Crónicas de Vhaalzord - Libro 10 - 4

Las cosas en Shurpel se vuelven más complicadas para Val… Llegando prácticamente al extremo de iniciar una guerra en toda regla en el reino de Rayaran

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 10

Capitulo- 4

Al final de las cuarenta y ocho horas, recibí en el campamento un mensaje de Shelby para que fuese a visitarla a su casa. Cuando llegue y pique en la puerta me abrió un tipo de muy mal aspecto que me hizo pasar enseguida, indicándome a donde debía dirigirme... directo al dormitorio de la dueña de la casa, que me recibió ante mis asombrados ojos, de pie, vestida tal y como sin duda su madre la trajo al mundo.

Cuando me recupere de mi sorpresa, irónico le pregunte por su recibimiento de esa guisa, ella fue directa al grano, me dijo que eso era porque no quería perder tiempo desnudándose... se abrazo a mí y me beso... yo como comprenderéis colabore gustosamente... recordaba perfectamente como de bien me lo pase con ella en mi anterior visita. Shelby aparentaba unos cuarenta y poco muy, muy bien llevados y estaba durita, durita... además mantenía prácticamente intacta toda su belleza, añadiéndole una desbordante madurez que le proporcionaba una sensualidad animal, salvaje. Me desnude a toda velocidad, yendo con ella abrazados, comiéndonos a besos hasta llegar a su lecho, sobre el que caímos los dos.

Rápidamente se situó sobre mí, cogiendo mi miembro completamente erecto con una mano y dirigiéndolo a su intimidad, sentándose luego poco a poco, introduciéndoselo con lentitud. Empezó a moverse en el momento en que lo tuvo por completo en su interior, cabalgando despacio, rotando las caderas con suavidad mientras su vagina parecía triturar mi miembro en su interior... me sonreía con malicia al ser consciente por mi cara de placer de lo que debía de estar sintiendo en esos momentos. Apenas diez minutos después me corrí en su coño, haciéndola alcanzar casi a la vez su orgasmo.

Me dejo muerto... había sido uno de los mejores polvos de mi vida sin lugar a dudas... o por lo menos que recordase, claro. Se incorporo y poniéndose a cuatro, me miro pidiéndome que la sodomizara y que fuese todo lo rudo que pudiese con ella... que se moría de ganas. Pase mi mano por su sexo y me la encontré caliente a más no poder, lo tenía enchicado... Me situé tras de ella y empecé a pasar mi polla por su coño con al sanísima intención de lubricarla antes de clavársela. Cuando considere que ya estaba apunte la cabeza en su agujerito clavándosela después de un solo golpe seco hasta el fondo, ella soltó un alarido de dolor al recibirla de ese modo.

No ceje en ello, la sujete por las caderas y empecé un frentico movimiento de mete-saca sin mostrar la menor piedad de sus quejidos y jadeos de dolor. Mi polla parecía un ariete, entrando y saliendo de su culo sin parar, martirizándola de la peor manera posible, además al estar tras ella hice que se incorporara un poco para poder tenerla así con una mejor disposición para mis manejos. Tras esta aparente pasada por mi parte con la embestidas, me las apañe para poder torturarla también con sus pechos. Al estar casi en pie pude centrarme en sus pechos, retorciéndola los pezones con saña en determinados casos... aumentando de este modo su cada vez mayor placer... poco a poco iban variando sus gemidos de dolor a gemidos de intenso placer.

Estuvimos follando los dos durante casi tres horas, al final mientras que yo me la follaba por el coño, le tenía metido una talla en madera de una enorme polla en el culo, moviéndola con el muslo cada vez que le metía la polla en el coño casi hasta el hígado, dada la profundidad a la que entraba o al menos intentaba metérsela. Tras follar quedamos satisfechos ambos, tendidos en la cama hablando, fue entonces cuando me dio los detalles sobre quienes nos atacaron, junto con los de otra gente que la estaba molestando y contra las que ya andaba pensando antes de mi aparición en tomar medidas... solo que ahora mi repentino regreso e interés por ellos se lo había puesto en bandeja.

