Crónica de una vida gay (3)

Mi primer novio y como tomé mi seudonimo.

Por esa época aun iba a la secundaria, ahí había un compañero con el que no tenia mucha amistad, sin embargo un día que este chavo llevaba el pantalón muy ajustado pude ver que se le marcaba el calzón, era tipo bikini muy propio de las prendas femeninas, en lo que yo ya tenia mucha experiencia, sin embargo, aunque pasó por mi mente, no imaginaba que pudieran ser pantaletas de mujer.

Al tomar una clase me senté, por casualidad, justo detrás de él, al inclinarse para escribir se le había salido la camisola del pantalón y éste se le recogía dé tal modo que podía verle el resorte de los interiores, no había duda eran pantaletas de mujer, era un resorte de encajes en color rojo y una pequeña porción de la parte superior de las pantaletas denotaban encajes transparentes.

Tuve el impulso de decirle que se tapara ya que se le veía la ropa interior, pero preferí no hacerlo pensando que tal vez no le cayera bien mi comentario al sentirse descubierto, preferí seguirle viendo y por mi mete pasó poder hacer amistad con él para compartir nuestro gusto por el uso de la lencería femenina.

A partir de ese momento le empecé a hacer plática con el fin de que poco a poco nos hiciéramos amigos. Siempre me fijaba en su trasero y por lo general se le marcaban los bikinis y las pantaletas tipo tanga, lo que me animaba a tocar el tema de la ropa interior femenina e incluso me excitaba poder tener un amigo con quien compartir el "extraño" gusto por la lencería.

A las dos semanas ya éramos "cuatachos" y con todo propósito le hacia comentarios de la ropa interior de las compañeras de la escuela, manifestándole que me encantaba ver a las mujeres con ropa intima atrevida o saber que la usaban e incluso, fingiendo ingenuidad, le llegué a comentar que si yo hubiera sido mujer solo usaría lencería super sexy, así como la usaba mi hermana Ana.

Fue evidente que la plática le agradaba y terminó por confesarme que su hermana también usaba lencería pequeñita y provocativa, ella se llama Perla y era mayor que él por dos años.

Poco a poco fuimos intimando, platicábamos de nuestras respectivas hermanas y su ropa interior, hasta que por fin nos confesamos mutuamente los deseos sexuales que sentíamos por nuestra respectiva consanguínea.

Compartimos el hecho de que nos masturbábamos frotándonos el pene con las pantaletas sucias de nuestras hermanas imaginando que nos las estabamos cogiendo y que no perdíamos oportunidad de espiarles para verles su excitante cuerpo, todo ello con lujo de detalles, de tal modo que terminábamos ambos con la verga bien parada.

Un día le propuse que al día siguiente lleváramos una pantaletas sucias de nuestras hermanas para que mutuamente conociéramos las de la hermana del otro, Julián, así se llama, aceptó y así lo hicimos.

Julián llevó una tanga negra con encajes por el frente y transparente por detrás, yo llevé una en color rojo que Ana se había puesto hacia dos días y puesta llevaba la que había usado ella el día anterior como era costumbre, estaba seguro que Julián había hecho lo mismo. Ambos permitimos que el otro olfateara los aromas íntimos de nuestras hermanas y quizá el de nosotros mismos.

Ambos coincidimos que si fuéramos mujeres usaríamos ese tipo de ropa interior, que sería muy cachondo lucir en ese tipo de lencería. A él se le ocurrió proponerme que al día siguiente lleváramos las pantaletas de nuestras respectivas hermanas pero "puestas", por supuesto que yo acepté encantado. Las cosas entre nosotros marchaban de lo mejor.

Al día siguiente ambos cumplimos, y como no, si era una costumbre de ambos pero aun no nos lo confesábamos. Para probarnos haber cumplido quedamos de ir al baño para bajarnos el pantalón y que el otro constatara el cumplimiento y así lo hicimos, esperamos a que se terminara la hora de descanso y cuando ya la mayoría de alumnos se había ido a su respectivo salón entramos al baño, cerramos la puerta y sin dilación nos bajamos el pantalón uno delante del otro.

