Cristina y Marcos/ Obsesión (5/ 12)

Adaptación del "clásico" que a nadie ha dejado indiferente y que ha animado a muchos lectores a escribir su propio final... ahora no es Marcos quien nos cuenta su versión de la historia... ahora alguien diferente nos cuenta cómo vivió toda la historia.

Capítulo 5

  • ¿Qué te pasa Cristina?... ¿por qué lloras? – pregunté algo asustada.

  • Me voy a casa Gema... ¡YO NO QUERÍA ESTO!... ¡YO NO SOY ASÍ! – me gritó con lágrimas en los ojos.

  • ¿Te vas con a tu casa con Marcos? – dije sorprendida... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

  • ¡ME VOY A CASA! – me gritó de nuevo Cristina.

  • Cristina, has tenido un par de días malos cuando Marcos se fue y es normal... han sido muchos años juntos y lo entiendo... pero estos dos últimos días ya has remontado y empezado a superarlo nos hemos divertido mucho estando las dos juntas – dije intentando hacerle ver lo bien que nos lo habíamos pasado y que ella lo había disfrutado.

  • ¡YO NO SOY ASÍ GEMA! – volvió a gritarme – ¿ES QUE NO LO ENTIENDES?

  • ¡Tranquilízate Cristina! – dije asustada por su respuesta.

  • ¿Y qué quieres que haga para tranquilizarme?... ¿METERME DOS RAYAS PARA OLVIDARME DE TODO? – me dijo con rabia con sus ojos fijos en mí emanando fuego.

  • Cristina yo... – dije con un hilo de voz.

  • Sabes perfectamente que he estado drogada desde que llegaron tus amigos a cenar hace dos días... ¡NO, GEMA!... ¡NO! – gritó para que no la interrumpiera cuando intenté hablar – no voy a preguntarte si lo hicieron ellos sin que tú lo supieras, si estabas de acuerdo con ellos para hacerlo o si lo hiciste tú misma... ni siquiera quiero saberlo y no quiero ponerte en el compromiso de que me tengas que mentir a la cara – dijo furiosa.

  • ¡CRISTINA!... te metiste la primera raya ayer tras la comida y lo hiciste porque quisiste, nadie te obligó a que lo hicieras... nosotros sólo te la ofrecimos como el día anterior... pudiste haberte negado como hiciste la primera vez – dije intentando defenderme.

  • ¡NO ME JODAS GEMA! – volvió a gritarme – ¿de verdad te piensas que soy idiota?... te lo vuelvo a decir, no voy a preguntarte porque no quiero que me mientas a la cara... estoy segura que alguien echó algo en la copa que me tomé tras la cena... o tú que la preparaste o Ernesto que fue quien me la trajo desde la cocina... ¿cómo puedes explicarme que no recuerde casi nada de lo que ha pasado estos dos últimos días si aquella tarde sólo me tomé cuatro cervezas contigo en la piscina y esa copa con ellos después de la cena?... ¿la borrachera de cuatro cervezas y una copa, me ha borrado la memoria y me ha durado dos días?... ¡NO ME JODAS GEMA!... ¡NO ME JODAS! – me gritó a la cara.

  • Cristina... yo... – dije pensando si todo lo que acababa de decir Cristina podría ser verdad y recordando perfectamente en mi mente el momento en el que Ernesto cogió su copa sonriéndome y me guiñó el ojo diciéndome que lo tenía todo controlado –

¡no me jodas Ernesto!

– pensé.

  • ¡QUÉ NO QUIERO SABERLO JODER! – volvió a gritarme de nuevo, otra vez interrumpiéndome – si fuiste tú Gema, cállate la puta boca... y si fue Ernesto, cállate la puta boca también... lo que tienes que hacer es plantearte qué clase de amigos tienes y si te merece la pena tener esas amistades... yo no quiero volver a verlos delante en mi puta vida porque no respondo Gema... te juro que si los vuelvo a ver delante no respondo de lo que haría... – dijo suspirando con rabia.