Pero lo primero era lo primero, nada más salir de casa de Shelby me fui directo a presentar mis respetos a nuestros agresores. Cuando Shelby me dio la información entendí muchas cosas sobre el porqué, pese a mi situación anterior, habían logrado sorprenderme... también es cierto que pese a todo si lo consiguieron fue debido a la ausencia de mis habituales protecciones mágicas, con ellas activas a estas alturas todos ellos habrían caído a mis manos cuando nos asaltaron. Era un grupo de seis sujetos, cada noche por lo visto elegían un callejón distinto y atracaba a quienes entraban por el... motivo por el que no note que nadie entrase tras nosotros, ya que los que me sacudieron ya estaban dentro... me confié y en esos momentos tampoco tenía disponibles mis conjuros habituales, que hubiesen impedido lo que sucedió. En todo caso me presente en su casita, situada en uno de los barrios más conflictivos y peligrosos de la ciudad.

Educadamente llame a la puerta, cuando me abrieron reconocí al tipo como uno de los que nos seguían, de modo que le salude cordialmente... extendí mi mano poniendo mi mano sobre su pecho... una descarga de energía partió de mi palma, enviando al tipo como a unos cuatro metros de distancia volando literalmente por el aire. Al ruido del impacto aparecieron otros tres sujetos mas... uno de ellos con una espada en la mano, lamentablemente la perdió enseguida... la mano me refiero, saque a relucir la Shilkka y se la ampute, desarmándole de tan amable manera.

Retire la Shilkka manteniendo el bastón... con una mano sujete la frente del pobre manco, realizando una rápida lectura de mente que me indico quien era exactamente el que sabia donde estaba el dinero... después de esto lo solté. Dado que ninguno de ellos era quien me interesaba los elimine como las alimañas que eran, no estaba de humor para perder el tiempo. Tras eso me fui a buscar a los dos que faltaban, entre ellos el que sabía donde estaba el dinero robado. Les encontré bebiendo en un local, espere afuera con toda calma, lamentablemente para ellos al salir decidieron atajar por un pequeño callejón que partía del lateral del local, lo que me vino de perlas para no llamar la atención al “charlar” con ellos.

Entre tras ellos en el callejón, no dije ni media palabra a ninguno de ambos. Saque una de mis espadas, decapite al que no me interesaba y al otro le golpee con el pomo de la empuñadura dejándole inconsciente. Le hice una lectura mental averiguando donde tenía escondido el dinero, después lo degollé con gran placer. Milagrosamente no faltaban más que unas pocas monedas de cobre, no me preocupo, ya que sabía que Shelby posteriormente me las reembolsaría junto con una jugosa gratificación por mi servicio como diplomático.

En el puerto según me indico Shelby, había un contrabandista que negociaba directamente con quienes le interesaba sin pasar por el mercado. La mercancía que compraba era muy baratita...  supongo que el cuchillo que solían ponerle en el cuello al vendedor le ayudaba bastante a conseguir tan buenos precios. Como decía,  luego esa mercancía la vendía en sitios donde su importación estaba prohibida... algo que a Shelby ciertamente no le importaba, pero sin embargo la parte donde la compraba sí que le atañía, de modo que me pidió que le convenciese para que no continuase por ese camino.

Os aseguro que mi intención era únicamente hablar con él, ese fue el motivo por el que subí a su barco, rogándole delante de todos sus hombres que dejase sus prácticas habituales de compra... no le debió de sentar muy bien lo que le dije porque después de que él y todos sus hombres se estuviesen riendo de mi todo lo que quisieron... me intentaron matar. Como ya sabéis todos a estas alturas, el que me intenten matar me suele molestar bastante, de modo que hice aparecer mi bastón, usándolo contra ellos. Eran el capitán y la docena de hombres que formaban su tripulación...

Reconozco que eran muy buenos, pero tenían muy poco que hacer contra mí. Lo malo fue que el amable capitán, no contento con enfadarme con lo de atacarme, no tuvo otra ocurrencia que escupirme en la cara y peor aun que eso, encima tubo la malísima suerte de darme de lleno en ella. Si el que me ataquen es malo para la salud del atacante, imaginad eso de que me escupan y me den en la cara… eso es ciertamente muchísimo peor, más aun cuando además hacen las dos cosas. Entre el bastón y mi magia me deshice de todos ellos, eso sí, sin matarlos, únicamente dejándolos inconscientes... Después de eso, bastante más que enfadado, los encerré a todos en la bodega del barco. Reconozco que primero pensé en quemarlos vivos junto con el barco, pero luego lo reconsidere ya que me pareció algo un poco salvaje, veréis, pensé que sería peligroso, los barcos anclados estaban bastante juntos... demasiado como para que no se prendiese algún otro también si lo incendiaba, y eso tampoco era plan.

