Cristina y Marcos/ Obsesión (7/ 12)
Adaptación del "clásico" que a nadie ha dejado indiferente y que ha animado a muchos lectores a escribir su propio final... ahora no es Marcos quien nos cuenta su versión de la historia... ahora alguien diferente nos cuenta cómo vivió toda la historia.
Capítulo 7
Salimos de aquel hotel rompedoras... yo llevaba un vestido que dejaba bien poco a la imaginación con unos tacones de infarto y una chaquetita de punto por si refrescaba... Cristina también estaba espectacular aunque no vestía tan provocativa, llevaba una blusa bajo un traje de dos piezas con falda ligeramente sobre la rodilla.
La cena en el restaurante fue de las que quitan el hipo, no faltó un sólo detalle... cuando llegamos a una de las discotecas más famosas de la ciudad ya íbamos las dos algo contentillas.
Fue entrar y aparecer los moscones , pero discretamente Cristina hizo que nos alejamos a una zona un poco más apartada para seguir hablando de nuestras cosas... Cristina parecía algo más alegre que por la tarde, quizá por el alcohol, y estaba bastante más habladora de lo habitual últimamente, aproveché para sacar el tema del tatuaje...
No he podido evitar fijarme cuando entré en tu habitación... ¿te has hecho un tatuaje?... si los odiabas – pregunté.
Bueno Gema... ¿qué quieres que te diga?... un día me dije, ¿y por qué no?... después de todo, hay mucha gente con tatuajes... no es tan raro – dijo como queriendo cambiar rápido de conversación.
Te lo comento porque me ha sorprendido bastante... además siendo en una zona tan íntima – no iba a darle el gusto de cambiar de tema tan fácilmente.
No sé qué decirte Gema... la verdad es que ya sabes... mis padres son un poco antiguos... tenía que buscar un lugar donde... donde no fuera demasiado visible... no podía hacérmelo en un brazo... o en una pierna... tenía que buscar un lugar donde... donde no se viera – dijo encadenando frases cortas, como si fuera improvisando qué decir sobre la marcha.
¿Eran unas letras?... no me dio tiempo a casi a verlas... ¿PR? – seguí machacando con el tema del tatuaje.
Bueno... no – dijo poniéndose colorada sin saber qué decir – es que...
Vamos, que Roberto incluso ya te ha marcado... ¿es eso?... PR... ¿Puta de Roberto? – dije atacando definitivamente con tono decidido y acusador.
No Gema, no... ¡no significa eso! – dijo ya muy nerviosa.
No sé Cristina – dije meneando la cabeza – quizá tengas razón... a lo mejor la P significa... ¿cómo me dijiste aquella vez?... ¡AH SÍ!... putilla – dije burlándome de ella y riéndome de mi propia gracia.
Bueno Gema... ¡YA ESTÁ!... te he llamado para salir a pasárnoslo bien juntas, no para que me toques las narices con historias y tonterías como siempre... ¡DEJA YA EL TEMA JODER! – dijo mientras me miraba con rabia.
Bueno Cristina, tampoco te pongas así... como he visto que Laura tiene uno exactamente igual al tuyo o muy similar, y además en el mismo lugar... sólo preguntaba... pero era sólo por curiosidad...
Si las miradas matasen, habría muerto allí mismo aquel día... claro que no iba a dejar el tema así, pero de pronto escuchamos una voz a nuestra espalda... y me giré encontrándome a Paco.
Pero bueno... ¿qué tenemos por aquí?... me acabáis de alegrar la noche... Gema, Cristina... si deslumbráis en este cutre lugar – nos dijo Paco con una tremenda sonrisa.
Paco... ¡qué sorpresa!... qué alegría encontrarte por aquí... ¿has venido sólo?... ¿estás con Marcos? – pregunté mirando entre la gente intentando localizar al imbécil.
