con escudos mágicos, lo que convertía en algo inocuo la primera descarga de flechas o dardos de ballesta de los soldados, después de esa no volvían a tener un solo blanco óptimo.

Doce horas después de iniciada la huida de las mujeres, los soldados perseguidores decidieron dar media vuelta, empezando el camino de regreso al asentamiento, nadie los molesto durante el transito, pese a que mis guerreros querían regresar para rematarlos, algo que impedí… digamos que cuando más arduo se estaba poniendo todo en su insistencia, un suave “estáis agotando mi paciencia” saliendo de mis labios, tuvo la virtud de calmarlos a todos ellos en el acto, los duros guerreros parecían tiernos corderitos después de oírme decir eso. Según mis cálculos, al menos noventa soldados habían caído en las emboscadas entre muertos y heridos… más muertos de hecho que heridos. Eso, según mis cálculos, era casi un tercio de la fuerza militar del asentamiento… supuse que traerían mas refuerzos, que era justo lo que yo quería que hiciesen… la victoria de los Nauruem debía de ser aplastante y sin discusión posible.

La recepción en la aldea fue apoteósica, hubo tres noches de festejos por “la gran victoria” conseguida. Si no quise regresar para que terminasen con los soldados cuando se retiraban, era en primer lugar para evitar bajas entre mis guerreros y de este modo evitar quitarles con esas bajas una falsa sensación de seguridad sobre los Nauruem. Conociendo como conocía a los mercenarios, quería que pensaran que cuando los Nauruem se retiraban lo hacían de verdad, aun cuando dejasen tras ellos algunos grupos de guerreros dispersos para ocuparse y hostigar a quienes les persiguieran, quería que pensaran que estos cuando empezaban a correr no daban media vuelta en ningún momento, que esas eran sus tácticas. Por otro lado, necesitaba esta importante victoria, que además había sido totalmente incruenta si descontamos alguna que otra torcedura o golpe al correr entre los arboles a toda velocidad. Era importante que los guerreros recuperasen a autoestima, y lo que era más importante para mí, que confiasen en mis órdenes aunque no las entendiesen del todo… y obviamente, esta increíble victoria ayudaría mucho a ello.

Por el contrario tubo el contraproducente efecto para mi, de intensificar las ganas que tenían las sacerdotisas y las que no eran sacerdotisas de querer a toda costa ayudarme a relajarme… Lo de las sacerdotisas tenía su pase, al fin y al cabo en su cultura era a lo que se dedicaban, pero lo de las otras mujeres era problemático de veras, sobre todo en el caso de alguna que otra casada y con su marido aun vivo. Afortunadamente Jhorka estuvo al quite conmigo nada más regresar, lo que hacía que ninguna se atreviese en su presencia a ponerse en plan golosa conmigo. Por poder, no hubiese tenido problemas en ser yo mismo quien me las quitase de encima y que no les quedasen ganas a ninguna de volver a arrimarse a mí, pero no creí oportuno volver a ponerme con nadie en plan negativo si podía evitarlo, menos aun por este tipo de tonterías... creo que me entenderéis con lo que he querido decir.

Sin embargo esa misma noche de festejos, dos de las sacerdotisas se las apañaron para introducirse en mi tienda sin que fuesen vistas por nadie. Estaba tranquilamente durmiendo cuando mis alarmas mágicas me indicaron la presencia de extraños, mis manos se cerraron sobre las empuñaduras de mis espadas, que estaban con sus fundas justo bajo zona de la cabeza de mis pieles de dormir. Me tranquilice cuando vi quienes eran, y a que venían, cosa más que evidente cuando empezaron a dejar caer sus túnicas, quedando desnudas por completo.

Sin hacer el menor ruido se metieron bajo mis pieles conmigo, cada una por un lado. Mientras una buscaba mis labios para besarme, la otra buscaba mi sexo para empezar a lamérmelo con el fin de ponerlo en forma. Una vez que mi pene estuvo en plena forma, la que estaba chupándolo se incorporo sentándose sobre él y empalándose de forma lenta, pausada, tomándose su tiempo, mientras su compañera se centraba en mis pezones, en mordisqueármelos y acariciármelos con la lengua.