Visto lo visto decidí otra cosa... con un par de conjuros debidamente dispuestos en el barco le abrieron por completo el fondo, entrando el agua a raudales, hundiéndose en cuestión de unos poco minutos con sus tripulantes encerrados en la bodega dando berridos pidiendo socorro, aunque al final terminaron junto con sus últimas adquisiciones, distintos barriles de Aceites diversos, Armas, varias cosas mas de dudosa procedencia y más dudoso destino todavía, en el fondo del puerto, ahogándose todos ellos sin que dejasen de dar alaridos ni un solo instante, muy escandaloso todo, creedme.

Creo que fue el escupitajo lo que hizo que los eliminase de tan desagradable manera, sin el no digo que no hubiese matado a algunos de ellos o incluso a todos... pero bueno, tampoco se perdía tanto con sus muertes. Shelby no me dijo nada, pero cuando le comunique a los dos días de esto que no la volverían a molestar mas, me comento que ya no hacía falta que me encargara de los otros dos asuntos que me pidió... por lo visto se tomaron lo de estos pobres del barco como una especie de aviso también para ellos y salieron de la ciudad por piernas.

El siguiente problemilla en el que me vi envuelto fue a causa de Niara... por lo que se ve le gusto a alguien. Ese alguien decidió que estaba en su derecho de follàrsela porque le apetecía. Considero que el ser hijo de uno de los tres Grandes Duques era motivo suficiente para tener dicho derecho sobre ella... como nuestra aldea estaba en el territorio de su padre, el Gran Duque Lorat, se considero con algo que por lo visto se llama derecho de pernada, bueno, pues eso, que considero que él lo tenía sobre Niara... Como yo no estuve muy de acuerdo con ello, amablemente así se lo indique, entonces la cosa se me puso seria con él y sus guardaespaldas... pero que bastante seria. Una verdadera lástima para ellos.

Lo cierto es que yo estaba un poco preocupado y con humor muy particular debido principalmente al mensaje de R’halrhaz que no cesaba de mandármelo, con lo que eso de andar tocándome las narices no era muy aconsejable y lo que quiso hacer el niño de papa menos todavía, así les lucio. Regrese al campamento y me encontré a todos alborotados, Niara iba con algunas de las otras chicas por la ciudad cuando se toparon con el mamarracho, digo con el apuesto joven que se quedo prendado de la belleza virginal de la hermosa doncella, decidiendo que debía de ser suya, por lo que cogiéndola por la cintura la monto sobre su caballo y se la llevo consigo. Una particularidad es que Shurpel está bajo autoridad Real y el mamarracho no se fiaba para nada de pernoctar en ella, motivo por el que habían montado un campamento a unos pocos kilómetros a sus afueras.

Estaba escoltado por un total de unos cuarenta soldados, más criados, etc. Intente tranquilizar a todo el mundo, me costó bastante, ya que algunos querían ir a denunciar los ecos al alguacil con la esperanza de que hiciese algo, cosa que yo sabía que no sería así. Al final nos acostamos todos, yo me levante pasada la media noche y me dirigí raudo hacia el campamento del mamarracho... Me cole tranquilamente en el campamento, me costó poco esquivar a los tres guardias que había. Me entretuve un rato buscando donde estaba Niara, al final la encontré atada al poste central que soportaba el centro de la altísima tienda, Niara sentada de espaldas contra él. Con muchísimo cuidado me acerque a ella, pude ver innumerables signos de violencia en su cuerpo… use un poco de magia para lograr que se mantuviese dormida. Le quite la capucha que llevaba puesta, por su cara llena de moratones, su labio hinchado, estaba claro que le habían sacudido bastante… me fije en el resto de su cuerpo, retirando con cuidado y mimo parte de su ropa, encontrándome con lo mismo… llegue a la conclusión de que sin lugar a dudas Niara había sido violada por el mamarracho y puede que incluso algunos mas.

