Cristina y Marcos/ Obsesión (12/ 12)

Adaptación del "clásico" que a nadie ha dejado indiferente y que ha animado a muchos lectores a escribir su propio final... ahora no es Marcos quien nos cuenta su versión de la historia... ahora alguien diferente nos cuenta cómo vivió toda la historia.

Capítulo 12

De camino a casa no paraba de darle vueltas a todo lo que había sucedido en la terraza de aquella cafetería momentos antes, a todo lo que había descubierto por casualidad... intenté dormir un poco pero, tumbada en la cama, no era capaz de pegar ojo dándole vueltas a todo.

Tras media hora en la cama, dando vueltas de un lado para otro, decidí levantarme... si era verdad que Rafael Sánchez había muerto, podía ser una excusa para acercarme a Cristina e intentar saber algo de ella después de tantos años sin habernos visto.

Me puse mi mejor vestido y emprendí el camino al tanatorio de la ciudad... nada más entrar por la puerta vi un gran número de personas congregadas en torno a la entrada de una de las salas... dirigí mis pasos hacia aquella sala y cuando iba a entrar alguien me agarró del brazo con fuerza.

  • ¿Dónde coño te crees que vas Gema? – me dijo Laura con cara de pocos amigos llevándome a un rincón.

  • Vengo a ver a Cristina... a darle el pésame... – dije dubitativa.

  • Cristina no está aquí Gema... y aunque estuviera, eres la última persona del mundo a la que querría ver por aquí... hazte un favor y vete a casa – me dijo con tono firme – sin tonterías Gema, no es el momento para esto... ni mucho menos el lugar.

  • Tengo que ver y hablar con Cristina... es muy importante... hoy por la mañana he visto a Marcos por la calle, aquí en Granada – dije decidida.

  • ¡VAYA!... ¿después de tantos años? – dijo con sorpresa mientras negaba con la cabeza varias veces.

Laura se quedó completamente muda, congelada y sin saber qué hacer o qué decir... sin dejar de sujetarme del brazo miraba a su alrededor como si estuviera buscando a alguien y no lo encontrase.

  • Está bien Gema... vete a la cafetería que ahora te alcanzo y hablamos – me dijo indicándome con su mano libre el camino que debía seguir.

Fui a la cafetería y tras pedir un café en la barra busqué con la mirada una mesa que estuviera libre... me senté en el fondo de la cafetería y esperé... un par de minutos después Laura se sentó a mi lado con otro café, tenía cara de circunstancias y no me dijo una sola palabra... cuando intenté empezar a hablar me interrumpió con un gesto de una de sus manos.

  • ¿Qué es eso tan urgente? – preguntó a una voz masculina que conocida a mi espalda.

  • Paco... Gema dice que hoy por la mañana ha visto a Marcos aquí en Granada – dijo Laura invitándolo con la mirada a sentarse junto a nosotras.

  • Bueno... hace casi doce años que no sabemos absolutamente nada de él y de su vida – dijo Paco mientras se sentaba – pero todos sabíamos que tarde o temprano este día llegaría – dijo mientras se pasaba la mano por la frente y suspiraba.

  • ¿Tú tampoco sabes nada de Marcos? – pregunté sorprendida.

  • Nada de nada Gema – dijo Paco con tristeza – la última vez que nos vimos me partió la cara, además con toda la razón del mundo... ni siquiera me dio la más mínima oportunidad de explicarle algo de lo que pasó y pasaba en realidad... aquel día perdí algo más que a mi mejor amigo Gema, perdí al hermano que nunca tuve... y también a sus padres, que eran para mí como mi segunda familia, prácticamente ellos me criaron y los quería como si fueran mis padres.

  • Bueno Paco... jajajaja... ¿qué esperabas?... te follabas a su mujer, a su nuera... jajajaja... ¿de verdad esperabas que encima, todos en esa familia, te felicitaran por tu buen gusto? – dije entre carcajadas.

  • ¡GEMA! – gritó Paco con una mirada de furia que me congeló la sangre – nunca me he acostado con Cristina y se me revuelve el estómago cada vez que recuerdo lo que pasó aquella noche que nos encontramos en Córdoba.