Cuando su compañera se hubo sentado por completo sobre mi cintura, con mi pene enterrado en su interior por completo, la otra abandono mi pecho mientras su compañera caía sobre mí para comerme la boca, empezando a moverse sobre mí. A los pocos segundos sentí como separaban mis piernas separándomelas y haciendo que las encogiese un poco, al instante sentí como una lengua y unos labios aprisionaban mis testículos... lamiéndolos y arañándolos con el borde de los dientes mientras mi amazona empezaba a moverse de modo más salvaje.

Estaba a punto de correrme junto a mi amazona cuando note como la otra se metía casi por completo mis testículos en su boca haciendo como si los masticase con suavidad, después sentí como hundía por completo un dedo en mi ano, presionando sobre cierta parte tras mi sexo que provoco que este creciese un poco más en el interior de su compañera... también provoco que mis caderas se moviesen con ímpetu contra su sexo, descargándome al instante en su coño. Mi amazona pego un autentico alarido de placer al sentir como los chorros de mi leche golpeaban en lo más profundo de su ser. Quede medio derrengado tras tan devastador orgasmo.

No me dieron tregua, repitieron la misma operación pero intercambiándose y volví a vivir lo mismo que la vez anterior, solo que cambiando las posiciones de ambas protagonistas. Tras esta segunda vez quedamos los tres francamente cansados, creo que era la primera vez que con solo dos polvos me habían dejado en semejante estado de agotamiento... obviamente me refiero a sin el uso de ningún tipo de magia, ni sobre mí, ni sobre mis parejas.

Al día siguiente de estos "festejos", y estando yo francamente cansado tras la nochecita que me dieron las dos sacerdotisas, vi como llegaron dos guerreros desde la jungla a todo correr, por la dirección provenían del norte, pero en lugar de acudir a los jefes como supuse vi que se dirigieron directos a la tienda de Jhorka. Segundos después vi a esta salir a toda prisa de su tienda y acompañarles hasta la entrada de la aldea. Deje lo que estaba haciendo, que era entrenar a las mujeres, mejorando su puntería con la ballesta y mejorando su coordinación para echársela a la espalda, asegurarla correctamente y empezar a correr en cuestión de escasos segundos. Me dirigí junto a Jhorka mientras convocaba en cierto lugar de la jungla a un poderoso lobo para que investigara lo que Jhorka esperaba sin que se dejase ver.

Las imágenes que el lobo me trasmitió eran de dos guerreros llevando una especie de silla en palanquín con una anciana mujer sentada sobre ella y seis guerreros escoltándola. Por lo solícitos que estos estaban con ella, y por cómo iba vestida más las cosas que se apreciaba que llevaba deduje que debía de ser una importantísima sacerdotisa que Jhorka debió de mandar buscar, por lo despacio que los portadores iban y el mimo con que la traban calcule que más o menos debió de mandar buscarla al inicio de tomar contacto conmigo... me acerque a Jhorka.

- Val : ¿La suma sacerdotisa?

- Jhorka : ¿Eso te han dicho, que llegaba la suma sacerdotisa?

- Val : No, nadie me ha dicho nada de que viniera nadie...

- Jhorka : ¿Entonces...? Entiendo... ¿algún conjuro mágico quizá?

- Val : Jajajajaja... no, tranquila. Un Lobo.

- Jhorka : No entiendo...

- Val : Cuando vi a esos guerreros acudir corriendo a ti y como saliste de la tienda convoque un animal mágico para ver qué era lo que sucedía... le mande explorar en la dirección que vinieron y me mostró la imagen de una anciana a la que tratan con enorme mimo los guerreros... Además para que con la situación que había los jefes te dejasen disponer de diez guerreros... De modo que podríamos decir que solo es una deducción...

- Jhorka : Pues no, no es la suma sacerdotisa, en eso te has equivocado, de hecho es solo una sacerdotisa mas... y de las más humilde de nosotras.