Tranquilamente le volví a colocar la capucha y me puse a desatarla sin preocuparme del ruido en absoluto, es más, de hecho reconozco que hice ruido aposta... Digamos que ya antes de encontrarme con esto andaba un poco frustrado con el mensaje de R’halrhaz , eso de que se metiese en mi mente para hablar conmigo… en fin, creo que lo que de verdad me pasaba es que tenía ganas de pegarme con alguien, o más bien, de triturar a alguien, y lo de Niara fue la gota que colmo el vaso. No tardo mucho en despertar el mamarracho, al ver lo que hacía cogió con rapidez su espada, se puso muy agresivo conmigo, intento ensartarme sin decir ni media. Le esquive sin problema desarmándolo, dándole de paso tres o cuatro guantazos después de quedarme yo con su afilada hoja... le deje la cara echa un cisco. Fue entonces cuando se puso a chillar medio histérico perdido y despertó a todo el campamento.

Entraron raudos en la tienda tres soldados medio desnudos con el acero desenvainado... las ordenes que recibieron del mamarracho fueron de lo más claras, les dijo que me quería vivo porque me iba a arrancar personalmente la lengua, los ojos y cortarme las manos, algo que no me sentó nada bien como amenaza… mas después de lo que había visto que le hizo a la chica. El principal problema para el pobre idiota, fue que sus tres valerosos soldados tardaron menos de veinte segundos en morir. Después me fui a por él, que intento abandonar la tienda como buena mente pudo sin conseguirlo. Al verme impidiéndole la salida de ese lado me empezó a llamar de todo menos bonito mientras retrocedía en dirección a la otra, el resto de soldados llegaron justo un instante antes de que hiciese algo con ese parasito.

La tienda tenía dos entradas distintas, lo que me supuso un pequeño problema... hasta cierto punto, claro. Decidí usar únicamente las dos espadas con el fin de que los soldaditos me duraran algo mas, dejando de lado la que le quite al mamarracho. Casi ninguno llevan su armadura completa y solo unos pocos se habían puesto alguna parte de ella, lo que me facilitaba muchísimo la labor a la hora de tratar con ellos. También es cierto que no sabría decir muy bien lo que sucedió, ya que solo me ocupe de moverme sin parar y meter mis espadas en cualquier resquicio por donde viese que había chicha, pinchando y rajando sin parar. Diez minutos después solo quedábamos vivos en la tienda Niara y yo, a mi alrededor había cadáveres amontonados… Ya que el mamarracho había huido valientemente según empezó a ver como caían sus hombres, como si estuviesen segando grano en lugar de matando hombres, antes de ir tras él para darle caza decidí ocuparme de Niara.

Lo primero que hice fue recuperar la espada del mamarracho, después ocuparme de Niara. La hice levantarse con mucho cuidado y la conduje a la salida del campamento de la mano, guiándola con mucho mimo, ya que no le había quitado la capucha y no podía ver por donde andaba... La puse en el camino, en dirección a nuestro propio campamento mientras yo me dedicaba a perseguir al mamarracho… antes de alejarme la dije que contase hasta veinte antes de quitarse la capucha, no quería que supiese que había sido yo quien la salvo, difícilmente hubiese podido explicar lo que había hecho, y no quería que se supiese de que era capaz, por lo menos de momento. El destino del mamarracho lo decidió la orden que dio cuando sus soldados entraron, con voz muy maliciosa y mirándome con odio, les dijo a sus soldados que me quería vivo para poder arrancarme la lengua, torturarme, arrancarme los ojos y amputarme ambas manos para que no pudiese volver a levantar nunca más un arma, a eso se sumo lo que le había hecho a Niara… no sabéis bien las ganas que tenia de echarle el guante. Como comprenderéis me dedique a buscarlo de la forma más concienzuda posible hasta dar con su pista.

Al final lo conseguí... y fue realmente algo patético... se enfrento a mí con una espadita que debió de coger del campamento antes de escapar, agitándola como si fuese a conseguir algo hasta el momento en que la mia, si antigua espada, se clavo en su cintura, justo en su zona más dolorosa, atravesándole el hueso de la cadera. Cayó al suelo entre alaridos de dolor, momento que aproveche para pincharle con la hoja sus rodillas, arruinándoselas, por completo, ya que tras clavárselas me dedique a retorcer la punta de la espada dentro de ellas... Su espada era de fina hoja, lo que me permitía usarla como si fuese un cuchillo, pero sin necesidad de molestarme en agacharme. Estuve pinchándole las articulaciones y luego moviendo la hoja en sentido circular como si estuviese intentando ensanchar el agujero, destrozándoselas… estuve como cuarenta minutos torturándole de ese modo. Luego, tras asegurarme que no pudiese escaparse y fuese completamente consciente de lo que le esperaba, le deje allí abandonado a las alimañas, eso sí, antes de irme, para asegurarme de ello, le ampute las manos y corte la lengua para evitar que gritase o se pudiese defender cuando empezasen a comérselo vivo. Aunque eso sí, fui clemente con él, tras empaparle bien en sangra sus ropas, le cauterice las heridas para que no muriese desangrado y a los animalitos les diese tiempo a encontrar así su cena fresquita y crujiente.

