Crónicas de Vhaalzord - Libro 1 - 5 (Fin)

Nueva orgia con Dhi y algunas guerreras… Se resuelven algunos misterios sobre Val, aunque no todos… Dhi por fin llega a su meta… Continua el viaje de Val

CRONICAS DE VHAALZORD

Libro - 1

Capitulo- 5

Dhi estuvo un buen rato meditabunda, sin seguir con lo que me estaba contando, sin atreverse a seguir, indecisa del todo, temerosa de lo que fuera que pudiera averiguar de ello... pero como yo no daba muestras de decir o hacer nada…

- Dhi : Según nos contaban en mi Clan, Vhaalzord es inmortal, no puede morir... pero sin embargo no está satisfecho con ello, el quiere morir a toda costa, según me dijo mi madre, aquella matriarca que intercedió por todas las Talkinq, la gran Nardhu, dijo en su momento que el ser inmortal y no poder morir es algo aterrador... que ninguna deberíamos de desear aquello que no se conoce lo que cuesta…

- Yo : Donde quieres llegar Dhi...

- Dhi : Cuando regreso según cuentan, lo hizo con un ejército de extraños seres... eran muertos, casi todas las historias están de acuerdo con eso, pero mi madre los llamo Zoahrgs, o algo así.

- Yo : Su nombre correcto es Khulgans, o Khulgan... guerreros Khulgan para ser más exacto, y no son exactamente muertos Dhi, en realidad son algo bastante peor que eso (Vi perfectamente como un escalofrió recorrió a Dhi por completo)

- Dhi : ¿Es tan malo de verdad ser inmortal?

Me quede mirando a Dhi sin pestañear, cada vez estaba más nerviosa, me miraba asustada de lo que la pudiera contestar a su pregunta. Eso era tanto como preguntarme de forma indirecta si yo era, como sospechaba desde que oyó mi nombre, el conocido como Vhaalzord. Solo una persona había hecho esa pregunta que ella había hecho sobre la inmortalidad antes, justo la matriarca a la que Dhi hacía referencia, Nardhu, y para su desgracia se la conteste, pero no como ella pensó que lo haría, con un sí o un no. Podría hacer lo mismo que hice con ella con Dhi, pero no sabía si ella lo soportaría como la matriarca lo soporto, y aun así estuvo apunto de volverse loca de remate.

- Yo : Esa pregunta solo se la conteste a la persona de la que estabas hablando, solo a esa matriarca, a Nardhu, solo a ella se la he contestado Dhi. Espero que esto confirme las sospechas que llevas encima desde que oíste mi nombre completo, supongo que lo dejo la Gran matriarca Nardhu por si yo en algún momento volvía por aquí que el clan me pudiera reconocer.

- Dhi : No podrías por favor contestarme como hiciste con ella... no podrías contarme que se siente...

- Yo : Dhi, créeme que no sabes lo que me estas pidiendo... Nardhu casi se vuelve loca... no todo es tan simple, por favor, créeme. Conténtate con saber que yo soy ese al que llaman Vhaalzord

- Dhi : Pero confías en mi, ¿no?

- Yo : Esta bien Dhi, te complaceré, te contestare como hice con la Gran Matriarca de tu Clan, Nardhu. Tu misma te lo estas buscando Dhi, solo espero que no lo pagues muy caro... pero creo que en cierta manera se lo debo a ella por pese a todo, no haber podido evitar la desgracia de su clan, así que lo hare… (Lo iba a hacer exactamente por el mismo motivo por el que la estaba ayudando, en memoria de Nardhu y sus sueños). Te contestare a tu pregunta tal y como hice con ella, exactamente igual, solo espero que no te vuelvas loca por lo que vas a conocer Dhi… espero sinceramente que seas tan fuerte como yo supongo que eres… prepárate Dhi, porque te mostrare lo que deseas saber…

Dhi estaba expectante con mi respuesta, pero al igual que Nardhu, no se esperaba como iba a ser mi respuesta, pero igual que con ella tampoco a Dhi le dije nunca que se lo contaría, sino que se lo mostraría… eso era una pequeña, pero vital diferencia para ellas, aunque todavía en ese momento no eran consciente de ello, creedme que sí. Lance sobre Dhi un hechizo brutal, era un hechizo de un salvajismo terrible para el que lo recibía... seguro que su cerebro debió de parecer arder desde dentro, provocándola un dolor insufrible, cada vez peor, cada vez más terrible... antes le había paralizado las cuerdas vocales para evitar que pudiera gritar al sentir esto. Ese dolor era necesario para sincronizar su mente con la mia por decirlo de un modo más o menos comprensible. Una vez conseguido lance sobre ella más de 2000 años de experiencias a cual más dolorosa, amargura, odio por el ser humano, venganzas conclusas y brutales, la locura que siento cuando uso mi poder, a mas cantidad de poder usado a la vez mayor grado de locura, llegando hasta el límite de perder todo control sobre mi consciencia y ser solo una máquina de matar, mi lucha para evitarlo, el dolor de doblegar locura y poder constantemente, siglos de dolor, de rabia, de lucha contra lo que me domina… docenas de mis más terribles y dolorosas muertes, decapitado, desmembrado, descuartizado, atravesado por espadas, por lanzas, ahogado, enterrado vivo… con sus más dolorosos todavía retornos desde allí donde fueran los muertos, negándome el merecido descanso al que todos los seres vivos tienen derecho menos yo, el dolor de la regeneración del cuerpo, el dolor de la reconstrucción del tejido nervioso a veces durante meses y meses consecutivos, el nacer de la nueva piel de forma terriblemente dolorosa sobre los músculos y la carne, la desolación total, el dominio total de la locura sobre mí al regresar, y la falta absoluta de sentimientos en mi interior, en mi alma, pese a recordar cómo se siente, como son, el vacio del alma que siento por ello, un total y absoluto vacio de seres queridos, solo recuerdos también de cómo se sentía con estos... pero sobre todo de la locura, de esa enajenación que proviene de la esencia, de la mismísima fuente de mi terrorífico poder, de cientos de años de lucha diaria contra eso… todo ello acumulado cosa sobre cosa, durante como dije, mas de 2000 años de “vida” o mejor sería decir, de “no tener derecho a la muerte”. Todo esto fue demasiado para ella, igual que lo fue para Nardhu, pero al igual que ella en su momento desde luego tubo lo que buscaba, supo lo que se sentía siendo como yo, no inmortal como todos creían, sino incapaz de alcanzar el descanso al que todo ser vivo tiene derecho cuando muere, estando obligado una y otra vez a volver de la forma más dolorosa posible, de regresar con una locura contra el ser humano, contra los seres vivos que me carcome el alma, además solo pudiendo alcanzar la muerte de forma violenta y por tanto solo de la forma más dolorosa para regresar luego de igual modo constantemente, todo el tiempo. Cuando corte la conexión con Dhi esta se encontraba aterrada y sollozante hecha un ovillo en una esquina, completamente destrozada mentalmente por todo lo que había sentido... como mas adelante me diría tras recuperarse y hablar de ello, sobre todo por ese extremo odio hacia la humanidad entera, incluida ella... esos deseos enfermizos de exterminarla por completo de la forma más dolorosa posible... el sufrimiento constante de tener que combatirlo a diario sin enloquecer... sin ningún tipo de sentimiento por nadie que no sean las ganas insanas de matar todo lo que ven mis ojos, de abandonar esa tienda y matar a todas las de fuera… a todo el que se encuentre conmigo.

