Crónica de una noche (3)

"Vamos Alba, hazlo ya por favor, no aguanto más"

Buenas!! He tardado un poco en escribir esto... estuve unos días que no estaba de mucho humor para escribir, y además veréis que me he parado mucho con los detalles... quizás demasiado, pero es que me gusta dejarlo todo claro, jejejeje.

Entran en el piso. Es un sitio no muy grande, pero espacioso. Se vé que lo habita una familia pero está decorado con mucho gusto, nada carca.

P: Mi habitación es la puerta del fondo, ves yendo, tranquila, no te vas a encontrar a ninguno de mis ligues en la cama.

A: Fantasma...!

P: Hay que darle un poco de vidilla al asunto, sinó la vida sería muy aburrida! jajaja.  En serio, ves yendo, yo voy a la cocina a comprobar que la ventana está cerrada... como llueva y entre agua mi madre me mata, y luego  ya sabes como son... -poniendo voz de pito como se imitan a las madres-: ¡¡Nunca me escuchaaaas!!

A: Jajajajaja ¿Cómo? ¿Cómo dice?? De acuerdo, mejor será que tu vida no corra peligro, sería una gran pérdida... -le dice guiñándole un ojo-

Paula se mete en la cocina y no precisamente a cerrar las ventanas. La soltura de Alba le hace sentir nerviosa, necesita desinhibirse; lo ha hecho un poco pero cree que no es suficiente, así que se sirve un chupito de un licor de frutas que tienen siempre en la nevera para los invitados, se lo toma de un trago rápido, lo deja en el fregadero y ahora sí que se dirige a su cuarto. Igual no le hace mucho un licor de frutas, pero aunque sólo sea por efecto placebo, sabe que va a sentirse más atrevida.

Al entrar ve que Alba está asomada por la ventana mirando hacia la ciudad iluminada; siempre le han encantado las alturas y observar las vistas... dice que es porque en su ciudad natal siempre vivió en un piso bajo e interior y nunca pudo disfrutar de ellas. En este momento está concentrada intentando reconocer los edificios más significativos de la ciudad cuando nota la presencia de un cuerpo detrás suyo, una respiración en su nuca y poco después unas manos rodeandole la cintura...

P: Estudiandote la ciudad?

A: Me encantan estas vistas... eres muy afortunada de vivir aquí. ¿Es el piso más alto? Al final no me lo has dicho...

P: Tenía cosas más importantes en mente en ese momento... Y no, hay unos cuantos más por encima, pero un 18 no está mal eh!?

A: Nada mal... Pero de hecho ahora hay otras vistas que me interesan mucho más, así que voy a aprovechar mi fortuna...

Se da media vuelta y están tan cerca que immediatamente después ya están besandose, esta vez con mucha ternura. Después de estar unos minutos así se dirigen hasta la cama y se sientan en el borde; Alba le empieza a sacar la camiseta a Paula, dejandola de besar sólo para pasársela por la cabeza, y ve que lleva un sujetador negro con un pequeño encaje; muy sencillo pero muy sexy, "como ella", piensa. Paula hace un amago de sonrisa ante esto (amago porque en realidad todavía siguen pegadas a sus bocas) y empieza a desabotonarle la camisa a su chica... En un momento se separa de Alba y le susurra al oído:

P: ¿Sabes que me ponen mucho las chicas con camisa?

A: ¿Y porqué me la has sacado?

P: Porque quiero disfrutar de tu cuerpo plenamente, no de tu ropa.

A: Bueno pues entonces sigue...

P: ¿Por donde?

A: Ayyy!! Hay que decirtelo todo eh!

P: En realidad no, ya sé lo que toca ahora... pero creo que es ahora tu turno de quitarme una prenda.. - Alba tenía razón, no sabía por donde seguir, pero se tenía que hacer la dura-

A: Túmbate, boca abajo.

Paula obedece, y Alba se pone de rodillas con una pierna a cada lado de Paula, a la altura del culo y le desabrocha el sujetador. Paula se quita el sujetador del todo y lo tira al suelo, y se deja hacer por Alba, que sigue en la misma postura pero un poco más hacia las piernas para poder darle pequeños besos donde la espalda empieza a perder su nombre , cerca del borde del pantalón. Paula, del sólo hecho de pensar que por fin una mujer le está besando en esa parte del cuerpo, empieza a enloquecer y empieza a humedecer las braguitas; salen suspiros de su boca. Alba, mientras le acaricia con las yemas de los dedos la espalda y los costados, empieza a subir por la columna, alternando la lengua con pequeños mordiscos.

