Cristina y los visitadores .Capitulo 3.
La vestimenta de Don Rafael le juega alguna mala ( o buena ) , pasada , para deleite de los demás...
Don Rafael, galante , la dejó pasar primero y encendió la luz . Era una habitacion grande y espaciosa, con un ropero al entrar , un escritorio, dos sillones y un biombo ; las dos camas eran bastante amplias, con sus embozos retirados , mostrando las blancas sábanas .Pero había un problema , a juicio de ella.
Y era que estaban juntas , de modo que prácticamente hacían una cama de matrimonio ; cada una tenia a su lado una mesita de noche, y el cabecero poseía anchura como para poder poner objetos sobre el.
Don Rafael, que a veces le parecía que adivinaba sus pensamientos , le dijo :
- No te preocupes, Cristinita, que hay más de un kilómetro entre una cama y otra .
- Pero….si …¡ están pegadas ¡- dijo ella , consternada.
- Anda, anda…¿es que nunca has dormido con tu padre?- le dijo él muy serio, mirándola fijamente con aquellos ojos marrones que ahora le estaban empezando a gustar. Además , de nuevo separó los brazos ,como ofreciéndose a protegerla.
Ella no pudo evitar sonreírse , ante la oleada de paternidad que le estaba transmitiendo Don Rafael…era el padre de su amigo Rafa, y era verdad que lo conocía desde que tenia 7 años .
- Ay, Don Rafael, es que estoy muy nerviosa …- dijo , estando de nuevo a punto de llorar.
- Claro que si , mi niña..- dijo él, sonriendo a su vez – no creo que te hayas visto en un brete así en toda tu vida …
Y de nuevo abrió sus brazos , separándolos más de su cuerpo…le recordó aquella pose al Cristo Redentor del Corcovado de Río de Janeiro, y ella de nuevo se acogió a aquel abrazo protector , dejando que Don Rafael la abrazase , mientras enterraba su cabeza en el acogedor hombro del delegado médico y comenzaba a llorar.
Don Rafael se quedó sorprendido ante su reacción , y se quedó en un primer momento tenso , pues no sabía qué hacer, para luego abrazarla con toda la ternura que se imaginaba tenia que aportarle en ese momento, mientras sollozaba sobre su hombro .
Ella se sintió terriblemente reconfortada al poder llorar a gusto , y fue capaz de decirle :
- Ay , Don Rafael, aparte de coserle el faldón de la chaqueta, voy a tener que lavársela y planchársela …que se la estoy poniendo perdida…
- Anda, mi niña , qué tonta estás ..- y le palmeó la espalda, recorriéndola con sus manos.
Y de nuevo la invadió el mismo sentimiento que cuando le abrazó en la recepción del hotel, mezcla de seguridad, confort …..y esa extraña cosquilla que le recorría su cuerpo , al percibir la cercanía del cuerpo de aquel hombre , al notar sus manos, tan cálidas y acogedoras , recorrer su espalda …le parecieron unas manos enormes , que podían albergar todo su cuerpo , infinitamente protectoras, nada malo podía pasarle mientras aquellas manazas la abrazasen…
Y a la vez, la culpable sensación de sentirse atraída físicamente , porque de nuevo notaba que sus bragas se estaban empezando a mojar …y el deseo , que intentaba aflorar ante su resistencia ( porque esta sensación le resultaba muy incestuosa , ya que asemejaba a Don Rafael a una figura paterna ) , de que aquellas manos la tocasen por otras zonas de su cuerpo .
Y de nuevo sus pezones se irguieron como pitones , que casi le dolían, al percibir el delicioso calor que desprendía el pecho de Don Rafael a través de su abierta chaqueta , atravesando la fina y blanca camisa del visitador y su tenue blusa …y de nuevo recordó que no llevaba sujetador …
Así que Don Rafael debía de estar notando sus erectos pezones , igual que ella estaba empezando a notar , en su ahora húmeda entrepierna , la presión , leve pero firme , de algo que estaba aumentando de tamaño y consistencia de forma rápida .