  • ¿Y qué recuerdas desde que llegaron mis amigos? – pregunté temerosa.

  • ¿De verdad quieres saberlo?... pues te voy a dar el gusto Gema... te voy a dar el gusto de contarte mis recuerdos de estos dos últimos días, porque voy a ser muy breve... recuerdo que tras la cena Ernesto me trajo la copa y os esnifasteis unas rayas antes de ofrecerme y que me negara... recuerdo cómo te llevabas a tus amigos Carlos y Andrés a la piscina y me dejabas con Ernesto... ¡SOLA! – gritó – a partir de ahí no recuerdo nada hasta la mañana siguiente, donde recuerdo haberme despertado junto a Carlos... ¡SOLA DE NUEVO!... – volvió a gritarme – que me ofreció un café... luego tengo otra gran laguna y sólo tengo muy ligeros flashes de memoria... recuerdo veros llegar de la playa cuando estaba tomando el sol en la piscina... recuerdo hablar algo de un club de intercambios llamado

EL EXCHANGE

... recuerdo haberme duchado contigo abrazadas y ¿besándonos?... ¿de verdad me estuviste besando en la ducha Gema?... ¿CÓMO PUDISTE?... – me gritó por tercera vez – recuerdo haber estado en

EL APOCALIPSE

... recuerdo haberme encontrado y conversar con Roberto y Laura en

EL EXCHANGE

...

-

EL KIKI

... – la interrumpí.

  • ¿Cómo que

EL KIKI

?... ¿eso qué coño es? – preguntó confundida negando una y otra vez con la cabeza.

  • Al final acabamos en un club de intercambios como habíamos acordado por la tarde... pero no en

EL EXCHANGE

... al final fuimos a uno que se llamaba

EL KIKI

– le aclaré.

  • Y si te lo estas preguntado Gema... ¡SÍ! – gritó – recuerdo todo lo que pasó anoche en esta casa cuando me dejaste tirada con Ernesto y Carlos... ¡SOLA OTRA VEZ! – gritó – para irte a follar con Andrés a su piso... eso ya lo recuerdo todo perfectamente y por eso me voy a casa... ¡YO NO QUERÍA ESO!... ¡YO NO SOY ASÍ!... ¿cómo coño pudiste dejarme sola con dos tíos que no conozco de nada sabiendo que estaba drogada? – me preguntó totalmente indignada – pensaba que éramos amigas Gema, amigas que cuidaban la una de la otra... me vine a tu casa porque lo estaba pasando muy mal y pensé que me cuidarías... pero ya veo que estaba muy equivocada.

Y sin más agarró su maleta y se marchó sin despedirse... ¿de verdad Ernesto había drogado a Cristina echándole algo en aquella copa tras la cena?... ¿me había dicho Cristina la verdad o me había mentido porque se avergonzaba de todo lo que había pasado en esos dos últimos días?... es cierto que cuando llegamos a la habitación donde estaban follando ella con Ernesto parecía como ida... pero tampoco lo podía afirmarlo con total certeza, yo estaba demasiado colocada para asegurarlo... ¿y Carlos la mañana siguiente con el café?... porque lo cierto es que Cristina estaba como ida cuando llegamos de hacer la compra, de eso sí estaba segura... yo también me había drogado, pero sin embargo, yo sí me acordaba de casi todo lo que había sucedido los dos últimos días... ¿por qué ella no lo recordaba?... ¿me estaba mintiendo o de verdad de los últimos dos días sólo recordaba aquellos pocos detalles que me estaba contando?

Tardé más de una semana en volver a ver a Cristina después de que se hubiera ido aquel día tan enfadada de mi casa, no contestaba a mis mensajes ni a mis llamadas... pero apareció por sorpresa en mi casa una mañana y según abrí la puerta entró directamente al salón sin decirme una sola palabra, estaba bastante demacrada y parecía muy preocupada.