P: Mmmm... Alba... me estás poniendo fatal... -mientras tiene los ojos cerrados y siente escalofríos-

A:Shhht pues relájate porque esto sólo ha empezado.

Paula se dió la vuelta boca arriba y aprovechando que Alba estaba encima suyo la abrazó con las manos por el cuello y con las piernas alrededor de la cintura, y siguieron el beso que habían dejado un rato antes. Esta vez era mucho más apasionado, más caliente, las lenguas de cada una ya campaban a sus anchas por la boca de la otra. Alba dejaba de vez en cuando la boca de su compañera para pasarse por su oreja, le mordisqueaba y le lamía el lóbulo, a lo que Paula empezó a soltar algún gemido; luego bajaba por el cuello suavemente con la lengua, hasta que llegó a la clavícula, que la empezó a recorrer de un lado a otro a base de besos.

P: *Si esto es sólo el principio no me imagino como va a acabar, estoy ya en el séptimo cielo... sentir el contacto de su piel con la mía es una de las mejores sensaciones que he tenido hasta ahora, tan suave, tan delicada... nunca llegué a imaginar que con tan poco podría disfrutar tanto, pero quiero sentir más, quiero llegar hasta el final... * - Es mi turno de desvestirte un poco más...

A: Adelante pues, no seré yo quien te lo impida

Fácilmente, Paula le sacó el sujetador y lo tiró sin mirar por algún lado de la habitación, y en vez de seguir con el beso como iba a hacer Alba ya casi por inercia, se quedó mirando a los pechos de ésta con cara de nerviosismo y tragó saliva.

A: ¿Qué pasa, nunca has visto dos tetas? Ahora me dirás que lo del gimnasio es una tapadera de algún negocio oculto que te montas cada tarde y en realidad no has pisado un vestuario en tu vida...

P: Ja, Ja, Ja, muy graciosa... No es lo mismo ver ochomil en una tarde, día tras día, y que la mitad corresponden a mujeres jubiladas y la otra mitad a tías buenas que te gustaría tirarte pero por respeto apenas miras, a tener semejante monumento encima de una para uso y disfrute personal...

A: Vaya, gracias por el cumplido!

P: Las que tú tienes, hermosa

A: Pero igualmente, no serán las primeras que tienes para uso y disfrute personal, no?

P: O sí...

A: Me estás diciendo que soy la primera chica que pasa por tu cama?

P: La primera persona … -dice mirando hacia otro lado y con la boca pequeña, sintiéndose avergonzada-.

A: Espera espera espera espera!! ... tú, Paula, la lista, la aplicada, la sensata, la chistosa, la irónica, la pedazo de pan de la que Malena siempre habla... ¿¿¿eres virgen???

P: Jajajaja, sólo te ha faltado decir "la chica taaaan simpática con muuuuchos amigos..."

A: Jajajajaja, el típico eufemismo.

P: A mi en el fondo no me hace tanta gracia... pero sí, en mi barrio también le llaman ser virgen.

A: Seguro que es porque tú quieres...

P: Es porque estaba esperando a alguien como tú

Dijo esto con una sonrisa de oreja a oreja de esas que derretían a Alba, así que cogió una mano de Paula suavemente y la empezó a acompañar con la suya por su mejilla, su cuello, bajó por su lado izquierdo del pecho y la paró ahí, justo encima del corazón.

A: Mira como me has puesto con lo que me has dicho

P: Eso no lo traías ya de antes?

A: Un poco sí, pero ahora lo tengo a punto de explotar, se me va a salir de un momento a otro –su mano bajó un poco más guiando a la de Paula hasta que llego a uno de sus pechos – toca toca, no te cortes!

Paula se ruborizó, pero al ver en la cara de Alba que también estaba disfrutando, se animó con la otra mano y empezó a masajeárselos y acariciárselos con mucha suavidad y naturalidad, parecía que llevara haciéndolo toda la vida. Las pelvis de las dos llevaban tiempo en contacto y con el ligero vaivén que provocaba Alba, estaban las dos más que húmedas ya. A pesar de la excitación, mantenían sus caras a escasos centímetros, mirándose a los ojos y sintiendo cada una los suspiros de la otra.