Mire a Jhorka perplejo por la respuesta, eso sí que era algo que no me esperaba para nada. Por todo lo anterior que explique me pensé que era alguien realmente importante y así se lo comenta a Jhorka tras su sorprendente respuesta.

- Jhorka : Realmente no andas desencaminado, es quizá la más poderosa de todas nosotras, la más anciana... y también la más sabia, para que me entiendas... la hice venir después de que te tire los Naurr e intente ver algo en ti y sobre ti...

- Val : Jhorka, no deberías preocuparte por eso... ya deberías de saber a estas alturas que las dotes de prescencia no son seguras por completo... solo permiten atisbos de lo que podría ser que... nada más que eso... Aunque hubieses fallado no deberías de preocuparte por ello de este modo...

- Jhorka : Te equivocas Val, no me preocupa haberme equivocado al "leerte", me preocupa el no haberlo hecho.... eso sí que me preocupa desde entonces, y mucho.... perdona...

Vi como Jhorka avanzaba con una sonrisa en los labios hacia donde llegaban los guerreros con la anciana. Me di cuenta que nada más aparecer empezaron las voces y las carreras en la Gran Aldea con gente corriendo en todas direcciones. Vi venir corriendo a los jefes, a los principales guerreros y a casi todas las sacerdotisas a la carrera hacia donde estaba la anciana.

Llevaron a la anciana a la tienda de Jhorka con el palanquín, pasaron por delante de mí sin que aparentemente la anciana reparara que estaba allí, aunque digo aparentemente porque me di cuenta que discretamente me radiografió al pasar a mi lado. Según paso levante la voz llamando a las mujeres y a los guerreros a continuar con sus entrenamientos... le di la espalda a la anciana dirigiéndome al entrenamiento y os aseguro que sentí su penetrante mirada clavada sobre mi espalda. Apenas dos horas después de que esta llegara fui llamado para que por favor acudiese a ver a la anciana a la tienda de Jhorka.

Cuando llegue allí me encontré a solas con las dos mujeres. Nada más entrar me invitaron a sentarme ante ellas y Jhorka me presento a la anciana, según dijo se llamaba simplemente "madre". Sin mediar palabra la anciana lanzo ante mí los Naurr de nuevo, después procedió a fumar una especia de cachimba extraña expulsando humo hacia mi... al respirarlo vi como el humo cambiaba de forma, formando intrincadas espirales que la anciana parecía leer. Me pidió la mano, que le tendí y que ella pareció examinar del mismo modo que hizo Jhorka el primer día. Mientras ella hacia eso vi en el suelo, en un rincón, sobre un montoncito de arena que habían dejado sobre unas pieles el dibujo medio difuminado de mis armas, la Shilkka, las dagas, los colmillos de la luna, las espadas... etc. Pidió a Jhorka que nos dejase por favor a solas a los dos, cosa que esta hizo en el acto, también la pidió que se quedase afuera para que nadie pudiese quedarse cerca a intentar escuchar, lo que implícitamente entendí que le concedía permiso a ella para poder hacerlo así mientras estaba fuera. Sus primeras palabras dirigidas a mi fueron todo un shock, os aseguro que fueron algo que jamás me hubiese esperado...

- Val : Si querías que ella lo escuchase, porque no dejarla estar aquí...

- Madre : Porque nos interrumpiría cada dos por tres, además de ese modo nos aseguramos que nadie escuche nada de lo que hablamos aquí...

- Val : Yo me podría haber encargado con facilidad de que nadie fuera de esta tienda fuese capaz de escucharnos...

- Madre : Lo sé, créeme que lo sé, pero es mejor de esta forma, escuchara y no nos interrumpirá cada dos por tres, aunque supongo que antes o después requeriré de tu magia para hacer lo que me has ofrecido. De modo que ese Lobo Espectral de los páramos del Norte que nos observo cuando llegábamos a la aldea fue convocado por ti, ¿no?

- Val : ¿Pero como puedes conocer a los Lobos Espectrales...?