  • Tenemos que hablar... ni siquiera sé que hago aquí, pero no sé a quién más pedir consejo... ¡Gema!... esto es un tema serio de verdad, un tema que no puedo hablar con nadie de mi familia y no sé a quién más recurrir... ¿no estarás colocada? – dijo mirándome con gesto escrutador.

  • No Cristina... hace dos días que no me meto nada – mentí... ¿a quién podía engañar ya?... no podía vivir sin mis dosis diarias y aquel día ya había

desayunado

.

  • ¡Me han despedido!... bueno, mejor dicho... ¡nos han despedido! – dijo con sus lágrimas empezando a caer por sus mejillas – y encima Marcos todavía no ha vuelto a casa... ¿qué va a ser de mi vida Gema? – dijo rompiendo a llorar definitivamente.

  • ¡Tranquila Cristina! – dije acariciando su mano intentando consolarla – el otro día cuando vimos a Roberto en, ya sabes, me pareció que te ofrecía trabajo... ¿por qué no aceptas el trabajo que te propone Roberto en la empresa familiar? – pregunté.

  • ¿Y MARCOS? – me gritó – Marcos no quiere trabajar en la empresa familiar... ¿es que no lo entiendes Gema?... ¡estoy cansada de decírtelo una y otra vez! – me dijo con rabia.

Y vuelta con la pelotera de siempre... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

  • Cristina... Marcos es un fracasado... estarás mucho mejor sin él... mira cómo vivíais, apenas llegabais a fin de mes, trabajando los dos de sol a sol, sin tener ahorros, sin tener futuro... pero eso ha cambiado, ya se ha ido Cristina... ahora tú sólo necesitas tiempo para olvidar vuestro pasado juntos, han sido muchos años... pero encontrarás a alguien, reharás tu vida y nunca más recordarás al fracasado de Marcos – dije con tono suave y midiendo mucho mis palabras para no ofender demasiado a Marcos, no quería que se enfadara de nuevo conmigo.

  • ¡QUÉ MARCOS NO ES UN FRACASADO JODER! – volvió a gritarme – la fracasada siempre he sido yo... ¡GEMA!... ¿es que no me escuchas nunca cuándo te hablo? – dijo con rabia buscando en su bolso y arrojándome una carta a la cara.

  • ¿Qué es esto Cristina? – dije mirando aquella carta que tenía entre las manos.

  • A Marcos ya le han contestado de una de las empresas donde enviamos nuestro CV cuando veíamos que nos íbamos a quedar sin trabajo... ni siquiera quieren hacerle una entrevista... le dicen que sí, que estarían encantados de que trabaje para ellos y le han mandado por correo un borrador del que sería su contrato... ¡200.000€ anuales!... vehículo de empresa a elegir y casa en alquiler pagada por la empresa en una de las urbanizaciones más exclusivas de Barcelona... ¿sabes la mierda que es lo que me ha ofrecido Roberto a mí por ser la enchufada de la empresa familiar?... ¡NI LA MITAD!... y por supuesto, coche y casa pagados tampoco.

No podía ser cierto... me quedé congelada al escuchar aquello mientras Cristina volvía a llorar desconsolada a mi lado... pero sí, era cierto, abrí aquella carta y tras leerla por encima decía exactamente lo que me estaba contando de palabra mi amiga.

  • ¿Qué voy a hacer Gema?... ¡no sé qué hacer!... si Marcos se entera de esta oferta de trabajo, que es irrechazable, justo en este momento de crisis que atravesamos como pareja, tengo miedo que se vaya a Barcelona... que me abandone y se olvide de mí para siempre... ¡PARA SIEMPRE GEMA!... ¡PARA SIEMPRE! – gritó Cristina de forma desgarradora.

  • ¿De verdad te estás planteando irte de Granada?... ¿piensas irte a vivir a Barcelona con Marcos? – pregunté incrédula.

