Cristina y los visitadores, capítulo 6.
De nuevo en la habitacion del hotel, unas clases de fisiologia explican muchas cosas...
Cristina se despidió de Don Rafael, dejándole en su stand , dispuesto a promocionar sus productos ; ella se acercó a buscar a sus compañeros de promoción, que habían quedado para ir a una charla, y , tras ella, comieron en el comedor del hotel .
Ella buscó a Don Rafael , a Don Paco , e incluso con cierto temor , a los catedráticos que se habían ido a montar a caballo, pero no vio a ninguno ; seguro que se habían ido a comer a un buen restaurante a cargo del laboratorio, menuda vidorra se pegaban .
Al concluir la comida, se fueron al hotel, y ella entró ,confiada, en la habitación que ahora compartía con Don Rafael; entró directamente al cuarto de baño y comenzó a desnudarse, ya que le apetecía echarse una buena siesta , pues tanta tensión la había dejado un poco cansada. Pensó que una ducha rápida la ayudaría a relajarse.
Justo cuando iba a meterse en la ducha, oyó el sonido de la llave y la puerta ,abriéndose y cerrándose, viendo fugazmente en el espejo a su compañero de habitación dirigirse hacia donde estaban las camas ; no sabiendo que hacer, optó por esconderse, ya que le daba bastante vergüenza que Don Rafael la viese de esa guisa , y no quería hacerle pasar por una situación un poco complicada, de modo que , aprovechando que la ducha disponía de un buen par de cortinas, se agazapó tras ellas, justo antes de que el delegado entrase precisamente en el baño .
Don Rafael se había despojado de su cosida chaqueta , luciendo su corbata y su inmaculada camisa junto a sus pantalones ; se estaba mirando en el espejo , y optó por lavarse los dientes ; a continuación ,se sentó en la taza del wáter , que tenia puesta la tapadera, y se dispuso a quitarse los zapatos ; luego se puso de pie, y ,desabrochándose el cinturón, hizo lo propio con los pantalones, dejándolos caer hasta sus tobillos.
Cristina se quedó muda de asombro ante aquel inesperado strip tease que Don Rafael le estaba ofreciendo inocentemente , pudiendo ver lo bien torneadas que tenia las piernas , con poco vello , y cómo las cuadradas rodillas se complementaban con unos cuádriceps que podían pertenecer perfectamente a un futbolista ; los gemelos, no menos desarrollados, se mostraban graciosamente envueltos en los calcetines Ejecutivo color marrón oscuro ( lo que le gustaba a este hombre aquel color ) , y los faldones de la camisa , que seguían ocultando parte de la anatomía de su protector, llegaban hasta el tercio superior de sus muslos.A la vez, como algo ya aprendido y que hiciese todos los días, se aflojó y quitó la corbata .
Se aprestó entonces a sacarse los pantalones , sacando una pierna y elevándola ,y pudo ver, de forma fugaz justo antes de volver a bajarla , los calzoncillos que Don Rafael portaba , de color claro, no dándole tiempo a precisar si eran blancos, beige o celeste claro , pero de una cosa si estuvo bien segura ,y era del tamaño y forma del contenido que albergaba; a ello se unió que el rápido movimiento propició que le dotase de un curioso efecto que de nuevo hizo que aquella sensación de humedad de su coño volviese a reaparecer .
Y fue un ligero temblor, un mínimo deslizamiento de aquella masa ovoide que debía corresponder a sus huevos , queriendo colgar, dejarse llevar por la ley de la Gravedad, pero impedido por la sujeción del slip ; fue algo que la produjo una sensación contradictoria de cierto miedo y hasta rechazo , y por otro lado de placer morboso , notando aquella reacción de su entrepierna , y casi deseando que volviese a aparecer aquella visión al subir la otra pierna, pero la perspectiva desde la ducha hizo que el faldón de la camisa ocultase el esperado espectáculo a sus ojos .
Don Rafael, comenzando a silbar, dobló pulcramente los pantalones , tomó la corbata que habia dejado en el borde del lavabo, y desapareció de su campo de visión al salir del baño ; regresó para coger los zapatos , y de nuevo salió hacia la habitación ; ella pudo escuchar como abría el ropero , mientras seguía silbando .
Y volvió a entrar ; seguía con la camisa puesta , y ella pudo observar , aterrada , cómo se dirigía hacia el wáter de nuevo, y esta vez, levantó la tapadera y el asiento , quedándose de espaldas a ella ; pudo ver cómo se llevaba las manos adelante , bajaba su calva cabeza y un potente chorro de dorada orina comenzó a caer en la taza .
