Crimen y Castigo

En mi empresa he descubierto una estafa, el jefe de personal y la psicóloga que se encarga de las pruebas de acceso para los nuevos empleados me están engañando.

La mañana pasó sin pena ni gloria, pero visto lo que me encontré por la tarde podemos decir que la jornada fue bastante inquietante, como tenía por costumbre me pase por el pub de Mercedes a tomar algo y conversar un rato, la sorpresa me la llevé cuando al llegar estaba además mi amigo Rafa acompañado por dos tipos.

Cuando me aproximé me los presentó a uno de ellos ya lo conocía de oídas, se llamaba Pelayo y en cierta manera era quien había puesto en marcha el nuevo funcionamiento que se estaba dando al sótano del pub de Merce, el segundo se presentó como Jorge y parecía el tipo de persona que está acostumbrada a que los demás le obedezcan. La conversación que tenían con Rafa y Merce era al menos preocupante.

—     Señora Mercedes ya me ha comentado Rafael que está usted al corriente del tipo de espectáculos y servicios que le gusta a mi círculo de amistades, puedo decirle que todos acabamos muy satisfechos de la atención que nos brindaron aquí.

—     Me alegra saberlo. —  la mirada que le echó Merce a Rafa no era precisamente muy alegre.

—     El caso es que nos gustaría celebrar otro evento este fin de semana ¿Sería posible?

—     Sí sería posible, supongo que sería del mismo estilo que el anterior.

—     Bastante similar, en realidad nos gustaría añadir una pequeña modificación en el espectáculo, querríamos añadir a dos participantes hombre y mujer para que participen en una sesión de dominación en directo. Ambos participarían como sumisos y ustedes tendrían que poner la parte dominante del espectáculo.

—     Eso no me gusta, tener a dos personas que no conocemos y no sabemos cómo van a reaccionar.

—     Podrán hacer con ellos lo que quieran, de hecho, me gustaría que fuese una sesión especialmente intensa. — Fue la primera vez que Jorge abrió la boca.

—     No sé no me acaba de convencer.

—     Miré voy a poner las cartas boca arriba. En mi empresa he descubierto una estafa, el jefe de personal y la psicóloga que se encarga de las pruebas de acceso para los nuevos empleados me están engañando.

—     Eso es un tema para denunciar a la policía, supongo que tendrá pruebas.

—     Tengo pruebas más que suficientes para mandarlos a la cárcel, pero quiero darles un buen escarmiento, les voy a dar una demostración clara de que les pasa a los que quieren estafarme.

—     Nosotros no queremos líos, no vamos a hacer nada ilegal.

—     No habrá nada ilegal, ellos colaborarán voluntariamente.

—     ¿Un jefe de personal y una encargada de selección voluntariamente?

—     Ellos están contratando empleados de perfil bajo y dándoles unos sueldos enormes, aunque la realidad es que la mayor parte de esos sueldos no van a los trabajadores, estoy perdiendo gente que sería muy válida para la empresa y contratando incompetentes.

—     Ya.

—     Lo pueden ver de primera mano, les puedo dar el examen que hacemos a los aspirantes, uno de ustedes puede presentarse a las pruebas y ver qué es lo que pasa.

—     Yo lo haré, me parece divertido. — Por primera vez metí baza en la conversación.

Jorge sacó una carpeta del maletín que llevaba y me la entregó, luego le di mis datos personales para que me concertará la prueba.

Y a la tarde siguiente allí estaba yo dispuesto a hacer un examen para entrar a trabajar, me había estudiado el examen que me pasó Jorge y aunque había preguntas complicadas, al ser tipo test había sido sencillo memorizar las que no conocía.

El edificio era impresionante, íntegramente construido en acero y cristal, solamente tenía cinco plantas, pero era bastante grande, la recepción era lujosa, me dieron una tarjeta magnética para los tornos de control de acceso. En el ascensor iba pensando en mis cosas, nunca jamás había ido tan tranquilo a examinarme.

Había una mujer morena esperándome, la reconocí por la descripción que me habían dado, se presentó como la encargada de selección, era guapa pero no resultaba llamativa, llevaba un traje chaqueta que le sentaba muy bien, me fije en su culo mientras me precedía camino al despacho donde haría el examen.