  • Tal vez sería lo mejor Gema... sus padres no me tragan, mi familia a él tampoco... vivimos constantemente en un ambiente tóxico aquí en Granada... Barcelona sería un nuevo comienzo para los dos, lo he pensado tantas veces todos estos años... ¿cómo sería nuestra vida si cuando nos casamos nos hubiéramos ido de Granada?... tal vez sus padres me miraran con otros ojos cuando me ven... tal vez mi familia, especialmente mi padre, respetara de verdad a Marcos... tantas cosas podrían haber sido distintas de haber tomado otras decisiones – dijo Cristina con la mirada perdida a través de la ventana.

  • ¿Y qué hay de tus sueños? – pregunté mientras intentaba hacer tiempo y buscar otro argumento convincente para persuadirla y que aquello nunca llegara a suceder.

  • ¿Mis sueños Gema?... el sueño de mi vida era crear una familia con Marcos y hasta eso he estropeado... por momentos me gustaría liarme la manta a la cabeza y salir corriendo de Granada sin mirar atrás... pero no puedo negarte que me aterra la idea de irme de Granada... ¿qué haría yo en Barcelona sin conocer a nadie?... ¿sin tener un trabajo?... ¿todo el día sola en casa mientras Marcos trabaja?... no valgo para ser una

mujer florero

, y todavía menos en estos momentos, con mi cabeza dando vueltas constantemente a todo lo que ha pasado estas últimas semanas... ahora mismo y más que nunca, necesito dos cosas... a Marcos a mi lado y un trabajo para poder tener la cabeza ocupada con algo.

Miré al techo completamente desesperada... ya estaba otra vez allí, a pesar de que se había ido y en realidad no estaba, seguía presente en todas las conversaciones... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

  • Tengo treinta y tres años Gema... ¡TREINTA Y TRES!... y no tengo nada...

  • Eso no es cierto Cristina – la interrumpí – tienes familia, tienes amigos...

  • ¡NADA GEMA!... ¡NO TENGO ABSOLUTAMENTE NADA! – gritó interrumpiéndome ella a mí – ahora ya ni un trabajo... cuando salga de aquí me iré a casa y allí no me espera nadie... ¿qué hago?... ¿me voy a casa de mis padres con treinta y tres tacos? – me preguntó con ironía.

  • Sabes que siempre te puedes quedar a vivir aquí conmigo el tiempo que necesites... – dije temiendo su respuesta.

  • Ya te dije el otro día que yo no soy así Gema... me quedo vale... ¿y luego?... ¿me emborracho contigo?... ¿me drogo contigo?... ¿follo contigo?... ¿follo con uno o varios desconocidos todas las noches?... ¿hacemos orgías?... eso no es vida Gema, no acabará bien y espero que algún día te des cuenta antes de que sea demasiado tarde – me dijo acariciando mi cara con su mano con mucho cariño y una sonrisa que denotaba tristeza – ¿sabes Gema?... a veces miro a Esther y la envidio, sólo nos llevamos año y medio... tampoco hace falta fijarse mucho en los detalles para ver que es completamente infeliz casada con Roberto... pero luego me la imagino en casa con su hijo Carlos – su cara se iluminó – ¿te imaginas Gema?... ¿un hijo?... una personita a la que cuidar y dar tu cariño... una persona por la que preocuparte más que por ti misma... ¿por qué nunca me lo habré planteado de ese modo? – y se quedó callada mirando al infinito.

  • ¿No estarás pensado ahora en volver con Marcos para tener un hijo? – dije horrorizada ante la idea.

  • Gema... como siempre no has entendido nada... quizá el problema que hay ahora entre Marcos y yo haya sido precisamente ese... me he preocupado demasiado de mí misma y muy poco de cómo se sentía él con todo lo que estaba sucediendo... nunca me he parado a pensar cómo me sentiría yo, si todo lo que ha pasado hubiese sido idea suya y me hubiese ido llevando arrastras hacía delante hasta ponerse a follar con una mujer delante de mis narices, en nuestra propia casa... supongo que sería yo la que me habría largado y estaría desconcertada – razonó Cristina.