Pues no... he venido con unos muermos, ¡madre mía!... ¿Marcos?... hace ya varios meses que me tiene un poco abandonado, ya no se deja ver nunca por casa de sus padres – dijo Paco con gesto algo contrariado.
Pero si Cristina me dijo que hoy no estaba en casa, que se había ido a ver a sus padres al pueblo – dije girándome hacia mi amiga.
No sé Gema... al teléfono no me contestaba – dijo Cristina bastante nerviosa y todavía con cara de susto.
Tras preguntarnos si nos importaba, allí se quedó Paco con nosotras, diciéndonos que así mataba dos pájaros de un tiro... nos espantaba a los moscones y se libraba de sus compañeros de fatigas.
Al inicio fue todo un poco tenso... Cristina parecía nerviosa y estaba por completo ausente de nuestra conversación... aproveché que mi amiga fue a pedir unas copas y le pregunté a Paco si tenía algún porrillo para relajar el cuerpo y el ambiente, como si no supiera de ante mano la respuesta.
Cuando venga Cristina con las copas, me la llevo un rato al aparcamiento a fumar el porillo a ver si se relaja un poco – le dije a Paco.
¿Y yo qué hago? – preguntó con cara de corderito degollado.
Tú aprovecha para despedirte de tus amigos Paco... ¿no decías que venías a pillar cacho ? – le pregunté mientras le acariciaba el paquete – pues hoy ya has pillao cacho , a lo mejor por partida doble – dije guiñándole un ojo y dejándolo totalmente embobado... con un poco de suerte conseguía que se liara con Cristina o montábamos un trío juntos... ¿qué le diría Cristina a Marcos si se follaba también Paco?... como ya me había dicho Cristina, si Marcos se enteraba de eso, sería el fin de su matrimonio... y si había que ayudar a que eso ocurriera, se ayudaba.
Cuando regresó Cristina le dije que nos íbamos al aparcamiento a fumar aprovechando que Paco iba a despedirse de sus amigos... ya afuera...
¿Nos vamos a quedar toda la noche con Paco? – preguntó Cristina con cara de muy pocos amigos.
Sí claro... pobrecito... se ha venido hasta Córdoba, no se va a marchar el pobre sin follar – dije sonriendo con malicia mientras encendía el porrillo... con suerte los liaba.
¡GEMA!... fin de semana de chicas... ¿en qué habíamos quedado?... ¿por qué nunca me escuchas cuando te hablo? – dijo Cristina muy seria.
¡Relájate Cristina!... ¡qué es Paco!... ¿qué más da que se quede con nosotras?... o como dice Paco... ¿tenías pensado hoy pillar cacho ? – dije sonriéndole con ironía y ofreciéndole el porrillo.
¡Ya sabes que no! – dijo dándole un par de caladas antes de devolvérmelo.
Tú que te lo pierdes... ¡mal follada! – dije lanzándole un besito.
Su mirada, mezcla de enfado y odio, me lo dijo todo... así que preferí cerrar la boca en aquel momento... permanecimos en silencio mientras nos íbamos pasando el porrillo y bebiendo de nuestras copas con cierta rapidez... me sorprendió mucho que Cristina no protestara por estar fumando hierba, pero estaba como si tuviera la cabeza en otro lugar... ¿qué le pasaba a mi amiga?... ¿en qué estaría pensando?
Cuando ya estábamos terminando el porrillo, apareció Paco con una nueva ronda de copas...
Mis amigos ya se han largado... ¡vaya muermos !... menos mal que como sé cómo son, hemos venido en dos coches – dijo negando con la cabeza.
Ya que estás aquí... sácate otro porrillo Paco – dije guiñándole un ojo.
¡Cómo echo de menos Marcos!... éstos son unos aburridos y unos sosos de cojones – dijo Paco acompañando sus palabras con sonoras carcajadas.
¿Marcos es divertido? – pregunté acompañando a Paco en sus carcajadas y cogiendo el porrito que me ofrecía.