  • Ya claro, eso lo dices aquí y ahora... aquel día no te vi tan escandalizado con la idea de intentar follarte a la mujer de tu mejor amigo... del que dices era como tu hermano – dije con ironía.

  • Aquel día me engañaste Gema... como engañabas y manipulabas a todo el mundo que creías necesario para conseguir tu objetivo de que Cristina y Marcos se separaran – me dijo con tono seco y acusador – te pasaste toda la noche diciéndome que Cristina quería algo más conmigo... y yo muy borracho y también algo fumado, aunque no debería servir de excusa, acabé creyéndome que lo que me decías era verdad... intenté besarla y seducirla en el hotel para acostarme con ella como tú me habías dicho durante toda la noche y me arrepentiré toda mi vida – suspiró bajando la mirada.

  • Mira Gema, gracias por venir a decirnos que Marcos está en Granada... pero ahora lo mejor que puedes hacer es irte a tu casa, seguir con tu vida como has hecho hasta ahora y olvidarte de todo... no empeores todavía más las cosas – dijo Laura con tono neutro.

  • ¿Cómo podrían empeorar más las cosas? – pregunté sorprendida.

  • Cristina nunca ha superado que Marcos se marchara... sigue viviendo en la misma casa con la esperanza de que un día Marcos volverá a su lado... lleva desde que Marcos se marchó viviendo en un estado de depresión casi permanente, aislada por completo del mundo exterior y su única motivación cada día es hacer pagar su desgracia a aquellos que considera responsables de la ruptura de su relación con Marcos... le ha amargado la vida a su padre todos estos años como no te puedes llegar ni a imaginar Gema... lo echó de la casa familiar, destruyó la empresa de la familia que Rafael había creado, le mandó dos veces a la cárcel y finalmente lo tuvo viviendo los establos de la finca familiar desde que salió de la cárcel hasta el final de sus días... pero Rafael ahora ya no está Gema... ¿sabes quién será la siguiente de la lista como se le ocurra aparecer en su radar? – me preguntó Laura.

  • Pero era mi mejor amiga... somos amigas... – dije dubitativa.

  • ¡GEMA! – dijo Paco – ¿amigas?... te pasaste la vida menospreciando a Marcos, el marido de la que tú dices que era tu mejor amiga... dándole malos consejos para su relación, uno tras otro, y manipulándola para lograr tu objetivo de que acabaran separándose... evidentemente lo que acabó sucediendo no fue sólo culpa tuya, todo se complicó con el chantaje de Roberto y ella viéndose sin salida eligió mal, muy mal... Cristina jugó con fuego y se quemó... pero de verdad Gema... ¿no te consideras ni siquiera un poquito responsable de todo lo que sucedió?

  • Vete a casa Gema, que Cristina no te vea por aquí si es que finalmente viene... sé que nunca me he portado bien contigo Gema, y que nunca te he tratado con respeto – dijo Laura – pero te aseguro que esto te lo estoy diciendo por tu propio bien.

Y sin más ambos se levantaron de aquella mesa dejándome sola y confundida, me tomé el café y mirando el reloj vi que eran las siete y media de la tarde... recogí mis cosas, salí de aquel tanatorio y comencé a recorrer las calles de Granada hasta que me ubiqué delante de aquel edificio... levanté la vista y pude observar que había luz en una de la ventanas.

Llamé al timbre de la calle y la puerta se abrió... caminando por aquel portal en dirección al ascensor observé que nada había cambiado desde la última vez que había recorrido aquel mismo camino en dirección contraria hacía tantos años, los dos mismos nombres seguían en el buzón correspondiente... Marcos y Cristina, Cristina y Marcos...

Cuando salí del ascensor, temerosa y nerviosa a partes iguales, caminaba en dirección a la puerta de la casa de Cristina cuando una chica algunos años más joven que yo abrió la puerta.

  • Hola... ¿buscabas a alguien? – me preguntó con una sonrisa amable.

  • Quería hablar con Cristina... – dije dubitativa.

  • Cristina no está y no creo que vuelva hoy por aquí, su padre ha muerto ayer por la mañana – dijo aquella chica.

  • Soy Gema... la mejor amiga de Cristina... tengo que hablar con ella, es muy importante... hoy por la mañana he visto a Marcos por la calle y creo que Cristina debería saberlo – dije intentando recordar dónde había visto a aquella chica, pues su cara me resultaba familiar.