Al entrar me ofreció asiento y estuvimos hablando unos minutos, repasamos el curriculum que le había mandado por mail, hablamos del sueldo, beneficios sociales y demás condiciones de trabajo en la empresa, finalmente me dio el examen que tenía que hacer, nada más dármelo puso en marcha un cronómetro.

El examen era exactamente el mismo que había estudiado, hice un poco de tiempo para no dar la impresión de ir muy sobrado, para disimular un poco más falle un par de preguntas, las que parecían más complicadas, sacar noventa y ocho sobre cien era más que suficiente.

Firmé la última hoja de las cinco que componían el examen y se lo entregué un par de minutos antes de acabar el tiempo estipulado. Me acompañó al ascensor y se despidió con formalidad, no detecté en ella la más mínima calidez, no hacía nada por ganarse la simpatía de los demás, lo cual hubiese sido muy de agradecer con alguien que se está jugando un puesto de trabajo.

Me olvidé del tema hasta el día siguiente que habíamos vuelto a quedar en el pub de Mercedes, al llegar ya estaban esperándome, también había llegado nuestra amiga Luisa, a la que Mercedes estaba poniendo al día de toda la historia. Jorge no se estuvo con rodeos y directamente me dio una carpeta con los resultados de mis evaluaciones.

Cuando lo vi no me lo creía, el resultado de mi examen era de cuarenta y cinco sobre cien, pero la evaluación personal era todavía peor, la muy puta había puesto que tenía problemas para comunicarme, que me distraía con facilidad, en resumen, me había dejado como un perfecto inútil.

Al mirar las hojas del examen vi rápidamente lo que había hecho, la primera hoja donde estaban mis datos personales rellenados por mí y la última donde estaba mi firma eran las originales, pero había cambiado las hojas centrales, Jorge tenía razón era una auténtica cabrona.

—     Esta hija de puta ha cambiado las hojas.

—     Algo así me suponía, cuando me dio los resultados esta mañana. Muy bien, ¿Los traemos el sábado?

Mis abogados ya tienen todo listo, tenemos pruebas más que de sobra para enviarlos a la cárcel una buena temporada, firmarán lo que les pongamos delante por la cuenta que les trae, todo lo que les hagáis estará consentido.

—     Muy bien yo me encargó de ella, ¿Quién se encarga del tipo?

—     Yo misma, pero necesitaré comprar algunas cosas. — Luisa no perdió ni un segundo en ofrecerse.

—     Eso no es problema, comprad todo lo que necesitéis, tenéis carta blanca.

Rafa y Mercedes se quedaron discutiendo sobre el evento del sábado, por lo que nos habían dicho iba a venir bastante gente, seguramente tuviésemos que comprar algunas mesas y sillas extra. Luisa y yo fuimos a comprar unas cuantas cosas, cuando vi lo que estaba comprando Luisa me empecé a preocupar por el pobre desgraciado que las iba a sufrir.

Y llegó el sábado, el pub por la tarde estuvo abierto normalmente para los clientes habituales, a las diez de la noche se cerraron las puertas y a las once se volvieron a abrir, empezaba un nuevo evento en el sótano del pub Manhattan.

El sótano estaba acondicionado, mesas y sillas colocadas, el bar surtido y el personal dispuesto, a última hora nos había fallado Regina, pero Toñi y Luisa tenían la ayuda de Merce si fuese necesaria. Mercedes había venido vestida con un traje chaqueta negro combinado con una blusa beige, el conjunto le daba un aspecto serio y formal que la diferenciaba claramente de las camareras. Alfonso y Rafa también vestían de negro, pero en plan más informal.

Los invitados se fueron colocando según llegaban, cuando estuvieron todas las mesas ocupadas y servidas Jorge subió al escenario y cogió el micrófono.

—     Buenas noches señores y señoras, la mayoría de ustedes ya me conoce, pero hoy he venido acompañado por dos de mis más íntimos colaboradores, dos personas en las que deposité toda mi confianza para que me ayudasen en la gestión de mi empresa. Rodrigo, Arancha por favor subid aquí conmigo que os conozcan mis amigos.

Los dos interpelados miraban con cara de sorpresa, no se esperaban algo así y cuando subieron al escenario parecían un tanto cohibidos. Nada más subir un tipo enorme con pinta de guardaespaldas le dio una carpeta a cada uno.