Marcos es muy divertido – dijo Cristina volviendo por un momento al mundo de los vivos.
Jajajaja... habló la alegría de la huerta – le dije a mi amiga.
Voy al baño Gema – me dijo Cristina claramente enfada y se fue caminando de nuevo al interior del local.
¿Y a esta que le pasa? – dijo Paco girándose para ver cómo se marchaba.
No lo sé Paco... te aseguro que no lo sé... lleva una temporada que está muy muy rara – dije encogiéndome de hombros.
Están los dos muy raros... Marcos también... antes iba casi todos los fines de semana a casa de sus padres, nos veíamos y hablábamos tomándonos unas cañas... pero de repente parece como que hubiera desaparecido del mundo – decía Paco negando con la cabeza de nuevo.
Yo creo que a esos dos lo que les hace falta es echar un buen polvo... o que les enseñen cómo se echa buen un polvo... juntos o por separado – dije provocando las carcajadas de Paco.
Menuda cabrona estás tú hecha – dijo Paco todavía riéndose.
Vamos a dentro a bailar Paco... a ver si bailando animamos un poco a Cristina... tú ya me entiendes – le dije agarrándolo de la mano.
Me costó encontrar a Cristina cuando regresamos a la discoteca... cuando finalmente la encontré, estaba lavándose la cara todavía en el baño y se excusó diciéndome que se había encontrado bastante cola... me pareció raro, porque yo no me había encontrado a nadie en el baño cuando entré a buscarla, sus ojos además parecían algo rojos... ¿había estado llorando?
Pedimos otra copa y la arrastré a la pista de baile... alternábamos para bailar con Paco, aunque prácticamente volvía a juntarlos en cuanto se separaban... bailábamos los tres bastante juntos golpeándonos con los hombros de vez en cuando y apretando a Cristina entre nuestros cuerpos... copas, bailes y risas hasta que ya no puede contenerme más y, como Cristina no lo hacía, fui yo la que me tiré encima de Paco... bastante perjudicados todos, emprendimos el camino de vuelta al hotel en un taxi con Cristina sentada en el asiento delantero con cara de muy pocos amigos... y yo y Paco, atrás haciéndonos todavía más amigos.
Cuando entramos en la habitación Paco parecía alucinado mirando aquella habitación por todos los lados... pobrecito, en el fondo no era más que otro paleto de pueblo como lo era Marcos... pero al menos Paco valía para follar, el otro según Cristina, no valía ni para eso... rápidamente Paco encontró el mini bar y se puso a servir unas bebidas para todos, mientras yo ponía música y buscaba en mi bolso.
Con la excusa de orinar aproveché mi paso por el baño para meterme un par de rayas, la noche con Paco iba a ser larga, muy larga... no sé cuánto tardé en regresar del baño, pero me encontré a Paco y Cristina bailando muy apretaditos, casi diría que él estaba punteando y tanteando el terreno mientras que ella se dejaba hacer mirándolo fijamente a los ojos, como si estuviera hipnotizada... me acerqué a ellos, les abracé con fuerza por la cintura para bailar todos juntos muy pegados un par de canciones... luego besé a Cristina en la mejilla mientras bajaba mi mano lentamente por su espalda buscando la cremallera de su falda, y posteriormente besé también a Paco en la mejilla... rápidamente Paco giró la cara para besarme en los labios, mientras yo abrazaba con firmeza a Cristina con uno de mis brazos.
Cristina forcejeó ligeramente con nosotros y muy avergonzada se excusó diciendo que se iba a su cama a dormir... yo me quedé algo decepcionada al principio, pero pasé el resto de la noche con Paco viendo las estrellas de casi todas maneras posibles e imaginables... gritando, gimiendo y jadeando tan alto como podía, deseando que me escuchara mi amiga para que supiera lo que se estaba perdiendo por idiota... sería un paleto, pero vaya manera de follar tenía Paco... no creo que a la mañana siguiente muchos huéspedes de aquel hotel se levantaran felices y habiendo descansado.