¿De qué estábamos hablando?... no tenía ya ni idea de sobre qué tenía que aconsejarla, pero tenía ya la sensación de que aquella conversación acabaría mal para mis intereses... mucho me temía que la decisión ya la tenía tomada y sólo tenía miedo a intentar cumplirla sin haberla dicho antes en voz alta para escuchar cómo sonaba... y finalmente lo hizo, lo dijo en voz alta... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

  • Gema... ¿crees que debería llamar a Marcos? – preguntó finalmente Cristina.

  • Marcos se fue... si te quiere ya volverá, tú no has hecho nada malo... si de verdad te quiere volverá... ¿por qué deberías llamarle? – pregunté.

  • ¡GEMA! – exclamó Cristina – ¿es que no has escuchado nada de lo que te he dicho hasta ahora?

  • No entiendo sobre qué necesitas consejo, parece que lo tienes todo muy claro – dije buscando que me hiciera un resumen, porque me había perdido.

  • Marcos todavía no sabe lo de la oferta de trabajo de Barcelona porque no ha vuelto a aparecer por casa desde que se fue... sé que debería darle espacio y más tiempo, pero si no contesta a la carta acabarán llamándolo por teléfono y no quiero que sepa lo del trabajo de Barcelona hasta que hayamos hablado... ¿lo entiendes? – me preguntó Cristina agarrando mis manos como pidiendo un consejo desesperadamente.

  • Pues no... no lo entiendo – dije negando con la cabeza.

  • Yo me quiero quedar en Granada, no estoy preparada para dar un giro completo a mi vida... pero con Marcos a mi lado... ¿qué hago Gema?... ¿dime qué hago?... no sé qué hacer Gema... ¿qué hago? – me rogó Cristina.

  • ¿Y Barcelona? – pregunté expectante.

  • No es el momento... al menos para mí... quizá más adelante, cuando nuestra relación se recupere de esta crisis... renunció una vez a todo eso por mí, porque yo también cumpliera mi sueño de ser arquitecta... si me da otra oportunidad, si acepta volver conmigo, significaría que estaría dispuesto a renunciar de nuevo... si acepta retomar lo nuestro de nuevo no necesita saberlo... sólo temo que si eso pasa y se lo oculto, algún día pueda llegar a descubrirlo... ¿qué hago Gema?... ¿dime qué hago?

  • ¿Y todo lo que ha pasado?... ¿las locuras que has hecho?... ¿qué pasaría si se entera de todo lo que has hecho desde que habéis estado separados?... te abandonará de nuevo y te hará más daño... no merece la pena Cristina, deberías rendirte a la evidencia – no se me ocurrió nada más que decirle en aquel instante... ¡no podía volver con Marcos!... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

  • Se lo contaré todo Gema... bueno, no le hablaré de ti, de tus vicios y de lo que haces para poder pagártelos... pero el resto de lo que ha pasado lo sabrá todo de mi boca y que luego decida... sé que no tengo que hacerme ilusiones, pero al menos tengo que intentarlo, ¡quiero intentarlo!... seré dura con él, le pediré más mucho más espacio del que en realidad necesito... no le mentiré y me aseguraré de que lo tenga todo muy claro antes de contestarme – dijo Cristina nuevamente con lágrimas brotando de sus ojos.

  • Cristina... te has saltado todas las normas que me dijiste que te había puesto – dije en otro intento de evitar lo inevitable.

  • Técnicamente NO, no me he saltado ninguna... siempre he follado con preservativo o eso creo... tus amigos a pesar de haberme drogado para follar, tuvieron ese bonito detalle – dijo con ironía – no le he humillado, bueno quizá lo de que me vieran sin él en el club de intercambios Roberto y Laura – dijo meneando la cabeza – pero estaba contigo y tus amigos bebiendo, no estaba haciendo nada malo... y por supuesto no me he acostado con su amigo Paco, eso ya lo haces tú – dijo Cristina sonriendo la broma de su última frase.