Al día siguiente Dhi amaneció tumbada en la cama ya que yo la lleve hasta allí en un estado catatónico total, al final su mente se había terminado desconectando, solo faltaba esperar si su mente regresaría o no, Nardhu lo logro, veríamos si Dhi también lo conseguía, yo creía firmemente que si... era demasiado parecida a Nardhu como para que eso la derrotara. Numerosas hechiceras médicas que estaban en la aldea por la reunión del gran consejo la visitaron para intentar curarla los cuatro días posteriores sin el menor éxito. Era un autentico problema para el consejo esta situación, ya que Dhi se había convertido en alguien muy, muy especial en todos los sentidos para todas las Talkinq, y mas todavía por su especial situación, eso todavía la había encumbrado mas paradójicamente. Esto podría ser desastroso si se tomaba por un augurio. Al final paso lo normal en estos casos desde el principio de los tiempos, la culpa fue a parar al esclavo que estaba presente. El triunvirato envió a una docena de nerviosísimas guerreras a la tienda de Dhi a detenerme, obviamente por su número digamos que me alegro comprobar que pese a las apariencias me tenían una altísima consideración al hacer esto, algo evidente para cualquier Talkinq, haciendo esta consideración extensible a la “mancha” de Dhi y su paso a la edad adulta conmigo, algo muy importante para ella una vez se recuperara, algo que también mi magia me indicaba que sería dentro de muy poco, ya que su mente estaba empezando a conectarse lentamente otra vez... Vi divertido cuando entraron desenvainando las espadas con ojos de estar temerosas ante mí, acusándome de intentar matar a Dhi de una forma un tanto tibia para lo que sería normal en ellas, obviamente recordaban perfectamente quien era el maestro de verdad de Dhi, como era de verdad de bueno y que por muy esclavo que fuera… En esas estábamos cuando Dhi abrió los ojos, giro la cabeza y las dijo a todas ellas que salieran, que quería quedarse a solas con su esclavo. Ninguna dijo ni media, salieron en silencio todas ellas de la forma más rápida posible visiblemente aliviadas, por una parte porque Dhi parecía haberse recuperado, y por otra por librarse de enfrentarse a cierto esclavo, por muy esclavo que fuera, me sonreí pensando que por lo menos aunque eran orgullosas guerreras, su orgullo no las hacia ser idiotas del todo.

- Dhi : Por favor no las tomes en cuenta por esto, es simple miedo por la situación si me pasase algo, supongo…

- Yo : No te preocupes que no tomare medidas por esto, y si, es un razonamiento correcto, si algo te pasase sin explicación coherente las guerreras y las demás podrían tomárselo como un muy mal augurio, que en este momento sería un desastre para el Triunvirato.

- Dhi : Esto es lo que vio Nardhu, ¿no Val?

- Yo : Si... eres la segunda persona que lo ve...

- Dhi : No sé cómo eres capaz de seguir adelante así…

- Yo : Porque no puedo morir Dhi, por eso, no tengo más remedio que seguir… día tras día… (Vi como se quedaba pensativa mientras una lágrima resbalaba por su mejilla)

- Dhi : Es irónico sabes, mi madre siempre decía que el clan nunca se extinguiría porque si eso estuviera a punto de pasar Vhaalzord volvería... y aquí estas, al final has regresado como mi madre dijo...

- Yo : No, te equivocas, esa es la promesa que le hice a Nardhu, se la hice como pago, a cambio de una deuda que contraje con ella, pero cuando me convenció para no exterminar a todas las Talkinq, lo hizo, pero para ello no tuvo más remedio que desprenderse de ella, la canjeo a cambio de la vida de las restantes miembros de tu pueblo, solo tu Clan se hubiese salvado de mi ira... Dhi, solo te ayude y no os mate a toda la aldea cuando desperté porque me recordaste a alguien... pero no era Nardhu como tú crees ahora Dhi, a quien me recordaste fue a otra persona, alguien que fue para mí más importante que mi propia vida, hace mucho tiempo… en mi otra vida, antes de ser el ser que ahora soy.

- Dhi : Pero... (La hice una seña para que me dejar terminar de hablar)

- Yo : No supe la situación que había hasta que no te presentaste formalmente a ti y a tu clan... Pero no te hagas líos Dhi, como sospechas a estas alturas mi ayuda es en memoria de Nardhu,  en cierto modo intentando salvar su sueño, un sueño que compartía contigo, sois mucho más parecidas de lo que tú misma piensas, Dhi. Pero también mi ayuda es por mis propios motivos, pero no tengas la menor duda, no pienses, no dudes ni por un solo instante, de que si en algún momento hubieras desfallecido o traicionado lo que realmente querías, aquello por lo que te ayude, si lo hubieras hecho por conseguir poder, te hubiera matado para que no mancharas la reputación que tanto le costó a Nardhu para tu Clan.

- Dhi : Y yo no soy Nardhu, ¿no?, solo Dhi...

- Yo : Ahora lo que pareces ser es estúpida del todo Dhi. No pretendas nunca ser como Nardhu, porque nunca jamás llegaras a igualarla o ser como ella, ten siempre en cuenta que ella siempre será única Dhi... Tú eres Dhi, metete eso en tu cabeza, solo limítate a ser Dhi, y también lograras ser única, igual que Nardhu, solo se tu misma Dhi, porque entonces, al igual que nadie conseguirá nunca ser como Nardhu, tampoco nadie conseguirá nunca ser como Dhi.

- Dhi : (Con lagrimas en los ojos) Gracias, creo que me hacía falta oír algo como eso. Desde este momento eres libre Val... nunca más podrías ser mi esclavo después de saber quién eres... (Sonriendo me miro y me dijo) aunque lo eres porque no has querido dejar de serlo claro, poco te hubiera costado ser libre.

- Yo : Eso solo será cuando yo te lo pida Dhi, fue el trato que hicimos, respétalo hasta el final... no me enfades, ¿vale?, aun te quedan cosas por lograr, venga, ponte en marcha Dhi…

- Dhi : (Con lagrimas en los ojos) Gracias, eres como me contaba mi madre... como decían las mayores que dijo Nardhu que eras, ¿sabes? Por mucho que pretendas hacerte el malo… (Se paso las manos por las mejillas limpiándose las lágrimas tras decir eso)

- Yo : Seguro que exageraban mucho, ya sabes, las leyendas para niñas pequeñas... tienen tan poca veracidad... seres mágicos maravillosos, magos inmortales de carácter dulce, en fin, tonterías...