Al día siguiente por la tarde había mucho movimiento en la ciudad, las tropas de la misma parecían de lo más nerviosas. Me entere de que habían encontrado al heredero del Gran Duque Lorat devorado por pequeñas alimañas de la zona tras haber sido torturado por algún desalmado, también de que habían asesinado a todos los soldados de su escolta, por lo que en la ciudad temían un ataque por parte del Gran Duque como venganza... algo que ciertamente no descarte sabiendo cómo era semejante bicho. Inmediatamente me emocione pensando en escaparme del resto del grupo, convocar a los Khulgan para exterminar ese ejército con alegría y desparpajo… Lo cierto es que me relamía solo con pensarlo, pero no me fiaba de mi magia para ello, seguía sintiendo de una forma extraña mi poder… mucho más intenso y fuerte que antes, pero extraño… Antes de arriesgarme a usar hechizos tan poderosos como el de los Khulgan debía de asegurarme de saber que pasaba exactamente con esa sensación que sentía al respecto… no temía por mí, pero si por mi control sobre ellos, y no creo que haga falta decir porque no quería correr determinados riesgos.

Apenas tres días después y justo cuando nos disponíamos a marcharnos entraron en la ciudad tropas del Rey con este a la cabeza, le acompañaban su hija y su hijo. Se oía que los ejércitos combinados de los tres Grandes Duques marchaban sobre Shurpel y el Ejercito Real estaba allí para hacerles frente. Después de ver entrar esas columnas de tropas mucha gente cogió todo lo que fue capaz de cargar y abandono la ciudad. Nosotros nos dispusimos para regresar a toda velocidad a la aldea, pero antes de poder irnos, obligaron a todos los de los alrededores a entrar y cerraron las puertas de la ciudad, evitando cualquier entrada o salida de la misma. En los siguientes cuatro días estas solo se abrieron para que más columnas de tropas accediesen a la ciudad.

Si algo tenía muy claro es que no estaba por la labor de dejarme matar en cualquier estúpida batalla. Empecé a practicar lentamente con mi magia, comprobando cómo funcionaban determinados conjuros y como podía manejar el caudal. Disperse bastantes criaturas mágicas por la ciudad intentando reunir información que pudieses ser útil con el fin de poder escapar de allí. El problema es que con el rey habían llegado también varios magos, y debía de evitar que pudiesen detectarme, con lo que tenía que tener muchísimo más cuidado con lo que hacía de lo normal.

Una de las mañanas en las que me encontraba evaluando las defensas, comprobando como de factible seria que todo el grupo escapase por allí, fui interceptado por un pelotón de soldados mandado por un hombre muy elegante. Se identifico como el chambelán del Rey, me hizo saber que su majestad deseaba entrevistarse conmigo lo antes posible... lo que traducido a la situación, era una educadísima forma de pedirme que lo acompañase en el acto a donde el decidiese conducirme. Por si no me había quedado lo suficientemente claro, seis de los doce soldados se pusieron a mi espalda, y uno más a cada lado en una evidente composición de escolta... por cómo me miro el oficial que iba al mando de la patrulla... solo debía decidir si acompañaba al Chambelán como invitado o como prisionero... mi gozo en un pozo.

No me hacia ni pizca de gracia, me condujeron a una gran mansión, perteneciente al gobernador de la ciudad. Me condujeron a una gran sala donde había varias personas reunidas, para mi sorpresa una de ellas era la propia Shelby, y por lo poco que pude ver antes de que me interpelaran, me pareció que debía de ocupar algún tipo de posición de cierta relevancia en el gobierno del Rey...

- Shelby : Majestad, este es el hombre del que os hable, el que quizá pueda ayudarnos a dar una solución menos... costosa a nuestro problema...