Y es que Don Rafael no era de piedra , y estaba más en consonancia con los sentimientos de ella de lo que Cristina se imaginaba : había recorrido su cuerpo una necesidad de acoger a aquella compañera de su hijo , tan desolada y desesperada, que no pudo evitar ofrecerse a abrazarla, y se sintió muy reconfortado al ver como se deshacía en lágrimas y se relajaba y consolaba , pero después …
Comenzó a percibir la deliciosa suavidad de su cuerpo de mujer joven, su delicadeza, como si fuera una figura de porcelana , pero sintiendo su cuerpo , flexible, algo cálido, pero poco ( casi frio ) ,elástico y duro a la vez , con aquel delicioso perfume …
Y había algo que le estaba volviendo loco, y eran aquellas tetas : tan firmes, tan directamente aplastadas contra sus pectorales …no pudo evitar imaginárselas bajo sus manos , adivinando su forma , la suavidad de su piel , su redondez , su elasticidad , su juventud ….
Cómo responderían a sus caricias, como su piel se pondría de gallina y sus pezones se contraerían …como ahora parecía que estaba sucediendo , ya que parecía iban a taladrar la tela de su camisa, casi clavándose en su pecho…
¿ Estaba Cristinita excitándose con su abrazo? Se quitó ese pensamiento de la cabeza , sintiéndose terriblemente culpable , ya que de lo que no le cabía duda era de que él si se estaba excitando, y su polla, traicionera como siempre, le estaba delatando con una erección incontrolable ,y probablemente ella estaba percibiéndola , ya que la tenía muy cerca , y juraría que levantaba el Tergal de su sufrido pantalón y se incrustaba entre las piernas de su protegida estudiante de Medicina.
Don Rafael efectivamente no andaba equivocado en absoluto, y ella se estaba dejando llevar por una corriente de un placer desconocido , que partía de sus tiesos pezones y recorría su vientre hasta sus ingles, para terminar directamente en su cada vez más mojado coño , que le parecía se resbalaba hacia un abismo de lascivia para dejar entrar a aquel instrumento que Don Rafael portaba y que crecía y crecía ….estaba sintiendo una sensación muy parecida a cuando se masturbaba, y calculó que aquella dureza que Don Rafael le ofrecía , podría llegar en cualquier momento a su clítoris ( que estaba sintiendo también pleno , ligeramente erecto como se le ponía cuando empezaba con sus caricias hasta correrse ; no en vano en clase de Anatomia habían hecho la analogía entre el pene masculino y el clítoris femenino ) , y entonces se correría sin remedio …
Este pensamiento la aterrorizó de repente y se separó, intentando que no se notase que lo hacía de forma brusca , e intentó transmitir una sonrisa de complacencia ; qué tontería , se sentía plenamente complacida, de modo que su cara reflejó lo que realmente estaba sintiendo .
- Ay, Don Rafael, discúlpeme…..pero me siento muy agradecida por lo que ha hecho hoy conmigo – y le ofreció una sonrisa de puro agrado.
El interpelado se sorprendió cuando ella deshizo el abrazo , pero a la vez se sintió aliviado, y avergonzado …un asomo de rubor asomó a sus mejillas , a la vez que juraría que su experimentada polla estaba comenzando a notar, antes de deshacer el abrazo, una deliciosa humedad entre las piernas de aquella estudiante tan virginal ….por cierto , ¿ seria virgen? Seguro que ya se habría acostado con alguien de la Facultad …buf, qué hacía pensando de aquella manera, pero es que estaba bien buena, y madre mía, ahora que se había separado, no eran imaginaciones suyas : los pezones se transparentaban nítidamente a través de su fina blusa ….¡¡ no llevaba sujetador!!
