Cristiana esposa pero mujer viciosa
Gloria es una mujer casada y fiel esposa que disfruta morbosamente las historias de otros. Al final llega su turno de conocer el placer infiel, entregándose con ansias a otro hombre.
Gloria era una antigua compañera de trabajo, ella estaba en el departamento financiero. A pesar de que sólo nos veíamos de vez en cuando, nos llevábamos muy bien. No era una mujer espectacular pero sí tenía muchos puntos positivos: simpática, agradable, guapa, un buen cuerpo. Una mujer muy equilibrada y que producía atracción y deseo.
Gloria era una mujer casada y una convencida creyente, defensora de la iglesia. No era una fanática anticuada, sabía vestir con un toque sensual pero nunca se atrevía a caer en el descaro. Era una católica de los tiempos que corren, con una compleja dualidad entre lo moderno y lo antiguo.
Siendo casada y de ideas morales estrictas, uno no podía esperar un acercamiento a ella, ni siquiera cabía intentar insinuarse. Un punto sin embargo que abría espacio a la duda era su femenino instinto de querer saber todo de la vida de los demás. Sobre todo se notaba que disfrutaba oyendo a sus compañeras solteras narrar las aventuras que tenían con otros chicos. Cuando se formaba una pareja en la compañía era de las que más lo celebraban. Y es que al final se notaba que a Gloria le gustaban mucho las historias con un punto sexual, las relaciones de otros. A veces seguía preguntando más allá de lo prudente y cuando llegaban los detalles más picantes se sonrojaba pero quería oír más.
Me parecía a mí que además de curiosidad, había excitación y morbo por su parte. Pero en un ambiente tan recto, con una mujer casada, no había mucho que hacer.
Pasó el tiempo y los dos cambiamos de trabajo, mantuvimos algún contacto esporádico por correo electrónico, lo típico de felicitar las navidades y cumpleaños. En algún momento pensé si podría por correo tantear a una mujer tan cristiana y de ideas claras. Así, se me ocurrió contarle una historia, sobre un compañero de mi trabajo inventado. Mario estaba teniendo una relación con otra compañera dentro de la empresa. No le di muchos detalles, simplemente quería saber si captaba su atención o no.
Efectivamente, Gloria quiso saber más sobre Mario. Me pareció curioso que en lugar de responder meses después lo hiciera tan seguido. Le seguí buscando las cosquillas. Le iba inventando detalles sobre ese tal Mario, y ella siguió queriendo saber. Nos intercambiamos varios mensajes, hasta que llegué a decirle que lo siguiente ya era muy personal y privado y que sólo podría contárselo si juraba que no se lo diría a nadie. Un truco muy viejo, pero que funciona.
Gloria estaba ansiosa por conocer detalles sobre Mario y no dudó en jurar que no diría nada. De ahí poco a poco fuimos llegando a que su marido no podría saber nada sobre eso. También le pareció bien. Al final pasó a ser una historia por correo entre Gloria, yo...y Mario.
Era fácil comprobar que le excitaba todo esto. Respondía con ansias que no sabía controlar. Se liberaba a través del teclado, porque pensaba que no estaba obrando mal. ¿Qué me puedes contar sobre Mario? era su habitual pregunta.
Al final, Mario era tal y como yo quería. Acorde a lo que me parecía que ella necesitaba oír. Mario estaba liado con Natalia, que trabajaba en recursos humanos. Mario en el departamento financiero. Mario era un hombre muy atractivo, muy alto, guapo, deportista y de piel bronceada. Natalia era la afortunada pero otras chicas también suspiraban por él. Mario me lo contaba todo, porque éramos muy buenos amigos.
De contar generalidades, pasé a entrar en detalles sexuales. Se me ocurrió decirle a Gloria, que estaba muy interesada en saber todo sobre Mario, que Mario mantenía juegos sexuales con Natalia, su compañero de trabajo. No le dije mucho más pero pronto Gloria quiso saber más. Ahí le recordé que lo que le contaría sería muy íntimo. Ella quiso saber.
"Mario me ha contado que a veces le pide por correo electrónico interno a Natalia que le traiga un café. Y eso significa entre ellos que quiere que le traiga las braguitas que lleva puestas".