Dhi se estuvo riendo a carcajada limpia durante un buen rato con esta salida mia, después de eso me dijo sonriente algo así como... "¡¡Esclavo!!, mi desayuno, si no esta listo en unos minutos te muelo a palos, que eres un vago...". Estaba Dhi comiendo como un animal, con un hambre de lobo cuando entraron las matriarcas para verla, a mi ni me miraron, y eso que mandaron que me apresaran con la sana intención de ejecutarme para calmar los problemas que se presentaran por la situación de Dhi. Ella me miro maliciosa, diciéndome con la mirada que la daban ganas de decirlas quien era realmente, para ver si por su edad a alguna la daba algo y pasaba a mejor vida, ni que decir que a mí la idea no es que me desagradara del todo, pero desde luego era la mar de inoportuno algo semejante, sino…, en fin.

La Gran Matriarca le dijo a Dhi que las tres mejores guerreras la desafiaban a un torneo, que pondrían a prueba su habilidad, poniendo en juego sus mejores esclavos que se llevaría la ganadora, que era un gran honor para ella. Dhi encajo bien el golpe ya que obviamente solo tenía un esclavo para aportar y se les veía el plumero a las honorables intenciones, pero hizo algo que nadie se esperaba que hiciera alguien tan joven como ella, alguien que debía de estar ansiosa de reconocimiento, cada vez Dhi era mejor a nivel de pensamiento político. Lo que hizo fue negarse de forma muy diplomática al duelo usando para ello a las propias grandes matriarcas, manipulando al triunvirato en cierto modo... alego su falta de condiciones para el mismo, ya que era todavía muy inexperta, sutilmente las recordó además el poco espacio de tiempo que llevaba siendo guerrera, técnicamente para ellas todavía era una aprendiz con lo que no tenía sentido esa invitación por muy buena que fuera como tal, aunque nadie lo protestara en absoluto vistos los resultados de Dhi, pero para sus tradiciones y forma de ver las cosas, a la larga... serian problemas. Las matriarcas vieron claro enseguida que incluso podría ser vista la invitación como un intento de aprovecharse de Dhi por parte de las veteranas guerreras al ser tan joven por muy buena que fuera en la lucha, con lo que las matriarcas no tuvieron mas remedio que ser ellas la que lo cancelaran antes de que pudiera pasar algún incidente de algún tipo a posteriori entre las propias guerreras, aun sin que Dhi liara ninguna por su cuenta que también era posible, simplemente lo anularon como precaución, ya que eso era lo último que hubieran necesitado en esos momentos. De esta forma Dhi quedo a cubierto de cualquier sentimiento de menosprecio que cualquiera de las otras pudiera sentir al negarse ella.

En cambio Dhi las invito a entrenar con ella y su "maestro" con toda la mala leche de que era capaz... ahora fueron ellas las que se encontraron con un callejón sin aparente salida, no las quedo otra para no ser consideradas como descorteses por todas las demás, aceptaron a regañadientes, pero para su sorpresa las guerreras que estuvieron con nosotros en el bosque, las catorce se presentaron en bloque como voluntarias para entrenar con nosotros, no me hizo falta mirar a Dhi para saber que fue cosa suya y saber qué es lo que quería sin duda que yo hiciera. Para vergüenza de las otras tres ellas quedaron fuera de combate enseguida, mientras las demás aguantaban a duras penas, pero aguantaban. Ellas nos habían visto entrenar a Dhi y a mí, y habían ideado algo parecido a lo nuestro, pero la guerrera que hacía de líder de la partida, la que se lo paso también conmigo, las adapto para su forma de pelear. Poco a poco iban mejorando de forma exponencial como ellas mismas comprobaban cuando se enfrentaban deportivamente a otras guerreras desde que regresaron con nosotros. No las humillaban como haríamos nosotros, pero vencían y además notaban su propia tremenda mejoría. Al final acabaron mordiendo el polvo y quedando Dhi y yo solos entrenando. También he de reconocer que como sin duda había pretendido Dhi que hiciera con ellas y nosotros, hice una pequeña trampa, antes de empezar Dhi y yo como siempre recibimos determinados hechizos que nos ayudaban aguantar, sino hubiéramos acabado más o menos como ellas... también esas catorce recibieron en este caso cierta ayuda mia para dejar en evidencia a esas tres “listas” delante de todas, al no ser directamente así por Dhi ya que otras guerreras también estaban entrenando con ellas… no tenían motivos para tomarla con ella o sentirse menospreciada por ella. Lo que al principio a Dhi la maravillaba, y ahora después de saber quién era yo realmente ya daba por normal, es que a los demás magos les pasaran desapercibidos los hechizos que yo usaba sobre nosotros, o sobre otras. Curiosa mentalidad la que demostraba Dhi, y en cierta forma digamos que me hacía gracia esa confianza que mostraba en mi, su seguridad sobre su idea de mi forma real de ser bajo mi apariencia de ser terrible, cuando realmente si hubiera fallado durante este proceso para ponerla en camino a su destino como futura matriarca de su Clan, la hubiera matado sin inmutarme.

Había muchísima preocupación en el ambiente, veréis las Talkinq en caso de guerra podrían movilizar unas 25 a 28 mil guerreras, pero los Lantares fácilmente podrían movilizar más de 40 mil sin despeinarse. Evidentemente las matriarcas no querían oír hablar de una guerra en la que llevaban las de perder ni por asomo. El único motivo por el que los Lantares no hubieran intentado antes atacarlas era porque pasar 40 mil guerreros por el bosque podía ser un desastre, sobre todo si las Talkinq los emboscaban, podría ser el fin de su pueblo como tal, sabiendo que luego ellas se tomarían venganza sobre sus aldeas donde no habría nadie para defenderlas, igual que lo que ellas temían de los Lantares. Digamos simplemente que no se atrevían, solo había otra forma de atacar los fértiles terrenos de la Talkinq, solo se podía hacer esto por otro sitio más para los Lantares, las enormes montañas del norte... unas altísimas montañas llenas de fértiles valles, estrechos cañones y senderos... por ahí un ejército podría ser masacrado por un centenar de guerreras tranquilamente en cualquier desfiladero si era sorprendido. Eso era peor todavía que por el gran bosque. Durante cientos de años los bosques habían sido frontera y centro de razias por parte de ambos pueblos, pero esta vez algo más estaba pasando, algo muchísimo más preocupante, esta vez si parecía que la guerra estuviera cerca. Las partidas Lantares eran muy numerosas desde hacía un tiempo, incluso antes de entrar Dhi en escena ya era así. Las partidas Talkinq tenían solo éxito parcial... Unas veces ganaban y otras perdían, muchas guerreras habían muerto o sido capturadas, lo que equivalía a lo mismo para de forma mucho más desagradable, igual era para el otro bando. Pero las Talkinq en estos momentos paradójicamente y de forma totalmente sorpresiva, si tenían una pequeña ventaja de su parte, había una partida concreta a la que según los prisioneros temían todos los Lantares de encontrarse como si fueran entes malignos del bosque, se podría decir que los aterrorizaba... de hecho no sabían nada de nada de ella, solo que llegaba de la nada, mataba y desaparecía en la nada igual que había llegado.