Ella se sintió completamente avergonzada de hallarse ante aquella situación, y la vez su coño seguía mojado y rezumando flujo ante la visión del padre de su amigo Rafa meando en su presencia , imaginándose cómo se estaría agarrando su viril miembro mientras efectuaba aquella maniobra tan usual en un hombre ; el desconcierto fue en aumento, luchando entre la vergüenza ajena que sentía y aquella humedad tan placentera que empapaba sus bragas , y que hizo que se mezclase en su pituitaria el olor de la orina de aquel macho junto al de su flujo, y por un instante estaba aterrorizada pensando que Don Rafael pudiese percibir lo mismo que ella ; a su mente acudieron de nuevo las explicaciones acerca de la fisiología animal y del papel que tenían las feromonas en la atracción sexual, el marcaje de la orina de algunos animales ….la respiración se le hizo más agitada y se sintió algo sucia, pensando en aquellas analogías de hembras en celo , pero por otro lado le resultaba agradable y la hacía sentirse muy viva , muy plena , y de una manera que le recordaba , a su pesar, situaciones en las que se había masturbado frotándose su clítoris , hacia el que llevó, de forma refleja, sus dedos , notando , para horror de su cognición pero a la vez para deleite de su emoción , que estaba plenamente turgente y lleno de sangre , presto a dejarse acariciar de nuevo.
En ese instante Don Rafael terminó su meada, sin ser consciente de que estaba siendo objeto de la observación de la compañera de su hijo , y mucho menos que fuera sujeto de aquellas explicaciones evolutivas acerca de la atracción entre macho y hembra ,y por supuesto completamente ajeno a la tormenta feromónica que estaba desatando en Cristina .
De modo que , siguiendo con su tonadilla que no cesaba de silbar, se aprestó a sacudírsela , gesto aquel que seguía de forma refleja a cada micción , y aquello provocó en su inesperada voyeur una oleada de calor que le subió desde el mojado coño y que la incitó a presionar sobre su erecto clítoris para dejarse llevar por un orgasmo que se presuponía bastante intenso, pero la fortuna ( o la casualidad ) , hicieron que justo en ese momento Don Rafael se volviese , tirando de la cisterna, y aquello rompió el hechizo y evitó que Cristina hubiese terminado con un buen orgasmo , prorrumpiendo entre jadeos y gritos dentro de la ducha ante un sorprendido Don Rafael , el cual desapareció de nuevo hacia la habitación, una vez satisfecha su necesidad fisiológica, aunque ella no hubiese hecho lo propio con la suya.
Esperó un poco, y aguzando el oído ,le pareció que Don Rafael , que ya no silbaba, respiraba de forma profunda y regular , por lo que se atrevió a salir de su inesperado escondite, y se asomó , casi sin respirar , a la habitación . ¿ se habria quedado dormido ?
Y, muy poco a poco, comenzó a doblar la esquina de la habitacion desde el pasillo que daba acceso al baño, comprobando que los pies de Don Rafael, envueltos en los marrones calcetines , ocupaban la cama , adoptando una postura que presagiaban que su poseedor estaria boca arriba ; el izquierdo completamente estirado , y el derecho ,apoyado sobre la colcha , con la rodilla doblada ; siguió, sigilosa, entrando en la habitacion, apareciendo ante ella los potentes muslos del delegado , y los inevitables faldones de la camisa , que , aparte de cubrir la musculatura de sus piernas, seguian haciendolo tambien sobre su entrepierna, incluso en la postura que la pierna derecha habia adoptado , ya que tenia tanto la cadera como la rodilla flexionadas .
Habia llegado ya a la cintura, y siguió adentrandose en la habitacion, doblando poco a poco la esquina, para ver la barriguita de Don Rafael cubierta por la blanca camisa , moviéndose al compás de la profunda y relajada respiración ; siguió atreviéndose , y apareció ante ella la zona pectoral del visitador médico , con la camisa medio desabrochada a aquella altura, y ya pudo contemplar que los brazos los tenia a ambos lados, sujetando un ejemplar de la revista Interviú , tapándole a la altura de la cabeza , que era la única parte del delegado que todavia no podia ver, para su suerte ; se escondió, aterrada, de nuevo en el pasillo que comunicaba con el baño ,no sin antes sentirse de nuevo turbada por lo terriblemente atractivo que le parecia verlo de aquella manera , con los calcetines puestos , en calzoncillos y la camisa todavia sin quitar ; no se imaginaba Cristina que era un acto ya reflejo de Don Rafael, permanecer de aquella manera a medio desnudar, pues era algo que excitaba bastante a su esposa, y la predisponia a sentirse muy receptiva, fovoreciendo que los polvos que le echaba fueran especialmente placenteros para ambos .