- No hay nada que agradecer, Cristinita, ya te digo que es como si fuese tu padre que te ha visto en un apuro…-acertó a decir, haciendo esfuerzos por no tartamudear , e intentando que no se diera cuenta de que lo ojos se le iban detrás de aquellos maravilloso pezones…qué ricos estarían, para lamerlos, succionarlos ,darles un mordisquito , dejar que el aire evaporase su saliva …( ese detalle sabia las volvía locas , igual que cuando se lo hacían a él en sus propios pezones , tan viriles pero igual de predispuestos a endurecerse )
Y Don Rafael no era el único que tenía que disimular sus miradas, ya que hablando de endurecimientos , el viril miembro de Don Rafael , tras la finalización del tórrido abrazo, quedó libre de la prisión que le proveía los muslos de Cristina, de modo que elevó la fiel tela del beige pantalón, ofreciendo una graciosa protusión en forma de pirámide , enmarcada por aquellos no menos fieles faldones, los cuales separaba para emerger, a modo de un delicioso telón , y sobre el cual , como si un lascivo arquitecto hubiese diseñado aquel maravilloso edificio, la hebilla de su cinturón de piel marrón , ejercía de frontón, cual Partenón de la virilidad ; el conjunto lo remataba la corbata, de aquel marrón que tanto gustaba de usar su poseedor , pero de seda , aportando un plus de elegancia , apoyándose tras resbalar sobre el maravilloso bulto , a modo de colgadura festiva de una celebración ; el blanco de la camisa aportaba un fondo de inocencia a todo aquel conjunto.
Ella de nuevo estableció la analogía entre aquella visión tan perturbadora y un helado, recordándola en concreto a un cono de vainilla , rodeado de chocolate , cubierto de nata y con un chorro de sirope achocolatado por encima …la boca se le llenó de saliva , provocando que ambos estuviesen enseguida casi chasqueando las lenguas y tragando saliva ante las perspectivas de utilizar sus lenguas , más definida en el caso de Don Rafael ( directamente lamer y chupar aquellas tetas ) y de una forma más confusa en el de ella ( que nunca había chupado una polla, a pesar de la insistencia de algún noviete , y la analogía repostera le resultaba más conocida) …
Y una guinda, redondita y oscura, que correspondía a una mancha de humedad que estaba creciendo justo debajo de la punta de la corbata , vino a culminar aquel fantástico postre que se estaba imaginando .
Ella lo interpretó como unas gotas de orina que habían quedado rezagadas tras ir a mear, como había visto que a veces le ocurría a su padre ; pero la realidad era otra bien distinta .
Ambos fueron conscientes de las miradas del otro, y mientras Cristina se cruzaba de brazos y le sonrió, nerviosa, ocultando de esta manera sus tetas , Don Rafael, menos espabilado , se miró a la zona donde veía ella dirigía unas fugaces pero intensas miradas, observando, alarmado , que el entusiasmo que la visión y el tacto de los pezones de Cristina habían sido mucho más intensos de lo que esperaba.
Y es que las erecciones de Don Rafael, que como todo hombre sentía , nunca habían sido tan evidentes como esta , permaneciendo discretamente ocultas bajo sus fieles calzoncillos y holgados pantalones .. . y sobre todo , cubiertas por los faldones de sus chaquetas: no sabía que había ocurrido esta vez, hasta que una idea asomó a su mente.
Y es que la erección había provocado sobre el aparato genital del visitador, que ante una hipotética penetración, comenzase a segregar liquido preseminal, del cual la polla de Don Rafael era una buena fuente en circunstancias como aquella ; los calzoncillos habían comenzado a empapar aquel elixir , pero no pudiendo absorber más cantidad, se habían quedado cortos a la hora de ejercer de improvisado pañal, de modo que no había quedado otra opción que invadir el Tergal del pantalón , mostrando aquella mancha que iba camino de alcanzar el tamaño de Australia .Con esta teoría , Don Rafael se quedó tranquilo , aunque maldiciéndose a si mismo , al recordar las advertencias que sobre la edad de sus slips emitían su hijo y su esposa, e igual tenían razón : probablemente era hora de sustituirlos por otros nuevos , y así no ponerse en evidencia como le estaba sucediendo ahora .Pero había algo más que no tardaría el gentil delegado farmacéutico en descubrir.
