Cronica de una sacada de vuelta anunciada

Mis ojos no podian creerlo, una pequeña diosa entrando en un hostal infecto...

Crónica de una sacada de vuelta anunciada

Caminaba por una avenida transitada y el humo de los coches y el ruido de sus claxon me molestaba. No era que quisiera en demasía mis oídos, pero por aquel día estaba cansado de escuchar aquel ruido infernal.

No tenia apuro en llegar a un sitio especifico, simplemente caminaba. Entré por una de las calles paralelas que atraviesan la avenida, en busca de un poco de césped donde sentarme hasta que se me quite el malestar.

Pero no había un atisbo de césped por ningún lado, solo hostales con sus restaurantes caletas. Hostales cuyo lema era "boca come, culo paga" y cuyas mesas de recepción más parecen boleterías de cines pornos. Eran hostales donde se hacia sexo duro y no se preguntaban por nombres, salvo por los nombres de batalla de las prostitutas que se hospedan en ellos.

Me quede viendo las fachadas de aquellos hostales. Mi sonrisa idiota de un comienzo, recordando capítulos inolvidables en un par de hostales, comenzó a decaer al ver llegar a una pareja. Ella estaba apetecible, jugosa e irradiaba un aura de loba ( sorry , de perra) en celo a pesar de no llevar tanto maquillaje ni vestir una blusa holgada que deje ver sus espectaculares tetas ni un jean que quedaba ajustado. Pero aun así se podía a ver de leguas que era diferente a cualquiera de las que circulaban por allí, más mujer, más hembra. En otras palabras una mujer violable, muy violable. Y dejaba que el tipo la abrazara cubriendo todo su metro sesenta de estatura y aquella mano posándose en sus cuatro letras espectaculares, abarcando, llenando, toda su palma en el culo de la pequeña diosa rubia que estaba a punto de entregarse en aquel infecto hostal.

Mi sonrisa desapareció al verlos desaparecer dentro de aquel hostal. Estaba pálido y me deje caer al filo de la acera tratando de negar lo que había visto: una pequeña diosa tamaño bolsillo iba a entregarse a un tipo rubio, blancón, tan alto como yo.

Me quede helado unos diez minutos, pero mi cerebro bullía a mares. La etapa de negar lo visto había pasado a la etapa de confirmación. Saque mi celular y timbre un número de mis contactos, el primero de toda la lista. No iba a contestar, se supone que ella se encontraba en el restaurante y siempre tiene apagado el celular en aquellas horas… pero mi intención no era que me contestara. Simplemente quería tener una confirmación del G.P.S para saber la ubicación de ella.

Mi celular es uno de los primeros en el Perú que ofrece la opción de ubicación de personas por el timbrado del celular al que llamas. El celular estuvo vibrando un par de minutos hasta que Patty apago su equipo. Pero ya estaba hecho, dentro de poco iba a saber si Patty estaba dentro de aquel hostal o seguía en el Restaurante, trabajando como negra, para tener todas sus horas de prácticas laborales para poder sacar su titulo de Chef Profesional.

Cruce la calle y entre al hostal hecho una fiera. En la pantalla del celular podía distinguir dos puntos con diferentes números telefónicos compartiendo la misma calle. Casi podía sentir que el celular me gritaba ¿para eso me llamas?, la tienes al frente huevon La etapa de confirmación había dado paso a la etapa de matar aquellos putos que deben estar revolcándose en el cuarto

  • Tranquilo amigo. ¿Deseas compañía?

Giro para ver quien oso hablarme. Una joven trigueñita, menudita se encontraba detrás de aquella boletería enrejada. Sonreía y aquello apaciguo unos instantes mi furia, la puta debe estar ocupada, pero no sabia por donde buscar.

  • Debes ser algo de la rubia enana que acaba de entrar hace 20 minutos ¿no?- volvió a preguntar la joven- Si, debe ser, tienes el mismo gesto de todas las personas que entran para encontrar a las parejas in fraganti.

  • ¿Tan a menudo te sucede?- pregunte molesto

  • Si supieras- respondió con una sonrisa amable, sabia que mi molestia no era por ella- Lo siento flaco, pero negocios son negocios: Son 50 lucas por la llave y 20 más por el dato.

Carajo, si las personas fueran como ella, donde estaría el Perú ahora. Abono los 70 soles que me pide la mocosa y me indica la habitación y el piso: piso 4, habitación 451. Mientras subo las escaleras alcanzo a oir gritar a la chica del vestíbulo.

  • No me lo maltrates mucho, que el gringo esta rebueno

Subo de dos en dos los peldaños hasta el 4º piso. Mi idea de lanzar por la ventana aquel gringo se desvanece al ver que el 451 es un cuarto sin ventana a la calle. Puedo escuchar los jadeos provenientes del cuarto a través de la puerta. Al parecer solo ellos están usando el piso y hablan en voz alta, sin importarle si los escuchan o no. Total, todos gritan y gimen en un hostal.