  • ¿Eres Gema? – me dijo con cara de tremenda sorpresa – ¿tú eres la famosa Gema? – me dijo negando con la cabeza mientras parecía meditar qué hacer a continuación.

Tras unos instantes de duda, abrió la puerta y me invitó a pasar con un gesto... entrar en aquella casa fue para mí un verdadero shock, fue como retroceder de repente en el tiempo, todo estaba exactamente igual a como yo lo recordaba... mismos muebles, misma decoración, absolutamente nada parecía haber cambiado desde la última vez que había estado allí, incluso las mismas fotos seguían en el mismo lugar.

  • ¿Quieres tomar algo? – me preguntó amablemente aquella chica.

  • ¡No ha cambiado nada estos últimos doce años! – dije sorprendida mirando a mi alrededor aquel salón mientras me sentaba en uno de los sofás y ella lo hacía frente a mí.

  • Ni cambiará Gema, ni cambiará – dijo con resignación mientras me miraba como acusándome de algo – ¿cómo pudiste hacerle todo eso a tu mejor amiga?... ¿cómo pudiste traicionarla de esa forma?

  • ¿Cómo sabes tú eso?... ¿quién eres? – pregunté dubitativa.

  • Yo lo sé todo Gema, sé todo lo que pasó en esta casa, conozco perfectamente las dos versiones de la historia... sé que me has reconocido, lo he notado en tu cara... aunque quizá no aciertes a ponerme un nombre o consigas ubicarme correctamente, te has dado cuenta de que me conoces... te diría mi nombre real pero no creo que te sirviese de mucha ayuda, para facilitarte las cosas puedes llamarme Lola – dijo muy seria.

  • ¡¿TÚ ERES

LA AMIGUITA

DE MARCOS?! – exclamé tras unos instantes al reconocer el nombre – la puta con la que ese cabrón le ponía los cuernos a mi mejor amiga en su propia casa.

  • ¡Y tú eres la grandísima hija de puta que hizo todo lo posible porque todo eso pasara! – me dijo con frialdad – ¿cómo te atreves a venir aquí y encima decir que Cristina es tu mejor amiga?... ¡ni siquiera fuiste capaz de ayudarla en los peores momentos de su vida!

  • Cristina nunca me contó lo que realmente le pasaba – intenté defenderme.

  • ¿En serio? – preguntó con ironía – ¿ya no recuerdas cuando te contó lo que pasó con Roberto en Valencia y lo único que le dijiste fue que le había tocado la lotería?... ¿tampoco recuerdas cuando la llamaste dos o tres días después para decirle que te ibas de viaje a Latinoamérica con tu novio y te contestó que estaba en Málaga, mientras lloraba desconsoladamente?... ¿le preguntaste por qué lloraba?... ¡para qué!... ella acababa de acostarse con dos hombres chantajeada por Roberto y tú sólo te limitaste a hacerle un chiste de mal gusto preguntándole si lloraba porque Roberto follaba peor que Marcos... ¿eso es lo que tú llamas ser la mejor amiga de alguien?... en vez de preocuparte por ella, le hacías chistes de mal gusto... a mí me parece más bien, que eso es de ser una auténtica hija de puta.

  • Yo... yo... – balbuceé.

  • ¿Tú qué Gema?... y perdona que sea tan directa... ¿de verdad piensas que una mujer casada y tan enamorada como Cristina lo estaba de Marcos se va por gusto todos los fines de semana, dos noches enteras a follar por ahí con otros hombres, dejando a su marido sólo en casa?... ¿tú eres así de imbécil o es que siempre has tenido un problema en la cabeza? – me preguntó Lola muy seria – tú ni sospechabas nada lo que realmente estaba pasando... ¡ESTOY SEGURA!

  • ¿Y qué querías que hiciera? – pregunté desconcertada.

  • Pues no sé Gema... desde luego hacer o intentar hacer algo para ayudar a tu mejor amiga... hablar con Cristina, intentar averiguar si le pasaba algo que no te estuviera contando por vergüenza o por alguna otra razón... yo, desde luego, no podría estar de brazos cruzados y feliz de la vida dando palmas, mientras veo como el matrimonio de mi mejor amiga hace aguas y se hunde poco a poco – dijo mirándome con odio – y como no te parecía bastante, en Córdoba, intentaste echarle todavía más agua al barco... que follara con el mejor amigo de su marido.