Según averiguaron, empezaba a haber muchísimo nerviosismo entre los guerreros por eso, empezaban a no querer adentrarse mucho en territorio teóricamente Talkinq por temor a encontrarse con esa partida concreta y morir. La presencia de Dhi y mia en el bosque empezaba a pasar factura a los Lantares... no estaban acostumbrados a esta forma de lucha que ella y yo hacíamos, además tampoco a que no hubiera huellas de defensa, era siempre como si murieran sin saber que les pasaba, aunque algunos estuvieran con las armas en la mano. Entre las partidas contra más se acercaban a territorio Talkinq mas sicosis se creaba por el temor a encontrarse con nosotros, o en este caso con quien fuera que los mataba de esa forma. Era el terror de lo desconocido, el miedo al no saber que...

Dhi estaba preocupada por algo que no quería o no se atrevía a decirme. Me costó pero al final lo soltó, se trataba de una pregunta en cierto modo retorica, me pregunto qué era lo que pretendía que ella fuera. Simplemente la conteste que lo que ella quisiera ser, que mi único afán es que ella pudiera regenerar su Clan siendo su primera matriarca... pero que luego qué hacer con él, los planes que tuviera eran cosa de ella, no mia. Yo solo pretendía ayudarla a eso que me dijo al principio, volver a poner su clan en marcha y recuperar su reputación. Muy seria me dijo lo que de verdad ahora pensaba que sería lo mejor para ella y para el clan, si de verdad lograba que volviera a existir de nuevo. Debo de decir que me quede bastante impresionado con sus pretensiones, desde luego no eran nada, pero nada fáciles, desde luego ambición no le faltaba y la cosa es que la creía muy capaz de hacer algo como lo que pretendía lograr... y no era precisamente el poder sobre las Talkinq como cualquiera habría esperado. Sería curioso de ver si de verdad lo conseguirá. Aunque eso solo se vería cuando ella llevara ya mucho tiempo muerta, solo sus descendientes podrían decidir si se llevaba a cabo o no.

Hubo un nuevo problema, unas cuantas de las guerreras, incluida aquella que me mando Dhi atender en los bosques organizaron una de sus fiestecitas habituales... el problema es que esta vez Dhi no podía escaparse de ella sin que fuera una falta de cortesía hacia ellas, dadas sus costumbres. El caso es que en esta fiesta a que la invitaron, por tradición ninguna estaba obligada a nada que no quisiera, no tenía ningún fin específico como la otra en la que si estaba claro a lo que se iba a ella, siendo eso algo totalmente respetable para su cultura. Pero eso en este tipo de fiestas tampoco era algo descartable que pudiera llegar a pasar, pero sería sin "premeditación ninguna", digamos que era muy ambigua en ese sentido concreto. Era normal que alguna se desmandara con algún esclavo presente, o incluso con otra guerrera... mientras las demás estaban a sus cosas y conversaciones, sin participar en ese tipo de acciones. En este caso el problema eran los esclavos, por tradición cada una aportaba un esclavo que era de la fiesta hasta que terminara, evidentemente ninguno de ellos podía recibir daños, pero debían de someterse a los deseos de cualquiera de ellas, no solo de su ama, y Dhi solo tenía un esclavo, Yo. En este caso el problema era para mí.

Cuando empezó la fiesta todo iba normal, parecía que no correría el menor peligro ya que entre los esclavos yo era se podría decir que el feo, la mayoría de los demás eran auténticos adonis, se veía claramente para que eran usados por sus dueñas... poco a poco fue corriendo entre ellas el alcohol, aumentando sus conversaciones de tono, aumentando su tono de voz. No obstante también es cierto que a esas alturas en la otra fiesta ya estarían todas ellas follando como desesperada con el primero que se les pusiera a tiro, en esta no estaba todavía en ese plan. Una cosa de la que si me di cuenta es de cómo me miraba la guerrera aquella que tuve que satisfacer en el bosque, me miraba como una gata en celo, seguro que estaba deseando que alguna se lanzara sobre alguno de los otros para ella lanzarse sobre mi sin parecer desesperada porque un esclavo de otra guerrera se la follara por todos sus agujeros sin piedad... la veía con unas cada vez más claras ganas de saltar sobre mí, por lo visto no se había olvidado de la tardecita del remanso, no.

Dhi se dio cuenta de la situación, en cuanto una de las otras se engancho a uno de los esclavos para follàrselo, Dhi salto sobre mi antes de que la otra guerrera pudiera hacerlo... para mi sorpresa estaba desnudándome cuando Dhi la hizo una seña para compartirme con ella, ni corta ni perezosa se acerco a toda velocidad hasta nosotros. Para asombro de las demás las dos se agacharon para lamerme la polla y ponérmela apunto para ella... quedaron asombradas con lo que hacían, porque ellas eso y a un esclavo, por muy especial que pudiera ser... la cosa empezó mal con eso, no vieron con buenos ojos lo que hicieron las dos. Aunque poco a poco las opiniones empezaron a cambiar entre ellas en por lo menos lo referente a hacérmelo a mí para ponerme en forma según lo que estaban viendo.

Para empezar Dhi se coloco abierta de piernas ofreciéndola el coño a la guerrera que no tuvo el menor problema en comérselo, mientras yo me situaba tras ella, usando de nuevo el conjuro sobre ella para que sus terminaciones nerviosas estuvieran híper sensibles al placer. Ante el asombro de todas las demás que miraban, me agache a lamerla el coño... jugando en el con mi lengua, mis dedos y su clítoris, para su asombro apenas unos instantes después se corría como una burra a mis manos... tragándome sus jugos sin el menor atisbo de asco o hacerlo por obligación. Pero lo que todavía las sorprendió mas es que no la deje respirar, cualquier otro esclavo esperaría instrucciones, yo no, me volví a poner con lo que estaba, metiéndola esta vez tres dedos de golpe por su culo, moviéndolos sin piedad, haciéndola gritar de dolor, pese a estar comiendo el coño a Dhi sin haberlo dejado ni un momento. Instantes después fue mi polla lo que la metí de golpe por el culo, corriéndose una vez más unas pocas embestidas después... no daba ya para mas, tenía que descansar.

Pase entonces a Dhi, cambiaron de postura, esta vez era Dhi la que la comía su torturado coño por mi... mientras yo pasaba a torturar a Dhi igual que torture a la otra... de reojo pude ver como varias de las demás guerreras ya nos miraban sin disimulo mientras se metían varios dedos en sus coños, fallándoselos mientras no veían a nosotros follar, en alguna si se podía leer la envidia por no ser ellas las que estaban siendo tratadas así en ese momento. Después del primer orgasmo de Dhi, le metí la polla por el coño sin pestañear, llenándoselo de polla, haciéndola gritar al sentirse invadida de esa forma por mi sin esperárselo. Tarde poco en lograr que se corriera junto conmigo, llenándola el coño de leche, haciéndola correr al sentir mis chorros golpear contra su útero, mandándolas andanadas de placer sin parar. Para sorpresa de todas las demás, la guerrera se bajo al coño de Dhi para limpiárselo de mi leche, y para más inri todavía vieron como las dos se besaban pasándose el semen de una a otra y tragándoselo luego. Debió de ser para ellas algo tan cachondo que casi todas ellas se corrieron entre gritos al ver esta escena entre Dhi y la guerrera.