No le dije mucho más pero noté que Gloria estaba cachonda perdida al otro lado. Siempre necesitaba saber más, a pesar de que le parecía mal.
"Yo mismo la he visto traerlas, lo hace con disimulo, dentro de una carpeta, pero si sabes lo que trae, te das cuenta. Y si lo sabes también notas como luego Natalia camina con el trasero liberado, ni una marca de ropa interior se le nota en los pantalones."
Le iba contando pequeños detalles como estos para luego caer de nuevo en pequeñas intrascendencias. Gloria, al otro lado, siempre quería saber de esas historias sexuales, aunque se contenía en preguntar su falta de costumbre la hacía acabar siendo muy clara y directa. "¿Ayer le pidió a Natalia que se quitara las braguitas?
Lo siguiente era hacer que ella se implicara. "Mario está bien con Natalia pero le cuesta estar mucho tiempo con la misma mujer. Y es que todas se fijan en él. Mario me dijo ayer que quería que Natalia le hiciera una mamada en la oficina, que andaba buscando la forma y el modo en que eso fuera posible, sin ser descubiertos claro está."
Lo dejé caer y bueno, al final Gloria acabó insinuando una posible vía para provocar el encuentro; Inviable dentro del mundo real pero que demostraba que al menos había estado pensando en cómo esto podría llevarse a cabo. Ella estaba trasladándose a esa escena: ella quería chupársela a Mario.
Al final le conté que quedaban en el sótano del edificio, un tanto abandonado y que allí Mario quedaba con Natalia con cierta frecuencia y que a ella le tocaba chupársela cuando él quería.
Pensé que todo esto escandalizaría a Gloria pero para nada fue así. Siguió interesada en todo esto. Un día me pidió una foto de Mario, para hacerse una idea de toda la historia. Le conté que no podía pedirle una foto a un compañero de trabajo, o pensaría que soy homosexual. Le dije que tendría que contarle sobre ella, que era ella la que la quería.
Gloria estaba más interesada en Mario de lo que pensaba, al final no le importó si con eso conseguiría la fotografía. Le volví a escribir, contándole que Mario estaba dispuesto a enviarle una él mismo, pero que ella tendría que enviarle alguna suya primero. Ella me mandó una muy solicita. Le dije que se la había pasado a Mario y ya le pasé el testigo a este amigo virtual. A partir de ahí, fue él quien se puso en contacto con Gloria.
Mario le dijo que era una chica muy guapa pero que él quería una foto un poco más "completita". Al final Mario convenció a Gloria de que una buena foto de cuerpo entero sería necesaria.
Gloria estaba resultando más crédula de lo que podía esperar. Al final fue ella la que acabó pidiéndome que quedáramos para que le hiciera alguna foto del gusto de Mario, porque tenía mucha curiosidad por conocer cómo era físicamente.
Quedamos en que yo me desplazaría hasta su casa, por facilidad de los dos. El día antes de nuestra cita Mario (o sea yo) le mandó un mail explicándole que tenía una amiga suya maquilladora que podría prepararla para las fotos. Gloria se mostró encantada, máxime cuando la maquilladora se desplazaría a su casa ese mismo día.
La maquilladora en cuestión es una amiga mía que además es una excelente profesional que ha trabajado mucho en cine. Ella se prestó a seguirme el juego y cuando estuvo maquillando y peinando a Gloria, todo el tiempo le cantó las alabanzas de Mario. "¡Qué hombre!, tiene un tipazo increíble, tan masculino, tan atractivo. ¡Qué envidia que haga esto por ti!"
Me gustó cuando volví a ver a Gloria después de tanto tiempo. Ahora la veía más sensual que antes. Por supuesto todo esto era provocado por el intercambio de correos entre ambos, al saber que a pesar de todo, era una mujer morbosa. El trabajo de maquillaje y peluquería de mi amiga por supuesto era una gran ayuda.
Después de romper el hielo me dispuse a tomarle unas fotografías. Ella iba vestida muy atractiva pero discretamente. Una blusa oscura cómoda y una falda larga negra, con medias y zapatos. Le fui haciendo unas fotografías mientras ella posaba. Pero viendo que no hacía más que eso le comenté que Mario no quería unas fotos así, sino algo un poco más "alegre".