A las nueve y media de la mañana, nos despertó Cristina golpeando con insistencia la puerta y con cara de muy pocos amigos...
Gema, yo me voy... ¿te vienes conmigo o te lleva Paco? – me preguntó secamente.
No, no, no... espera que me voy contigo, pero dame diez minutos para poder darme una ducha rápida – dije levantándome de la cama corriendo al baño totalmente desnuda mientras le sonreía con picardía.
¡DATE PRISA!... ¡QUÉ YA ES MUY TARDE! – casi me gritó.
Cuando acabé de ducharme y recoger mis cosas... sentados en el sofá del saloncito que presidía la entrada a aquella gran suite, Cristina y Paco hablaban algo de un gran olivar en Jaén donde él decía que trabajaba algunas temporadas porque tenía mucha confianza con los dueños.
Tras la despedida con Paco, nos montamos en el coche y creo que emprendimos el camino de vuelta a Granada... digo creo, porque tras la dura y larga noche que había pasado con Paco, Cristina no había arrancado el coche y yo ya me había dormido.
Me sobresaltó el sonido del claxon del coche... cuando me desperecé y abrí los ojos estábamos en las calles de Granada...
¿Qué pasa Cristina?... ¿por qué tocas el claxon? – pregunté sobresaltada.
¡SALUDA A TU AMIGA GEMA! – dijo rabiosa bajo sus gafas de sol apretando con mucha fuerza el volante.
¿A quién? – pregunté confundida mirando a todos lados.
¡A LA PUTA ESA!... la que cruza allí delante – me dijo señalando una chica bastante guapa y también bastante más joven que nosotras, rondaría más o menos los veinticinco años.
¿Quién es? – pregunté mientras la observaba.
¡OTRA PUTA!... ¡CÓMO TÚ! – dijo mirándome mientras esperábamos detenidas en un semáforo.
Pero... ¿qué he hecho yo ahora? – pregunté confundidapor su insulto.
¿Es qué no lo sabes? – dijo acelerando bruscamente – ayer estuviste toda la noche intentando que me liara con Paco... y como no lo conseguiste en la discoteca, luego en el hotel intentaste que hiciéramos un trio.
¡ESO ES MENTIRA! – grité indignada... ¿tanto se había notado?
¡JODER GEMA!... ¿MENTIRA?... si me lo dijo Paco después de intentar besarme en la habitación del hotel... cuando le paré los pies, me dijo que tú le habías dicho tú que lo intentara.
NO Cristina... que no es verdad – mentí... vaya bocazas el Paco.
¿SEGURO? – gritó y pegó un frenazo brusco apartándose a un lado de la calle – ¡MIRAME A LOS OJOS! – gritó de nuevo bajándose las gafas de sol para mirarme fijamente a los ojos – ¡Y AHORA DIME QUE LO QUE ME DIJO PACO ANOCHE ERA MENTIRA!
… – no sabía qué decir, me había pillado.
¡HALA!... ¡A LA PUTA CALLE!... te vas andando o llamas un taxi... los domingos por la mañana no es que haya muchos, pero siempre puedes decir a la operadora que el primer taxista que venga a recogerte folla gratis... seguro que no tardan.
¿Cristina? – dije con un hilo de voz...
¡QUE TE BAJES JODER!... ¡A LA PUTA CALLE! – me gritó a la cara.
Pero... ¿qué te pasa? – dije mientras abría la puerta.
A mí no me pasa nada... salimos un fin de semana porque te digo que quiero desconectar de todo y mira tú que panorama.... no estoy ahora para tus historias Gema – dijo poniéndose las gafas de sol y esperando que cerrara la puerta.
Eso... vete a casa con Marcos... a ver si te echa un buen polvo... si es que ese inútil sabe cómo hacerlo... porque últimamente estás insoportable, no hay quien coño te aguante – dije pegando un portazo.