-Dios, oh Gosh . Para, me vas a matar ¿Se lo has estado mamando así al idiota ese?

  • Si, no soy egoísta- respondió la chica con voz sensual

Confirmación total. Es mi Patty, mi pequeña diosa rubia. Aquella voz hermosa que se ponía más imponente siempre que comenzábamos a acariciarnos y se volvía sensual y ronca cuando gime de placer.

  • Pero, este agujero ¿sigue siendo mío?

  • Si papi, ese es solo tuyo…- respondió Patty con ganas

  • Trágatelo todo, como siempre- gimió de placer aquel tipo

¡Perra! Siempre se lo había pedido y siempre se negaba. Patty es grandiosa en la cama… y en el sofá y en el piso y en cualquier parte donde se pueda coger a un mujer grandiosa como ella. Sus tetas en forma de copa de brandy: grandes, firmes y erectas a la más mínima caricia hacen juego con su cimbreante cadera y aquella pequeña cintura que es raro de encontrar en Perú. Algo debe haber en el clima de Lima que produce mujeres que si bien tienen buenas tetas y tremendos culos y caderas, carecen de una cintura.

Pero la parte que mas atrae a todos es el culito respingado de Patty. ¡Y que culo! Firme, levantadito y hermoso. Su piel en aquella parte debe ser la más sensible junto a la cara interna de sus muslos y varias veces he besado y acariciado cada uno de esos glúteos y los he venerado con ansias luego de cada encuentro amatorio

Pero no dejaba que la enculara. Cuantas tardes cogiendo como locos, bañados en sudor mientras mi asta penetraba aquel coño frambuesa y en todas ellas suplicándole dejarme atravesarla por aquel hueco. No dejaba que siquiera le lamiera o le besara el ano, ni siquiera meterle un dedo. Una tarde ose meterle un par de dedos por el chico y se formo la de San Quintín. La peor pelea que haya tenido con hembra alguna. No me volvió a hablar por una semana entera

Pero allí estaba ella, ofreciéndole al tipo algo que no se dignaba a darme. Los oía gemir de placer a ambos. Pero los gemidos del tipo comenzaron a ser cada vez más fuertes. Comenzó a decir cosas que no entendía, pero me sonaban a alemán. Luego llego un grito seco

  • Dios… ¿ya no te pajeas?- respondió Patty un tanto agitada y sorprendida

  • Se que te gusta que salga a chorros… un par de días sin coger… recógelo todo… -respondió cansado el gringo

A pesar de no verlos, tenía que cerrar los ojos. Si bien Patty me daba unas mamadas espectaculares, eran pocas veces las que se tragaba toda mi leche. Me pedía que le avisara en la mayoría de las veces cuando estaba a punto de venirme. Y en aquellas ocasiones en la que tragaba todo y dejaba totalmente limpia mi modesta verga a punta de lengüetazos era debido a la gran excitación que habíamos llegado en el momento. Pero respetaba aquello, no iba a forzarla a que siempre este tragándose mi leche por más que yo quiera.

Estaba al borde del llanto. Me estaban adornando la frente aquel par. Pero me dolía más la traición de Patty, que siempre había dudado de mi fidelidad. Sobre todo cuando iba a recogerla en el instituto de cocina y sus amigas me sonreían, ya por cortesía o porque en verdad se interesaban en mi. Le jure que solo ella me importaba y otras cosas que se dicen en aquellos casos, pero que para mi en ese momento eran verdad. Y ella se tranquilizaba un poco y yo también, pues en su cara se podía ver que era de aquellas mujeres que no podrían sacar los pies del plato, a menos que le pongas desnudo a un negro con un falo de 30 centímetros. Y luego de hacerlo por primera vez (¡y que vez!), y prometerle que no hablaríamos de las relaciones pasadas, deje de buscar al resto de mis amigas y ella ya no se juntaba con chico alguno, al menos delante de mí. Aun así eso no bastaba para Patty, me quería solo para ella y aquello me lleno de orgullo, que de todos, me escogiera a mí.

Dejaron de gemir por unos instantes y el silencio se apodero de todo el cuarto. Luego unas risitas de Patty dieron pie a una cacofonía de sonidos en la que imperaba el sonido del somier chocando contra la pared. Volvieron los jadeos del tipo y los gemidos de Patty y se fusionaban con el sonido sordo del somier. La verdad no se como tuve fuerzas para no romper la puerta en ese instante. Me quede quieto, pegado a la puerta, escuchando como gozaban el par.