Ella al principio se hizo como la que no entendía, pero me hice el ofendido. Había recorrido muchos kilómetros para ayudarles y ahora ella estaba haciéndome perder el tiempo. Gloria me acabó pidiendo perdón. Me dijo que lo entendía pero que le costaba. Al final cerró la puerta de su casa por dentro. Me dijo que su marido no llegaría hasta mucho más tarde, por eso habíamos quedado a esa hora, pero que por si acaso.
Ahora me tocaba disfrutar de todo. Se cambió en su habitación y volvió al salón, esta vez con prendas muy sugerentes. Un top ajustado, una falda más corta. La hice que posara un poco, nada descarado pero sí con posturas sugerentes. En mitad de todo sonó mi teléfono. Interrumpí la sesión e hice que era como que atendía a Mario. Notaba como Gloria trataba de entenderlo todo, yo hacía como que no prestaba atención a que ella estaba al lado. "No, no sé si ella va a querer...". "Se lo cuento y ya te digo luego, Mario."
Al final le dije a Gloria que Mario se había hecho a la idea de que las fotos serían en ropa interior, que yo no estaba de acuerdo con eso pero que se lo contaba. Después de mucho pensar, Gloria se marchó sin decir nada y me dejó solo en el salón. Sinceramente, no sabía lo que se traería entre manos. Pero al rato salió Gloria, esa mujer religiosa y amante de su marido. Era un conjunto de braguitas y sujetador blancos. Bastante sensuales, pero nada comparado con estar ante una mujer tan inaccesible semidesnuda y siendo ella la que te pida que le hagas unas fotos.
Pero Gloria se prestó y poco a poco fue venciendo su timidez. Y con ello cada vez le iba pidiendo cosas más eróticas. Al final le dije que se pusiera como Natalia haría en el almacén cuando se la chupaba a Mario. Y para mi sorpresa, se prestó a ello. Arrodillada en el suelo, fingiendo que se metía toda la polla de Mario en la boca, me permitió algunas fotos inolvidables.
A Gloria le gustaban las fotos que le iba haciendo. No en vano la cámara profesional y el maquillaje le estaba haciendo un book de fotos estupendo, algo por lo que habría tenido que pagar mucho dinero. Ella veía las tomas en la pantalla de la cámara y decidíamos cómo continuar.
Así poco a poco le pedí que buscara ropa interior especial, algo más erótica, que usara para momentos especiales. Quizás tenía un tanguita, un sujetador más sensual. De nuevo se marchó a la habitación y volvió al rato con un conjunto que quitaba el hipo, estaba excitado todo el tiempo pero esto me hizo reaccionar de golpe, sintiendo cómo se me ponía durísima la polla.
Gloria siguió desfilando para mí, entonces le pedí que fuera un poco más atrevida.
- Bueno, ¿No te parece esto lo suficientemente atrevido? - dijo Gloria.
- Sí, pero digo alguna foto más valiente, ¡Que no te atrevieras ni a enseñar a tu marido! - le dije.
- ¿Cómo que enseñarle las fotos a mi marido? Ni se te ocurra. - dijo Gloria algo asustada.
- No es eso. - la tranquilicé. - Lo que te digo es que estas fotos podrías enseñárselas a tu marido y no se asustaría. Pero hagamos algunas algo más picantes. - le dije a Gloria. - Por supuesto que estas fotos sólo las veremos tú yo y Mario, no se las voy a enseñar a tu marido.
- Claro que no, esas fotos no las debe ver nadie más.-dijo Gloria.
- Eso no lo dudes. Y ahora enséñame un poquito más. Quiero que hagas como que te quitas el sujetador.
Efectivamente, esto funcionó. Gloria entendió que tenía que seguir adelante y se medio quitó el sujetador, tapándose los pechos con las manos y parte de la tela. Así le hice unas cuantas fotos más. Sus pezones estaban bien duritos y ya casi podía verlos con totalidad. Bajé un poco la luz para una sesión más íntima. Le seguí sugiriendo cosas y ella siguió colaborando.