Él llevaba unas pantaletas azules de encajes y yo unas negras totalmente transparentes, ambas tipo tanga, nos adulamos mutuamente diciendo que nos quedaban muy bien, ambos estuvimos de acuerdo que era cachondisimo ponernos las pantaletas de nuestras hermanas y no comentamos el hecho de que ambos teníamos el pene en plena erección.

En lo personal me excitaba no tanto el pensar en mi hermana Ana o en traer puestas sus pantaletas sucias, sino el hecho de estarme exhibiendo en lencería ante mi amigo y por qué no decirlo poder verle la verga bien parada, hasta el momento era la segunda verga que veía en erección, siendo la primera la de mi hermano Joaquín, quien fue el primero en todo, en agarrársela, masturbarle, mamársela y que me cogiera metiéndomela en mi entonces virginal culito.

Durante todo el resto del día y por la noche no hice otra cosa que pensar en Julián y en su buena verga, que no era del colosal tamaño de la de Joaquín, pero si mas grande que la mía. Incluso es noche soñé que Julián me cogía y se venia en mi boca mientras le chupaba su sabroso falo tragándome su esperma.

El día siguiente era sábado, pero Julián me llamó a casa e inevitablemente comentamos el asunto de las pantaletas y nos confesamos que ese día también traíamos las pantaletas de nuestras respectivas hermanas. Por teléfono eran menos vergonzosas las confesiones y ambos nos descaramos confiandonos que usábamos las pantaletas sucias de ellas a diario y ya desde hacía mucho tiempo.

Al paso de la plática entramos en confianza y nos quedamos de ver en su casa con el pretexto de que yo conociera a Perla, pero la verdad es que Julián quería verme en pantaletas y yo ansiaba verlo a él en la misma condición y con su verga bien parada.

Llegué a su casa con un poco de nerviosismo, él estaba igual, conocí Perla y en verdad estaba riquisima, quizá un poco mejor que Ana pero no por mucho. Luego de un rato de "bobear" a Perla nos fuimos a su recamara en plena excitación de ambos, que no podíamos disimular nuestra respectiva erección que atribuyamos al sabroso cuerpo de su hermana pero la verdad era por nosotros mismos.

Sin saber como iniciar, con timidez nos preguntamos como eran las pantaletas que traíamos puestas y decidimos enseñárnoslas mutuamente. Cerró con el pasador la puerta de su recamara y nos quitamos el pantalón para mostrarnos los calzoncitos que traíamos, así lo hicimos adoptando poses sugerentes según eso para lucir mejor las prendas intimas, pero lo cierto es que era para exhibir nuestros cuerpos delante del otro.

Julián me propuso que yo me pusiera las pantaletas de Perla y él las de Ana y poder saber lo que se sentía acariciar las pantaletas en el cuerpo de otra persona para imaginarnos que acariciábamos a nuestras respectivas hermanas. El pretexto era valedero para quien como nosotros aun no entrábamos en plena confianza, nos intercambiamos las pantaletas y procedimos a acariciarnos mutuamente las nalgas y el vientre tratando de ignorar nuestras respectivas erecciones, como si estuviéramos acariciando a nuestras hermanas, él me llamaba Perla mientras me manoseaba y yo le decía Ana al hacerle lo mismo. De ahí al final de cuentas que decidí desde entonces auto nombrarme "Ana Perla" como seudónimo.

Rápidamente las pantaletas pasaron a segundo termino y ambos sacábamos la cadera lo mas sensualmente posible para disfrutar de las caricias del otro, mutuamente nos bajamos las pantaletas a mitad de las piernas para manosearnos mejor, mientras las manos de uno pasaban por las nalgas y piernas del otro no despegábamos la mirada de la verga ajena, estabamos en el pleno descare de nuestras preferencias.

Nos pusimos de frente acariciándonos las nalgas con ambas manos y nuestros vientres se juntaban frotando nuestra verga con la del otro en una masturbación nunca antes pensada, por lo menos por mí.

  • Perla que rico siento tu cuerpo ardiente junto al mío y tu verga frotándose con la mía – me decía entre jadeos.