- Rey : Bien, veremos a... (Se calló un momento, me miro fijamente y su cara expreso reconocimiento al recordarme)

- Val : Majestad...

- Rey : ¡¡Val!!, que alegría me da verte... no sabía que estuvieses en la ciudad

- Val : Veo que su majestad me recuerda...

- Rey : Indudablemente, nunca podría olvidarme del hombre que salvo a mi familia antes de ser el rey...

- Val : Olvidaos de ello por favor, solo hice lo que cualquier otro en mi lugar...

Tras esto hizo salir a todo el mundo de la sala, quedándose a solas conmigo, con Shelby, a la que me presento como su jefa de inteligencia... algo por otro lado muy inteligente por su parte, dados los contactos que esta tenia con los bajos fondos, era sin duda lo mejor que podía haber hecho. También se quedaron con nosotros el chambelán y el general jefe del ejército, aunque este no parecía estar tan cómodo como los otros dos conmigo allí.

Shelby fue de lo más directa, quería que me encargase de los tres Grandes Duques antes de que sus ejércitos se pudiesen reunir, lo que por cierto, de aceptar me dejaba un margen de maniobra realmente escaso en verdad, ya que quedaban apenas unos pocos días para que este hecho se produjese. De atreverme a usar a los Khulgan no hubiese sido problema ninguno, simplemente podría haber masacrado a los tres ejércitos por completo y arreglado... pero aparte de tener luego posiblemente que explicar cómo lo había hecho, estaba el importante dato de que no me fiaba de usar algo tan poderoso, por lo menos de momento.

Entonces el rey añadió un pequeño aliciente a su propuesta, y no me refiero al dinero que me pagarían por ello, una cantidad realmente enorme por otra parte.

- Rey : Antes de que decidas, creo que dado lo que te debo, tengo que advertirte de que con ellos se encuentra varios Lahishin...

- Shelby : ¡Majestad!, eso no era nec... (El Rey hizo un gesto con la mano haciéndola callar mientras me miraba fijamente... recordé entonces que el también era un mago)

- Val : ¿Magos?

- Rey : Si, alguno fijo, ademas creo que también usan como guardias algunos guerreros o asesinos de esa secta también, pero de esto último no estoy seguro...

- Val : ¿No sabe si los usan?

- Rey : No, lo que no se es lo que son exactamente, aunque yo apostaría mas por que fuesen asesinos, más que otra cosa... por lo que se siempre están en la sombra cerca de sus nuevos amos, y eso no es normal de ser unos simples guardias...

- Val : Estoy de acuerdo apunta más hacia asesinos... yo me andaría entonces con pies de plomos majestad, recordad la última vez que nos encontramos... y por lo que vi cuando llegasteis, vuestra hija y vuestro hijo también están aquí... ellos serian mi blanco de querer causarle daños, ya que por lógica, deberían de estar menos protegidos que vos...

Vi como el chambelán salía disparado de a habitación sin necesidad de que nadie dijese nada. Entendí que iría a ordenar reforzar la seguridad de los dos jóvenes. Hasta ahora no había podido discernir exactamente cuánto tiempo había estado "muerto" en esta ocasión, pero por todo lo que llevaba vivido hasta el momento, mas la información que estaba recibiendo en esos instantes, deduje que lo más probable fuesen entre doce y quince años los que me llevo regresar otra vez... No pude evitar pensar, que en vez de todo esto, lo que ahora me debería de interesar como primera prioridad, debería de ser averiguar en qué condiciones lo había hecho y porque me notaba en esta ocasión tan extraño... junto a todas estas particularidades que se estaban dando en mi... mi bastón, la Shilkka, mi pérdida de memoria... y lo que era aun más preocupante de todo... la preocupante inclusión de R’halrhaz, el más anciano y quizá poderoso de todos los dragones, en todo este asunto.

Por suerte, además de disponer de mi magia, también tenía otras habilidades totalmente distintas… posiblemente fuese el mejor asesino del mundo en esos momentos… y esas eran las habilidades que pensaba aprovechar en esta ocasión, dejando mi magia para mejor ocasión… si podía, claro. Otra cosa que pensé, es que puede que también mi carácter hubiese cambiado en cierta medida al regresar, haciéndome un pelín más cínico de lo que era antes… quizá.

CONTINUARA