—     Id leyendo eso por favor.

Jorge hizo una pausa mientras iban leyendo el contenido de las carpetas, según pasaban las páginas la cara les iba cambiando, creo que la expresión que mejor les definiría es que iban destiñendo hasta quedarse totalmente blancos, cuando a Jorge le pareció que habían leído bastante continúo hablando.

—     Estas dos personas llevan estafándome más de un año, los papeles que les he dado prueban su delito sin ningún tipo de duda, mis abogados me han informado que pueden pasar unos años en la cárcel además de embargar todos sus bienes.

—     Jorge por favor, no es lo que parece.  — El tal Rodrigo se atrevió a abrir la boca.

—     Cállate cabrón, ya me has tomado por tonto demasiado tiempo.

Pues sí me han estafado, pero me siento generoso, estoy dispuesto a perdonarles la cárcel, eso sí su delito no puede quedar impune, a continuación, les voy a dar a firmar dos cosas.

La primera su dimisión inmediata en los cargos que ocupaban en mi empresa.

La segunda un nuevo contrato, un contrato como trabajadores de otro sector, del sector del espectáculo, para ser exactos especializados en el entretenimiento para adultos, si se niegan a firmar cualquiera de los dos mis abogados empezarán inmediatamente con los trámites necesarios para llevarlos a juicio. Démosles unos segundos para que se lo piensen.

El guardaespaldas les dio una nueva carpeta y les habló durante unos segundos, ellos dos no sabían dónde meterse, cuchicheaban entre ellos con cara de pánico.

Pelayo en ese momento estaba en la barra con Merce y conmigo, no pude evitar preguntarle.

—     ¿Crees que firmarán?

—     Esto es lo que se llama una oferta irrechazable, lo que les ha dicho al darles los papeles es que es fácil pagar a gente dentro de la cárcel para que les haga la vida imposible, si se niegan van a vivir un infierno. No tienen opción.

Como había dicho Pelayo, los dos acabaron cogiendo un bolígrafo y firmando, Jorge recogió los papeles y los estudio cuidadosamente.

—     Estimados amigos, una vez terminado este pequeño formalismo, les solicito un fuerte aplauso para Rodrigo y Arancha, hoy debutarán en su nueva faceta artística.

Los asistentes aplaudieron con ganas, se veían muchas sonrisas, en ese momento Luisa subió al escenario y se llevó a los dos nuevos “artistas” detrás de las cortinas, se oyeron unas protestas y un par de minutos después unos gemidos ahogados.

Al salir estaban irreconocibles, la ropa elegante había quedado detrás de las cortinas, llevaban un collar de color rosa, un tanga del mismo color y al darse la vuelta les colgaba una larga cola peluda de color rosa que salía de los plugs que llevaban metidos en sus culos.

Luisa enganchó unas correas en sus collares y les llevó entre las mesas, un corto y lento paseo que se les debió hacer eterno, les hizo parar en cada mesa para saludar, tuvieron que aguantar el cachondeo y los buenos deseos para su nueva etapa laboral.

A partir de ahí a trabajar, Mercedes les puso a atender las mesas, allí iban ellos moviendo la colita entre las mesas, llevando bebidas y recogiendo copas vacías.

La noche continuo, las conversaciones en las mesas se mantenían animadas, la música era buena y el alcohol circulaba, pronto se empezó a notar que la gente quería algo más. Luisa se marchó a cambiarse, al reaparecer completamente vestida de cuero y con botas altas parecía mucho más intimidante. Volvió a enganchar la correa al collar de Rodrigo y le subió al escenario.

Una vez arriba se le notaba muerto de miedo, más aún cuando Luisa le ató las manos a una cuerda que colgaba del techo, le arrancó el tanga, ahí si le vio el miedo que tenía, la polla la tenía encogida a la mínima expresión, Luisa empezó a pajearle suavemente mientras le susurraba al oído, no sé qué le diría, pero empezó a empinarse y poco después ya estaba completamente empalmado.

Luisa sacó un cordón de su corpiño y le ató la polla y los huevos con rápidos movimientos, para rematar su trabajo le ató una campanita al cordón sobrante. Le dio un par de empujones para comprobar como sonaba.