  • Yo... yo... – balbuceé de nuevo.

  • Tú nada Gema, no sé cómo todavía te atreves a presentarte aquí... quisiste destruir el matrimonio de tu mejor amiga a toda costa sin pararte a pensar en las consecuencias, sin pensar que destrozando ese matrimonio también podías destrozarle la vida... destrozaste muchas vidas, y también muchas amistades... ¡MISIÓN CUMPLIDA GEMA!... – me dijo.

  • ¿Y tú qué?... una puta que se acuesta con un hombre casado – dije interrumpiéndola y al mismo tiempo atacándola.

  • Sí Gema, era una puta... una puta que vivió en primera persona como un buen hombre se derrumbaba poco a poco mientras intentaba recoger los pedazos de su corazón totalmente hecho añicos por la actitud y los actos de su mujer... una puta que vio impotente y sin poder hacer nada como ese buen hombre se convirtió en un monstruo desesperado por recuperar el amor de la mujer que amaba... ¿y sabes lo peor de todo Gema?... que la mujer de ese hombre no era para nada el monstruo que él me describía cuando me hablaba de ella... ni hacia por gusto o por humillarle, como él pensaba, todo lo que él me contaba que sospechaba que hacía cuando lo dejaba sólo los fines de semana... ella sólo hubiese necesitado a una buena amiga que le aconsejara correctamente cuando se vio entre la espada y la pared... pero tuvo la mala suerte de que esa buena amiga a la que le pidió consejo era una hija de puta que no pensaba para nada en ayudarla, sólo pensaba en cómo destruir su matrimonio... ahora ya no soy una puta Gema... soy la amiga que Cristina siempre necesitó, la que lleva años intentado recoger los pedazos del corazón de una mujer cuyo único error fue pedirle consejo a un ser tan despreciable como tú... soy la amiga que la abraza todas las noches cuando llora su desgracia, porque todavía llora casi todas las noches Gema... ¿lo sabías Gema?... ¿dónde estás tú?... la que se autoproclama como su mejor amiga... por ahí prostituyéndote y drogándote... y seguramente, sin tener ni un sólo remordimiento por todo lo que le hizo por destrozarle la vida a la que dice que es su mejor amiga.

Comprendí entonces, tal vez por primera vez, todo el daño que le había hecho a Cristina... con lágrimas en los ojos me levanté para irme de aquella casa y desaparecer para siempre de la vida Cristina...

  • ¡ESPERA!... ¿dónde vas? – me dijo Lola – me has dicho que hoy por la mañana has visto a Marcos aquí en Granada... ¿qué tal está?

  • No he hablado con él... sólo lo he visto de lejos – respondí avergonzada muy bajito.

  • ¿Y qué querías contarle a Cristina entonces?... ¿has venido sólo para decirle eso y seguir torturándola en su desgracia?... ¿eso es lo que dices que es tan importante Gema? – preguntó Lola.

  • He venido para decirle a Cristina que creo que Marcos está casado con su hermana y tienen dos hijos pequeños – dije agachando la cabeza.

  • ¡¿CON ESTHER?! – gritó Lola sorprendida.

  • ¿La conoces?... ¿cómo sabes su nombre? – pregunté intrigada y sorprendida.

  • Esther fue quien obligó a Cristina a firmar los papeles del divorcio cuando Marcos se los envió, le dijo que tenía grabaciones de todo lo que sucedió en esta casa y amenazó a Cristina con hacerlas públicas y entregárselas a la policía si se negaba a firmar los documentos... según Cristina, ella le dijo que tenía una copia de todo... le enseñó vuestra conversación en este salón el día que Cristina descubrió que Marcos se había ido... Cristina supuso que tenía también las grabaciones donde planificaba la compra de un olivar en Jaén para terminar de arruinar la economía de la empresa familiar, videos donde se demostraba que todo había sido planificado por ella y no por Roberto... las conversaciones con Pascual...