La verdad es que estaba desatado, empecé a dará ordenes a los demás esclavos sobre lo que debían de hacer la las demás guerreras para complacerlas, al final la fiesta termino por convertirse en una enorme bacanal. Una de las guerreras termino con una polla en el coño, otra en el culo, otra en la boca y metiendo a otra guerrera tres dedos en el coño mientras se la follaban por todos sus agujeros sin piedad de ningún tipo. Solo hubo una única excepción en esta bacanal, yo solo estuve con Dhi y con la guerrera esta del remanso, y debo de decir que pese a que lo intente Dhi solo consintió en estar conmigo y con nadie más, no permitió que nadie, que ningún macho que no fuera yo sé arrimara siquiera a ella. Y si, entendí el porque sin dificultad de ningún tipo, de hecho la ayude mágicamente con su intento, creía que eso pagaría en cierta forma algo de mi deuda con Nardhu por permitir lo que le paso a su Clan.

A esta guerrera me la empecé a follar por la boca mientras otros dos esclavos la metían la polla por el culo y el coño, reventándola viva entre los tres, cuando la llego el orgasmo no paramos ninguno de los tres por indicación mia, la logramos empalmar hasta tres orgasmos seguido de esta forma, prácticamente se mantenía en el aire debido a la fuerza de nuestras embestidas en su coño, culo y boca... corriéndonos en los tres sitios. Me acerque a una guerrera que estaba intentando recuperarse y ver qué hacer en ese momento, la cogí por un brazo llevándola a comerla el coño a la que acabábamos de llenar de leche, obligándola a limpiársela y tragársela toda, mientras uno de los otros esclavos se la metía sin piedad nuevamente por su dilatadísimo ya culo... estaban todas ellas completamente abiertas por todos sus orificios incluida Dhi, pero esta solo por mí, había rechazado a todos los esclavos que se acercaron a ella para follàrsela... solo consintió como dije antes follar conmigo. La deje el coño y el culo como un bebedero de patos, la boca debía de tenerla desencajada de las veces que la había hecho comerme la polla, o me la había follado por ahí. La bacanal termino por la mañana temprano, yéndose cada una a su casa acompañadas de su esclavo, iban todas más que satisfechas, y sin dudar deseando todas ellas repetirlo cuanto antes. El que peor estaba era yo, lo de lanzar sobre todas conjuros para aumentar sus sensaciones me tenia muerto, ni que decir encima de haberme follado a Dhi y la guerrera sin parar durante toda la noche hasta destrozarlas, y destrozarme yo claro. Durante todas las restantes noches hasta nuestra partida, Dhi me monopolizo todas y cada una de las noches, follando conmigo como una desesperada, como dije antes buscando algo que yo voluntariamente la ayude a encontrar en cierta forma como compensación para Nardhu, la difunta hacia muchísimos, muchísimos años gran matriarca de su Clan.

Una semana después las matriarcas del triunvirato habían logrado establecer para sorpresa de todo el mundo una entrevista con los Lantares a fin de terminar incluso con las razias, evidentemente pensaban usar el retirar del bosque esa partida que ellos tanto temían, éramos un buen sistema de cambio ya que igual que nos podían retirar, podían ordenar que entráramos en territorio Lantar, y sinceramente no creo que eso les hiciera la menor gracia visto lo visto en los bosques, solo que no llegaron a ningún acuerdo valido ya que los Lantares exigieron verse cara a cara con las matriarcas del triunvirato, o al menos una de ellas y alguna otra representante. Si dijera que no me olía a trampa seria un mentiroso compulsivo. Cada uno llevaría un total de 30 guerreros, seria en una parte del bosque donde existía un enorme claro, bastante dentro de territorio teóricamente Talkinq, creo que por eso transigieron con algo tan extraño desde todo punto de vista... además solo se las ocurrió pensar en acudir las tres matriarcas del triunvirato. Con todo esto nos encontramos cuando llegamos desde nuestro poblado encontrándonos con que nos estaban esperando y todo, ya que a parte de algunas de las mejores guerreras y magas, también quisieron que Dhi fuera con ellas, y yo de paquete de Dhi.

Partimos todos, adentrándonos enseguida en los bosques, directos hacia el lugar de la reunión sin que salvo a las tres grandes matriarcas a ninguno de los demás nos hiciera la menor gracia la situación, especialmente a mí. Empecé a notar cosas cada vez más extrañas a medida que nos acercábamos al punto de la reunión. Lamentablemente a mi no me hacía caso ni dios, ya sabéis un esclavo... avise a Dhi de lo que notaba, de que había mucha magia de ilusión en el ambiente, que algo no iba bien del todo, que era como si algo estuviera siendo ocultado por un velo por magos a cualquier tipo de escrutinio mágico... algo muy raro estaba pasando allí, tenía una peste a trampa toda la situación que tiraba de espaldas.

La ventaja es que a mí no me hacían ni puto caso, pero fue ponerse Dhi tensa como la cuerda de una ballesta ante mi advertencia y todo el mundo ponerse exactamente igual... llegamos al sitio estipulado para la reunión y cada vez lo veía peor, pero dado que íbamos con las matriarcas no podíamos despistarnos para mirar, tanto a Dhi como a mí nos olía todo esto fatal, pero que fatal del todo. Llegamos a la altura prevista para la entrevista con los jefes de los Lantares... pero en vez de eso una solitaria flecha partió de la zona boscosa para ir a incrustarse en el pecho de Dhi para mi asombro que no me lo esperaba al estar concentrado intentando averiguar mágicamente lo que pudiera estar pasando, realmente la flecha iba contra mí por algún motivo, pero Dhi se puso en medio para, por curioso que pudiera parecer, protegerme, proteger a su esclavo, y todas las Talkinq se dieron cuenta del detalle, quedando asombradas por ello... Después de que cayó me incline sobre ella para ver como estaba, la cosa pintaba mal... Las dos curanderas que venían con nosotros se apresuraron a hacerse cargo de ella... antes de que se fueran use un potentísimo hechizo para ralentizar sus funciones corporales durante un tiempo, dejando a las curanderas margen sobrado para que la pudieran estabilizar. Entonces vimos salir a los Lantares de la espesura, eran unos trescientos o cuatrocientos Lantares enormemente satisfechos con su trofeo, nada menos que las matriarcas del triunvirato de sus odiadas enemigas iban a caer en sus manos... y para postre una treintena de sus mejores guerreras y varias de sus mejores magas, pensaban que lastima que no alcanzaron al esclavo. Esa flecha estaba pensada para matarme a mí y así evitar dar a ninguna Talkinq, tenían pensado así poder competir por matarlas a todas ellas sin que hubiera bajas antes de empezar la competición, usando mí muerte para delatar su presencia e intenciones... los pobres la había jodido pero a base de bien con ello, en vez de darme a mi habían alcanzado a Dhi... mejor seria para el pueblo Lantar que no muriera o me encargaría de que desaparecieran por completo todos y cada uno de los Lantares vivos de las páginas de la historia, exterminándolos a todos hasta hacer desaparecer de la faz de la tierra a todo su pueblo, y creedme si os digo que tampoco hubiera sido la primera vez para mí en hacer algo como eso.