Y justo en ese momento , en que respiraba ya tranquilo, aunque tremendamente avergonzado ,y se disponía ya a abrocharse la chaqueta , cuando se paró a pensar en si no sería un gesto que haría que su invitada se apercibiese de aquella inoportuna muestra de alegría por su parte ( como diría Mae West ).
Dudando entre si hacerlo o no, le seguía ofreciendo a la extasiada estudiante aquella vista prodigiosa y tan extraña para ella , que empezaba a sentirse divertida al darse cuenta del embarazo que estaba sintiendo su anfitrión , y , lejos de intentar poner fin a aquella tortura , lo tomó como un juego, de una forma totalmente inocente ,pues nunca se había visto en semejante tesitura .Pero en esto que advirtió que el rostro de Don Rafael se estaba congestionando y lo notó algo azorado, de modo que decidió utilizar la misma excusa usada en el ascensor , para disimular sus miradas.
- Don Rafael, no se preocupe, que ahora mismo bajo a por el hilo y la aguja, y le coso la chaqueta , que un delegado tan elegante no puede ir así por el mundo…- y de nuevo se acercó ,solicita ,a tomar entre sus dedos la traicionera tela .
- Uh, si, gracias…- llegó a musitar el visitador , al ver que el objeto de su excitación se acercaba de nuevo, y tomaba la tela del faldón descosido , alzándola , de modo que dejó al aire toda la gloria del inoportuno empalme .Decidió que era más prudente seguir como si tal cosa, creyendo ( ó queriendo creer ) , que ella , efectivamente, se estaba preocupando por su descosida chaqueta y no por su juguetón miembro .
- Vaya, vaya. Parece que se ha descosido un poco más…- murmuró ella, aprovechando que tenia la mirada en dirección a la fabulosa bragueta de Don Rafael para poder admirarla a gusto . Percibió un leve movimiento , justo bajo donde la mancha seguía creciendo , advirtiendo que la tirantez del Tergal alcanzaba ya una buena tensión , pareciendo que iba a perforarse en cualquier momento .
Y entonces, cuando notó un nuevo empuje de su casa vez más tiesa polla , fue consciente de un hecho que hasta ahora no le había ocurrido : y fue notar, sobre la sensible piel de su glande, que hasta este momento había permanecido resguardaba bajo su prepucio, el roce áspero de una tela distinta a la del suave y gastado algodón de sus fieles calzoncillos Abanderado , y tardó un instante en darse cuenta que la `punta de su polla se apoyaba directamente bajo el Tergal .
¿ Se habrían roto sus queridos calzoncillos? Se había puesto justo unos que tenían un agujero a la izquierda de la abertura de la bragueta , y de nuevo se acordó de las advertencias de su mujer y de su hijo acerca de la optimización que del uso de las prendas intimas ejercía Don Rafael, y de nuevo se maldijo , prometiéndose salir esta misma tarde a comprarse unos nuevos .Intentando hacerse un plano mental de cómo podrían haberse roto, imaginándose su propia polla abriéndose paso a través del agujero .
Aquel empalme iba a más y más , especialmente ahora que casi sentía el roce de los dedos de aquella muchacha tan cerca de aquella zona ; Cristina, extasiada ante la envergadura que estaba adquiriendo aquel prodigio , se quedó embobada mirando como la humedad invadía la hasta entonces beige tela , que adquiría un tinte marrón muy acorde con el resto de la indumentaria .
Y entonces la punta de la corbata resbaló graciosamente a un lado, traccionada por el empuje de aquel fabuloso bulto, tapando la mancha del pantalón ; ello le hizo sentir a Don Rafael un leve roce en aquella zona tan sensible de su anatomía, ya que solo le separaba el empapado Tergal ,y tuvo que hacer tremendos esfuerzos para no correrse en ese momento .