Ponte de espaldas, a cuatro patas, con la espalda arqueada para abajo. - Y me obedeció.
Dame el sujetador. - le dije. - En esa postura no se ven los pechos y queda muy sensual.
Gloria me dio el sujetador y ya no lo solté. A pesar de que llevaba tiempo casi viéndoselos, al estar libres de toda sujeción pude percibir la belleza de sus pechos. Eran bastante grandes y los pezones de un marrón oscuro, apuntaban hacia arriba sugerentemente.
Le hice unas cuantas fotos más así. No se atrevía a descubrirse los pechos totalmente y aunque al principio esta coquetería me gustó, luego me empezó a irritar su timidez a pesar de haber llegado tan lejos voluntariamente.
-Gloria, quiero verte los pechos. Quiero que me muestres tus tetas.
Gloria se hizo la distraída y siguió haciéndolo como antes, pero no mostrándose en su plenitud.
Venga Gloria, ahora como si fueras una actriz porno, como si quisieras excitarme.
Eso no. - Dijo Gloria. - Nada de eso. Dame el sujetador ahora mismo.
Y como no se lo diera, se marchó a su habitación y a los pocos instantes salió vestida casi como al principio de todo.
- Está bien. - le dije al verla tan enfadada. - Pensé que teníamos un trato pero ya veo que no. Me marcho y ya está. - y empecé a marcharme.
- Es que te has pasado mucho. - me dijo ella. - Yo no soy ninguna guarra de esas. Quiero que te vayas.
Era increíble que después de haberme estado deleitando de esa manera ahora se comportara así.
- Entonces no hay trato. - le dije. - Me reservo la opción de mostrar estas fotos a quien me parezca.
- Dame esas fotos ahora mismo. - dijo Gloria. E intentó quitarme la cámara, sin éxito.
- ¿Qué haces? Estate quieta le dije y la aparté a un lado.
- Venga, dame las fotos ahora mismo. - me dijo una vez más.
- No te voy a dar las fotos. - insistí.
Cuando Gloria vio que no podría conseguir las fotos por la fuerza se serenó un poco. Entonces le dije:
- Mira Gloria, te has estado contoneando ante mí durante más de una hora. Y ahora me dices que no eres una fulana. Estoy de acuerdo con eso, pero tendrás que reconocer que has estado comportándote como poco de forma poco decente, ¿No te parece?
Y como no me respondía, continué.
- Gloria, si no quieres que le enseñe estas fotos a tu marido, que no dudes que lo haré, vamos a seguir con la sesión de fotos como hasta ahora. ¿No crees que lo estábamos pasando bien?
Ella callaba pero asintió con timidez.
No está bien eso de llegar tan lejos, de mostrarte tan seductora, y luego querer parar sólo cuando a ti te parezca. No te he tocado ni un pelo y ahora de repente te cansas y se acabaron las fotos. Eso no es.
Es verdad. Lo siento. - dijo Gloria.
Y como quería confirmar que estaba de acuerdo con todo, le dije.
- Reconocerás que te has comportado un poco como una calentona, Gloria.
- Me he estado comportando un poco como una actriz porno. Tienes razón. - me dijo Gloria.
- Eso es, nos vamos entendiendo. - Le dije a Gloria. - Ahora ¿Vamos a seguir con las fotos? Dime si quieres seguir con las fotos o si lo dejamos.
- Sí, quiero seguir con las fotos.
- ¿Y vamos a seguir tan lejos como yo te diga?
- Sí, haré lo que quieras, pero por favor no muestres esas fotos a mi esposo.
- De acuerdo. - le dije. - Si te parece haremos lo siguiente. Vamos a empezar de nuevo y olvidar todo esto. Voy a entrar contigo en el dormitorio y voy a seleccionar un modelo para que te lo pongas. Y seguimos tranquilamente con la sesión de fotos. ¿Qué te parece?