Pregunte a las hechiceras como estaba Dhi, me dijeron que si no tuviéramos que moverla podrían dejarla estable en un tiempo prudencial, salvándose con casi total seguridad, pero que tendríamos que salir corriendo o morir allí, que fuera como fuera Dhi estaba ya muerta. Me agache poniendo un anillo en un dedo de Dhi... abrió los ojos mirándome al sentir el anillo. Solo la dije que no se esforzara, que ese anillo perteneció a Nardhu, que ahora por su acción estaba en deuda con ella, ese sería mi pago... después ante el asombro de todas las demás la pedí en voz alta que por favor me liberara de la esclavitud a que estaba sometido a ella... cosa que hizo enseguida, deseándome suerte con lo que fuera que les hiciera. Sonriendo la acaricie la cabeza y la di un beso en la frente diciéndola que no se preocupase, que los Lantares iban a creer que todo era una pesadilla el tiempo que todavía vivieran, y la dije que este sería más bien tirando a poco… me sonrió y me solo me dijo “ve”. Me gire un poco mirando a las curanderas que nos miraban a su vez asombradas por lo que habían escuchado, las dije que se preocuparan solo de atenderla, que por la cuenta que las traía no la pasara nada de nada, me incorpore echando a andar hacia los Lantares, diciendo a las guerreras, matriarcas y magas al pasar a su lado que no se movieran de allí ninguna de ellas vieran lo que vieran o morirían sin remedio, que se quedaran con Dhi protegiéndola y todas estarían a salvo... después con voz glacial les añadí mientras me alejaba unos pasos de ellas, que se encontrarían a salvo con Dhi, tanto de ellos, como de mi.

Me acerque lo suficiente a los Lantares como para que con un pequeño hechizo pudiera amplificar mi voz y me oyeran todos ellos perfectamente, pidiendo a los Lantares  lo primero saber quien fue al que lanzo la flecha que hirió a Dhi. Un Lantar con una cara de rata inmunda fue el que dio un paso al frente jactándose de haberla dado con la flecha, lamentando no haberla matado, después tuvo la ocurrencia de decir que mejor así, que antes de rematarla se la follarìa, que seguro que era una zorra muy sabrosa y tiernecita... arranco las carcajadas de todos los Lantares y exclamaciones ahogadas de las Talkinq por el insulto. De repite sonó un estampido y un alarido de dolor, su brazo derecho, el que sujetaba la flecha para lanzarla se había partido en dos, su codo había explotado separando el antebrazo. Poco después fue el otro codo, luego una rodilla, después la otra... al final solo quedo una masa informe de carne sobre el terreno, su cuerpo había sufrido como una veintena de explosiones, pero ninguna afectando a ningún órgano vital, tardando minutos en morir, muriendo entre dolores atroces.

Un grito de rabia sonó en las filas Lantares... una nube de flechas partió en mi dirección, de repente junto a mi rielaron dos figuras muy características que empezaron a aterrorizar a todos los presentes, Lantares y Talkinq por igual por lo que estas suponían en varios sentidos a cual más aterrador para ellos y ellas... nada mas consolidarse levantaron sus brazos usando magia, poco después las flechas que los Lantares lanzaron sobre mi cayeron cerca mío, pero sin ni siquiera rozarme ninguna de ellas. Segundos después de esas dos formas, rielaron casi medio centenar de formas más a mí alrededor, formando dos líneas de jinetes, una a cada uno de mis lados, manteniéndose junto a mí sin separarse los dos magos y el jefe de los jinetes, obviamente ellos eran mi escolta.

Acababa de convocar a las criaturas más temidas de este mundo, a los guerreros Khulgan. Los Khulgan según se cree son seres del inframundo, cuando se les convoca aparecen como enormes guerreros cercanos a los dos metros, dos metros veinte, totalmente cubiertos con una armadura de algo parecido al acero, pero flexible como el cuero, que les cubre por completo. Sus cascos solo dejan ver sus ojos, unos fulgentes ojos rojos que se ven atraves de sendas ranuras existentes en el casco. Aparecen normalmente montados en caballos, estos llevan también armaduras en la cabeza, crines, pecho y cuartos traseros... pero más que caballos parecen el esqueleto de estos nada mas por lo poco que se ve de ellos, por eso muchas veces también a ellos los confunden con muertos. Sus armas son de lo más variopintas, pero total y absolutamente letales, no sienten piedad ninguna, solo tienen ansia de sangre, no sienten tampoco lealtad por su convocante, si vieran al mago debilitado o fuera uno de resolución débil no dudarían en destruirlo con un placer perverso, pero incluso con uno muy poderoso al mínimo agotamiento o despiste, y los Khulgan exigían al mago tan exigente concentración que perderla durante una decima de segundo sería lo más normal antes o después, incluso ellos mismos hacían todo lo posible para lograrlo y entonces poder matarlo, motivo por el que hay que estar completamente loco para convocar a un Khulgan, nadie, ningún mago en su sano juicio aun si supiera y fuera capaz lo convocaría, muchísimos menos más de uno, y no digamos de intentarlo con uno de sus magos. Los Khulgan no pueden ser dañados con facilidad, pueden ser abatidos y heridos, pero aun en estos casos no mueren, simplemente vuelven al sitio desde donde fueron convocados a la espera de que les ordenen regresar de nuevo totalmente recuperados, que se sepa solo un mago ha logrado matar a uno de ellos, el único mago al que obedecen ciegamente sin intención aparente de revelarse, posiblemente debido a que puede matarlos pero él en cambio no puede morir, el único que se atrevería a levantar un ejército de Guerreros Khulgan con un completo control sobre ellos, incluyendo magos, Vhaalzord, el Nigromante (Ahora creo que entenderéis lo del Nigromante, ¿verdad?).

Creedme cuando os digo que si existe algo que nadie tiene dificultad en reconocer en este mundo si lo ve, o antes lo ha visto en grabados, o se lo han descrito alguna vez como una leyenda es a un Khulgan... y ahora unos aterrorizados Lantares veían frente a ellos a medio centenar de guerreros Khulgan a cuál de ellos mas real... con lo que parecían además dos magos Khulgan para aumentar más todavía su terror. Tampoco hacían falta las presentaciones para que supieran en el acto a quien acababan de intentar matar con sus flechas solo instantes antes, aumentando todavía más su abyecto terror, creo que este era tal que les llevaba incluso al grado extremo de estupidez de tener miedo hasta de salir corriendo para no provocarme. Las guerreras Talkinq no estaban nada mejor que los Lantares, era la aparición de su peor pesadilla, la de ambos pueblos, la de muchos de los pueblos de este mundo a lo largo de los siglos..., mi presencia, mi existencia y conmigo los guerreros Khulgan, y a ellas tampoco las hacía falta pensar mucho para saber quién era en realidad el mago que los había convocado, el único que podría hacer algo semejante, convocar a tal cantidad de ellos sin perder instantáneamente el control sobre todos y cada uno de los mismos... Vhaalzord, el Nigromante, la peor pesadilla para cualquiera, una leyenda para meter miedo a los niños en muchos sitios, una leyenda haciéndose realidad delante de todas, apareciendo de lo más recóndito de sus pesadillas, todas se apelotonaron instantáneamente junto a Dhi, que no pudo evitar que en sus labios se insinuase una sonrisita un tanto socarrona al verlo, sonrisita que logro ocultar casi de inmediato. La Matriarcas además eran muy conscientes de que mandaron arrestarme cuando lo de Dhi, con una orden implícita para mi muerte con ello… su terror todavía era peor que el de sus guerreras, pero tuve muy claro que todas ellas habían recordado en el acto mis palabras de que debían de permanecer cerca de Dhi para estar a salvo, “incluso de mi”.