Y arrancó a toda velocidad dejándome allí tirada en mitad de Granada... se iba a su casa con él... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!
Tras aquella discusión no me atreví a llamar a Cristina y decidí esperar su llamada... sin embargo, cuando pasaron un par de semanas sin tener noticias de ella empecé de verdad a preocuparme de que nuestra amistad se hubiese roto... así que decidí acercarme a su trabajo a la hora que comía, digamos que espiarla.
Una mañana de miércoles la vi salir apresurada alrededor del mediodía... por suerte logré localizar rápidamente un taxi y, como en las películas, le dije al conductor aquello de que siguiera al vehículo de delante... Cristina se fue directamente a su casa y me pareció raro porque siempre la había visto irse a comer con Marcos... al menos hasta a aquel día, aquella semana siempre lo había hecho... decidí sentarme discretamente en aquella cafetería y observé atentamente el portal de la vivienda... quince minutos más tarde y para mi sorpresa allí apareció... ¡¿PACO?!
Una hora y media más tarde Paco se marchaba de aquella casa saludando con la mano hacia la ventana, me agaché un poco en mi asiento para observar la última planta de aquel edificio de viviendas, y allí estaba también Cristina agitando su mano... ¡la muy puta se follaba a Paco!
Durante las dos semanas siguientes tampoco tuve noticias de Cristina... pero comprobé para mí sorpresa, que todos los miércoles en su casa se veía con Paco... así que el siguiente miércoles en cuanto Paco se fue, entré en el portal y me presenté en la puerta de su casa llamando al timbre...
¿Has olvidado algo? – preguntó abriendo la puerta y girándose sin mirarme.
¡SI!... ¡TUS BRAGAS! – grité como queriendo decirte... ¡te pillé!
¡POR DIOS GEMA!... ¡qué susto mujer!... ¿qué coño haces aquí a estas horas? – preguntó sorprendida.
Me ha llamado Paco para hacer un trío, pero creo que he llegado un poco tarde – le dije entrando al salón y apuntado alternativamente a ambos sofás.
¡No es lo que parece! – dijo Cristina rápidamente.
Jajajaja... ¿cuántas veces habré escuchado yo esa frase Cristina?... jajajaja... tengo una lista casi interminable de noches donde algún tío metido entre mis piernas, decía exactamente esa misma frase cuando aparecía su pareja... jajajaja – dije entre carcajadas.
Bueno Gema, no estoy para discutir tus tonterías...
¿Mis tonterías?... ¡qué te acabo de pillar en tu casa con Paco! – dije interrumpiéndola con tono acusador.
Que no estábamos... bueno Gema, me da igual lo que pienses... ¿qué coño haces por aquí? – me preguntó.
Cristina – dije moviendo la cabeza – ¿no me vas a contar qué tal con Paco?... seguro que mucho mejor que con Marcos – dije con sorna asintiendo con la cabeza.
Gema... ¡tengo prisa!... ¿qué coño quieres? – me dijo con tono severo.
Saber qué ha pasado aquí con Paco – dije guiñándole un ojo.
Nada... – dijo negando con la cabeza.
¡CRISTINA! – le grite.
Vale... está bien... ¿te digo lo que quieres oír y me dices a qué coño has venido Gema? – dijo Cristina.
Soy toda oídos... – dije poniéndome cómoda.
Pues así muy rápido... me has pillado Gema... Paco me ha puesto a cuatro patas en ese sofá y me ha follado como una perra mientras yo le gritaba que quería que me preñara y que me diera por el culo... por cierto, ten cuidado no te vayas a manchar ahí sentada que no me has dado tiempo ni para limpiar los restos de nuestros orgasmos... y ahora dime a qué coño has venido por aquí anda – dijo todo de carrerilla como queriendo quitárselo de encima cuanto antes.