Cuando ella cogió una cajita, la gente susurraba con curiosidad, al abrirla se vio claramente lo que era, había comprado tiras de cera fría para depilación, al verlo Rodrigo empezó a retorcerse intentando soltarse, un firme tirón del cordón de sus pelotas le hizó quedarse quieto.

Luisa empezó a pegar las tiras por todo el cuerpo de su víctima, cuando acabó parecía una momia el pobre. Ella le miró con una sonrisa perversa y le acarició la cara con una falsa ternura.

Miraba al público mientras sujetaba el borde de la primera tira, la arrancó con un movimiento rápido, luego empezó una especie de danza alrededor de él, arrancaba una tira giraba, la mostraba al público y cogía la siguiente, el público animaba y jaleaba entre risas, Rodrigo aguantaba como podía, pero algún grito se le escapó, cuando Luisa arrancó la última tira se quedó con la cabeza inclinada jadeando, parecía una gamba cocida con el cuerpo totalmente rojo.

Luisa hizó un gesto pidiendo silencio al público, de la cajita salió una última tira Luisa se la mostró al público y luego señalo los huevos de Rodrigo. La gente la animaba mientras él solamente pedía por favor que no lo hiciera, Luisa sujetó el cordón con fuerza para que no se moviese y pegó la última tira entre sus piernas y sobre sus huevos.

—     Unoooooo.

—     Dooooooosssss.

Y tiró, el aullido de Rodrigo se escuchó por toda la sala como si hubiese tenido un megáfono, Luisa no le dejó recuperarse desató sus manos y le volvió a poner la correa, lo llevó a cuatro patas por todo el escenario y al final ató la correa a una argolla en el suelo para que no pudiese incorporarse.

Para acabar su show Luisa sacó un consolador bastante grande con unas correas para sujetárselo a la cintura, se lo colocó firmemente y con gesto pícaro se quitó el corset de cuero que llevaba puesto dejando libres sus tetas. Se puso delante de Rodrigo para que la viese, el pobre hombre balbuceaba, Luisa le hizó besar sus botas como símbolo de su total rendición y sometimiento.

Se arrodillo detrás de él mientras echaba lubricante en el consolador, le arranco la cola y el plug y apuntó el dildo a su desprotegido ojete. El segundo aullido de Rodrigo llegó cuando de un empujón le metió dentro la mitad, se lo folló sin compasión durante un rato que a él se le debió hacer eterno, la ausencia de música permitía oír perfectamente la campanita que colgaba de sus huevos, balanceándose al compás de los empujones de Luisa.

Finalmente paró, le desató los huevos y la correa, le hizó ponerse de pie para saludar al público, la gente en pie aplaudía y vitoreaba a Luisa que estaba totalmente radiante, se bajó alegremente del escenario, a él le tuvimos que ayudar porque iba tambaleándose como si estuviese borracho.

Luisa se estaba bebiendo un botellín de agua cuando se le acercó Jorge.

—     Enhorabuena señorita, ha superado usted todas mis expectativas, ese desgraciado no olvidará el día de hoy en su vida.

—     Ha estado bien, me he divertido bastante.

—     Y ahora te toca a ti ¿ya sabes que harás con Aranchita? — Me miraba directamente.

—     Más o menos.

—     No te cortes es tan hija de puta como el otro o más.

Yo también me cambié de ropa para subir al escenario, me puse de lo más serio, traje negro, camisa blanca y corbata, cuando estuve preparado le puse la correa a Arancha y la subí al escenario.

Ella iba francamente asustada, la notaba temblar, había estado viendo lo que Luisa le hacía a su compañero y no las tenía todas consigo. Lo primero que hice fue atar sus manos al techo, dejé la cuerda bien tirante para que se sostuviese de puntillas.

Me puse morrearla mientras echaba su cabeza hacia atrás tirándole del pelo, no colaboraba mucho y tuve que tirar más fuerte, al final abrió la boca y pude explorarla con la lengua saboreando su rechazo.

Acaricie sus pezones, cuando empezaron a reaccionar los pellizque y los estiré pronto los tenía duros y prominentes, en ese momento aproveche para ponerle unas pinzas a las que había añadido dos pequeñas pesas de plomo para incrementar la sensación, no pareció que le gustase mucho pero allí se quedaron estirando sus pezones.