Y , por supuesto, lo que no se imaginaba Don Rafael era que a quien estaba predisponiendo y bien fuese a ella , la cual no dudó en volver a asomarse para seguir disfrutando de aquel inesperado espectáculo que le estaba ofreciendo el delegado , cortesia del laborarorio para el cual trabajaba ; y , oyendo como pasaba las páginas, observó que cambiaba los pies de posición ; como el deseo de ver en que postura habia quedado Don Rafael pudo más que el miedo a que le descubriese, porque la excitacion iba en aumento y sus bragas las sentia plenamente húmedas,se sintió más lanzada , pero con la suficiente prudencia de evitar en lo posible ser descubierta, por lo que esta vez se apostó en el suelo, agachada , permitiendo a su extasiada mente contemplar como se habia posicionado aquel macho .
Don Rafael simplemente habia cruzado las piernas ,metiendo el dichoso faldon justo en medio de sus fuertes muslos, y esbozó cierta risa al ver alguna foto o articulo de la revista , pera musitar :
- Jejejeje....joder, qué buena que está la condenada ....
Aquella frase , que lo exponia como un hombre que disfrutaba con la mujeres, la volvió todavia más excitada, y , para colmo, las piernas de Don Rafael ejercitaron un movimiento de descruce y cruce, cual Sharon Stone de la industria farmaceutica , de modo que ella pudo admirar , desde su privilegiada posicion al pie de la cama , la magnitud y la forma del enorme paquete de Don Rafael , que le pareció lo mas grande y hermoso que habia contemplado , dejando en mantillas a otros hombres que habia visto en alguna revista atrevida que la habian enseñado sus amigas .
Y lo fugaz de la vision no impidió que se percatase de su forma , de cómo el algodón cubría su hermoso contenido, tan redondito , con aquella otra protuberancia alargada justo encima, provocándole un irresistible impulso de tocar todo aquello .....le recordaba los calzoncillos de su padre , aquellos Abanderado tan antiguos , y le llamó la atención cierta zona más oscura , justo al lado de la bragueta , que parecia un agujero ...todo ello le prestaba todavia más encanto , y sus bragas seguian empapando aquel flujo que se hacia cada vez más fluido.
Don Rafael inició un gesto de soltar la revista , y la colocó en la mesita de noche , justo después de que ella pudiese esconderse bajo los pies de la cama .Espero, pacientemente a ver que ocurria , y Don Rafael , casi al instante , comenzó a roncar de forma suave .
Ella se incorporó suavemente, y comprobó que su dulce delegado dormia profundamente , con las piernas en la misma postura que adoptó al principio, es decir, con la pierna derecha flexionada ; se acercó por ese lado , que era el que estaba al lado de su cama , y se echó en la cama, a su lado , intentando no hacer ruido .Observó que el faldon de la camisa estaba libre , asi que , casi sin respirar, tomó el borde libre que cubría el muslo derecho, ya cerca de la ingle , y lo levantó .
Y sin respiracion se quedó al ver aparecer ante ella el maravilloso paquete de Don Rafael, pero esta vez a la luz, en toda su gloria .
Éste seguía dormido , roncando pausadamente , con su boca entreabierta , y se movió en sueños, dándole un susto de muerte; comprobó que seguía dormido , y habiendo estirado la pierna , el pie se deslizó dentro del calcetín sobre la colcha, haciendo un ruido silbante, de modo que ahora , las dos fuertes piernas del delegado quedaron casi juntas, discretamente separadas …y los faldones de la camisa , que parecían haberse aliado con Cristina, quedaron , para su deleite, sobre la hermosa barriguita de Don Rafael, subiendo y bajando sobre ella , al ritmo de la respiración.
Observó maravillada cómo se albergaba entre sus muslos , jugando a adivinar dónde comenzaban los huevos, dónde la polla , qué forma tendrían ; comprobó que efectivamente tenían un buen agujero, que a sus ojos de mujer zurcidora y perfeccionista clamaban por usar otros nuevos y tirar aquella prenda, pero ante aquella otra mirada perversa que la estaba invadiendo, le pareció la cosa más perfecta del mundo, vamos, que era el complemento ideal a aquel fantástico y viril paquete de su querido Don Rafael .
El algodón de aquellos deliciosos calzoncillos era celeste claro, casi blanco , y cubría aquellos varoniles atributos de una forma sutil y a la vez firme ; descubrió, extasiada, que había otra alteración en el tejido, y era una mancha de humedad , hacia la izquierda ; recordando la meada de hacia un rato, asoció la misma con aquel hecho, y le resultó tremendamente divertido y a la vez excitante pensar en cómo aquellos fieles calzoncillos habían empapado las ultimas gotas de orina que Don Rafael, a pesar de sacudírsela, no había sido capaz de evitar .
Y , el pensar en ello, siguiendo la forma del bultito que destacaba encima de donde se albergaban los huevos, descubrió, exultante, que la punta de la polla de Don Rafael se albergaba justo bajo aquella bendita mancha .