  • No, por allí no- dijo entre jadeos Patty en un momento de pasión

  • ¿Acaso no es mío?- pregunto con ironía el tipo

Un grito se escucho por todo el piso, estoy seguro que se pudo escuchar hasta la calle. Acababa de escuchar un grito de hembra ultrajada, que desgarro las pocas fibras de sentimiento que quedaban en pie.

  • ¿Ves que es bueno?

  • Dios, cuanto extrañaba esto- exclamo golosa Patty

  • Ahh, es bueno, y tan estrecho- exclamo con gozo aquel tipo

  • Solo para ti- respondió sinceramente Patty

Comenzaron de nuevo con sus gemidos y el sonido del somier. Patty ahora gemía más fuerte de lo que siempre había gemido conmigo. No pude mas, saque del bolsillo la llave que la jovencita me había entregado y procurando no hacer ruido ingrese al cuarto.

Allí estaban ellos, cogiendo como perros en celo. El tipo prácticamente se encontraba de pie en la cama, pero su cuerpo apoyado en la espalda de mi pequeña Patty acariciándole los pechos. Y Patty, arrodillada en la cama y mostrando todo su culo, se encontraba gozando y manteniendo el equilibrio para que aquel gringo que la cogia por detrás no rodara al suelo. Llevaba su mano hasta su vulva y comenzaba a acariciarse el clítoris con fuerza al mismo tiempo que el gringo hacia más fuerte sus envestidas.

De vez en cuando el gringo se levantaba de la espalda de Patty, y le acariciaba el culo y le daba de palmadas mientras que Patty seguía masajeándose el clítoris como si de ello dependiera su vida. Cerraba sus ojos y se dejaba llevar por el vaivén del gringo que mantenía el juego de caderas con la misma intensidad con la que habían comenzado.

Era un espectáculo verlos, el tipo volvía a encontrarse de pie en la cama, obligando a mi Patty a ponerse de pie y en cuatro. Patty apoyo sus dos manos en la cabecera del somier para mantener el equilibrio mientras el gringo seguía dándole duro por detrás. El gringo se olvido que le sacaba casi 20 centímetros de ventaja a Patty y aquello provoco que Patty tuviera que estar en puntitas de pies, pero a ninguno de ellos le importo, ambos seguían con los ojos cerrados mientras la clavaba con rudeza. El gringo acariciaba su espalda y sus muslos con cada una de las envestidas de placer que le prodigaba a Patty y aquello puso en mil a Patty, que comenzó un nuevo nivel de agitación tal que volvió a llevarse una mano hacia su chochito aterciopelado y comenzó a meterse los dedos, primero dos y luego tres dedos cada vez con mas fuerza. No necesito llevarse a la boca aquellos dedos, toda su vagina estaba lubricada y comenzaba a expulsar sus fluidos de a pocos, chorreándole por los muslos hasta mojar las sabanas de la cama.

Estaban tan absortos a lo suyo que no se percataron que me encontraba junto a ellos, ni que había girado por toda la cama y que tenia una vista privilegiada del excelente equilibrio de Patty y de aquel falo morado que atravesaba una área que se me tenia prohibida. Los gemidos de ambos subieron tanto de tono, que estuve tentando a gritar yo también de placer. Sin darme cuenta me había excitado viendo como aquel tipo se cogia por detrás a mi Patty. Mi verga estaba dura y clamando su parte, pero aquel tipo estaba acaparando a la mujer por la que había dejado de ver a mis amigas, por la que mis amigos del barrio habían dejado de hablarme pues la creían superior por el hecho de ser rubia y blanca

Un grito ensordecedor salio de la boca del tipo. Había llegado al clímax unos segundos antes que mi Patty, que seguía metiéndose ya no 3, sino 4 dedos en su coño cada vez más húmedo.

  • Te he rellenado toda, zorra- exclamo con cansancio el Gringo mientras llevaba sus manos hasta su nuca mientras seguía con su verga clavada en el ano de Patty, quien seguía con su juego de dedos

  • ¿No puedes venirte conmigo?- recrimino Patty jadeando, a punto de venirse, su fluidos comenzaban a chorrear con mas fuerza

  • No- respondió sincero el gringo mientras le pellizcaba el culo

Un grito salio de la garganta de Patty. Y junto a aquel grito vino una lluvia de orina y fluidos que mojo las sabanas y las piernas de ella. Solo una vez había visto como Patty se venia de aquella manera, el punto máximo que había logrado en producir placer a una persona. Aquella tarde me dijo que me amaba y se abrazo a mí toda una hora, mientras los temblores le seguían recorriendo el cuerpo y aquello me hizo sentir bien, poderoso, seguro de mi mismo

El gringo grito de dolor. Inconcientemente Patty para evitar que su orina salga, había presionado sus esfínteres y había capturado a un huésped que no era usual en esos lares. Era mi oportunidad. Salte a la cama y en primera junte mis manos en un solo puño y se los estampe en su cara pálida. El gringo cayó de cabeza al suelo, liberándose del culo de Patty, pero provocándole un ardor en ella que la dejo revolcándose de dolor entre las sabanas.