Cristina lo sintió, inquieto , disimulando todo lo que podía para que no se diese cuenta , y decidió soltar la tela que tenía en sus manos , intentando transmitir una total normalidad al atribulado compañero de habitación .
Don Rafael respiró , aliviado, pensando que el faldón iba a cubrir aquella indiscreta evidencia del entusiasmo que le producía la presencia de Cristina ,aunque a duras penas consiguió su objetivo, tapando parte de la enorme mancha de presemen que ocupaba ya una buena zona a la izquierda de la estirada bragueta , junto a la corbata ; tieso como un junco, casi sin atreverse a respirar, aprovechó para retirarse y cambiar de posición .
- Bue…bueno, tengo que ir al baño, discúlpame, Cristinita – acertó a decir, con la cara congestionada como nunca lo había estado antes .
- Claro, Don Rafael, voy a aprovechar para bajar a recepción a por el hilo y aguja …- y se fue, sonriéndole con alegría …y cierta picardía.
Don Rafael quedó solo, entre avergonzado y enojado por la situación , y , casi resoplando de furia, aprovechó para desabrocharse el cinturón , para a continuación hacer lo propio con el botón del pantalón , y bajarse la cremallera con cuidado, no fuera a pillarse la polla con las prisas .No, los fieles calzoncillos estaban intactos , y rápidamente dio con la solución al enigma, riéndose de su propia ingenuidad , ya que su polla erecta, aunque dura, no iba a ser susceptible de horadar el algodón, por gastado que estuviese.
Y era la siguiente : el algodón del calzoncillo , húmedo y empapado, había favorecido que su erecto miembro resbalase por la abertura lateral de la intima prenda , aquella por la que habitualmente se la sacaba para mear ; era verdad que los fieles calzoncillos estaban tan traqueteados, y había sacado su miembro tantas veces por aquella abertura para favorecer la micción, que recordaba muchas veces como casi necesitaba apenas algo más que bajarse la cremallera , y la polla casi se le salía sola, precisando solo un leve giro de muñeca y de dedo para sacarla .
Así que no le extrañaba lo más mínimo que ante aquel inesperado empalme, se saliera por la zona prevista para ello; y allí estaba , su compañera de fatigas , que asomaba exultante por la abertura del empapado calzoncillo.
Se le ocurrió aliviar la tremenda excitación que sentía haciéndose una buena paja , que después del mal rato se la había ganado a pulso , pero se sintió culpable, ya que obviamente la causa de la erección no era otra que Cristinita, y rápidamente el empalme bajó, justo para , mientras se metía a toda prisa su ya medio relajada polla bajo los malditos calzoncillos( por la misma abertura que había favorecido su salida) , escuchaba llamar a la puerta , ya que su invitada volvía ya con aguja e hilo ; eso sí, tuvo la precaución de ponerla a buen recaudo, hacia la derecha ( le costó trabajo , ya que él cargaba a la izquierda ) , y , a la vez que se subía la cremallera y se abrochaba el pantalón, fue a abrir la puerta .
- Cuando quiera, Don Rafael, ya traigo aguja e hilo marrón …deme su chaqueta, por favor .
Don Rafael, obediente, se la quitó , y de nuevo advirtió que ella miraba hacia su bajo vientre…¿ qué diantres ocurría ahora?
- Don Rafael, creo que se le ha desabrochado el cinturón – dijo, divertida, viendo como colgaba el marrón cuero a cada lado del pantalón, junto a la dorada hebilla ..le resultó, sin saber porqué, terriblemente atractivo de aquella manera - ¿ no se le habrá roto también? – dijo,añadiendo cierto deje humorístico .
- Joder- dijo el interpelado, visiblemente enojado- vaya con la ropa …- y se miró el cinturón, perplejo , mientras la miraba – si no está roto, es que solo….
Ella no pudo evitar sonreírse , y Don Rafael, mientras se ajustaba el cinturón, desapareció hacia el cuarto de baño , visiblemente enfadado.
¡¡ Qué guapo estaba Don Rafael cuando se enfadaba ¡¡