Me quité la chaqueta y la corbata, y cogí el látigo de colas, se lo enseñé para que viese lo que le esperaba, me miró y empezó a susurrarme que no que eso no, me pareció bien que opinara, pero para el caso que le iba a hacer, empecé a darle no muy fuerte por la zona de los hombros, poco a poco fui subiendo la intensidad cuando le daba por los lados alguna de las colas llegaba hasta sus tetas haciendo que gimiese.

Cuando tuvo la espalda bien roja solté el látigo y cogí una fusta para usarla en su culo y en los muslos, ya se quejaba abiertamente y cada golpe de la fusta le arrancaba un gemido, tenía un culo gordito de mujer sedentaria, cuando estuvo bien colorado, empecé a jugar con su plug sacándolo hasta la parte más ancha y volviéndolo a meter, cada vez era más sencillo según su culo se iba relajando.

Le saque el plug y le metí la polla, lo tenía lo suficientemente abierto como para entrase sin problemas, me puse a follárselo mientras le agarraba las tetas, notaba las pesas de sus pinzas golpeándome en las manos, jugué con las pinzas apretándoselas aún más mientras estiraba sus pezones. Tuve que parar al poco tiempo porque si no me corría sin remedio.

La desaté y la tumbé sobre la mesa con las piernas colgando y bien abiertas, me limpié la polla, saqué lo que tenía preparado, una funda para el pene llena de bultitos, aquello me apretaba un montón, no iba a disfrutar mucho, le acaricié el coño y estaba húmedo, no demasiado pero húmedo.

Llegaba la hora del puteo, mezcle en un vaso un poco de lubricante con pasta de dientes, embadurne la funda con aquel mejunje, que por cierto tenía una pinta bastante asquerosa, se la clavé de una vez lento y hasta el fondo, me quedé unos segundos esperando que la pasta dental hiciese su magia.

Cuando empezó a sentir el calor del dentífrico llego lo divertido, botaba como un caballo salvaje intentando aliviar el picor, la tuve que sujetar fuerte por las caderas mientras me la follaba, ella me dedicó una sarta de insultos que parecía no terminar nunca, ahí se notaba que era una mujer culta, que variedad y riqueza de lenguaje me demostró mientras la montaba.

El público se lo estaba pasando en grande viéndola botar y oyendo sus improperios, le estuve dando un rato más, aunque no demasiado, la puta funda me tenía la polla totalmente comprimida, cuando ya estaba agotada y se movía menos paré, le quité las pinzas y se la saqué, hasta espuma le salía del coño por la pasta de dientes.

Siguiendo el ejemplo de Luisa la hice incorporarse y saludar al público con una reverencia, no sé si nos aplaudieron más o menos que a Luisa, pero por ahí estuvo más o menos, cuando la solté salió corriendo al baño supongo que a refrescar los ardores que tenía en el coño.

Estaba tomándome un refresco para recuperarme cuando se me acercó Mercedes.

—     Parece que habéis triunfado, vaya par de brutos estáis hechos.

Antes de poder contestarle se acercó Jorge, tenía una sonrisa de oreja a oreja, le entregó un sobre a Mercedes, por los servicios de la noche dijo.

—     Ha sido una velada excelente, la he disfrutado muchísimo y creo que mis amigos también.

—     Me alegra, creó que ha sido un espectáculo variado y entretenido.

—     ¿Qué te ha parecido Arancha?

—     Está un poco blandita, le falta ejercicio y le vendría bien un poco más de tetas.

—     Mañana le pongo a hacer ejercicio y voy buscando una buena clínica, le pondremos dos buenas berzas.

Jorge se marchó, se le veía feliz, cuando Merce miró el contenido del sobre se quedó sorprendida.

—     Hay más de lo que creía, desde luego generoso es.

Mientras en una mesa dos mujeres hablaban, la más mayor tenía cogida la mano de su compañera.

—     ¿Qué te ha parecido?

—     Muy fuerte, no creo que me atreviese a tanto.

—     Piénsatelo Beatriz, lo puedes pasar muy bien.

ATLAS

Muchas gracias a Corsario,Morbo, GingerWoman y NinaSharp por sus comentarios, ayuda y opiniones, también a los que me han contactado por Mail, la mayor satisfacción que se tiene es poder comunicarse con los lectores. Prometo contestar a todos tanto por aquí como por mail.