- Madre : ¿Un poco de infusión?, la preparo yo misma, es algo que aprendí en las tierras salvajes del Gran Continente, cuando estuve con las Guerreras Talkinq, me la enseñaron sus curanderas... alivia la tensión…

Decir que me quede con la boca abierta es decir poco, si algo no me esperaba era algo como eso, de nuevo las Talkinq se abrían ante mí. Madre empezó a contarme sobre su vida. Según parece fue secuestrada a los diez años por una partida de piratas cuyo barco logro llegar por un milagro a una ensenada de la isla, donde fue sorprendida mientras los espiaba muerta de curiosidad por los extranjeros.

Fue vendida como esclava en el continente Occidental a un rico comerciante del continente Sur que se la llevo con él a su regreso a casa. Allí estuvo por un periodo de diez años, después me comento que su amo tubo una serie de mala suerte con los negocios y se vio obligado a deshacerse de muchas propiedades, entre ellas muchos esclavos, y ella entro en ese lote. Su nuevo amo era otro comerciante que se la llevo al Gran Continente. Allí estuvo otros diez años como esclava de ese nuevo amo, según comento allí fue donde al llegar a determinada edad empezaron a explotarla como mujer, o diciéndolo de otro modo, siendo obligada a atender sexualmente al amo. Tardo según ella cuatro años, pero en la primera ocasión que se le presento con oportunidad clara de huida lo mato escapando después.

Según dijo iba en una caravana de mercancías cuando lo mato, se escapo internándose en los territorios centrales del Gran Continente, yendo a caer en manos de una tribu, los Lantares, de quienes fue liberada por Guerreras Talkinq, enemigas mortales de estos. Después de cinco años entre ellas, donde según dijo aprecio muchísimas cosas incluidas sus leyendas más famosas e incluso las más temidas por ellas, regreso aquí, con su pueblo, tardo cinco años en conseguirlo pero lo consiguió. Aunque riéndose me dijo que tardo luego casi dos años en lograr que la aceptasen de nuevo como lo que era, una sacerdotisa... Después de que diese por terminada su historia le pregunte...

- Val : Muy entretenida su historia, ¿pero para que me ha contado esto?

- Madre : Para que sepas lo que he vivido, y que mi vida no ha estado constreñida únicamente a esta isla...

- Val : Sigo sin entender a donde pretende llegar...

- Madre : Pues es muy simple, pretendía que supieses que tengo ciertos conocimientos para evitar que pienses en evadirme, porque quiero saber que está haciendo en esta Isla aquel que camina con los muertos, Vhaalzord, El Nigromante... por eso...

Mi cara se endureció mientras ella tranquilamente se llevaba la taza a los labios sin que sus ojos se desviasen de los míos. Fui a hablar cuando la entrada de la tienda se abrió de modo violento dando paso a una alteradísima Jhorka... la primera en hablar fue Madre que lanzo un suspiro que parecía decir algo así como “lo sabía, ya sabía yo que pasaría esto”, anticipándose a la recién llegada…

- Madre : Ahora es cuando vendría perfecto un conjuro de insonorización sobre la tienda... serias tan amable... Vhaalzord...

- Val : Por su puesto madre... (Concentre mi poder creando en un plis dicho conjuro, protegiendo la tienda de cualquier fuga de sonido)

- Jhorka : Eso es un mito, una leyenda, eso es falso madre... no... (Madre levanto la mano riéndose a carcajadas)

- Madre : Que pasa Jhorka, ¿que aun habiendo visto lo que su mano indicaba, lo que te indicaban los Naurr o lo que te indicaron las tripas del sacrificio no fuiste capaz de ver lo que te estaban diciendo?... me decepcionas hija, me decepcionas... (Su voz se endureció al extremo) ahora siéntate y no molestes. (Vi que Jhorka apretó los labios pero hizo lo que le ordenaron, porque fue una orden en toda regla)

- Val : ¿hija?

- Madre : (Su voz se volvió a dulcificar) Llamo a si a todas la mujeres Nauruem, e hijos a los hombres, pero en este caso es la forma correcta, realmente Jhorka es mi hija pequeña... y sus poderes de adivinación son muchísimo mas poderosos que los míos... por eso me sorprenden sus dudas contigo... no había hecho falta que me llamase para esto... aunque me alegro ya que así he podido conocerte en persona...