Se quedó observando el agujero del slip , que ofrecía una suave oscuridad que invitaba a imaginar qué podría haber en su interior…¿ estaría Don Rafael depilado? No lo creía , los hombres no solían depilarse , y menos los maduros como el padre de su amigo Rafa ; así que , loca de deseo , se decidió a introducir el dedo índice por la abertura, comprobando que , efectivamente , cabía sin problemas .
Lo que le transmitieron las células sensitivas de su piel fue la deliciosa percepción de un suave vello, que crujía ante su tacto…la certeza de estar tocando el vello púbico de aquel hombre la llenó de alegría y excitación , de modo que se llevó la otra mano a sus bragas , y esta vez aposentó los dedos sobre su palpitante vulva , apoyándolos en su clítoris .
Se mordió los labios para no gritar de gusto , y respiró muy hondo , mientras seguía con la manipulación de su clítoris , al tiempo que el dedo introducido en el agujero de los calzoncillos de Don Rafael, alcanzaba la piel de la ingle del delegado ; aquella suavidad la animó a recorrer ese espacio , y percibió, sin esperarlo , la humedad de la tela empapada del slip .
- Auh…..- no pudo evitar gemir de puro gusto, reprimiendo un grito .
Paró un momento para comprobar si Don Rafael seguía dormido , y advirtió aliviada que así era.
Pero estaba totalmente equivocada : Don Rafael, que no era de piedra, había sentido levemente el desplazamiento del faldón de su camisa , hecho que tenia muy aprendido en su subconsciente al relacionarlo con los manejos de su esposa previos al coito, y rápidamente se despertó, con la sensación inicial de dejarse magrear por ella ; en ese momento previo a espabilarse del todo , esperó con ilusión las caricias de su viciosa esposa , y comprobó alborozado que le había introducido el dedo por el agujero del slip, que a su esposa desesperaba pero que la volvía loca de deseo.
Al percibir el movimiento del dedo , le extrañó que a estas alturas no la hubiese tomado ya con sus huevos ( le volvía loco sentir el tacto de sus uñas sobre su sensible piel ) , y abrió los ojos para mirarla ; entonces, se dio cuenta de que no estaba en su casa ni con su mujer, por lo que rápidamente alcanzó un nivel de conciencia pleno , y al ver que era Cristinita quien estaba jugando con el agujero de sus calzoncillos, se quedó casi sin respirar , y pensando rápido, optó por seguir haciéndose el dormido .
Estaba convencido de que no le había visto, y si era , pues Cristina seguía dándole vueltas al dedito dentro de sus slips ,y probó de nuevo a abrir levemente los ojos . Y entonces vio a su querida Cristinita que seguía con su dedo dale que dale, mientras con la otra mano , arrobada y con los ojos casi cerrados, se estaba frotando por encima de sus bragas .
¡¡¡ Cristinita se estaba masturbando mientras le metía el dedo por el agujero de sus calzoncillos !!!
La reacción fue de una inmediata y enorme erección, que ella en un principio no percibió , hasta que la polla de Don Rafael, llenando todo el espacio bajo los calzoncillos, alcanzó el dedo juguetón de Cristina. Ella se asustó en un principio, al notar aquella dureza que le quitaba la sensación del suave vello que estaba palpando, y al ver que se trataba que Don Rafael se había empalmado en sueños ( volvió a comprobar que seguía dormido , y el seguía simulándolo, no sin ímprobos esfuerzos por no suspirar y gemir ) , redobló su ímpetu, y siguió acariciando el suave vello y la porción de polla que su dedo percibía, mientras que seguía frotándose su exultante clítoris a través de sus bragas.
Don Rafael seguís extasiado, pensando en cómo un viejo como él podía provocar que toda una estudiante de Medicina y tía buena como Cristinita se estuviese masturbando y disfrutando de aquella manera ( porque menuda cara tenia de disfrute, la condenada ) , con sus calzoncillos y su agujero ; en esto pensaba cuando ella, en pleno orgasmo, comenzó a jadear , descontrolada, echando la cabeza hacia atrás , lo que el aprovechó para dejarse llevar y correrse con ella, jadeando lo más suave que pudo, y notando cómo el semen , que le salía a borbotones de su polla y atravesaba el agujero de sus calzoncillos, empapando el dedito de Cristinita.
Ella, en pleno éxtasis, comprobó divertida la eyaculación de Don Rafael, y sacó, sintiéndose victoriosa, el dedo lleno de semen del delegado .
Fue , avergonzada, al baño, mientras Don Rafael, relajado y divertido, pensaba en el poder que podía tener un agujero en unos calzoncillos.
Y Cristina pensó en lo poderosas que eran las feromonas del reino animal .