  • Pero volverá a suceder Cristina... algún día volverás a necesitar lo que has vivido estas últimas semanas – dije ya a la desesperada.

  • Y procuraré que lo tenga claro, que esa posibilidad de abrir nuestra relación puede existir... pero entre tú y yo Gema... si retomamos lo nuestro, no creo que vuelva a hacer las cosas que he hecho estos días si Marcos no está de verdad a mi lado... conmigo, apoyándome y dándome la mano... si se va a casa, yo me voy a casa a su lado... Marcos es lo primero... no más tonterías Gema, ya no somos ningunas adolescentes – dijo mirándome con seriedad y muy segura de sí misma.

Bueno, el balance de la conversación era muy positivo... Cristina iba a suicidar su matrimonio con Marcos utilizando para ello sus propias palabras... contándole cómo le había puesto los cuernos, ocultándole la posibilidad de ir juntos a trabajar en Barcelona, intentando que trabajara en la empresa familiar y por si fuera poco todo eso, diciéndole que si aceptaba todo eso, todavía quedaba la posibilidad de que le volviera a poner los cuernos... ¿podía tener alguien tan poco amor propio para aceptar tas esas imposiciones de su mujer?... ¡IMPOSIBLE!... que Marcos era imbécil lo sabía... ¿pero tanto?

  • Pues siendo todo así como me has dicho... deberías llamarlo cuanto antes mejor – dije con una sonrisa y pensando que Cristina no fuera a olvidarse de contarle ningún detalle.

  • Gracias Gema... eres la mejor cuando no estás colocada – dijo dándome un gran abrazo.

Pasaron varios días sin que tuviera noticias de Cristina, así que decidí mandarle un mensaje que me respondió inmediatamente disculpándose y diciéndome que me llamaría ese día más tarde... anochecía ya aquel día cuando sonó el teléfono.

  • Hola Gema... perdóname, estos últimos días han sido una verdadera locura para mí – escuché alegre a mi amiga al otro lado del teléfono.

  • Me tienes en ascuas... ¿qué ha pasado? – pregunté.

  • Han pasado tantas cosas Gema... ¡HE VUELTO CON MARCOS! – gritó con ese gallo característico de las

adolescentes contentas y excitadas – estos últimos días han sido como una segunda luna de miel para ambos... ¡PERFECTOS! – reía alegre Cristina – ya hemos firmado nuestros contratos en la empresa familiar... a Marcos le han dado provisionalmente un puesto en contabilidad, pero estoy segura de que irá progresando poco a poco en la empresa... Roberto quiere que yo sea su mano derecha, que trabaje con él codo con codo... ya sabes que ya ha cumplido los cincuenta y dice que quiere ir pensando en tener menos responsabilidades.

Tuve que aguantarme la risa, recordé aquella frase de Roberto –

mis cuñados siempre tendrán un puesto de trabajo en la empresa familiar... cada uno acorde a su valía, claro está

– sólo esperaba que Roberto nunca llegara a decirle a Cristina que había trabajado como puta para él y que habíamos follado varias veces... bueno, lo de follar yo no lo recordaba, debía fiarme de la versión de Laura.

  • Me alegro mucho por ti Cristina – mentí tratando de ocultar que en realidad estaba furiosa... pero, ¿qué iba a hacer?... ¿cómo demonios iba a alegrarme por mi amiga si seguía pegada a aquel imbécil?... ¿se podía tener menos amor propio que Marcos?

  • Gracias Gema, eres una buena amiga – dijo Cristina.

  • Bueno, entonces ya nos veremos... por cierto, me voy a ir un mes de vacaciones con Manuel Enrique... ¿nos vemos a la vuelta? – me despedí de mi amiga.