Varios minutos después ambos nos estabamos viniendo en excitante eyaculación en la que el semen mojaba la verga, los testículos y las piernas del otro. No hubo comentario una vez que nos paso la enorme excitación, solo intercambiamos nuevamente las pantaletas y me despedí de él.

Durante la tarde estuve pensando compulsivamente en lo que había sucedido y me reprendía por no haberle agarrado la verga y masturbarlo con mis propias manos, en eso estaba cuando sonó el teléfono y era Julián, quien nuevamente cachondo me decía que si al día siguiente, domingo, le invitaba a conocer a Ana como el lo había hecho con Perla. Por supuesto que acepté, la sola idea me ponía por demás cachondo y me juraba a mí mismo que esta vez habría de gozar de su verga a como diera lugar.

Al día siguiente desde temprano amanecí muy excitado y las cosas estaban a mi favor, mi hermano no estaría en casa ya que iría a Cuernavaca con su novia y regresaría hasta en la noche. En cuanto me bañe me calcé las pantaletas que Ana se acababa de quitar así como las pantimedias, le demostraría a Julián que también gustaba de usar las pantimedias de mi hermana.

Por fin llegó Julián y el nerviosismo y la cachondez se apoderaron de mí. Tal como sucedió en su casa luego de "bobear" a Ana nos fuimos a la recamara, cerrando la puerta con el pasador. Le pregunté si de vez en cuando él solía usar las medias de Perla y me dijo que sí, al preguntarme si yo lo hacia como respuesta me deshice del pantalón para que me viera en pantimedias y pantaletas. Como lo acostumbraba hacer, me había acomodado la verga entre las piernas, doblándola hacía adentro y sujetándola con las pantaletas y las pantimedias simulando una vulva.

Luego de verme por largo rato se despojó de su pantalón luciendo diminuta tanga y sin decir palabra nos acercamos para acariciar nuestros cuerpos. Julián me manoseaba las nalgas, las piernas y el vientre por encima de las pantimedias y yo a él al natural, su verga saltó erecta de la minúscula tanga, no perdí el tiempo, estaba "decidida", con una mano le acariciaba las nalgas y bajando la otra me aferré a su camote chaqueteándoselo.

  • Que rico me masturbas "querida Perla" – Me decía con voz temblorosa, haciendo referencia al nombre de su hermana.

  • La tienes muy rica Julián, me dan ganas de... – No terminé la frase, Julián se me adelantó diciendo:

  • ¿Me quieres dar un besito ahí? – No le respondí solo me incliné lo mas que pude y estampé sonoro beso en la cabeza de su verga, en tanto él había metido la mano por debajo de las pantimedias y las pantaletas para acariciarme las nalgas y buscar con su dedo medio mi apretado culito.

Los besos en el glande su de miembro se sucedieron uno tras otro, a cada beso abría un poco los labios de tal manera que ahora le daba mas que besos chupetes.

  • Que cachondo me pones Perla sigue chupándomela, lo haces de maravilla – Me decía mientras yo seguía dándome gusto mamando ahora descaradamente su excelente verga y acariciándole los güevos, en tanto él ya me estaba dedeando el culo que lubricaba con su propia saliva.

  • Déjame besarte este sabroso culito que tienes – Me dijo haciéndome incorporarme y bajándome las pantimedias y las pantaletas, me empinó colocándose tras de mí de rodillas y hundió su rostro entre mis nalgas para besuquearme el culo y lamerme como queriendo meter su lengua en mi ano.

Yo jadeaba presa de la tremenda excitación que me producía experimentar sus labios y su lengua en mi culito, era la primera vez que alguien me besaba el culo, sentía delicioso.

  • Me encantaría cogerte "ricura" – Me decía mientras ensalivaba mi ano, sabiendo lo que me haría, le sugerí que me pusiera un poco de la crema que había sobre el tocador para lubricar mi ano. Así lo hizo dedeándomelo, lo que acabó por ponerme a tope de "cachonda".

Sin esperar más me empiné frente a él, separando mis nalgas con ambas manos ofreciéndole mi culo al tiempo que le decía:

Cógeme, Méteme la verga en mi hoyito – ya la voz me temblaba de excitación, seria apenas el segundo hombre que me cogiera, hasta ese momento solo mi hermano Joaquín había disfrutado mi culito.