¿Folla bien ehhh?... ¡seguro que repites! – dije con sorna – ¿la semana que viene otra vez?... ¿puedo venir a mirar o participar?
Bueno Gema... ya está bien de tonterías y chorradas... me dices a qué coño has venido o te echo, que tengo que marcharme a trabajar – me dijo agarrando el bolso y poniéndose de pie.
Pues nada, que pasaba por aquí y he visto salir a Paco... bueno me pareció Paco porque se marchó caminando en la otra dirección y no le vi la cara... pensé que podías estar en casa y he probado suerte – dije – hace mucho que no nos vemos, tampoco hablamos por teléfono...
Gema... todavía estoy enfadada por lo de Córdoba... – me interrumpió.
Si... si... si... eso ya me ha quedado muy claro antes cuando he visto salir a Paco sonriendo del portal – dije de nuevo con sorna.
Mira que llegas a ser idiota a veces Gema – me dijo metiendo la llave en la cerradura de la puerta apremiándome a salir de su casa.
¿Me llamarás? – dije cuando llegó el ascensor a la planta baja poniendo pucheros a mi amiga.
Ya veremos Gema... ya veremos... cuando se me pase el enfado que tengo contigo ya me lo pensaré – dijo mientras se cerraban las puertas del ascensor, puesto que ella iba al garaje.
Si os preguntáis si mi amiga me llamó la semana siguiente, la respuesta es NO... si os preguntáis si el miércoles siguiente, a la misma hora, Paco apareció en casa de Cristina, la respuesta es SÍ... puntualmente como había observado las semanas anteriores, Paco acudió de nuevo a la cita.
Fueron pasando los días sin noticias de mi amiga... hasta que un par de semanas después, serían más o menos las nueve de la noche, sonó mi teléfono móvil y vi su nombre en la pantalla...
¡CRISTINA!... ¡POR FIN! – grité entusiasmada dando saltos de alegría por su llamada.
¡Laura!... ¿puedo dormir esta noche en tu casa? – dijo con un tono muy enfadado.
¿Por qué me llamas Laura?... ¡Soy Gema! – dije confundida.
¿TE VAS? escuché el grito de Marcos, fue furibundo, hasta me asustó.
SÍ, esta noche prefiero pasarla fuera,no me esperaba esto de ti gritaba también Cristina.
¡En cambio yo de ti tenía la esperanza de haberme equivocado, pero está claro que...! gritaba Marcos todavía más alto que Cristina.
Y la llamada se cortó... ¿habían roto?... ¿Cristina le abandonaba?... ¡YA ERA HORA!... estuve un rato en mi casa dando saltos de alegría y si hubiera tenido tiempo, le habría organizado una fiesta a mi amiga, aquello había que celebrarlo por todo lo alto, hasta globos hubiese hinchado de tenerlos a mano en aquel momento... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!... byebye .
Sin embargo, empezó a pasar el tiempo y Cristina no llegaba... ¿dónde estaba?... ¿por qué tardaba tanto?... ¿habría tenido un accidente?... intenté llamar a Cristina durante toda la noche, no recuerdo con exactitud el número de veces, pero serían al menos cuarenta... siempre con el mismo resultado, el mensaje que decía que el móvil al que estaba llamando estaba apagado o fuera de cobertura.
No sabría decir a qué hora me quedé dormida aquella noche sentada en el salón de mi casa esperando a Cristina... al día siguiente, me despertó la luz que entraba a través de las ventanas alrededor de las diez de la mañana y salí corriendo en busca de mi amiga hasta que finalmente la localicé en el trabajo.
Pregunté en recepción y me dijeron que ahora la avisaban para que bajara... se abrieron las puertas del ascensor y Cristina me buscó con la cabeza... cuando me vio vino corriendo en mi dirección y se abrazó a mí con mucha fuerza poniéndose a llorar... a duras penas conseguí consolarla y la convencí para salir a tomar algo en una cafetería cercana...