  • ¿PASCUAL? – interrumpí a Lola, al recordar que aquel nombre había salido en la conversación de Cristina con su padre aquella noche en la que ella se enfrentó a su padre – ¡Pascual es el hermanastro de Cristina!... pero yo nunca lo he visto, no lo conozco... ¿existe?

  • Claro que existe Gema... y tú sabes perfectamente quién es, aunque creo que tú lo conoces como Paco – dijo Lola con cara de circunstancias.

  • ¡¿CÓMO?! – grité – ¿Paco y Cristina son hermanastros? – e inmediatamente me vino a la cabeza aquella frase de Paco, un par de horas antes, en el tanatorio... cuando me dijo que se le revolvía el estómago cada vez que recordaba aquella noche de Córdoba en la que yo había intentado que follara con Cristina.

  • El caso es que en esas grabaciones también debíamos salir yo y Marcos... Cristina nunca estaba los fines de semana y empecé a pasar muchos viernes y sábados en esta casa con Marcos... éramos mucho más que un cliente con una puta, veíamos películas, hablábamos de muchos temas, me contaba cómo Cristina había cambiado de la noche a la mañana, como tú habías conseguido llevarla por el mal camino, cómo se había convertido en la puta de su cuñado Roberto y hacía cualquier cosa que le ordenara, aunque a él le dijera una y otra vez que sólo era sexo y a quien verdaderamente amaba era a él... muchas cosas Gema... antes de que el escándalo de la familia Sánchez, y también el tuyo, saliera en todos los periódicos y revistas del corazón apareció un día y me preguntó sobre mi relación con Marcos, sobre mi vida... ella me dio mucho dinero y yo, que no sabía lo que verdaderamente ocurría, le conté todo lo que sabía en aquel momento respondiendo a todas sus preguntas... le conté cómo había conocido a Marcos y Cristina el día que solicitaron mis servicios y cómo pasado algo más de un año Marcos me llamó una noche hundido y bastante borracho para que viniera a su casa... le conté todo lo que Marcos me contaba sobre su matrimonio con Cristina, le hablé incluso de

El Chino

... – dijo Lola agachando la cabeza y deteniéndose en su relato al mencionar aquel nombre.

  • ¿Quién era

El Chino

? – pregunté ante su pausa.

-

El Chino

era mi proxeneta, mi chulo... yo no me metí a puta por gusto Gema, él me obligaba a hacer la calle, a prostituirme... me tenía amenazada a mí y a mi familia porque mi padre, que era ludópata, le debía muchísimo dinero... aunque eso es otra historia que ahora no viene al caso... el caso es que dos días después de que Esther viniera a verme,

El Chino

desapareció, como si se lo hubiera tragado la tierra... a ella no volví a verla nunca más – dijo Lola.

  • ¿Por qué Esther querría que

El Chino

desapareciera? – pregunté ingenuamente.

  • Gema – dijo Lola con tono condescendiente – Marcos desesperado por recuperar a la Cristina de la que se había enamorado le pagó a

El Chino

cincuenta mil euros por matar Roberto...

  • ¡¿CÓMO?! – grité de nuevo.

  • Lo que oyes Gema... Marcos en su desesperación por recuperar el amor de una mujer que paradójicamente nunca dejó de amarle, encargó el asesinato de Roberto – dijo Lola.

  • ¿Entonces por qué se fue Marcos y nunca regresó?... si amaba tanto a Cristina como para hacer esa locura... ¿por qué nunca regresó? – pregunté sin entender nada.

  • Supongo que cuando al viernes siguiente vio que la muerte de Roberto no había cambiado nada, que Cristina volvía a irse el fin de semana con su maleta dejándolo de nuevo sólo, comprendió que jamás podría recuperar a la Cristina que amaba – dijo Lola encogiéndose de hombros – nunca nadie que conociera la verdadera historia de lo que sucedía ha podido volver a hablar con él para explicárselo y preguntarle el por qué se fue.

  • ¿Pero por qué Cristina nunca le dijo nada a Marcos, ni a nadie, de lo que realmente estaba pasando? – pregunté incrédula.