  • Claro Gema... ¡DIOS!... ¡Cómo me alegro por ti!... espero que hayas encontrado en Manuel Enrique a tu Marcos y que todo os vaya muy bien juntos, ¡te lo mereces!... ya hablamos.

Y vuelta con el cuento... ¿para qué quería yo

un Marcos en mi vida

?... estoy segura que Marcos no valía ni para ser criado... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

Como os decía anteriormente, Manuel Enrique resultó ser más de carne que de pescado... durante aquel mes me di cuenta que por la cama en la que compartíamos nuestra relación libre, pasaban demasiados hombres y muy pocas mujeres, pero yo no tenía queja... tenía la cartera llena... ¿qué más me daba que le gustaran las pollas tanto o más que a mí?... casi mejor ¿no?

Cuando regresé a Granada llamé a mi amiga... quedamos en vernos un viernes para cenar juntas y ponernos al día de cómo habían ido nuestras vidas... Cristina me comentó que todo iba perfecto en su vida, que nunca había sido tan feliz... la verdad es que parecía realmente feliz cuando la vi... demasiado feliz... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

Tras finalizar la cena, alrededor de las once, le propuse a Cristina ir a tomar algo a algún bar de copas y bailar... para mi sorpresa aceptó sin vacilar dejándome con la boca abierta... pasamos una noche muy agradable conversando y riendo, pero cuando el reloj marcó la una y media de la mañana Cristina se levantó recogiendo sus cosas y dijo que se iba a casa.

  • Pero... ¿ya te vas Cristina? – pregunté decepcionada.

  • Ya es la hora de irme Gema, es tarde... recuerda que soy una mujer felizmente casada – dijo divertida enseñándome el anillo en su dedo.

  • ¡NO TE LO CREES NI TÚ!... ¿y cuándo volveremos a vernos? – pregunté.

  • Si quieres podemos repetir el mismo plan de hoy otro viernes... ¿dentro de dos o de tres semanas?... me lo he pasado muy bien y me ha venido bien para desconectar, no sabes lo estresada que estoy con tanto trabajo – dijo guiñándome un ojo, pasando por alto mi ataque a Marcos, dejándome completamente sorprendida.

  • ¿Entonces hago planes? – le pregunté.

  • ¡GEMA!... noche de chicas... cena, nada de drogas y a la una y media me voy a casa... cumpliendo con esas tres condiciones puedes planear lo que tú quieras – me dijo con una sonrisa, antes de darme dos besos y despedirse de mí desde la puerta del bar agitando la mano.

Me sorprendió realmente la nueva actitud de Cristina y el cambio en nuestra relación... desde aquel día, en viernes alternos, pero al menos un par de veces al mes, nos íbamos juntas a cenar y luego a bailar y tomar una o dos copas a algún bar de moda... incluso algunas veces nos animábamos y bailábamos con algún hombre, pero Cristina era bastante tajante... sólo bailar, nada de sobeteos ni de rollos.

¿Cómo iba a conseguir que Cristina y Marcos se separan?... a ese paso no lo lograría nunca, así que tuve que pensar otra idea... un viernes cambié de planes y le planteé la posibilidad de cenar en mi casa y que luego se quedara conmigo en casa a dormir... aprovechó un fin de semana que Marcos se iba al pueblo a casa de sus padres y tras la cena nos tumbamos las dos en el sofá con unas cervezas a ver una película... miraba alternativamente a la película y a ella hasta que se dio cuenta...

  • Deja de mirarme Gema... si quieres preguntarme algo... ¡hazlo!... que ya no tenemos doce años para andar con jueguecitos mujer.

  • No entiendo tu cambio de actitud en nuestra relación Cristina – dije.