A una orden mia los Khulgan arrancaron, cargaron en sus terroríficos caballos contra los Lantares, que al verlos ir a por ellos rompieron sus filas intentado salvarse cada uno como pudo, incluyendo sus jefes, siendo todos ellos masacrados sin piedad por los Khulgan, no se salvo ninguno, después de acabar con todos los que había en aquella llanura, mas de 600, se internaron en los bosques para buscar y exterminar todo Lantar que encontraran, ya que no les puse limite ninguno, mientras estuvieran convocados buscarían Lantares a los que matar sin piedad hasta exterminarlos por completo, sin importar edad, sexo… todo esto con un placer insano para ellos, pero siempre dentro de una distancia máxima a mi alrededor si no les ordenaba otra cosa distinta, esa era una especie de salvaguarda al convocarlos que yo empleaba para no perder mi control sobre ellos, al limitar su espacio de movimiento evitaba que pudieran buscar las aldeas cuando no encontraran a ninguno más que matar, hasta ese punto eran peligrosos si los dejabas sueltos sin ningún tipo de control o limitación. Viendo esto me acerque a donde estaba Dhi sonriéndome con la cara pálida, pero sin demostrar el menor miedo a lo que veía. Estaba muy segura de mi por lo que me fije, tras de mi sin perder de vista a las Talkinq iban los dos magos Khulgan y el jefe de los guerreros, un guerrero que les sacaba cabeza y media a los suyos, una imagen aun más espeluznante si cabe para quien lo viera... y los tres dando muestras más que evidentes de querer matar a todas las aterrorizadas Talkinq presentes, pero sin atreverse también de forma también más que evidente a desobedecerme o actuar sin mi permiso, lo que les daba una clara idea a todas ellas de lo peligroso que yo debía de ser para lograr eso de esos seres, de lo que sin duda alguna podría llegar a hacer alguna vez si de verdad me lo proponía, de lo cerca que habían estado todas ellas todo este tiempo del desastre, teniéndome tan cerca de ellas sin saberlo, empezaron a mirar todas ellas a Dhi como si ella fuera su única defensa contra mí y los Khulgan, algo en lo que por cierto acertaban todas ellas.

Unas aterrorizadas guerreras Talkinq y matriarcas me dejaron paso retirándose de donde estaba Dhi completamente para dejarme con mis escoltas todo el sitio del mundo y no molestar. Solo una de las curanderas permaneció a su lado, pero visiblemente muerta de miedo tanto de mi como de mis “acompañantes”, se relajo algo cuando la sonreí antes de centrarme en Dhi ejerciendo sobre ellas hechizos de cura tremendamente poderosos para cualquier mago ante los ojos de la entre ahora solo intranquila y cada vez mas asombrada y alucinada curandera al verme usar tan terrorífica cantidad de poder sobre Dhi para curarla. Aunque a esta realmente fue muy poco lo que la sonreí cuando llegue para ser sinceros, pero supongo que para la curandera eso fue algo importante para ayudarla a centrarse en Dhi y calmarse bastante, ella posiblemente fue la única de todas las Talkinq que al permanecer allí se dio cuenta de la verdadera magnitud de mi poder real… y creo que realmente la aterrorizo mas esto incluso que los Khulgan que había a mis espaldas todo ese tiempo, y eso que no di muestras en ningún momento de estar luchando contra la locura que me empezaba a intentar consumir al usar esas cantidades de magia. Esta curandera jamás hablo con nadie de aquello que vivió mientras curaba a Dhi, del poder que desplegué sobre ella para evitar que muriera… lo que supo, imagino, o pudo suponer se lo llevo a la tumba con ella.

Ese día antes de que desconvocara a los Khulgan murieron bastantes más de los seiscientos guerreros Lantares de la llanura a sus manos, más de doscientos murieron también en partidas que sorprendieron en los bosques, la desbandada de los mismos fue total, tanto de Lantares como de Talkinq... solo que todas las Talkinq al no enfrentarse a ellos y limitarse a huir como los Khulgan no tenían mi permiso para matarlas salieron ilesas, mientras que solo unos pocos Lantares pudieron decir eso. De repente ese bosque se había convertido en un autentico infierno, apareciendo en él la peor de las pesadillas de cualquiera, los guerreros Khulgan. A Dhi la quedo claro en ese mismo momento que me iría, que no seguiría con ella para volver a la aldea... también era consciente de que era lo mejor, ya que podía ver el terror que sentían todas las Talkinq a nuestro alrededor. Con un esfuerzo las pidió si podían darnos espacio para poder hablar a solas, la curandera se retiro en el acto pese a ser la que estaba más tranquila de todas ellas... luego Dhi medio de broma en un intento de relajar el ambiente las dijo a las magas que no intentaran escuchar con sondas mentales nada de lo que habláramos, creo que solo yo entendí el chiste ya que las magas negaron firmemente semejante idea, aterrorizadas de que yo me pudiera tomar tal cosa en serio. Ya lo creo que nos dejaron espacio para hablar a solas... creo que si no hubieran temido que de pasarle algo a Dhi por abandonarla sería su sentencia de muerte y la de todo su pueblo, hubieran estado todas corriendo cada una de camino a su aldea sin mirar atrás desde el principio de saber quién era.

Dije a Dhi que estaba en deuda con ella, que el anillo que le había dado era el mismo al que renuncio en su día Nardhu. Si yo echaba una gota de mi sangre sobre su negra piedra, una circonita negra imbuida en una magia ya olvidada por todo el mundo... menos por mí, esta piedra refulgiría como si fuera de fuego, identificándome de forma clara. Pero si ella o cualquiera de sus descendientes, alguien de su sangre, echaba encima una gota de la suya, recitando cierto conjuro que la obligue a memorizar usando la magia, entonces la piedra se volvería Azul... eso me haría llegar el mensaje de que me necesitaban para devolver mi deuda. Que no dudara que llegaría lo antes posible, y que por el bien de quien fuera mas valía que no hubiera sufrido la portadora del anillo el menor daño. Me lo agradeció con lagrimas en los ojos, después de esto llame a las matriarcas para que se acercaran, entonces para sorpresa de Dhi las dije algo que hizo que se pusieran como la cera... las dije que las gemelas que Dhi llevaba dentro de ella eran mías, que ahora mi sangre estaba mezclada con la de su descendencia... y que una de ellas tenia importantes dones para la magia, que dejaba a las tres en sus manos. Que las cuidaran y adiestraran debidamente bajo la supervisión total de Dhi… y mi forma de mirarlas al decir eso creo que las helo hasta el tuétano de los huesos, y mas todavía por como las miraban los Khulgan detrás de mí, o por lo menos al sentir lo que parecían sus fulgentes ojos sobre ellas.