Sin mas tramite encaminó su falo entre mis nalgas y a poco sentí como la cabeza de su verga hizo contacto con mi ano, traté de relajarme para no sentir tanto dolor, pero sorprendentemente su verga fue entrando lentamente en mi culo sin el mayor dolor, solo un poco en tanto rebasaba mi recto, pero después todo fue placer y era natural estaba acostumbrada a la verga de mi hermano que era, con mucho, mas grande y gruesa que la de Julián y rápido la tenia toda metida en mi culito procediendo a mover mi cadera en forma de mete y saca tratando de apretar el culo oprimiendo la verga de quien ese mismo día sería mi primer "novio".

Que sabrosa estas Perla – Me seguía diciendo en referencia a su hermana, a mí no me importaba, solo gozaba tener su falo dentro de mi cuerpo y me movía con más enjundia disfrutando la cogida que me estaba dando. Desde ese momento me di cuenta que el rol que más gozaba era el pasivo, o sea que me gustaba mas mamar la verga y que me cogieran a que me la mamaran a mí y ser yo quien penetrara el culo del otro, aunque muchas veces lo he hecho.

Que rico me coges "nene", disfruta mi culito tanto como yo estoy disfrutando tu sabroso camote – Le decía presa de la lujuria que se desbordaba por todo mi cuerpo. Su verga entraba y salía de mi culito incontables veces entre jadeos y gemidos de placer de ambos.

-No te vayas a venir dentro de mí – Le dije, prefiero que lo hagas en cualquier otro lado. La advertencia era premeditada en espera que él me propusiera venirse en mi boca, tenía ganas de probar su semen.

-Díme donde quieres que me venga "mamacita", tienes una nalgas hermosas y un culo muy apretadito, lo mueves rico, tu dime donde quieres mi leche – me devolvía la decisión. Considere que ya no tenia porqué ocultar mis deseos, si tenía su rica verga bien metida en mi trasero que más daba que se viniera en mi boca.

  • Si quieres hazlo en mi boca – Le dije con algo de timidez.

Donde tu quieras cariño, yo te aviso cuando me vaya a venir, mientras sigue moviendo tus nalguitas que me hacen llegar al cielo – Fue su respuesta.

Así, que rico me coges, me encanta tener tu verga en mi colita – Le repetía una vez mas, sin siquiera tocarme la verga empecé a eyacular de lo sabroso que sentía su falo dentro de mi candente cuerpo.

¿Te gusta como te cojo "mamacita", te gusta mi verga en tu culito? – decía lleno de pasión.

Me fascina, cógeme mas, cógeme todos los días me encanta tener tu verga dentro de mi culito- Le decía sin dejar de mover mi cadera a ritmo acompasado con sus deliciosos embates.

Ya no aguanto más, me voy a venir – Me advirtió. Sacó su verga de mi colita en tanto yo me di vuelta arrodillándome frente a él, metí su verga en mi boca chupándosela una cuantas veces cuando me vi inundado por el esperma que frotaba de su ricura, no era muy abundante pero si muy de mi agrado. Le estuve succionando hasta que su deliciosa verga empezó a perder rigidez.

Me puse en pie cuando me sorprendió que me empezara a besar en la boca no importándole que aun tuviera esperma dentro, el que compartimos en enloquecedores besos de lenguita. No hubo necesidad de decirnos que a partir de ese momento éramos "novios", ya que desde entonces nos comportábamos como tales.

Muchas veces él también me chupó la verga hasta la eyaculación y me lo cogí muchas veces, pero sin duda yo prefería ser cogido por él y saborear su leche, así como que me diera trato de "mujer".

Nos estuvimos cogiendo durante un poco más de medio año, hasta que el curso termino y cambiamos de escuela, lo que nos alejo paulatinamente hasta que decidimos tomar cada cual su rumbo.

De lo mucho bueno que me dejo esa relación fue, el nombre de "Ana Perla", el desinhibirme para conocer otros chicos y los incontables placeres que vivimos juntos.