Gloria estaba encantada con la idea. Entre en el dormitorio y le dejé a Gloria la cámara mientras yo buscaba entre su armario. Me enseñó dónde tenía la ropa interior. Estuve mirando y todo me pareció bastante anodino, lo más excitante era indudablemente lo que había vestido anteriormente. Entonces vi en un cajón ropa que se veía arrinconada, de otras temporadas. Encontré una faldita de colegiala que, evidentemente era de sus tiempos de estudiante. Eso me dio la idea y la hice vestirse en torno a esa faldita. Le hice buscar unas medias oscuras aunque al final tomó unos pantys de licra y mientras tanto seleccioné una blusa blanca de su armario que no le quedaría nada mal. Para que quedase acorde a lo que tenía pensado, le quité el botón superior de forma que no pudiera anudársela completamente. También le di un sujetador blanco. Sobre las braguitas no indiqué nada.
La dejé a solas para que se visitera. Al rato salió de nuevo de la habitación. La visión resultó tremendamente morbosa. Lucía como una colegiala, aunque indudablemente con la serenidad de una mujer ya adulta. Con la blusa resultó que el botón de menos la hacía exageradamente escotada y podían contemplarse con comodidad sus pechos a través del sujetador.
-¿Qué te parece el modelo que he elegido para ti?
- Curioso. - dijo Gloria. - Debemos darnos prisa porque mi marido llegará en una hora. Tú dirás.
Gloria siguió desfilando como antes, con mayor desparpajo me atrevería a decir. Ante la premura le dije a las claras:
- No veas cómo me estás excitando, Gloria. Desde luego te ves como una modelo de lo más sensual. Con tu permiso me voy a quitar los pantalones que me están apretando donde ya sabes.
Gloria no dijo nada así que no dejé pasar la oportunidad. Junto con los pantalones me quité los zapatos y la camisa, quedándome en ropa interior. Gloria me observó con cuidado, sin ninguna mojigatería. He de reconocer que no estoy nada mal, suelo ir al gimnasio a menudo y eso a las chicas les gusta.
Continuamos la sesión así, mi erección era permanente y continua. Tras algunas fotos puse a Gloria de espaldas a mí, como tomando algo de suelo. Me acerqué a ella por detrás y la estuve orientando. Empecé tocándole las caderas. Cuando vi que no le molestaba le toqué más claramente las nalgas, por encima de la falda. Noté como un pequeño gemido. Estaba claro que estaba cachonda perdida. No cedí en mi postura y le pasé mi polla aún cubierta por la ropa interior, rozándole el culo. Algo en su cuerpo, tal vez institivo, hizo que se acercara a ella. Se quedó ahí de espaldas a mi y no se retiró ni un milímetro. Lentamente mi mano fue debajo de la falda. Allí pude comprobar cómo no sólo no llevaba ropa interior, sino que estaba mojadísima.
Me coloqué en el suelo, siempre de espaldas a ella y le bajé los pantys lo justo para meter mi lengua entre su chochito y su culo.
Lamí lentamente sus labios mayores, tan suaves y calientes que me daban ganas de morderlos para metérmelos completamente en la boca. Ella suspiraba de anticipación. Temblaba pero no se atrevía a moverse ni un centímetro, siguió de pie. Me entretuve lamiendo hacia arriba, hacia abajo, dando pequeños mordisquitos a los que ella respondía con ahogados gemidos y, finalmente, lamí todo su coño arrastrando mi lengua desde su agujero hasta su clítoris fuertemente. Lo repetí varias veces mientras ella gemía de placer y con dificultad se mantenía erguida. Sus jugos inundaban mi boca.
- Aaaaaaaah, aaaaah, síííí...
Entonces metí dos dedos en su coño, que entraron sin problemas, deslizándose en su flujo abundantísimo y, al tiempo que frotaba en círculos la parte superior de su vagina, lamí su clítoris, lenta y fuertemente a veces, rápida y fugazmente otras, acompasando mis dedos con mi lengua. Ella gemía sin parar y se veía que ya estaba cerca de correrse. Entonces paré y me levanté pausadamente para decirle:
- ¿No estarás pensando en correrte?
Fue mirarla a los ojos y verla tan caliente que no se podía contener el orgasmo inminente.
- Me encantaría que me follaras. - dijo Gloria, sorprendiéndome la franqueza de sus palabras. - Pero mi marido está a punto de llegar. Te la chuparé hoy pero por favor déjame que me corra nunca me habían hecho un sexo tan excitante y eso que sólo has empleado tu boca.