  • Gema... nada ha cambiado... no te llevas bien con Marcos y él no se lleva bien contigo... más porque nunca le has dado una oportunidad que porque él no quiera, pero así están las cosas... la vida en pareja no es pasarse todo el día juntos, antes hacíamos y ahora también hacemos cosas por separado... yo antes iba sola al gimnasio a correr en la cinta y venía con Marcos para estar los dos contigo, porque sois dos de las personas más importantes de mi vida y quería que os llevarais bien, pero no funcionaba... ahora he dejado el gimnasio y salgo a correr con Marcos, el tiempo que antes pasaba sola en el gimnasio, lo paso contigo... ¿lo entiendes? – me preguntó divertida.

  • ¡OYE!... ¡QUÉ NO SOY TONTA! – protesté y las dos nos reímos.

Continuamos viendo la película mientras íbamos bebiendo poco a poco las cervezas... no sabía muy bien cómo enfocar la siguiente pregunta, pero sabía que el alcohol ayudaría... tras un rato pregunté.

  • Cristina... no sé cómo preguntarte esto... – dije bajito.

  • Jajajaja... Gema, eres como un libro abierto... ¿por eso nos hemos quedado en casa hoy?... las fantasías son fantasías Gema, pero siempre tienen consecuencias... casi pierdo a Marcos una vez y no quiero correr de nuevo el riesgo de que eso suceda... todavía no está preparado y quizá nunca lo esté... esto quiero hacerlo con él, quiero que estemos juntos y quiero que lo disfrutemos los dos... si está preparado me lo dirá, mientras tanto yo no lo busco, pero tampoco niego que pudiera surgir en el futuro... él lo sabe.

  • ¿Y no vas a hacer nada?... ¿no vas a presionarle un poquito?

  • Jajajaja... tengo que dejarle su espacio Gema... pero ¿te confieso una maldad? – dijo poniendo el dedo índice sobre sus labios mientras se reía.

  • Dime – pregunté ansiosa.

  • Estoy intentando acelerar un poco el proceso... me he comprado un par de frascos de colonia de hombre diferente a la que usa Marcos y los tengo escondidos en casa... todos los viernes cuando llego tarde y me echo un poquito por el cuello antes de acostarme a su lado y abrazarlo.

  • Pues vaya mierda de táctica Cristina... así nunca conseguirás nada – dije intentando parecer decepcionada... ¿de verdad pensaba que haciéndole creer que le engañaba Marcos reaccionaría?... así sólo conseguiría que se acabara marchando, justo lo que yo deseaba.

  • Necesita tiempo Gema... algún día me preguntará y por fin podremos hablar del tema con naturalidad y sinceridad... conozco a mi marido Gema – dijo Cristina muy segura de sí misma.

  • Cristina no te engañes, sabes tan bien como yo que eso que dices nunca sucederá... Marcos es demasiado tradicional y lo que quiere es una relación basada en la fidelidad – afirmé con rotundidad buscando un resquicio donde volver a arrastrar a mi amiga hacia sus fantasías.

  • Pues si la fidelidad es el precio a pagar por el amor de mi marido, te aseguro que la tendrá siempre... y cuando saqué el tema de lo que pasa todos los viernes cuando llego tarde, seré completamente sincera con él y se lo confirmaré... prefiero cien veces una vida estando con Marcos, a una vida cumpliendo mis fantasías sin tener a Marcos a mi lado.

Y ahí estaba otra vez... la frase con la que siempre acababan las conversaciones que tenía con Cristina desde que había conocido a aquel imbécil... ¡MARCOS!... ¡EL PUTO MARCOS!... ¡SIEMPRE MARCOS!...

Aunque al menos, esta vez, me quedaba el consuelo de que Cristina con su intento de manipular a Marcos acabaría perdiéndolo, justo lo que yo deseaba... yo sólo tenía que callar lo obvio, que aquel juego era peligroso, y esperar futuros acontecimientos.

Sin embargo, también tengo que reconocer que durante aquel periodo la relación que mantuve con mi amiga Cristina fue más o menos la que siempre había esperado tener con ella... hasta que un día, una llamada lo cambió todo...