P: Vamos Alba, hazlo ya por favor, no aguanto más. - Eso era lo que le hacía falta a Alba, no quería forzarla ni meterle prisas, pero bastó con que se lo dijera para empezar su camino de besos empezando por la mejilla, siguiendo por el mentón, el cuello, y se paró en los pechos de su compañera… mientras acariciaba uno, el otro lo lamía con suavidad alrededor de su aureola, hasta que llegó al pezón y lo chupaba y succionaba mientras le iba pegando pequeños mordiscos. No llevaba ni un minuto haciendo eso cuando escuchó un gemido de su compañera, le miró a la cara y la vió con los ojos cerrados y la boca entreabierta.- Cuando acabemos te voy a matar, me estás haciendo sufrir como nunca…

Alba siguió bajando a base de besos por todo el abdomen… se notaba un poco de tripita pero aún así a Alba le pareció un vientre muy bonito. Le quitó los pantalones en un abrir y cerrar de ojos y siguió su recorrido por los muslos, las piernas y llegó hasta los tobillos, desde donde volvió a subir, esta vez por la parte interior del muslo, la más sensible… Al llegar a la ingle le molestaba la única prenda de ropa que le faltaba a su compañera…

A: Con tu permiso, esto va fuera.

P: MMmmMm… permiso concedido… quítatelo todo tú también

A: A sus órdenes –le quitó las braguitas que iban a conjunto con ese sujetador que le había gustado tanto, y no esperó nada para quitarse también sus pantalones y su tanga… Paula se volvió a quedar impresionada con Alba, apenas tenía una tira de vello en su pubis, cosa que le parecía supersexy…

P: Sí, no preguntes, tampoco he tenido nunca ninguno para uso y disfrute personal.

Alba soltó una carcajada y en un abrir y cerrar de ojos ya estaba besuqueando las ingles de su amiga, acercándose cada vez más a terrenos pantanosos (la entrepierna de Paula hacía rato que era una fuente de fluidos) y le pasó rozando la lengua por el clítoris. La homenajeada soltó un gemido fuerte, y sus manos fueron a buscar las de Alba, quería estar en contacto con ella cuando llegara el gran momento. Alba siguió con su tarea, besando y pasando la lengua por el clítoris y los labios de su compañera, que seguía gimiendo cada vez más seguido; mirándole a la cara de vez en cuando podía ver que ya estaba en otro mundo desde hacía rato, no hacía más que morderse el labio inferior, suspirar y apretar cada vez más las manos, así que decidió rematar la faena, soltándose de una mano y metiéndole un dedo en la vagina y con la lengua succionándole enérgicamente el clítoris…

P: Al…ba… que meee est..tas hacien…do…

Alba no contestaba, estaba concentrada en darle placer a Paula; lentamente empezó a meter y sacar su dedo corazón de la vagina; efectivamente, se notaba que ahí, aparte de tampones, no había entrado nunca nada; notaba las contracciones cada vez más arrítmicas, Paula se empezaba a retorcer, con la mano libre agarraba las sábanas con fuerza y con la otra apretaba la mano de la chica que le estaba llevando al cielo, arqueó su espalda y llegó el orgasmo, el primer orgasmo de su vida con otra persona. Empezó a dejar de hacer fuerza con sus manos y se relajaron sus piernas; Alba fue subiendo hacia su boca dándole besos por todo el vientre y entre los pechos, hasta que llegó a su boca. Empezaron un beso lento y cálido, sus cuerpos estaban más que pegados, tenían las manos entrelazadas y se movían al mismo ritmo; esta vez estaban completamente desnudas, así que con la fricción de sus pelvis y la pasión del momento, las dos alcanzaron otro orgasmo, casi a la vez.

P: Fffffuaaaaaa… No sé si esto es bueno eh? Me va a reventar la cabeza…

A: Eso es del gusto que te ha dado, bonita!

P: Ya puedes jurarlo, tengo la cabeza llena de endorfinas.

A: mmm… yo también J

En pocos minutos se quedaron dormidas; Paula tenía la cabeza sobre el pecho de Alba, tenían las piernas medio entrelazadas y se quedaron abrazadas a sus cuerpos. Paula había disfrutado mucho pero le quería devolver el favor a Alba; se había dado cuenta, a partir de lo que le acababan de hacer, que simplemente había que dejarse llevar por la intuición…