Miré el reloj, efectivamente ya estábamos en el horario en que su esposo podría llegar. Había estado demasiado tiempo comiéndole el coño. Pensé en rematarla, porque estaba tan cachonda que hasta la caricia de una pluma podría hacerla correrse, pero también pensé en mi propia excitación. Me desnudé por completo y le dije que me chupara la polla.
Gloria no lo dudó un instante, se la metió en la boca y empezó a chuparme el pollón. Lo hacía con dulzura y delicadeza, estaba tan caliente que con muy poco podía ponerme a punto de estallar. Pero no quería eso para Gloria, esa chica que lo mismo iba con una falda larga que se dejaba hacer fotos medio desnuda. Así que le dije:
- Verás Gloria, no sé cómo se la chupas a tu marido, pero así no se hace.
La noté muy turbada. Le dije que tenía que intentar metérsela entera en la boca. Sé que como la tengo muy larga y gruesa no es sencillo, pero le expliqué que debía intentarlo. Gloria empezó a cambiar su técnica, hacía verdaderos esfuerzos para meterse toda mi tranca por la garganta y lo agradecí ayudándole con unas buenas embestidas que me hicieron prácticamente follarle la boca. Paró un rato porque se atragantaba y salía gran cantidad de saliva de entre sus labios. - Lo estás haciendo muy bien. - le dije - Pero ahora no pares. Y se la volví a meter en la boca, viendo cómo estaba logrando tragársela casi entera. Aprendía rápido a chuparla la muy putita. Le seguí dando bien duro por la garganta y poco a poco se fue acostumbrando a los embates y a tener tanta carne dentro de su cuerpo.
- Ahora me voy a correr dentro de ti, espero lo siguiente Gloria. - le dije - No dejes de chupármela mientras hablo. Si entiendes lo que te digo, mueve la cabeza de arriba abajo. Bien Gloria, me voy a correr y lo que quiero no es que te lo tragues, nada de eso. Quiero que mantengas toda la leche dentro de tu boca, que la guardes ahí dentro, cuando termine de correrme, que estoy a punto, quiero que me muestres la boca, y espero que esté llena de leche. Debería estarlo porque estoy muy excitado y mis huevos a punto de explotar.
Gloria asintió. Su rápidamente adquirida habilidad para las mamadas me hizo explotar lanzando largos chorros de semen sobre su boca, le costaba coordinar la respiración, controlar mis vaivenes y guardar en la boca toda esa leche pero hizo lo mejor que pudo.
En cuanto terminé la puse sobre el sofá, tumbada boca abajo y le seguí comiendo el coño. Gloria había perdido algo de excitación pero en pocos segundos estaba otra vez como una moto. No paraba de gemir, mientras lo hacía notaba como su boca seguía cerrada manteniendo gran cantidad del semen con el que me había corrido. Los cambios de ritmo lamiendo su clítoris la volvían loca, sobre todo cuando pasaba a dar lamidas lentas tras un ritmo mucho más lento. Ahí Gloria lanzaba una especie de berrido que me parecía casi animal. En algún momento noté que ya no podría más y aumenté el ritmo mientras notaba con sus convulsiones y su grito ahogado que estaba teniendo un intensísimo orgasmo.
-Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh. - gritó mientras no paraba de follármela con mi lengua.
Terminamos y rápidamente empezó a preocuparse por su marido. Me hizo una señal con el dedo hacia su boca, haciéndome ver que estaba todavía conteniendo mi corrida.
La mantendrás ahí hasta que llegue tu marido. Sólo entonces te la podrás tragar. Quiero que cuando llegue aún te quede el sabor a mi polla. Gloria me miró sorprendida pero había disfrutado tanto que no quiso protestar y entendió esta parte de nuestro acuerdo sin protestarlo. Le ayudé a cambiarse y limpiar un poco el desaguisado. Su marido llegaría de un momento a otro así que salí dejándole sola. Le dije:
Tenemos asuntos pendientes. Gloria sonrió y asintió, ella lo había disfrutado aún más que yo. Me marché. Luego me confesó que se tragó la leche antes de que llegara su marido. Eso le costó un castigo, pero esa ya es otra historia.