Crónica Morbosa Presenta: Lo bueno de hacer colas
Perdonen el abandono... esta es la historia de una de mis mejores amigas y como saco algo más que positivo de hacer colas en Venezuela
Perdón por el abandono a mis crónicas morbosas, y sobre todo a mis lectoras cuyas historias quedaron pendientes, espero ponerme al día, pero entre mi Diario Zombie, mi trabajo, y el posgrado que estoy empezando, tengo la vida de cabeza.
La protagonista de esta historia es una de mis mejores amigas, una chica muy humilde y trabajadora, que ejemplifica como una mujer pude superarse en la vida con esfuerzo.
Su nombre es Katiuska, aunque cariñosamente la llamamos katy, es una joven morena de 23 años, delgada de apenas 1,55 de estatura, tiene una imagen de eterna niña, de pequeños pechos, y respingado glúteos.
Su rostro es angelical, con ojos avellana, y cabello cortó, tal vez le guste vestir ruda, con jean anchos y camisetas rockeras, pero siempre conserva un toque femenino único que la hace verse sexy.
Ella tiene varios trabajos para costearse los estudios y la residencia donde vive, entre ellos esta hacer almuerzos para los que trabajan con ella en una empresa al este de Caracas.
El problema de ese tipo de actividades en este país, es que te obliga a vivir de cola en cola en supermercados y abastos buscando los alimentos para poder hacer las comidas, por culpa de la fuerte escases.
Era un sábado bien temprano, tal vez las 4am, el terminal de su número de cedula era dos, por lo que podía hacer cola en un conocido supermercado de la capital para comprar harina, que tenía varios días desaparecida.
Se puso unos pantalones deportivos negros, y una camisita de tirantes negra de Metálica sin brasier, los calores que están haciendo en Venezuela son tales, que ni en la madrugada hace fresco.
Cuando por fin llegó, tenía cinco personas delante, la última de ellas era una mujer de su misma edad, blanca, de negro cabello, solo un poco más alta que ella, pero de grandes caderas y senos.
Tenía puesta una minifalda de jean que permitía observar sus hermosas y apretables piernas, y una blusa blanca holgada de poderoso escote, que dejaba ver sus grandes senos.
-Buenos días, ¿usted es la última en la cola?- Pregunto Katy, antes de ponerse detrás de la chica.
-Pues no… la ultima eres tú, yo soy la penúltima.- Respondió la chica volteándose hacia Katy con rostro muy serio.
Ambas se miraron a los ojos, y automáticamente hubo un chispazo, no digo que fuese “amor a primera vista”, pero por lo menos si era un “ganas a primera vista”.
-Muy graciosa, pero gracias por responder.- Dijo Katy alargado inmediatamente su mano hacia ella para saludarla.- Mi nombre es Katiuska, pero mis amigas me dicen Katy.
-Bueno Katiuska, mi nombre es Lucia, y mis amigas me dicen “amiga”, por lo que no tengo apodo.- El humor de Lucia era pesado, pero a Katy le hacía gracia que esta intentara molestarla con él.
Pasaron un par de horas y todavía no abrían el establecimiento, ya la cola tenia por lo menos 300 personas, y el ambiente estaba empezando a ponerse pesado.- ¿Sera que si llegara harina hoy?- Le pregunto Lucia, resoplando.
-En realidad no sé, pero por lo menos yo estoy disfrutando de la vista.- Le respondió Katy, mirando descaradamente las piernas de Lucia, claro, era un movimiento arriesgado, pero la chica valía el riesgo.
-¿Disfrutando de la vista?- Pregunto Lucia volteándose y levantando una ceja maliciosamente.
-Pues sí, no acostumbro a ser tan directa, y si me quieres cachetear después, estás en todo tu derecho… pero tus piernas me vuelven loca.- Respondió Katy acercándose a Lucia para poder hablar bien por lo bajo, sintiendo como su rostro estaba encendido de la adrenalina.
Lucia se debatió un momento entre cachetear a Katy por el atrevimiento, o jugar un poco más, ella tenía una especie de relación con una compañera de trabajo, pero esta morenita le ponía.- En lo particular, no me importan mucho las piernas, es lo primero que una “hecha a un lado”…- Atino a decir Lucia mordiendo ligeramente un labio.
Justo cuando Katy pensaba alguna respuesta inteligente para eso, un grupo de diez motorizados se acerco, resulta que la persona que estaba delante de Lucia le estaba “guardando la cola” a más de quince “bachaqueros” (dícese de quien solo hace cola para revender más caro).
Toda la gente de la cola se molesto, y entre insultos, golpes y empujones, Katy se golpeo fuertemente con la pared del local, haciendo que está se rompiera la ceja y sangrara profusamente.