El gringo hizo un amago de levantarse del piso pero mi pie lo detuvo en el camino. Baje de la cama y lo patee en el suelo. Primero el estomago y luego la nariz, que comenzó a sangrar como nunca había visto antes. Intento de vuelta levantarse pero otro puntapié en sus costillas hizo que el gringo dejara de maldecirme. Y luego una patada en las joyas de la familia y en aquella verga morada que dejo out al gringo.

Nunca había peleado con alguien, pero estaba fuera de mí. Me considero una persona pacifica, pero si había aprendido una lección de mi papá "si esta en el suelo, acábalo". Y eso hice, comencé a golpearlo con mis puños en toda su ensangrentada cara. El gringo ya no reaccionaba pero igual seguía escapando toda mi ira contra aquel tipo. Hasta que un par de bultos duros, pero agradables, chocaron en mi espalda. Y unas manos que se clavaron en mi cara y me arañaron

  • ¡Lo estas matando!

No me interesaba aquello, solo seguir pegándole aquel tipo. Por suerte por la chamba de Patty las uñas tenían que estar recortadas, aun así dolió aquellos arañazos. Solté al gringo, con una mano cogí el brazo de ella y con el otro su cabello. Jale de ambos y la lance por encima de mi hombro en una llave que Sonia, la hermana de Patty, me había enseñado.

Cayó encima del Gringo, quien se quejo. Por lo menos seguía vivo. Patty estuvo a punto de pararse para seguir arañándome pero se detuvo, helada, al ver con quien se estaba enfrentando.

-No- suplico Patty al borde del llanto

Me quede viéndola hasta que mi pecho, oprimido por todo lo sucedido soltó un grito

-¡PERRA! ¡UNA VULGAR PERRA!- grite con todo mi ser

Aquellas palabras debieron afectar mucho a una Patty, desnuda como tantas veces la había visto en mi cama, con sus senos descansando en una almohada y aquel culito hermoso dejando ver un agujerito limpio de vellos. Es decir una pequeña diosa recibiendo con cariño en la cama a un gozoso fornicador. Aquella imagen fue borrada y fue suplantada por la que estaba viendo ahora: Una perra rubia adolorida por el culo que había aterrizado encima del piltrafa de su amante, pidiendo perdón al que había jurado amar.

Mi grito, lleno de dolor, llego hasta ella, quien comenzó a llorar descontroladamente. En mi mente bullía una venganza contra ella y el subconsciente se abrió paso. El gringo ya había sido acabado, pero faltaba el castigo de Patty. La levante en vilo del suelo y la tire contra la cama. Su pequeño cuerpo reboto un par de veces antes que fuera a mordisquearles aquellos seños que habían sido compartidos con aquel gringo que seguía manando sangre por su grande nariz.

Con la mano derecha presione con fuerza su seno derecho, que se encontraba tenso y aquel pezón, erecto, desafiante se asfixiaba en la palma de mi mano. Con la mano izquierda seguía masajeándole los muslos y aquel culo adolorido. Levantaba su pierna para dejar camino a mi verga que intentaba encontrar el camino hasta aquella vulva que debía estar completamente húmeda.

En todo momento Patty no opuso resistencia. Seguía llorando mientras le succionaba con fuerza el pezón y mi lengua exploraba cada rugosidad de su aureola rosada mientras con la otra mano la manoseaba sin remordimiento y con fuerza. Y cuando vio que estaba a punto de realizar el peor error que puede cometer hombre alguno, su suplica me volvió a la realidad

  • ¡Marco, no, por favor, no…!

Aquella suplica llevaba toda la carga que había sentido al descubrir que mi enamorada estaba siendo comida por un hombre que no era yo. Un grito que hizo volver a mi conciencia y ver mi mano derecha, con los nudillos llenos de sangre, al costado de aquella infeliz cara, llena de lágrimas, de la que alguna vez fue mi pareja.

Abandone el cuarto sin estampar la puerta como estaba tentado a hacer. Baje despacio los escalones, e incluso varias veces estaba a punto de perder el equilibrio y rodar por las escalera. Pero llegue hasta el recibidor del hostal.

  • ¡Ey! ¿Llamo a una ambulancia?

Gire por cortesía a la jovencita y asentí calladamente. Al menos se preocupaba por sus clientes. Le lance la llave que me había dado y la atrapo con gracia en el aire mientras se dirigía al teléfono para llamar a emergencias

Yo por mi parte luego de salir del hostal pare un taxi y me dirigí a mi departamento a llorar.

(Continuara)