- Val : (señale la arena de la esquina) Supongo que eso también habrá influido en sus conclusiones de algún modo, ¿no?

- Madre : ¿Tus armas?, por supuesto, son una constante en todas las leyendas... porque créame que las leyendas sobre tus hazañas son francamente coincidentes por todos lados en determinados aspectos, entre ellos la descripción de su largo bastón con hoja curva al final... un extraño arma que dudo que otro que no fuese Vhaalzord podría manejar...

- Val : Creo que es la primera persona que se da cuenta de ese detalle, incluido yo, debo de confesar....

- Madre : Jajajajaja, esos pequeños detalles son los que dan veracidad a una leyenda... cuando no varían sea de donde sea que se escuche la leyenda. Y en su caso existen varias coincidencias que se transmiten atraves de los continentes en tus... "andanzas"... además parece que de un modo y otro siempre terminan por volver a aparecer por algún sitio de nuevo con más fuerza esas leyendas sobre ti... lo que pude llevar a sospechar sobre la presunta falta de "autenticidad" de tu leyenda en particular… o para alguien que sepa separar la paja, ver en ello lo más improbable, que pueda pensar que sea cierta y Vhaalzord, el Nigromante, aun siga caminando por el mundo…

- Val : Bien, no tiene sentido ocultárselo, por lo menos a usted visto lo visto... si, (con voz gélida que hizo estremecerse a ambas mujeres de forma muy clara) yo soy ese que llaman Vhaalzord, el Nigromante, y si, antes de que lo pregunte ninguna de las dos, su pueblo con sus tonterías conmigo ha estado muy cerca del desastre... ¿y ahora? (Jhorka soltó un jadeo ahogado al escucharme)

- Madre : Ahora... nada, absolutamente nada... usted es un mago llamado Val y punto...

- Jhorka : Pero madre...

- Madre : ¿Que quieres hacer Jhorka, contárselo a todos?... y no quedaría ni un solo Nauruem en kilómetros a la redonda de aquí... el pánico se extendería entre nuestro pueblo como el fuego por la jungla... ahora me arrepiento de haber contando todas esas historias sobre él a mi regreso… y el hincapié que hice en que las creyeran por si ocurría esto precisamente que supieran a qué atenerse… ¡¡¡¡maldita sea!!!!

- Jhorka : Pero es que el...

- Madre : Él, como tú dices, por la circunstancia que sea en lugar de terminar con todos nosotros esta decidió a ayudarnos a proteger nuestro territorio, por todo lo que he oído sobre él cuando estuve fuera, tanto bueno como malo, pienso que en caso de necesitar que el mismo se ocupase de algún peligro que nos superase, se encargaría en el acto de proteger la isla... aunque no fuese por nosotros, si lo haría por lo que sea que le interese, y en este caso por lo que me has contado es el gran templo... ¿no es así Val?, ¿o quizá me equivoco?

- Val : (Entrecerré los ojos, esa mujer estaba resultándome excesivamente inteligente para mi gusto) Efectivamente es tal y como tú dices Madre... pero yo no siempre estaré aquí para salvaros el culo... por eso me interesa que sigáis aquí y seáis capaces de proteger vuestro territorio, interés mutuo.

- Madre : Eso me quedo muy claro y no creo que nadie piense lo contrario... bastante estás haciendo ya por nosotros. Y ahora Jhorka, puedes por favor salir de la tienda y que nadie nos moleste hasta que nosotros mismos salgamos, tengo que hablar con Vhaalzord de cosas personales... (Al oír cómo me llamo de nuevo puse toda mi atención en ella)

- Jhorka : Claro madre... me esquivo la mirada...

- Madre : Necesita tiempo para aclimatarse a todo esto de lo que acaba de enterarse, no todos los días tenemos de invitado a una leyenda, y mucho menos a una tan negativa como eres tú, ¿no crees? (se rio a carcajadas)

- Val : Mas o menos madre, más o menos... ¿de que quería hablar conmigo?

- Madre : De la magia que recorre tus venas... o más bien, del caos mágico que es ahora mismo tu poder...

CONTINUARA