Aun así, lograron comprar, Katy no podía darse el lujo de dejar de hacerlo, para hacer los almuerzos que la mantienen, y sin darse cuenta perdió de vista a Lucia, por lo que no le quedo otra que alejarse sola.
Había caminado un par de cuadras, cuando un carrito pequeño, algo viejo, sin aire y detalles de pintura le tocó el claxon.
Primero Katy no quiso ni mirar, lo que faltaba en su día era que la fueran a robar, o que algún ladrón le quiera quitar las harinas que había comprado.
Pero luego escucho una voz conocida llamarla desde el asiento del piloto.- Katiuska! Chica, ¿dónde estabas?... Móntate, yo te llevo, todavía estas sangrando!- Le grito Lucia, con lentes de aviador, y música de reggeton de fondo.
Katy en realidad lo pensó, pero cualquier ápice de raciocinio se esfumo cuando noto el escote de Lucia muy abierto, dejando a la vista sus hermosos y grandes senos.
-Bienvenida a mi LuciMovil- Le dijo Lucia con una sonrisa que enamoraba, refiriéndose a su vehículo.
-¿LuciMovil? Interesante.- Respondió Katy devolviéndole la sonrisa, deslumbrada por la visión de esta hermosa mujer.
El reggeton siempre le chocaba, pero realmente estaba disfrutando del ambiente en el carro de Lucia, esta parecía saberse todas las canciones y las disfrutaba con mucha buena vibra, eso le gustaba.
Lucia le dio a Katy una camisita que tenía en el asiento trasero para que se limpiara la sangre que ya había dejado de salir de su ceja, y su olor le despertó de nuevo el morbo.
-¿Por qué me diste el aventón?- Pregunto Katy, no quería ser grosera, pero le daba curiosidad.
Lucia paro en un semáforo que la agarro en rojo-¿La verdad?, me diste nota, eres muy linda, y… si a ti te gustaron mis piernas, el hambre que le tengo a tus labios… no es normal.- Le respondió acercándose a Katy y dándole un suave y rápido beso en sus labios.
Los labios de Lucia eran los más dulces y suaves que en su vida había besado, y no pudo evitar suspirar cuando se separo de sus labios.
Ambas se miraron a los ojos, y no pudieron evitar reírse de la situación, cambio la luz del semáforo y siguieron por la calle.
Katy ni corta ni perezosa se acerco a Lucia para besar su cuello mientras esta conducía, devorándolo como poseída.
La mano derecha de Katy busco los muslos de Lucia que ya tenía su minifalda medio levantada, y empezó a subir por entre ellos hasta sentir su sexo por encima de sus pantis.
Las pantis de Lucia empezaron a empaparse por el roce de los dedos de Katy en su sexo al ritmo de los besos en su cuello, y por momentos sentía que no podía seguir controlando su carro, por lo que busco una calle relativamente sola, y aparco.
Sin importarle mucho más voltio su rostro para encontrarse con los besos de Katy fundiendo sus labios furiosamente.
Katy aparto la panti de Lucia pudiendo sentir su sexo húmedo y caliente, que pedía a gritos ser penetrado por uno de sus dedos, lo que hizo sin desperdiciar un segundo.
Primero uno de sus dedos, y luego dos, acompañándolos de un profundo y rápido movimiento de penetración, lo que hacía que Lucia perdiera el aliento y cada vez más se dejara llevar por el placer, sin duda, estaba a punto de llegar a uno de los orgasmos más fuertes de su vida.
Katy bajo su rostro alejándolo de los besos de Lucia, y bajo hasta ese hermoso y basto escote que le había despertado tal morbo, con la mano que todavía tenía libre saco uno de esos grandes senos, y lo llevo a su boca chupando, y mordiendo ese pezón grande y delicioso.
Lucia no aguanto mucho más y no pudo contener un grito de puro placer cuando llego al clímax, sus jugos brotaron de su sexo empapando la mano de Katy, y mojando el asiento de su LuciMovil.
Justo cuando estaban separándose, una policía que estaba en bicicleta se paro junto a su ventana.- Buenos días chicas, no les digo que no se compartan cariño, pero como otro policía las hubiera visto, se complicarían la vida enormemente.- Les dijo la joven policía picando su ojo.
-Así que mejor que circulen.- Término de decir mientras golpeaba el techo del LuciMovil.
El rostro de Lucia y Katy había pasado de placer, a terror, y luego a risas, en apenas segundos, pero no había duda que ambas habían disfrutado el momento, y quedaron que esa noche, saldrían a tomarse unas cervecitas.
Claro, esa es otra historia…
Espero que les haya gustado esta nueva crónica morbosa, y no se olviden de comentar…