  • ¿Todavía me preguntas eso?... ¿eres tonta o te haces la tonta? – me preguntó Lola – ¡por tú culpa Gema!... tú te encargaste de manipularla, de hacerle creer a Cristina que Marcos jamás la perdonaría por haberle mentido... le dijiste que Marcos le perdonaría todas sus infidelidades, pero que jamás le perdonaría que le hubiese mentido... que jamás le perdonaría haberle ocultado aquella oferta de trabajo de Barcelona... que jamás le perdonaría haberle manipulado para trabajar en la empresa familiar... ¿no te acuerdas tampoco de eso Gema?... al final Cristina, chantajeada por Roberto, tuvo que elegir entre verse prostituida por Roberto mientras lo destruía... o que Roberto la humillara públicamente a ella y a Marcos enviando el video de lo que sucedió en aquel hotel de Valencia a todos sus amigos y conodos... una elección imposible.

  • ... – no sabía ni qué decir.

  • ¿No dices nada? – me dijo Lola con rabia – pues si no tienes más que decir, ya sabes dónde está la puerta... lárgate y no vuelvas por aquí... y no te confundas Gema, no te echo de esta casa porque tenga algún tipo de rencor u odio hacia a ti... te echo por tu propio bien, porque la Cristina que una vez conociste ya no existe, se ha convertido en un monstruo mucho peor que Marcos para aquellos a los que culpa de su divorcio... pero ella no te va a asesinar, serás tú la que deseará estar muerta... tras su padre eres la siguiente de la lista Gema, si aceptas un consejo... ¡escóndete!... ¡márchate de Granada Gema!

Abandoné aquella casa en estado de shock, mientras caminaba hacia mi casa iba pensando en todo lo que había escuchado durante ese día... primero la conversación con Laura y Paco en el tanatorio, después la conversación con Lola en casa de Cristina... todos me habían advertido de que no me convenía volver a acercarme a Cristina... ¿tanto había cambiado?

Llegué a mi casa, me senté en mi viejo y destartalado sofá y dirigí la mirada a aquella fotografía de Cristina y mía durante la cena de nuestra graduación en el instituto... con lágrimas en los ojos me levanté para cogerla entre mis manos y volví a sentarme en el sofá... allí estábamos las dos juntas, felices, sonrientes, con muchos sueños y toda vida por delante... mientras acariciaba con una mano la foto tuve claro que yo nunca había sido feliz, que mi vida nunca había sido como la que yo había soñado... pero por primera vez miré el rostro de mi amiga con otros ojos... ¿y si ella sí lo había conseguido y yo lo había estropeado todo?

Con lágrimas en los ojos dejé aquella fotografía sobre la mesa del salón y me levanté buscando toda la cocaína que tenía en casa... vacié todas las papelinas que pude encontrar sobre la mesa presidida por aquella fotografía y empecé a hacer rayas y esnifar una detrás de otra, intentando acallar mi mente, pero sobre todo intentando acallar mi conciencia... una, dos, tres, cuatro, cinco, seis... hasta que noté como mi pulso se aceleraba, como un tremendo golpe de calor consumía mi cuerpo desde dentro hacia afuera, como mi vista se nublaba por momentos, como me costaba respirar, como todo mi cuerpo parecía querer empezar a temblar, como mi mente y sobre todo mi conciencia, por fin, desconectaban de todos mis pensamientos... y de repente mirando aquella fotografía que parecía flotar en el aire, ésta tomó de repente vida propia...

  • Siempre seremos las mejores amigas del mundo Gema, nada podrá separarnos nunca... cuidaremos la una de la otra y nos ayudaremos a ser muy felices..  ¡prométemelo Gema! – me decía mi amiga rodeándome con uno de sus brazos.

  • Te lo prometo Cristina – le contesté yo girándome hacia ella, abrazándola y besando una de sus mejillas.

  • Seremos las dos muy felices en la vida Gema, ya lo veras – me dijo Cristina respondiendo a mi abrazo.

  • ¡PERDÓNAME CRISTINA!... ¡PERDÓNAME! – grité notando como el cuerpo de Cristina se evaporaba poco a poco de entre mis brazos...

Y después... el vacío... la nada... la luz blanca... ¿qué habría al otro lado de esa luz blanca que veía?... ¿la felicidad?... ¿por fin había encontrado la felicidad que siempre me había sido esquiva?...