Las tres matriarcas me juraron que se encargarían de que no les pasara nada a Dhi o a su descendencia... supe en el acto por mis sondas sobre ellas que decidieron sabiamente que solo el gran triunvirato sabría el secreto de Dhi, de la sangre que correría por las venas del Clan Esghiberdh, fueron conscientes enseguida que si se conociera podía desencadenar tensiones que podrían acabar mal en el ansia de todos los Clanes de cruzar su sangre con el de Dhi. El Clan de Dhi además tendría un poderosísimo aliado con ellas, estuviera o no estuviera con ellas nadie en su sano juicio se enfrentaría a Dhi sabiéndolo, pero… Decidieron que lo mejor era definitivamente mantenerlo en secreto. Otra apreciación que hicieron para sí mismas fue el paso de edad adulta de Dhi de ser con un esclavo tullido marcando la vergüenza para todo su Clan, si este hubiera existido, había pasado a un paso a edad adulta por el que cualquier Talkinq hubiera dado su vida por conseguir para ella o su Clan, eso ponía a Dhi junto con sus meritos propios en un nivel de tal magnitud que era suficiente para ser de saberse, la siguiente gran matriarca del triunvirato, aun siendo tan joven, aun siendo su Clan ella sola y las dos hijas no natas que esperaba. También fueron más que conscientes de mi insinuación de que si algo las pasaba a cualquiera de las tres fuera de la normalidad… entonces volvería y no serian los Lantares los que se aterrorizarían al verme de nuevo precisamente.

Después de saber que al irme no habría problemas para Dhi, me levante, bese a Dhi en la frente y partí sin volver a mirar atrás... rumbo a algún otro sitio, quedando todo esto en mi pasado, como siempre ocurre conmigo desde hace mucho, muchísimo tiempo... sin poder llevarme nunca ningún sentimiento de ningún tipo conmigo, solo el amargo sabor en mi boca de la locura que siempre siento como quiere tomar el control de mi para poder usar mi poder a discreción sobre todo ser vivo… Yéndome igual de vacío que llegue seguido por mi escolta, retirando los Khulgan solo después de internarme en lo más profundo de los bosques de Khal-tor-Khild. Durante decenas de años el bosque dejo de ser centro de razias de ambos pueblos, dejo de ser el núcleo de sus guerras instaurándose una paz entre ambos poco a poco cada vez mas solida, solo un pequeño Clan de las Talkinq era capaz de adentrarse tranquilamente en las profundidades del Bosque sin temor. Ni Lantares ni Talkinq fueron capaces de volver a hacerlo con cierta comodidad hasta muchas decenas de años después… y aun así era temiendo todas las “leyendas” que desde aquel día corrían sobre lo sucedido en él, sobre sus profundidades.

EPILOGO

Dhialmina Ard-Lackluhd, del clan Esghiberdh, refundadora del Clan, aunque muchos dicen que realmente fundo un nuevo Clan que comenzó con ella, única persona que durante muchos años fue junto con sus hijas capaz de pasar días o semanas tranquilamente en lo más profundo de los bosques de Khal-tor-Khild. Treinta años después de todo esto logro que se le concediera por parte del Triunvirato de matriarcas los terrenos de las grandes y desiertas montañas del norte para el Clan, alejándose así para siempre de los bosques, refundando allí la decimoctava aldea de nuevo con el beneplácito de las restantes diecisiete, dada su fama, su cordialidad, su disposición, su consabida entonces sabiduría, su reputación y el respeto que infundía, no hubo voces importantes en discordia con esa decisión. Solo las grandes matriarcas el triunvirato sabían la línea de sangre que se juntaba en el clan Esghiberdh, que la sangre de Vhaalzord corría también por sus venas, una información que pasaba de unas a otras al ser elegidas, cuando una moría y otra la sustituía, las otras dos informaban del hecho, causando con cada nueva matriarca la misma conmoción en todas ellas, sobre todo en ese periodo en que las nuevas matriarcas habían coincidido conmigo sin saber quién era... en ellas la conmoción fue todavía mayor, sobre todo lo fue en cierta matriarca que me conoció siendo una de las mejores guerreras de las Talkinq, la misma que pidió permiso a mi ama para que “la atendiera”, la misma que estuvo conmigo en una orgia, siendo la única junto con Dhi que estuvo conmigo en ese aspecto. Solo también un pequeño puñado de guerreras, magas y curanderas junto al triunvirato sabían porque solo ella era capaz de ir sin temor a lo más profundo de aquellos bosques sin miedo ninguno, también solo ellas sabían lo que había pasado aquel día en aquellos bosques, y aun así, pese a todo no atreverse a volver a ellos, a sus profundidades, por temor encontrarse con algo que preferían olvidar que paso alguna vez, de algo que preferirían no tener que volver a vivir nunca, solo simples anécdotas.

Dhi tuvo solo dos hijas, después de ellas se negó a tener más descendencia por motivos que solo ella conoció, y jamás revelo a nadie nunca permitió que volvieran a embarazarla, o si los motivos se los conto a alguien, esa persona jamás traiciono su confidencia y confianza. Fue la Matriarca de su Clan durante sesenta años, refundándolo y fortaleciéndolo, dándole unos claros objetivos a seguir para sus sucesoras, dejándolos como herencia para ellas, junto con determinados conocimientos transmitidos en el inicio de su vida como Adulta y el anillo negro de la matriarca del Clan Esghiberdh, el mismo que pasa de una a otra, de generación en generación desde entonces. Según las crónicas, Dhi termino sus días muriendo rodeada de los suyos, y de un extraño mago que helaba la sangre cuando te miraba, alguien que desapareció después de la misma misteriosa forma en que llego. Según dictan las crónicas nadie supo quién era, pero Dhi lo recibió con una alegría que hacia muchísimo tiempo que no se veía en ella... los tres últimos días de su vida que estuvo con el según cuentan fueron los más felices de sus últimos años, pareció incluso revivir y rejuvenecer, murió con una de las manos del mago entre las suyas y con una sonrisa de felicidad en su cara, después de fallecer Dhi, el mago desapareció como había llegado, esfumándose entre las nieblas de las montañas del Clan Esghiberdh.

Ninguna de las matriarcas del clan acepto nunca entrar en el triunvirato de dirigentes, declinando siempre la opción, con el tiempo el clan se convirtió en un gigante enquistado en las montañas, disfrutando de sus fértiles valles internos, convirtiéndolas en su bastión infranqueable por cualquiera. Poco a poco se fueron convirtiendo en referencia de neutralidad debido a todo esto para las Talkinq, convirtiéndose en un poder en la sombra que incluso podría haber derrocado con facilidad al Triunvirato haciéndose con el poder total sobre todas las Talkinq, algo que jamás hizo ninguna Matriarca hasta donde yo sé siguiendo la línea marcada por Dhi en su herencia. Dhi consiguió su sueño, el que me rebelo en aquellos lejanos días. Yo sabía que mientras que se siguieran las instrucciones que dejo para sus sucesoras el Clan perdurara libre e independiente por encima del tiempo, allí, en sus montañas, tan perpetuo como ellas... hasta el fin de los tiempos si fuese posible. Ese era su sueño, su Clan.

FIN